²⁷. ❝𝐖𝐢𝐧𝐭𝐞𝐫 𝐏𝐫𝐨𝐦𝐢𝐬𝐞. ❞
𝕴𝖓𝖛𝖎𝖊𝖗𝖓𝖔 𝟚𝟘𝟙𝟡.
𝕱𝖎𝖓𝖆𝖑𝖊𝖘 𝖉𝖊 𝖉𝖎𝖈𝖎𝖊𝖒𝖇𝖗𝖊.
Sus manos temblaban como nunca, sus nervios plasmados en la forma por la que afilaba la espada, pasó factura y terminó por realizarse una cortadura considerable en la parte baja de la palma de su mano. Siseó y un par de lágrimas escaparon por sus ojos, se fastidió mucho con la idea de que la magia parecía no haber reducido su umbral del dolor, a veces se avergonzaba de ser un poco más sensible que los demás leviatanes.
―Ay WonHo ―la serena voz de HyungWon lo hizo sonreír.
Su pecho y la bestia en su interior se calentaron al ver que se acercó a la orilla del estanque y tomaba agua para poderle lavar la herida, le dejó un pequeño besito en la nariz antes de tomar un odre que traía consigo, ajustado por un cinturón de cuero en la cadera, abrió el objeto para colocar un poco del tónico con magia pura y lo puso en su herida; activó la regeneración al instante y la herida sanó en segundos.
―Gracias, señor dragón ―dijo en un susurro y besó con rapidez sus labios.
― ¡Consigan una habitación ustedes dos! ―gritó HoSeok, tanto YoonGi como Sana no pudieron evitar ver a la pareja ser alcanzada en un momento privado.
Sana sólo se rio por la forma ofendida en que su amigo señaló el gesto de la pareja, HyungWon rodó los ojos, divertido.
― ¿Hay algo que le molesta a mi príncipe del lago? ―el omega decidió concentrarse en WonHo, quien soltó un suspiro cansado y recargó su frente en el hombro de su pareja.
El título de realeza ya no le molestaba tanto viniendo de parte de su novio. Al principio era incómodo, sigue sin estar acostumbrado a ser un miembro de una realeza casi extinta y frágil, por lo que siempre ha preferido estar con perfil bajo fuera de su hogar. HyungWon hizo que cada vez le resultara más digerible recordarse que él era un príncipe escocés con responsabilidades y deberes. También estaba esa otra parte, la que tomó un especial cariño a la manera en que lo llamaba por ese apodo, lo hacía sentir mejor y más amado de lo que ya era.
―Sólo estoy nervioso por regresar a casa después de estar a pocos días de convertirme en un leviatán ―le mostró sus manos, HyungWon podía ver que temblaban demasiado, el omega las tomó entre las suyas y las acercó hasta sus labios.
―Tranquilo, sólo espera un poco más antes de que todo mejore ―prometió, el heredero asintió y dejó que lo tomara entre sus brazos, no importaba las veces que lo envolviera, siempre le resultaría nuevo y calientito que se sentía con él―. Muy bien, ya es hora.
Al separarse, el botánico le quitó de sus manos la espada con salpicaduras de sangre y la lavó rápidamente, después la colocó de vuelta en su vaina. Los demás leviatanes siguieron preparando las armas y colocando en cofres con remaches de hierro; algunos vivieres, supresores, ropa y pieles. WonHo no quería interrumpir su perfecto orden. Mientras tanto, él se quedó en el nido debajo de un sauce que creció a lado del estaque, las ramas apenas formaban una cortina que le daba un poco de privacidad cuando a veces la magia era abrumadora.
Necesitaba calmarse antes de regresar a casa en cosas sin gran significado, como pensar que su cama improvisada era un refugio, repleta de cosas que lo distraían para bien.
A lado de las pieles había varios pergaminos de HyungWon en los que veía dibujos de terrazas flotantes y plantas que no podían ser humanas, había notables detalles como las que tenían patrones moteados, rayas asimétricas e incluso las que contaban con brillo propio representado por polen luminoso; lo demás estaba atestado de runas que estaba aprendiendo a leer, apenas podía con las vocales y formar palabras simples, ya era peor que aprender ruso cuando lo intentó de pequeño. La caligrafía de HyungWon era algo desastrosa, aun así, podía sentir el entusiasmo y empeño que ponía en sus cosas.
Del otro lado había libretas, en las que WonHo hacía muchos bocetos del mundo mágico, aunque también empezó a dibujar a su bestia en su forma mortal y los pocos indicios de su verdadera forma bestial, era lo único que lo distraía de su duro entrenamiento con la manada de HyungWon. Cuando su omega se sintió mejor después de su visita en el último día de su celo, HyungWon regresó a la caverna para ayudarlo a entrenar, sólo que volvió a sorprenderse al ver que no mentía cuando decía que tenía experiencia en batalla. Era rápido, sigiloso, cauto y feroz cuando requería atacar, cada vez era más complicado llevar el ritmo de esos poderosos seres. Aun así, se mostraba optimista por aprender de ellos y llegar a entenderse mejor en el camino.
Escuchó por su sentido mejorado del oído que los demás se iban haciendo bromas al omega sobre darle su espacio para que pudiera encajar sus colmillos sobre WonHo, se rio al escuchar el suspiro ofendido de HyungWon, junto a dos golpes consecutivos que terminaron haciendo chillar a su hermana y mejor amigo, después sólo el silencio de la cueva y el agua moviéndose cerca.
― ¿WonHo? ―su pareja llegó hasta él para abrazarlo por detrás, el olor a mandarinas dulce lo hizo sentir feliz al ver lo bien que se complementaba con el marino proveniente de él―. ¿Quieres ir primero?
―No, acompáñame ―se volteó para rodear el cuello de su amado con sus manos y besarlo con lentitud―. Me gusta cuando lo haces con tus dedos.
―Lo que desee su Majestad.
―Tengo que prohibirte decirme de esa forma alguna vez ―ambos rieron.
Se separaron y juntos, se desnudaron para poder ir a una formación rocosa de una media luna por la cual surgía un pequeño manantial de agua caliente, el omega colocó un poco de especias aromáticas para poder aliviar el evidente estrés de su pareja por su regreso a la superficie. Cuando estuvo lista, ambos entraron al agua y sólo se dedicaron a lavarse bien sus cuerpos, hasta que WonHo se acercó hasta él para sentar en un pequeño banco de roca lisa y HyungWon detrás suyo para enterrar sus dedos entre las hebras bicolores. Podía escuchar los gorgoteos felices de WonHo salir cada vez que trazaba sendos círculos en su cuero cabelludo y le gustaba más escuchar sus suspiros relajados cuando usaba un cuenco para enjuagar su cabeza con el agua calientita. Siempre que terminaba de consentirlo WonHo se volteaba para besarlo con paciencia, esta vez sólo fue corto y cambiaron de lugares.
―Alguien está ansioso ―bromeó el botánico después de que WonHo le echara la primera bandeja de agua sobre su cabeza.
―Lo siento ―WonHo sacudió su cabeza y masajeó el cabello de su omega―. Es sólo que me gusta mucho la idea de volver a la superficie, siento que moriré si no veo el bosque, a mis padres o al café.
―Entonces hay que apurarnos, cachorro ―HyungWon se inclinó y terminó por lavarse él mismo su cabellera y WonHo no tardó en salir de agua.
HyungWon todavía tenía algo que hacer, por lo que WonHo se adelantó. El botánico lo contempló con intentando reprimir el deseo que sentía por ser tomado. Ver la fuerte espalda del heredero lo hacía temblar tanto como la primera vez que se unieron de forma carnal. Desde que los instintos animales de WonHo comenzaron a ser más evidentes, había tiempos en los que las noches de besos o caricias ya no fueron suficientes y la lujuria fue su única solución para demostrase que su amor por el otro era igual de intenso.
Lo ocultó muy bien, pero esperaba tener a su alfa dentro de sí antes de subir a la superficie, estaba un poco decepcionado. Sólo bastaba una mirada hacia el príncipe del lago para sentirse invadido por la tela carmesí del placer, parecía estar en celo desde que tuvieron sexo la primera vez. No mentían cuando muchos de lo que ya lo han experimentado cuando le habían dicho que una vez que empiezas, pareces nunca querer parar.
Soltó un suspiro desganado y se sumergió hasta el fondo para despejar su mente de pensamientos lujuriosos antes de que su pareja se diera cuenta. Ahora sólo quería que su alfa estuviera más feliz, por su lazo lograba discernir algunos de los deseos más fuertes de WonHo por ver a sus padres, lo entendía. Se sintió de la misma manera cuando estuvo todos esos años lejos de casa.
Agudizó su sentido del oído y olfato, el aire era más frío conforme el laberinto de piedra iba en ascenso, su piel se erizó con el nuevo aroma del bosque llegando hasta él. Emocionado, tomó la mano de HyungWon y corrió hasta por fin ver la luz natural que tanto extrañaba bajo tierra. Sus pupilas en cuestión de segundos se adaptaron al níveo ambiente, a HyungWon le costó otros segundos y se quedó sin habla.
Recuerda ver los pisos blancos y fríos, la nieve y la estación en muchos otros clanes. Siempre se maravilló con el cambio de estaciones que vio junto a las grandes aves y los magníficos equinos, pero se sentía como un invasor admirando algo que debería estar prohibido. En casa, nunca se han dado el lujo de salir a la superficie en invierno, por lo que los copos y se habían derretido para cuando les permitirían salir de las cuevas, con el paso de los años, los humanos parecen haber infestado su hogar y su magia extraña ha ocasionado que sea menos frecuente que pudieran estar en paz fuera del clan.
Así que cuando vio la capa de escarcha, lo conmovió casi hasta las lágrimas. Sus piernas temblaron y WonHo lo sostuvo entre sus brazos para que él no cayera al suelo. El omega comenzó a dar brinquitos nerviosos, alternando la mirada entre el joven heredero y la escharcha, hasta que salió de la cueva. Sus pies se enterraron en la tierra y se sintieron fríos, se acercó hasta el árbol más cercano, todavía una cantidad considerable de nieve que sostuvo por unos largos segundos en sus manos. Su temperatura natural al ser normalmente fría le ayudó a conservar un poco la nieve.
WonHo se sentía completamente satisfecho de sólo verlo emocionado con algo tan simple y común como la nieve, y aún más feliz de ver que un leviatán todavía podía maravillarse. Podía afirmar sin miedo a equivocarse que sus luces rosadas ahora tenían chispazos morados y azulados; se acercó por detrás de él y le besó con delicadeza la nuca, HyungWon no tenía palabras, sólo sonrisas cada vez más grandes hacia el heredero, feliz por salir de la cueva y ver un verdadero invierno.
―Dime que las nevadas son más que esto―fue lo primero que pronunció en cuanto la nieve se transformó en agua.
―Tal vez veas una muy pronto y lo descubras muy pronto ―besó su mejilla y ambos caminaron de nuevo hacia la boca de la cueva.
Vio la gran capa de lona gruesa y la corrió, revelando su auto. No quería correr el riesgo de que sus padres o alguien conocido supiera que sus vacaciones secretas con HyungWon habían sido una mentira, así que el espacio fue lo suficientemente grande para dejarla escondida todo este tiempo. Abrió la puerta del piloto y encontró la bolsa de viaje con ropa dentro, sacó la suya y una que BaekHyun se encargó de compararla antes de irse a Japón para HyungWon.
―A veces creo que Baek también adquirió magia en estos últimos días ―dijo HyungWon tomando la muda de ropa de las manos de WonHo y comprobando que era para personas altas como él.
―Lo dudo, BaekHyun siempre fue mágico a su manera ―el heredero rio y HyungWon tuvo que concederle eso.
De un momento a otro su gesto feliz se tornó nostálgico y herido, como si le faltara algo, el omega lo supo de inmediato.
―Lo extrañas ¿verdad? ―dejó a un lado la ropa y lo abrazó por detrás, el heredero restregó su cabeza con la de HyungWon.
―A todos, diablos, no sabía que mis sentimientos serían así ―llevó sus manos a las de HyungWon que consolaban la desolación que sentía en el pecho―. ¿Cómo es que sobreviviste estando lejos de casa?
―No fue sencillo ―HyungWon acarició con su nariz la nuca de WonHo y dejó besito en ella―. Había ocasiones en las que no soportaba la distancia y lloraba todo el tiempo, hasta que alguien me dijo que "Nuestro hogar siempre viaja con nosotros." y para un leviatán, es más sencillo ver a los que amas. Los sientes aquí ―el omega presionó las palmas contra el pecho, donde vivía la bestia de WonHo―. La segunda alma es un fuego que recuerda de dónde vienes y quién eres, eso nos retiene a quienes amamos, ellos tejieron los lazos de una familia y puedes sentirlos.
―Sólo que yo no soy un leviatán ―el humano se rio.
―No lo eras, de lo contrario, no sentirías con la misma intensidad que nosotros ―WonHo se giró levemente para encontrarse con los orbes rosados, diablos, él se sentía cada vez más atrapado por ellos y la manera en la que lo consolaba, lo hizo estar de acuerdo con HyungWon―. ¿Listo para ir a casa?
―Sí.
La joven pareja se apresuró a vestirse y ocultar sus luces, uno con las esferas, el otro sólo concentrándose en ocultar su signo mágico; abandonaron la seguridad de las cuevas para volver al camino de piedra, esta vez, las ventanillas estaban abajo y el aire invernal del Lago Ness. El salvaje aire les revolvía el cabello, como si hubieran regresado a la noche en la que por primera vez se dijeron que se amaban y navegaron en el océano.
No tardaron en divisar el enorme portón de la Casa del Kraken. WonHo pasó los protocolos de seguridad en la entrada y a sólo unos metros detuvo la camioneta.
― ¿WonHo?
―Demonios ―gruñó y estuvo a punto de morderse el labio―. Olvidé los regalos de mi familia, ¿puedes ir a la casa primero? Prometo no tardar, dejé las cosas en la escuela.
― ¿Puedo ir contigo?
―No, tengo también tu regalo ahí y no es válido hacer trampa.
Recordó vagamente una conversación en donde le explicaba sobre costumbres humanas, unas que eran muy respetadas en invierno. No recordaba con exactitud su nombre, sólo que las familias se reunían en sus mesas con festines sin fin, cantando antiguas canciones de amor y felicidad; y la bastante extraña costumbre de regalarse cosas bajo un pino adornado de esferas y luces.
―Sabes que no me importan los regalos, cachorro ―acarició se cabello―. De verdad estoy bien sin nada.
―Por favor, me encanta dar cosas a los que amo ―hizo un puchero con sus labios e hizo su mejor impresión de perrito abandonado para ablandar a HyungWon, el omega negó sabiendo que nunca lo haría desistir de esa idea―. Sé que no es nada en comparación de lo que hay en el mundo mágico, pero esto al menos me sigue recordando que en parte soy humano.
Sus costumbres, sus fiestas, todo era una base mortal y poco entendible a ojos del leviatán; el detalle era que WonHo tenía razón, él no era una criatura mágica en su totalidad, era un humano muy asustado de en quién se estaba convirtiendo. Por muy optimista que sea, él todavía era joven sin idea de cómo volver a su vida normal, sin que dentro unos años se notara que algo andaba mal con su lento envejecimiento. Él no quería negarle su felicidad, así como WonHo tampoco lo haría con él, asintió.
―De acuerdo, tú ganas.
―Gracias ―la brillante sonrisa en su novio lo hizo besarle de manera casta antes de bajarse―. No tardo, seguramente mis padres ya deben saber que vinimos.
―Vuelve pronto.
―Lo haré, te amo.
―Te amo.
HyungWon dudó un poco sobre cómo cerrar la puerta del vehículo hasta que finalmente recordó cómo hacerlo y dejar que WonHo, desapareciera por el camino hasta que las puertas de la mansión se cerraron. Con la magia dormida, le costó un poco moverse de donde estaba. Tragó en seco para girarse y admirar el descomunal laberinto de jardines, podría haber amanecido hace un par de horas. Los toques de escarcha sobre el jardín, las tejas y chimeneas, lo hacían ver una nueva clase de encanto. Caminó en completa paz, deslizando sus dedos entre la poca vegetación que se mantuvo firme ante el paso del invierno y cuando alcanzó las escaleras hacia la entrada principal, escuchó pasitos y gemidos emocionados detrás de él.
― ¡Cuidado! ―advirtió una voz gruesa.
Al volverse, dos perritos casi saltan para derribarlo pensando que era WonHo, pero al saber quién era, solo se detuvieron y sentaron; moviendo efusivamente sus colitas, jadeando y mostrando su lengua rosada hacia el omega.
―Hola pequeño Blue ―saludó al más pequeño de los hermanos y luego hacia la hembra―. Buenos días, señorita Emerald ―soltó una risita cuando ambos perritos saltaron al ver de nuevo al leviatán―. Buenos días, señor Thorburn.
―HyungWon ―el hombre de cabellera negra llegó hasta el chico y lo abrazó, emocionado de verlo. HyungWon se tomó por sorpresa esto y sólo le dio unas palmaditas después de salir del shock―. Dios, creí que te derribarían como a todos los que conocen. ¿Cómo lo haces?
―No lo sé ―se encogió de hombros―. Papá siempre me dijo que tengo un don con los animales.
―Algún día me gustaría conocer a tus padres ―colocó su mano en su hombro.
―A mí también me gustaría eso, señor ChangKyun ―HyungWon bajó la cabeza con un aire melancólico, algo que ChangKyun no pasó por alto.
Tal vez no leyera la mente del leviatán y supiera del enorme inconveniente de presentar a su mágica familia a los humanos o de la guerra que los azota, pero el señor de la Casa del Kraken sabía que algo escondía y no para hacerle daño a la familia Thorburn, es por eso que lo invitó a sentarse en las escalinatas frente a la gran puerta de roble. El botánico se colocó a su lado, y observó al padre de familia sacar de una bolsa deportiva, un termo junto a dos tasas metálicas en las cuales le sirvió un poco de chocolate caliente. HyungWon reconoció el característico olor dulzón y bebió con entusiasmo, cuando se dio cuenta, quedó paralizado por un instante.
Lim-Thorburn ChangKyun compartió comida con él en su casa sin necesidad de una etiqueta o cortesía obligatoria a un extraño. Él por voluntad propia compartió alimento y compañía. Eso lo remontó a los primeros años de crianza en los que sus padres le decían las reglas básicas de una casa, una que él tendría que crear por su cuenta y sobre las costumbres con las que los leviatanes rigen su vida. Una de ellas era una muestra sincera de confianza al compartir alimento con un extraño que consideras adecuado para ser parte de tu familia. Entre leviatanes era un ritual bastante común con círculos cercanos, WonHo y él hicieron esto a su tiempo, lo mismo con BaekHyun para darles su total confianza y HyungWon recibió el gesto de un humano.
Tal vez los humanos no contaran con ciertas costumbres como los cambiaformas y es por eso que HyungWon desearía disimular un poco ante el padre de su novio. Sólo que el momento era insólito. Con su bestia dormida y parte de su magia activada, al mismo tiempo que lo más débil de su don, sabía que este ritual era el mismo que el de su propia especie. Podía sentir la confianza absoluta de ChangKyun hacia él y no pudo evitar cuestionarlo.
―Señor Thorburn ―le llamó el omega dejando la tasita en su regazo, evitó a toda costa mirarlo a los ojos―. ¿Puedo preguntarle por qué confiaría en un extraño como yo?
―Creo que lo había dicho antes, pequeño HyungWon ―el hombre de brillante cabellera negra sirvió otro poco de chocolate en su tasa y en la de su invitado―. Nunca he juzgado a nadie por su exterior, ni por sus primeras palabras y acciones, siempre sé qué esconden los demás a simple vista.
El señor Thorburn no tenía ni idea, a ojos del botánico, que en realidad él ocultaba mucho.
― ¿Cómo sabe con seguridad que no le haré daño a su hijo o a su familia? ―inquirió, tratando de ocultar su temblor.
HyungWon en realidad, nunca podría lastimar a WonHo de manera mortal debido a su lazo como Nexum, sólo le inquietaba la facilidad con la que ChangKyun parecía aceparlo en su familia.
―Te diré algo ―el mayor de los dos sonrió al ver que el chico de cabello rosado claramente estaba conflictuado―. Hay cosas que hasta el perfecto mentiroso no puede lograr y el amor es uno de ellos, no es que sea un ser supremo que lee mentes, pero con mis años, sé que no eres alguien capaz de fingir amor por mi hijo.
― ¿Y si de verdad soy un muy buen mentiroso?
―No lo eres ―el señor Thorburn no paraba de reír por los gestos bastante exagerados del leviatán al tratar de convencerlo de que era una clase de monstruo.
―Pero... pero... ―HyungWon soltó un suspiro, rendido―. Jamás entenderé cómo es que los hu... Thorburn confían en los demás.
―En realidad, soy el único de la familia que es así ―corrigió el hombre―. Mi esposo, cuñado y mi propio hijo son personas que no fácilmente confían en los demás.
―Cierto, había olvidado ese detalle.
―Ya que estás aquí, deberías pasar la Navidad con nosotros, WonHo no tardará en llegar ¿verdad?
Atinó a asentir, estaba nervioso, pues enfrentaría a la familia de WonHo por su cuenta.
HyungWon se sintió un poco mejor al ver las decoraciones modestas de la familia Thorburn, no eran extravagantes ni demasiado lujosas como lo había pensado, en su lugar, era más artesanías que los mismos integrantes del clan Thorburn han creado a lo largo de los años, dándole su propio peso emocional a la Navidad. Los tres humanos adultos se movían en total tranquilidad por la enorme sala de la mansión, el árbol revestido con dijes de madera tallados, telas tejidas por generaciones y la estrella era la única artesanía que no parecía haber pasado por sus manos.
Mientras los emocionados adultos estaban arreglando la sala para una convivencia, HyungWon paseó por las orillas, admirando la casa desde un nuevo enfoque.
A un lado del gran árbol estaba una de las imponentes chimeneas de piedra negra con estantes de madera clara, creando un interesante contraste entre lo oscuro y lo claro. En una de las repisas podía ver muchas fotografías de la familia en muchas festividades y lugares, se sintió aún más feliz de ver fotos de WonHo siendo un pequeño cachorro de meses. Tomó una de ella en la que el pequeño WonHo, de dos años de edad, dormía plácidamente en los brazos de ChangKyun.
Escuchó los pasos delicados de alguien y sólo fijándose por el rabillo del ojo, supo que el líder de la familia Thorburn fue quien captó su curiosidad.
―Tiene muchas de estas en toda la casa, señor Thorburn ―HyungWon dejó con todo el cuidado del mundo la fotografía―. Es un poco extraño.
― ¿Extraño? ―la risa en el hombre de cabellera dorada lo hizo recordar a cómo WonHo suele sonreírle, era cálido como la luz del sol entibiando su piel―. ¿En su casa no tienen fotografías?
―No es necesario ―admirando otra vez cada recuerdo y por su magia aún dormida, escuchaba breves risas de esa hermosa familia, fuerte y unida como la suya―. Mi familia y tenemos una buena memoria, los recuerdos siempre perduran a pesar de los años, nunca necesitamos otro medio para recordar lo bueno, lo malo, lo triste, ni lo que realmente no hace latir el corazón.
― ¿Y si mueren? ¿Quién los recordará?
―No queremos que nos recuerden por nuestros rostros, señor Thorburn ―recordó las verdes colinas, los árboles creciendo, los cultivos expandiéndose, su manada creciendo a lo que una vez fue―. Son nuestras acciones sembradas, lo que hace de nuestro legado el ideal para aquellos que siguen después de nosotros. Jamás nos molestamos más de la cuenta por el presente, porque nosotros estaremos en él lo necesario, disfrutamos lo que podemos y reparamos lo que sabemos que se ha roto de las acciones de nuestros antepasados.
«―Estudia el pasado, para que no cometas los mismos errores de tu historia. Es la enseñanza de mis padres, de mis abuelos, de todos los que vivieron antes de mí. Cura tu pasado con el cuerpo y alma que tienes en el presente para que el futuro sea un lugar mejor.
«―Otra de sus enseñanzas es: Nunca creas que tu apariencia, el oro y la falsa gloria son más importantes que la tierra que dejas, porque sólo eres un tiempo finito, que sólo ayuda o mata este bello hogar. Tal vez no puedo sanar toda la Tierra, pero al menos mi hogar quedará a salvo una vez que me vaya, entonces si sólo tengo otras décadas de vida, al menos quiero poder cuidar de lo que tengo y amar lo que pueda de mi vida, eso incluye a mi familia, a mis amigos y a...
Se detuvo un momento, con sus mejillas coloreándose de un tenue rosado al traer a su mente a cierto humo de cabellera dorada y azulada.
―Su hijo señor.
―Vaya ―el hombre estaba realmente intrigado preguntándose de dónde había conocido su hijo a alguien así, no recordaba a casi ninguna persona que viera la vida como su padre solía hacerlo―. Supongo que no me haría mal recordar esto de vez en cuando, joven HyungWon. Escondes más sabiduría de la que aparentas, incluso para alguien de tu edad.
El omega respondió con una leve sonrisa y una reverencia de respeto. En ese momento, las enormes puertas de la sala se abrieron y vio a su hijo entrar, siempre tan radiante. El primero en aparecer fue su padre ChangKyun, abriéndole sus brazos. WonHo de inmediato sintió un hueco en su pecho, creado con tanta fuerza que parecía doblegarlo hacia el suelo, dejó sus bolsas de regalos y estrechó a su padre con fuerza hacia él.
―Oh, hola a ti también cariño ―el pelinegro se sorprendió con la fuerza en que lo estrechaba―. ¿Sucede algo?
―No ―WonHo ocultó muy bien sus lágrimas de la emoción y se alejó un poco de su padre―. Es sólo que extrañé mi hogar y a ti.
―Vaya, mi bebé adulto ―ChangKyun estaba un poco extrañado por lo extrañas que sonaban sus palabras, pero algo en su interior lo hizo comprender que él necesitaba el abrazo de su padre―. Bienvenido a casa.
― ¿Y mi abrazo? ―el hermano del señor de la casa se acercó con lágrimas en sus ojos al ver que su sobrino era más sensible de lo normal―. El tío Minnie también quiere su abrazo.
No se esperó a que su sobrino reaccionara y se unió al abrazo, JooHeon necesitó sólo unos cuantos segundos para unirse junto a su familia, creando un momento tan íntimo que hizo temblar el corazón del leviatán. WonHo levantó levemente la mirada y vio el gesto enternecido de su omega.
«Lo haces bien, WonHo» pensó HyungWon al notar que sus luces o su magia, ni su bestia saldrían a la vista con sus apabullantes sentimientos. No transcurrió mucho tiempo antes de que la familia recordara a su invitado a sus espaldas, se reunieron en los sillones frente al gran árbol para poder tener una mañana tranquila entre ellos.
WonHo y HyungWon se quedaron juntos con la compañía de los pequeños canes. Los tres adultos compartían el otro sofá justo a su lado. HyungWon estaba feliz, cubierto casi hasta la barbilla por edredones acogedores, chocolate caliente corriendo como agua en su garganta y veía la familia darse obsequios. Se sentía también en casa, a pesar de ser un extraño. De un segundo a otro, quedó tan inmerso en sus propios recuerdos junto a su familia en las celebraciones de las lunas llenas, en los viajes a las cálidas aguas al otro lado del mundo, las fogatas cuando llega la primera luna de otoño; todo lo hizo sentir un poco solo sin su familia y no supo que WonHo sacó de una bolsa de regalo para él.
―Este es el tuyo ―pasó la cajita envuelta en seda morada al regazo de HyungWon.
― ¿Qué? ―dejó la taza en la mesita frente a él y tomó el regalo entre sus manos―. WonHo yo...
―Ya sé que no te gustan que te den regalos innecesarios, pero esto realmente te gustará.
―Sólo espero que no sea algo extravagante como joyería ―los dos se rieron ante su pequeño secreto sobre el anillo de turmalina que el omega hace ya tanto tiempo tenía, comenzó a quitar la seda atada por un nudo descuidado y sintió la suavidad de la madera lijada.
―No, te gustará éste.
HyungWon volvió a ver la caja, de madera vieja, lo podía afirmar por su olor y experiencia en otros bosques, fue grabada con interesantes patrones de olas y el cerrojo era de plata. Lo abrió y encontró en una cajita de cristal una semilla que emitía un aroma casi dulzón. El botánico sonrió conmovido. Recuerda haberle dicho a su pareja sobre lo emocionado que estaba por cultivar un tipo de árbol frutal humano en cuanto lo vio en las cartas y pinturas de BaekHyun de su casa, el color rosado y lo majestuoso que se vería hacía al corazón de botánico latir de felicidad.
―Al fondo están las instrucciones para cuidar del cerezo ―dijo el heredero del Lago Ness pasando su brazo por el hombro de HyungWon y acariciando su cabellera―. Pero no creo que sean necesarias, tu don son las plantas.
―WonHo, me encanta ―una pequeña lágrima de felicidad resbaló por su mejilla, cerró la cajita con cuidado y besó rápidamente los labios de su novio―. Yo... en serio quiero estrangularte por hacerme sentir culpable de no tenerte un regalo apropiado.
―No importa, nunca has sido de regalos planeados de todas formas ―con un simple beso en la coronilla hizo que HyungWon dejara de estar molesto, y le susurró al oído―. Además, tengo que consentir a mi novio después de todo lo que ha sacrificado por mí.
Su bestia dormida logró escuchar y se removió conmovida por escuchar sus palabras. Por el Hacedor, lo amaba demasiado.
HyungWon no esperaba ese segundo regalo de parte de la familia Thorburn. Después del agradable intercambio de regalos y de un par de anécdotas inventadas por la pareja sobre sus vacaciones, la familia anunció su asistencia al festival del pueblo, así que les prepararon uno bonitos conjuntos de invierno para todos los de la Casa del Kraken. Ahora, se dirigió a uno de los baños de invitados para poder realizar el cambio de vestimenta caminado a lado de WonHo.
―Tus padres no deberían hacer esta clase de regalos a desconocidos ―dijo HyungWon en la calma y confidencia del cuarto de invitados, despojándose de su abrigo largo―. A veces me siento mal por mentirles de esta forma.
―Sólo es un poco más ―WonHo le señaló la puerta oscura a la derecha de la cama con dosel―. No quiero preocuparlos por un rato, la situación con gobiernos extranjeros no es ahora la adecuada para agregarles mi problema con la magia.
― ¿Debo saber qué pasa? ―su voz se escuchó con eco dentro del baño y comenzó a quitarse la ropa, su novio llegó a su lado, poniendo su nueva muda en uno de los ganchos cercanos al marco de la puerta.
―Es sobre una estúpida demanda por extranjeros que exigen permiso para evaluar y validar el territorio como patrimonio mundial y permitir más acceso al público general ―frunció el ceño y se quitó su chaqueta casi con enojo―. Ya han apelado eso, siempre negaron esa petición.
― ¿Qué cambió? ―HyungWon se quitó el suéter y su camisa, y tomó las otras prendas, no muy seguro de cómo sacarlas del gancho, su novio se acercó para ayudarlo.
―No lo sé, no alcancé a leer los pensamientos de mi padre ―su omega se quedó paralizado y lo miró severo por el espejo―. No me escuchó.
―Eso no es excusa Lee-Thorburn WonHo ―dijo preocupado y lo confrontó―. La magia no es buena para los humanos, no la uses en tu familia, jamás. Ni siquiera yo puedo usarla con BaekHyun si deseo hablarle en privado, su cerebro explotaría si lo volviera a intentar. Por favor, no lo hagas de nuevo.
―Está bien, lo prometo ―el heredero tomó su mano entre las suyas y la besó con delicadeza.
HyungWon asintió y reanudó la tarea de cambiarse con el ceño fruncido, WonHo sabía que no estaba del todo molesto, así que le quitó la camisa con lentitud, el leviatán mayor se dejó hacer y tomó de las manos contrarias su conjunto, siguió por su cuenta sacando joyería de plata terrana de uno de los bolsillos de su pantalón. Un par de pendientes que se colocaban en el borde de la oreja y cadenitas entrelazadas con dijes de pluma metálicas con un zafiro pequeño en el centro de la pluma.
En su reflejo aún le traían recuerdo de su versión más joven, listo para ponerse joyería en cada fiesta importante en el Clan de la Tierra y encajar entre los equipos como la pareja del futuro rey. Recuerda lo mucho que se emocionó cuando MinGyu le dijo que la plata era la joya que lo haría sentir más feliz, porque era sólo para uso de los que se conectaban con el alma al mundo. En parte se entristeció por recordar que en algún punto de su relación, estaba feliz y satisfecho, luego... Todo volvía a su memoria.
―Oye ―WonHo sintió la tristeza de su novio y le tomó el mentón con delicadeza estando a su lado―. Ya no te mortifiques con el pasado, algún día todo sanará, hasta que tú lo hagas primero.
―No es eso ―HyungWon acarició la mano contraria y sonrió―. Aún tengo buenas memorias de él, eso hace que perdonar no sea tan imposible.
―Todo saldrá bien, ya lo verás ―le besó la comisura del labio, el leviatán sonrió.
―Alteza ―dijo casi en un susurro, los ojos violetas oscuros brillaban de una manera humana y llena de deseo―. ¿Es mucho atrevimiento de mi parte pedirle un beso?
―Por supuesto que no, Señor Dragón ―acarició su nariz con la propia antes de encontrarse con sus labios.
WonHo era suave, no había prisa, por lo que sus manos recorrían los brazos, los hombros hasta el pecho del contrario. Por unos segundos, en los que decidieron separarse, el omega pudo vislumbrar una chispa dorada en los ojos de su pareja, antes de que lo tomara de la cintura y lo colocara en el lavamanos. HyungWon se alegró de su acción y volvió a ser besado sin darle tiempo a preguntarle el cambio, su voz fue reemplazada por un gemido al sentir los pequeños colmillos en su cuello. Por instinto sus piernas se aferraron a la cintura de WonHo.
―WonHo, espera ―su voz salió entrecortada y reunió un poco de fuerza para alejarlo al saber que sus manos pronto bajaron de su cintura a un lugar más privado―. Tus padres nos esperan.
El brillo dorado se extinguió y reconoció que no era la parte mortal la que hizo esta pequeña muestra de afecto un poco indebida.
―No sea impaciente Alteza ―le dio un pequeño toque en su nariz y la besó―. Tienes mucho tiempo para eso, ahora, ayúdame con esta cosa ―le mostró una corbata―. Nunca supe cómo amarrarla.
El príncipe del lago rio un poco y arregló la ropa de su novio, entre risas y unos pocos besos que se robaban cada que tenían la oportunidad. No tardaron mucho en reunirse con la familia al pie de la escalera principal, avergonzados de haber tardado un poco más de lo necesario.
Los comentarios que sugerían un poco la verdad de su retraso en boca de MinHyuk y las risas de los padres de WonHo lo dejaron un poco tranquilo. Podía sentir que poco a poco, la familia del Lago Ness se veía más relajada con él a su alrededor después de todos los roces entre ellos.
Le sorprendió que en vez de usar los autos, iniciaron el trayecto al pueblo a pie.
Él nunca se alejó de WonHo, aún le resultaba un poco difícil interactuar con humanos sin querer huir debido a la falta de un arma con la cual sentirse a salvo. Sólo respondía cuando ellos le preguntaban cosas personales y gracias a que WonHo podía usar su conexión telepática para complementar lo que ellos querían oír de alguien que es supuestamente humano.
Siempre le ponían nervioso los lugares con una gran concentración de humanos, no le hizo la menor gracia ver al pueblo tan atestado de gente. Aunque las risas, las luces, los olores exquisitos de la comida recién hecha en los puestos e incluso los niños jugando entre las calles ahora plagadas de peatones, le daban un encanto al pueblo. Ver a niños con palillos de metal del cual salían estrellas que no conocía y tenían colores más variados que los del cielo, incluso veía a muchas personas entrando al invernadero por víveres que no vio en su primera visita. Muchos de los puestos en casas adornaron las puertas, marcos y columnas de piedra con flores blancas y rojas a las que los humanos solían decirles Nochebuenas.
En cada puesto de comida, los dulces aromas de cualquier cosa que viera le llamaba la atención, ocasiones en las que WonHo no perdía la oportunidad para darle lo que le llamara la atención. Probó las deliciosas donas cubiertas de azúcar y las de cobertura de chocolate, las rellenas de frutos rojos, mango, ron y semillas. Le maravillaron los pedazos de pasteles que le servían y claro que se tomó más de dos vasos de chocolate caliente cada que tenía la oportunidad sin preocuparse por vendedores furiosos por su falta de oro. No había necesidad, pues su príncipe del lago deseaba consentirlo en una fiesta humana.
El recorrido a veces era detenido cuando sus padres o su tío charlaban con personas de la plebe que habían servido en su casa o en algún evento especial, incluso muchos padres de familia se acercaron a WonHo para desearle una bonita Navidad y en cada conversación, el leviatán se encontraba hablando en pocas palabras con cada desconocido que se les atravesaba. Cuando tuvo un poco de aire, ya casi legaban a una de las plazas principales. Una explanada de piedra oscura y unos patrones interesantes de piedras de colores pálidos, al fondo y con vista al lago, se crearon columnas formando un escenario de roca donde colgaban patas con flores, las cuales ahora estaban casi desnudas por la estación del invierno.
La mayoría del pueblo se reunió en la explanada y cerca del escenario fue decorado con una temática inspirada en el invierno por muchas luces blancas y amarillas. Cuando la familia real entró, la multitud parecía agua rodeando una piedra, en parte agradeció la posición social de la familia Thorburn, pues muchos humanos lo abrumarían. Reconoció a las maestras de la escuela de artes trabajando en el escenario siguiendo indicaciones de personas un poco mayores a ellas, una de las jóvenes humanas lo vislumbró entre la multitud, sólo fueron unos segundos antes de seguir con su trabajo.
―HyungWon, por aquí ―ChangKyun le sujetó del brazo.
El omega se dejó llevar más adentro de la plaza, donde se construyó un estrado de mármol blanco veteado de gris, los asientos también se tallaron del mismo material para permitir que al menos una docena de personas tomaran asiento. Ese día, sólo la familia real estaría ocupando esos lugares, HyungWon subió por las escaleras hasta reunirse con WonHo.
― ¿Es alguna clase de festival invernal en el que tenga que ver una batalla? ―preguntó en voz baja―. Sus campeones están bastante desprotegidos, si usan armas no durarán mucho si les cortan algún miembro.
― ¿Qué? No ―WonHo rio por las extrañas costumbres de cambiaformas―. Es más cómo un festival de música y concursos... sin violencia o desmembramientos de por medio.
―Oh, cómo los festivales de cosechas en casa, ah, no pensé que los humanos dejaran los grandes festivales de batallas ―HyungWon admiró un grupo de pequeños disfrazados de un mismo uniforme―. Aunque tampoco nosotros tenemos muchos de esos, no somos una gran raza de guerreros, somos sanadores.
―Créeme, te va a gustar ―un hombre de mediana edad se acercó hasta la pareja y le indicó con un gesto de su mano que el heredero era requerido en otro lugar―. Quédate aquí, iré a ver a mis alumnos y ver que todo tenga su lugar.
― ¿Participas en él?
―Sí, sólo espera unos minutos.
―Okay.
WonHo le besó su mejilla antes de bajar y acompañar a uno de los maestros que suele ayudar en verano. El omega podía sentir un poco de emoción. Sus memorias lo remontaron a cuando veía competencias de batalla en el clan de la Oscuridad junto a un pequeño grupo de cambiaformas a los que consideraba amables. Estando bajo las alas de un poderoso señor del reinado demoniaco, siempre le gustaba de consentirlo en los eventos más esperados, sólo que en vez violencia, sería algo diferente.
Todos comenzaban a tomar asientos en las sillas de madera, escuchó que varias personas pedían silencio en cuanto WonHo apareció en el escenario con un micrófono en mano.
―Buenos días a todos, otro año en el que el festival de Navidad será el mejor momento para estar junto a los que amamos ―miró por unos segundos a su familia y pareja―. El discurso que suele presentarse en estos eventos es el mensaje familiar correcto, pero en esta ocasión quiero recordar el valor verdadero de un hogar ―sus padres y tío estaban confundidos por la decisión, igual que la mayoría de los adultos en el pueblo―. No es el momento indicado, pero como saben, soy un extranjero, nacido lejos de esta cuna ancestral.
― ¿Qué está haciendo? ―MinHyuk se removió en su asiento, incómodo y preocupado al mismo tiempo.
―Escúchalo ―ChangKyun no estaba nervioso, al contrario, escuchaba con atención.
―Yo no soy como ustedes en ese aspecto ―muchos de los adultos de avanzada edad y quienes conservan sus costumbres con ferocidad, asentían con la cabeza―. Cuando llegué aquí, por años sentí la peor de las soledades al caminar por estas calles, llenas de personas frías hacia una pequeña familia. Los entiendo, de verdad que lo hago, me tomó más de diez años descubrir y aún más comprender el verdadero significado de un hogar y lo importante que es pertenecer a un lugar correcto.
«―Personas afuera de este pequeño pueblo me han preguntado ¿qué es lo interesante de este inhóspito, húmedo y frio pedazo de tierra que te hace querer regresar cada oportunidad que tienes? ―imitó de manera burlesca la manera en la que esas personas juzgaron su pueblo―. Yo respondí que dejaran de juzgar el exterior, el lago Ness es frío y duro, pero es su pueblo el que hace de este lugar uno muy cálido, en donde protegerse unos a otros logró que por más de cinco siglos se mantenga en libertad y unido.
«―De pequeño creí que este lugar era una especie de aquelarre de magos y por eso nadie conquistaba este lugar ―muchos adultos y niños se rieron por la infantil ocurrencia del joven heredero―. Luego crecí y mis padres me dijeron que sólo es política ―otra ronda de risas inundó la plaza―. Ahora lo entiendo, el trabajo de la familia Thorburn es cuidar de todos ustedes ―señaló hacia las personas, todas sorprendidas de este inesperado discurso―. El deber de mi familia es proteger al fuego que mantiene este lugar vivo. Este festival es como una reunión familiar enorme, porque aquí, todos somos de la misma sangre inquebrantable y fuerte, espero que cuando ascienda a trono, cuiden muy bien de mi tal como a mis padres, hasta entonces, Feliz Navidad a todos y cada uno de los integrantes de este pueblo tan increíble.
Fueron unos pocos segundos de un intenso silencio antes de que la multitud explotara en vítores. Segundos en los que la confianza del heredero casi se desvanecía, su corazón se sintió ligero cuando la respuesta positiva el pueblo lo hizo más fuerte. HyungWon quedó conmovido por sus palabras y admiró a su novio al estar por convertirse en un líder de su propio clan.
―WonHo lo hace bien ―escuchó a JooHeon decirle a su esposo―. Será un gran líder.
―Sí que lo hará ―susurró el omega, su príncipe del lago se encargará de mantener su hogar a salvo, para ellos y los leviatanes.
Dejó el escenario para que el primer acto de una pequeña escuela de canto interpretara un par de canciones típicas de la época, los niños encantaron al público con sus vestimentas de angelitos tiernos. HyungWon le pareció una muy estereotipada imagen de esa raza, a sus ojos, pero las voces de los niños eran hermosas. Después una pequeña presentación que la "Escuela de Arte Infantil y Juvenil NESSIE" sobre la creación del pueblo, lo increíble fue ver que los niños se dedicaron a coser y diseñar sus vestuarios, hasta las escenografías.
Unas competencias un poco peculiares entre los humanos que llamó la atención del omega fue quién partía más troncos en menos tiempo. Su novio llegó a participar en una competencia en la que él, junto a varios maestros experimentados en el arte, usaron un lienzo en blanco para pintar algo relacionado con la palabra magia. El omega casi se infarta cuando vio que mientras la mayoría pintaba a un leviatán, WonHo hizo algo parecido, sólo que en lugar de hacer al leviatán gris o verde oliva, él representó la magia con ayuda de un retrato de su forma bestial y él abrazándolo del morro. Al final, uno de los colegas del heredero ganó por su interpretación de la leyenda del pueblo sobre el leviatán y el Kraken.
Entre risas, palabras de aliento y cumplidos, HyungWon disfrutó la tarde junto a la familia de su novio. Se sentía tan cómodo que lo demostró siendo lo más sincero posible con sus acciones y conversaciones. Se las arregló para poder enfrentar a varios representantes de otras casas del Lago Ness, siempre siendo amable y escuchando los consejos del padre de WonHo para que nadie pudiera insultarlo. Ya para el final del pequeño festival, HyungWon siguió a la familia hasta el escenario, se quedó entre la multitud ya que aún no era parte de ese pequeño clan real.
El pequeño discurso de la cabecilla de la familia Thorburn sobre las tradiciones y la alegría que le provocaba ver cómo es que el pueblo era más cálido con cada año que pasaba, agradecido con la presencia de las personas en esa plaza y cuando terminó, varios hombres y mujeres de su edad y más maduros, lo acompañaron en el escenario. Su conversación fue más privada al retirarse de sus manos el micrófono, WonHo llegó hasta la orilla el escenario y le tendió la mano, el omega lo siguió hasta el escenario y lo primero que hizo fue abrazarlo.
―Tus palabras fueron conmovedoras ―le dijo al separarse―. Tus padres quedaron encantados.
―No lo hice por ellos, no del todo ―soltó un suspiro y miró hacia la multitud, muchas familias se quedaron a hablar con sus amigos, los niños corrían y jugaban en pequeños grupitos, otros más se iban de la plaza―. Quiero ser como tú, creo que ya te lo había dicho, para proteger a mi pueblo, primero debo entenderlo. Antes me daba mucho miedo la responsabilidad de cuidar de muchas personas porque no me sentía a la altura de mis antepasados.
―WonHo ―el botánico le sujetó las manos―. Ser un líder no es fácil, está bien encontrar tu propia chispa puede llevarte un largo tiempo, sé que tus padres sabían que sólo debían esperar hasta que te sintieras listo, no hay vergüenza en ello.
―Lo curioso es que lo entendí conociendo tu mundo ―su sonrisa apenada y cabeza gacha, sorprendió a HyungWon―. Tu familia me enseñó que no puedo escapar de mis responsabilidades, no debo asustarme, porque no estoy solo para tomar las riendas del pueblo.
―Crece con rapidez, su Alteza ―acarició su mejilla y la besó.
―Gracias ―le devolvió el gesto con un beso en sus manos.
―Hijo ―JooHeon se alejó del círculo de señores y se acercó a la pareja―. El tour va a iniciar, ¿vendrán con nosotros?
― ¿Tour? ―preguntó HyungWon.
―Sí joven HyungWon ―un pequeño barco recién llegaba a un muelle oculto detrás de las columnas el escenario de piedra y anclaba para que los representantes de las principales casas el Lago Ness comenzaran a abordar―. Cada Navidad pasamos un tiempo en cada casa importante para reafirmar nuestras alianzas, son cenas y conversaciones con líderes y pueblerinos.
―Encantado ―el omega hizo una reverencia con su cabeza hacia el líder.
Su viaje en ese barco fue algo increíble de ver. Pues en toda ocasión, los barcos son como el medio de transporte de la muerte para su especie, ha escuchado y visto demasiadas memorias sobre cómo con arpones, arrastraron los cadáveres de los residentes del agua, para hacer cosas innombrables con sus cuerpos y si sobrevivías, tenías que aguantar violaciones, golpizas, torturas con desmembramientos y hasta pelear contra tu propia especie por una esperanza de ser puesto en libertad. Él también tuvo malas experiencias con barcos. Con personas conocidas, ya no tenía tanto miedo, estaba protegido. No había cazadores a la vista, su manada no sospechaba de su salida y podía respirar un poco de la libertad en el lago.
Para la cuarta reunión, HyungWon no quería hacer sospechar a los humanos sobre su extraño apetito bestial, pues su comida apenas y lo satisfacía. Sólo se dedicó a admirar lo diversas y poco comprensibles de las conversaciones humanas. Mientras se paseaba con ChangKyun en uno de los jardines de una casa de al menos la mitad de tamaño que la de WonHo, su príncipe del lago llegó hasta él.
―Perdón papá, pero tengo algo que hacer con HyungWon ―el omega casi se atraganta tomando un vaso de champagne, que le recordaba a una bebida de sabor parecido en el clan del Aire, logró tragar sin que pasara demasiada vergüenza―. Una cita.
―No te preocupes cariño ―ChangKyun asintió y besó amabas mejillas de su hijo―. Has hecho más que suficiente, tu papá lo entenderá ―el señor de la Casa de Kraken y su hermano menor compartían unas palabras sobre el programa de reforestación en las zonas done hubo un incendio en julio, JooHeon no se desocuparía por un buen rato―. Vayan con cuidado, la carretera se pondrá fea si nieva.
―Gracias papá, te veo mañana.
Tomó la mano de HyungWon, él se despidió con un simple gesto antes de ser llevado lejos de la fiesta.
― ¿A dónde vamos?
―Es una sorpresa.
Los colores anaranjados salpicaban el cielo para cuando llegaron a Inverness, corrían y al mismo tiempo se daban besos fugaces combinados con risas del par de enamorados. El camino hacia el pueblo de WonHo a lado del lago, con varios túneles de árboles cuidando de sus cabezas, lo hacían un momento tan íntimo y relajado. Se desviaron por uno de los caminos hacia la propiedad de la familia Thorburn, era un sendero con el camino empedrado por el que no se veían un fin claro debido a los muros de árboles frondosos. Les recordaban a varios lugares dentro de su propio hogar bajo tierra.
La luz casi fue devorada por la noche, pero unas lucecitas encerradas en faroles, oscuros y decorados de acero negro en forma de enredaderas con capullos floreciendo, los ayudaban a seguir el camino. Algunos adornos caían sobre sus cabezas en hilos de gotas de cristal, el omega alcanzaba unos que otros hilos entre sus dedos, como una lluvia paralizada en el tiempo. Con cada paso hacia adelante, los árboles se llenaban de luces y el ambiente era más privado. El camino se abrió en un círculo de gravilla y tierra; en el centro, un pequeño quiosco blanco con tejas negras les dio la bienvenida. Lo más interesante del lugar eran los pequeños colgantes de madera con inscripciones en dorado y con listones de colores.
― ¿Qué es esto? ―el omega alcanzó una de las tablillas con el listón negro y alcanzó a leer un poco de lo que estaba escrito―. Es un ¿deseo? ―su novio asintió.
―Es un lugar mágico, ¿sabes? ―WonHo acarició otra tablilla, éste tenía un listón azul―. Se cree que aquí el pueblo tuvo la bendición de los dioses. Este lugar representa la esperanza, el nuevo inicio y muchas otras cosas buenas que piden, para seguir viviendo en paz. Ven.
Lo condujo hasta el quiosco, en las columnas se decoraban con iniciales y nombres completos.
―Es una especie de tradición en la familia ―señaló hacia unas iniciales con una excelente caligrafía―. Es de mis abuelos, estos de acá ―apuntó a otras iniciales―. Son las de mis padres.
― ¿Es para celebrar su amor?
―Los humanos ya no creen de la misma manera en el amor, pero, supongo que depende de a quién le preguntes ―sacó de su bolsillo una pequeña cuchilla de Diacaurzus que llevaba oculta desde que subieron―. Según la tradición, todos los Thorburn vienen aquí cuando saben que el destino hizo que los líderes encontraran a su compañero. Yo sólo vine a dejar como testigo a estas piedras, que nací para proteger a mi pueblo y al tuyo, seremos el escudo y la espada del Lago Ness, justo como cada protector de mi casa en cada generación.
―Una promesa muy importante, mi príncipe ―el omega tomó el cuchillo y sus iris comenzaban a tener luz, este acontecimiento valía la pena grabarlo para la eternidad siendo quien realmente era―. Me alegra ser el protector de tan importante promesa.
Ambos se colocaron en el pilar de piedra del quisco, el heredero talló su inicial con una exquisita elegancia, cuando terminó, le entregó el cuchillo a su pareja, quien grabó en su propia lengua su inicial. Ambos jóvenes se miraron, mientras ambas bestias mostraban poco a poco, su verdadero ser. La promesa tan íntima le indicó que era el momento adecuado. Metió su mano en uno de los bolsillos y sacó una caja modesta.
―WonHo ―le mostró la caja, el heredero lo miró extrañado―. Fuiste muy lindo al darme un regalo en tu festividad, mentí cuando dije que no tenía nada para ti.
― ¿Qué es esto? ―abrió la cajita y quedó sin palabras.
En medio, sobre un pañuelo de una seda color turquesa para nada vista a todo lo que ha conocido en su vida humana, descansaban dos anillos. El primero ya lo conocía de sobra, era el anillo de turmalina que le regaló cuando eran niños y que HyungWon consideraba como su posesión más valiosa. El segundo no podía ser hecho por manos humanas, lo sabía por la magia que desprendían los zafiros y los diamantes amarillos perfectamente redondos, que formaban escamas de un pequeño leviatán en la misma posición que el otro anillo. El cuerpo era plateado, pero no era ni plata o acero inoxidable, menos platino, pero tampoco tenía el brillo del Diacaurzus.
―Es Diacaurzus y cuarzo blanco ―dijo HyungWon, el heredero no dejaba de admirar la belleza de tan rara joya―. Uno representa a mi especie aceptando a un humano como pareja y el otro es mi herencia, ese cuarzo pertenece a la cripta donde descansa mi familia que ha ido al Reino Final. Nuestros mundos se cruzaron por obra del Creador de Siete y aceptar tu lado humano no fue fácil, tampoco la idea de enamorarme de una criatura descendiente de mis cazadores.
«―Tenía miedo, mucho, de que me apuñalaras por la espalda ―sonrió, el mestizo seguía sin poder decir una palabra, HyungWon tomó los anillos y la mano del príncipe―. Tu humanidad cambió esa parte de mí, por lo que tu anillo representa ese mundo, acompañándome para poder encontrar mi propio camino hacia el equilibrio y aprendí a no juzgar antes de conocer, por eso decidí darte este regalo de manera más íntima por una razón.
«―No es muy común entregar joyas, son raras las ocasiones en las que un leviatán da una ―deslizó el anillo por el dedo de en medio de su pareja, las luces del príncipe crecieron y llenaron el pequeño quisco de un cálido color dorado y azul, contrastando de manera perfecta con las rosas de su pareja―. Lee-Thorburn WonHo, pido su mano para poder cortejarlo oficialmente, prometo cuidarte y protegerte, incluso si ya no necesitas que un omega empuñe una espada por ti.
―No necesitabas preguntarlo ―tomó el anillo restante y lo colocó en el mismo dedo en la mano izquierda de su pareja, ahora que era un adulto, encajaba a la perfección―. No sé cómo dar una respuesta de cambiaformas, pero estoy feliz de ser cortejado por mi primer amor y Nexum Animarum.
El heredero se acercó para besarlo, en el último segundo se alejó con una sonrisa. Confundido, HyungWon observó su entorno. Su vista captó algo pequeño, blanquecino y frío. Algo que por años quería tocar y agradecía a su dios de ponerlo en ese destino.
La nevada había comenzado y estaba en casa para poder vivirla.
Parte 1 e 3 en esta actualiación de más de 24k palabras. Espero que estén listos para la cogic*on. Nos vemos en mañanita que suba el siguiente. Hoy ando de buenas porque lo logramos, ganamos el primer lugar en el concurso de Puzzles y les traigo otra actu larga, iniciando por lo mejor de los mejor.
Los ama:
―𝕬𝖗𝖎
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