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♥︎○°「 Capitulo 26 」°○♥︎

[Narrador/a POV]

Después de unos minutos bajo las estrellas, Green y Blue decidieron regresar a la boda. Aunque el ambiente seguía animado, el bullicio y las risas parecían un poco más suaves comparados con el momento tranquilo que acababan de compartir. Green, con las manos en los bolsillos y una sonrisa satisfecha, caminaba junto a Blue, dándole suaves empujones de vez en cuando, como si no pudiera resistir seguir bromeando. Blue, aunque rodaba los ojos, no pudo evitar devolverle un empujón ligero con una sonrisa.

Al llegar, la pista de baile seguía siendo el centro de atención. Second y Purple bailaban juntos, más cerca de lo que cualquiera hubiera esperado. La forma en que Second lo miraba, con cuidado y calidez, hacía que el rostro de Purple estuviera más rojo que nunca. Los dos hablaban en voz baja, pero por la manera en que sonreían tímidamente, era evidente que la conversación era importante para ellos.

—Vaya, alguien está progresando —comentó Green con una sonrisa traviesa al ver a Second y Purple.

Blue miró hacia la pista y asintió, casi divertido.

—Second siempre encuentra la forma de hacer que alguien no se sienta solo. Es su talento natural.

Más allá, los novios Chosen y Dark seguían completamente perdidos en su propia burbuja. Sus movimientos en el baile eran lentos y sincronizados, sus frentes a veces juntas mientras reían o susurraban cosas que nadie más podía escuchar. Para ellos, el mundo exterior había dejado de existir, y no necesitaban más que el uno al otro.

—Ellos son... perfectos —murmuró Blue, admirando la escena.

Green asintió, su sonrisa suavizándose.

—Sí, lo son. Tal vez demasiado, me dan algo de envidia —bromeó, aunque en su voz había un deje de sinceridad.

Y como si fuera el contraste perfecto a todo ese amor tranquilo, Victim y Orange seguían dando un espectáculo en una esquina, completamente borrachos. Orange tenía el brazo sobre los hombros de Victim, riendo tan fuerte que casi derramaba su bebida.

—¡Te lo digo, Victim! ¡Puedo bailar mejor que cualquiera aquí! —gritó Orange, tambaleándose hacia adelante.

Victim, apenas capaz de mantenerse en pie, señaló hacia la pista.

—¡Adelante! ¡Hazlo ahora mismo! Yo... yo seré tu juez... ¡pero seré muy crítico! —su voz se arrastró al final, provocando otra oleada de risas entre los dos.

Green y Blue no pudieron evitar reír también al verlos, sacudiendo la cabeza con diversión.

—Esos dos van a necesitar mucha agua mañana —comentó Blue.

—Y alguien que los lleve cargando hasta su cama —añadió Green, riendo.

Mientras tanto, la música seguía sonando suavemente, y el ambiente era puro gozo. Cada uno encontraba su espacio para disfrutar, y a pesar de todas las diferencias entre ellos, esa noche todos eran una gran familia.

Green miró a Blue de reojo y le dio un ligero codazo.

—¿Volvemos a bailar? —sugirió con un tono más suave.

Blue lo miró por un momento y luego asintió, tomando la mano que Green le ofrecía. No necesitaban más excusas para aprovechar una noche como esa.

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Green y Blue avanzaron hacia la pista de baile, donde las luces cálidas parpadeaban suavemente al ritmo de la música. El ambiente era relajado y casi mágico, con las risas y voces alrededor desvaneciéndose mientras ellos se encontraban en medio de todo.

—No soy el mejor bailarín, ¿sabes? —admitió Green con una sonrisa juguetona, colocando una de sus manos en la cintura de Blue y tomando su mano con la otra.

—Lo sé —respondió Blue con un pequeño suspiro, pero sus labios temblaron por contener una sonrisa—. Trataré de no pisarte.

—Qué considerado —bromeó Green, riendo suavemente mientras empezaban a moverse al compás de la música lenta.

La distancia entre ellos se fue reduciendo con cada paso, sus cuerpos sincronizándose sin esfuerzo, como si, por una vez, todo estuviera en su sitio. La luz suave del lugar se reflejaba en los ojos de Blue, y Green no pudo evitar detenerse un segundo para observarlo.

—¿Qué? —preguntó Blue, mirándolo de reojo, sintiéndose repentinamente vulnerable.

—Nada —respondió Green con un tono más bajo, su sonrisa tornándose más sincera—. Solo... me gusta esto. Me gusta estar aquí contigo.

Blue apartó la mirada, su rostro enrojeciéndose ligeramente.

—Siempre dices cosas así... —murmuró, aunque no había ninguna queja real en su voz.

Green sonrió de lado y lo atrajo un poco más hacia él, inclinando la cabeza para hablarle al oído.

—Porque es verdad —susurró.

El corazón de Blue dio un pequeño salto, y por un momento, dejó de pensar en todo lo que los rodeaba. Sus pasos se hicieron más lentos, más suaves, y cuando levantó la mirada, se encontró con los ojos de Green observándolo como si fuera lo único que importaba en ese instante.

El mundo a su alrededor desapareció.

—¿Sabes qué? —dijo Green, inclinándose apenas, su voz casi un murmullo.

—¿Qué? —respondió Blue, apenas audible.

—Eres insoportablemente lindo cuando te pones así.

Antes de que Blue pudiera responder, Green acortó la distancia y le dio un beso, lento y delicado, como si el tiempo se hubiera detenido solo para ellos. El contacto fue suave al principio, pero creció con una intensidad tranquila que solo hizo que Blue se aferrara a él un poco más fuerte.

Cuando se separaron, Green sonrió de nuevo, dejando su frente apoyada en la de Blue.

—Eso fue... —intentó decir Blue, su voz todavía temblorosa.

—Perfecto —terminó Green, mirándolo con ternura.

Blue no pudo evitar sonreír, apoyando su cabeza ligeramente en el hombro de Green mientras continuaban bailando, moviéndose como si fueran una sola persona. El resto de la noche pareció desvanecerse, y en ese instante, solo existían ellos.

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Mientras la música seguía envolviendo la atmósfera de la boda, en un rincón más apartado, Yellow se encontraba sentado, sosteniendo a Red en brazos con delicadeza. Red, agotado por toda la energía gastada durante el día, estaba acurrucado contra el pecho de su amado, sus respiraciones lentas y calmadas como si aquel espacio fuera su refugio seguro.

Yellow miraba a su pareja con ternura, pasando una mano por su cabello con movimientos suaves y pausados. De vez en cuando, inclinaba la cabeza para dejar un beso delicado en su frente, provocando que Red murmurara algo ininteligible en sueños.

—Te esfuerzas demasiado, como siempre... —susurró Yellow con una sonrisa suave, como si su voz pudiera calmar cualquier resto de inquietud en él.

Un pequeño ruido a lo lejos llamó su atención. Yellow levantó la mirada y, a través de la pista de baile iluminada, vio a Green y Blue aún bailando juntos. Blue estaba acurrucado contra Green, su expresión relajada, con una sonrisa tímida pero genuina dibujada en sus labios.

Yellow no pudo evitar sonreír al verlos. Un alivio tranquilo lo invadió, como si una pieza del rompecabezas finalmente encajara.

—Te lo dije, Red... —murmuró, sin dejar de observarlos—. Blue solo necesitaba encontrar a la persona correcta.

Red se removió ligeramente en sus brazos, sin abrir los ojos, y murmuró entre sueños:

—Hmm... ¿dijiste algo...?

Yellow bajó la mirada, su sonrisa aún presente mientras le acomodaba mejor.

—Nada, amor. Sigue descansando.

Volvió a dejar un beso en su frente y se permitió, por un momento, disfrutar de la tranquilidad. Entre los murmullos de la boda y la alegría a su alrededor, todo parecía en calma, como si la felicidad de los demás se contagiara de alguna forma. Y mientras observaba a sus amigos, Yellow sintió que todo estaba exactamente donde debía estar.

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Second y Purple seguían en la pista de baile, moviéndose lentamente al ritmo de la música. Second llevaba una mano en la cintura de Purple y la otra sostenía su mano, mientras Purple lo miraba con cierta timidez, sus mejillas ligeramente sonrojadas.

—¿Te estás divirtiendo? —preguntó Second en voz baja, intentando romper el silencio que los envolvía.

Purple asintió lentamente, evitando mirarlo directamente.

—Sí... supongo que sí —respondió, su tono suave, casi un susurro.

Second lo observó en silencio durante unos segundos, notando cómo Purple apretaba un poco su mano, quizás más de lo necesario. Con una sonrisa apenas visible, decidió acercarse un poco más, inclinándose ligeramente hacia él.

—No tienes que parecer tan nervioso —dijo con un toque de ternura—. Solo somos tú y yo aquí, nadie más importa en este momento.

Purple finalmente levantó la mirada, sus ojos encontrándose con los de Second. Por un instante, la incomodidad se desvaneció, y en su lugar apareció algo más cálido, algo que Purple no terminaba de entender del todo, pero que no lo asustaba.

—¿Siempre tienes que decir cosas así? —murmuró Purple, intentando sonar molesto, aunque su tono carecía de firmeza.

Second soltó una risa suave.

—¿Y qué tal si te gusta escucharlas? —respondió juguetón.

Purple bufó, pero no pudo ocultar la sonrisa que empezaba a asomarse en sus labios. De alguna forma, Second tenía esa habilidad para hacerlo sentir menos solo, menos atrapado en su propia mente.

—Deja de mirarme así... —murmuró Purple, desviando la mirada de nuevo.

—¿Cómo?

—Como si... como si vieras algo especial en mí.

Second negó suavemente con la cabeza, su sonrisa más cálida que nunca.

—Porque sí lo veo. Siempre lo he visto.

La música seguía envolviéndolos mientras Purple bajaba un poco la guardia, permitiendo que Second lo acercara un poco más. Por primera vez en mucho tiempo, se sintió menos fuera de lugar, menos invisible.

Second lo giró suavemente en la pista, provocando que ambos soltaran una pequeña risa.

—No bailas tan mal, ¿ves? —dijo Second, divertido.

—No te acostumbres —respondió Purple, aunque por dentro agradecía estar allí, en ese momento, con él.

La canción terminó, pero ninguno de los dos se apartó de inmediato. Se quedaron allí, en silencio, simplemente disfrutando de la presencia del otro, mientras la celebración continuaba a su alrededor.

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Second y Purple salieron de la pista de baile en busca de algo que les ayudara a refrescarse después de tanto movimiento. La mesa de bebidas no estaba muy lejos, y mientras Second servía dos vasos, Purple se inclinó ligeramente sobre la mesa, todavía recuperando el aliento.

—No bailas tan mal, ¿eh? —bromeó Second con una sonrisa burlona mientras le pasaba un vaso a Purple.

—Ya lo dijiste antes —respondió Purple, dándole un pequeño empujón con el codo, pero sin evitar sonreír.

Sin embargo, el momento se rompió de golpe cuando una voz familiar, y algo ebria, retumbó detrás de ellos.

—¡¿Second?! ¡¿Qué estás haciendo con mi hijo?! —gritó Orange, tambaleándose hacia ellos con el ceño fruncido y una botella casi vacía en la mano.

Purple se tensó al instante, llevándose el vaso a los labios para disimular su incomodidad. Second parpadeó sorprendido, levantando las manos en un gesto de calma.

—Tranquilo, Orange. Solo estábamos bailando, nada del otro mundo —respondió Second con voz suave, intentando mantener la situación bajo control.

—¡¿Nada del otro mundo?! ¡Te vi pegado a él como chicle! —Orange lo señaló acusadoramente, aunque la botella en su mano se tambaleaba más que él.

Victim, que había estado cerca observando todo con una sonrisa traviesa, decidió que era un buen momento para intervenir... o para echar más leña al fuego.

—Oye, Orange, tal vez Second solo quiere asegurarse de que tu hijo aprenda a bailar bien... ya sabes, con un toque de romance —dijo Victim, dándole un codazo a Orange y luego soltando una risita tonta.

Second suspiró, llevándose una mano a la cara.

—No estás ayudando, Victim...

—¡Claro que lo estoy! ¡Soy el narrador del drama! —exclamó Victim, alzando los brazos exageradamente antes de dar un trago largo a su vaso.

Orange giró hacia Victim, visiblemente molesto.

—¡Tú cállate, chismoso! ¡Esto es entre Second y yo! —protestó, pero Victim solo se encogió de hombros con una sonrisa divertida.

Purple, por su parte, quería hundirse en el suelo. Dio un paso hacia atrás, murmurando:

—No quiero ser parte de esto...

Pero Second puso una mano suave en su hombro para tranquilizarlo.

—Ignóralos —le dijo con una sonrisa calmada—. Solo son dos borrachos haciendo un espectáculo.

Orange volvió a señalar a Second.

—¡Lo digo en serio! ¡No me gusta que te acerques tanto a Purple! ¡No lo toques ni un pelo!

Victim soltó una carcajada, apoyándose en la mesa para no caerse.

—¡Demasiado tarde, amigo! Second ya lo hizo bailar como en una novela romántica —dijo entre risas, ganándose una mirada fulminante de Orange.

Second decidió poner fin a la situación.

—Mira, Orange, no estoy haciendo nada malo. Relájate, ¿quieres? Mejor siéntate, toma agua y disfruta de la boda.

Orange frunció el ceño y abrió la boca para responder, pero Victim lo interrumpió levantando su vaso en el aire.

—¡Un brindis por los dramas de esta boda! ¡Que sigan así de entretenidos!

Second negó con la cabeza, aguantándose una risa mientras llevaba a Purple lejos de la escena.

—Vamos, Purple. Antes de que Victim siga escribiendo su telenovela mental.

Purple lo siguió en silencio, aunque no pudo evitar soltar una pequeña risa cuando miró hacia atrás y vio a Orange y Victim discutir entre ellos como si fueran dos niños. Al menos, esta vez no era él quien estaba en el centro del caos.

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Mientras Orange seguía refunfuñando sobre lo que acababa de ocurrir, Victim, que ya había tenido suficiente de la pelea, decidió hacer algo para cambiar el ambiente. Con una sonrisa traviesa, se acercó a él y, sin pensarlo mucho, le tendió una mano.

—Oye, Orange, ¿por qué no dejas de pelear y mejor vienes a bailar conmigo? —dijo Victim, con un tono juguetón que contrastaba con la seriedad de la situación.

Orange, aún con el ceño fruncido, miró la mano extendida de Victim y luego lo miró a él, levantando una ceja.

—¿Bailar? ¿Con... tú? —respondió, dudando por un momento.

Victim hizo una mueca dramática, levantando las manos como si estuviera ofendido.

—¿Qué, te da miedo bailar conmigo? ¡Vamos, Orange! No muerdo... aunque, si lo hiciera, ya no podrías quejarte tanto —bromeó, lanzando una sonrisa pícara.

Orange vaciló por un momento más, pero finalmente suspiró, como si todo el alboroto lo hubiera agotado, y aceptó la invitación. Tomó la mano de Victim, levantándose y alisándose la ropa con una pequeña sonrisa.

—Está bien, pero no me responsabilizo si pisas mis pies —advirtió, un poco despectivo pero sin rechazar la idea.

Victim no pudo evitar reírse, mirando cómo Orange se acomodaba para bailar. Sabía que, siendo mucho más bajo que él, tendría que ajustarse para no sentirse incómodo. Orange, en cambio, parecía no preocuparse por la diferencia de altura, pero Victim tuvo que estirarse un poco más para alcanzar la altura de sus hombros.

Cuando comenzaron a moverse, Victim, con su estilo siempre juguetón, comenzó a hacer movimientos ligeros y rápidos, mientras que Orange se mantenía más serio, moviéndose con un ritmo más marcado y elegante. La diferencia de altura no pasaba desapercibida: Victim se veía casi como una sombra pequeña a su lado, mientras que Orange, siendo más alto, dominaba con facilidad el espacio a su alrededor.

A pesar de la diferencia en sus estilos y alturas, ambos parecían estar disfrutando del momento. Victim, sin pensarlo mucho, levantó una pierna juguetonamente, casi a punto de tropezar, pero Orange, con una rápida maniobra, lo sostuvo sin esfuerzo, manteniéndolo equilibrado.

—¡Casi me caigo! —rió Victim, pero Orange, con una sonrisa torcida, simplemente lo miró de arriba abajo y lo acomodó nuevamente en la danza.

—Tal vez deberías tomar esto en serio, chiquito —dijo Orange, ahora con un toque de diversión en su tono, mientras se mantenía firme en su postura, guiando a Victim por el espacio con un paso más firme y dominante.

Victim, riendo aún, no pudo evitar disfrutar de la manera en que Orange lo manejaba. La diferencia de altura solo hacía que todo fuera más gracioso, pero, al mismo tiempo, había algo de encanto en cómo se complementaban en la pista.

—No te preocupes, Orange, que yo también sé cómo llevar el ritmo —respondió Victim, dándole un pequeño empujón juguetón en el costado mientras seguían bailando.

La escena, aunque llena de risas y un poco de caos, se convirtió en uno de los momentos más ligeros de la boda, con ambos riendo y disfrutando del inesperado giro en la noche.

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Mientras la música seguía sonando suavemente y los invitados continuaban disfrutando de la fiesta, Chosen y Dark se apartaron un poco, tomándose un descanso en una esquina tranquila del salón. La decoración aún brillaba con luces suaves y la atmósfera seguía siendo cálida, llena de sonrisas y risas. Ambos miraban a su alrededor, observando a los amigos y seres queridos que habían acompañado ese día tan especial.

Chosen sonrió, su mirada fija en la pista de baile llena de vida, donde algunos de sus amigos, como Victim y Orange, seguían bailando. Otros, como Red y Yellow, se encontraban acurrucados en una esquina, disfrutando de la compañía del otro.

—No puedo creer que todo esto haya salido tan bien —comentó Chosen, su voz suave pero llena de emoción. Miró a Dark, quien lo observaba con ternura.

Dark asintió, un brillo de satisfacción en sus ojos. Su expresión usualmente seria se suavizaba cada vez más cuando hablaba con Chosen, como si todo lo demás se desvaneciera en esos momentos.

—Lo sé —respondió Dark, su tono más relajado de lo habitual—. Nunca imaginé que podríamos tener algo tan... perfecto. ¿Quién diría que esta boda sería tan... ideal?

Se quedaron en silencio por un momento, observando a sus amigos. Chosen dio un paso hacia Dark, acortando la distancia entre ellos. Aunque el bullicio de la boda seguía a su alrededor, para ellos el mundo parecía haberse reducido a ese pequeño rincón lleno de calidez y felicidad.

—¿Lo ves? Todos están felices por nosotros. Por fin, todo lo que imaginamos se hizo realidad —dijo Chosen, tomando la mano de Dark con una sonrisa.

Dark miró a sus amigos, a sus compañeros, y luego volvió a mirar a Chosen con una expresión que mezclaba gratitud y un toque de algo más profundo. Era claro que no solo estaba disfrutando de la boda, sino de la oportunidad de compartir este momento con las personas que más significaban para él.

—Es cierto —respondió, estrechando la mano de Chosen—. Pero esto es solo el comienzo. Tenemos mucho por delante. Y no importa lo que pase, lo enfrentaremos juntos.

Ambos se quedaron mirando a los amigos que los rodeaban, viendo las sonrisas de Red, Yellow, Green, Blue, y todos los demás. Aunque cada uno tenía su propia historia, su propio camino, ese día todos compartían algo en común: el amor y el apoyo mutuo.

—Este día es perfecto, y lo es porque todos están aquí, celebrando con nosotros —dijo Chosen, sintiendo que, finalmente, todo había caído en su lugar.

Dark asintió nuevamente, y juntos, tomados de la mano, volvieron a unirse al resto de los invitados, listos para seguir celebrando no solo su boda, sino también el comienzo de una nueva etapa, rodeados de los amigos que siempre habían estado a su lado.

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La fiesta lentamente comenzó a apagarse, con la mayoría de los invitados ya agotados por el ajetreo del día. Las luces se atenuaron, la música se suavizó, y el bullicio se fue disipando mientras todos comenzaban a dirigirse a sus habitaciones. La noche, silenciosa y tranquila, envolvía el lugar.

Yellow, con Red aún dormido en sus brazos, caminaba con pasos suaves hacia su habitación. El cansancio se reflejaba en sus ojos, pero su corazón estaba lleno de felicidad. Con cuidado, depositó a Red en la cama, acurrucándose a su lado, sin querer separarse de su amado. Le dio un tierno beso en la frente antes de acomodarse a su lado, abrazándolo con suavidad. No importaba lo que el futuro les deparara, por esa noche, se sentía perfecto tenerlo cerca.

Mientras tanto, Second y Purple se encontraban cerca de las escaleras, al borde de su despedida. Ambos sabían que, aunque había algo entre ellos, aún había barreras que no podían cruzar esa noche, especialmente con la vigilancia de Orange. Second, con un leve suspiro, miró a Purple, quien estaba más pensativo de lo que solía ser.

—Nos vemos mañana —dijo Second, con una ligera sonrisa. Purple asintió, aunque un toque de duda parecía habitar en sus ojos.

—Sí... buenas noches —respondió Purple, su voz suave, y antes de que Second pudiera añadir algo más, ya se había dado la vuelta, caminando hacia su habitación con paso lento.

Orange, que aún vigilaba desde la distancia, los observó de cerca. Al ver que todo estaba calmado, decidió retirarse también, pero no sin antes encontrar a Victim, quien lo esperaba cerca de la entrada.

Victim, con una sonrisa traviesa, caminó hacia él y, sin mediar palabras, le tomó la mano con firmeza. Orange lo miró por un instante, sorprendido por el gesto, pero no dijo nada. Sin hacer ruido, se dirigieron juntos a un cuarto apartado de las habitaciones principales, donde las luces ya estaban apagadas. Nadie los vería por esa noche.

Mientras tanto, Chosen y Dark, sabiendo que la boda había sido un éxito y el día estaba llegando a su fin, compartieron una mirada que decía más de lo que las palabras podrían expresar. Después de dar las últimas instrucciones a sus amigos, se despidieron con un suave beso, preparándose para partir hacia su luna de miel. No querían que nada interfiriera en su momento juntos.

Finalmente, Green y Blue, quienes aún se encontraban conversando con calma sobre la boda, parecían no querer que la noche terminara. Habían sido parte de todo, pero ahora solo querían disfrutar del tiempo en compañía del otro. Green sonrió al mirar a Blue, sintiendo una paz que no había experimentado antes.

—¿Crees que fue todo como lo esperábamos? —preguntó Green, rompiendo el silencio.

Blue lo miró por un momento, pensativo, y luego sonrió.

—Creo que superó nuestras expectativas —respondió, su voz tranquila pero llena de gratitud.

Y así, la noche continuó, con cada pareja y amigo encontrando su propio descanso, algunos abrazados, otros en solitario, pero todos con la satisfacción de haber sido parte de un día tan especial. La boda había terminado, pero las historias de todos los presentes apenas comenzaban.

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El sol asomaba tímidamente a través de las cortinas, anunciando un nuevo día lleno de posibilidades. El aire fresco de la mañana comenzaba a colarse por las ventanas abiertas, llenando la casa de una energía renovadora. El bullicio de la boda había quedado atrás, pero los recuerdos seguían flotando en el aire, aún presentes en las sonrisas de todos.

Blue, con una sonrisa relajada, se encontraba en la cocina preparando el desayuno. Los aromas del café recién hecho y los panqueques calientes llenaban la casa, invitando a todos a levantarse y comenzar el día. Mientras removía la mezcla en la sartén, escuchaba música a bajo volumen, un suave fondo sonoro que le daba una sensación de calma. Él estaba acostumbrado a estos momentos tranquilos, aunque el bullicio de la boda aún rondaba en su mente, especialmente al recordar cómo se había sentido con Green la noche anterior.

Green, por su parte, estaba en el salón, con los auriculares puestos y la música a todo volumen. Estaba completamente perdido en sus pensamientos, moviendo ligeramente la cabeza al ritmo de la música. A veces, una sonrisa se dibujaba en su rostro, como si los recuerdos de la boda y las conversaciones con Blue fueran lo único que importaba en ese momento.

Mientras tanto, Red ya había despertado, su energía inagotable llenando el ambiente. Se encontraba en la sala, dando vueltas y hablando sin parar sobre la boda. Estaba tan emocionado por todo lo que había sucedido la noche anterior que no podía dejar de contarle a Yellow y a los demás detalles sobre la ceremonia, el baile y cómo se sentía al ver a sus amigos tan felices. El cansancio no parecía alcanzarlo; su entusiasmo era evidente.

Yellow y Second, en contraste, seguían profundamente dormidos. Después de la fiesta, ambos habían caído rendidos en la cama, agotados pero satisfechos. La mañana los había alcanzado, pero sus cuerpos aún necesitaban descansar un poco más.

En una de las habitaciones, Orange y Victim todavía dormían, pero no de la manera más convencional. Ambos estaban desnudos en la misma cama, las sábanas revueltas a su alrededor. La borrachera de la noche anterior había dejado sus huellas, y aunque el despertar podría haber sido incómodo, no parecía que les importara mucho en ese momento. Las risas y los murmullos de la fiesta aún resonaban en sus mentes, y a pesar de lo sucedido, parecía que ambos estaban disfrutando del inicio del día, aunque de una manera algo caótica.

Purple, por su parte, salió de su habitación a una hora más tarde que el resto. Estaba algo cansado, pero la idea de pasar otro día con sus amigos lo mantenía de buen ánimo. Se estiró al salir de su cuarto y se dirigió hacia la cocina para saludar a Blue, quien lo recibió con una sonrisa amistosa. "Buenos días, Purple", dijo Blue mientras volteaba un panqueque. "¿Dormiste bien?"

Purple asintió, aunque no pudo evitar notar el silencio que parecía haber invadido el lugar. "¿Dónde están Chosen y Dark?", preguntó, curiosidad en su voz.

Blue sonrió con suavidad y miró hacia el comedor. "Ya se han ido, se fueron temprano para su luna de miel", respondió, con una nota de tristeza ligera en su tono. A pesar de que era un nuevo comienzo para ellos, la ausencia de los recién casados dejaba un vacío momentáneo.

El día comenzaba a tomar forma, y aunque todos se encontraban ocupados con sus propios pensamientos, había una sensación de paz en el aire. Nadie sabía qué depararía el futuro, pero por ahora, todos estaban listos para disfrutar del día que se presentaba, juntos, como una familia elegida.

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[Continuará...♡]

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