PRÓLOGO
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NOTA:
Muchos de los lugares o situaciones no muestran la realidad de la geografía o situación socio-política actual.
La novela se basa solamente en esos lugares.
Historia con contenido audiovisual, para una mejor experiencia.
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1947.
Las estrellas eran bellísimas aquella noche de verano. Era la época perfecta para que la manda bailara entre las corrientes cálidas de las cavernas antes de salir al lago. La hermosa y llamativa cresta anaranjada adornaba el extenso cuello del animal le ayudó a aumentar la velocidad para propulsarlo sin mencionar que sus fuertes aletas traseras y delanteras lo ayudaban a moverse entre el agua, parecía que bailaba. Las luminiscencias de los pequeños cristales guiaban su camino. Iba junto a su hermano mayor quien, al contrario, poseía colores marrones y verdes terrosos, y era un par de metros más alto, él sólo era una joven cría de dieciséis años.
Una vez fuera del gran túnel hacia su hogar, el joven leviatán comenzó a adelantarse junto a muchos otros, la época de calor en el lago era lo que más amaba en todo el mundo. Tener que esperar todo un año para pasar cierta temporada bajo el calor del sol a muchos kilómetros de distancia del subterráneo.
El largo viaje de la manada iniciaba en la superficie del lago, en donde los adultos cuidaban de los jóvenes para que probaran la magia revitalizante de la Luna antes de partir al océano y pasar todo el verano en corrientes cálidas y comenzar la época de cortejo. Ese sería su primer verano como una criatura lista para comenzar su camino a la adultez, incluyendo el buscar a su pareja destinada, cosa que no sabría que fuera a pasar rápidamente.
A lo lejos, avistó la luz brillante de la Luna sobre el reflejo del agua. Al salir y respirar el oxígeno, el joven cambia formas sonrió. Los otros 20 miembros de la manada comenzaban a chapotear y hacer maniobras sobre el lago.
―Muy bien manada, no se alejen, si un humano pasa por aquí, cambien a su forma humana ―ordenó el líder por medio de su telepatía.
Todos respondieron con un "sí" a coro. El gran leviatán azul oscuro se dirigió a uno más pequeño, de color rosa pastel y de ojos morados, el más grande acogió a su pequeño compañero en un abrazo bajo su cuello. Al abrazo se unió un leviatán amarillo-dorado, la pequeña cría de ambos líderes de la manada.
La joven cría anaranjada no paraba de admirar la vista del lago. Su hermano se acercó hasta el menor, quien no paraba de emocionarse al estar de nuevo fuera del encierro en las cuevas.
―Jackson, no quiero regresar a esas cuevas en lo que resta de mi vida ―declaró zambulléndose en el agua dulce, el otro leviatán soltó una risita.
"―Eres un niño, todavía no lo entiendes ―" pensó el moreno más para sí mismo.
El pequeño tenía todo el derecho de soñar, mientras podía. No tardaría mucho en alcanzar su máximo desarrollo en su forma natural, por consiguiente, la maldad vendría por él, tal como por sus progenitoras hace muchos años. Al salir de sus pensamientos nunca notó la desaparición del menor. Jackson se dio un golpe mental por ello. Esperaba que nada malo le pasara.
El gran animal de cresta anaranjada bailaba entre las corrientes, hasta ver algo en la orilla que llamó su atención, era brillante y nunca antes conocido. Era un anzuelo con forma de un pez pequeño hecho de metal. KiHyun recodó la voz de su hermano sobre estos artilugios humanos peligrosos, cuando se dispuso a irse nunca divisó una trampa automática unida a una gran superficie de piedra que se activó cuando su cola movió una cuerda. Con una vertiginosa rapidez se disparó hacia el joven cambiaformas.
KiHyun apenas lo notó. Ese descuido le costó una de sus aletas traseras quedara prisionera por dicho artilugio en su inútil intento por escapar.
El color y olor a sangre llegó a los sentidos del joven híbrido. Una alarma de pánico recorrió cada nervio existente en su cuerpo sin poder serenarse o pensar en algo que le ayudara con el instrumento de su captura.
Lo único que pensó para liberarse fue comenzar a encogerse y obtener un cuerpo más pequeño, uno muy cercano al humano. Un pequeño hombre con piel nívea, cabello anaranjado y ojos del mismo color sólo que más brillantes que una fogata, llevó sus manos hacia las garras de metal que se incrustaron lentamente, rodeando su pierna. Trató de acercarse hacia el inicio de la red, al ver el gran anillo de metal con runas de una lengua humana desconocida ante sus ojos, tomó muy fuerte del metal y tiró. Sólo consiguió que las garras metálicas comenzaran a perforar su piel con fuerza.
En su desespero, olvidó todo a su alrededor. Se retorció violentamente al tirar de la cadena enrollada sobre su pie, atrajo a un par de humanos con armas y uniforme militar británico. Por la luz ausente de la Luna en el cielo siendo bloqueada por nubarrones oscuros y el inicio de una ligera tormenta, ellos no lograban distinguir del todo a lo que se golpeaba con fuerza en las orillas del lago salvo un ligero fulgor. Hasta que notaron a un bellísimo hombre joven, no uno común. Este muchacho poseía unas delgadas líneas sobre su cuerpo irradiando una luz anaranjada. Ante tal descubrimiento, trataron de sacarlo del agua con las sucias intensiones de comercial al nuevo espécimen. Pensando que era una especie de sirena.
El muchacho forcejeó entre los brazos de sus captores, pero sus intentos por liberarse eran inútiles.
―Mira que tenemos aquí ―dijo uno de ellos, evaluando con morbo las piernas delicadas del híbrido.
―Parece que las sirenas machos son tan bonitas que olvidas ese pene en ellas ―comentó el otro con sorna, su compañero asintió, pero el grado de perversión superó los pensamientos de KiHyun, porque tocaron su trasero.
"―Claro, abusan del más débil. Qué asco me dan.", pensó el chico de cabello anaranjado.
―Sabes, incluso si es macho, es a la vista, una puta a disposición del hombre.
Como último recurso, gritó, buscando la ayuda de su manada. Uno de los soldados le puso la mano sobre la boca, apretando fuertemente contra su piel. El pequeño hombre de dieciséis años soltó una lágrima de dolor, pero siguió forcejeando contra ellos. No iban a llevárselo.
―Gritar no te serviría de nada, pequeño. Ninguna alma vendrá por ti ―dijo uno de ellos logrando sacar su cuerpo del agua hasta el pequeño muelle de madera.
―Permíteme que dude, imbécil ―intervino una voz grave y muy profunda, que caló hasta los huesos de miedo a los humanos.
Ambos se giraron, encontrando a un hombre de hermosos rasgos masculinos, la luminiscencia que resaltaba en sus brazos era color verde musgo brillante y de impresionante musculatura se interponía entre ellos y tierra firme. En sus manos portaba una lanza curva. Sin que ellos tuvieran tiempo de reaccionar, el misterioso hombre se coló entre ellos para arrojarlos lejos del joven leviatán.
Con una enorme mirada de asombro, contempló cómo es que su salvador golpeaba a sus adversarios con soltura. Sus pies eran tan livianos, y a los ojos del joven, él podía "bailar" entre la madera y asestar golpes certeros hasta dejarlos en el suelo, inconscientes.
Los orbes castaños de la persona frente a él examinaron su frágil cuerpo desnudo. Se cubrió lo más que pudo consigo mismo y evitar que viera el desastre que hizo. Su tobillo izquierdo tenía una clara marca rojiza que fue recorriendo gran parte de su pantorrilla con pequeños puntos de sangre, además las garras de metal seguían abriendo lentamente su carne. El más alto miró preocupado hacia el pobre chico. KiHyun se asustó mucho cuando él puso sus manos sobre la estructura de metal.
―Tranquilo, no voy a lastimarte ―le dijo con un tono suave, que le dio la calma que necesitaba para no mirar lo que iba a hacer el cambia formas de mayor estatura.
Evaluó las heridas y el tipo de artefacto. Era una trampa especial para ellos. El castaño no tenía mucho tiempo antes de que sus némesis llegaran a las orillas del lago. Concentró gran parte de su magia hacia la palma posada sobre la zona afectada, comenzó a tirar de la garra y extraerla con mucho éxito sin que KiHyun sintiera dolor alguno. Mas no evitó que su herida desapareciera, él no poseía esa clase de magia.
La lluvia comenzó a caer con mucha más fuerza y, por consiguiente, más fría.
―Toma ―dijo colocando su gabardina sobre su cuerpo, después rodeó sus hombros con sus fuertes brazos para darle calor―. Tranquilo, ya estoy contigo, pequeña cría.
― ¡No me digas pequeño! ―protestó castañeando los dientes por el frío de la lluvia que había caído sobre su cuerpo, pero el calor de su salvador comenzó a reducir esa sensación.
― ¡HyunWoo! ―oyó la voz del líder― ¿Qué pasó?
Del lago surgió el enorme leviatán y se transformó en un hombre. Seguido por el hermano de la víctima. El aludido ayudó a KiHyun para llevarlo con ambos.
―No te preocupes NamJoon. Lograron atrapar a uno de nuestros jóvenes, no pasó nada grave más que una buena paliza para ellos ―dijo―. Borrar sus memorias será fácil, por otra parte, este mocoso curioso nunca debió alejarse de Jackson.
El mayor de los hermanos lo miró molesto.
― ¡HEY! ―gruñó el aludido despegándose de su lado y se cerró el abrigo entorno a su cuerpo― No soy ningún mocoso, tengo un nombre, es KiHyun.
―Tranquilo ―terció el líder―. KiHyun, te presento al mejor de nuestros guardianes: Son HyunWoo.
KiHyun miró con desconfianza a HyunWoo.
Al momento en los iris castaños se fijaron en sus orbes naranjas y le tendió la mano para un saludo formal, sintió un pinchazo profundo en su corazón, uno muy extraño y agradable al mismo tiempo. Su cuerpo deseaba reaccionar ante el más grande, sentía que su respiración y ritmo cardíaco lo traicionaban a cada segundo que pasaba al lado de este hombre.
Asustado por esta nueva sensación dio la vuelta y regresó al lago, cambiando de piel.
Los tres adultos miraron más confusos que sorprendidos el repentino actuar del joven. Sinembargo, para HyunWoo, la timidez de KiHyun le pareció la cosa más tierna del mundo.
La brisa del mar golpeó su rostro. El viaje a las corrientes cálidas lo llevó hasta las costas de islas desiertas y no humanizadas a lo ancho del Atlántico, para ser precisos, la isla Tresco(1) era la primera parada antes de iniciar una larga travesía hasta llegar a un punto en la que ningún humano ha estado.
El triángulo de las Bermudas.
Para muchos un mito o un disparate por el cual gastar cientos de burlas y teorías que probar algo que su tecnología jamás logrará justificar. Para ellos, el santuario donde pasaban la temporada de verano y poder comenzar los cortejos.
Rituales en donde dos almas llamadas por el destino, bailaban entre las olas cristalinas mágicas, era el compromiso previo al matrimonio de sus almas. Ambos lados debían llamar la atención del otro. Todos tenían su forma al conquistar. Y por esa misma razón, muchos métodos eran vistosos y llamativos para un humano si fueran realizados en el lago. Cosa que pondría a todos en peligro, desde que el humano tuvo conciencia de su egoísmo y afán por el poder, la caza sobre muchas criaturas mágicas, orilló a miles al anonimato. A otros más, los alcanzó la extinción.
Sólo se quedaron unas dos noches para reponer lo necesario de energía y que las crías demasiado jóvenes lograran mantener el cambio de piel, lo suficiente como para no subir a la superficie en lugares transitados por humanos. Con el final de una guerra humana librada hace dos años, los estragos que acontecieron fue las rutas comerciales, turísticas y pesqueras sobre sus rutas naturales de viaje fueron tan afectadas que debían ser más cuidadosos de ser vistos. Así que los pequeños deberían tener una buena capacidad pulmonar y resistencia al cambio de piel para poder viajar, los que eran muy jóvenes se quedaban en su hogar, junto a un pequeño grupo de ancianos o guardianes.
Viajaron cientos de kilómetros sobre el mar hasta llegar a una isla dentro los límites del Triángulo.
Su isla era única en su especie. Una gran extensión de tierra, arena blanquecina, árboles, frutos y cavernas eran su lugar de reposo durante el verano.
El lugar poseía cuevas cercanas al agua repletas de minerales idóneos para regular sus niveles de magia y su energía revitalizaba a los cansados visitantes. Las praderas verdes estaban repletas de árboles tropicales, y sus frutos, eran los más jugosos de los que la Tierra pondría a su disposición. Era el paraíso perfecto. Mas nunca fue el hogar para ningún cambia formas. Ese lugar era una isla sumergible, sólo en veranos era cuando estaba lista para poder besar la superficie. Después de eso, volvía al fondo del mar, donde realizaría todos sus procesos naturales, renovando su ecosistema. Además, los cambiaformas no pueden dejar su hogar en el Lago Ness, su sentido de pertenencia y amor a su patria les impedía dejar la tierra que los vio nacer. Aunando su poca capacidad de magia para retener su forma de bestia y cambiar a la humana provocaba que necesitaran un lugar en tierra firme.
Quién diría que el pensar en todo esto, calmaría el lío nervioso en el cerebro de KiHyun.
Se hallaba sentado a la orilla del mar. Sus pies eran bañados por las olas saladas y restos de la arena lisa se posaba en sus delicados pies. La suave brisa tocaba su rostro de manea gentil, incluso la humedad que traía consigo era agradable para el joven de dieciséis años. El que su mente vagara una y otra vez hacia su salvador lo sacaban de quicio. El hombre podría ser extremadamente intimidante por su musculatura y mirada fiera, pero en sus orbes halló algo cálido, que lo traía pensando en él todo el tiempo. Cuando iniciaron el largo viaje a las islas hacia el triángulo de las Bermudas, Son HyunWoo vigilaba que nadie quedara retrasado, incluso le pareció jodidamente tierno verlo cuidar de las crías traviesas que trataban de separarse de la manada.
―Demonios ―susurró, un ligero rubor en sus mejillas se alojó al no poder controlar sus pensamientos.
―Babeando por él ora vez, nunca canso de sorprenderme ―dijo el recién llegado.
El chico de ojos naranjas oscuro se giró molesto ante la interrupción de un cambiaformas mayor que él. La mirada felina divertida de su mejor amigo le parecía tan molesta como arena en el culo.
―No estoy de humor Min ―contestó molesto―. Lárgate a mirarle el trasero a JiMin y déjame en paz.
Su intento de insulto le resultó muy obvio al hombre de cabello celeste y unos impresionantes ojos azul oscuro sin mencionar, el color de su luz era celeste, que ahora no era tan notoria porque la del Sol mitigaba su brillo. El pobre adolescente estaba en la primera etapa del primer amor. Recordaba que él fue más o menos, parecido a él. Sólo que él estaba estancado en la desesperación porque él tenía veinte años y su precioso ángel, doce. Esperar hasta que JiMin fuera adulto no era lo más fácil del mundo. Lo eran las miradas asesinas de SeokJin, el padre de la cría.
―Sólo quería ver cómo van esa heridas ―se sentó a su lado y tomó el dobladillo del pantalón ajeno y lo subió hasta la rodilla.
La piel rojiza con unas pequeñas arrugas se veía mucho mejor que cuando lo revisó. KiHyun y YoonGi eran mejores amigos desde que eran niños, por lo que preocuparse por él no sólo era tarea de Jackson, lo era de muchas personas.
Todos conocían la trágica historia sobre estos dos hermanos.
Las madres de ambos tenían una historia llena de romance, Amber era de las mejores guardianas que pudo haber existido, estuvo por muchos años encerrada en su deber que el chocar miradas con la tierna omega Krystal, todo en su mundo se vio vuelca arriba. La omega de ojos brillantes fue completamente un ángel caído del cielo que la salvó de estar sola todo el tiempo. Iniciaron una relación extraña, la pequeña sacaba lo mejor de la guardiana, su sonrisa era más común de lo que fue en su primeros veinte años. Se complementaban tan perfectamente que sólo fue cuestión de tiempo antes de que el gran cortejo tuviera lugar.
Amber contrajo matrimonio con su adorada Krystal al mes de la existencia de Jackson. El primer hijo hizo que su sentido maternal orillara a Amber el dejar su puesto como guardiana. Nunca se arrepintió de tomar el lugar como líder de su pequeña familia. Amaba estar junto a las dos personas más importantes de todo su mundo, y el estar lejos de ambos sólo hacía difícil sus guardias.
Con el tiempo, llegaron a tener un segundo bebé: KiHyun. Las cosas eran simplemente perfectas. Ambos cachorros crecían bajo el ala de ambas cambiaformas, una inculcándoles el amor que debían expresar a sus semejantes, incluso a los humanos, la otra los protegía incondicionalmente.
Más una noche, todo eso cambió.
KiHyun apenas tenía cuatro años cuando varias familias, específicamente cachorros, jugueteaban con peces haciendo piruetas en el agua, hasta que una red de pesca humana atrapó a la familia Yoo y muchas otras de la manada. Para salvar a sus hijos y esposa, Amber y su mejor amigo, NamJoon lograron abrir un hueco enorme en las redes, de las cuales comenzaban a tirar hacia arriba, cambiando de piel a una humana. Muchos de los cautivos lograron escapar, Amber pudo ayudar a sus pequeños niños, hasta notar que Krystal tenía una de sus aletas trasera encajadas a un arpón de la red. La pobre no podía sacar el metal de su carne ni encogiéndose al tamaño de una humana joven. Muy asustada se retorcía y desgarrándose más el tendón. Amber llegó hasta ella e intentó tranquilizarla.
NamJoon terminaba de inspeccionar a todas las familias indicándoles que nadaran lejos del barco humano y no se detuvieran. Todos obedecieron al nuevo líder y notó que KiHyun cambió de piel y nadaba lo más rápido que sus bracitos y piecitos podían, Jackson secundó la acción de su hermanito. Detuvo a las crías con sus fuertes brazos en el intento cuando vio las intenciones de acercarse. Ya era tarde para ambas, pues pescadores humanos bajaron al agua para ver el estado de las redes, llevándose la enorme sorpresa al encontrar a dos mujeres con fluorescencia decorando cuerpos desnudos. NamJoon comprendió con mucho dolor la mirada suplicante de Amber.
―Cuídalos por nosotras ―le comunicó con su último pensamiento a través de su magia.
Apretó a los jóvenes híbridos contra su pecho, pero nunca pudo evitar que ellos vieran cómo los codiciosos humanos se olvidaron de ellos tres. Amber sabiendo lo que planeaban hacer con ellas, tomó uno de los arpones antes de abrazar a su esposa y quitarse la vida junto con la mujer que amaba, atravesando el corazón de ambas con el arpón.
KiHyun aún podía recordar el miedo que le invadió al ver la muerte de las mujeres que le dieron la vida. Siendo una pequeña cría de cuatro años, su mente no sabía procesar lo que era la muerte. Mucho menos, cuando se está tan rodeado de amor y protegido de la crueldad exterior. El golpe fue tan impactante que lo mantuvo en un estado de mudez y sin respuesta motriz por un año. Los sanadores de su manada no hallaban una cura para tal estado de trauma, que sólo fue liberado por las lágrimas de su propio hermano. Usó su magia para poder calmar a su pequeño niño.
Sin sus abuelos, ningún tío a la vista u otro familiar cercano, SeokJin, la pareja de NamJoon los tomó bajo su cuidado. Crio a los hombres que son en el presente.
―YoonGi, ¿estar enamorado es así de extraño y molesto? ―preguntó después de fijar su vista contra el océano.
Desde su llegada, la idea de volver al agua ya no era tan urgente como lo era al principio del viaje. Era otra cosa que lo mantenía lejos de todos. El mayor no pudo evitar mirarlo con burla.
―No, es diferente para todos ―contestó―, para muchos es extraño, malo, enfermo o desesperante, doloroso a veces. Pero hay tiempos en los que sentirse enamorado sólo es lindo, eres feliz todo el tiempo y torpe cuando estás cerca de esa persona, sobretodo eso.
KiHyun sonrió ante tal cosa. No era la mejor respuesta que hubiera deseado, pero al menos el hombre serio y de pocas palabras, le estaba diciendo algo con muchas incógnitas y respuestas al mismo tiempo. Se la ha pasado todo el tiempo arrepintiéndose por no poder agradecerle a Son HyunWoo, y tenía que deshacerse de dicha sensación de culpa. Un último vistazo al comienzo de la puesta de sol, se despidió de su amigo con un ligero apretón en el hombro.
Caminó por lo ancho de la playa en busca de la persona. Después de unos minutos encontró al dueño de sus culpas. El hermoso hombre de espalda ancha y gran musculatura, le daba la espalda mientras de brazos cruzados cuidaba de dos pequeños niños. Uno de cabello rojizo con una enorme sonrisa cuadrada y el otro niño era más pequeño que él y tenía dos dientecitos vistosos y mejillas regordetas. HyunWoo accedió a cuidar de estos niños mientras las dos parejas, padres de ambos, tenían una noche solos, claro, cada quien por su lado.
El joven guardián de veinte años todavía no se acostumbraba a la idea de cuidar niños. Se le hacían criaturitas muy desordenadas, además, los bebés siempre lloraban cuando lo veían. Simplemente le daban más miedo ellos de lo un bebé pensaba de él, si era sincero consigo mismo. Aunque, esos niños siempre le sacaban una sonrisa por lo tiernos que eran el uno con el otro.
―Son HyunWoo ―reconoció la voz del antiguo cachorro que rescató antes de partir del lago.
―KiHyun ―dijo.
Al volverse sus ojos se quedaron pegados a los contrarios. Los llameantes iris naranjas del híbrido se veían mucho más hermosos que bajo la luz de la luna, el sol fácil podría envidiarlo, incluso su cabello al ondearse por los aires parecía las llamas de una gran fogata. Su piel blanca daba más contraste a los labios bien proporcionados del joven cambia formas. Era demasiado bello.
Tanto, que logró desarmar sus muros de seguridad.
―Sólo quería venir a agradecerte ―dijo después de sentir la profundo mirada del mayor.
―No tienes por qué, es un honor para mí ayudar a mi manada ―respondió.
―De verdad lo siento, no debía huir como un niño asustado.
―Entiendo ―dejó de sonreír, incluso a adolescentes asustaba, que cosa tan embarazosa―. Yo suelo ser intimidante.
KiHyun se golpeó mentalmente.
―No es eso ―se apresuró a decir cuando HyunWoo le dio la espalda―. Yo, quiero decir... eres muy intimidante, pero no fue por eso que corrí.
El castaño miró sorprendido hacia KiHyun.
―Yo sentí una conexión contigo así que me asusté ―soltó, sin rodeos ni tapujos.
Debía sacar sus sentimientos, él no era de las personas que eran extremadamente tímidas o con problemas para expresar cómo se siente, a pesar de que se estaba muriendo de vergüenza desde lo más profundo de su ser. Más se apenó a más no poder, por lo que iba a decirle.
―Y no me voy a quedar quieto hasta descubrir qué causas exactamente en mí, así que me verás todos los días sin falta, desde el amanecer hasta la puesta de sol ―declaró, apuntándolo con su dedo índice y sus mejillas traicionándolo, pues se encendieron de un intenso color carmín.
HyunWoo sonrió enternecido por una actitud tan segura para alguien que acaba literalmente de declararse.
― ¡Iugh! ―exclamó una vocecita.
Ambos miraron hacia los dos niños. El de cabello rojizo los miraba curioso, mientras que el otro niño sólo mostraba un gesto de disgusto por la declaración de KiHyun.
―No quiero volver a escuchar cursilerías en mi vida ―se tapó los oídos y negaba con la cabeza.
―Pero Kookie, tu y yo nos vamos a casar cuando crezcamos ―se quejó el pelirrojo se abrazó al cuello del niño a su lado y besó tiernamente su mejilla.
― ¡Guácala, Tae! ―se tiró al suelo mientras TaeHyung no paraba de reírse.
KiHyun y HyunWoo tampoco pudieron evitar reírse. A veces los niños eran tan divertidos cuando los temas amorosos eran cercanos. Los niños se alejaron porque JungKook comenzó a perseguir al niño de sonrisa cuadrada y darle un buen merecido por haberlo besado.
―Te veo mañana.
HyunWoo sólo congelósu sonrisa mientras la silueta delicada se alejaba.
Con el paso de primera semana, KiHyun cumplió con lo prometido.
Al amanecer siempre iba al sector que HyunWoo se le asignaba para vigilar que nadie se metiera en problemas. KiHyun se sentaba en una piedra cercana para vigilar junto con HyunWoo.
Solían desarrollar cortas y amenas charlas, en las cuales compartían muchos momentos risas, sonrojos, burlas y enojos. Por el medio día, mientras HyunWoo iba a entrenar a unos híbridos, KiHyun regresaba a su pequeña casa y preparar algo de comer para ambos.
HyunWoo comenzó a sentirse muy cómodo con la presencia del menor cuando el segundo mes juntos pasó a la vuelta de la esquina. No importaba cuan sarcástico se pusiera algunos días, sus perlas que tenía por dientes y las comisuras ligeramente alzadas hacían que el cuerpo de HyunWoo se sintiera en calma, con más confianza por mostrarse verdadero. De pequeño solía ser más tímido por su complexión un poco robusta.
Él fue uno de los milagros de la pubertad, pues creció más que sus compañeros de juegos, incluso comenzó a entrenar con Jackson y NamJoon para ser un guardián. Desde que le hacían burla por su aspecto dejó de importarle cuando tomó la firme decisión de proteger a su manada, más que un deber, HyunWoo lo veía como una deuda, él amaba a todos y cada uno de los integrantes y saber que él tenía las habilidades para evitar que más personas como las mamás de KiHyun evitaran ese fatídico destino, lo haría sin titubear.
―Así que, esa es mi "historia trágica" ―enfatizó las comillas con sus dedos haciendo reír a KiHyun.
Los dos cambia formas admiraban el tierno oleaje, la puesta de sol calentaba sus cuerpos. KiHyun chapoteaba con sus pies a las pocas corrientes que tocaban sus pies. HyunWoo jugaba con su cuchillo en la mano.
Ese día HyunWoo descansaba después de una larga ronda de vigilancia, Jackson fue muy amable al pedir su turno, así tuvo mucho más tiempo y atención para estar con KiHyun. Lo llevó hasta su parte de la isla, era una cueva debajo de la montaña con vista a la playa y el océano, justo enfrente donde el sol se ocultaba cada día.
―Es muy noble lo que haces ―admitió, ero su ceño se frunció―, pero has pensado en qué pasaría si un día, hubiera una situación en la que debas dar la vida.
―Lo haré, por protegerlos ―le interrumpió decidido.
KiHyun sintió una terrible opresión en su pecho ante tal idea. Ver la muerte a tan temprana edad de alguien muy querido ha sido muy duro de superar. Plantearse una idea similar con HyunWoo en ese lugar, dolía a horrores.
―No quiero que lo hagas ―objetó, tomando su mano y acercándose peligrosamente hacia el mayor―. Descuidar así de fácil tu vida, es algo que no permitiré.
― ¿KiHyun?
―No quiero volver a escuchar que pienses en morir o no tendrás más de esto.
― ¿A qué te refieres?
El castaño nunca pudo prever el ligero roce de los tiernos labios ajenos. Su imaginación se quedaba corta sobre ellos, eran más suaves y cálidos. Al separarse notó el rubor extendiéndose desde sus mejillas hasta las orejas, y qué decir del suyo. Era el primer beso de ambos.
―Ya perdí mucho cuando era niño por culpa de los humanos, no seas el siguiente en la lista ―rogó, una lágrima resbaló por sus mejillas, HyunWoo sintiendo una enorme culpa por ser la causa, limpió su rostro dulcemente con su pulgar.
―Te prometo que voy a darte muchos problemas el tiempo que desees ―susurró, acercando su rostro al del menor.
―Eso dalo por hecho, tonto ―dijo antes de volver a besarlo.
HyunWoo fue un poco torpe al igual que el pequeño hombre a su lado. Sus movimientos eran lentos, evidenciando que jamás habían estado de una manera tan íntima con otra persona. KiHyun también se hallaba nervioso por demostrar la creciente necesidad de estar tan cerca del hombre como pudiera. Al separarse ambos chocaron sus frentes, con los ojos todavía cerrados, el chico de cabello naranja sentía algo en la presencia frente a él. Algo le pasaba.
―HyunWoo, dime lo que sientes ―susurró, tomando el rostro contrario.
Con su nariz comenzó a delinear delicadamente primero el pómulo izquierdo y dejando delicados besos inocentes en su camino. HyunWoo pasó una de sus manos hacia la nuca, acariciando el inicio del cabello naranja. Había muchas cosas que deseaba de KiHyun, pero tenía miedo de decirlo, un beso podría significar muchas cosas.
―Es una explosión de sensaciones nuevas que no tengo idea lo que significan ―dijo después de un momento, disfrutando de los mimos por parte del omega―. Pedirte esto, puede que te asuste.
―Adelante.
―Déjame aprender el amor contigo.
KiHyun abrió los ojos al mismo tiempo que su corazón comenzó a bailar de alegría. Fue directo por otro beso. Esta vez uno muy diferente. HyunWoo fue sorprendido de nueva cuenta al notar la osadía en las acciones del menor. Al parecer aprendía rápido, pues sus labios comenzaron a moverse con los suyos de manera espléndida. Incluso él podía seguir el ritmo. Era como un juego. Uno que terminó con el peso del joven cambia formas sobre el regazo del guardián.
KiHyun descubrió una nueva sensación abrazadora que sólo era calmada por el cuerpo debajo de él.
Y quería tener más de eso, al parecer HyunWoo comenzaba a querer lo mismo cuando se descubrió a sí mismo hurgando debajo de la camisa blanca de su acompañante, comenzó primero con las caderas, recorriendo lentamente hacia el inicio de su espalda y de regreso, hizo eso por un rato hasta que KiHyun decidió separarse mínimamente y acomodarse mejor sobre las piernas de HyunWoo. Rozó ambas entrepiernas, como la clara incitación.
―KiHyun, tengo un intenso de deseo de tomarte ―dijo tratando de separarse, a pesar de que deseaba poder subir sus manos y bajarlas―. Si te lastimo.
―Hazlo, por favor.
HyunWoo respiró aliviado al saber que ese cuerpo sería completamente suyo. Así que tomó de la mano a KiHyun y lo llevó hasta la cueva en donde solía residir en verano. En el lugar sólo estaba un pequeño arsenal con lanzas y una docena de cuchillos, además, estaba una manta que servía de colchón, ya que, en esos lugares de día y noche, la temperatura era perfecta.
KiHyun se dio la vuelta para comenzar una nueva ronda de besos, enrollando sus brazos alrededor del cuello y se puso de puntillas para tener un mejor alcance con la boca de HyunWoo. Dándole la oportunidad al castaño de inclinarse un poco, tomó los muslos de KiHyun y lo subió hacia su cadera, donde las piernas del menor se enroscaron.
El beso comenzó a ser más hambriento, donde los gemidos comenzaban a predominar por sobre el sonido de los labios uniéndose en una antigua danza conocida por generaciones. Finalmente colocó el cuerpo del pequeño omega sobre la manta. Ambos volvieron a conectar miradas descubriendo que sus luces en el cuerpo comenzaban a desprender una especie de olas de luz que se mezclaban entre ellas, como si fueran palmas entrelazándose con mucha fuerza. Creando un lazo único entre seres como ellos.
Solían llamarlo Nexum Animarum(2). Era lo que todos en el mundo deseaban saber. Y KiHyun sabía que había tomado la decisión correcta al aceptar el encuentro de ambos como más que una casualidad.
Sus manos se acoplaron al rostro de su nueva alma, perdido en sus gestos masculinos, nunca notó a la traviesa mano del mayor colándose entre su ropa hasta que llegó a su pezón. Gimió un poco fuerte cuando HyunWoo torpemente comenzó a explorar eso zona. Con sus piernas acercó más el cuerpo de su hombre hasta que sus erecciones rozaron. Descargas de exquisito placer dispararon un sinfín de sensaciones en el cuerpo de ambos. Satisfecho por aquel sonido proviniendo de KiHyun, sacó su mano de la camisa para tomar el dobladillo y comenzar a sacársela por la cabeza. Hizo lo mismo con su camisa y pantalones, para después ayudar a su compañero con los suyos.
Ahora con sus cuerpos desnudos, completamente a la vista del otro, todo parecía perfecto. Incluso si era la primera vez en la que ambos, experimentarían una de las interacciones más íntimas que dos almas comparten a lo largo de sus vidas.
Las caricias comenzaron en la nueva área favorita de HyunWoo, los rosados pezones del omega. El menor observaba al hombre cómo acariciaba esa parte sensible de su cuerpo mientras se mordía el labio sensualmente cada vez que HyunWoo lo miraba de reojo. Deseaba ver más seguido ese gesto, así que acercó sus labios hasta el pecho de KiHyun, con sus labios comenzó a delinear la aréola, consiguiendo un sonoro gemido y que su cadera se levantara para buscar el placer. Sus piernas deshicieron en enlace para apretarse a los costados del musculoso cuerpo bronceado.
HyunWoo, sabiendo que su cordura no tardaría mucho en desaparecer, decidió comenzar el inicio de algo que nunca podría volver a dejar de probar. Metió dos de sus dedos en su boca para dejarlos bien lubricados antes de acercarlos a la entrada de KiHyun. Comenzó con uno, el cual le causó un ligero dolor en esa parte de su cuerpo, HyunWoo, preocupado por haber causado un gran daño, intentó sacarlo.
―No ―protestó al notar la acción―. Estoy bien.
―Lastimarte es lo último que quiero.
―Lo sé, así que no te atrevas a sacarlo.
Sonrió ante tal extraño comentario del hermoso hombre que yacía debajo de su cuerpo. Cuando la estrecha cavidad se adaptó al tamaño de su dedo, comenzó a sacarlo e introducirlo lentamente, un vaivén tomó lugar conforme el segundo y tercer dedo se adentraron en él, KiHyun no paraba de gemir ante tal acto. Cuando estuvo listo, HyunWoo se alineó a la entrada dilatada, comenzó muy lentamente su camino hacia el interior de su hermoso híbrido.
Una vez que la base de su miembro estuvo completamente dentro de él, HyunWoo comenzó a atacar los labios hinchados en una ronda suave de besos, distrayendo el dolor de haber invadido el espacio virgen de KiHyun. No iba a moverse hasta que su pequeño se lo permitiera, así lo hizo después de que volviera a acomodar sus piernas en un abrazo poderoso, dándole más accesibilidad al miembro de HyunWoo para acceder a él. Lentos movimientos de sus caderas reemplazaban el dolor de la primera intromisión a su estrecha entrada.
Contento con sentir los gemidos de KiHyun en su boca, inició un camino de cariñosos besos en su cuello, hasta dejar una visible marca. El chico de orbes naranjas, en cambio, pedía más del delicioso movimiento de su cadera. Al notar que el líquido pre seminal goteaba por el eje de KiHyun, HyunWoo llevó su mano para comenzar a masturbarlo. Una ligera capa de sudor envolvió ambos cuerpos antes de que HyunWoo incrementara el ritmo de las embestidas. Ahora las paredes rocosas rebotaban el sonido de ambos cuerpos chocando entre sí y los constantes jadeos.
El castaño alcanzó el punto exacto dentro de Kihyun cuando él comenzó arquearse, loco del placer de su primera vez con el hombre que el destino ponía en su camino. La oleada del primer orgasmo hizo que KiHyun soltara un chorro de semen en ambos estómagos junto con un grito de placer, HyunWoo llenó al pequeño omega con su semilla, teniendo su orgasmo, anudando por primera vez.
Ambos se desplomaron el uno sobre el otro, mirándose sin aliento. La luz de sus cuerpos todavía seguía uniéndose, indicando la consumación del lazo. HyunWoo tendría mucho que explicar para evitar que Jackson o más bien a SeokJin, no lo enterrara vivo.
― ¿En qué piensas? ―preguntó KiHyun después de controlar un poco su respiración.
―En sobrevivir a Jin ―con una sonrisa, se acercó un poco más al chico, acariciando su rostro con sus dedos.
―No te hará nada, mientras no esté sin caminar, todo saldrá bien ―bromeó un poco con los nervios de su nuevo alfa.
KiHyun cerró los ojos por lo suave que era HyunWoo al acariciar su mejilla, el mayor se tomó su tiempo para usar cada dedo delineando el rostro de KiHyun.
―Tengo una confesión ―dijo―. Antes de esto, de verdad no sabía cómo actuar contigo. Pensé que ya habías tenido sexo, así que le pedí consejos a YoonGi.
HyunWoo comenzó a reír con fuerza.
―Yo también hablé con alguien, sólo que recurrí a Jackson.
― ¡¿Qué?!
―Sí, él se mostró muy entusiasta al saber que iba enserio contigo.
Del susto, se levantó de su lado, pero volvió a recostarse ya que el nudo todavía no se había desinflamado, lastimó un poco a HyunWoo, por lo que volvió a recostarse sobre él. Sin palabras, trató de procesar que su propio hermano no sólo estaba consciente que iba a unirse a un alfa, sino que le dio consejos a HyunWoo en el sexo.
―Ahora lo entiendo ―se llevó la mano a la frente y se acomodó en el pecho del castaño, mirándolo con ternura a sus orbes castaños―. Jackson dijo que no me molestara en volver hoy, que disfrutara de mi pijamada con YoonGi.
― ¿Una pijamada?
―Siempre que necesito de coartadas, YoonGi es mi punto focal.
―Ahora también sé por qué Jackson me pidió mi turno.
HyunWoo se inclinó hacia adelante para besarlo otra vez antes de acomodarse para dormir juntos por primera vez, porque sabía que pasaría un sinfín de noches iguales a estas con KiHyun hasta el día de su muerte.
HyunWoo tuvo muchos reclamos y golpes por parte de la eomma(3), apodo que se le dio al leviatán rosado después de que KiHyun y Jackson se convirtieran en sus hijos adoptivos, de la manada: SeokJin.
Sin embargo, ambos lograron desarrollar en poco tiempo una conexión tan fuerte que sólo podría ser más fuerte con el pasar de los años.
La semana antes de que se acabara el verano, HyunWoo y KiHyun pasaban la mayor parte del tiempo descubriendo algo nuevo del otro. Fascinándose con los pequeños detalles. HyunWoo siempre encontraba adorable cada vez que KiHyun se irritaba y cuando arrugaba su nariz lo mataba de la ternura, la manera en las que sus hoyuelos ubicados en las comisuras de su boca se levantaban cuando comía algo delicioso preparado por SeokJin, su lado tierno cuando cuidaba de los pequeños TaeHyung y JungKook; KiHyun solía dormir en posición fetal y buscaba a cualquier cosa que fuera su almohada.
KiHyun también tenía cosas que amaría ver en HyunWoo todos los días: él solía ser muy despistado fuera de sus labores como guardián, pues solía chocar con muchas cosas o tropezarse cuando se adentraba en sus pensamientos y solía disculparse con cualquiera a la vista por su error, la manera en la que el brillo de sus ojos cuando lo miraba lo hacía sentir especial, HyunWoo era muy cariñoso cuando estaban solos, amaba abrazarlo porque su calor le hacía sentir seguro.
Al volver a casa, ambos comenzaron a salir para explorar las cavernas que la manada no ocupaba. Lugares en los cuales compartieron muchos momentos íntimos y llenos de amor por el otro, muchos más sólo se dedicaban a descubrir nuevas cosas del otro.
Los días se convirtieron en semanas, las semanas en años, y con ello, cuando KiHyun tuvo veintidós años y HyunWoo veintiséis realizaron el cortejo que sería el previo a su boda. Esta sucedió dos meses después de regresar a el Lago Ness.
KiHyun notaba algo extraño en su cuerpo. Su estómago se hinchó en la última semana, le preocupaba que el comer algo en la cena con YoonGi fuera la causante de su gordura. Hablaría después con JiMin y le prohibiera a su pareja el volver a coger un utensilio de cocina.
― ¿KiHyun?
Pegó un chistoso grito agudo al no escuchar a HyunWoo llegar, tomó la manta a lado de su cama, puesto que sólo llevaba ropa interior y su estómago sobresalía ligeramente al verse en el espejo de cuerpo completo.
―Hyunnie, pensé que te habías ido ―dijo mientras buscaba una camisa con la cual cubrirse.
A pesar de estar casado cinco meses con él, todavía se sentía un poco pudoroso de enseñar su cuerpo, considerando las miles de veces que compartían muchísima intimidad.
―Olvidé decirte que llegaré tarde y que no me esperes despierto o llegarás tarde a dar clases.
El chico de hebras naranjas sonrió enternecido por lo considerado que era su esposo.
―De acuerdo ―se acercó para darle un beso corto a los labios.
A HyunWoo no le gustó la idea de una despedida corta, así que atrajo el delicado cuerpo de su precioso cambia formas y tomar su trasero con sus grandes manos. Lo masajeó un buen rato antes de llevarlo a la cama, en donde se deshizo de la manta que evitaba alcanzar a besar su piel. Comenzó con un delicado beso en sus clavículas, lugar en donde el pelinaranja era propenso a reír, era uno de sus puntos cosquilludos más degustados por HyunWoo, pero un dolor en su estómago le hizo destruir el momento, porque alejó al hombre. Se dirigió a un pequeño cuarto de baño, donde vació completamente su estómago o lo que quedaba de la cena la noche pasada sobre el rústico retrete. HyunWoo se unió a su esposo para acariciar tiernamente la espalda del enfermo, notando que la piel comenzó a ponerse pálida y sudaba mucho.
―Voy por YoonGi ―declaró después de que el menor dejara de sacar el fluido de su cuerpo.
―No es necesario, Hyunnie ―suplicó, intentando levantarse, más su esposo ya había emprendido su camino a la casa del mejor sanador en la manada.
KiHyun volvió a la cama para encontrar un poco de reposo antes de que HyunWoo llegara a hacer todo un drama por una enfermedad que se quitaría con un poco de descanso y comida hecha por él. Incluso soñó con platos exóticos que sólo podía imaginar y un día podría degustarlos a lado de su amado esposo. Sin embargo, el dolor en su estómago seguía ahí.
YoonGi llegó al cabo de un rato, seguido de un preocupado HyunWoo.
El chico de cabello celeste también creía que el castaño exageraba con la situación de KiHyun, con su propia comida le dio dolor de estómago, pero lo que le hizo venir fue que la cena en su casa había sido la semana pasada. Al ver el estado de su mejor amigo en persona, realmente lo examinó minuciosamente. Inspeccionó la parte abdominal, fue lo primero que llamó su atención, viendo el tamaño de la región abultada, la forma y la rigidez sus sospechas se hacían cada vez más claras.
―HyunWoo ―lo llamó, este caminó hasta el hombre― ¿Hace cuánto que mantienen relaciones sexuales?
― ¿Eso tiene relación con que KiHyun se sienta enfermo?
―Son HyunWoo contesta ―exigió YoonGi muy serio.
―No sé, ¿tal vez dos días seguidos cada semana?
― ¿YoonGi qué pasa? ―interfirió KiHyun, apenas ponía caso por su repentino estado de somnolencia.
―Voy a confirmar algo antes de darte ilusiones ―dijo para después colocar las yemas de sus dedos en el vientre del joven omega, al instante una luz azul tintineó unos segundos, dándole a YoonGi la respuesta a lo que sospechaba en el momento en que entró a la habitación―. Felicidades, van a ser papás.
Ambos esposos se quedaron mudos por tal declaración, al punto en el que HyunWoo se quedó en shock junto al marco de la puerta y KiHyun apenas podía creer que esas palabras fueran ciertas.
―Suerte, porque dos niños son una gran cosa.
Otro golpe al estado crítico del mayor. YoonGi se fue del cuarto con una ligera sonrisa. Se esperaba un evento muy grande en la manada.
En la raza de los cambia formas, es muy poco común que un omega hombre pueda quedar embarazado, lo mismo pasa con una omega que se empareja con una alfa mujer o una beta. El embarazo doble de KiHyun era todo un milagro.
El castaño se quedó en el marco de la puerta mirando cómo es que su hermoso esposo lo observaba con un poco de desconfianza. Así que se acercó para tomar sus manos y besarlas con dulzura antes de decirle:
―Supongo que la ampliación de la casa es un hecho, mi precioso KiHyun ―susurró cerca de sus labios.
―Serás un buen papá.
―Y tú el hermoso hombre embarazado.
El más pequeño juntó sus frentes, disfrutando de este nuevo acontecimiento en sus vidas.
Un embarazo es a veces fácil de manejar, pero cuando se es padre primerizo las cosas son mucho más complicadas, los cambios en el cuerpo de un omega hombre causan muchas incomodidades. La paciencia fue una de las virtudes en HyunWoo para poder sobrellevar los cambios de humor en su esposo. Muchas mañanas eran un poco complicadas por el constante mal genio por parte del menor, buscaba la manera de hacerlo feliz. Conforme su pancita se abultaba comenzaban los cuidados intensivos.
Un omega hombre puede concebir, sin embargo, pasar por lo cambios necesario para que su cuerpo pudiera abrir un canal de parto antes de que sus bebés llegaran, era algo que podría resultar incómodo. También estaba el riesgo de pasar por dificultades mayores durante el parto. Muchos omegas han muerto dando a luz a niños muertos. Y eso, le aterraba. Dejar solo a HyunWoo y a sus hijos o morir junto con ellos.
La gran noche llegó en invierno. Exactamente el 15 de enero.
KiHyun pasó por mucho dolor al tratar de dilatar el canal de parto pujando, ni la ayuda de YoonGi pudo hacer que se sintiera mejor, por el contrario, sentía que algo se desagarraba y temía que fueran sus bebés los que estaban en peligro. Gritó fuertemente al sentir otra contracción, ésta más fuerte que la anterior. Su garganta se escuchaba tan mal que sus cuerdas vocales parecían casi destrozadas. Se sostenía de un apoyo en la cabecera que le permitía mantenerse elevado lo suficiente para mejorar la salida a sus bebés. Pero no estaba dando resultado, la sangre que venía de su cuerpo no era buena señal.
Obedecía cada orden de YoonGi queriendo evitar sentir más dolor. Su instinto paternal le alteró: si no salían de su cuerpo, podría ser demasiado tarde. Decidió gastar su único recurso que les ayudaría a los tres, concentró su nivel de magia buscando el problema dentro de él, su cuerpo le indicó la parte baja de su vientre interno, había una fisura que se originó por pujar mal hace dos minutos y uno de los sacos se rompió, su bebé se estaba ahogando. Curó la herida interna y con un gran grito de dolor, su magia pudo conseguir la dilatación apropiada y que la cabeza del primer bebé se asomara. Los presentes veían un acontecimiento jamás creíble. Un cambia formas nunca ha sido capaz de usar la magia en sí mismo de una manera tan implícita y mucho menos, esta clase de situaciones en las que el dolor es lo único que puede ocupar tu mente.
―Lo haces bien ―apremió SeokJin, quien ya había pasado por un parto antes y era el asistente de YoonGi.
― ¡Mataré al maldito que me dejó así! ―gritó lo suficientemente fuerte para que su esposo, quien estaba al otro lado de la puerta, supiera sus planes―. ¡Dios Min, sácalos ya!
―Ya salió el primero ―anunció cuando la primera cabecita apareció, tomó al bebé y cuando lo tuvo en brazos, cortó el cordón umbilical y la pequeña comenzó a llorar, el cual se lo dio a SeokJin para limpiar a la bebé.
El segundo bebé tardó otros dos minutos en salir. Las contracciones con el mellizo restante eran más intensas, por lo que KiHyun concentró la última gota de su energía para pujar fuertemente. Un último grito de dolor logró expulsar a su hijo de su cuerpo. Cansado, se dejó caer sobre su cama con la vista borrosa y una enorme sensación de confusión. Cuando su vista fue aclarándose, vio a los dos hombres acercándose con pequeños bultitos envueltos en cobijitas color amarillo.
―Un niño y una niña ―anunció SeokJin al depositar a su hija en brazos del nuevo papá.
YoonGi esperó hasta que KiHyun fue capaz de sostener a su hija sin ayuda de SeokJin, que fue cuando ella abrió los ojos, sonriendo de manera abierta a su papá, atrapando el dedo de su madre entre sus manitas. Acomodó a su pequeña niña en un brazo y así, recibir a su otro pequeño. Este, al contrario de su hermana, sólo entreabrió sus ojitos, una vez que reconoció a su madre, volvió a dormir, ahora más tranquilo por sentir su presencia.
Mientras YoonGi acomodaba todo, SeokJin abrió la puerta. HyunWoo mordía su uña del pulgar, ni las palabras de apoyo que NamJoon ayudaban a calmarse, porque a pesar de estar a una puerta de distancia, él podía sentir superficialmente el dolor de KiHyun, algo malo le había pasado y hasta no verlo no pararía su paranoia.
―Entra, quieren verte ―dijo el hombre de hermosos ojos morados.
HyunWoo no dijo nada, sólo caminó rápidamente hacia su habitación compartida con la luz de su vida. En ella estaba la desmejorada figura de su omega, su piel era más blanca y sus labios resecos. Su mirada estaba denotaba su cansancio. La razón, eran sus bebés recién nacidos.
Se sentó a lado de su familia, apreciando la belleza en sus propios hijos. Su hija poseía una piel blanca, muchos de sus rasgos eran de KiHyun, incluso tenía los mismos ojos naranjas llameantes, mientas que su pequeño hombrecito era un poco de ambos.
―Tengo un nombre para la niña ―HyunWoo anunció bajito para no despertar al pequeño dormilón en brazos de su madre―. Siempre quise tener una hija llamada Sana.
―Yo tengo uno para el niño ―dijo KiHyun, su voz era apenas audible―. HyungWon.
El moreno se quedó paralizado. Había mencionado en charlas anteriores que, en su familia, su abuelo era el único que creyó en él cuando anunció su decisión al unirse en la brigada de guardianes. Por su peso, sus padres realmente creyeron que él debía desistir, su abuelo por otra parte le dio la lanza curva de plata con la que ha vivido para proteger a su pueblo desde un inicio. El hombre lo entrenó por unos meses, hasta que murió en su cama, en paz, listo para reunirse con su amada esposa.
En todo su mundo, su abuelo es la única persona que ha amado, antes de conocer a KiHyun.
―Tu abuelo fue muy importante para ti ―explicó dándole a su pequeño niño en los brazos de HyunWoo―. Él fue la razón que te encaminó hacia mí, estoy muy agradecido con él y pensar que nuestro hijo llevaría su nombre, me parece la mejor forma de honrar al gran hombre que fue.
―Sana y HyungWon ―repitió―. Amo los nombres.
NamJoon, SeokJin y YoonGi admiraron la escena. Los padres primerizos estaban tan hundidos en su pequeña burbuja que los dos alfas tenían ganas de llorar.
Con la llegada de los mellizos, era un acontecimiento que pondría a la manda muy feliz, ya que el nacimiento de bebés era algo que celebraba a lo grande. El ver que su especie volvería a florecer tras las largas generaciones en las que han sufrido la caza por parte de la humanidad ponían muy contentos a todos.
Un buen presentimiento en NamJoon le hizo pensar que las cosas para su pequeña manada iban a salir adelante.
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1. Isla Tresco: Tresco es la segunda isla más grande de las Islas de Scilly en Cornwall, Inglaterra. Islas que se encuentran al sur del país. Tiene 297 hectáreas de tamaño y mide alrededor de 3,5 kilómetros por 1,75 kilómetros.
2. Nexum Animarum: En latín se traduce como la conexión de almas. En el omegaverse se le conoce coloquialmente como Almas Gemelas, que son en la cultura espiritual se le dice a tu pareja ideal... ya sea una pareja de mujeres o hombres, debido a que el alma no tenía sexo.
3. Eomna; 엄마 eomma- mom, mommy, mamá, mami.
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Perdónenme mis preciosas monbebés.
Les prometí este capítulo el 24, pero por cuestiones de la escuela y la falta de experiencia haciendo lemmons, pues me tardé en hacerlo, y sepan que lo terminé las 2 de la mañana, pero me dio sueño y hasta hoy tuve la oportunidad de actualizar.
Espero lo disfruten mucho. Denle mucho amor a la obra.
Si en un error, no duden en avisarme
NEXT CHAPTER:
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