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¹⁷. ❝𝐅𝐚𝐥𝐥 𝐚𝐩𝐚𝐫𝐭.❞

𝕴𝖓𝖛𝖎𝖊𝖗𝖓𝖔 𝟚𝟘𝟙𝟡. 

𝕱𝖎𝖓𝖆𝖑𝖊𝖘 𝖉𝖊 𝖓𝖔𝖛𝖎𝖊𝖒𝖇𝖗𝖊.

Su pecho subía y bajaba de forma regular, sus labios ligeramente entre abiertos eran la salida de murmullos tranquilos, parecidos a los ronroneos delicados de una criatura en completa paz. WonHo rodeaba con sus manos la más delicada cerca de sus labios, aspirando el aroma cítrico de HyungWon desprendiéndose a raudales desde que tuvo su ataque. Cuando estuvo realmente dormido, pudo soltar sus manos y con mucha dificultad, lo dejó en su sala privada cubierto con una mantita.

Antes de irse quitó varios mechones de su rostro, para despejar la frente de HyungWon y con un pañuelo secó el resto de lágrimas húmedas de sus mejillas; delineó las primeras luces de su cuello con su dedo y pudo sentir una extraña mezcla entre paz y culpabilidad. Se asombró mucho al ver que dos destellos sutiles, como el latido de un corazón, destacaron en cuanto sus pieles hicieron contacto.

Hizo un esfuerzo sobrehumano por dejar la sala y a un agotado HyungWon detrás. No le gustaba para nada saber que el omega estaba en medio de una crisis provocada por... El pensamiento detuvo a WonHo e inmediatamente fue hasta su estudio, el lugar donde encontró al omega. A primera vista, nada estaba fuera de lo común, entonces notó lienzos estaban desacomodados, fue hasta ellos y se quedó sin sangre en el rostro: eran los del tritón.

¿HyungWon de verdad los vio?

Otro presentimiento lo llevó hasta su computador en el escritorio sólo para ser golpeado por otro mal presentimiento. La carpeta con las fotografías comparativas y bocetos digitales de HyungWon junto con los de su sirena favorita tampoco se salvaron de ser vistas.

―Mierda.

WonHo terminó por levantar los últimos utensilios y ponerlos en su lugar, todo bajo la atenta mirada de BaekHyun.

― ¿Cómo está? ―preguntó el fotógrafo cuando notó que su mejor amigo estaba más cayado de lo normal.

―Sigue durmiendo, lo mejor sería dejarlo un rato y ver si en la noche todo se resuelve, tal vez lo deje dormir en la escuela y me quede a cuidarlo ―explicó, tomando asiento en el sillón, mostrado lo cansado que se sentía.

― ¿Quieres hablarlo? ―BaekHyun se colocó a su lado.

―Debí notar enseguida que no se sentía bien ―musitó, apenas pudo entenderlo, juntó sus manos sobre sus labios, repasando las señales en las que se notaba que HyungWon no estaba sobrellevando el cambio muy bien―. Tal vez las primeras ocho horas eran las adecuadas, debí dejarlo ir.

―Apenas conocemos la magia de su mundo, dudo mucho que lo hubiéramos advertido a tiempo ―explicó el pelirrojo―. Además, HyungWon me dijo que las ha usado con anterioridad.

―No lo sé, me parece que HyungWon oculta muchas cosas para que no me preocupe.

―WonHo, estás haciendo un drama por algo que todavía no entendemos ―dijo, actuando como la voz de la razón con su mejor amigo―. No es eso lo que te puso así, ¿qué está pasando? Y no me digas que no es nada, porque te conozco WonHo Thorburn-Lee.

No debía tentar a su suerte e ir directo al grano cuando ese pequeño hombre usaba su nombre completo, a veces le asustaba su nivel de madurez o su aura poderosa cuando se portaba como el hermano mayor.

―Creo que HyungWon vio los dibujos que estuvimos comparando con él ―soltó―. Puede que se haya impresionado, pero no encuentro razón alguna para el colapso que tuvo.

―Tal vez sea su medicina o... No lo sé.

―Ni siquiera tú le encuentras sentido ―declaró después de que BaekHyun intentara en vano dar alguna justificación―. No quiero quejarme sobre lo lento que todo se tornó, tal vez sea que no entiendo del todo su magia o lo que sea, pero a veces me siento cansado e impotente de lo que lo rodea, es frustrante no saber cómo reaccionar en estos casos, se supone que prometí cuidarlo.

―No puedes poner tanta responsabilidad sobre tus hombros y menos la de HyungWon o viceversa, creo que será mejor que hablen más sobre estas cosas si no quieren terminar heridos por algo mucho más grave ―explicó BaekHyun, mirando hacia la persona frente a la escalera―. Lo digo por ambos, HyungWon.

WonHo estaba tan sumergido en sus pensamientos que nunca notó cuando HyungWon bajó, él se vía incluso más derrotado que cuando lo descubrió en el estudio. El rubio se quedó sin palabras, preocupado por lo que haya escuchado de su conversación, el omega en cambio, no le dirigía la mirada pensando en lo que le diría sobre su estado tan alarmante.

―Les debo una disculpa, a los dos ―comenzó, caminó lentamente hacia ellos, denotando su nerviosismo por la forma casi maniaca con la que frotaba sus pulgares contra su piel de la mano―. Lamento mucho que esté dudando de ambos a cada minuto, simplemente es demasiado extraño confiar en humanos después de una vida entera temiéndoles y tengo mucho miedo de que algo salga mal ―el omega se aceró hasta quedar de rodilla frente a WonHo y tomar sus manos entre las suyas viendo los ligeros temblores en el heredero―. Han pasado milenios desde que humanos y cambiaformas han convivido juntos, reanudar eso de manera incógnita es un poco difícil, jamás he reprimido mi verdadera piel desde que era un cachorro, no esperaba que mi don fuera la causa de tan terrible colapso.

― ¿Don? ―preguntó BaekHyun―. ¿Algo así como poderes?

―Puedes verlo de esa forma ―les dedicó una sonrisa cansada―. Un cambiaformas tiene una magia y su alma nace con un propósito, para eso tenemos los dones, éstos no sólo despiertan a nuestras bestias interiores, también nos ayudan a encontrar nuestro lugar y equilibrio en el mundo. Yo poseo un don que me permite conocer sentimientos ajenos y a veces puedo manipularlos.

―Cuando estuvimos con los mercenarios ―pensó BaekHyun, llevando sus dedo índice y pulgar al mentón―. Ellos se retorcieron como si...

―Fui yo, usé mi don para manipular su hilo del dolor ―explicó al fotógrafo, estaba un poco asustado de lo que dirían sobre la magnitud de su magia, lo único que lo ayudaba a seguir con la explicación era estar tomando las manos de WonHo, quien correspondía a su agarre de manera firme―. No lo hago todo el tiempo si es lo que piensan, la magia de alguien como yo no es para quitar todo el tiempo, de alguna forma tengo que regresar lo que poseo.

― ¿Algo así como un trueque?

―Parecido, usar mi don implica gastar energía vital de mi cuerpo y cuando eso pasa, quedamos desprotegidos si nos encontramos en nuestra forma mortal. Ese es el precio de tener magia, a diferencia de ustedes, al carecer de magia, tienen la libertad de mantener su energía sin pagar un alto precio por lo que se les ha dado; nosotros somos criaturas hechas para dar y recibir, tomamos algo y debemos regresarlo para que el equilibrio que nuestro Creador nos dio, se mantenga intacto.

―Vaya.

―Mi don de igual forma, despierta toda mi magia cuando estoy en contacto con lugares o personas con sentimientos muy cargados y esa habitación tenía un nivel de sentimientos abrumadores que despertaron a mi leviatán. Siendo un omega, soy mucho más receptivo con los sentimientos y colapsé.

Ambos maestros se quedaron callados ante la nueva revelación, cada uno sumido entre sus propias conclusiones, dejado al omega muerto de nervios. WonHo luchaba por decir algo, sólo que no sabía qué con exactitud. El leviatán acarició el dorso de la mano con su pulgar y lo miró tiernamente, antes de pedir unos momentos para cambiarse de ropa, en cuanto lo vieron desaparecer por las escaleras, WonHo de alguna manera logró recuperar su sentido del habla.

― ¿Debería decirle lo que he pensado todo este tiempo?

―De que te gusta, tal vez.

― ¿Qué? ¡No! ―el joven maestro se sonrojó por lo directo que fue su mejor amigo―. Me refería...

―Sé lo que tratabas de decir, pero quita esa cara larga ―le dio un golpecito al hombro―. Tal vez si sea cómo lo piensas y el dios de HyungWon te haya estado hablado para que pudieran conocerse y arreglar todo esto, quien sabe, ahora que ya están las cartas sobre la mesa, no veo el caso en ignorarlo.

― ¿Y si él se aleja?

―No creo que lo haga.

― ¿Cómo estás tan seguro?

―Digamos que tengo una corazonada ―le sonrió al mismo tiempo que apretó su hombro como muestra de apoyo―. Me voy a casa, tuve suficiente de ustedes dos por un día.

Después de una ligera y amistosa discusión entre ambos jóvenes adultos, el menor se retiró de la estancia sobándose la parte trasera del cuello por lo cansado del día. WonHo, esperó a HyungWon sentado en el sofá, tratando de buscar una excusa creíble sobre los cuadros y miles de bocetos que tenía de él sin que sonara como un psicópata o un acosador. Cada opción le parecía menos convincente que la otra.

El omega recién bajaba ajustándose la capa sobre sus hombros, topándose con un WonHo inmerso en sus pensamientos. Sonrió débilmente, aún podía sentir el aire tenso cerniéndose sobre ellos y no sabía si estaba pensando con su cerebro o su bestia y corazón eran los que cometerían la locura más grande de su vida. Se acercó hasta WonHo y se puso de cuclillas para quitarle un par de mechones estorbándole la vista hacia sus preciosos ojos avellanados. El rubio soltó un respingo y se calmó al notar a HyungWon.

―Sobre lo que viste allá arriba ―comenzó, el omega negó con la cabeza para interrumpirlo.

En sus iris incandescentes de rosa escrutaron por un rato al humano, como si estuviera debatiendo el misterio más grande del mundo y todo se redujera al maestro de artes sentado frente a él. El omega tuvo que aferrarse a las manos de WonHo para poder decidir de una vez por todas el siguiente movimiento.

―No es necesario que digas nada, WonHo, antes hay algo que quiero mostrarte ―soltó con un poco de dificultad las manos humanas antes de levantarse e ir directo a la puerta que daba al muelle de la escuela―. Ven.

― ¿A dónde vamos?

―Es una sorpresa ―admitió.

―No tienes que hacerlo.

―Te equivocas, es necesario que veas algo ―WonHo enarcó una ceja ante el comentario de HyungWon.

―Iré por un abrigo ―anunció después de unos segundos de silencio

―Viajaremos por agua, es el camino más rápido ―anunció el omega saliendo al muelle.

―En ese caso, buscaré un traje de baño, la temperatura baja mucho en el lago al anochecer ―dijo caminando en dirección hacia la puerta principal, tratando de recordar si en el maletero de su camioneta seguía aquel traje completo.

―Te espero.

En ese instante, el sonido de su celular en su pantalón llamó la atención de ambos, WonHo sacó el artilugio y contestó al ver que era su padre ChangKyun, quien llamaba.

―Papá ¿pasó algo?

―Se estaba haciendo tarde y no hablaste para saber si te esperábamos para cenar.

―Ustedes continúen sin mí ―en ese instante miró hacia el omega, a quien le sonrió ampliamente―. Tengo algo importante que hacer.

Se ajustó de nuevo el cuello del traje de buzo, a veces no soportaba lo sofocante que era en la parte alta, aunque creía que sería lo adecuado contemplando que el viaje en el lago supusiera una distancia larga. Llegó hasta el final del muelle donde un ligero destello rosado apenas y se vislumbraba entre la penumbra.

"―Baja cachorro ―" le dijo a través de sus pensamientos.

El heredero del Lago Ness respiró profundo antes de saltar al gélido líquido, antes de sumergirse respiró profundo antes de encontrarse con el leviatán. Debajo encontró a HyungWon ya en su forma bestial apoyado en el lecho de rocas y con su típico bolso negro en su hocico. Le entregó al humano su posesión para que se la colocara en el hombro, cuando terminó, el leviatán le mostró su lomo, no necesitaba indicaciones para adivinar que debía subirse.

A diferencia de la primera vez, WonHo experimentó una mezcla entre emoción y ansiedad en cuanto sus manos rodearon los pequeños cuernos en el inicio del cuello rosado. Tocar aquella piel le erizó por completo la piel e incluso, al acomodarse de mejor manera sobre el lomo sintió el calor del leviatán llenando su cuerpo y la temperatura del agua ya no afectaba al humano.

En un instante medido en un parpadeo, el botánico se puso en marcha hacia el fondo del lago, su velocidad fue arrasadora y WonHo tuvo dificultades para sostenerse del leviatán los primeros segundos. En cuanto estuvo asegurado al leviatán, notó que HyungWon se tornó hacia un túnel escondido entre las rocas y un halo de luz los dejó pasar hacia un pasadizo de roca con el tamaño necesario para que dos submarinos maniobraran libremente.

Cuando sus pulmones estuvieron a punto de quedarse sin aire, HyungWon ascendió hasta una cueva subterránea rodeada de las estalactitas con brillo propio. El heredero nadó hasta la orilla, pero no salió del agua debido a la calidez que había en el estanque.

Se giró para ver cómo HyungWon volvía al agua y se sumergía hasta el fondo, con el reflejo del agua, el destello rosado del cambio de piel del leviatán obligó al humano a volver la vista. En cuanto el fulgor se extinguió, el omega emergió hacia la superficie quedando en medio del estanque y dándole la espalda a WonHo.

―Detrás de ese muro de roca, hay una capa que te ayudará con la temperatura fría del lugar ―explicó HyungWon, ocultando muy bien su sonrojo al estar consciente de su desnudez que apenas podía ocultar en el agua.

El humano obedeció al más alto saliendo del agua y poniéndose una espléndida capa gruesa en colores terrosos y un cuello recubierto con un borde esponjoso de una tela blanca más calientita y con cintillos bien tejidos para cerrarla.

―Parece que fue hecha para un rey ―mencionó en un tono de voz un poco más alta, escuchó una pequeña risa del omega.

―Eres lo más cercano a un príncipe, supuse que, como anfitrión en esta ocasión te gustaría un regalo digno de un rey mortal ―dijo HyungWon.

―No era necesario ―repuso atando los cordones y regresando al estanque, el omega ya estaba en la orilla―. ¿Qué tienes?

―Necesito mi ropa ―dijo, desatando un intenso sonrojo en ambos al evidenciar la desnudez del leviatán.

―Oh, claro... ejem, yo... Me volteo ―no pudo ni siquiera articular correctamente sus palabras, buscó algún punto en el cual distraerse y no buscar al omega con la vista.

Se centró en la pared, pero su sentido del oído estuvo atento al leviatán, captando en ligero chapoteo del agua y unas pisadas rápidas, seguido de movimientos y uno que otro quejido de HyungWon.

―Cachorro ―llamó el omega.

Al volverse, se sorprendió de los pensamientos recurrentes que tenía sobre HyungWon; prefería verlo un millón de veces en ropaje más sencillo o menos modernos luciendo sus luces a tenerlo en la superficie aparentando ser un humano.

― ¿Pasa algo? ―inquirió el joven botánico llegado frente a él.

―No, es sólo que...

No podía revelar sus pensamientos en esos momentos en los que su relación estaba un poco tensa, así que, optó por callar su mente y concentrarse en lo importante.

― ¿Qué ibas a mostrarme?

―Ven ―una sonrisa se pintó en los labios esponjosos de HyungWon.

Lo guio hasta la entrada a una nueva red de pasadizos de tierra hacia un laberinto que podría abarcar kilómetros a ojos del humano. La caminata fue en completo silencio, a excepción de las ocasiones en las que se soltaban más preguntas de WonHo con respecto a su mundo o temas relacionados con la magia, incluso unas cuantas por saber algo más de HyungWon. Llegaron a pocos metros de una pared cubierta por madreselva, momento en el que WonHo claramente escuchó algo parecido a la caída de agua de una cascada y el cambio de temperatura erizó la piel de WonHo lo suficiente para detenerse en seco.

― ¿Es lo que creo que es?

Su pregunta arrebató una sonrisa a HyungWon.

―Antes de entrar ―se acercó hasta el humano para bajar el cuello de la capa y olisquear muy cerca del cuello del humano, WonHo, como cualquier humano, se alejó sorprendido de la osadía de HyungWon.

― ¿Qué haces?

―No puedo darme el lujo de que tu olor a humano te delate ―explicó el botánico como si fuera lo más común del mundo―. ¿Puedo continuar?

―De acuerdo.

HyungWon acortó la distancia entre ellos para rodear el cuello de WonHo con sus brazos. Su respiración se cortó en cuanto los dedos del más alto se deslizaron por la piel expuesta del cuello, HyungWon notó lo nervioso que se puso por el contacto. Un deseo abrazador inundó su cuerpo, uno que se permitió obedecer por unos segundos. Juntó sus cuerpos hasta que no hubiera nada que se interpusiera en su camino, sin romper el contacto visual, el omega ocultó su rostro en el espacio entre su hombro y cuello. En el último segundo dudó, aunque su bestia fue más insistente para empujarlo hacia el humano. WonHo tragó en seco cuando los labios de HyungWon tocaron su piel, la cual se puso más sensible al tacto del omega, giró levemente su cabeza hacia el leviatán, notando el olor a mandarinas ser más intenso, se aferró a la cintura del más alto. En ese pequeño movimiento, sus manos alzaron un poco de la tela para rozar la cintura descubierta de HyungWon.

―Perdón ―WonHo se alejó unos pasos del leviatán, avergonzado de haberlo tocado sin su permiso.

―Está bien ―tomó las manos de WonHo y las colocó en su cuello, lugar de donde desprendían la mayor cantidad de feromonas―. Tu piel recibe bien mis feromonas, necesitas sólo un poco más.

― ¿Más?

―Tranquilo, con la cantidad que tienes ahora, podemos pasar sin problemas por unos momentos ―dicho esto, HyungWon se encaminó para tomar el borde la cortina de madreselva―. Lee-Thorburn WonHo, bienvenido al Clan del Agua.

Ante el heredero, se reveló un paraje que solamente el más entusiasta de los aficionados a la fantasía podría imaginar. No podía creer que en verdad estaba caminado por un arroyo con el agua más cristalina que haya visto en toda su vida con pequeñas gemas en él sobre las cuales, pequeñas colonias de pececillos con luminiscencias en sus aletas o cuerpos nadaban en completa tranquilidad. Unas barreras de árboles bloqueaban la vista hacia el resto del clan, provocando que el entusiasmo de WonHo sólo fuera en aumento.

Llevaba sólo poco en aquel arroyo y necesitaba unos segundos para procesar que estaba en el santuario de los leviatanes, el hogar de HyungWon. Se quitó unos mechones de su frente y entonces notó algo flotando sobre las ramas de los árboles.

― ¿Esas cosas son luciérnagas enormes?

HyungWon miró hacia donde apuntaba.

―No tontito, son esporas de magia ―él omega extendió su mano y un par de ella sintieron el llamado del botánico, bajaron desde lo más alto y descansaron a por encima de su mano―. Con cuidado, son tímidas.

― ¿Están vivas? ―cuestionó, juntó sus palmas para formar un cuenco en el que la espora fue depositada por HyungWon, inmediatamente sintió una energía que podía describirse como agradable y feliz―. Se sienten calientitas.

―Todo lo que sea obra del Creador de Siete tiene vida ―la segunda espora bailaba alrededor del leviatán como un cachorro de perro, alegre por el regreso de su dueño―. Ven tenemos poco tiempo y mucho que ver antes de que regreses a casa.

HyungWon dejó que las esporas los abandonaran para después tomar la mano de WonHo y llevarlo hasta su casa, no perdieron el tiempo en preguntas tontas hasta llegar a la habitación de HyungWon. El heredero del lago Ness estaba parado en medio de la estancia observando el rústico ambiente, bastante alejado de la modernidad de igual forma, la magia rodeando esas cuatro paredes hacía que lo más simple fuera fantástico. El leviatán abrió el cofre frente al nido y rebuscaba entre sus ropajes una camisa junto a unos pantalones que pudieran quedarle al musculoso maestro.

―Puedes ir quitándote esa cosa negra, mis feromonas no durarán en tu piel el tiempo suficiente, mi ropa debe bastar ―le dijo al momento de entregarle la camisa y pantalón―. Te dejo para que te cambies.

―Gracias ―le dedicó una sonrisa amable―. Y HyungWon... ―el botánico se detuvo en el umbral de la puerta antes de cerrarla―. Tu casa es hermosa.

―Espera a ver el resto del clan.

Con eso último, el leviatán de cabello rosa le dio un poco de privacidad.

HyungWon terminó por doblar la capa de WonHo cuando la puerta de su habitación fue abierta, levantó la mirada y quedó impresionado. Con ropa de la más fina calidad o con ropaje humilde como el de su manada, el humano lucía como un ser místico y fuera de su alcance.

―Se siente un poco apretado aquí abajo ―dijo estirando un poco la tela en la parte trasera del pantalón, HyungWon soltó una risita tierna que atrajo la atención del humano.

―Ven aquí ―en cuanto estuvo frente a él, tomó las cuerdillas de la camisa abierta revelando el buen cuerpo de WonHo―. Sabes, los humanos deberían aprender una cosa o dos ―carraspeó tratando de no llevar sus ojos hacia el bien marcado abdomen o los enormes pectorales del rubio.

― ¿Cómo apreciar más lo natural a lo diabólico de la magia falsa? ―inquirió divertido, el omega correspondió con una sonrisa mientras arreglaba la camisa, cerrando los cintillos con las uniones en las telas y cerrando la camisa hasta que sus clavículas fueron cubiertas por la tela.

―Precisamente ―cuando se aseguró que su olor se impregnara por completo en la piel humana, le hizo un ademán con la cabeza para que lo siguiera escaleras abajo―. Desearía que no tuvieras olor para que puedas presumir de tu belleza natural.

― ¿Qué? ―la confesión hizo tragar en seco al humano.

―En mi mundo, aquellos con buen cuerpo no tienen pena en mostrarlo ―recordó brevemente su estadía en el clan del Fuego y alguno que otro leviatán que igualmente adoptó esas costumbres―. Los humanos no comprenden la belleza de sus anatomías por pudor.

―Tú tampoco muestras mucho.

―Es más por mis feromonas que oculto mi cuerpo ―explicó mientras atravesaban el umbral de su hogar hacia la manada―. Generalmente los omegas tenemos un olor demasiado fuerte desprendiendo de nuestras pieles y para evitar incidentes con alfas o betas, nos cubrimos con telas para poder caminar sin que nos marquen.

―HyungWon.

―Sé lo que pensarás, pero hemos vivido milenios adaptándonos y controlando a nuestras bestias, son raros los casos en os que suceden esos accidentes, no somos del todo animales.

En cuanto alcanzaron lo alto de la colina la vista de toda la manada quedó expuesta ante los ojos del humano. La mayoría de las casas estaban cimentadas en lo profundo de cavernas, otras más estaban asentadas cerca de los ríos, pequeños bosques formaban límites circulares repletos de sauces, olemos, hayas o abedules con alguno que otro factor mágico en su composición. Justo como en sus primeros segundos, miles de esporas bailaban por los aires y lo que atrajo por completo a WonHo fueron los enormes cristales formándose en lo más alto de las cavernas que funcionaban como un astro muy apreciado en la superficie.

―Así sabemos que es de día y noche ―explicó HyungWon, feliz de ver la reacción de WonHo―. La raíz de los cristales está conectada con la superficie, la energía que viaja a través de la tierra nos da luz, pasa lo mismo con la luna ―apuntó hacia la torre más alta de la casa de los líderes, donde se podía ver un cristal azulado protegido por una barrera de energía―. Cada luna llena, nuestros mejores guardianes salen para recolectar luz lunar e medio del océano y la traen para poder mantener al cristal funcionando.

― ¿Cómo en la película que te mostré de Atlantis?

―Parecido, sólo que este no es una especie de dios, sólo es magia.

―Increíble y pensar que no conocemos estos avances.

―De todas formas, los humanos no podrían replicarla ―el omega lo condujo por lo alto de la colina hasta comenzar a pasear por los bosques de olmos y sauces, cerca de los ríos cristalinos.

― ¿Enserio? ―no era sencillo caminar por ese terreno, ya que no estaba acostumbrado a la falta de calzado.

―Si tuvieran doble alma, podrían hacer lo mismo que nosotros, pero basta de explicaciones, tienes mucho que ver.

―Soy todo tuyo.

Lo primero que le mostró al humano fueron los caminos más hermosos de todo el clan bordeados por árboles con diferentes tipos de hojas, en varios de ellos florecían capullos con pistilos que contenían perlas de cristal brillantes en diferentes tonalidades de azul, rosa, amarillo y morado. Los caminos de tierra combinado con el follaje eran suaves a los pies de WonHo, siendo así que la molestia de estar descalzo desapareció con cada segundo que recorría los senderos a la par que el leviatán. No sabía cómo es que la tierra bajo sus pies se sentía mucho más suave o ni cómo darle nombre a la sensación de alivio predominando en sus pulmones después de media hora respirando un aire menos denso que el de la superficie.

Mientras avanzaba por los senderos, un grupo pequeño de esporas siguió a WonHo, bailando por todo su cuerpo, curiosas por el nuevo visitante en el clan, una que otras de estas pequeñas iban hacia la energía de HyungWon, que le arrebatan risas tiernas, WonHo se deleitaba con el dulce sonido de su voz profunda saliendo de sus labios.

El omega lo guio niveles arriba hasta que la primera torre de la arena de entrenamiento se asomara a su vista, alcanzando la entrada principal en cuestión de minutos.

―Aquí entrenamos a todos los miembros de la manada ―señaló con su mano a todo el anfiteatro, se veía un poco triste debido a la falta de cambiaformas combatiendo.

― ¿Eso es agua? ―inquirió WonHo bajando por las escaleras talladas de piedra.

―WonHo espera ―dijo, intentando detenerlo, pero el humano tuvo un momento en el que se sintió como infante emocionado por su primera vez en un parque de diversiones―. Por el Hacedor, no vayas tan...

El omega no pisó del todo bien el siguiente escalón por tratar de alcanzar al humano, así que su tobillo resbaló y perdió el equilibrio. Afortunadamente, WonHo se volteó en el momento preciso para atrapar al leviatán entre sus brazos y evitar la caída. Sus rostros quedaron a pocos centímetros de distancia, WonHo le sonrió complacido por la situación, haciendo sonrojar al omega en el acto.

―Creo que me gusta más cuando tú eres el que termina en estas situaciones.

HyungWon recordó los momentos en los que WonHo ha sido más torpe que él y se mostraba muy tímido al ser notado por el leviatán.

―Muy chistoso ―le sonrió importándole ya muy poco que su rostro estallara en llamas por la pena―. Te iba decir que no corrieras, algunos escalones están resbalosos, por lo que puedes ver.

―Sonaste como a mis padres ―dijo, el omega a veces tenía un tono demasiado mayor para su edad mágica.

―Estoy cuidándote de mí manada, el olor de una sola gota de tu sangre puede atraer a alfas.

―Parecen más vampiros que leviatanes.

―La sangre humana tiene un olor diferente al de un cambiaformas y si alguien lo nota, puede que te hagan daño ―le quitó un mechón de su frente para colocárselo detrás de la oreja.

Un gesto que comenzó a adoptar desde que bajó aquella barrera invisible para mantenerlos alejados sentimentalmente y HyungWon cómo adoraba ser tratado con tanta gentileza y equidad, como si las castas o su diferencia en especie fuera sólo palabrerías sin valor. Cuando estaban tan cerca, con sus pieles rozándose o sus iris lanzando destellos reconociendo cada vez más su atracción, hacían revolotear el estómago del omega. Eso le recordaba lo que vio en esa tarde, los sentimientos apabullantes de su cachorro lo golpearon como un balde de agua fría en la cabeza.

― ¿Qué tienes? ―preguntó en cuanto la sonrisa de HyungWon cayó de un segundo a otro.

―Ven conmigo.

Su abrazo de pronto se tornó muy frío al igual que su mirada, sus ojos se llenaron con una extraña cortina de tristeza, sin embargo, lo siguió fuera de la arena de entrenamiento a través de otros niveles más arriba y llegar a la cueva más alejada de la manada. El arco, a diferencia de otros en el clan, fue tallado de forma precisa con piedra caliza y las runas grabadas en oro a todo lo largo de las columnas, que sostenían un techo de cuarzo. Justo en el centro, siete destellos azules tilintaban con un ritmo similar al de las olas en el océano. El arco mostraba la vista hacia un pasillo sin luz o manera alguna de saber si tenía un fin.

―Dame la mano y no la sueltes hasta que pasemos el arco a la cámara ―indicó HyungWon trazando una runa de entrada en el aire, una estela de humo rosado salió de los dedos del botánico.

Poniendo un poco más de atención, había una superficie de lo que parecía un cristal muy delgado y sin posibilidades de haberla notado si no fuera por el leviatán, quien había dado con la barrera protectora y trazó la llave con su dedo para poder ingresar a uno de los lugares más sagrados en el clan después de la Cámara de Poseidón.

―Lo digo en serio WonHo, no vayas a soltarme en ningún momento o morirás, no le gustan los extraños y mucho menos los humanos.

―Sonaste muy serio, como si estuviera viva... ―el ceño fruncido del HyungWon le advirtió que no era ninguna especie de broma.

―Cachorro, ésta cámara se protege con un hechizo muy poderoso. Sólo los leviatanes tenemos permitida la entrada, si intentas pasar y siente que eres una amenaza, morirás y no de una manera bonita.

―De acuerdo ―entonces tomó la delgada mano del botánico con fuerza.

―Aquí vamos.

Ambos cruzaron la barrera que sobrecogió a WonHo con una sensación muy parecida a lo que sentía cuando despegaba en un avión, su estómago se encogió, pero una corriente fría subió desde la planta de sus pies hasta la punta de su cabello más pequeño en su cabeza, flaqueó por un momento y cayó de rodillas sobre el suelo, pero en ningún momento soltó a HyungWon, quien nunca se separó de su lado. Sus episodios de vértigo volvieron en ese preciso momento, el pitido en su interno fue el más leve de los que ha tenido, pero no por eso dejaba de sentirse desorientado.

―Tranquilo, es normal en tu primera vez pasando por un hechizo de bloqueo muy fuerte ―con su mano libre comenzó a trazar círculos en su espalda―. Aunque no creí que sería muy fuerte con mi magia protegiéndote.

―No eres tú Hyungnnie ―contestó después de que el pitido comenzó a desparecer―. Tengo una enfermedad que me desorienta.

― ¡Por el Leviatán Blanco, cachorro, debiste decirme eso! ―chilló, sintiéndose culpable por ser tan irresponsable con la vida tan frágil del humano―. Tal vez pueda funcionar.

― ¿De qué hablas...?

"―Tranquilo, déjame ayudarte ―" intervino el leviatán interno de HyungWon, la calidez que una vez sintió cuando vio la dualidad del alma en el botánico, tomó lugar una vez más en su palma y comenzó a subir por su brazo hasta llegar su corazón "―. Listo, él estará bien."

Inmediatamente el pitido, junto a los mareos de su vértigo desaparecieron en cuestión de milisegundos y su vista pudo enfocarse a su alrededor.

―Ay por Dios.

Sobre ellos se cernía un túnel de por lo menos unos cinco metros más alto que ellos, con una especie de iluminación de algas esparcidas a modo de una constelación, y en el césped verde crecían capullos de flores de cristal en diversos colores de las cuales despedían un leve fulgor complementándose con el techo. Dejó que HyungWon lo ayudara a ponerse de pie y seguirlo por el túnel hasta el final, justo como en la entrada, no podía ver lo que estuviera detrás de la barrera; el omega volvió a trazar la runa para poder acceder al lugar.

Una segunda energía proveniente en la mano del omega le hizo sentir a la bestia de HyungWon, lo que le otorgó un momento de fuerza al atravesar la barrera y no sufrir del terrible vértigo de la primera vez. Sólo hasta estar seguro de que WonHo no caería de nuevo, el omega dejó ir su mano.

―WOW ¿qué clase de bosque es este?

―Ya lo verás.

No bromeaba.

Estaban parados en un pequeño islote custodiado por dos farolas con un cristal amarillo en la punta deslumbrando en la entrada. Al centro del islote nacía un camino de piedras circulares perfectas y de tamaño similar hacia una extensa arboleada con variados tamaños en los que albergaba atrapa sueños con ornamentaciones de cuentas de arcilla, cristales, diamantes, rubíes e incluso pepitas de luz. No podía ver lo que estuviera detrás de la barrera verde, así que siguió al omega.

En cuanto fijó su vista en HyungWon: su cabello y su ropa parecían estar flotando en una especie de líquido. WonHo se preguntó si estaban debajo de agua que no podía ver, lo cual no podía ser posible o debería estar ahogándose, mejor aún ¿podría caminar a la misma velocidad estando en tierra que en ese lugar? Al parecer sí, porque su cuerpo no siente la misma limitación que el líquido del a vida tendría en la vida real, al contrario, podía moverse en completa libertad como si fuera aire. Ahora se centró en sí mismo, notando que al igual que el leviatán, su cabello y ropa parecían estar sujetos a los efectos del lugar al que no podía darle una explicación lógica.

―Es detrás de ese árbol ―apuntó hacia el más alto sobre la colina y WonHo notó un destello que lo hizo apretar el paso.

En cuanto alcanzó el final del camino para toparse en las faldas de un campo con muchas flores creciendo cerca de una pared acristalada que contenía...

― ¿HyungWon esto es...?

―Sí, es nuestro templo para honrar a nuestros desvanecidos.

El omega tomó de nueva cuenta su mano para poder llevarlo hasta el inicio de la pared, un pequeño estanque de agua plateada los separaba del recinto sagrado. Dentro estaban los cuerpos de por lo menos cientos de leviatanes de diferentes edades y colocados en forma fetal. Su corazón se estrujó al ver que habían pequeños junto a los cuerpos de alguno o ambos padres u otro familiar, así siguió examinado todo cuanto su vista abarcaba. Notando que la mayoría contaba con gran parte de su cuerpo siendo cubiertos por una capa extraña de lo que a simple vista podía ser nieve o algo similar a pilares color perla sobre su cuerpo, otro punto notable fue que las marcas de sus luces parecieran haberse cristalizado como un diamante y el cabello de todos era tan blanco como la nieve recién caída en invierno.

― ¿Por qué tienen eso en su cuerpo?

―Aun estando lejos de este mundo para no mostrar debilidad a los estamos con vida, la poca magia que queda en nuestros cuerpos después de morir, se convierte en La Nieve del Leviatán(1), cubre heridas graves o incluso genera partes mutiladas.

―Es un poco duro ―dijo después de un rato, mirando a los cuerpos de leviatanes y preguntándose si era la única parte donde estaban sus difuntos―. No sé si tendría la fuerza para venir y ver a mis padres de esta forma.

―Nosotros no vemos la muerte como algo temible, es algo mucho más significativo ―el omega puso un pie sobre el agua plateada e inmediatamente se formaron escalones hacia las tumbas de los antepasados―. Como todo en la naturaleza se nos concede, tenemos que devolver todo lo que hacemos a ella para poder equilibrar la balanza de nuestro Creador. Aun así, perder a miembros de nuestra manada sigue siendo un dolor que debemos pasar.

Colocó la palma sobre el cristal, activando ondas concéntricas alrededor de su mano y notó que tanto el suelo como las raíces de los árboles hasta los nichos de roca fueron sacudidos por las mismas ondas.

― ¿Qué fue eso?

―Nuestros cuerpos siguen teniendo función aún después de haber muerto cachorro ―explicó el botánico dejando la cámara antes de unirse frente al humano―. Nuestros cuerpos aún tienen magia para poder darle vida a nuestro hogar.

―Como un corazón.

―Sí, es lo más humanamente posible de definir este lugar.

―Debo admitir que es el cementerio más bonito que he visto en mi vida.

―No le damos ese nombre, le llamamos la Cámara de nuestros Ancestros.

―Sigue sonando a cementerio para mí ―dijo con un deje divertido, el omega le soltó un golpecito leve en el hombro―. No pude evitar notar, que no hay nadie con colores en su cabello y me preguntaba si los sepultan por color.

―No ―respondió un poco divertido―. Cuando nuestras almas abandonan la Tierra, entonces el color con el que nace nuestra alma deja el recipiente mortal y nos unimos en el cosmos con nuestro dios.

WonHo asintió a la explicación del leviatán, miró por segunda vez a todos los integrantes que ya estaban lejos de ese mundo. A la vista no deseaba contar cuántos leviatanes han muerto por esa guerra de la que sólo un sector de la población humana y toda una civilización mágica ha desempeñado a lo largo de la historia y no pudo evitar sentirse un poco deprimido por ello.

―Ven, seguramente no querrás ver a los muertos el resto de la noche.

Así, dejaron atrás el recinto sagrado para volver a la manada y encaminarse hasta un riachuelo que daba hacia los campos de cultivo, varias plataformas de tierra y vegetación se extendieron camino abajo. WonHo pidió detenerse sobre una colina que daba una de las mejores vistas hacia el clan, donde los destellos de esporas junto al de los cristales en el techo de roca, le daban un aire muy irreal y que lo hacía sentir parte de un sueño.

―Creo que ahora te entiendo HyungWon ―inició el humano después de un largo rato en silencio―. Si yo viviera aquí, igualmente trataría de protegerlo de ojos extraños, lamento no haberlo comprendido hasta ahora.

―Me alegra que lo hagas ―le pasó un paquete envuelto por una hoja de arroz, dentro estaban algunas bayas de su clan y comiera de ellas, el humano se sorprendió del sabor para nada común que tenían.

―HyungWon ―le llamó después de estar en silencio, admirando la vista nocturna del lugar, él omega le respondió haciéndole entender que los escuchaba―. Las marcas de sus luces, se veían como el diamante... me preguntaba... si...

El maestro de artes no encontraba la manera de expresar su duda sin soñar muy agresivo para el leviatán, afortunadamente, HyungWon comprendió a la perfección.

―Es una de las muchas razones por las que nos cazaban ―explicó el omega―. Al igual que el diamante reemplazando nuestra luz, la nieve del leviatán es cuarzo puro y vale mucho oro para ustedes.

―Hay tantas cosas que los hacen valiosos y la verdad, me siento un poco culpable por haberte forzado a mostrármelo.

―Sabes que pude haberme negado, soy más fuerte que tú, un golpe y mueres.

―Sí, a parte de eso ―contestó un poco divertido, HyungWon no tardó en unirse a su risa―. Esta hubiera sido una excelente visita guiada, de no ser por el triste detalle de tu cementerio.

Eso le recordó al leviatán el incidente en la mañana, las emociones tan apabullantes y fuertes de WonHo junto a las palabras de su deidad recriminándole el crimen con el que ha cargado desde los trece años.

―Por eso te traje aquí WonHo ―dijo jugando con una de las esporas que descendió de un árbol hasta sus manos, la pequeña intrusa servía como excusa para no mirarlo a los ojos―. No sólo quería que vieras el lado triste de mi clan, también quiero que veas su lado feliz y si decides darme la espalda no se la des a ellos. Hemos pasado tanto tiempo en la oscuridad que tengo miedo de perder nuestra luz dentro de estas paredes.

―Oye ―WonHo se movió de su lugar en la roca para ponerse al lado del omega, tomó su mentón entre sus dedos para que lo mirara―. ¿Por qué habría de darte la espalda? Jamás.

―No dirías lo mismo si supieras la clase de monstruo que soy ―murmuró, quedando atrapado en las dos lagunas color avellana.

― ¿Estás bromeando? Eres el alma más dulce, sensible y amable que he conocido en toda mi vida, no un monstruo ―al igual que el leviatán, WonHo quedó prendado por el brillo especial naciendo en los iris rosados, decidió comenzar a acortar la distancia entre sus rostros―. Creo que puedo sobrellevar el hecho de que eres una máquina de matar, porque entiendo tus razones.

―Cachorro ingenuo ―sonrió con desgano―. No me conoces y te aseguro que no me querrías cerca si supieras lo que hice.

―Sé lo suficiente para poder estar seguro de querer estar a tu lado, a pesar de todos tus esfuerzos por alejarme ―sin poder resistirlo pasó su dedo pulgar por el labio inferior, atrayendo más a HyungWon al punto sin retorno a su relación y tentándolo a fundir sus labios, tan sólo faltaban unos pocos centímetros―. ¿Por qué te cuesta tanto confiar en mí?

―Creo habértelo dicho antes ―le sonrió pícaro, su confesión puede esperar un día más―. No confíes en una bestia capaz de hundirme en el fondo del océano.

―Correré el riesgo.

HyungWon sonrió con cariño hacia WonHo, cerró los ojos esperando a ser besado por el rubio, soltando un gorgoteo cariñoso. Un escalofrío, su piel erizándose, sus luces subiendo en brillo y su bestia gruñendo inquieta por un peligro hizo que HyungWon empujara a WonHo lejos de él para girarse rápidamente y detener una hoja de diacuarzus con su mano libre. La sangre no tardó en salir y escurrirse a lo largo del delgado brazo, pero lo que bañó al omega en temor fue ver a quien blandía el arma.

―Sana.

"―Eres un idiota ―" se quejó la melliza mayor de vuelta en la casa de su hermano.

La alfa vertió una gota de medicina en la herida lavada de HyungWon, el líquido era demasiado frío como para que el omega fallara en reprimir un gesto adolorido, poniendo más nervioso a WonHo.

"― ¡Ay! ―" chilló HyungWon en la mente de Sana.

"―Perdón ―" la joven le dedicó una sonrisa cariñosa al botánico en forma de disculpa. Tomó la mano del omega para poder ver que la magia hacía efecto y la herida comenzaba a cerrarse con facilidad "―. Es sólo que el humano me pone nerviosa."

Cuando la guardiana los encontró en lo alto de la colina, casi fue un milagro que notara su herida para ser la razón por la que su ataque de furia en contra del heredero se centrara en HyungWon. Algo más importante que la amenaza de un enemigo o rival, un alfa tiene un gran sentido de protección a su familia, al compartir el vientre, Sana claro que pondría en primer lugar a su hermanito.

Convencerla de guardar silencio sobre la presencia del cachorro humano en tierras de leviatanes lo llevó a usar su don para que pudiera escucharlo e irse del lugar antes de que alguien más los viera y ocurriera una tragedia. Lo que los lleva a ese preciso momento en el que su melliza no paraba de taladrar con la mirada a WonHo, si las miradas pudieran matar, el humano habría sido picadillo para trolls de agua en menos de lo que dices hola.

"―No lo mires así de feo, Son Sana, lo estás asustando ―" le recordó ahora siendo el omega quien miró mal a su hermana mayor.

"―Es una escoria, su existencia ya es una ofensa para la manada." Soltó un rugido ahogado hacia WonHo, lo hizo encogerse más sobre su asiento.

"― ¡Sana! ―" fue el turno del omega para gruñirle y enseñarle los dientes, mostrando un claro reto a la alfa frente a él, tal vez Sana sea su hermana, pero no iba a permitir que tratara a WonHo de esa forma si no lo conocía.

"― ¿De verdad lo vas a defender? ¿Aun sabiendo que su raza mató parte de nuestra familia?"

Los chispeantes ojos naranjas de Sana evaluaron a los rosados, HyungWon se crispó aún más cuando quiso intimidar al humano. El omega tenía su mano en la de su hermana, así que la apretó con fuerza. Un omega no tiene oportunidad para romperle la mano, pero era bastante claro que enfocar su atención y furia hacia él en lugar de WonHo era la razón por la que le estaba siseando en señal de advertencia, nunca antes su hermanito la había retado, él no era así.

¿Acaso el humano estaba causando eso?

"―Él no es peligroso y te agradecería que trataras a mi invitado con respeto ―" refutó.

"― ¿Estás consciente que irás a juicio por traición?"

"―Para ese momento, todo quedará arreglado, estaré bien."

"―No lo hagas, por favor, te prometo que no sufrirá cuando lo mate ―" suplicó, el omega soltó un chillido escandalizado.

"―Le tocas una sola hebra de su cabello y olvidaré que eres mi hermana."

"― ¿Qué lo hace tan especial como para defenderlo con tu vida, Son HyungWon?

"―Él es la respuesta a nuestro encierro."

Le explicó brevemente los detalles del plan para hacer que la superficie sea un lugar seguro para los leviatanes con el poder político de WonHo, Sana escuchaba a su mellizo en completo silencio para al final pedirle tiempo en procesar la noticia, jurando silencio sobre el asunto. Con su hermana casi en su favor, HyungWon por fin pudo relajar a su bestia para concentrarse en WonHo.

― ¿Estás bien cachorro? ―preguntó el omega llegando a su lado y evaluando en busca de alguna herida, hasta dar con unas pequeñas manchas de sangre en sus rodillas―. Sana ¿podrías traerme el ungüento de hierbas?

―No hace falta, HyungWon ―dijo WonHo, esos rasguños no eran nada.

―Toma ―la alfa le pasó el cuenco con la medicina aun mirando con cautela hacia el humano.

―Sana, él es WonHo, WonHo, ella es mi hermana Sana ―los presentó, esperando que las tensiones se fueran entre los dos. Su hermana alfa alzó el mentón, orgullosa y regresó al otro lado de la habitación, lejos de WonHo―. Es un poco temperamental, pero es un amor una vez que la conoces.

―Tal parece que no le agrado ―susurró a HyungWon.

―Puedo escucharte, humano ―respondió molesta, su mellizo le lanzó una mirada molesta―. Señorito WonHo ¿mejor?

―Si quitas tu sarcasmo sería mejor ―HyungWon rodó los ojos, a veces la terquedad de los alfas probaba su paciencia hasta el límite más alto de sí mismo―. Ahora, déjame ver.

―No es necesario.

Pero el omega alzó el pantalón de algodón hasta un poco arriba de las rodillas, sólo eran unos rasguños con un poco se sangre. Sonrió recordando que ya antes había hecho eso con un WonHo más pequeño y tierno. Metió dos dedos en el ungüento y cuando tuvo la cantidad suficiente, lo esparció con cuidado en la superficie afectada, en cuanto se secó, el color verde adoptó la tonalidad blanquecina de la piel humana.

―Esto es increíble ―murmuró WonHo y miró al omega.

Aquella acción no pasó desapercibida ante los ojos de cierta alfa que los analizaba en silencio, entonces escuchó pisadas a los lejos.

―Escóndelo, viene alguien ―advirtió Sana.

―Ven, cachorro ―HyungWon tomó la mano de WonHo y lo condujo hasta su habitación―. No salgas hasta que Sana lo diga.

Notó una mirada alarmada en el humano, posiblemente por la idea de quedarse a solas con su hermana alfa, quien al parecer le tiene un rencor especial a la humanidad.

―Te prometo que no te morderá mientras yo viva ―dijo, tomando las manos de WonHo y relajarlo.

―Parece que me quiere moler a golpes hasta por respirar ―bromeó, tratando de no pensar en la mirada asesina que la alfa le dedicaba.

―No lo hará, es mi hermana y...

― ¿HyungWon? ―llamó su tío Mark, su voz sonaba algo lejos, pero el botánico no se permitió correr riesgos.

"―Volveré tan pronto que nunca notarás que me fui."

Antes de que WonHo pudiera decir algo, HyungWon salió de la habitación a encontrarse con su tío subiendo a la planta alta, se veía preocupado.

― ¿Pasó algo, tío Mark? ―inquirieron los mellizos al unísono.

―Necesito que vengas conmigo a la casa, el celo de JiSung se adelantó y su alfa no llegará hasta pasado mañana, los supresores funcionan, pero tu don lo calmará hasta que surtan efecto ―pidió el omega mayor.

―Iré enseguida ―asintió, tomando su bolso donde colocó un par de frascos con especies aromáticas que usaba para emergencias―. Sana, espérame aquí, todavía no terminamos de hablar.

―No tengo intenciones de irme ―le dijo con una sonrisa, que de no ser por la situación, su tío la hubiera interpretado con que algo se traían entre manos.

Con una última advertencia de HyungWon hacia su melliza de no hacerle daño a WonHo con una mirada rápida, ambos omegas se marcharon. El heredero del Lago Ness estaba oculto tras la madre selva de la habitación de HyungWon, desde su posición alcanzó verlo marcharse detrás de otro leviatán, en cuanto los perdió de vista, escuchó un par toques en la puerta, dándole la señal para salir de su escondite. Se dirigió hacia la sala de la planta alta. La alfa de cabello naranja brillante estaba sentada en la mesa, tomando un poco de la cerveza especiada que guardaba en un odre.

―Mi hermano no puede ser más ingenuo ―murmuró de mala gana, cerrando el odre y dejándolo sobre la mesa.

― ¿Sana, cierto? ―ella bufó ante la mención de su nombre―. Mira, tal vez no empezamos de la mejor manera, pero quiero llevarme bien contigo.

― ¿Para sacarme las escamas y cambiarlas por oro? No gracias ―resopló rodando los ojos―. Escucha, no sé qué clase de magia negra estés usando con mi hermanito, pero tienes que parar antes de que te arranque los testículos.

WonHo frunció el entrecejo, podía entender el enojo como especie que podría albergar Sana, pero parecía que tenía odio muy arraigado hacia su persona y ni siquiera se dio el tiempo de conocerlo, no al menos en ese periodo corto que han estado en la misma habitación, sólo bufaba, maldecía y le enviaba muchas vibras asesinas.

―En primer lugar: eres muy ruda y para nada amable con personas que apenas conoces ―dijo bastante molesto, sin medir que la alfa bien podría matarlo, Sana se quedó sorprendida por la osadía del humano en si quiera mantenerle la mirada―. En segundo lugar: he probado que soy inofensivo y jamás lastimaría a HyungWon. Por último: no por ser la hermana de alguien a quien aprecio mucho voy a dejar que me denigres o trates de asesino cuando no puedo ni matar a una mosca.

―Diablos ―rio la alfa sarcástica―. Tienes agallas para desafiar a un ser que puede arrancarte alguna extremidad sin esfuerzo alguno, tengo que admitirlo, eso es interesante de tu raza, pero eso no te exime de ser un asesino.

― ¿Acaso no me entendiste? ―replicó WonHo―. Yo respeto lo más que puedo toda vida en la Tierra.

― ¿De verdad no lo entiendes, humano? ―inquirió Sana cansada, se mordió el labio inferior pidiendo perdón al Leviatán Blanco por lo que estaba por decir―. Mi bestia sabe que no representas daño a ningún leviatán, algo que me enferma admitir ante criaturas tan viles como ustedes, por algo me contuve estando en lo alto de las colinas.

―No comprendo del todo, ¿te caigo mal y al mismo tiempo no?

Sana soltó una risa cansada, entendía la atracción de su hermanito por el heredero en algún punto de la conversación, era demasiado tierno para su propio bien. Si fuera un omega incluso encontraría que WonHo era un espécimen bastante decente, no sólo por sus rasgos dulces, también por esa aura viril que desprendía por naturalidad, pero Sana veía la verdad a través de esa sonrisa inocente.

― ¿Tienes hermanos? ―la pregunta descolocó a WonHo.

―No somos hermanos de sangre, sin embargo, lo amo como a uno ―dijo recordando a BaekHyun.

―Entonces entenderás que quiero proteger a mi hermano de lo que sea ¿verdad? ―el humano asintió.

― ¿No es lo que todas las familias hacen?

―A diferencia de ustedes, nuestros lazos son mucho más fuertes y trascendentales, por consecuente, afecta mil veces más a nuestras almas y emociones.

―No entiendo qué tiene de relación con que me llames asesino.

―Por amor del Hacedor ―bufó Sana―. No creas que pasé por alto la manera en la que se miran.

WonHo se sonrojó hasta las orejas, no esperaba para nada ser descubierto por otra persona admirando y casi gritar que estaba perdidamente atrapado por HyungWon, mucho menos la hermana del botánico y su futura cuñada.

―Ni siquiera te molestas en ocultarlo frente a mí ―la sonrisa que le dirigió Sana, era la primera sincera y amable en lo que va de la noche―. No entiendo por qué eres tú quien atrapó a mi hermano, hubiera preferido que un dragón lo cortejara antes que a ti.

―Sonó muy xenófobo de tu parte.

―No sé lo que signifique xeno... lo que sea, pero ponte en mi lugar: ¿No querrías proteger a tu hermano o hermana de una muerte segura?

―Claro que sí.

―Entonces piénsalo de esta manera: ¿Qué nos diferencia un cambiaformas de ustedes?

―La doble alma.

―Además de eso.

WonHo pensó en la interminable lista de cosas que los diferenciaban que no sabía por cuál punto empezar, aunque estaba un poco raro cómo es que su ausencia de luces, fuerza sobre humana o poderes iban a matar a HyungWon, era mucho más probable que el leviatán terminara haciéndolo picadillo.

―Tú tampoco lo notaste ―evidenció Sana, descubriendo el por qué le gustaba tanto a su hermano, era demasiado ingenuo para el complicado mundo al que entró―. ¿Sabes exactamente cómo cambiamos de edad?

―No ―admitió el humano, comenzado a tener un mal presentimiento sobre el giro de la conversación―. Sólo recuerdo haber escuchado su fecha de nacimiento en 1970... No puede ser.

―Nuestras líneas del tiempo no son la misma ―comenzó a explicar Sana―. Tal como los humanos, obedecemos el tiempo hasta que nos presentamos en alguna de las castas, edad en la que nuestra magia y bestia interior toman el control de nuestro tiempo y lo prologan lo necesario para que desarrollemos nuestra magia, es por eso que no podemos envejecer a la par de ustedes.

El heredero del Lago Ness se quedó impávido por el duro golpe de realidad ante dicha revelación, aunque muy en el fondo lo sabía, entonces ¿por qué no lo notó en el momento cuando HyungWon reveló su edad?

―Entiendo la emoción y cariño que le has tomado a mi hermano, es difícil que me mientan y aprecio tu sinceridad ―dijo Sana mirándolo con mucho pesar, le dio un par de palmaditas en el hombro, realmente no sabría cómo consolar a ese hombre que se derrumbó en la silla de la sala―. Desconozco cuánto tiempo has estado con HyungWon, pero se nota que ambos sienten algo muy fuerte el uno por el otro, habría que ser ciego o estúpido para no notarlo, sin embargo, ¿te pusiste a pensar qué tan importante eres para él?

» ―Te diré algo: mi hermano ya antes tuvo una pareja, un alfa que parecía ser el elegido, le prometió muchas cosas y terminó dejándolo por otro omega más joven que HyungWon. Eso lo destrozó, sólo que ahora me asusta la idea de: ¿Qué tan grave será el dolor de HyungWon cuando te desvanezcas?

» ―Siento un enorme agradecimiento por tu deseo de ayudarnos a regresar a nuestro lugar que nos corresponde por derecho natural, por eso no me opondré a ayudarlos, pero quiero que pienses en HyungWon ¿vale la pena enamorarlo cuando tienes el tiempo contado? HyungWon vivirá siglos, alcanzando el futuro que quieres para nosotros ¿y tú? Estarás bajo tierra, lejos de él y eso es algo que ni nuestra magia puede arreglar.

» ―Tal vez le lleve milenios superarte o posiblemente nunca lo haga, pero seguirá adelante, ya que él es terco como un dragón y tiene un deber con nuestra manada, aunque no quisiera pensar en la peor de las posibilidades de acuerdo a lo que vi entre ustedes. Así que te pido, si de verdad quieres a mi hermano, piensa en su corazón antes que el tuyo, porque seguramente seguirá viéndote, no se lo voy a impedir y te ayudaremos todo lo que podamos para calmar esta guerra, pero no quiero que mi hermano quede en manos de tu mortalidad.

―Yo no sé qué decir ―dijo WonHo, un par de lágrimas se deslizaron por sus mejillas.

Se negaba a soltar más con la posibilidad de que HyungWon pudiera regresar en cualquier momento y preguntara por la razón.

―Tal vez tengas buenas intenciones, pero eres igual a los de tu especie: destruyen todo lo que tocan ―determinó la guardiana―. Sea intencional o no, tu muerte causará una tristeza sin igual en mi hermano, puede que lo termines matando... ¿lo ves? Eres el mismo asesino disfrazado de alguien bueno, y ahora sabiendo el por qué, no te atrevas a enamorarlo.

Con eso último Sana dejó al humano herido en silencio, al bajar, sintió una gran culpa por haber sido tan fría y ruda con WonHo, pero ambos estaban viviendo una burbuja de fantasía al querer estar juntos cuando hasta al ser creados, estaban destinados a divergir. HyungWon vivirá milenios como sus antepasados y WonHo no.

Al bajar por la escalera, notó a su mellizo por su lazo entre hermanos, sólo que no dijo nada, pues no tenía el coraje de enfrentarlo en ese instante. Al mismo tiempo, HyungWon pudo escuchar un poco de la conversación, entendiendo el punto de su melliza y que volvió a olvidar debido a lo perfecto que estaba saliendo con respecto a WonHo. Lo había descubierto cuando era una cría, arrebató memorias para que, con el paso del tiempo, el humano no sufriera por su ausencia y ahora, estaba cometiendo el mismo error.

El resto de la velada, tanto HyungWon como WonHo no se dirigieron una sola palabra en el camino de regreso a la mansión. Tuvieron en su favor una densa niebla que permitió al leviatán dejarlo en el muelle de la enorme casa.

―Eh... ¿HyungWon?

El leviatán estaba por sumergirse de nuevo en el lago, pero el llamado de WonHo lo hizo detenerse.

―Esta semana estaré ocupado con cosas de la escuela y el festival de mi pueblo, así que no es necesario que vengas ―dijo, intentando que no sonara como una mala excusa para evitarlo.

―Tranquilo, yo también tengo deberes en casa, te veré dentro de una semana.

Su corazón martilleó de dolor y regresó al lago. WonHo esperaba que lo llamara cachorro, sólo que no sabía si se sentía triste por no escucharlo o deprimido por darse cuenta al fin del poco tiempo que tendría con HyungWon.

Cualquiera de esas opciones, le rompían el corazón.





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1. Nieve del Leviatán: Es un proceso natural y orgánico del cuerpo en un leviatán. Al momento de morir, un leviatán deja atrás su color: sus luces se apagan y cualquier rastro de cabello se torna blanco brillante, su sangre hace que donde hubo luces, se cristalice y se forme una capa de diamante, lo que indica la partida de ambas almas. En caso de que hayan muerto en el campo de batalla, la sangre y su magia expulsa un líquido blanco que se endurece en cuestión de segundos para dar nacimiento al cuarzo más duro en la Tierra, llegando a reconstruir partes mutiladas.

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