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²¹. ❝𝐍𝐨𝐭 𝐖𝐡𝐚𝐭 𝐢𝐭 𝐒𝐞𝐞𝐦𝐬.❞

𝕴𝖓𝖛𝖎𝖊𝖗𝖓𝖔 𝟚𝟘𝟙𝟡. 

𝕱𝖎𝖓𝖆𝖑𝖊𝖘 𝖉𝖊 𝖓𝖔𝖛𝖎𝖊𝖒𝖇𝖗𝖊.

Al girar por la carretera, su amada escuela apareció en su campo visual. Condujo por unos largos minutos esperando que HyungWon se encontrara bien después de la travesía en el océano y lo repentino de su cita no le afectara, se arrepentía un poco por haber pensado si quiera en pedir algo así. Una de las razones para no abstenerse de ello es su imprudencia y lo emocionado que se ponía estando junto al leviatán, porque todo se sentía como su perfecto cuento de hadas... casi, siempre y cuando omitiera las ocasiones en las que ambos terminaban entre la vida y la muerte. Otra de ellas fue que desde su viaje y abrir sus almas al otro, parecía que ambos podrían adivinar el pensamiento del otro, como si la magia los ayudara en ello. Dudaba en cierto punto lo último, según HyungWon, un humano no tiene la magia de un cambiaformas.

Igualmente, WonHo se sentía bastante emocionado de volver a sentir esa misma sensación de euforia al salir con alguien muy especial. Ni siquiera sabía cómo sucedió, pero sus memorias estaban ahí, ocultas en sus sueños o en pequeños fragmentos de segundos antes de abandonar el reino de los sueños. Y todo fue como si despertara... El problema, es que sentía todavía ese vacío del cómo fue que de repente sus memorias faltaban.

―Me lleva ―gruñó cuando una picazón molesta en la parte derecha del cuello, llevaba un par de días con ese inconveniente y cada vez más le molestaba.

Si ya antes se quejaba de su mal estado de salud por sus episodios de vértigo sólo faltaba que desarrollara una alergia. Rogaba que sólo fuera un síntoma pasajero y en un par de días se quitara como la gripa. Tal vez era esa nueva crema que trajo BaekHyun de su último viaje a París la que provocó esa picazón, por precaución, tomó una pastilla para las alergias antes de salir.

Aparcó en su caja de la escuela justo a tiempo en qué BaekHyun se asomaba por la puerta y volvía al interior asomando su cabeza, gritándole a HyungWon. El heredero del Lago Ness sonrió y se rascó un poco el cuello antes de salir de su camioneta.

―Todo listo para mis tórtolos ―canturreó el fotógrafo llegando hasta su mejor amigo.

―Espero que la sorpresa improvisada le guste ―dijo en voz baja y le entregó las llaves de su vehículo al menor―. ¿Seguro que tendrás todo listo para más tarde?

― ¿Por quién me tomas Lee-Thornburn WonHo? ―preguntó indignado llevando su mano hasta su pecho―. Cuando hago las cosas, las hago bien.

― ¿Sorpresa?

La interrupción del botánico entre ambos amigos los hizo saltar por lo sigiloso que era en aparecer, el omega soltó una risita traviesa por ver la reacción de los humanos.

―Algún día me moriré de un infarto ―balbuceó el más bajito de los tres y se dirigió al asiento de piloto―. Disfruten su día tórtolos, yo me voy a relajar de su presencia un largo rato.

La pareja le dedicó una mirada divertida antes de irse murmurando cosas para finalmente quedar solos.

WonHo pudo apreciar una nueva clase de belleza en su novio leviatán, si es que era posible, se veía radiante con todo lo que usara y en esa ocasión, era aún más notable. Los colores sobre su pálida piel lo hacían relucir un poco, la joyería e incluso el tan adorado anillo descansando sobre su pecho lo volvían la belleza más exótica que pudo haber pisado Escocia. Sus ojos llenos de vida a pesar de ser de un oscuro violeta, el color destacaba mucho, sin embargo, sus enigmáticos iris incandescentes eran lo que realmente encandilaban a WonHo.

― ¿Te gusta lo que ves? ―inquirió HyungWon, logró notar el tono coqueto y bastante nuevo, algo a lo que WonHo podría acostumbrarse.

―Depende ―hizo un ademán de pensarlo.

El leviatán lo miró extrañado y se evaluó rápidamente en búsqueda de algún error en su código mortal de vestimenta, sin embargo, podría jurar que BaekHyun y él hicieron una revisión exhaustiva para confirmar que su atuendo era coqueto al mismo tiempo que decente para la ocasión. WonHo sonrió encantado de la reacción de su novio mágico, lo tomó de la cintura y lo acercó hasta borrar toda la distancia entre ellos.

―Te ves bien ―dijo dándole un beso en la nariz.

― ¿Sólo bien? ―preguntó el omega, denotando su decepción por las palabras de WonHo.

―Humanamente estás muy lindo ―HyungWon lo miró esperanzado―. Pero sigo prefiriendo al verdadero tú, el leviatán más precioso de la Tierra con brillantes luces rosas y ojos tan vivos como la primavera más cálida del mundo.

―A parte de maestre de artes, eres un poeta.

WonHo le sonrió con ternura antes de besarlo con lentitud. HyungWon no se resistió en lo más mínimo, si no que rodeó el cuello del humano con sus brazos, sintiendo el calor tan reconfortante de WonHo colmarlo de felicidad y ni qué decir de lo increíble que se sentía besando los labios más delgados. En cuanto decidieron separarse WonHo volvió a notar la diferencia de altura entre ambos lo que lo hizo sentirse protegido por el omega. Era rara la sensación, pero no podía negar que ser tratado como el cachorro de HyungWon le derretía por completo.

―No podemos pasar todo el día besándonos ―HyungWon puso su dedo índice sobre los labios del más bajito con un poco de resistencia a sus propias palabras.

―Podríamos intentarlo, pero tienes razón ―dictaminó haciendo un puchero ante la idea de no pasar toda la tarde robando suspiros de HyungWon de su boca―. Ven conmigo.

Así, tomó la mano de su omega para caminar por el sendero frente a la escuela, era bastante largo lleno de grava y tierra húmeda del lugar; bordeado por los frondosos árboles, los cuales fueron plantados sistemáticamente a una distancia de dos metros y medio entre cada uno para formar un camino mucho más armonioso. Con el espacio suficiente para que un tanque de guerra pudiera maniobrar a su antojo. Lo que le gustaba de ese camino, era que algunos de esos árboles se juntaban contra los del otro lado del camino, formando un arco de ramas entrecruzadas. Por la estación, los capullos florales estaban muy pequeños y verdes con las puntas blancas.

―Deberías verlos cuando nacen en primavera ―denotó WonHo cuando el omega no paraba de mirar las copas de los árboles sobre sus cabezas―. Son de las pocas flores que hay en estas regiones tan frías.

―Será todo un honor, su majestad ―hizo una reverencia con la cabeza, algo que a WonHo lo descolocó.

Es cierto que su familia es tratada como realeza fuera del círculo más íntimo de los Thorburn-Lee, las reverencias, halagos y tratos especiales no se hacen esperar. Sin embargo, HyungWon no reconoce ese valor como los demás, en cambio, siempre lo trató como una persona sin estatus social o barreras humanas que incomodaban a WonHo en su vida cotidiana por ser el hijo de una dinastía tan antigua como los monarcas de Inglaterra, tal vez incluso más. No, HyungWon no ponía peso a títulos humanos porque no los entendía y al mismo tiempo, presentía que el omega lo hacía porque de alguna manera, WonHo se sentía muy nervioso cuando lo trataba como un príncipe.

Y sólo han pasado en dos ocasiones contando esa.

―Dios, no hagas eso ―dijo con dificultad, tapándose la cara con sus manos y evitar que HyungWon viera su rostro encendido―. Se escucha raro, hasta había olvidado que la gente me llama de esa forma.

―Eres tan fácil de avergonzar cachorro ―HyungWon revolvió el cabello dorado antes de acercarse y besarle la mejilla―. Tengo que reconocerlo, me gusta estar en la superficie.

― ¿A qué viene eso tan de repente?

―No lo sé, el aire se siente un poco pesado, pero puedo sentir el poder y la influencia de mi pueblo en cada raíz, piedra, hoja o capullo ―explicó extendiendo sus manos a los lados, sus ágiles dedos podían bailar con la energía tenue del lugar―. Es como si me llamara.

―Será porque perteneces arriba, a la luz, no en la oscuridad ―dijo WonHo, perdido en la imagen del omega frente a él caminando de manera ligera sobre el camino.

HyungWon sintió la calidez del mensaje que lo distrajo de sentir la energía de los bosques para poner su completa atención en el humano. No sabía qué tanto podría cambiar de opinión un humano promedio, esperaba que fuera corto, pues, el lugar no era el más idóneo. Cómo deseaba que sólo fueran poco años para poder disfrutar al menos un paseo por esas tierras en su forma original antes de que la crisis por su edad lo atacara de nuevo.

WonHo notó que el ánimo de HyungWon se desplomó de un segundo a otro.

― ¿Qué tienes? ―preguntó tomando el rostro de más alto entre sus manos.

―Nada, es sólo una tontería de la que no debería pensar en este momento ―negó soltando un suspiro.

― ¿Seguro que no quieres hablarlo?

―Dado el camino y el momento, por ahora no ―dijo intentado hacer una sonrisa, entonces pensó en algo con lo qué distraerse―. Hay algo que quiero ver en todo el mundo.

― ¿Qué es, HyungWonnie?

―Nieve.

WonHo se quedó pasmado. Era de las peticiones un tanto extrañas para alguien que tiene magia corriendo por sus venas. HyungWon puede fácilmente pedir cualquier cosa y haría hasta lo imposible por cumplir sus deseos, incluso vendería su alma al mismo diablo sólo para que el leviatán pudiera sonreír sin problemas, pero... ¿Nieve? Eso es algo nuevo, sin embargo, le dio una gran importancia al ver el brillo en los ojos de su novio leviatán. Le dedicó una sonrisa ante de rodear su cintura con sus brazos y besarle la nariz con cariño.

―Tienes suerte, en unos días comenzarán las nevadas por aquí y podrías ver todo cubierto de nieve.

―Es lo que más quiero, la nieve de nuestra magia no es la que nos regala el Creador de Siete.

― ¿Saben crear nieve? ―inquirió WonHo igualando el brillo en sus ojos―. Yo también quiero ver cosas de tu mundo.

― ¿Cómo cuáles, mi príncipe?

― ¡Ay, HyungWon! ―chillo de nuevo al honorífico que comenzaba a decir―. Por favor, no me llames así.

― ¿Su majestad entonces?

―No ―soltó una risa por el tono juguetón y provocativo del omega.

― ¿Por qué eres tan adorable cuando te avergüenzas, cachorro? ―susurró antes de besarlo.

Sus labios esponjosos, tan delicados moviéndose contra los ajenos. Era como estar en otro mundo, donde la tibieza de esa parte el cuerpo es más que un simple néctar glorioso con el que podría sobrevivir un tiempo indefinido. No esperaba que se volvería un completo adicto con HyungWon, cada vez que sus labios los acariciaban, sólo podía sentirse completo y rebosante de sensaciones bastante fuertes. Rodeó el torso del omega con sus fuertes brazos hasta atraerlo por completo hacia su cuerpo. HyungWon ronroneó siguiendo los movimientos de su humano, enterró sus manos entre las hebras rubias y entonces se atrevió a poner el siguiente nivel con un ligero mordisco en el labio superior de su novio.

Le daba mucho terror pensar que WonHo lo rechazaría, ya que la iniciativa normalmente no era muy común en omegas, los alfas de su mundo siempre han preferido el comportamiento pasivo de sus parejas y no quería que lo compararan con una puta, pero ese humano despertaba cada célula pasional dentro de su cuerpo de maneras caóticas. Y se alivió cuando WonHo le devolvió el mordisco en su labio superior.

―Ya estamos cerca ―murmuró WonHo cuando consideró que era suficiente de tanto mimo.

― ¿De dónde?

―Ven ―le tomo la mano, rompiendo el tan cómodo abrazo entre los dos.

El omega estaba un poco confundido por el estado exaltado del beso que pronto reconoció el camino al que llevaba esa carretera. Una alarma se prendió en su cabeza con el que sus pies automáticamente en anclaron al suelo, WonHo sintió el tirón y se volvió hacia el leviatán.

― ¿HyungWon?

―Este sendero lleva a una aldea humana ―sus ojos se llenaron de un completo pánico y lo miró, suplicando dar la vuelta.

―Todo estará bien ―dijo acercándose hasta el botánico―. No hay peligro del cual tener miedo.

―WonHo, son humanos, en cuanto me vean...

―Pensarán que sólo eres otra persona más, te mirarán feo por un rato y luego seguirán con sus vidas, como siempre ―explicó―. HyungWon sólo son personas que conocen un estilo de vida y no van a tomarse en serio a un extranjero.

―Tal vez no te diste cuenta, pero siempre llamo la atención.

―HyungWon, por favor, confía en mí.

Un par de minutos debatiendo con la mirada, el botánico cedió un poco en su agarre y mirar hacia la frontera marcada por el camino adoquinado con piedras rectangulares de bordes curveados y entre la tierra café de los bosques. Sus manos picaban por la ansiedad y emoción que muy en el fondo comenzó a surgir por estar ahí, junto a su primer amor. Tomó una respiración profunda antes de poner el pie sobre las piedras oscuras y después el siguiente, pudo percibir el cambio de aire con sólo pasar de un lado del camino, pero WonHo estaba ahí para sostenerlo y eso era lo importante.

Estaba junto a él.

Sus primeros pasos eran un poco tiesos y temerosos. Es cierto que ya antes había tomado un camino hacia el pueblo humano, pero eso era diferente. Esta vez no tenía a dos poderosos demonios a quienes recurrir por protección, tampoco es como si el omega requiera mucha ayuda, fácilmente puede encargarse de muchos enemigos por su cuenta, pero estaba desprotegido sin los guanteletes de diacuarzus, ni siquiera su fuerza sobrehumana bastaría para lidiar con muchos enemigos durante un tiempo prolongado. Como ser mitad mortal, tiene un límite.

―Tengo mucho miedo, cachorro ―admitió por lo bajo, evadiendo mirar hacia el humano―. Estar rodeado de ellos, se siente, como si el arpón estuviera a mis espaldas y sólo es cuestión de un empujón para morir.

―No te voy a dejar solo, lo prometo, te protegeré de lo que sea o quien sea, pero tienes que confiar en mí.

El omega seguía un poco temeroso por lo incontrolable que se tornó su respiración y sus ojos comenzaban a reflejar un pánico total. WonHo necesitaba calmarlo y hacer que dejara de tenerles tanta aprensión.

―De pequeño, me dabas miedo ―comenzó, atrayendo de inmediato la atención de HyungWon.

― ¿Qué? ―preguntó estupefacto, no recordaba que ese niño sonriente de hace dieciocho años mostrara ni un atisbo de miedo cuando se conocieron en las orillas del lago.

―Las leyendas... un monstruo marino viviendo debajo del agua, en cierta manera me aterró cuando te fuiste lejos, te tenía miedo sin siquiera verte ―prosiguió―. Incluso de adulto, le tenía miedo al lago y lo que hubiera debajo de él, no tienes idea de lo que sentí cuando me atacó el monstruo gris esa tarde, pero tú estabas ahí, HyungWon... y yo estaré de esa misma manera para ti ahora.

Entonces miró hacia los ojos avellanados de WonHo, en ellos reflejaban una seguridad que buscaba calar a través de las murallas construidas por los temores generacionales a la raza humana, encontrando una grieta hecha con confianza en la que ambos se depositaron el uno al otro. WonHo ya estuvo en su clan, en su hogar. Es hora de devolver la acción.

―Que el hacedor nos proteja ―dijo lanzando una última plegaria a su dios, para entrelazar sus dedos con los contrarios―. Okay, llévame contigo.

El camino de piedras negras empezó justo unos metros detrás de unas pequeñas murallas con la altura promedio de un niño de nueve años cercando la carretera contra el bosque. Raíces con hiedra y unas flores trepadoras. A cierta distancia, al igual que los árboles plantados estratégicamente entre ellos, faroles oscuros con un kraken sosteniéndose a la pared se cernían con elegancia a los costados, los que contenían el foco ara iluminar el camino al extinguirse la luz natural, eran un dragón marino rodeándolo como una serpiente de mar, elegante, imponente.

Cuando las grandes matas de vegetación comenzaron a disminuir, varias construcciones parecidas a las granjas más rusticas que HyungWon haya visto en su vida, comenzó a sentir menos ansiedad de estar tan lejos de casa. Pasaron varios ganados de ovejas y vacas que HyungWon se tomó un par de minutos en observar hasta que WonHo lo hizo doblar en el siguiente camino, donde las construcciones de casas y pequeños edificios se cernían en lo alto de las colinas; en menos de lo que hubiera pensado, estaban ante una de las entradas de Pertranseunt Leviathan Istum.

Una bien detallada estructura de piedras medianas y oscuras, formó una pequeña elevación para converger con las columnas gruesas de hormigón en el que sobre ellas hicieron réplicas de las atalayas(1) que hubo en el antiguo castillo de Pertranseunt Leviathan Istum y que ahora es la casa de WonHo. En el centro del arco se fabricó a partir de un metal oscuro con detalles en oro al símbolo del pueblo: un kraken sobre un lecho de rocas marino haciéndole frente a un dragón marino. Su mirada a pesar de ser de metal, tenía la misma intensidad que un alfa de su clan.

―Es hermoso y triste ―dijo HyungWon mirando al retrato poco exacto de su especie.

― ¿A qué te refieres?

―Libros, canciones... Tu raza glorifica y sueña con vernos, pero en cuanto sabe que respiramos el mismo aire que ustedes, su única solución era poner nuestras cabezas en picas o encerrarnos, condenándonos a la vida en prisión... Es lamentable.

―Por eso estoy aquí, HyungWon ―el rubio le dio un ligero apretón y HyungWon le dirigió una mirada llena de esperanza―. Voy a cambiar eso.

El primer lugar que visitaron apenas entraron fue el centro del pueblo, donde conforme llegaban a la fuente principal, la masa de personas acrecentaba, eso mismo pasaba con las miradas de muchos pueblerinos.

Las más jóvenes quedaban atónitas ante la presencia de este peculiar extranjero, varias de ellas rumoreaban con suspiros por la elegancia de HyungWon; las otras eran más frías y escrutadoras al punto de ser críticas que incomodaban al omega. Los más ancianos del pueblo no tenían más que cuchillos por ojos cada vez que veían pasear a "personas" como el leviatán. Uno de ellos parecía mucho más amenazante que por un instante olvidó que tiene poder sobre los humanos y se apegó al brazo de WonHo. El humano lo notó enseguida y de igual forma lo enfrentó con la mirada, el viejo a regañadientes bajó el ala de su sombrero y siguió su camino por la acera contraria.

―Para ser un leviatán, te dejas intimidar por un viejito cascarrabias ―intentó bromear cuando tomaron asiento en las bancas cerca de la fuente, aún con varios posando sus ojos sobre ellos.

―Lo siento, a veces también lo olvido.

―Bien dicen, que perro que ladra no muerde ―sonrió, quitó un mechó el cabello rosado de entre las pestañas largas y claras de HyungWon, lo acomodó lejos para ver sus ojos violetas―. Sólo mira feo a casi todo el mundo, es inofensivo.

El omega comenzó a sentirse un poco más seguro cuando WonHo afianzó el agarre de sus manos. Entonces recordó un ligero detalle sobre la cultura de WonHo: los varones mostrando afecto como pareja era juzgado de manera severa, sobre todo en familias de mucho poder político o económico. No quería afectar a su cachorro en nada, por lo que retiró su mano de la más pálida.

― ¿Pasó algo? ―inquirió WonHo al sentir de repente otra barrera que el botánico impuso repentinamente.

―No quiero causarte problemas, cachorro ―murmuró, con una mirada de reojo a muchas personas que no podían disimular estar escandalizados por un simple agarre de manos―. Sé que ciertas costumbres sociales no son bien vistas por tu raza y tienes que cuidar tu posición como futuro monarca de estas tierras.

―Por favor, HyungWon, no hables como si fuera un rey, no lo soy.

―Solamente eres el legítimo heredero de todo el Lago Ness, eso es mucho poder para hacerte un rey y sí tienes un título.

―No me digas, BaekHyun te lo mencionó ―rodó los ojos, recordando que su mejor amigo a veces le gustaba presumir de ese título con el omega―. HyungWon, lo que yo haga con mi vida, es mi problema, estamos en el siglo XXI y mis padres son dos hombres ¿eso te calma?

―Un poco, pero...

―HyungWon, te traje para que disfrutemos de una tarde juntos, como una pareja normal o lo más normal que mi novio leviatán pueda ―retomó el agarre de su mano para llevar hasta sus labios y besarla con delicadeza, el omega no disimuló su enorme sonrisa por el detalle tan amoroso de su cachorro―. ¿Podemos seguir?

Tal vez tenga razón, HyungWon perdió de vista por un momento las razones por las que accedió a venir a la superficie y alejarse tanto de su hogar.

―Claro.

―Ahora, tienes que ver este lugar, lo vas a amar.

Le dio en beso casto en la nariz para tomar su mano, rodear la fuente y tomar el siguiente cruce por una de las calles hasta dar con un enorme invernadero. HyungWon quedó sin palabras ante lo hermosos que era.

Combinaba a la perfección la opulencia con lo sencillo y modernidad. La estructura de metal blanco formaba un domo con hexágonos en el centro de los cristales más grandes, en cada unión de la estructura de metal fueron pintados de todos los colores siguiendo el orden del arcoíris desde la base hasta la punta del domo, donde había un aerogenerador que suministraba parte de la energía al lugar. La puerta principal era ovalada y con un espacio en lo alto para que salieran enredaderas del invernadero. Desde su posición no alcanzaba a vislumbrar todo, pero HyungWon sentía una energía muy agradable viniendo del lugar.

―Creí que te gustaría ―dijo, orgulloso de ver el brillo en sus apagados ojos violetas.

― ¿Podemos entrar? ―pidió tirando de su brazo como una cría.

―Claro.

Ambos jóvenes ingresaron por las puertas principales y el camino de dividía en dos, WonHo estuvo detrás del omega todo el tiempo, disfrutando de ver a un HyungWon más relajado. Grabando cada milímetro que esa brillante sonrisa en su memoria, asegurándose de nunca volver a olvidarla, una de la que no estaba tan acostumbrado, pero le encantaba la idea de verla más seguido en lugar de un semblante frío o distante.

El leviatán estaba impresionado por el trabajo de los humanos, escogieron frutos que han sobrellevado el clima frío de Escocia a la perfección, incluso unas arboledas que también cosechaban frutos y flores. Admiró el sistema de riego en tubos de metal, los aspersores fueron un detalle que el heredero tuvo que tratar de explicar con ayuda de una búsqueda rápida en internet. Después se dio cuenta de que el domo sólo era una parte de invernadero. Una parte rectangular donde las frutas y verduras ya cosechadas llevaba hasta el final de la estructura; varios camiones traían suministros, fertilizantes, víveres y muchos de los encargados estaban trabajando.

WonHo se distrajo por un momento buscando la sección del invernadero que tanto quería mostrarle, dejando al omega merodear libre por el lugar y comenzó a sentir otra vez esa picazón en el cuello que lo esteba matando, esperaba que no fuera una alergia al polen, entonces otros de sus episodios de vértigo lo obligó a sentarse junto a una banquita.

Mientras tanto, un par de niños jugaban cerca de las puertas de desembarque, cuando una de las tablas de desembarco se rompió y cajas pesadas casi caían sobre unos niños que jugaban en el lugar. Los reflejos sobrenaturales de HyungWon lo hizo actuar rápido y jaló a los niños del cuello de sus chamarras y los lanzó lejos del alcance de las cajas. El omega alcanzó a sostener una de las más pesadas, pero dejó caer las más pequeñas y las que no causarían daño grave.

Todo el contenido se esparció por el suelo, al mismo tiempo que los suspiros de los que estaban cerca se alzaron junto a los gritos de varias mujeres y hombres.

Los niños vieron su casi muerte en las astillas de las cajas, iniciaron un llanto que hizo a HyungWon retroceder por el pánico que le causaban los niños llorando. La madre se acercó hasta ellos, buscando heridas graves.

―Ay por Dios, les dije que no jugaran cerca de aquí ―les regañó con lágrimas en sus ojos y besándoles en sus mejillas húmedas y miró hacia HyungWon―. Muchas gracias joven...

―HyungWon y no fue nada.

―Joven HyungWon, déjeme ayudarle, debe pesarle mucho ―ofreció otros de los trabajadores y con el doble de masa muscular que el más alto.

―Oh, gracias.

Una sonrisa bastante incrédula de uno de los espectadores captó la atención del omega. Un elegante hombre de cabello negro con reflejos verdes y ojos esmeralda claros, vio todo lo que pasó. Causando una verdadera intriga en el nuevo visitante de cabello color rosa.

―Buenos reflejos, niño ―dijo una vez que HyungWon dejó atrás a los pueblerinos recogiendo parte del desastre, el omega pudo sentir perfectamente que el hombre era bastante astuto y eso le preocupaba.

―Fue suerte, creo ―contestó encogiéndose de hombros, quería actuar como uno de esos humanos relajados, pero se mostró bastante alerta ante el extraño.

―Los chicos de hoy en día tienen habilidades que nunca esperas, como cargar cajas que posiblemente sean el doble de su masa corporal.

―Hago ejercicio y cargo el triple de mi peso a veces ―respondió, cada vez más cayendo preso por el pánico.

― ¡HyungWon!

Gracias al Hacedor, fue lo primero que pensó el omega en cuanto vio a su humano correr hasta él, notó que se veía bastante pálido y lento.

― ¿WonHo? ¿Qué tienes? ―preguntó el más alto, evaluando a su pareja.

―Un insignificante episodio de vértigo, no fue nada, escuché que algo se cayó ¿estás bien?

Un golpe en la nuca cayó por parte del adulto de cabelló negro hacia WonHo. HyungWon estaba por responder hasta que WonHo lo miró de mala manera.

― ¿Y eso por qué fue, tío Minnie? ―chilló sobándose la zona.

―No pago millones de dólares en hospitales o citas médicas para que olvides tus medicinas en la casa ―regañó MinHyuk a su sobrino y sacó de su bolso de correa un frasco con medicina para su sobrino―. Suerte que siempre traigo de repuesto.

―Las tomaré más al rato ―intentó disuadir al adulto, pero él sacó una botella de agua del fondo de su bolso y se la pasó igual―. O no.

― ¿Tío? ―terció el omega, entrando en la discusión.

―Ah, sí, HyungWon, él es mi tío Lee-Thorburn MinHyuk ―señaló con la cabeza mientras tomaba las pastillas ante el escrutinio del mencionado―. No quería que conocieras a mi familia de esta forma.

― ¿Es tu amigo, WonHo? ―inquirió el pelinegro―. Vaya que se portó como un Hércules, salvando a los niños de morir aplastados por una caja grande y cargándola como si fuera un costal de plumas.

―En realidad, HyungWon es mi novio... espera, ¡¿dijiste cargar una caja?!

― ¿Novio? ―MinHyuk abrió mucho los ojos, creí que sus oídos lo habían engañado―. ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde?

―Es reciente en realidad ―admitió HyungWon―. Pero llevamos un tiempo conociéndonos ―le dirigió una mirada cariñosa al rubio, quien le devolvió el gesto.

―No me digas, ¿los interrumpí? ―indagó, ambos contestaron con un asentimiento, HyungWon apenado y WonHo lanzándole una súplica con los ojos para que los dejara solos y después le contaría sobre su relación―. Muy bien, ya que has tomado tu medicina, supongo que regresaré a casa.

Antes de irse se aseguró de que guardara unas pastillas en los bolsillos de su chaqueta si llegara a necesitarlas y les sonrió a ambos, optando por quedarse un rato en el invernadero mientras la parejita se iba del lugar. En un pequeño atisbo de curiosidad, HyungWon miró por el rabillo del ojo y notó que MinHyuk lo examinaba minuciosamente.

Sus ojos decían muy en claro, que no le agradaba del todo su presencia junto a WonHo.

Después de un buen rato entre puestos ambulantes, pasaron por el mercado móvil del pueblo, quedándose enamorado del puesto donde vendían chocolate. HyungWon no podía hablar por lo encantado que quedó el dulce que casi se olvida de pagar por lo que tomó.

―Oye chico ―regañó el dueño hacia el omega, el botánico estaba extrañado por el tono molesto―. Paga por lo que compras.

― ¿Qué?

―Déjame ―intervino WonHo alcanzando a su novio en el puesto y sacó dinero para pagar lo que HyungWon comió―. Buenos días y hasta luego, vámonos.

El viejito maldecía por la imprudencia de las nuevas generaciones por creerse mucho al no querer pagar. Al estar fuera de la zona de mercados, caminaron por una calle empedrada tranquila y sin personas.

―No sabía que ustedes seguían pagando con oro ―admitió el omega terminando el último trozo de chocolate y compartiendo un poco con su humano―. Creí que esa costumbre arcaica había muerto hace milenios.

―No es precisamente oro lo que consideramos como moneda actual, hay muchas otras maneras de pagar por lo que adquieres, así funciona la economía humana ¿cómo le hacen ustedes para conseguir bienes o para comerciar?

―Nada, sólo intercambiamos sin esperar nada a cambio, simples trueques basados en alianzas fuertes y estables entre clanes ―explicó el omega encogiéndose de hombros―. Somos criaturas hechas para dar y recibir, buscamos el equilibrio sin apegarnos a nada material en el camino como el dinero, con los años nos desprendimos de cosas banales y le dimos importancia a lo que realmente hace a este mundo: la magia y el alma.

―Suena bastante romántico.

―Ese es el verdadero propósito de nuestra existencia cachorro, vivimos para mantener un balance en el mundo y sanarlo después de tantos siglos en guerra.

― ¿La Gran Guerra? ¿Fue por eso?

―Al parecer, algo se quebró durante esos siglos y nadie puede recordar el por qué o cómo es que llegamos a fragmentarnos tanto, pero lo que sí podemos sentir a través del tiempo, es la falta de equilibrio. Esa es la razón principal para tratar de devolverlo al mismo tiempo que nos recuperamos.

―HyungWon ¿estás seguro de que no podemos ayudar? ―inquirió WonHo, tomando la mano del omega quien le sonrió amablemente.

―Supongo que alguna vez lo hicieron si nuestras razas pudieron compartir conocimiento, tierras e incluso lecho ―se encogió de hombros―. Por ahora, tu ayuda para empezar a enmendar nuestros lazos con tu pequeño pueblo sería un gran paso.

―Empecemos con una tradicional comida escocesa antes de salvar el mundo.

―Me parece perfecto, cachorro.

WonHo le dio un beso en la mejilla antes de entrar por la puerta de madera oscura del Pez Negro. HyungWon quedó impresionado de nueva cuenta con el trabajo artesanal de las paredes y columnas de madera oscura, de la sencillez del ambiente a diferencia de la extravagante vida que observó a través de memorias sobre lo privilegiado que el humano podría llegar a ser con artimañas o trabajo duro. Acarició los moldes de la entrada y siguió a su humano hasta el mostrador principal con vista hacia la joven cocinera moviéndose con soltura en todo el lugar en completo control de su lugar de trabajo. Un adulto con un par de décadas más que ella, era quien estaba en el mostrador principal y recibía a los clientes.

―Buenas tardes, señor Brown ―saludó WonHo, el nombrado asintió con la cabeza―. ¿Una mesa libre para dos?

―La de siempre, ¿señor Lee?

―Si no es mucho pedir.

―Tomen asiento y enseguida les toman la orden.

Agradeció con una sonrisa amable y llevó a su novio leviatán hacia la mesa donde cada historia que ha tenido importancia en la familia actual de WonHo, se ha forjado. Recuerda su primera vez en esa mesa, junto a su padre cuando recién llegó al Lago Ness y después fueron sus salidas con toda la familia, sus conversaciones secretas con su tío, sus ratos libres con BaekHyun y ahora, podría seguir los pasos de sus padres y traer consigo a la persona que podría ser su indicada: un leviatán de nombre HyungWon.

Ambos tomaron asiento el uno al lado del otro donde sellaron la distancia entre ellos con sus cuerpos, mientras esperaban que alguien tomara su orden, no fue demasiada su espera y tampoco lo fue para que al fin quedaran solo ellos dos, sumergidos en la mirada del otro. Su piel se erizó al darse cuenta de unas pesadas miradas provenientes de los pocos aldeanos mayores; taladraban con ojos rencorosos al "segundo marica" del pueblo. HyungWon entendió muy pronto que el odio no era hacia él, era hacia su cachorro.

―Cachorro ―le susurró cerca del oído, suave como la brisa de otoño―. Supongo que los humanos y nosotros compartimos el mismo deseo de encontrar culpables.

―A estas alturas no debería de molestarme su opinión, pero... ―soltó una mueca de disgusto, recordando las otras veces que fue juzgado por amar a un hombre―. Siempre resulta en un fastidio total. Cada vez que estoy con un hombre... sabes, el hecho de que me atraigan no quiere decir que siempre voy a estar arrastrando mi culo por cualquiera; es como con BaekHyun, no por tener los mismos intereses quiere decir que follemos... A veces, te cansas de corregir a los demás o fácilmente dejas que la sangre se te caliente. Sólo mi posición en la familia es lo que evita que me linchen.

― ¿Los humanos que gustan de su otro sexo tienen amigas o amigos? ―la interrogante de HyungWon lo hizo mirarle curioso―. La respuesta es sí, cachorro. La hipocresía es algo en lo que los humanos son bastante profesionales, buscan defectos basándose en los propios y sólo escupen cuando saben que el débil no les pisará la garganta, pero...

Sus palabras de repente adquirieron un tinte demasiado sensual que despertaron cada nervio dentro del cuerpo más tonificado. Sus dedos fueron subiendo desde su mano, jugueteando en los músculos de los antebrazos, pasando por los bíceps y tomando el mentón entre sus elegantes dedos. El destello del deseo en el color púrpura oscuro se apoderó por completo de él, quedando prendo del dulce canto puesto en las palabras del leviatán.

―Cuando dejas que el Océano sea quien se alce por encima de ellos, nadie puede parar el Tsunami que serás ―dicho eso, besó dulcemente los labios de WonHo, sintiendo el poder de sus acciones combinados con sus palabras.

―No lo entiendo ―murmuró WonHo después de besar al omega―. Aun siendo mortal, siento el poder de tu magia con sólo tocarte.

―La magia no conoce restricciones sólo formas qué adoptar ―rio el omega al ver que su plan de alejar la atención de su cachorro de esos hombres funcionó―. Hay un dicho cuando nos enlazamos ―tomó la mano de WonHo y la llevó hasta su pecho, donde descansaba su bestia interior y ambos sintieron su calidez―. Siempre serás más fuerte en una unidad que estando fragmentado, cuídense bien entre ustedes y nada podrá separarlos, ni siquiera cuando nunca vuelvas a abrir los ojos en este mundo.

―Cada vez me enamoro más de ti HyungWon, ni siquiera puedo creer que en menos de un mes haya pasado tanto, a veces me vuelvo a preguntar cómo es que volví a ti.

HyungWon también coincidía, deseaba preguntarle lo que antes había dejado de lado, pero su cabeza comenzó a dolerle. Sintió a su bestia interior un poco inquieta, lo que preocupó al botánico.

―Algo pasa, se siente inquieto, ansioso, como si estuviera buscando algo ―dijo HyungWon apretando su puño al pecho―. Necesito ver qué sucede ¿dónde puedo tener privacidad por unos minutos?

―Hay un baño en la segunda planta, es la puerta a la izquierda al final del pasillo ―explicó WonHo―. ¿Quieres que te acompañe?

―No ―acarició su mejilla con dulzura―. Si te dejo acercarte, tal vez un leviatán muy amoroso salte de repente y no queremos que eso pase.

―No, claro que no, prefieres que me muera de incertidumbre.

―Precisamente cachorro, prometo no tardar.

―Está bien.

HyungWon sonrió antes de irse y subir. Encontró la puerta siguiendo las indicaciones al pie de la letra, en cuanto cerró con pestillo sus luces comenzaron a formarse, analizó el lugar y corrió las cortinas de la ventana a su izquierda, así nadie lo vería. Ahora que eso estaba fuera del camino, se acercó hasta el tocador donde un espejo grande y ovalado le mostró que las marcas de sus luces comenzaban a iluminarse su color natural, al igual que sus iris comenzaban a adquirir el tono rosado de su cabello.

"― ¿Qué sucede? ―" preguntó HyungWon a su bestia.

"―Creí sentir un lazo fuerte cerca de nosotros ―" respondió la voz en su interior.

"― ¿Lazo?"

"―Tal vez no sea nada."

"―No lo creo, no despertarías si no fuera algo sin relevancia, iré a investigar, pero necesito usar magia estando disfrazado ¿podrías irte a dormir?"

Los segundos de duda de su otra mitad preocuparon a HyungWon. Accedió a ocultarse de nuevo después de que HyungWon volviera a tomar una esfera camaleón, lo que asustó al omega fue que se haya quedado en silencio mostrando claramente su duda sobre darle magia estando él fuera de plano. Al estar en su forma mortal y con un poco de su don despierto, logró entrever un hilo tibio, no alcanzó a notar su tonalidad y conocer el tipo de sentimientos que acarrearía.

Lo tomó con una de sus manos y sintió claramente dos almas humanas entrelazadas por un vínculo de amor. Era fuerte, desgastado, pero seguía latiendo. Entonces escuchó las voces y una de ellas, era la de WonHo. No había manera alguna de confundirla, ni siquiera existiendo un gemelo idéntico en el mundo del heredero. Su cachorro era el que estaba conectado a otra alma, algo que comenzó a romper a HyungWon. Esperaba estar equivocado, no deseaba enterarse que WonHo tiene un alma monógama y peor aún, no ser él quien ocupaba ese lugar.

Ignoró las advertencias de su bestia interior, quien apenas sintió ese lazo, quiso que HyungWon se detuviera. Lo empujó hacia el fondo de su ser, para seguir adelante; se recordó que no puede interferir en otro lazo como lo hizo con MinGyu y WonWoo, mucho menos si esa conexión estaba hecha para nunca romperse. Siguió tocándola, donde miles de susurros llenos de amor, algunas frustraciones y perdones que jamás se concretaron lo hicieron romper su burbuja.

Salió del baño sintiéndose una escoria y en cuanto alcanzó el final de la escalera, vio a su cachorro en el mismo lugar donde lo había dejado con la mirada gacha y un hombre que estaba enfrente de él, sosteniendo su mano.

Volvió a recurrir a su don. En esa ocasión, el color del hilo del corazón entre WonHo y el extraño fue claro: era rosa. El color del amor sincero.

―Ya intervine una vez, no lo haré de nuevo, aunque seas tú cachorro.

Tomó una respiración profunda y salió corriendo por la puerta del local, sin importarle que alguien lo haya visto. Sus pulmones se vaciaron de oxígeno y sólo quería salir de ese laberinto de piedra al que llaman pueblo, necesitaba regresar al agua. El único lugar que puede salvarlo de la miseria en la que encontró con esta nueva pared en con el que creía, era su compañero. Su bestia por otra parte, trataba de salir para poder ayudarlo a entrar en razón, más el dolor y toda la experiencia traumática acontecida con su antiguo lazo lo llenó de pánico y ansiedad.

Corrió aún más rápido sintiendo la energía del lugar, tratando de encontrar una que le recordara el movimiento, olor y temperatura del agua. Sumido en su estado, no fue los bastante precavido al caminar y entró en la sección donde los autos transitaban. Fue bastante suertudo cuando un auto bastante familiar frenó de golpe y un BaekHyun bastante alterado salió de la camioneta.

―Dios HyungWon, ¡casi te mato! ―gritó y les hizo señas a los autos detrás de él para que siguieran, mientras se acercaba a su amigo―. ¿Qué no WonHo te enseño a cruzar las calles?

― ¿Por qué nunca me dijiste que WonHo tuvo un alma gemela y sigue viva?

La pregunta congeló al pelirrojo en ese instante, la reacción bastó para que HyungWon dejara que el dolor del descubrimiento derribara su parte orgullosa y comenzara a derramar lágrimas.

―Debe ser un malentendido, vamos con WonHo y él lo explicará todo.

―Humanos tontos ―gruñó el omega y le lanzó una mirada lastimera―. ¿Y qué tiene que explicarme? Los vi con mi don, no hay manera de decirme que me equivoco.

―WonHo dejó a KyungIl hace mucho y él te quiere de verdad.

―No soy idiota BaekHyun, aprendí a no romper lazos y WonHo ya tiene uno en el que no encajo.

― ¡HyungWon!

Pero ya era tarde, el omega no tenía el valor necesario para admitir siquiera que fue otra vez un niño creyendo que su primer amor podría retomarse así de fácil. El botánico supuso que su castigo por haber robado memorias ajenas todavía no terminaba, su Creador era cruel ¿o era el mismo omega quien se buscó lo que está por romperle el corazón y alma?

Soltó un suspiro de tranquilidad, era imposible describir la felicidad que colmó su pecho cuando por fin se dio cuenta la realidad que vivía. Podría ser hipotética e imaginarse que así es como se sentía estar en las nubes cuando estás enamorado. Era lo más acertado que su cerebro podría identificar a la sensación de estar de esa forma tan gloriosa con su novio leviatán.

Los besos, el roce de sus frías manos, el brillo en los ojos púrpuras o el tan resplandeciente color rosado cuando estaba en su forma original, el ondear de su cabellera con el viento escocés... por Dios, todo en HyungWon era un sueño hecho por un dios hecho carne y hueso. Estaba rebosante de felicidad que las miradas, los murmullos o las auras pesadas de los demás pasaron a ser inexistentes cuando el omega se encargó de crear junto a él, su propia burbuja de amor. Sentía que nada más podría arruinar su tarde junto al botánico.

Y pensó antes de tiempo, pues por la puerta del Pez Negro, entró una figura alta, cubierta por un abrigo negro y ropa casual de unos tonos fríos. Tardó un poco en reconocer los rasgos afilados y viriles de esa persona, cuando su cerebro escudriñó entre sus recuerdos y le dio un nombre, WonHo se congeló en su lugar.

―KyungIl ―susurró.

Al parecer el hombre sabía de su existencia mucho antes de que WonHo incluso procesara si sus episodios de vértigo se volvieron tan graves que podrían causarles alucinaciones, incluso le echaría la culpa a la medicina por jugarle esa clase de bromas. Nada más alejado de la realidad.

Cuando el hombre de ojos oscuros, debido a la poca iluminación de la entrada, se toparon con los suyos llenos de pánico y rabia, le sonrió. Una maldita acción que era bastante encantadora a comparación de la última vez que lo vio, se acercó hasta la mesa, se notaba bastante apenado.

―Hola, WonHo ―dijo, nervioso por la reacción del rubio, quien estaba con los ojos desorbitados por ver a alguien a quien creía lejos de su vida para siempre.

― ¿Qué diablos haces aquí? ―refutó molesto, no pretendía sonar así, pero el recuerdo de ciertas palabras en un aeropuerto, repiquetearon en las paredes de su cabeza.

―Supongo que merezco el recibimiento hostil ―sonrió, diablos, cómo odiaba ver esa sonrisa apenada, era como regañar a un perrito por una travesura y sus enormes ojos lo chantajeaban a decirle cosas lindas en lugar de dedicarles punta pies para sacarlo de su vida―. ¿Puedo hablar contigo un par de segundos?

―Ahora no es buen momento, yo...

―Estabas en una cita, lo sé ―el heredero lo miró perplejo―. Antes de que tu cerebro haga sus conspiraciones al estilo Misión Imposible y me crea Tom Cruise, sólo diré que los vi mientras pasaba por el lugar.

―Pensaba que eras una clase de asesino serial que regresaba para acabar con su antigua pasión y planeabas quedarte con la herencia ―ironizó, la risa de KyungIl, esa maldita sonrisa, la que antes lo hacía suspirar.

Antes... Entonces prestó atención a su propio cuerpo, ya no sentía las mismas mariposas en su estómago cuando estaban juntos, esa fue la señal para dejar de ser hostil y hacerle una seña con la cabeza, dándole el permiso para sentarse por un momento mientras esperaba a HyungWon.

―El sarcasmo fue algo que aprendiste de alguien más ―no se quitó nada de encima, entonces supo que sería rápido.

―Las personas cambian, tú lo hiciste, yo también.

Ante la luz que se filtraba por la ventana junto a la mesa, acentuó el color gris oscuro de sus iris; perfiló incluso su ya tan bien conocida quijada, que arrebataba suspiros a cualquiera y ponía celosos algunos por tener un perfil tan perfecto. Recorrió todo el lugar en escasos segundos antes de mirar a WonHo.

―Extrañaba este lugar, siempre es tan quieto.

― ¿Viajaste desde Boston sólo para decir que estañabas Escocia? ―inquirió divertido.

―En parte, unos negocios en mi empresa me llevaron hasta Londres y decidí pasar a saludar luego de escuchar tu nota en mi correo de voz.

La sangre se le fue del cuerpo. ¡¿LA LLAMADA HABÍA ENTRADO?!

―Creí que habías desechado el número.

―Es menos complicado, en mi trabajo necesito ahorrar tiempo ―notó que la noticia no le cayó bien, así que prefería dejarlo tranquilo una vez que lo escuchara―. WonHo, la verdadera razón por la que regresé a PLI es para decir cuánto lamento haberte roto el corazón.

―PLI ―repitió con cierta melancolía, jamás logró que KyungIl se aprendiera el nombre de su pueblo, ¿quién era para juzgarlo? Sólo estando más de diez años ahí es cuando te acostumbras a decirlo completo―. En cierta manera extrañaba esto.

―Igual yo ―respondió y tomó la mano de su ex pareja para darle un apretón amigable, sin ninguna intención de por medio, sólo era para expresarle que de verdad estaba ahí para hacer las paces―. Te veías muy feliz con aquel chico, jamás te vi sonreír o mirarme de la forma en la que haces con él, debe ser especial.

―No tienes ni una idea ―respondió, una sonrisa de suficiente se abrió paso por su cara al recordar que su novio era al que muchos podrían llamar como el Monstruo del Lago Ness.

―WonHo, yo, lo siento.

El rubio lo contempló. Reconocer lo que KyungIl sentía era como tratar de leer entre grises, pero su mirada reflejaba una gran culpa por lo que hizo. El tiempo, la distancia y el haber conocido otra clase de personas realmente cambió al hombre por el que una vez juró amor eterno; ahora se veía mucho más maduro y seguro de sus decisiones.

―No vengo a quedarme por mucho tiempo, tengo que regresar a Londres para el fin de semana y volveré a Boston, sólo quería hablar contigo unos minutos ¿podemos vernos otro día?

El heredero del Lago Ness era demasiado perspicaz, estar nervioso por lo que muy seguramente diría en esa conversación no le causaba miedo o terror de que algo malo saliera de ello, al contrario. Tenía una idea muy clara: ahora todo sanaría como siempre pudo haber sido y ambos seguirían sus vidas en paz el uno con el otro. Le sonrió en respuesta y el sonido de una llamada entrando a su celular lo sacó de la conversación; era BaekHyun.

― ¿Pasó algo con la sorpresa? ―preguntó apenas levantó el teléfono hasta su oído, si no ¿por qué otra razón lo llamaría?

― ¡No, algo mucho peor! ―gritó desde el otro lado y WonHo tuvo que quitárselo un par de segundos por la enorme cantidad de furia y angustia la voz de su mejor amigo―. ¡¿Qué diablos significa eso de que tienes un alma gemela, a qué se refería HyungWon con eso?!

― ¿HyungWon?

―Hace unos segundos estuve a punto de atropellarlo y cuando lo veo está destrozado ¿Qué diablos se dijeron como para que hicieras llorar a un leviatán?

― ¿Tú de qué hablas? HyungWon está aquí en el Pez Negro, conmigo.

―Pues ha de tener un gemelo malvado al que le acaban de romper el corazón, porque acaba de irse a quien sabe dónde y se veía terrible.

En ese momento se levantó de su asiento y fue directamente al baño de la segunda planta, para sólo descubrir una habitación vacía. No lo entendía, HyungWon y él estaban felices, disfrutando de la compañía del otro inclusive hasta compartían mimos y besos enfrente de todo el pueblo.

―Repíteme lo que te dijo HyungWon, te veré en la entrada del Pez Negro.

― ¿Está todo bien? ―la intervención de KyungIl lo hizo saltar del susto.

― ¿WonHo, es quien creo que es? ―no prometía nada ese tono amenazador en BaekHyun y sabía que comenzaría a deducir cosas mucho antes de preguntarle.

―Te explico depués, ven al Pez Negro.

―Está bien ―dijo y colgó.

―KyungIl, aunque me sorprenda mucho tu visita, tengo un problema entre manos y prometo hablar contigo, pero ahora necesito encontrar a alguien.

―Lo entiendo y lamento haberte causado tantos problemas ―dijo, sacó su billetera comenzando a buscar dinero―. Sé que no compensa lo que haya pasado aquí o entre nosotros, pero déjame pagar hoy por ti y el chico.

―Kyung, no...

―Luego lo hablamos, ahora tu prioridad es alguien más ¿estoy en lo correcto?

―Para haberte ido por mucho tiempo, sigues siendo demasiado perceptivo.

―Un don y una maldición, ahora vete, nos volveremos a ver muy pronto.

Asintió y se fue del baño, bajando las escaleras como un loco justo en el segundo en el que su mejor amigo aparcó junto a la acerca y subió de inmediato como copiloto.

Durante el trayecto recibió muchas maldiciones de BaekHyun hacia KyungIl y regaños para él, pasó un poco de tiempo para que llegara al punto en donde casi atropella al leviatán, sus extrañas palabras sobre una supuesta alma gemela. No entendía el significado de eso, los humanos eran demasiado subjetivos a ese concepto y erróneo en la mayoría de las ocasiones, si HyungWon fue el que aseveró tal hecho y lo vio junto a KyungIl debería tomarlo un poco en serio.

Sin embargo, WonHo estaba completamente seguro que sus caminos se habían separado hace ya mucho tiempo, sus sentimientos cambiaron al igual que su alma. WonHo ya no era el mismo niño que conoció a HyungWon una noche de invierno, ni tampoco el chico débil del hospital, tampoco era el joven maestro de hace unos meses. Era alguien diferente, porque así se sentía y BaekHyun lo observó durante el cambio en la mirada de su mejor amigo. Algo en él era visiblemente distinto, es como si otra persona hubiera salido por esa puerta en lugar del WonHo que vio hace apenas unas horas; alguien decidido, implacable.

―Detente ―ordenó cuando vio algo en el camino que llamó su atención, el pelirrojo obedeció y se estacionó.

Llegaron a un camino que conectaba el bosque con uno de los senderos hacia el lago, siguiendo el trayecto en carretera, tardarías más a comparación de cierto atajo en el bosque. Muy pocos lo sabían o se atrevían a cruzarlo debido a los miles de supersticiones que rondan en esa parte del bosque por la abundante niebla o animales salvajes que bajaban de las montañas, sobre todo en la noche y es que el atardecer se desvanecía con cada minuto que pasaban sin encontrar al omega. Sospechaba que HyungWon lo tomó y no es alguien que deba temer de un lobo o un oso, fácilmente ellos podrían huir del leviatán antes que acercarse a otro depredador como él.

― ¿Cómo sabes qué él vino por este lado? ―preguntó el pelirrojo, bajando junto a su mejor amigo, quien se veía bastante preocupado por la ausencia de HyungWon.

―Por esto ―tomó los zapatos que el omega usó en esa tarde―. Creo que deberías esperar aquí.

―Sólo porque me veo chiquito, no quiere decir que me de miedo un simple bosque con niebla ―se quejó BaekHyun y WonHo enarcó la ceja, el aullido de un lobo se escuchó a la distancia―. Un lobo no me asusta, además, dos cubren mejor el terreno.

―Baek, es peligroso.

―Hemos venido desde hace un par de años y creo que puedo defenderme bien, mientras pierdes tiempo discutiendo conmigo, HyungWon puede que se pierda en las montañas.

―Está bien, pero por favor, regresa si ya es de noche.

―Lo prometo ―dijo y sin convencerlo del todo, fue hasta la camioneta y rebusco entre su mochila un par de radios de largo alcance, dándole uno a su mejor amigo.

― ¿De dónde los sacaste?

―Larga historia, ahora vete, revisa que esté en el canal 2, es al que siempre los conecto.

Ajustando las perillas de los radios a las indicaciones del pelirrojo, ambos amigos se separaron a cada lado del bosque. WonHo dudó un poco, pero confió en que su mejor amigo podría lidiar con lo que sea, así que emprendió la carrera entre la bruma, tratando de encontrar al leviatán.

Al seguir adentrándose, colocó pequeñas marcas que hizo en las cortezas de los árboles con una línea en vertical con una curva extraña atravesando la otra línea. Por fuera trataba de estar sereno, aunque estaba muerto de la preocupación, HyungWon no conocía el terreno y podrá perderse y jamás llegar al lago a tiempo. No sabía por qué necesitaba llevarlo hasta el agua, era un presentimiento que comenzaba a tener con mayor frecuencia, a veces él mismo pensaba en estar cerca del agua, como si ella misma fuera la que estuviera susurrando su nombre, tentándolo a nunca alejarse. Una voz que lo llamaba hasta...

Frente a sus ojos un hilo tenue de color blanco comenzó a formarse, danzando en el aire.

Sabía lo que era, lo que significaba, así como empezaba a entender las razones del por qué jamás olvidó a HyungWon y la naturalidad con la que sus memorias fluyeron: estaban escondidas. Alguien las había ocultado, así como ahora, le estaba guiando a través del bosque.

Hacia HyungWon.

No reconocía el lugar, pero por la humedad entre sus pies podía deducir que estaba siguiendo el camino correcto hacia el lago. Apretó el paso, pero su objetivo se vio truncado por sus apabullantes sentimientos; se detuvo a respirar cerca de una construcción derruida y ya cubierta por la maleza.

Parecía ser un antiguo castillo arrasado por una cruenta batalla, tomó refugio en una de las atalayas caídas más cercanas; el lugar ya estaba por lo menos un metro bajo tierra, pero las fuertes columnas del centro soportaban parte de los muros de piedra. Acarició los bordes de lo que quedaba del alfeizar y se sentó en el banquillo que formaron varios bloques de piedra.

Se sentía sucio, como una pila de mierda dejada al aire libre.

Siendo el guardián del don del corazón debió haberlo sabido mejor, no podía jugar con los lazos de otros; ni siquiera con los de un humano, ese no era su propósito. Él debía entenderlos, conectarlos y traerles el equilibrio del que tanto su raza se ha empeñado en proteger, no romperlos. Al haber interferido en un lazo destinado con MinGyu y WonWoo rompió su voto y pagó las consecuencias con creces. Hacer lo mismo con el lazo de WonHo y el otro humano sería herejía contra sus propios principios y aun así, quería ser egoísta.

―No ―sentenció con fuerza cuando notó que la influencia de su bestia interior empezaba a hacer de las suyas―. No volveré a hacerlo.

"―Sabes que te equivocas ―" esta vez no se quedó quieto, rompió la magia de las esferas camaleón y reveló su forma mortal, haciendo tambalear a HyungWon asiéndose a un pilar de roca.

―Dije que no, viste lo mismo que yo ―gruñó molesto por la ceguera de su otra parte.

"―Esa no es la única razón por la que huiste ―" refutó la voz en su interior "―El amor sincero no es absoluto o eterno."

―No es un cambiaformas ―respondió HyungWon mordiéndose el labio―. Los sentimientos de los humanos son diferentes a los nuestros.

"―Tienes miedo de ver el corazón de WonHo ¿Por qué?"

―No es que tenga miedo de usar mi don en WonHo... ¿Y si veo algo que no pueda soportar?

Su corazón no estaba del todo preparado para un nuevo golpe. No después de recuperarlo, aún era muy pronto para aceptar que contra todo lo bueno que intentaba ver, no quería ser consciente de que WonHo no era para él... Ese silencio, ese pequeño espacio de duda, el egoísmo y renuencia a esa realidad, eran constantes y taladraban su voluntad para volver a los brazos de aquel humano.

―Entonces hazlo ―la tercera voz y aquella que eriza su piel provocó que saltara de su asiento.

El Creador de Siete de verdad parecía odiarlo.

Estaba asustado, del cómo es que WonHo logró seguirle el rastro cual cazador experto. Desconcertado de la rapidez con la que todo lo que girara en torno al humano parecía encajar a la perfección con su mundo y por ese miedo a lo que no podía explicar quería gritarle a algún sabio por ser un idiota egoísta y no explicar esto en los pergaminos o libros de historia. Detestaba no saber cómo responder ante esas situaciones.

―No deberías estar aquí ―dijo molesto, ocultando bien su sorpresa por ser encontrado.

― ¿Y dónde se supone que debería estar si no es contigo? ―inquirió de la misma forma―. Me preocupé mucho.

―Soy un leviatán WonHo, sé bien por dónde camino ―quitó la mirada del humano y buscó algo más que lo ayudara a enfrentar al terco heredero sin ceder ante ese encantador color avellana como un cachorro enamorado―. Tienes un asunto más importante que un simple omega leviatán.

El rubio se molestó bastante por la manera en la que HyungWon se obligaba a estar en segundo plano. No lo toleraba y mucho menos, cuando no se daba cuenta del lugar exacto que el omega ocupaba en su corazón. El cambio en su actitud, posición y aura no pasaron desapercibidos para el omega, quien de repente sintió que sus piernas fallaban y algo en su interior temblaba por la emoción de este extraño sentimiento; con cada paso que daba WonHo, HyungWon retrocedía dos más, al punto de tener una pared de piedra como obstáculo para alejarse de él.

―Tú eres lo más importante en mi vida ahora ―dijo el heredero tomando las manos contrarias.

―No digas cosas como esas tan a la ligera ―repuso HyungWon, alejándose como si WonHo le quemara su piel―. Tu alma gemela...

― ¿KyungIl? ―inquirió, la mención de su nombre se sentía como una puñalada en el corazón―. Él es mi pasado, los dos hemos crecido y hemos cambiado nuestros sentimientos por el otro.

―No quieras mentirle a quien puede ver las emociones ―replicó el omega, comenzando a alzar la voz―. Reconozco el amor sincero cuando lo veo.

―Sólo tienes parte de la verdad, amaba a KyungIl de una manera distinta a como lo hago ahora, tal vez nunca se extinga esa pequeña chispa, pero él no es tú HyungWon.

―No lo entiendes.

―Eres tú quien no parece entenderme, KyungIl y yo tuvimos una historia, quería creer que sería mi cuento de hadas ¿Adivina qué? Crecí, aprendí que el cuento de hadas no es algo que se pueda encontrar fácilmente o me llegue de la nada, tendría que crearlo por mis propios medios y KyungIl no era a quien esperaba, siempre fuiste tú... Pienso lo mismo que tu otra mitad ¿Por qué jamás usaste tu don conmigo?

―Yo...

No encontraba las razones, jamás las meditó a fondo. Sólo a veces no lo necesitaba, muy en el fondo su bestia lo sabía y le dejó al aire en ese segundo. ¿Pero cómo era posible? ¿Un humano? Nunca antes había escuchado semejante fenómeno, porque ellos no tenían la doble alma y aun así ¿WonHo?

―También sabes la razón ―dijo WonHo al ver que HyungWon se perdió en sus pensamientos y comenzaba a analizar todo descubriendo lo perfecto que encajaban las piezas del rompecabezas que los envolvía a ambos―. Ahora lo entiendo.

«―Siempre me preguntaba las razones por las que aparecías en mis sueños desde que te fuiste, era tormentoso jamás ver el rostro por aquel a quien parece que tenía sentimientos, buscándote en lugares que no parecían tener respuesta y luego, apareces después de dieciocho años, no para enmendar tus errores o pedir perdón.

«―Es cierto que los humanos somos criaturas del caos, pero también sentimos como ustedes y creemos en cosas más allá de lo que la lógica olvida explicar. Recuerdo la vez en la que me contaste sobre cómo es que ustedes se enlazan y cómo me sentí cuando entendí lo trascendental que significa unirte a alguien más.

― ¿Cómo te sentiste? ―preguntó en un susurro, cayendo rendido ante las lagunas color avellana, que parecían adquirir su propio brillo.

―Cálido ―dijo con una media sonrisa―. Cada palabra que decías era como si estuvieras describiendo mis sentimientos por ti, a pesar de que sólo teníamos poco de habernos conocido, antes de recuperar mis memorias. La brecha de años aun así no la sentía del todo porque en el fondo, sabía a quién estaba viendo.

―Nunca entendí cómo es que lograste volver a mí, cachorro ―su mano delicada acarició la mejilla de WonHo, quien se sintió completo con ese simple toque.

―No necesitas usar tu don para saber esa respuesta y lamento mucho haber tardado en darme cuenta.

Una nueva clase de fuego se instaló en sus pechos, cálido, tranquilo y muy pasional. Todo al mismo tiempo, tornándose muy poderoso al punto en el que el color blanco iluminó ligeramente sobre el punto donde ambos tendrían el alma. Un par de lágrimas de felicidad resbalaron por las mejillas y llevó su mano libre hasta el lugar donde comenzó a formarse su lazo.

―Esto es... No debería ser posible.

―El alma no necesita género para ser enlazada ―recitó el rubio, aquellas palabras las dijo a los niños en la escuela de artes poco tiempo atrás―. Supongo que nuestras especies tampoco. Nacimos para estar juntos HyungWon.

Estábamos destinados ―completó el omega.

WonHo ya no podía contenerse y besó los labios del hombre al que estaba destinado a encontrar como su compañero. Este simple acto se convirtió en uno dónde se volvió más consciente de las miles y sutiles detalles en cada movimiento, como la calidez de sus labios al chocar, del aroma ligero de la mandarina desprendiéndose del cuello elegante que lo embargó completamente y los titubeantes brazos del omega rodeando su cuello.

El fuego dentro de él, despertó el deseo tan intenso que sentía por el leviatán. El calor que comenzaba a crecer en su cuerpo, tomo control sobre parte de sus acciones y dejó que todo esto lo llevara a tomar la parte trasera de los fuertes muslos y con un poquito de fuerza, levantó al omega, apoyándolo contra la pared. HyungWon no se mostró tan sorprendido, ya que sentía el mismo deseo por WonHo; se abrazó más al cuerpo de su humano. Sintiendo el calor de ambos cuerpos subir de inmediato, incluso podía sentir que sus latidos comenzaban a danzar en la misma canción del destino.

Se separaron por un par de segundos donde sus ojos expresaban lo que sus movimiento o palabras no podían. HyungWon estaba feliz, se consideraba un grandísimo tonto por no darse cuenta de este pequeño detalle. Entonces, todas las alertas de su bestia interior, los misterios con respecto a WonHo... Todo tenía sentido ahora.

Se acercó y juntó sus frentes, sus sentidos se agudizaron aún más y la calidez de sus luces se hizo más notorias al tener un poco más de fuerza. Con un tierno ronroneo saliendo de lo más profundo de su garganta, aceptó por completo a WonHo: como su primer amor, así como su amigo, su compañero, su Nexum Animarum.

―Ahora estamos unidos ―dijo, viendo que su marca en el tobillo de su especie se formó con una luz azulada, trazándose por la piel del omega, estando a poco de completarse, miró a WonHo―. ¿me aceptas como tu omega?

―Siempre.

La explosión en su interior lo hizo volver a besarlo, atrayendo de nuevo sus cuerpos para sentirse cada vez más cerca. Los labios del humano se desviaron hasta encontrar el cuello, donde una de sus luces surcaba la piel. Sus labios la acariciaron y sintió cómo HyungWon tembló por el choque de su aliento y luego, antes la delicada presión de los labios de WonHo, el botánico soltó un sonoro gemido.

En el ambiente, algo se sentía pesado, un nuevo aroma estaba llegando a los sentidos de HyungWon, era dominante y bastante satisfactorio. En la nube de sus deseos, no comprendía qué es lo que pasaba y cuando sus dedos acariciaron el cuello de WonHo, fue que lo sintió de verdad. Cortando el aire como una afilada hoja de una espada contra la tierna carne.

Una sensación parecida al fuego frío que siempre acontecía cuando fluía la magia a través de sus cuerpos pudo sentirse en el cuello de WonHo, quien también sintió ese fuego comenzar en ese punto donde se estableció el contacto con los dedos de HyungWon, provocándole un dolor intenso que lo hizo bajar al omega al suelo y alejarse.

―Cachorro ―lo llamó preocupado, el olor se volvió más denso, un alfa estaba cerca. HyungWon se puso en alerta tratando de buscar al intruso, hasta que escuchó gritar a WonHo―. ¿Pero por el Hacedor, qué?

El grito que profirió no era humano. Sonó como el rugido de un leviatán adulto ahogado con la voz de WonHo y se llevó las manos hasta el cuello, de donde la piel se tornó rojiza y nacieron ¡¿Luces?! ¡¿WonHo tienendo luces?! Otras luminiscencias comenzaron a nacer de sus manos y ese fuego le dolía mucho, con el lazo apenas forjado, HyungWon también pudo compartir el dolor de su cachorro, lo que lo hizo ser consciente de que su destinado estaba presentándose.

Se estaba convirtiendo en un leviatán, en un alfa.

El omega se asustó, no sabía cómo lidiar con ello, pero aun así se acercó hasta WonHo y trató de controlarlo para que dejara de sacudirse violentamente y una voz a través de la radio y que conocía se hizo presente.

―WonHo, ya es muy tarde y escuché algo muy terrorífico en el bosque ¿dónde estás?

―BaekHyun ―dijo, tratando de encontrar la fuente y se topó con el radio, lo tomó y trató de hablar―. ¡¿BaekHyun?! Por favor, ayuda ¿dónde estás?

― ¿WonHo? ¿Estás ahí?

―BaekHyun ¿me escuchas? ―chilló hacia el aparato.

―Presiona... el... botón... habla... ¡AGH! ―dijo WonHo con la voz entrecortada, señalando hacia el radio donde estaba el botón para responder, el omega asintió.

―BaekHyun ―habló por el radio y el pelirrojo no tardó en contestar.

― ¿HyungWon? ¿Estás bien? ¿Dónde están?

―No lo sé, pero es una especie de castillo destruido y algo malo le pasa a WonHo, estoy asustado y no sé qué hacer.

―Sé dónde es, voy para allá.

―No tardes.

Era presa del pánico, no solamente del propio, también el que podía sentir de WonHo. No sabía cómo actuar cuando su pareja sufría por presentarse por primera vez. Comenzaba a sentir que el alma de WonHo era más fuerte y sintió su segunda alma comenzar a latir al mismo ritmo que la otra. Interferir en la presentación de un alfa conllevaba muchos riesgos, ya que la fuerza bruta de esta casta podría hacerle daño. El segundo grito de WonHo fue ahogado por él mismo y le desgarró el corazón. Se arrodilló junto a su cachorro y lo acunó entre sus brazos, soltando más de su aroma en el aire, pretendiendo concentrar la atención del alfa interno en él más que en su despertar abrupto.

―Tranquilo cachorro, aquí estoy ―susurró dándole un besito en la coronilla, WonHo se aferró a su omega tratando de concentrarse en su voz con mucha dificultad.

― ¿Qué es lo que me está pasando?

―No lo sé, pero lo resolveremos, la ayuda ya viene.

El lazo que compartía con BaekHyun se volvió más fuerte, entonces sabía que estaba cerca, pero también sintió otro lazo que reconocía junto al aroma de la tierra recién tocada por la lluvia.

― ¿HyungWon? ―La voz de HoSeok rompió el hilo de pánico del omega.

― ¿Hobi? ¡Aquí! ―gritó.

Su mejor amigo no tardó en llegar como un ángel caído del cielo para salvarle el trasero. Apareció al doblar el recoveco de la casi derruida atalaya, venía vestido casi como un guerrero, con parte de su armadura en pecho y hacha en mano, todo bajo la capa oscura bien atada a sus hombros. Dejó su arma a un lado para ver a este nuevo alfa presentarse.

―Su aroma es demasiado fuerte pero todavía no tiene forma, su piel está hirviendo ―explicó HyungWon a HoSeok―. ¿Es posible que un humano pueda transformarse?

―No lo sé. No debería.

― ¿WonHo? ¿HyungWon? ―terció BaekHyun apareciendo de la nada, quedó por unos segundos en shock al ver que su mejor amigo estaba ¡brillando!

"―HyungWon me duele mucho ―" habló WonHo de repente usando la conexión telepática que compartía con su ahora pareja "―. Haz que se detenga."

―No podemos, tienes que pasar por el cambio ―le respondió con su voz carnal para no apresurar el proceso, el joven heredero se retorció en sus brazos ante la nueva oleada de magia azotando su delicado cuerpo.

― ¿Qué le está pasando? ―preguntó BaekHyun llegando hasta su lado.

―Se está transformando en un leviatán.

― ¿Podemos hacer eso?

―Debería ser imposible.

―HyungWon, no podemos dejarlo presentarse aquí. No tenemos la magia o el poder para contener su fuerza si nace como un alfa y créeme que lo hará ―dictaminó HoSeok, lanzándole una mirada seria, el omega asintió.

―Necesitamos a YoonGi.




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1. Atalaya: Atalaya ​ o torre de vigilancia es un tipo defortificación utilizada en muchas partes del mundo. Difiere de otros tipos detorre en que su uso primario es militar; y entre las torres militares odefensivas se distingue en que por lo general es una estructura aislada.

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Holi Eileanmaiden, creo que haré este pequeño mensaje porque de verdad me emocionaba ya esto.

WonHo naciendo como leviatán ¿Se lo esperaban? ¿Qué creen que pase de aquí en adelante?

¿Puros problemas? Maybe.

Espero que disfruten la nueva fase del libro, que se viene lo mejor y estamos a la mitad del libro. 



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