²². ❝𝐓𝐫𝐮𝐬𝐭 𝐢𝐧 𝐦𝐞.❞
𝕴𝖓𝖛𝖎𝖊𝖗𝖓𝖔 𝟚𝟘𝟙𝟡.
𝕴𝖓𝖎𝖈𝖎𝖔𝖘 𝖉𝖊 𝖉𝖎𝖈𝖎𝖊𝖒𝖇𝖗𝖊.
HoSeok logró soportar el intenso aura y olor provenientes de WonHo y acercarse si recibir alguna amenaza del leviatán más joven, antes de comenzar a poner su cuerpo sobre su espalda. El nuevo cambiaformas no podía mantenerse de pie debido al dolor que le infundían sus luces ni qué decir de la magia palpable en el aire recorriendo su cuerpo, era una carga que ni HyungWon o HoSeok hayan sentido en un leviatán al despertar. El omega quiso acercarse para ayudar a WonHo a través del bosque, pero su mejor amigo se opuso.
―No, ¿ya olvidaste cómo reacciona un alfa ante el olor de un omega? ―recordó el alfa mayor, alejándolo de WonHo, quien de inmediato sintió la pérdida del calor de su omega y le gruñó a HoSeok.
―Tranquilo, cachorro ―intervino HyungWon, acariciando muy leve la mano de su pareja―. No me iré a ninguna parte, confía en nosotros.
―Tenemos que irnos ya ―apremió HoSeok, tomando el brazo del debilitado cambiaformas y pasarlos por sus hombros, BaekHyun se acercó con un poco de miedo a su amigo para ayudar con la carga.
HyungWon asintió, pero el momento de empezar a incorporarse, sus rodillas se doblegaron ante la fuerza que desató el olor de WonHo, obligándolo a ceder su peso ante la gravedad. HyungWon comenzó a sentirse demasiado mareado, nunca antes había sentido el olor de un alfa así de fuerte. Esa necesidad de dejarse llevar por la cantidad de feromonas, quedarse en el suelo para que su alfa pudiera olisquear el punto exacto donde sus feromonas emergían a raudales de su cuello. Sacudió su cabeza rompiendo con el efecto de su alfa, entonces se dio cuenta de que BaekHyun dejó a WonHo de lado para ayudarlo a pararse. HoSeok soltó una maldición a ver que los problemas iban de mal en peor, pero se las arreglaría hasta llegar al túnel.
―HyungWon, ve al costado, no podemos dejar que sus aromas los afecten ― decidió el alfa mayor.
―Te seguimos ―dijo BaekHyun viendo que HyungWon apenas tenía la fuerza para abrir la boca.
― ¿Seguro que puedes mantener el paso?
―Haré mi mejor esfuerzo.
El pelirrojo tomó una distancia moderada sin llegar a perder de vista al otro par, HoSeok entonces decidió pasar los brazos de WonHo por su cuello, poniéndolo sobre su espalda; le lanzó una advertencia de que sujetara lo mejor que pudiera. El heredero el lago Ness simplemente asintió y encontró algo reconfortante en el olor de HoSeok, como el sentimiento de protección fraternal que calmaría la agitación de un cachorro tras una tormenta.
Echó un vistazo a su lado, notando que HyungWon se notaba perdido en una especie de transe del que apenas podía distinguir si estaba en el plano terrenal o el inconsciente.
Quería ayudarlo, pero el dolor de la magia corriendo por su torrente sanguíneo, hasta llegar al centro en la espalda baja, el pecho y los centros de sus palmas y plantas del pie lo estaban matando. Quería someterse al dolor y gritar hasta que sus cuerdas vocales se rompieran, pero el olor del alfa a quien identificó por el nombre de HoSeok, su creciente preocupación por su omega y el miedo que le causaba descubrir que estaba por presentarse como un leviatán eran el risco al que se aferraba para no sucumbir a los nuevos deseos salvajes reverberando en su pecho.
Escuchó la voz en un eco del alfa más delgado, avisando que estaban cerca y en la cueva que HyungWon había descubierto y protegido, emergió Sana. Ataviada con una vestimenta similar a la de HoSeok. Pantalones oscuros y camisa de algodón, pero la hermana melliza de HyungWon se colocó una cota de maya1 de plata reforzada por runas minuciosamente talladas entre cada anillo para volverla más resistente. Complementando con una capa negra asegurada con un pin de Diacaurzus de su clan y un báculo con dos hojas afiladas.
―Por el Leviatán Blanco, ¿Qué...? ―comenzó la hembra de leviatán alarmada al ver un humano con luces naciendo de su cuerpo y el olor penetrante llegando hasta sus fosas nasales, inquietando a su bestia interior.
―No hay tiempo para explicaciones, tenemos que llevarlo abajo antes de que se presente por completo ―avisó HoSeok.
Sana dejó a un lado su claro deseo de empezar un reto por la clara agitación de las feromonas del nuevo alfa y darse cuenta de que HoSeok tenía la frente perlada de sudor, seguramente por usar tanto sus feromonas como su don de la empatía y calmar a este nuevo cambiaformas. Sana ordenó con su magia al báculo para que guardara sus hojas afiladas dentro del cilindro y se encogiera para colocarlo en uno de los compartimentos de su cinturón oculto detrás de su espalda.
―Yo lo llevo desde aquí ―se ofreció Sana, su mejor amigo le agradeció con una mirada y lo dejó con cuidado sobre el suelo―. HoSeok, ve a la par con HyungWon, sus olores combinados lo calmarán lo suficiente y el mío suprimirá a su bestia al ser el más fuerte de los tres, sólo por un momento. No alcanzaremos a llegar al clan.
"―Podemos llevarlo hasta uno de los estanques dentro del laberinto, estando en el agua de las cavernas se sentirá mejor ―" sugirió HyungWon a través de su mente a todos evitando tocar el lazo telepático con WonHo y no perturbarlo más, ya que su voz carnal era demasiado débil.
―Tendremos una mejor oportunidad ―concedió Sana.
―Y evitaremos que entre en la manada ―complementó HoSeok.
Todos sabían que era lo correcto, ya que el olor de WonHo era demasiado fuerte, si lo llevaban hasta las tierras de leviatanes, seguramente media manada se enteraría de la presentación de un alfa al que no conocían. Estarían en muchos problemas, tantos que la transformación de un humano a leviatán será la menor de sus preocupaciones.
― ¿Y yo qué papel tengo aquí? ―la pregunta silenciosa de BaekHyun hacia HyungWon no pasó desapercibida para Sana y HoSeok.
Entonces Sana notó al segundo humano, uno bastante pequeño y peculiar. Se dio una bofetada mental para evitar soltar maldiciones a diestra y siniestra hacia su hermano. Ya discutiría con él más tarde, no podía mandarlo a los Siete Infiernos de una vez, ya que reconocía que el humano y el compañero de su hermano compartían un lazo que servía como parte del ancla de WonHo para no caer en la danza de la locura.
―No puedo creer lo que voy a decir ―refunfuñó―. Vienes con nosotros, pero no hagas nada sospechoso humano.
― ¿Segura? Porque no eres la admiradora número uno de humanos ―dijo HoSeok viendo que Sana no dejaba de taladrar con la mirada al intruso no mágico.
―Alternativas no hay, tenemos que irnos ya ―dictaminó antes de cargar a WonHo como si no fueran kilos de músculos y más como un saco de plumas, bueno, no se esperaba nada menos de la portadora del don de la fuerza―. ¿Crees que puedes llevarnos hasta el estanque más cercano, hermanito?
El omega sintió y le dio un último vistazo hacia el joven humano que seguía luchando internamente contra el dolor que la magia producía en todo su cuerpo. Le dio un apretón a BaekHyun indicándole que avanzara y se unieron junto a HoSeok, con sus aromas entrelazándose, llegando hasta el sentido olfativo de WonHo, no le gustaba la combinación; porque sentía que algo en su interior indicaba que el olor de HyungWon no merecía ser eclipsado por ese posible rival. En cuanto se escuchó mentalmente tuvo que pensar en otras cosas para no dejar que su nuevo lado salvaje tomara el control ¿y cómo lo logró?
Pensando en lo ridículo que se veía siendo cargado cual princesa de cuento de hadas por una chica que fácilmente le sacaba una estatura considerable. No podía creer que una chiquilla que parece de su edad, lo dudaba considerando que tiene la edad para ser su madre, cronológicamente; lo cargaba con tanta confianza y delicadeza. Entonces se dio cuenta del aroma a lluvia en Sana. No una cualquiera, era la que siempre caía en los viejos días de otoño, donde era muy amable y la sinfonía producida por el caer de las gotas en el suelo, los cristales o el metal de los capós; eran como los cánticos de unas sirenas en medio del océano a manera de canción de cuna. Y es que la alfa, tenía algo del poder tranquilizador de HyungWon.
No era tan poderoso como el de su novio, pero ella desprendía una nueva clase de olas cálidas, como el abrazo de BaekHyun. Le gustaba, se sentía como un niño siendo acunado por las olas de un mar amable y cariñoso. Sus párpados estaban mucho más que el dolor de la magia en sus venas y tenía tantas ganas de dormir, pero algo en su interior le decía que debía mantenerse despierto. Ni siquiera sintió el trayecto hasta que el olor de HyungWon se tornó más fuerte y entraron a una cueva, su vista estaba realmente nublada, pero su sentido del oído de alguna manera incrementó y captó el sonido de gotas cayendo sobre un estanque de agua.
Unos segundos después, su cuerpo caliente y apunto de hervir en fiebre que pudo haberlo fulminado, el frío del agua cristalina lo abrazó como una vieja amiga. Calmado sólo por unos segundos el dolor de la magia rasgando su cuerpo.
Los cuatro jóvenes en cambio salieron de la cueva, quedando Sana y HoSeok como centinelas y barrera protectora para que el olor de los destinados no les afectara tanto; BaekHyun fue el único que se quedó ceca de WonHo al ser inmune a los efectos de la magia de su mejor amigo. Momento en el que HyungWon sintió un peso caerse de sus hombros y su cabeza se enfrió de inmediato.
―Iré por YoonGi ―sentenció el omega quitándose la ropa que no era de su clan y HoSeok sacó unos pantalones de un fardo de cuero y una capa negra con su olor para bajar el humano adquirido en sus horas estando en la superficie―. ¿Podrán con él?
―Reza al Creador para que nos otorgue la fuerza ―contestó Sana, preocupada por el joven heredero del Lago Ness soltar otro gruñido leviatán, el corazón de HyungWon se encogió y se obligó a borrar todo deseo de correr hasta él―. Vete.
Si pudiera elegir un día para ser completamente feliz, diría que ese era el que agregaría a su lista.
―No sonrías de esa manera como si disfrutaras de las penas de mi padre, YoonGi ―le advirtió JiMin dejando de leer los pergaminos que tenía en su regazo para poner su cabeza en el hueco del hombro contrario y hacer un mohín.
No importa las veces en las que estuvieran abrazados de esa forma; ver las acciones, gestos y hasta sentir el aroma del pequeño leviatán dorado le llenaban de una felicidad indescriptible. Y es que la verdadera razón de por qué su puerta no ha estallado en miles de astillas, ni los quejidos o maldiciones de cierto omega leviatán se podían escuchar en el aire, era porque estaba más ocupado gritando en sus aposentos y no precisamente de rabia.
Agradecía que el celo de SeokJin y NamJoon se sincronizaran de una forma tan conveniente para que juntos se encerraran en la Casa de los Líderes liberando sus más bajos deseos carnales por una semana completa, mientras él disfrutaba de estar a solas con el príncipe de la manada. SeokJin no tendría más pensamientos más que complacer a su esposo y disfrutar de tener al tan ocupado jefe del clan en su nido y entre sus piernas, dándole "cariñitos" hasta que no pudiera ni recordar su nombre o su parte mortal.
Una semana entera en la que tendría a JiMin para él solo, sin su padre malhumorado en aceptar que ellos dos eran el uno para el otro sin importar que tuvieran siglos de diferencia cronológica o el hecho de que él mismo atendió el parto del pequeño. Y realmente se asustó un poco por haber descubierto a su Nexum Animarum después de tres matrimonios fallidos.
― ¿Hola? ―los golpecitos amables de JiMin a su frente lo despertaron de sus ensoñaciones y le besó la mejilla y acariciando el vientre de su omega, el que un día esperaba llenar con un cachorrito―. ¿Acaso me estás escuchando?
―No es que me guste decir que disfruto del dolor de Jin después de su celo ―recordó que hace unos cuantos años Jin realmente salió lastimado cuando ambos rompieron sus límites y estuvo un mes postrado en cama―. Pero él a veces es demasiado entrometido con nuestra relación, pequeño príncipe.
―Sí ―sonaba poco convencido y YoonGi lo miró extrañado―. Perdón, es sólo que a veces no quiero gritarle y hacerlo sentir mal.
―Maldito chantajista emocional ―gruñó el sanador del clan, JiMin le dio un codazo a su estómago―. Oh vamos JiMin, ya tienes edad para manejar una espada, también la tienes para tener sexo con tu pareja de años.
El omega negó, a veces YoonGi era demasiado directo y un poco vulgar en su vocabulario cuando se molestaba demasiado; aspecto que antes lo hacía corregirlo a cada minuto del día y se rindió con el paso de los años, porque YoonGi haciendo berrinches era la gloria.
―Hablaré con papá después de que le den cariñitos ―sonrió el omega acercándose peligrosamente hasta los labios de su pareja, la atmósfera cambió a una muy sensual y el alfa aprovechó para meter su mano bajo la camisa contraria―. Ahora ven y dame los míos.
―Diablos, debiste nacer demonio, porque provocas como uno.
El leviatán más joven le sonrió y juntó finalmente sus labios, jadeante por el tan esperado momento en el que volverían a unirse hasta que ninguno de los dos pudiera pensar en otra cosa que no fueran ellos haciendo sonidos que los hicieran alcanzar el éxtasis máximo. De repente, la puerta de su casa fue abierta bruscamente.
― ¡¿QUÉ NO CONOCEN EL TÉRMINO LLAMADO PRIVACIDAD, CARAJO?! ―vociferó ante el intruso con sus colmillos salidos y dispuesto a morder a quien sea que haya atrevido a quitarle su momento con JiMin.
La imagen ante él lo dejó estupefacto. Un HyungWon bastante cansado, con muchos rasguños en su ropa, unos cuantos en las partes descubiertas de sus piernas y rostro denotaron un alto índice de ansiedad. De inmediato notó que su flujo de magia de alguna manera estaba bajo, pues su factor de regeneración no era tan efectivo como de costumbre. La pareja supo que algo muy malo pasaba por el miedo reflejado en su aroma e iris.
― ¿HyungWon? ―preguntó JiMin, a quien lo consideraba como su hermano pequeño y lo llevó hasta la mesa y sentarlo―. ¿Qué te pasa? ¿Quién te hizo esto?
―YoonGi, tienes que venir conmigo ―el omega más alto sucumbió ante su estrés y se dirigió a su tío―. Hay algo malo.
―Por el Hacedor, HyungWon, primero cálmate ―ordenó el alfa sin mucha fuerza en su voz, pues no quería sonar rudo ante el más joven―. Respira y dime lo que pasa.
En cuanto se acercó notó dos olores uno bastante fuertes que lo mareó por un segundo y otro... Su piel se crispó ante la alerta del desafío por un alfa y un posible intruso humano en la manada. Sin pensarlo sus iris ardieron, haciendo temblar a las dos omegas frente a él.
―Hay un humano en nuestras tierras ―advirtió en voz baja y fue hasta la mesa de trabajo donde tomó el tridente de Diacaurzus y las tres hojas soltaron un brillo especial que heló a HyungWon―. Quédense aquí, iré a cazarlo.
La palabra "cazar" le dieron la bofetada mental que necesitaba para activar su instinto protector hacia WonHo y se interpuso en el camino del alfa, recibiendo una mirada incrédula del príncipe del clan y una fulminante por parte del sanador.
― ¿Qué mierda haces, HyungWon?
―No es un humano lo que está abajo ―dijo el omega, su voz que antes era suave se mostró desafiante ante ese poderoso alfa y de fuerza considerable―. YoonGi, un nuevo alfa ha despertado.
―Eso es ridículo, el próximo despertar de uno de los miembros de la manada será hasta dentro de unos dos años mortales ―recordó.
Su puesto como sanador de todo el clan no era un chiste para él. Era un alfa bastante metódico y muy raro entre sus colegas, al llevar un perfecto registro de muchas cosas en cuanto a la salud de los leviatanes, y ahora nuevos cambiaformas, era hasta casi un maniaco. Si no fuera por la aparición de JiMin en su vida, seguramente su único amor sería su tan impoluta y bien esquematizada biblioteca con toda clase de información médica de los habitantes.
―Apártate ―ordenó, el tinte de advertencia en su voz no fue lo suficiente para que al pequeño que vio nacer se moviera ni un ápice―. No lo diré dos veces.
―No es un humano lo que hay abajo ―soltó HyungWon, la pareja se miró extrañados antes de volver su atención al conflictuado omega―. Es un nuevo alfa presentándose.
―El siguiente alfa se presenta mucho después, ni siquiera su olor se siente en el aire ―recordó el mayor.
―Es uno que estuvo perdido, pero ha vuelto a casa.
―No lo entiendo HyungWon, habla claro ―exigió YoonGi cada vez más confundido con cada palabra que salía de su sobrino.
―YoonGi, creo que tienes que ir con él ―sugirió JiMin, acercándose para tranquilizar a su pareja―. Parece serio.
― ¡¿Qué, así sin más?!
"―YoonGi, puedo sentir que HyungWon está muy desesperado, tendrás que confiar en él ―" le comunicó por su lazo telepático, ambos miraron al omega que tenía los brazos apretados a los costados y sus manos hechos puños "―. Siempre la vida antes que tú mismo, esos son tus votos, cariño."
"―Como odio que uses mi promesa así, JiMin ―" refunfuñó y quiso hacer una escena digna del cachorro más berrinchudo del mundo, pero se contuvo.
Fue hacia la mesa por su capa y un bolso donde puso varios supresores para alfa recién preparados, incluso llevó un par de dagas más a parte su tridente(2). Un arma ceremonial que pocos leviatanes han alcanzado, entre ellos la pareja líder, el padre alfa de HyungWon y su tío Jackson. Antes de salir le envió una mirada molesta a JiMin, quien se encogió de hombros y los despidió desde el marco de la puerta.
HyungWon salió disparado, seguido de YoonGi soltando maldiciones a diestra y siniestra, cuando vio que estaban alejándose de la manada, hacia las paredes de piedra. El omega no le dio tiempo para preguntar, pues se dirigió hasta una gran capa de madre selva y la movió, mostrando un túnel del que el sanador no tenía conocimiento.
― ¿Qué diablos hiciste HyungWon?
―Pase lo que pase, tienes que confiar en mí ¿de acuerdo?
―Por amor del Hacedor, siento que me voy a arrepentir de esto.
HyungWon no quería darle más motivos para dar la vuelta y posiblemente advertirle a alguien de la presencia de WonHo, así que recurrió al único truco que nunca fallaba. Corrió hacia la oscuridad, activando el instinto paternal que YoonGi escondía muy bien. Al considerarlo como un hijo al que ayudó en su crianza, tenía un punto débil por HyungWon, no dudaría en sacarlo de sus problemas y fue por esa simple razón que le siguió el paso a través de los oscuros túneles con sus propias luces como guía penetrando en el manto negro.
Conforme pasaban los segundos, se le hacían horríficamente eternos, su corazón comenzó a bombear mucha más sangre al mismo tiempo que su carga de adrenalina combinado con su flujo de magia le dieron más poder a sus piernas; corrió hasta que pudo sentir mucho mejor el alma de WonHo tratando de alcanzar la suya. Podía escuchar sus gritos internos llenos de dolor, esperando su regreso. Estando su lazo recién formado, HyungWon no estaba pro completo consciente de lo que pasaba a su alrededor, sólo pensaba en llegar hasta WonHo y calmarlo.
A tan sólo unos diez metros, YoonGi se detuvo en seco. Un olor demasiado denso en el aire lo descolocó; su bestia interior, que en otros días se encontraba en completa paz, reaccionó a este nuevo aroma entrando de manera inmediata en un estado de alerta completo. Listo para atacar si el desafío se presentaba. Entonces Sana y HoSeok salieron de la cueva al presentir tanto el alma de YoonGi como su olor al café más fuerte de los seis clanes, haciendo contraste contra el intruso. Usó sus feromonas para no dejarse influenciar por este fenómeno y pudo recuperase del ataque.
Se dio cuenta de que HyungWon había desaparecido en la cueva mientras su melliza y HoSeok lo miraban entre expectantes y asustados.
― ¿Qué diablos me ven? ―preguntó YoonGi.
Un grito ahogado por un gruñido desesperado de un leviatán lo hizo temblar hasta los huesos. Era profundo, desafiante, lastimero. Sus gruñidos y frecuencias vocales eran demasiado bajas para ser de un leviatán cachorro, entonces un ligero aroma a las brisas del océano llegó hasta sus fosas nasales. Sólo pocos tienen esa clase de aroma elementales del agua que casi se extinguen de no ser porque el último de aquella raza sigue respirando, a kilómetros de distancia.
―Será mejor que respires antes de que pierdas la cabeza ―le aconsejó Sana.
―Por el Hacedor, ¿qué diablos está adentro?
―Velo por ti mismo ―tercio ahora HoSeok y apartándose del camino.
Su ceño se pronunció y caminó hasta la entrada de la cueva, el olor era mucho más fuerte. Lo que había en el estanque lo dejó sin habla.
Su sobrino, el pequeño al que cuidó estaba tan cerca de dos máquinas mortales, el que estaba en el agua gritaba de dolor, HyungWon tomó su mano con tanto amor y devoción a la peor escoria del mundo. Sus recuerdos de una terrible guerra en la que su madre fue masacrada a sangre fría por esas bestias de dos patas hicieron que su sangre hirviera y desplegara su tridente, listo para matarlos. Ni Sana o HoSeok fueron capaces de detener al alfa dispuesto a matar a BaekHyun y WonHo.
HyungWon presintió el hilo de rabia en YoonGi. Se giró rápidamente, encontró y tomó el hilo de la paz para hacer que se detuviera al último segundo; la hoja central del tridente acariciando su cuello. Tragó en seco, podía sentir el filo de diacuarzus estando en esa fina línea antes de perforar la carne, estaba asustado, pero no lo suficiente como para moverse de su lugar. Los ojos chispeantes color azul celeste contra rosados.
―HyungWon, apártate ―ordenó, no deseaba hacer uso de su voz de mando en él, afianzando el agarre en su arma dispuesto a terminarlo todo con un movimiento―. No lo diré dos veces.
― ¡Hazlo y moriré con él! ―espetó HyungWon.
Entonces quitó la capa que ocultaba la vista de su tobillo izquierdo, donde la marca de destinado grabada en un azul eléctrico y vetas doradas brillantes resplandeció ante la vista de todos los presentes. Con horror, vio que en el tobillo derecho del humano se formó la marca de destinado en el mismo color azul pero sus vetas eran rosadas en cuanto terminó de trazarse, las luminiscencias que tanto presume un leviatán aparecieron al compás de la respiración agitada de WonHo.
Sus nudillos, que hasta ese momento se volvieron blancos por la fuerza de agarre sobre el tridente, se aflojaron y dejaron caer el arma. El sonido del metal hizo eco tanto en las paredes de piedra como en su mente.
Un humano... ¿convirtiéndose en un leviatán? ¿Qué clase de hongos se fumó ahora? Esto no podía pasar, era imposible. Ellos no eran siquiera dignos de portar una segunda alma a ojos de YoonGi, esas bestias fueron las mismas que le arrebataron su manada y su familia, lo obligaron a vagar por el océano sin rumbo, muerto de hambre y casi perdió su parte mortal.
HyungWon reconocía sus dudas mejor que nadie en ese mundo. Se acercó hasta ponerse sobre sus rodillas, se inclinó y reveló la parte trasera de su cuello. Mostrando completa sumisión a su tío con lágrimas surcando sus mejillas, llenando sus mentes de rezos hacia el Leviatán Blanco por un poco de piedad hacia el sanador del clan, su familia lo miró atónito. El jamás se humillaría de esa forma, él era una omega fuerte, no necesitaba de la aprobación de ningún alfa, ni siquiera de su propio progenitor. Pero ahí estaba, mostrando la parte más vulnerable de su anatomía, pidiendo clemencia por un humano bastante peculiar y por el que estaba dispuesto a llegar a esos extremos.
―Por favor YoonGi ―masculló con la voz entrecortada―. Ayúdalo, se está presentado y puede que no sobreviva a la transformación si tú no lo guías hacia el camino correcto.
―HyungWon, me estás pidiendo que cometa traición ―contradijo el alfa, con su corazón rompiéndose por ver a su sobrino mostrarse de esa forma tan vulnerable―. Esas bestias...
―Es mi Nexum Animarum YoonGi, por favor, yo no sé cómo realizar una ceremonia para una presentación, ni siquiera tengo el favor del Creador para guiar almas.
―Por su sangre corre el caos que nos hizo ocultarnos como gusanos, bajo tierra... Su pueblo asesinó a parte de tu familia y miles de otras más.
―Por favor ―su voz se hizo más pequeña y su cuerpo temblaba de miedo―. Jamás rogué tanto por algo, por favor, sálvalo, no dejes que muera, mi bestia y yo no lo resistiremos, lo amamos... ¿Y si fuera JiMin quien estuviera en el lugar de mi cachorro?
Su corazón de encogió. No quería ni pensarlo, se cortaría una mano antes de hacer aquella herejía contra su compañero. Ofrecería sus ojos o su misma alma a cambio de darle un día más de vida a su pareja. Como destinados, el dolor de la pérdida de su otra mitad era la muerte segura, por lo que si ese humano era el complemento que el Leviatán Blanco...
Soltó un bufido cansino, se agachó para tomar de los brazos a su sobrino y levantarlo. Odiaba verlo así, no estaba completamente dispuesto a cometer traición contra su mejor amigo, pero sabía que la presentación de ese chiquillo era mucho más fuerte que la de cualquier leviatán del lago. Era más parecido al que los leviatanes oceánicos presentaban. Y sus votos como sanador lo obligaban a darle prioridad a esa vida que pedía por una oportunidad.
Quitó a su sobrino de en medio después de un pequeño juramento en el que garantizaría la vida de ambos humanos. Al principio se mostró un poco reticente a dejar con vida a BaekHyun, ya que él no era un ser elemental, sin embargo, la insistencia de HyungWon lo hizo prometer lo contrario.
―Chico, ven conmigo ―le dijo Sana al otro humano, quien presenciaba todo con un poco de miedo.
YoonGi se quitó el bolso de su hombro y comenzaba a buscar los supresores en forma de polvo, depositándolos en el agua, aminorarían un poco el dolor mientras iniciaban el ritual del despertar. BaekHyun se acercó hasta la melliza mayor y HoSeok, quienes lo sentaron cerca a la entrada de la cueva.
―Quédate siempre detrás de nosotros ―le aconsejó la hembra leviatán―. En este momento, tu amigo dejará de ser un humano y liberará a un animal salvaje que lleva años suprimido por lo que puedo ver, podría dañarte mientras despierta.
―De acuerdo ―farfulló, tragando saliva mientras veía cómo los leviatanes manejaban el problema con soltura.
HyungWon ya más calmado, se limpió las lágrimas de su rostro y se acercó hasta WonHo, quien le sonrió con desgano. No le gustó para nada que su omega tuviera que hacer eso por él y comenzó a reclamarse por no ser lo suficientemente fuerte para pasar por algo que el pueblo de su novio leviatán hacían con cotidianeidad. El omega le mandó una pregunta hacia YoonGi, éste asintió.
―Tranquilo WonHo, te vamos a ayudar ―le susurró y tomó la mano que estaba aferrada en la orilla rocosa, le dio un casto beso en el dorso de su novio, WonHo se calmó de inmediato.
―Cuando te lo indique, vas a soltarlo y saldrás de aquí con ese enclenque ―señaló con la cabeza hacia BaekHyun, quien refunfuñó indignado por el calificativo―. Reza al Hacedor que este chico no caiga en coma.
―No lo hará ―prometió HyungWon, mostrando una poderosa convicción que hablaba por el heredero del Lago Ness―. Él es fuerte, mi cachorro lo logrará.
YoonGi sacó un frasco de arcilla con runas inscritas de manera vertical, con sus dedos índice y anular comenzó a trazar las luces de WonHo con el ungüento de un color purpúreo con un olor bastante repugnante para el heredero del Lago Ness, se aguantó las arcadas lo mejor que pudo. Cuando su piel comenzó a asimilar la medicina, ésta se calentó con las luminiscencias y formó costras que parecían obsidiana. Con las indicaciones, fue poniendo el ungüento en todas las luces, quedando el ahora nuevo cambiaformas, desnudo en el estanque cubierto por líneas negras.
―Escucha niño, una vez que empiece los rezos, un dolor que nunca has sentido hará que tus huesos se partan en miles de pedazos y vuelvan a armarse en cuestión de segundos, te vas concentrar en mi voz y dejarás que la magia salga de ti. Hagas lo que hagas, no dejes que el dolor te distraiga de mis palabras ¿entendido?
― ¿Cómo voy a dejar que mi magia salga? Yo no sé nada de esto o cómo...
―Tu bestia lo hará en cuanto reconozca mi voz como alfa, la magia que hay dentro de ti buscará salir para hacer que tus luces se formen por completo y el inicio de tu despertar, si tenemos suerte, será completo ―miró por un momento el tamaño del estanque―. El estanque debe bastar para tu tamaño, espero.
―Está bien.
―Retírate HyungWon ―indicó YoonGi ahora sacando un hilo con perlas de plata, oro, bronce, esmeraldas, rubíes, diamantes y arcilla y los enredaba en un complicado patrón en su mano izquierda.
El omega luchó contra su bestia interna ante el deseo de estar a su lado, así que, con un ligero apretón de sus manos, lo miró para darle un beso corto.
―Estarás bien, Lee-Thorburn WonHo, te veré dentro de poco.
―Te amo, señor dragón.
―Te amo, cachorro.
YoonGi casi suelta un chillido de ternura por la miel que su sobrino derramaba sobre este indigno humano. Jamás creería que llegaría el día en el que vería a tan obstinado y arisco omega, proferir palabras llenas de amor hacia otro ser que no fuera su familia. Carraspeó para que se apresurara a marcharse. HyungWon atendió la indirecta y con una última mirada le envió fuerza a su novio, esperando que su despertar tuviera las bendiciones del Creador de Siete. Llegó hasta BaekHyun y ambos salieron de la cueva sumidos en un mar de preocupación. Sana y HoSeok se quedaron en la entrada debido al intenso olor del ungüento y adoptaron una postura tensa, con sus nervios y sentidos en completo estado de alerta para actuar en cuanto les dieran la orden.
YoonGi le dirigió una última mirada hacia el extraño chico humano con magia y comenzó con los rezos.
Libera la furia del Mar.
Las canciones de las olas has de escuchar.
El mar es tu cuna ancestral.
Las palabras amables han de despertar la ira del mar.
Deja que el agua te abrace por completo.
Elévate el maremoto del que surgiste.
En cuanto su voz llegó a oídos de WonHo y sus palabras tocaran su segunda alma, fue como si ésta brincara dentro de su pecho y rompiera una presa de concreto, desencadenando una gran cantidad de agua. La sensación era parecida a cuando tomabas agua fría en un día caluroso y eres plenamente consciente del líquido recorriendo cada parte de tu cuerpo. Dicha sensación era parecida a lo que le estaba pasando, viajando desde su pecho a lo largo de cualquier rincón de su ser. En cuanto terminó de tocar hasta el último de sus nervios, sintió como si algo explotara y profirió un grito de dolor, le siguieron sacudidas en todos sus miembros llenándolo de un dolor que no creía posible.
―Deja que fluya ―le avisó YoonGi usando el lazo telepático mientras seguía lanzando rezos que WonHo no sabía en qué lengua eran, pero otra parte de sí mismo sabía lo que eran.
Libera la furia del Mar, cría alfa.
Tu piel fuerte como el acero será.
El mar del destino surcarás.
Ojos, oídos, olfato, todo será más grande.
Prepárate para descubrir tu mundo como nunca antes.
La sal, tu sangre será.
Era como si sus huesos fueran acribillados por clavos al fuego vivo buscando quebrarlos, pero éstos se negaban a permanecer como simples astillas y regresaban a su forma original, dejando corrientes eléctricas en ellos. Sobre su piel caliente las partes en las que las luminiscencias se marcaban tenuemente, de pronto se tornaron pesadas como una tonelada de piedra hundiéndose en esas partes y abrían su carne. Sus sentidos se agudizaron lo suficiente como para identificar algo parecido a raíces punzantes apareciendo de la nada hasta abrirse paso por su piel y extenderse hacia arriba; el ungüento se agrietó medicinal por el que salían ligeros destellos de sus luminiscencias: doradas contra azules celestes.
Libera la furia del Mar, hijo del agua.
Sal del Abismo Oscuro, oh poderoso alfa.
El camino que te espera, es sinuoso y arduo.
Tu manada ha de estar contigo en el viaje.
Despierta ya, tu destinado aguarda por ti.
Nexun Animarum, salido del caos.
Una sacudida de magia lo hizo cerrar los ojos y morderse los labios con fuerza. Sus manos se incrustaron en los bordes rocosos de la orilla mientras una nueva oleada de magia lo sacudía violentamente. Un rugido salió desde lo más profundo de su garganta y cuando abrió los ojos, su pupila se redujo casi al máximo, una luz blanca los cubrió en su totalidad para que, desde el centro de ésta, el color dorado y azul tiñeran un ojo de cada color. Sus colmillos comenzaron a crecer pocos milímetros, pero lo suficiente para perforar la carne de sus labios.
Libera la furia del Mar.
Los susurros ancestrales, la canción de cuna.
La melodía escondida entre las olas escucharás.
Un cántico extinto llamará tu nombre.
Conviértete en la reencarnación del Océano, caóticamente balanceado.
Surge guardián del Agua.
La piel tersa se tornó más lechosa y un brillo parecido al marfil cubrió todo a su paso. Ahora, ningún cuchillo humano podría dañarlo. Su cabello rubio se tornó más brilloso como el oro líquido y en las puntas se colorearon de un azul eléctrico. Su piel estaba palpitante y fresca con una ligera capa de magia blanca, danzante en ondas concéntricas extendiéndose en diferentes puntos, detrás de ésta se materializaron escamas traslúcidas que se degradaban contra la piel. El proceso se repitió varias veces e incluso las membranas entre sus dedos se formaron hasta la mitad de sus dedos.
Fue entonces cuando se dio cuenta de que el dolor ya no estaba, en su lugar podía sentir el calor y el frío al mismo tiempo. El agua tenía una textura diferente, era más agradable, sedosa. El olor a tierra era mucho más fuerte a sus sentidos junto a olor del café proveniente del alfa a su lado, también pudo distinguir los olores a la lluvia fresca emanando de Sana y el terroso de HoSeok. Sus oídos captaron el ritmo cardiaco de todos, danzantes e hipnotizantes, parecía que obedecían las notas de una canción y sólo se interesó por una de ellas: la de HyungWon.
Se observó por completo.
En sus pies también tenía pequeños rastros de escamas con brillos azules eléctricos. Sus músculos despedían un vapor frío y se tocó las partes en las que el ungüento no estaba fracturado, podía sentir la calidez de sus luminiscencias.
―Bienvenido a tu nuevo mundo, Alfa ―dijo YoonGi.
WonHo no estaba seguro si sentirse feliz o alarmado por esa sencilla oración.
Mientras esperaban a que YoonGi terminara los rituales después de la presentación, HyungWon estaba sentado contra la pared fría del túnel, mordiéndose las uñas, cada vez menos paciente. BaekHyun a su lado usaba su celular, un extraño juego de bloques que venían en pares apilados en pirámides evitaban que cayera en la misma situación que HyungWon. No podía hacer gran cosa después de todo.
Sana y HoSeok seguían resguardando la entrada a la cueva con sus ojos centrados en el interior de ésta.
― ¿Cómo supieron dónde estaba? ―preguntó HyungWon después de un rato en silencio.
― ¿Creíste de verdad que te íbamos a dejar solo en la superficie? ―inquirió Sana cruzándose de brazos―. HoSeok me dijo que irías a una cita con el humano y queríamos estar cerca por si te metías en problemas.
― ¿Tan poco confían en mí? ―el tono herido de su mellizo la hizo dejar de lado al humano, o ex humano, y mirar a su hermano menor, incluso BaekHyun puso atención.
―No es eso ―dijo ella, dejando su puesto, ahora ya con el aroma de WonHo controlado pudo alejarse de la columna rocosa y sentarse a lado de su mellizo―. La idea de que mi hermanito estuviera rodeado de humanos sin ningún apoyo es algo que jamás permitiré, vinimos a este mundo juntos y nos iremos de la misma forma.
―Somos familia después de todo, diluvie, tiemble o truene ―complementó HoSeok, igualmente dejó su posición y se puso de cuclillas frente a HyungWon y le tomó de las manos―. Debemos cuidarnos las espaldas.
―Estuvimos a una distancia segura para no ser vistos, pero lo suficientemente cerca para aparecer si nos necesitabas ―Sana pasó su brazo por los hombros de su hermano y lo reconfortó con una sonrisa cálida―. ¿Quién diría que terminaríamos así?
―Y vaya que tienen mucho que explicar ―la voz serie de su mayor los hizo encogerse en su lugar, HyungWon miro con un poco de miedo hacia el alfa sanador, su temple era frío y sus ojos celestes escudriñaban su semblante con atención―. Está preguntando por ti.
― ¿Es seguro? ¿Tan pronto? ―repuso HoSeok―. Estaba seguro de que su presentación tardaría más.
―No fue completa ―dictaminó bastante frustrado, quitándose el collar de cuentas ceremonial que usaba para recibir a un alfa―. Su bestia sigue un poco escondida y no saldrá tan fácil, está asustada y cansada.
No necesitaba más. HyungWon se levantó de su lugar y entró apresurado para ver a su novio. Quedó impactado por la imagen en el estanque. El humano al que amaba tenia leves espasmos por la fuerte carga de magia liberada de su cuerpo y tenía los ojos cerrados, sus manos tenían leves rastros de sangre por la fuerza a la que se aferró a las salientes rocosas y sus uñas estaban casi sanas después de haber sido brutalmente destrozadas dejando la carne al descubierto.
―WonHo ―lo llamó suavemente, éste al escucharlo abrió los ojos.
El color avellano se había extinguido. En su lugar, el color dorado brillante y azul eléctrico danzaban en cada ojo. Lo que realmente rompió su corazón fue ver que en ellos había miedo. Se arrodilló y tomó la mano debilitada entre las suyas.
― ¿HyungWon qué me está pasando? ―preguntó con la voz casi inaudible.
―Desearía tener las respuestas cachorro, pero estoy tan confuso como tú.
―Espero que estés listo para hablar ―intervino YoonGi, su mirada se tornó tan fría como el hielo y taladraba a ambos―. Que el Hacedor me de fuerzas para esto.
―Es una historia larga.
―No tengo prisa en irme de este lugar hasta que sepa toda la verdad, Son HyungWon.
HyungWon tragó saliva, nunca lo ha llamado por su nombre completo, lo mejor era no tentar más al destino y darle lo que quería sin engaños o verdades a medias. Le contó todo, absolutamente todo.
Desde su primera escapada a la superficie donde conoció a WonHo siendo ambos unas crías, el ritual para suprimir memorias que le hizo, sus viajes al exterior, sus sueños y todo lo que han atravesado a lo largo de ese breve periodo de tiempo. WonHo tuvo hasta momentos para explicarle los extraños sueños que lo han llevado hasta HyungWon. Las palabras de su creador en la Cámara de Poseidón, incluso comenzaron a darle sentido a las extrañas coincidencias que los llevó a descubrir su lazo como destinados.
YoonGi se quedó callado, escuchando todo, analizando miles de posibilidades. Unas eran bastante claras, pero las otras no tanto. Seguía todavía incrédulo que el humano que ahora es un alfa leviatán pudiera simplemente tener magia de la nada. Las reglas primigenias o la ley fundamental de la magia no aplicaban en humanos, eran creaciones diferentes; hasta podrían tener un dios distinto que les dio la vida. Por cualquier ángulo posible, WonHo no puede tener magia por obra de un dios que no sea el suyo.
― ¿Alguna vez has presenciado algo mágico, mucho antes de conocer a HyungWon o nuestro mundo? ―preguntó el mayor de los presentes mientras untaba un poco de medicina sobre las marcas de luminiscencias, ya que éstas habían quemado su piel por la intensidad de su flujo mágico.
―A parte de HyungWon, no, nada, todo en mi vida ha sido completamente normal ―dijo el humano, que ahora era cubierto por una capa para mantenerlo calientito―. ¿Entonces no saben qué es lo que me hizo ser uno de ustedes?
―No eres como nosotros, eso es evidente ―refutó el sanador, WonHo se encogió en su lugar ante el tono para nada amable de ese leviatán―. Lo que trato de decir es: No eres común. Nuestra magia tiene reglas y no aplican en humanos a menos que tengas contacto directo en la sangre con la magia; o por la familia.
― ¿Es posible? ―inquirió HyungWon.
―Sólo hubo un periodo en el que cambiaformas elementales estuvieron juntos, fue mucho antes de mi nacimiento y los registros de dichas cruzas se perdió después del Ocultamiento, hay rumores de que murieron por no ser un cuerpo apto para cargar con la magia.
―Diablos ―maldijo el omega botánico.
―Hay alguien que podría ayudarnos ―se le heló la sangre, sabía quién era―. NamJoon.
―No ―sentenció―. Todavía no podemos decirle nada.
―HyungWon.
― ¡No! ―se levantó del lado de WonHo e inconscientemente lo escudó detrás de sí―. Sabemos lo que pasará, no dejaré que lo toquen, al menos, no hasta que se presente por completo y pueda llevarlo hasta nuestro Alfa Líder.
― ¿Por qué no lo llevan ahora si puede ayudarnos con lo que pasa? ―intervino BaekHyun, que hasta ese momento ha estado muy cayado.
― ¿Recuerdas la noche en la que te conocí? ―devolvió HyungWon, el pelirrojo sintió una corriente, el omega casi lo mata con menos armas de las que posiblemente tendrían en su clan―. Si yo casi te mato, imagina lo que hará todo un clan con un humano como WonHo... No lo llevaré hasta que sepamos algo de la verdad o se presente por completo.
―HyungWon, estás cometiendo t...
―Sé lo que hago ―interrumpió, no quería escucharlo de nuevo, si seguían repitiendo esa palabra infundirían duda y más miedo del que ya sentía―. ¿Pueden confiar en mí, aunque sea sólo por un segundo?
Los miró a todos, pidiendo a gritos en sus ojos por un poco de fe. Era consciente de las dudas ¿cómo es que manejaría el cambio de WonHo si ni siquiera sabía de la existencia de su magia o las razones para obtenerla? Tenía una idea, sólo que tendría que agotar sus recursos antes de pedir ayuda a alguien más que ha fungido como su guía y ha guardado muchos secretos a lo largo de los milenios. Desde la mirada perturbada de Sana, pasando por la visible duda en HoSeok e incredulidad de YoonGi, no era tarea fácil convencerlos de seguir adelante.
Hace tan sólo unas horas, Sana y HoSeok estaban de acuerdo con su relación un poco extraña con WonHo. La primera tuvo que aprender a no inmiscuirse en sus decisiones mientras que el segundo lo alentó a perseguir sus sueños.
Un humano con magia de cambio de piel era otro nivel, uno muy qué prendía todos los malos presagios existentes. Podrían pasar muchas cosas a lo largo de ese despertar; WonHo podría no ser capaz de controlar a su bestia si no estaban cerca y hería a su familia o amigos, hasta que su novio muriera debido a la carga mágica dentro de su cuerpo, éste no siendo un receptáculo como era el cuerpo de un elemental normal. No quería ni volver a pensar en ese segundo camino, pero era inevitable. Las probabilidades de que alguien sin experiencia con la magia sobreviviera el cambio de piel eran nulas, lo podían comprobar los miles de registros de defunción en cachorros que nunca presentaron un flujo de magia sano.
Ellos pensaban igual que él, pero lo que mantenía a HyungWon firme en no decir ni una palabra a su líder era esa mirada firme que WonHo tenía en ese momento. Su postura denotaba su cansancio, pero sus ojos brillantes ahora lanzaban fuego, mostrando sus verdaderos sentimientos. El heredero del Lago Ness era un guerrero, un luchador. Confiaba en él, además, su vínculo podría ayudarlos en algún punto. Sus piernas dejaron de dolerle para ponerse de pie y tomar su mano, dándole coraje y enfrentar a su familia.
―Sé que tienen miedo ―comenzó el botánico, le temblaba un poco la voz. Pero se las arregló para adoptar una posición firme―. Yo también lo tengo, pero es mi pareja la que está en juego, es la persona con la que he decidido pasar el resto de mi vida. Nuestras bestias se han encontrado para empezar su largo camino en el que el Leviatán Blanco nos ha puesto.
―Voy a lograrlo ―habló por fin WonHo, su voz se sentía mucho más profunda, notando que los vestigios del alfa comenzaban a salir a la superficie―. Lo haré.
―Aunque tengas convicción, será más difícil de lo que crees ―terció HoSeok, quien siempre era el más positivos de los tres, ahora estaba más serio de lo normal, meditando tanto sus pensamientos como sus palabras que diría―. Tu cuerpo no está acostumbrado al cambio, necesitarás más que deseos de superarlo, de verdad cambiarás y necesitas cierto nivel de magia que apenas se siente en ti, es como si un cachorro de dos años pretendiera alzar una espada diseñada para alguien curtido en batalla.
―Podemos entrenarlo ―de todas las personas ahí reunidas, nadie se hubiera esperado que Sana fuera quien dijera eso―. Si es un alfa, tendrá la bendición de poder elevar rápido su nivel de magia, tal como HoSeok y yo aprendimos a controlar.
―Pero Sana, no es tan sencillo, nosotros entrenamos diario ―refutó HoSeok.
―Nos tendrá a nosotros ―murmuró HyungWon―. Haremos que su cambio sea como el de cualquiera.
―Antes de que sigas ―YoonGi estaba con el brazo pegado a su cuerpo tocando su codo, la mano libre sobre su mentón, analizando todo y parecía asustado―. Si accedemos a ayudar a tu... alfa, cuando lo llevemos a la Casa de los Líderes, igualmente habrá consecuencias.
―Asumiré toda la responsabilidad, es la única forma de que todo funcione y los proteja a todos. Después de todo, fui yo quien rompió las reglas, no ustedes ―dictaminó con fuerza en su voz, los tres leviatanes mostraron su dolor por la decisión de HyungWon―. Ni una palabra más, por favor.
Los tres no les gustaba para nada lo que HyungWon estaba diciendo, pero una vez que el omega tomaba una decisión, no había forma posible de hacerlo cambiar de opinión. HyungWon sólo les proponía dos opciones: dejarlo solo o ayudarlo. No hay términos medios o apertura a negociaciones. Ese era el poder de su fe y amor hacia ese extraño humano que apretaba su mano con fervor, el único que confiaba ciegamente en el omega.
El mayor de los alfas soltó un suspiro cansino antes de ponerse enfrente de los enamorados, los analizó una última vez y asintió.
―Estoy contigo HyungWon, en las buenas y en las malas, somos familia por la sangre del mar corriendo en nuestras venas. Tenemos que protegernos y si este humano significa mucho para ti.
―Lo es.
―No se digas más, ayudaré todo lo que pueda, pero tienes que decirle a NamJoon, puede que nos ayude si...
―Sólo hasta que WonHo cambie a su forma bestial, así él me escuchará. Sabes lo rencoroso que es con los humanos, si vamos ahora, lo matará, no importa que seamos familia. Y si él muere, yo igual.
―Está bien, está bien ―alzó las manos en signo de rendición―. Lo haremos.
―Gracias ―susurró, dándose cuenta de todo el aire que no sabía que contuvo en sus pulmones, para darse le vuelta y abrazar a su novio, soltando silenciosas lágrimas en esos pocos momentos en los que su burbuja privada los cubrió.
En cuanto la respiración y pulso de WonHo se normalizaron, éste ya estaba completamente vestido. Por su parte, HyungWon discutía con su conexión telepática con YoonGi, Sana y HoSeok sobre lo que debían hacer en las siguientes semanas para preparar al humano hacia su completa transformación. Tanto BaekHyun como WonHo también estaban alejados del grupo, todo para que él se calmara. HyungWon lo escudriñó por el rabillo del ojo. Reparó de inmediato el cambio de humano a nuevo cambiaformas: se veía más guapo.
Su piel claramente se tornó más fuerte y fría, como la de ellos estando bajo tierra, donde conservar el calor era lo más importante y sus pieles servían como barrera térmica, evitando que murieran de hipotermia. Ésta emitía un brillo por las escamas que aún se podían vislumbrar en la parte del cuello, pómulos, dorso de las manos y en los pies. Su cabellera dorada era incluso más hermosa que el oro pulido de los dragones, que fue degradándose sutilmente hasta los bordes azulados que parecían soltar chispas, lo mismo pasaba con sus luminiscencias. Sólo podía ver perfectamente dos que crecían por su cuello y en sus manos, el resto estaban ligeramente visibles a través de la tela.
WonHo era hermoso, pero su nueva apariencia no era lo único de lo que HyungWon estaba embelesado. La gran madurez y comprensión del heredero del Lago Ness con respecto a su nueva forma era algo que admiró. Sabía que tenía miedo por lo que pasaba con su cuerpo, pero se mostraba sereno para no caer en un pánico total, porque confiaba en HyungWon y eso le calentaba el corazón. Cuando terminaron de hablar, los cuatro se acercaron hasta WonHo.
―Sé lo que preguntarás ―empezó el botánico―. Te enseñaremos a bajar tus luces para hacerte pasar por un humano común, tal vez las esferas de camaleón puedas consumirlas.
―No me gusta ese gesto ―dijo WonHo, el omega lo miró estupefacto―. ¿Qué tienen de malo las esferas?
―Si las tomas en exceso, puedes marchitar a tu bestia y morir ―dijo YoonGi, sin tapujos o filtros, eran adultos y debía conocer todos los riesgos.
― ¿Hay alguna manera de revertirlo?
―Tenemos que ver cuánto pueden bajar tus luces para determinar otra solución.
―De acuerdo ¿cómo lo hago?
―Dame tus manos ―HoSeok le tendió las suyas, WonHo le dirigió una mirada a HyungWon, quien le sonrió y con gesto le indició que lo hiciera―. ¿Sientes mi pulso? ―el que ahora era parcialmente rubio, asintió―. Es sereno, ahora, escucha el tuyo.
El heredero tenía la palabra confusión impresa en todo su rostro, quería preguntar, pero se calmó de inmediato, si sus sentidos estaban mucho más agudizados podría ser capaz de hacerlo. Tomó una leve respiración y cerró los ojos. Con todo el lugar en silencio, le resultó más sencillo concentrase en buscar su pulso, que era el más agitado de todos, rítmico y acelerado, como un tambor resonando al ritmo de una batalla salvaje.
―Lo encontré ―susurró aún con los ojos cerrados.
―Trata de calmarlo, respira lento y piensa que es como tus pies al caminar, disminuye su ritmo ―WonHo volvió a tomar aire y sintió cómo comenzaba a escuchar menos ruido de sí mismo―. Eso es, sólo un poco más ―sus latidos eran igual al del resto, lentos―. Bien, ahora aprenderás a sentir tu magia.
―Estoy listo.
―Escucha más allá de tus latidos, siente entre la sangre que corre por tus venas, el aire que te rodea es sólo una barrera hacia tu esencia.
WonHo trató de encontrarla, sólo que era un poco más difícil hacerlo que escucharlo de alguien que había nacido para eso. Sacudió su cabeza, ahuyentando los malos pensamientos y volvió a tomar aire. Se concentró en sí mismo, gracias al cielo que era un artista y separarse de cosas sin importancia era algo a lo que estaba acostumbrado.
Con sus sentidos multiplicados por diez, empezó a sentir algo más, como una delgada tela de seda que se desvanecía y deslizaba dejando un leve hormigueo entre sus dedos y al abrir los ojos, logró encontrar un hilo dorado naciendo de su pecho; bifurcándose para rodearlo y enredarse alrededor de su cuerpo, culminando en seis puntos.
Era como una bruma bastante agitada, como el agua al ser disturbarse por un objeto cayendo contra ella.
―La veo ―dijo al alfa, también podía ver la de HoSeok, era como el color durazno más brillante que haya visto en su vida, a diferencia de la suya, era uniforme.
―Tócala ―le mostró, tomando su propia esencia como ejemplo, WonHo lo imitó, era cálida y le daba cosquillas―. Piensa que es como la arcilla que trabajas, dale una forma uniforme y al mismo tiempo, piensa en lo que quieres ocultar.
Acató las órdenes, tomó uno de los hilos y con su mano comenzó a alisarlos, vislumbrando entre sus pensamientos las zonas que quería darle una apariencia humana, movía sus manos con bastante curiosidad y conforme pasaba sus manos, notó que las luminiscencias en su piel se desvanecían hasta que ya no hubo rastro de ellas, los hilos dorados se tornaron invisibles de nuevo.
―Por el Hacedor ―dijo Sana llegando hasta su lado y ver que las marcas de las luces no estaban en ninguna parte, al igual que sus escamas traslúcidas, las membranas o el color brillante de sus ojos.
―Lo sospechaba ―dijo YoonGi tomando uno de las manos de WonHo y evaluando que, en efecto, no había rastros de su aspecto mágico―. Al ser humano, supongo que si reduces tu magia al máximo puedes vivir como antes, pero la duda es ¿cuánto tiempo te permitirá vivir así tu bestia interior?
―Supongo que lo sabremos muy pronto.
―Me gusta tu valentía, pero aprenderás, que ser como nosotros ―miró sutilmente a HyungWon―. Conlleva sus sacrificios y pone a prueba hasta la voluntad más fuerte del mundo.
En lo profundo de su mente, presentía lo que sus palabras significaban: la magia es un sacrificio que exige demasiado y estaba por descubrir dicho precio.
En el resto del camino hacia la superficie, WonHo iba en completo silencio, sumido en una enorme nube de pensamientos desordenados; trataba de encajarlos tanto a su antigua vida como humano como a su futuro siendo un leviatán. Diablos, la simple verdad parecía ser todo un sueño creado por una persona con una gran imaginación o alguien que fumó hierba de la fuerte. Lo único que le recordaba que no estaba soñando, era el recuerdo de cómo su cuerpo se rompió y volvió a formarse en cuestión de segundos.
El fuego abrazador para luego ser enfriado como si le hubieran rociado nitrógeno líquido después de un merecido baño en lava. Así intentaba definirla, ni los libros más extravagantes o sus propios accidentes en los que tuvo que atravesar un umbral del dolor que casi lo deja inconsciente, nada se compraba con lo que sufrió en esa cueva.
Los primeros pensamientos que surgieron al despertar como un alfa leviatán era que estaba siendo alguien demasiado afortunado por tener magia. Ni siquiera el mismísimo Harry Potter tendría la mitad de poder que tenían los cambiaformas elementales, era como el sueño cumplido de un niño de diez años, estaba eufórico. Luego, el golpe de realidad lo hizo comprender la magnitud del problema.
Una parte de su preocupación era lo insistentes que eran los familiares de su omega con respecto a negarse a ofrecer ayuda a un humano. Muy en el fondo presentía que un simple sermón no bastará para expiar los problemas en los que HyungWon y él se habían metido.
Lo segundo, es que ahora sentía de verdad su edad. La sensación era bastante difícil de describir, pero lo más cercano a algo que su cerebro humano podría entender: era como si una corriente fría y dorada surgiera de sí mismo, que danzaba alrededor de su cuerpo como el agua suspendida en el aire, podía ver las corrientes en pequeños rastros de segundos, de las cuales al llegar a unos centímetros arriba de su cabeza, estas se unían a un mar de estrellas blancas por las que podía sentir un inmenso poder de energía vital. Como un mar infinito regando el más seco de los desiertos.
Ahora entendía a lo que tanto Sana como HyungWon le dijeron sobre lo difícil que es envejecer de una manera distinta cuando hay personas a las que amas que morirán mucho antes de que tu cuerpo cambiara en un siglo. La imagen mental de estar en el funeral de sus padres o incluso en el de los nietos de BaekHyun le daban una horrible sensación de desolación.
―Un paso a la vez cachorro ―la dulce voz de HyungWon y su mano entrelazándose con la suya le trajeron de nuevo a la Tierra―. Aún no sabemos cómo funciona tu magia.
― ¿Cómo sabías lo que pensaba?
―Nuestro lazo, me permite saber lo que sientes o piensas incluso estando a una enorme distancia, bueno, esa última parte sólo pasará cuando completemos el lazo.
―Y también eres un llorón bastante ruidoso, chico ―gruñó el mayor de todos los leviatanes, quien iba al final de la formación soltando maldiciones, con su mano sobre su cabeza por el ajetreo que WonHo creó accidentalmente en sus cabezas―. Lo primero que te van enseñar este trío de zánganos es controlar tus lazos mentales.
― ¿De verdad hice eso? ―preguntó, bastante apenado por haber causado tantos problemas.
―No es tu culpa ―HyungWon marcó su tono y lanzó una mirada acusativa hacia el sanador del clan―. Sólo tus sentidos aún no saben en dónde enfocarse, si te concentras lo suficiente, lo harás hasta dormido.
Salieron después de HyungWon le diera un par de consejos sobre cómo controlar su lazo telepático sin reducir el cerebro de un humano a una sopa de sesos. BaekHyun claro que no deseaba ser el conejillo de indias y se alejó primero hacia el vehículo en el que llegaron para encender el motor. Ya estaba muy entrada la noche y se dio cuenta de lo tarde que era cuando la señal llegó hasta su celular y mensajes de sus padres invadieron su pantalla como una avalancha salvaje.
Caminaron hasta donde habían dejado el auto de WonHo, los leviatanes que jamás han estado tanto tiempo en la superficie escocesa y vigilaban el entorno con extremo cuidado. WonHo se detuvo en una de las salientes rocosas, quedando a unos centímetros más arriba de HyungWon.
No deseaba irse y dejar a HyungWon solo, pero tampoco quería quedarse. Necesitaba tiempo o al menos unas doce horas de sueño continuo para procesar todo lo que ha pasado. Era tan aparatoso que le dolía la cabeza de nuevo. Le sorprendía la falta de un nuevo episodio de vértigo en ese instante. HyungWon notó el duelo en su interior y lo agitado que estaba por el olor de sus feromonas.
―WonHo mírame ―pidió con ese tono tan suave que derretía a WonHo desde su centro, el omega acunó su mejilla con su mano para mirarlo directo a los ojos, buscando su lazo de la paz y tocarlo―. No pienses ni por un segundo que harás este viaje solo ¿recuerdas? Estamos ahora unidos por algo más que una simple promesa hecha de palabras, el destino de alguna forma te ha concedido magia y no voy a parar hasta conseguir las respuestas que mereces.
―Estoy asustado y confundido, esa es la verdad ―su tono débil le rompió el alma a HyungWon―. Hasta hace unas horas recuperé unas memorias que no sabía que tenía y ahora, ¿tengo magia? Me extraña que mi cerebro no haya explotado.
―Yo tampoco lo entiendo, pero por hoy, tendrás que dormir bien. Vendré mañana por ti al atardecer.
― ¿A dónde voy?
―A iniciar tu entrenamiento con nosotros, te enseñaremos a ser un leviatán y controlar tu magia, para que puedas llevar una vida relativamente normal o lo más que se pueda para un ex humano ―explicó YoonGi sacando un frasquito con un tónico esmeralda―. Es para que duermas y no mates a nadie con tus lazos telepáticos.
HyungWon lo miró mal cuando WonHo abrió los ojos como platos. El sanador se encogió de hombros y le mandó un sermón sobre no ser tan suave con el chiquillo y llegar al punto; WonHo debía aprender que su vida ahora tendría los mismos riesgos que ellos han asumido desde el origen de su especie milenios atrás, y debían tratarlo como el adulto que era: un asunto de vida o muerte. Bufó hacia su tío y miró hacia su pareja.
― ¿Te arrepientes de algo?
El tono y el sentimiento lastimero, reflejado en sus ojos fue lo que despertó el heredero del lago Ness, no sólo era él quien tenía problemas. Tal vez era el principal afectado, pero sabía que HyungWon la está pasando mal. No sólo porque ha estado librando batallas con su pasado, también sobre sus problemas como leviatán, enfrentar a su familia y todo su clan por ellos, por amor. Entonces tomó el rostro de su omega entre sus manos y lo besó.
Fue lento, tanto que se rompieron mutuamente sus corazones y al mismo tiempo, se deban una energía que sus bestias interiores usaban para tener fuerza y mantenerse en pie. WonHo se apartó primero al sentir que el leviatán dentro de él deseaba salir y eso implicaba mostrar sus luces, le costó mucho trabajo ocultarlas y no quería llegar aún más tarde lo que ya era a casa.
―De lo único que me arrepiento es no tener una mejor reacción que la de un niño asustado, he dañado mi reputación de adulto interesante frente a ti ―bromeó, HyungWon sonrió, aliviado de saber que no lo culpaba por lo que pasa.
―No le diré a nadie sobre este pequeño desliz ―respondió con el mismo tono―. Te amo, cachorro.
―Yo también, como no tienes idea.
―Te veré mañana.
―Hasta mañana, señor Dragón ―se río por el apodo infantil del que nunca se cansaría en escuchar.
WonHo se alejó con mucha dificultad de su omega, siento ambos inmediatamente el vació de la compañía del otro. Tuvieron que ser fuertes, pues unas cuantas horas no serían nada ahora que su destino había sido sellado por el Creador de Siete. Verlo partir aún le dolía en el alma, pero estaba secretamente emocionado por ayudarlo a convertirse en uno de ellos. YoonGi se acercó hasta su lado sin dejar de mirar hacia el chico.
―Tengo un mal presentimiento sobre esto.
― ¿Puedes confiar en que al menos haremos un gran cambio?
―Vaya cambio que harás en casa, Son HyungWon. Estás caminando por terreno desconocido, arriesgando tu propio pellejo en una guerra que lleva milenios ardiendo ―podía escuchar los gritos y llantos de miles de su raza, clamando piedad―. ¿Ese humano vale la pena?
― ¿Valer la pena? ―la respuesta simplemente llegaba en cuestión de segundos―. Por WonHo vendería hasta mi alma a la magia oscura para salvar a nuestro mundo y a mi Nexum Animarum.
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1. Cota de maya: La cota de malla es una armadura metálica conformada por anillos de hierro forjado, o acero, entrelazados entre sí en un patrón complejo que se denomina 4 en 1, es decir, un anillo, sujeta cuatro.
2. Tridente: Arma ceremonial de un leviatán conocidas como Armas Elementales, muy común entre los clanes que habitaron los océanos, era un símbolo de poder sobre los parajes marinos. Tras la caída de la Atlántida, estas armas dejaron de forjarse debido a los hechizos que requerían para ser activados eran realizados por grandes herreros y maestres que utilizaban magia oceánica. En la actualidad hay siete tridentes activos, 5 de ellos están en el único Clan del Agua, los otros no han sido vistos desde el Ocultamiento. Son armas sensibles y eligen a su portador tanto por su alma como por su don.
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