♥︎○°「 Capitulo 27 」°○♥︎
[Narrador/a POV]
Green estaba sentado en el borde de su cama, con la guitarra descansando sobre su regazo. Sus dedos se movían suavemente sobre las cuerdas, tocando una melodía tranquila, casi melancólica. Aunque intentaba concentrarse en la música, su mente divagaba, volviendo una y otra vez a la imagen de Blue. Los recuerdos de la noche anterior revoloteaban en su mente, y no pudo evitar una leve sonrisa al pensar en lo cerca que estaban ahora. Sabía que las cosas entre ellos habían cambiado, pero esa conexión, ese algo más, aún no era oficial.
Un suave golpe en la puerta lo sacó de sus pensamientos. Levantó la mirada justo a tiempo para ver a Red asomándose al cuarto.
—¿Molesto? —preguntó Red con una sonrisa traviesa, aunque ya estaba entrando sin esperar una respuesta.
Green negó con la cabeza, dejando la guitarra a un lado. —No, para nada. ¿Qué pasa?
Red se dejó caer en la cama junto a él, observándolo con curiosidad. —Nada en especial. Solo estaba aburrido y te escuché tocando. Eres bueno, ¿sabes?
Green sonrió, algo incómodo por el cumplido. —No tanto. Apenas estoy aprendiendo.
Red lo miró con una ceja levantada, como si no creyera ni una palabra. —Vamos, no seas modesto. Aunque... —hizo una pausa y su expresión se volvió más curiosa—, ¿en qué estabas pensando mientras tocabas? Porque, admitámoslo, tenías esa cara de "estoy perdido en otro mundo".
Green suspiró, sabiendo que no podía engañar a Red, quien siempre parecía notar todo. —Solo... en Blue.
—Ah, claro. Blue. —Red sonrió, divertido. Se acomodó en la cama, apoyando los brazos detrás de la cabeza—. ¿Y? ¿Ya son novios oficialmente o qué?
Green apartó la mirada, sintiendo el calor subir a sus mejillas. —No... bueno, no todavía.
Red soltó una risa corta. —¿"Todavía"? Así que hay algo ahí, ¿eh?
—Sí, pero... no hemos hablado de eso. —Green tomó la guitarra de nuevo, pasando los dedos distraídamente por las cuerdas sin tocar nada en particular—. Todo es diferente ahora, pero tampoco quiero apresurarme. Quiero que sea... especial.
Red lo miró con una expresión más seria, lo que era raro en él. —Entiendo. Pero no esperes demasiado, Green. Si ambos sienten algo, ¿por qué no dar el paso? No siempre tienes todo el tiempo del mundo.
Green lo observó, notando un matiz de sinceridad en sus palabras, como si hablara desde su propia experiencia. Asintió lentamente. —Lo sé. Solo quiero hacerlo bien.
Red sonrió, palmeando el hombro de Green. —Haz lo que sientas, pero no pierdas la oportunidad. Blue parece el tipo de persona que vale la pena.
Green se permitió una sonrisa más amplia esta vez. —Sí, lo es.
Red se levantó, estirándose. —Bueno, yo debería buscar a Yellow. Seguro ya está harto de que desaparezca cada vez. Pero en serio, Green, no te lo pienses tanto.
—Gracias, Red. —Green lo observó salir de la habitación, quedándose de nuevo a solas con sus pensamientos.
Sus dedos volvieron a las cuerdas de la guitarra, pero esta vez la melodía que tocó sonó diferente, más alegre. Había algo reconfortante en las palabras de Red, y por primera vez en mucho tiempo, Green sintió que sabía exactamente qué debía hacer.
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Blue estaba recostado en el sofá, con las piernas estiradas y los brazos cruzados sobre su pecho. Había terminado de preparar el desayuno hacía un rato, pero no tenía hambre. En lugar de eso, su mente estaba atrapada en un torbellino de pensamientos que no lograba sacudirse. Miraba al techo, aunque realmente no veía nada, perdido en recuerdos y sentimientos que se entrelazaban.
Pensaba en Green. En cómo, sin siquiera darse cuenta, ese chico había cambiado todo para él. Había sido paciente, comprensivo, y poco a poco había conseguido que Blue dejara atrás el dolor de su pasado con Yellow. Había vuelto a sentirse amado, a creer que podía abrirse de nuevo. Pero esa felicidad venía acompañada de un miedo constante, uno que lo acechaba incluso en los momentos más felices: ¿y si Green se enamoraba de alguien más?
Blue cerró los ojos, tratando de calmarse. Había pasado antes. Yellow lo había dejado por alguien más, y aunque Green no era como él, la posibilidad aún lo aterrorizaba. Green era amable, encantador, y no era difícil imaginar que otros pudieran enamorarse de él. ¿Y si conocía a alguien más, alguien mejor que él? ¿Alguien más seguro, menos inseguro?
Se llevó una mano a la frente, frustrado consigo mismo. Sabía que no debería pensar así, que Green no le había dado ningún motivo para dudar de él, pero no podía evitarlo. Las heridas del pasado eran profundas, y por más que intentara ignorarlas, seguían ahí.
El sonido de una melodía suave llegó desde la habitación de Green, rompiendo el silencio de la casa. Blue reconoció el sonido de una guitarra, el instrumento que Green había comenzado a practicar hacía unas semanas. La melodía era tranquila, casi como si Green estuviera reflexionando a través de las cuerdas. Blue se quedó quieto, escuchando, y poco a poco sintió que su pecho se llenaba de una mezcla de calidez y melancolía.
No podía negar lo que sentía. Estaba enamorado de Green, profundamente, y eso lo asustaba. Pero al mismo tiempo, ese amor lo hacía sentir vivo, lo hacía querer arriesgarse de nuevo, aunque no supiera qué deparaba el futuro.
Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando escuchó pasos acercándose desde el pasillo. Blue levantó la cabeza justo a tiempo para ver a Green asomarse por la puerta del salón, con la guitarra colgada sobre su hombro.
—¿Qué haces aquí solo? —preguntó Green con una sonrisa, inclinando la cabeza mientras lo miraba.
Blue se encogió de hombros, intentando no parecer demasiado perdido en sus pensamientos. —Nada, solo... descansando.
Green frunció el ceño, notando algo en su tono. Caminó hacia él y se sentó en el borde del sofá, dejando la guitarra a un lado.
—¿Estás bien? —preguntó, mirándolo con esa preocupación genuina que siempre conseguía desarmarlo.
Blue dudó por un momento, pero finalmente asintió. —Sí, solo estaba pensando... en todo.
—¿En todo? —Green sonrió ligeramente, inclinándose un poco hacia él—. Eso suena... complicado.
Blue soltó una risa baja, aunque no había mucho humor en ella. —Lo es, un poco.
Green lo observó en silencio por un momento antes de hablar, su voz más suave esta vez. —¿Es por algo que hice?
—No, no es eso. —Blue negó rápidamente, sintiéndose culpable por haberlo preocupado—. Es solo que... a veces me cuesta creer que esto sea real. Tú y yo.
Green lo miró con curiosidad, inclinando la cabeza. —¿Por qué no sería real?
Blue desvió la mirada, nervioso. —Porque las cosas buenas no suelen durar mucho para mí.
Green permaneció en silencio por un momento, procesando esas palabras. Luego, lentamente, extendió una mano y tomó la de Blue, entrelazando sus dedos.
—Blue... no soy perfecto, y no sé qué pasará en el futuro. Pero lo que sí sé es que quiero estar contigo. Y no voy a ir a ninguna parte, ¿entiendes?
Blue lo miró, sorprendido por la intensidad de sus palabras. El nudo en su pecho comenzó a deshacerse lentamente, reemplazado por una calidez que no podía ignorar.
—Gracias, Green —susurró, apretando su mano.
Green sonrió y, sin decir nada más, se inclinó hacia él y le dio un beso suave en la frente, un gesto simple pero lleno de significado.
Blue cerró los ojos por un momento, dejando que esa sensación lo envolviera. Tal vez aún tenía miedo, pero en ese instante, con Green a su lado, decidió que valía la pena arriesgarse.
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Green mantuvo la mano de Blue entre las suyas, mirándola como si fuera algo frágil y valioso. El silencio entre ambos no era incómodo, sino lleno de algo profundo, algo que hacía que el corazón de Blue latiera con fuerza.
Lentamente, Green llevó la mano de Blue a sus labios y la besó con delicadeza, como si quisiera grabar ese momento en su memoria. Blue sintió un escalofrío recorrer su piel, y aunque intentó no parecer afectado, su respiración se volvió un poco más pesada.
—Blue... —murmuró Green, sin apartar la mirada de él—. No tienes idea de lo importante que eres para mí.
Blue parpadeó, sorprendido por la sinceridad en su tono. Quería responder, pero las palabras parecían atrapadas en su garganta.
—Desde que llegaste a mi vida, siento que todo tiene más sentido —continuó Green, todavía sosteniendo su mano—. Me haces querer ser mejor, querer hacerte feliz. Y no puedo prometer que siempre sabré cómo hacerlo, pero lo único que quiero es intentarlo contigo.
Blue sintió cómo sus ojos se llenaban de lágrimas, pero apartó la mirada rápidamente, intentando ocultarlas. Sin embargo, Green notó el gesto y apretó su mano con suavidad.
—Hey... no tienes que esconderte conmigo. —Green sonrió de lado, inclinándose un poco más cerca—. Yo estoy aquí para ti, siempre.
Blue finalmente lo miró, sus ojos brillando por las emociones que luchaban por salir. Tragó con fuerza antes de susurrar:
—No sé qué hice para merecerte...
Green negó con la cabeza, sin apartar la sonrisa. —No tienes que hacer nada, Blue. Solo sé tú. Eso es todo lo que necesito.
Con esas palabras, Green volvió a besar la mano de Blue, esta vez dejando que sus labios permanecieran un poco más, como si quisieran transmitir todo lo que sentía por él.
Blue no pudo evitarlo más. Sin decir nada, se inclinó hacia Green y apoyó su frente contra la de él, cerrando los ojos. El peso de sus inseguridades aún estaba allí, pero en ese momento, la calidez de Green lo hacía sentir que todo iba a estar bien.
Y mientras el silencio envolvía a ambos, Blue se dio cuenta de algo: tal vez aún tenía miedo, pero con Green a su lado, estaba dispuesto a enfrentarlo.
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El momento entre Green y Blue fue abruptamente interrumpido por un grito agudo desde la cocina.
—¡PAPÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁ! —se escuchó la voz de Sunny, seguida por un coro de gritos más bajos y desesperados de Algodón— ¡¡EL FUEGOOOO!!
Los dos saltaron de sus asientos al mismo tiempo, intercambiando una mirada de alarma antes de salir corriendo. A mitad de camino, vieron a Red y Yellow prácticamente volar desde su habitación, aún con los cabellos despeinados y las caras de preocupación.
—¡¿QUÉ PASÓ?! —gritó Red, casi tropezando en el pasillo mientras Yellow intentaba calmarlo.
—¡Es Sunny! ¡Es Sunny! —repitió Algodón, con lágrimas en los ojos, mientras salía corriendo de la cocina con las manos llenas de espuma de extintor— ¡Intentamos hacer más desayuno, pero... algo explotó!
Sunny apareció detrás de él, con harina y hollín en la cara, claramente tratando de no llorar. —¡No fue mi culpa! ¡Fue el horno! ¡Yo solo quería hacer pancakes para papá y papi!
Green y Blue llegaron corriendo justo detrás de Red y Yellow. La cocina estaba envuelta en humo, pero al parecer el fuego ya se había extinguido. El olor a quemado era intenso, y el piso estaba cubierto de harina, huevos rotos y una mezcla negra y carbonizada que parecía haber sido, en algún momento, masa para pancakes.
Yellow no perdió tiempo, recogió a Sunny en brazos y la inspeccionó rápidamente para asegurarse de que no estuviera herida.
—¿Estás bien, bebé? —preguntó con una voz preocupada pero firme.
Sunny asintió rápidamente, sus labios temblando mientras enterraba su cara en el cuello de Yellow. Red, por otro lado, atrapó a Algodón y lo sostuvo del rostro, mirándolo como si estuviera buscando quemaduras.
—¡¿Por qué estabas jugando con la cocina?! —le preguntó, claramente asustado más que enojado.
—¡Solo quería ayudar! —respondió Algodón, con lágrimas en los ojos.
Mientras tanto, Green inspeccionaba los restos del desastre, levantando el extintor vacío que los niños habían usado. Blue, aunque aún aturdido por todo el caos, no pudo evitar agacharse para limpiar un poco mientras observaba a Red y Yellow.
—Al menos están bien —dijo Green, exhalando aliviado mientras le pasaba la mano por el hombro a Blue.
—Sí, pero... vaya manera de empezar el día —respondió Blue, soltando una risita nerviosa.
Yellow acarició la cabeza de Sunny antes de volverse hacia Algodón. —No pueden tocar la cocina sin supervisión, ¿entendieron? Esto pudo haber sido muy peligroso.
Sunny y Algodón asintieron rápidamente, con ojos grandes y arrepentidos. Red suspiró y los abrazó a ambos al mismo tiempo.
—Los amamos, pero en serio... nunca más.
Green, divertido pero tratando de mantener la seriedad, miró a Blue de reojo. —Creo que tu desayuno quedó en segundo plano.
Blue soltó una risa ligera, negando con la cabeza. —Sí, definitivamente... pero al menos ellos trataron.
Sunny, escuchando eso, asomó su cabeza del abrazo de Yellow. —¡Queríamos que papá y papi descansaran después de la boda!
Red y Yellow intercambiaron una mirada cansada pero llena de ternura antes de sonreírles a sus hijos.
—Agradecemos la intención, pequeños, pero la próxima vez, solo despiértennos, ¿sí? —dijo Yellow.
—Sí, porque si algo les pasa, me muero —añadió Red, besando la frente de Algodón.
Sunny y Algodón finalmente soltaron risitas nerviosas, aliviados de no estar en demasiados problemas. Green, aún con una sonrisa en los labios, miró a Blue.
—Vamos, te ayudo a limpiar esto antes de que se convierta en una zona de guerra más grande.
—Por supuesto —respondió Blue, tomando un paño mientras ambos se arremangaban para arreglar el desastre, dejando a Red y Yellow reconfortar a sus niños.
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Green y Blue comenzaron a limpiar la cocina, recogiendo los restos de harina, huevos rotos y la mezcla quemada en silencio al principio. Sin embargo, la tensión se desvaneció cuando Green, con una sonrisa traviesa, tomó un trapo mojado y lo apretó ligeramente, dejando caer unas gotas de agua sobre la cabeza de Blue.
—¿Qué haces? —preguntó Blue, frunciendo el ceño, aunque ya podía sentir una sonrisa formándose en su rostro.
—¿Yo? Nada, solo ayudando —respondió Green con total inocencia, ocultando el trapo detrás de él.
Blue no se quedó atrás; tomó una esponja húmeda y la lanzó directo al pecho de Green, quien soltó un pequeño grito de sorpresa.
—¡Oye! Eso no es justo —dijo Green entre risas, sacudiéndose el agua mientras miraba a Blue con fingida indignación.
—¿No querías jugar? Pues toma —replicó Blue, lanzándole una mirada desafiante mientras se inclinaba para recoger otra esponja.
Antes de que pudiera reaccionar, Green se acercó rápidamente y le salpicó agua con las manos. Blue gritó entre risas, tratando de cubrirse, pero pronto ambos estaban en una batalla desenfrenada. Green tomó un vaso con agua y lo vertió suavemente sobre la espalda de Blue, quien dejó escapar un pequeño chillido.
—¡Estás loco! —exclamó Blue, aunque no podía dejar de reír.
—¿Ah, sí? Pues tú empezaste —respondió Green, riendo mientras intentaba esquivar una toalla mojada que Blue le lanzó.
La cocina, que ya estaba en un estado caótico, se llenó de risas y pequeñas salpicaduras de agua por todos lados. En algún momento, Green resbaló un poco en el suelo mojado, pero logró recuperar el equilibrio antes de que ambos terminaran en el suelo.
—Deberíamos estar limpiando, no empeorándolo —dijo Blue, aunque estaba tan divertido que no podía parar.
—Esto también cuenta como limpiar, ¿no? —respondió Green con una sonrisa torcida, acercándose lentamente mientras Blue retrocedía, adivinando sus intenciones.
—Ni se te ocurra... —advirtió Blue, señalándolo con un dedo.
Antes de que pudiera reaccionar, Green lo jaló suavemente del brazo, girándolo y empapándolo aún más con un movimiento rápido. Blue soltó una risa nerviosa y le lanzó un pequeño empujón, pero en vez de alejarlo, Green se inclinó hacia él, su sonrisa suavizándose.
—¿Sabes? Creo que esto es lo más divertido que he tenido en una limpieza —dijo Green, su voz un poco más baja ahora.
Blue, con las mejillas encendidas pero aún con una sonrisa en los labios, lo miró fijamente. —No te acostumbres.
—Demasiado tarde —respondió Green mientras levantaba la mano de Blue, besándola suavemente.
Blue lo miró con sorpresa, pero antes de que pudiera decir algo, Green le lanzó una última salpicada de agua.
—¡Eso es por lo de la esponja!
Blue soltó una carcajada, y los dos finalmente se rindieron, apoyándose contra la encimera mientras trataban de recuperar el aliento. Aunque la cocina seguía siendo un desastre, ambos sabían que aquel momento de juego y risas era mucho más valioso.
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Second entró en la cocina y se quedó de pie en la puerta, mirando a Green y Blue, que estaban empapados y riendo. Sus brazos estaban llenos de agua y jabones espumosos mientras intentaban "limpiar".
—¿Qué están haciendo? —preguntó Second, cruzando los brazos y alzando una ceja, aunque su tono llevaba un dejo de diversión.
Blue se enderezó rápidamente, tratando de disimular mientras pasaba un trapo sobre el mostrador mojado. —¡Limpiando!
—¿Esto te parece limpiar? —preguntó Second, señalando el suelo lleno de agua y espuma. Antes de que pudiera obtener una respuesta, Purple entró detrás de él, con curiosidad en los ojos.
—¿Qué pasa aquí? —preguntó Purple, asomándose justo cuando puso un pie sobre el suelo mojado.
No había terminado de decirlo cuando resbaló sobre el jabón y soltó un pequeño grito de sorpresa, tambaleándose hacia atrás. Antes de que pudiera caer al suelo, Second se movió rápido y lo atrapó, sujetándolo firmemente por la cintura.
—¡Te tengo! —dijo Second, con una sonrisa triunfante mientras miraba a Purple, quien se aferró a sus hombros, claramente avergonzado.
—Yo... eh... gracias —murmuró Purple, con las mejillas encendidas mientras evitaba su mirada.
Green, que había presenciado todo, no perdió la oportunidad. Rápidamente sacó su teléfono, sonriendo de oreja a oreja.
—Esto merece una foto —dijo, tomando una instantánea antes de que Second o Purple pudieran reaccionar.
—¡Oye! —exclamó Second, girando hacia Green mientras aún sostenía a Purple. —¡Borra eso!
—Ni lo sueñes —respondió Green, riendo mientras guardaba el teléfono en su bolsillo. —Momentos así no se repiten.
Blue, que había estado tratando de contener la risa, finalmente dejó escapar una carcajada. Purple, aún atrapado en los brazos de Second, murmuró algo inaudible antes de que Second lo ayudara a ponerse de pie.
—Creo que ustedes dos tienen que limpiar más que solo la cocina —dijo Second, lanzándoles una mirada de advertencia a Green y Blue, aunque su sonrisa lo traicionaba.
—No te preocupes, Second, nos encargamos de todo... incluyendo a ustedes dos si siguen interfiriendo —bromeó Green, guiñándole un ojo.
Second negó con la cabeza, suspirando. —Bueno, suerte con eso. Vamos, Purple, antes de que nos empapen también.
Second tomó a Purple de la mano para guiarlo fuera de la cocina, pero no sin que Green soltara otro comentario burlón. —¡La próxima vez, cuida mejor a tu chico, Second!
Second solo levantó la mano en un gesto de despedida, mientras Purple seguía mirando al suelo, aún avergonzado por todo lo ocurrido.
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Cuando Second y Purple salieron de la cocina, Green y Blue intercambiaron miradas cómplices. El suelo aún estaba empapado, y los restos del agua y jabón parecían más un campo de batalla que un intento de limpieza.
—Bueno, volvamos a "limpiar", ¿no? —dijo Blue, alzando una ceja, intentando contener una sonrisa.
Green sonrió con picardía mientras agarraba una esponja mojada y la lanzaba suavemente hacia Blue, quien soltó un pequeño grito sorprendido.
—¡Green! —protestó, aunque no pudo evitar reír mientras le devolvía el golpe con un trapo húmedo.
Lo que comenzó como un intento de limpiar se convirtió rápidamente en otra ronda de diversión. Green tomó un balde de agua que quedaba y lo levantó amenazadoramente, pero Blue se adelantó para detenerlo, empujándolo hacia atrás mientras el agua se derramaba sobre ambos.
—¡Vas a inundar más esto! —dijo Blue entre risas, mientras ambos luchaban por el balde vacío.
Green logró inclinarse hacia él, atrapándolo entre sus brazos con un agarre firme. —¿Sabes? No me importaría si siempre limpiáramos así —susurró Green, su voz mezclando diversión y un toque de ternura.
Blue se quedó quieto por un momento, sintiendo el calor de Green tan cerca, su sonrisa se suavizó. —Eres imposible, Green.
—Y tú me haces querer serlo —respondió Green, bajando la mirada hacia él, su tono completamente serio ahora.
Antes de que Blue pudiera responder, Green inclinó su cabeza y le dio un beso suave, uno lleno de esa complicidad que solo ellos compartían.
Blue cerró los ojos y le devolvió el beso, olvidándose por completo del desastre en la cocina, del agua en el suelo y del jabón en sus manos. Por un instante, solo existían ellos dos.
Cuando se separaron, Blue bajó la mirada, su rostro ligeramente sonrojado. —Debemos terminar de limpiar, Green...
Green rió suavemente y tomó un trapo seco del mostrador. —Está bien, pero no prometo que no intente distraerte otra vez.
Blue lo miró, fingiendo molestia, pero no pudo evitar sonreír. —Solo termina esto antes de que Second regrese y nos sermonee.
—Sí, señor —respondió Green, haciendo un saludo burlón antes de empezar a limpiar el suelo con una sonrisa que no podía borrar de su rostro.
Ambos retomaron la tarea, esta vez con un poco más de seriedad, pero no sin lanzarse pequeñas miradas de vez en cuando. La cocina pronto quedó impecable, aunque el recuerdo de ese momento entre ellos quedaría marcado mucho más tiempo.
Cuando terminaron de limpiar, Blue se apoyó contra la mesa, suspirando mientras observaba el desastre ya solucionado.
—Creo que lo siguiente que necesitamos es un buen baño —dijo, más para sí mismo que para Green, mientras secaba sus manos.
Green, siempre atento, sonrió de lado y se acercó un poco, inclinándose hacia él con una mirada divertida. —Eso suena como una gran idea. Pero... —hizo una pausa dramática, con un tono claramente juguetón— ¿qué te parece si nos bañamos juntos?
Blue parpadeó, sorprendido por la propuesta. Su rostro se sonrojó rápidamente, y retrocedió un poco, levantando las manos como si quisiera frenar la idea.
—¡¿Qué?! ¡No, no, no, no! ¡Ni lo pienses, Green! —dijo apresuradamente, sacudiendo la cabeza.
Green no pudo evitar soltar una carcajada al ver la reacción de Blue. Su tono coqueto volvió a hacerse presente mientras cruzaba los brazos y lo miraba con una sonrisa pícara.
—Vamos, Blue... no es como si hubiera tanta diferencia, ¿no crees? Después de todo... ya hemos hecho el amor.
Blue abrió los ojos, atónito, su rostro encendido como una llama. Llevó una mano a su frente, tratando de procesar lo que acababa de escuchar. —¡Green! ¡No puedes decir eso tan casualmente!
—¿Por qué no? —Green se encogió de hombros, claramente disfrutando de la vergüenza de Blue—. Es la verdad, ¿no?
—¡Eso no significa que podamos...! —Blue se detuvo, sin saber cómo terminar la frase. Sus ojos evitaron los de Green, fijándose en cualquier otro punto de la habitación.
Green se acercó un poco más, inclinándose lo suficiente como para estar a su altura. Su tono, aunque aún juguetón, se suavizó un poco. —Está bien, solo bromeaba. Sé que eres tímido con estas cosas.
Blue levantó la mirada, sus ojos aún mostrando una mezcla de sorpresa y vergüenza, pero también una leve sonrisa que no podía ocultar.
—Eres insoportable... —murmuró, dándole un leve empujón en el pecho para alejarlo.
Green sonrió ampliamente, alzando las manos en señal de rendición. —De acuerdo, me lo gané. Pero tú deberías acostumbrarte a que te moleste un poco.
—No creo que eso sea posible... —respondió Blue, aunque su tono ya no tenía la misma seriedad de antes.
—Bueno, al menos piénsalo mientras te bañas —dijo Green, guiñándole un ojo antes de girarse y salir de la cocina con las manos en los bolsillos, dejándolo a solas con sus pensamientos.
Blue lo vio marcharse, negando con la cabeza, pero una leve sonrisa permaneció en su rostro. Green siempre tenía la habilidad de hacerlo sentir fuera de lugar y, al mismo tiempo, increíblemente especial.
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Victim bajaba las escaleras con una mano en la barandilla y la otra en su espalda, intentando mantener el equilibrio. Cada paso le arrancaba un pequeño quejido que trataba de ocultar, aunque su expresión dejaba claro que había tenido una noche más que intensa.
—Por todos los cielos... —murmuró para sí, apretando los labios mientras bajaba con cuidado, luchando contra la gravedad y el dolor. Su cuerpo estaba agotado, como si hubiera pasado una batalla, pero más bien... la batalla había sido en la cama.
Cuando finalmente llegó al final de las escaleras, levantó la mirada y allí estaba Orange, sentado tranquilamente en el sofá con una taza de café en la mano. Parecía fresco como una mañana de primavera, como si no hubiera pasado nada.
—Buenos días, Victim —saludó Orange con una sonrisa burlona, sin siquiera mirarlo del todo—. ¿Dormiste bien?
Victim apretó los dientes y puso los ojos en blanco, haciendo un esfuerzo monumental por no rodar al suelo ahí mismo. —Dormir, dices... No sé cómo puedes estar tan fresco después de lo de anoche.
Orange se encogió de hombros, su sonrisa ampliándose mientras daba un sorbo a su café. —Ventajas de ser el antiguo rey, supongo. No todos pueden mantener mi... resistencia.
Victim hizo una mueca, llevándose una mano a la cadera y lanzándole una mirada que era una mezcla de frustración y cansancio. —"Resistencia", sí... eso explica por qué estoy aquí abajo sintiéndome como si me hubiera pasado un tren por encima.
Orange finalmente lo miró, sus ojos brillando con diversión mientras se acomodaba en el sofá. —Deberías tomártelo como un cumplido, Victim. Sobreviviste a una noche conmigo. No muchos pueden decir eso.
Victim soltó un suspiro exasperado y se dejó caer en una silla cercana, intentando no quejarse demasiado en voz alta. —Sí, claro... sobreviví, pero dudo que pueda caminar bien por una semana.
Orange simplemente rio, inclinándose hacia atrás con la confianza de alguien que sabía exactamente lo que había hecho. —Bueno, si necesitas ayuda para subir las escaleras más tarde, estaré aquí.
Victim le lanzó una mirada mortal, aunque no pudo evitar el leve rubor que subió a su rostro. —Eres un idiota, ¿sabes?
—Lo sé. Y por eso te gusto tanto.
Victim negó con la cabeza, sin saber si quería reír o lanzar algo en su dirección. Pero al final, simplemente se hundió en la silla, rezando para que el día pasara rápido... y que Orange no volviera a mencionar lo ocurrido. Claro que, conociéndolo, eso era imposible.
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Orange, con una sonrisa pícara, observó a Victim sentado con cara de cansancio, claramente aún procesando lo que había sucedido la noche anterior.
—¿Sabías que ambos estábamos completamente borrachos anoche? —dijo Orange, casi con una risa contenida.
Victim lo miró, confundido por un momento, antes de que la realizad llegara a él. Su rostro se tornó rojo, y una expresión de horror se apoderó de su rostro.
—¡¿Qué?! —exclamó, levantándose de un salto de la silla, olvidando por completo el dolor en su cuerpo—. ¡No, no puede ser!
Orange le dio un vistazo tranquilo, disfrutando de la reacción de Victim. —Pues sí, ambos estábamos bastante fuera de sí. De hecho, creo que fue lo que lo hizo aún más divertido.
Victim comenzó a pasar sus manos por su cabello, claramente tratando de procesar todo lo sucedido. —¡Esto no es divertido, Orange! ¡¿Qué vamos a hacer?!
Pero Orange se recostó cómodamente en el sofá, como si no hubiera nada de qué preocuparse. —Relájate, Victim. Nadie se enteró de nada... al menos, nadie que importe.
Victim dejó escapar un suspiro largo, tratando de calmarse, pero la vergüenza seguía ardiendo en su rostro.
—¿Cómo pudiste hacerme esto? —dijo, aunque no podía evitar el tono de incredulidad.
Orange solo se encogió de hombros. —¿Qué quieres que haga? Cuando el antiguo rey habla, los demás escuchan. Aunque, sinceramente, creo que te lo pasaste bien. No sé por qué te haces el preocupado.
Victim lo miró un momento, luego, en un suspiro derrotado, se dejó caer en la silla otra vez.
—No puedo creer que esto haya pasado... —murmuró, entrecerrando los ojos y sintiéndose atrapado por la situación.
Orange sonrió ampliamente, disfrutando de la confusión de Victim.
—Lo importante es que sobreviviste. Y no te preocupes, nadie más lo sabrá. Entre nosotros, no fue tan malo, ¿no?
Victim lo miró con una mezcla de frustración y resignación. —Este día no va a ser fácil...
Pero al menos, con Orange, no podía dejar de sentirse un poco más tranquilo, aunque la vergüenza seguía ahí, como una sombra persistente.
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Mientras Blue salía del baño envuelto en una toalla, el vapor aún lo rodeaba, dándole un aire fresco y relajado. Caminó por el pasillo, sus pasos suaves contra el suelo, su mente todavía ocupada con los pensamientos sobre lo que había pasado con Green. No podía dejar de sonrojarse un poco al recordar los momentos juntos, especialmente aquel beso tan dulce. A pesar de todo lo que había pasado, aún sentía que algo en el aire había cambiado entre ellos, y esa sensación lo mantenía en vilo.
Al llegar a su habitación, dejó la toalla cuidadosamente sobre la cama y se dirigió al vestidor para escoger su ropa del día. Mientras se miraba en el espejo, se dio cuenta de lo nervioso que se sentía. Sabía que las cosas entre él y Green no eran simples, pero también sabía que había algo especial ahí. Quizás era el comienzo de algo más, o tal vez solo una etapa en sus vidas que pronto pasaría. Aún no estaba seguro de qué sería, pero algo dentro de él no podía dejar de esperar.
Al vestirse, pensó en lo que Green le había dicho, en cómo había sido tan directo, pero a la vez tan suave. Había una mezcla de sentimientos dentro de él, y no sabía si ya estaba listo para adentrarse completamente en eso. Sin embargo, no podía negar lo que sentía.
Terminó de ponerse la ropa y miró por la ventana. La luz del sol entraba suavemente, iluminando la habitación con una calidez que contrastaba con el frío que sentía en su pecho. Respiró hondo, decidido a enfrentar el día, a ver qué pasaba con Green y con todo lo que estaba por venir.
Al salir de la habitación, se encontró con Green en el pasillo, que le sonrió de una manera tan cálida que hizo que su corazón latiera un poco más rápido. Ambos se miraron por un momento, sin necesidad de palabras, sabiendo que, al menos por ese instante, todo estaba bien.
—¿Listo para el día? —preguntó Green, con esa chispa en los ojos que tanto le gustaba a Blue.
Blue asintió, sonriendo con suavidad. —Sí, creo que sí.
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[Continuará...♡]
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