3. Awakening Leviathan's Heart.
2001.
A la mañana siguiente, WonHo desayunaba en la gran mesa del comedor una porción junior de ensalada cítrica. Compuesta principalmente por toronja y grandes gajos de naranja, rociados con una capa de cáscara de limón dulce, todo acomodado en grandes pedazos de una tierna y crujiente lechuga. Después de terminar le fue traído a la mesa unos simpáticos nuggets de diferentes tamaños acomodados de tal forma que con un poco de cátsup formaban las ventanas y puertas de los submarinos-nuggets, la lechuga finamente cortada eran las algas marinas, el queso amarillo derretido conformaban la alegre arena del plato y unas salchichas cortadas a manera de pequeños pulpitos andaban esparcidas en el plato y alrededor los submarinos.
Comió con mucho entusiasmo debido a la emoción de ver a su amigo en la noche, cuando su tío apareció en el comedor con una cara preocupada.
―Tenemos un problema ―anunció MinHyuk agitando un sobre amarillo junto con papeles en la mano, llamando la atención del matrimonio Lee-Lim―. Los ingresos de la familia "mágicamente" han caído un dos por ciento.
―Te aseguro que son los lacayos de esa detestable anciana ―aseveró JooHeon.
―Mi amor, ve a jugar en la playa, pero no te alejes ―le susurró el pelinegro hacia su pequeño, quien asintió varias veces y desapareció del salón justo al terminar de desayunar y quedarse sin postre.
―Está jugando sucio, por suerte el contador se dio cuenta de la irregularidad ―explicó MinHyuk una vez que vio desaparecer a su sobrino por la puerta del comedor, dejó los formatos bancarios encima de la mesa, ChangKyun tomó uno de esos y los revisó con cuidado.
―Quien sea que lo haya hecho, es hábil.
―La bruja tiene el poder y el dinero para contratar a quien sea y atacarnos ―respondió el hombre de bellos orbes verdes cristalinos.
―Tendremos que ir al banco y cambiar nuestro sistema defensivo bancario ―sugirió JooHeon.
―Le diré a señor Noh que prepare el sistema de seguridad en toda la casa y sus alrededores ―anunció en menor de los hermanos, saliendo del comedor lanzando improperios al aire. Cuando JooHeon y ChangKyun se quedaron a solas en el comedor, el rubio levantó la mirada hacia su esposo.
―Ve, WonHo y yo podemos manejarnos bien solos ―le dijo ChangKyun antes de si quiere decir algo.
―No me gusta la idea de dejarlos mucho tiempo ―llegó hasta el lado, tomó sus manos con fuerza y besó al hombre con paciencia―. Esta no era mi idea de un desayuno en familia.
―Saldremos adelante, siempre lo hacemos ―le susurró antes de juntar sus labios una vez más.
ChangKyun se mantuvo positivo por JooHeon, él debía salir a resolver sus problemas antes de por fin sentirse en casa, por lo que ha visto, la familia Thorburn-Lee es atacada a la más mínima señal de vulnerabilidad. La economía de ésta era un punto débil, ya que su dinero mantenía en función a todos los pueblos del Lago Ness en asociación con las familias representantes de cada parte de la tierra escocesa protegían su hogar. ChangKyun no tenía idea de lo duro que hubieran pasarlo en ausencia de JooHeon.
―Iré a preparar mis maletas ―anunció después de separarse finalmente de él, a lo que el menor respondió asintiendo.
Cuando JooHeon se alejó, ChangKyun pudo sentir su calor por unos momentos antes de sentir frío. Desde que escaparon para estar juntos, no han estado realmente tan separados el uno del otro. Por asares del destino, sus trabajos y casa estaban realmente cerca, jamás han estado lejos ni siquiera a más de un kilómetro de distancia, con Londres a 935 kilómetros de distancia, hacían que su corazón se encogiera. Dejó su desayuno a medio comer y salió hacia la sala principal, en dirección a la playa.
Su pequeño WonHo estaba sentado en el muelle lanzando piedritas al lago. En la mente del niño no paraba de sentirse maravillada por saber que debajo de toda esa agua, su amigo leviatán descansaba dormido en un lecho de rocas, vigilando que ningún peligro entrara al lago, o eso pensaba. WonHo creía que HyungWon era el mítico dragón marino de las leyendas. Él quería saber más del habitante del Lago Ness y no podía esperar a verlo en la noche.
―Estás muy quieto este día ―le dijo su padre al estar cerca de él.
El niño pegó un brinquito del susto.
―Eomma ¿Apa saldrá por mucho tiempo?
La simple pregunta estrujó el corazón de ChangKyun, pero pudo dibujar una sonrisa.
―Sólo será por poco tiempo, bebé ―se sentó a su lado, deshaciéndose de sus zapatos y metiendo sus pies al agua. WonHo asintió, comprendiendo un poco la situación
―Eomma, ¿qué es lo que más te gustaba cuando vivías aquí?
―El Lago, sin duda ―respondió con una sonrisa nostálgica―. Recuerdo que la primera vez que llegué. Estaba tan asustado de mudarme a un lugar que no conocía, hasta que vi por la venta del auto el Lago Ness. Cuando tenía diez, aún creía que bajo esas aguas dormía un monstruo marino. Me sentía realmente curioso de saber si eran ciertas las leyendas, pero era tan tímido que no pude hablar con nadie, hasta que conocí a tu tío MinHyuk. Él me contó todas las leyendas, logrando que me enamorara de este lugar.
― ¿Y papi?
―Por aquel entonces, tu padre estaba concentrado en sus estudios y rara vez nos veíamos.
― ¿Y cómo se enamoraron?
―Todo fue un plan de tu tío, en realidad ―rio al recordar todo lo que hizo su cuñado para que JooHeon y él comenzaran a salir―. No le digas a tu papi que te dije esto, pero él era muy tímido, tanto que la primera vez que estuvimos solos en una misma habitación casi llora por no saber cómo hablarme.
WonHo hizo un ademán sobre sus labios simulando que pasaba un cierre y tiró su llavecita imaginaria hacia el lago. Después de eso, padre e hijo disfrutaron de su pequeña burbuja en el muelle de la casa hasta que llegó el tiempo de partida de JooHeon y MinHyuk.
―Mi pequeño conejito ―volvió a decir MinHyuk con el pequeño entre sus brazos―. Te prometo que te voy a traer muchos dulces y recuerdos de Londres.
El pelinegro de ojos verdes besó el moflete de su sobrino con mucho cariño, robándole una risa al pequeño, luego rozó ambas narices. El mayordomo de la familia, el Sr. Noh, tomó las valijas a un lado de su señor mientras se despedía del pequeño y las colocaba en la cajuela del auto. JooHeon le dedicó un último beso a su esposo antes de separarse y pedir a su hijo de los brazos de MinHyuk. El niño llegó a los brazos de su progenitor para darle un fuerte abrazo. Tener ocho años y comprender que tu padre se iba de viaje de negocios no es la gran cosa, pero WonHo jamás ha pasado más de ocho horas sin él, era un poco duro. Sentimiento que compartía con ChangKyun.
―WonHo, promete que cuidarás de la casa y de Eomma mientras estoy fuera ―el niño lo miró con ojitos de cachorro antes de asentir―. No será mucho tiempo, veré que pueda regresar antes para ir por tu perrito.
Ante ese plan, WonHo sonrió. Se había olvidado por completo de su soñado perrito tras conocer a HyungWon. Sacando a relucir la idea, lo hizo emocionarse. ChangKyun tomó a su hijo para que JooHeon pudiera irse junto a MinHyuk. Los dos se quedaron en la puerta despidiéndolos hasta perderlos de vista. Los grandes portones automáticos de la mansión se cerraron de inmediato y entraron a la casa.
―Ve a bañarte y cepillarte, vamos a salir ―le dijo ChangKyun mientras recorrían las bellas escaleras de mármol veteado color arena.
― ¿A dónde Eomma?
―Tienes que recorrer tu hogar, así conocerás niños de tu edad y puede que tengas amigos para que vengan a la casa.
―Pero yo ya tengo un amigo ―dijo WonHo sin pensar, su padre lo miró sorprendido. Antes de que formulara una pregunta WonHo soltó: ―Mi futuro perrito, será mi amigo. Pero conocer niños no es mala idea ―contestó rápidamente, el gesto de su padre se relajó.
Mentalmente sólo se golpeaba la frente, casi revela a su amigo mágico. HyungWon le hizo prometer la noche anterior jamás revelar su existencia, pues cosas malas podrían pasarle si los humanos adultos, como él les decía, se enteraban de una criatura enorme vive bajo la superficie del Lago Ness; puede que hasta jamás se volvieran a reunir y WonHo se negaba a no verlo.
Al cabo de una hora, WonHo se preparó para salir. En su mochilita multicolores puso protector solar, cremita de aloe vera, su mini botiquín de primeros auxilios, unos dos juguitos de uva con pera, un yogurt de fresa con cereal y una botella de agua. Revisaba por segunda vez que nada le faltara cuando vio a su padre aparecer con un bolso negro de correa extensible sobre el hombro.
A ojos del pequeño Lee, su padre era una especie de súper agente secreto debido a que se vestía como uno. Ese día ChangKyun se arregló con un pantalón negro y un suéter de cuello alto del mismo color, junto a un abrigo oscuro, las solapas y parte del cuello se delineaba con bordes rojo brillante. En uno de los bolsillos del abrigo se veían lo lentes de sol que usaba cuando salía al exterior.
―Vámonos.
WonHo cerró su mochilita y se la colgó. El mayordomo de la casa ya los esperaba con la puerta del auto ya abierta para ellos, siempre a tiempo. El niño de ojos avellanados se emocionó mucho cuando vio los primeros edificios de su nuevo hogar. Recordó que la primera vez que recorrió esas tierras estaba dormido debido al cambio de horario. Ahora estaba consciente de lo bellas que eran las construcciones, los caminos, las personas y sobre todo lo colorida que era Pertranseunt Leviathan Istum con las flores de estación. Estaba pegado a la ventanilla del auto durante todo el transcurso de la Mansión Thorburn hasta la gran plaza donde se reunían muchas personas para comer, reír, pasarla bien y donde se podía oler el mejor pan de Escocia.
―Venga por nosotros antes de las seis, señor Noh ―ordenó ChangKyun, viendo que el sol del mediodía lastimaría sus sensibles ojos, se colocó sus lentes oscuros.
―Como ordene, Amo Lim.
El hombre de cabello oscuro llevaba de la mano a su pequeño hasta un pequeño restaurant llamado "El Pez Negro". El local estaba hecho de piedra gris por fuera y en su interior con madera oscura, las veinte columnas se tallaron con la forma de cúmulos de nubes. La mitad superior de una pared se tapizó con estampados de tres truchas grises saltando de un lago con un anzuelo en sus bocas. Las mesas eran rectangulares con bordes protegidos con goma, para evitar accidentes. En el centro estaba un pequeño florero de cristal en forma de gota de agua abierta por un costado, una amapola crecía dentro, otras mesas tenían margaritas o peonías. Detrás del mostrador donde a veces los ancianos se reunían para tomar café, se podía ver la modesta cocina.
El aroma a lavanda y algo más que nunca identificó le trajo recuerdos hermosos. En la fila junto a la ventana con vista hacia las calles, en la mesa del rincón, era el lugar donde nació todo su mundo. Su primer fin de semana junto a sus padres en el nuevo hogar, su primera reunión con MinHyuk como amigos, su primera cita con JooHeon, su pedida de mano aquella noche de primavera, y ahora será su lugar para comer con su hijo en las tardes de invierno y verano.
WonHo se sentó frente a su padre, admirado todo a su alrededor, una amable jovencita los atendió de inmediato. El pelinegro optó por un poco de agua mineral, unos huevos revueltos con tocino, una copa de fruta para compartir, mientras que a su pequeño le pidió una sopita de pollo con verduras y un vaso de jugo de naranja con zanahoria.
El pequeño niño mientras desayunaba, un destello captó su atención. Frente al local estaba una joyería.
¿A HyungWon le gustarían las piedras preciosas como a los dragones de los cuentos?
El amanecer subterráneo llenó su habitación, HyungWon gruñó de pereza. Odiaba despertar con la luz posándose sobre sus delicados párpados. Intentó sentarse sobre la cama, pero fue en vano. Gimió bajito cuando un dolor molesto nació en su vientre y espalda baja. Se quitó las sábanas de encima. Tomó un poco de aire antes de poder ponerse sobre sus codos y descubrir su plano vientre. Estaba un poco rojizo a comparación de su tono habitual de piel. Tocó levemente sobre la zona, descubriendo el frío sólo dejaba una marca más visible, incluso sus pocas luces alojadas en esa delicada parte del cuerpo comenzaban a desvanecerse y reaparecer en cuestión de segundos.
Intentó gritar de miedo, pero no salía nada de su garganta. Al retirar la mano, la superficie rojiza volvió a su tono natural al igual que sus luces rosadas y pudo sentarse sin sentir nada extraño a parte del latir frenético de su corazón.
Miró hacia el espejo junto a su cómoda frente a su cama. Decorado con un bello marco de plata extraído de las minas en África, el metal fue un regalo del clan de la Tierra siglos atrás. La superficie traslúcida comenzaba a mostrar patrones humeantes de colores.
Este espejo es especial: el calendario cambiaformas. Todo habitante de los seis clanes elementales tiene uno, siendo de uso exclusivamente personal. Servía principalmente para indicar el cambio de edad de su portador, tomando el color de las luces de su dueño, el humo adquiría más color conforme su cambio de edad se aproximaba y se tornaba blanco al cumplir otro año. El color durazno o rojo servía para alertar el ciclo del celo. Que era el color que más le preocupaba a HyungWon en ese momento. Desde sus diez años, sus ciclos de celo eran impredecibles. La etapa de Calor es realmente abrumadora para HyungWon. Odiaba cuando su cuerpo liberaba feromonas que atraían a alfas para tomarlo. Gracias al Creador que estaba en un clan donde estos incidentes eran raros.
Cuando vio que el humo era entre rosado y morado se destensó. No era nada grave, por fin estaba pasando. Su edad de cachorro estaba por cambiar. El rosado era su indicador para estar feliz. Aún así, se extrañó de conocer el significado del color morado en el patrón humeante. Sospechaba que era su don, más tarde lo confirmaría después de la práctica de hoy.
Le tomó cerca de unos diez minutos levantarse de su cama sin ningún problema tras el ataque de pánico y meterse a la ducha para asearse y bajar a desayunar junto a su familia.
Sentado en el enorme comedor, escuchar las charlas entre ambos alfas extrañamente le resultaban molestas. Atónito, intentó poner atención a cada palabra que decía, pero en lugar de escuchar palabras, los sonidos comenzaban a confundirlo, lo único captado por su sentido deL oído fueron ruidos chillones. Las voces dulces de sus padres eran lejanas, erráticas, confusas y terroríficas en esos segundos de aturdimiento. Su vista comenzó a difuminar las imágenes frente a él. En su mente le recordaron los viejos cuentos sobre el rechinido del metal que podía darles caza, casi podía sentir el filo sobre su piel. Después de eso sintió una gran paz, devolviéndole el control sobre sus sentidos. No tenía idea de qué pasaba, sólo lograba discernir una tremenda energía relajándolo.
En su interior podía sentir una fuerte conexión creciendo a su alrededor. Miró hacia adelante, el omega adulto lo miraba preocupado. Soltó un respingo al sentir la mano de su melliza sobre su hombro.
― ¿HyungWon te pasa algo? ―le preguntó su padre, HyunWoo.
Por unos segundos se quedó sin habla, a pesar de que movía su boca sin decir nada en concreto, cerró sus labios y carraspeó, sintiendo sus cuerdas vocales despertar nuevamente.
―Creo que voy a cumplir otro año ―susurró―. Pero hay algo en el espejo que me preocupó, el color morado ¿Qué significa?
KiHyun lo miró extrañado.
―No lo sé con exactitud mi cielo. Lo mejor es que te quedes aquí ―anunció su omega padre―. Tal vez tu cambio sea diferente esta vez debido a tu atraso.
―No ―replicó el omega de doce años―. Trabajaremos en los campos de cultivo, no quiero faltar, hoy nacen los capullos de esporas.
―Nos preocupa más tu bienestar que practiques y te lastimes ―contradijo el omega mayor con una mirada seria.
―Por favor, el espejo no mostró tanto color ―suplicó con los ojos a punto de soltar lágrimas―. Si me siento muy mal vendré enseguida, por favor, Eomma.
Ambos omegas mantuvieron una batalla de miradas, al final KiHyun cedió a los deseos de su hijo menor de mala gana.
Sana y HyungWon salieron de su casa muy alegres, más el omega de cabello rosado-morado. De todos los días, su favorito siempre fue ir a trabajar en los campos, donde podía ver una tremenda cantidad de flores mágicas. En su mayoría, algunas son las que regulan el nivel de oxígeno dentro de las cuevas, ahí crecen los supresores que usan tanto omegas, como los betas y alfas en sus épocas de celo, claro, cuando no tienen pareja con quien pasar esos bochornosos días. Florecían también sus favoritas: las esporas. Flores de muchos colores que crecían como una planta con un capullo en la punta. Cada mes se abrían los capullos de diferentes plantíos hechos a lo largo de los siglos, soltado miles de esporas de diferentes colores, al salir se mueven por todo el campo, y muchos leviatanes juegan con ellas, ya que se sienten inmensamente atraídas a su luz, bailando a su alrededor. Contienen magia, de buena suerte dicen los ancianos, los que son afortunados de bailar con las recién nacidas, cuentan en las leyendas que encontrarás la felicidad y la fuerza para poder sobrellevar lo más duro de la vida, ya que sólo florecen cada cien años humanos. Razón suficiente para ignorar su espejo por un momento.
Los campos de cultivos estaban a unos quince niveles más adentro, donde descansaban grandes cristales de energía, obteniendo su potencia de la superficie, manteniendo un ambiente sano para los leviatanes y sus cosechas.
Cuando los mellizos Son llegaron a lo más alto de una colina verde con unos arbustos de moras subterráneas, arrancaron un pequeño puñado para comer en el camino cuesta abajo. La vista desde ese punto era bellísima para el omega. El verde de los arbustos de frutillas y bayas limitaban el gran campo junto a árboles de manzanas y naranjos. El lugar se divide en los campos de cultivos comestibles como el círculo principal, de donde viene su única fuente de alimento, sí, los leviatanes no consumen carne. Después encontramos en la parte Norte donde crecían los supresores de todas las castas. En el Sur se hallaban la mayoría de las plantas medicinales que sólo podían hacer crecer los botánicos, que no ha habido uno nuevos en siglos y el actual murió hace dos años humanos, era difícil mantenerlas vivas sin la persona adecuada para cuidar de ellas. En el Oeste estaban los capullos de esporas acomodados en espiral hasta llegar con su frontera natural de tierra. A su contraria, el Este estaban los cultivos especiales de la Isla Flotante en el triángulo de las Bermudas: Las Flores del Leviatán(1), los frutos de los que usaban en caso de heridas graves y la magia de los sanadores no haya sido suficiente, estas raíces y saquillos de dulce néctar sanaban hasta las heridas no tan profundas ocasionadas por un arpón, el arma mortal de los leviatanes. Esa semana era la sección que el grupo en el que estaba HyungWon iba a trabajar y no podía esperar poner un pie sobre la tierra.
Llegaron a la orilla de un gran estanque lleno de hileras donde crecían las Flores del Leviatán conjuntamente con las esporas uniformemente, formando cuadrantes de un metro cuadrado de agua entre ellos. El agua llegaba hasta las rodillas de un adulto leviatán y en el fondo, ligeros restos de luminiscencia quedaban entremezclados con el fango, dándole más nutrimentos al campo.
Divisó a JiHoon junto a HoSeok con canastos entretejidos en donde depositaban los capullos que no lograron crecer, para volver a replantarlos después de que los capullos sanos y fuertes florezcan y mueran. Sana y HyungWon se dirigieron a una cabaña con grandes cortinas blancas lisas como paredes. Muchos de los agricultores estaban detrás de mesas. Unos examinaban las especias muertas, otros preparaban los retoños para plantar, muchos más pasaban de un lado a otro con enormes canastos llenos de semillas, frutos y víveres listos para ser consumidos.
Los mellizos fueron al primer puesto, ahí se encontraba su tío: Mark Tuan, jefe de los agricultores. A pesar del avanzado estado de su embarazo, a tan sólo tres días de dar a luz, el omega seguía trabajando. No tenían idea cuál habrá sido la estrategia del travieso hombre como para convencer a un guardián de dejarlo trabajar bajo esas condiciones. Su pancita ya hinchada se podía notar en la tela blanca de su camisa, a Sana le parecía lo tierno que se veía su ombliguito salido. A pesar de tener dieciséis años, la idea de engendrar niño con un omega o una beta le atraía mucho.
―Hola chicos, ¿vinieron al florecimiento?
Ambos asintieron emocionados.
―Todavía es temprano, así que tomen esto ―sacó dos canastos cóncavos tejidos, dentro contenía semillas luminiscentes―. Son el polen de las últimas esporas, listas para ser plantadas en el sector norte del nuevo plantío. Recuerden, con su dedo hagan un hoyo ligero, luego la espora, cúbranla y después concentren su magia para que comience a germinar, el agua hará el resto.
―De acuerdo ―dijeron los mellizos.
―Sana debo hablar contigo un momento ―la alfa lo miró dubitativa, pero se quedó en su lugar viendo a su hermano marcharse y unirse junto a sus dos mejores amigos.
― ¿Pasa algo, tío? ―inquirió una vez que estuvo segura de que su mellizo no escuchara.
―Hay algo raro en tu hermano, no sé, desde que llegó lo vi muy pálido ―dijo, tomó uno de los canastos a su lado para comenzar a evaluar el polen, cada grano a la vez, desechando los que tenían un brillo débil en otro canasto que estaba detrás de él―. ¿Le sucedió algo?
―HyungWon cree que va a cambiar edad muy pronto, pero me preocupa que se descomponga en el peor momento. Dijo que su espejo no avisaba tan pronto su cambio, además, mencionó que hubo un segundo color en su patrón de humo morado.
― ¿Al mismo tiempo o uno después del otro?
―No estoy segura ¿tiene algún significado en especial?
―Por lo que sé, el leviatán dentro de HyungWon lleva dormido mucho tiempo, así que los patrones tienen mucha importancia, más si es un omega. Si los dos aparecieron al mismo tiempo no es bueno, es todo lo contrario.
― ¿El cambio le dolerá?
―No. Pero su leviatán reaccionará muy mal cuando por fin deje de ser un cachorro, no necesitas ser muy listo para saber que su ausencia de don, podría lastimarlo.
― ¿Conoces el significado del color morado?
―Escuché un poco cuando estudié junto a los sabios en la biblioteca, aun así, dudo que sea el verdadero significado.
―Dime ―le cortó, sus ojos centellearon como un par de llamas bravas en medio de una fría noche.
―Es un don muy poderoso, no ha habido uno de ellos desde la muerte de tu abuela, Krystal.
Sana miró alarmada hacia su mellizo. HyungWon estaba en el cuadrante entre JiHoon y HoSeok, riéndose de los pucheritos de HoSeok.
―Tengo que decirle.
―No ―replicó el omega embarazado, tomándola fuertemente del brazo―. Si lo haces, su leviatán tendrá miedo a mostrarse y mientras más se oculte, el dolor en HyungWon puede llevarlo hasta un punto que no será capaz de soportar. Quizá hasta...
―La muerte ―completó la alfa.
Un horrible hoyo creció en el pecho del joven alfa. Su hermano menor era una bomba de tiempo y él no tenía idea.
La risa de HoSeok fue realmente contagiosa, terminó por soltar una carcajada estruendosa. Casi dejaba caer el canasto con el polen al agua. Se lo colocó sobre su cadera, sujetándolo con su mano derecha, mientras que se inclinaba para tomar un poco de barro del suelo y se lo lanzaba a su mejor amigo alfa, salpicando en su estómago.
Ya era pasado el mediodía, de acuerdo los cristales del techo, cuando JiHoon vio un capullo moverse.
―Chicos, miren ―los llamó.
Los tres leviatanes se acercaron al cuadrante de JiHoon, donde comenzaban a moverse más de tres capullos. Los presentes miraban maravillados al primer capullo florecer. Se podía oír un ligero clic. La primera línea de capullos alrededor de los cuatro comenzó a abrirse, de su interior salió una esponjosa bola de luz blanca, lamiendo el aire en sus primeros momentos, para después, dirigirse a la primera energía atrayente: la anaranjada de Sana.
Comenzó con las líneas de luz alojadas en sus manos, rodeándole la muñeca, subiendo hasta su hombro, descansando un momento antes de pasar por sus clavículas y luego danzar por el otro hombro. El brillo de la espora dejaba una estela, remarcando la intensidad de la luz en Sana. Mientras su cuerpo era recorrido por la espora, HoSeok, JiHoon y HyungWon también tuvieron una espora que fue directamente hasta sus cuerpos, delineando cada contorno, arrebatando sonrisas y risas de los tres leviatanes. Muchos otros se unieron a ellos, las esporas danzaban por todos los presentes en el campo de cultivo. Incluso unos pocos cachorros de diez años jugaban con ellas.
HyungWon se movía con la espora, admirándola. Su recorrido fue agradable, hasta que llegó a su vientre. El roce sobre la tela hizo que su leviatán interior se retorciera ante la nueva energía. Su sentido de la vista volvió a percibir el mundo como brumas de colores, el eco de las voces también comenzó a distorsionarse. Parpadeó muchas veces, por precarios segundos, su visión volvía a la normalidad, pero la bruma volvía a cubrirlo todo repentinamente.
Su cuerpo comenzó a calentarse, específicamente: la parte central del pecho. Su corazón se oprimía con fuerza contra su caja torácica. Sus rodillas se aflojaron, obligándolo a bajar, al igual que sus brazos ya que se sentían pesados como dos bloques de piedra. Sus manos se enterraron en el fondo, la tierra fría junto con el agua, evitaban un completo ataque de pánico. El agua le llegó hasta la mitad de su pecho, el frío calmó un poco su estado de aturdimiento. Las brumas se disipaban, pero no podía ver con claridad a las personas a su alrededor. Logró sentir las manos fuertes y grandes de HoSeok descansando sobre sus hombros, pudo enfocarlo con la vista por unos segundos y confirmar que era él quien lo sostenía, los labios del alfa se movían, pero no recibía sonidos de ellos. También Sana lo miraba asustada, sus manos estaban tomaron el rostro sudoroso del omega, sacudiéndolo. JiHoon estaba al lado de Sana gritado hacia alguien por ayuda.
En su interior estaba realmente asustado. El leviatán dentro de él, no estaba para nada feliz, al contrario, se puso en alerta. Un crepitante gruñido de advertencia nació de su garganta, sorprendiendo a sus amigos. Con su mano empujó a HoSeok lejos de él. Los sonidos de alarma volvieron a ser normales en HyungWon, pero no su vista, de hecho, las brumas se tiñeron de morado, rosa y rojo.
― ¡HyungWon, basta! ―la voz de mando de Sana llegó a sus oídos, calmando al leviatán―. ¿Qué diablos?
El niño de ahora trece años, quería responder que no tenía idea de lo que le pasó, en cambio, un gemido lastimero que sólo podía producir cuando cambiaba de forma salió de su garganta, asustando a su hermana. El enojo volvió a él, soltando un gruñido hacia su hermana y por fin sus sentidos regresaban a la normalidad.
Del pecho de Sana salieron hilos, parecían estar suspendidos en el aire, algunos de ellos se conectaban con otros saliendo de los pechos de JiHoon y HoSeok. Lo mismo pasaba con los demás, incluso del suyo brotaban hilos de luz, brillantes, con diferentes colores.
"¿Podrán verlo?" se preguntó a sí mismo, pero eso no quitaba su sensación de rabia.
Impotente de no poder controlar a su necio ser, apretó los puños, notando algo entre sus dedos de la mano izquierda: Un hilo de color blanco con rojo difuminándose en el centro. No sabía en qué momento sus manos lo atraparon, al soltarlo, tuvo un breve fragmento de uno de los leviatanes de su manada regañando a su pareja.
La sensación de enojo se desvaneció al soltar el hilo. Su cuerpo volvió a obedecerlo. Una película de sudor cubrió su piel, seguido de ligeros temblores al levantarse del agua. JiHoon y HoSeok lo veían con un poco de miedo, Sana no estaba tan lejos de él, sus chispeantes ojos naranjas lo examinaban con cautela. Los hilos de colores se movían muy cerca de él, los atraía hacia él, más el pequeño omega no deseaba estar cerca de ellos.
―HyungWon, mi niño ―escuchó la voz de su tío Mark detrás suyo.
Al volverse tocó por accidente un hilo color morado, sobrellevado de una serie de imágenes corriendo a gran velocidad: Un simple roce de manos pequeñas que al entrelazarse con otra, sus dedos fueron aumentado de tamaño e incluso líneas de luz café brillante se formaron en las más masculinas y las otras eran lilas; muchas discusiones hasta besos traviesos, promesas de amor hechas en un lecho antes de que un beso apasionado fuera a parar en los labios de un joven Mark; fragmentos presenciados por HyungWon.
Soltó un grito provocando un efecto en Mark. Los bebés dentro de él, sintieron la fuerza exterior como una amenaza. Protegieron a su madre mandando energía a contrarrestar la extraña. Ondas de luces recorrieron el cuerpo de HyungWon al recibir la descarga de los trillizos Yoo, debilitándolo. Cayó sobre unos brazos cálidos, reconociendo de inmediato a Sana. La voz de JiHoon llegó a sus oídos.
― ¡Llamen a YoonGi, la fuente de Mark se rompió! ―se escuchó un gruñido del omega embarazado.
―Sana, tengo mucho miedo ―musitó con voz casi inaudible hacia su melliza, su visión comenzó a desvanecerse.
―Tranquilo, te llevaré a casa.
Y eso fue lo último que escuchó antes de que la oscuridad lo devorara por completo.
Sus sueños no eran para nada buenos con él en ese momento. La penumbra lo rodeaba, agradecía mil veces al Creador por haberlo enviado a ese mundo como un leviatán, sus luces eran su única guía por ese plano de su mente. El agua oscura le llegaba hasta las rodillas al igual que el olor salado hasta sus fosas nasales. Por encima del agua, sus pies estaban encima de baldosas en forma de ondulaciones con dirección hacia enfrente, al moverse, la superficie fría resplandeció dejando estelas de luz conforme el movimiento se hacía más firme. Su luz rosa le daba al menos un metro de visión, descubriendo su desnudez, sin embargo, no tenía ni una pizca de frío.
Al volver la vista sólo había una enorme puerta, con el símbolo de su clan tallado sobre piedra maciza. El agua bajo sus rodillas se movió, sus ojos volvieron a posarse en el camino frente a él. Un gruñido lo hizo avanzar, conocía demasiado bien ese sonido y el tono en el que se escuchaba: Su leviatán lo estaba llamando.
"Ya voy" dijo en sus pensamientos, sabía que lo estaba escuchando, no era la primera vez que su leviatán interno lo necesitaba y se comunicaba a través de sueños.
Tomó impulso sobre la base de sus íes, levantándolos hasta estar de puntitas, junto a una gran respiración, se dejó caer en el agua. El suelo se hizo mucho más profundo, el camino hacia delante de baldosas se despegó de las profundidades para transformarse en un sendero de burbujas brillantes. Comenzó a patalear con fuerza, sus brazos se sintieron como sus fuertes aletas delanteras, por lo cual, fue más fácil avanzar en el agua. Tras unos minutos nadando se dio cuenta que al aire no lo necesitaba para nadar como lo hacía al estar despierto.
A sus oídos llegó un nuevo gruñido. Esta vez, más cerca.
Nadó con más fuerza, abriéndose paso entre la oscuridad hasta toparse con una pared de roca. Miró hacia arriba y una pesada puerta circular se abrió desde el centro, cortándola en dos medios círculos. La luz proveniente de arriba le deslumbró unos segundos, obligándolo a cerrar sus ojos por unos segundos. Los abrió nuevamente y sus pupilas se adaptaron mejor. Tomó el borde de la puerta corrediza y se impulsó hacia arriba, notando el cambio del agua fría debajo a una más cálida. La luz rosada despertó viejas runas talladas en el túnel que recorría. La primera vez no entendió lo que decían, pero tras estar en contacto con su leviatán en sueños durante los últimos meses, logró descifrarlo.
"La luz de nuestras escamas refulgirá contra la penumbra."
"Nuestra especie perteneció, vive y habitará las aguas, nunca lo olvides."
"El hogar de nuestros hijos está en su unión con su parte mortal y su mitad bestia."
"No temas abandonarte a los deseos más bajos de tu bestia interior, ella nunca trataría de hacerte daño."
"No tengas miedo de responder a su llamado y él no dudará en ser tu complemento."
Cuando investigó el significado de las runas en sus sueños, descubrió que era un antiguo juramento que se recitaba en los clanes oceánicos. Los primeros leviatanes. Padres de todos los de su estirpe y los que iniciaron la expansión por todos los océanos y hasta las paradisiacas costas. En su clan, este juramento era pronunciado cuando un joven leviatán se convertía en adulto.
Al leer las últimas runas, el túnel se acabó. Emergió a la superficie, recibiendo de nuevo aire en sus pulmones. La cámara a su alrededor era de piedra blanca porosa, de estalactitas color escarlata caían gotas de color rosa y morado hacia el gran hueco lleno de agua por el que surgió el omega. Nadó hasta la orilla y recostándose un momento para recuperar las fuerzas de haber nadado por un tiempo que no pudo medir en la mente. El vaho que salió de sus labios formaron los mismos patrones que su espejo le mostró en la mañana, inconscientemente sus manos acariciaron su vientre. Recordó lo asustado que estaba cuando su cuerpo no respondió, necesitaba preguntarle a su leviatán si sabía algo de lo que le pasaba.
Una vez recuperado, se levantó del suelo buscando la enorme puerta de metal con el símbolo de su clan en el centro. Las líneas oscuras tenían incrustaciones de zafiros, rubíes, diamantes rosas y ópalos en tonalidades moradas oscuras. Colocó sus manos sobre la superficie metálica y empujó ligeramente las puertas, éstas se abrieron de par en par revelando un puente de madera suspendido sobre agua con partículas de luz amarilla brillando con intensidad por debajo del agua turquesa, el techo estaba repleto de estalactitas brillantes como un mar de oro cayendo sobre él. Al final de la estructura, se alzaban dos enormes columnas de roca oscura delimitando esta habitación con la contigua. HyungWon caminó por el puente. La madera bajo sus pies se movía, aunque el omega de trece años recién cumplidos, caminó sin temor a perder el equilibrio, puesto que confiaba en su capacidad de mantenerse en pie hasta llegar a las dos columnas. Los casi invisibles vellitos de su piel se erizaron ante el frío contacto entre piedra y piel. De sus yemas nacieron ondas concéntricas rosadas, recorrieron la columna desde el punto de contacto con su piel hasta la punta y base de la estructura. Una superficie de agua fue iluminada desde el otro lado de ella, las columnas de roca cuidaban que ni una gota de agua saliera más allá. HyungWon se adentró en la estancia.
Una habitación con runas con el mismo juramento que en el túnel antes de venir se iluminaban en color turquesa. Al fondo, sobre un lecho de esponjas marinas descansaba el hermoso leviatán.
Su verdadera forma.
En sus sueños, su leviatán tenía los orbes rosados mientras que él, en su forma humana el color morado iluminaba sus iris. Simbolizando su naturaleza dual. Al estar frente a él, el leviatán descansó su morro en las delicadas manos del omega. HyungWon reposó su cabeza sobre las escamas suaves de su yo bestia. Utilizó sus nudillos derechos de la mano para acariciar el hocico hasta llegar a una parte de la mejilla, escuchó el ronroneo de gusto. Ahora que estaba frente a frente, notaba más fuerte su musculatura, al igual que la cresta creció un par de centímetros, los puntitos en su cuello se agrandaron al igual que su brillo, las escamas en su lomo se colorearon de más morado que rosado, la cola también aumentó de tamaño, de la punta crecieron huesos con una membrana semi-traslúcida entre ellos.
"―Has despertado." le dijo en su mente. La noble bestia respondió al restregar su morro contra el pecho del omega. "―Lo que pasó en los campos ¿eso es nuestro don?" preguntó con la voz temblándole, la criatura asintió.
"¿Nosotros hemos hecho daño?" escuchó la voz profunda del leviatán, cuando lo conoció por primera vez, el tono era similar al de su padre, pero más tarde, le explicó que así sería su voz cuando completara su desarrollo como adulto.
"―No lo sé, pero estaba tan asustado, escuché que los pequeños de mi tío Jackson iban a nacer después de tocar accidentalmente el hilo, después llegué aquí." Explicó el omega mientras acariciaba el extenso cuello recubierto por escamas más fuertes que el acero, lugar donde ambos disfrutaban de mimos. "― ¿Sabes algo acerca de nuestro don?"
"Corazón, nuestro pueblo lo llama así a la capacidad de ver los sentimientos de los otros y cómo se conectan con seres queridos y odiados."
"―El espejo me lo advirtió y no hice caso, Eomma también. Sabes, a veces pienso que no me quieres." Oyó un sonidito de burla combinado con un gruñido de cariño.
"Pequeño omega iluso, yo te quiero."
Sus manos pararon al término del cuello y la cresta. Un te quiero por parte de su parte bestia era algo que no sucede con facilidad. La mayoría de los cambiaformas les toma toda una vida estar bien con su lado animal, a HyungWon no. Desde que se presentó como omega a los diez años de magia y tener estos sueños donde podía verse cómo realmente era, hablar con su yo bestia, le ayudó a comprender lo que ambos querían y cómo aprender a convivir en un mismo cuerpo. Aunque siempre hubo un poquito de roces cuando su leviatán se negaba a decir cuándo presentarse completamente, hasta el día de hoy.
Nadó hasta poder sentarse a lomos de su verdadera forma. El estilizado cuello rodeó su cuerpo. Entendiendo su miedo por haber despertado tan abruptamente agresivo. Ambos sabían que esto nunca debió pasar de esta forma. Las mismas preguntas regresaban al punto de inicio.
¿Por qué el retraso fue tan largo?
¿Qué estaban esperando para mostrarse a su clan, a su familia o a sus amigos si HyungWon se sentía más que listo para crecer como el mejor de los omegas?
¿Por qué su leviatán se negaba a decirle la verdadera razón de ser tímido?
Y es que HyungWon, en una ocasión, le preguntó por ello. Sólo le dijo que debía ser paciente, la magia no es sencilla. No todo era posible, de ser así, la muerte no tendría cabida en los pensamientos de los cambiaformas.
Esperó y ahora le resultó doloroso.
Escuchó los gorgoteos cariñosos, la cabeza del leviatán se restregó en su costado, su mano descansó sobre el extenso morro, al recorrer las escamas éstas comenzaron a desvanecerse contra el vacío.
La tenue luz de las lámparas lastimó un poco sus sensibles ojos. Parpadeó unas pocas veces y en cada pausa se tomaba cerca de un minuto en volver a abrir sus párpados. De inmediato notó la presencia de KiHyun, su padre. El omega de hermosa cabellera anaranjada se había quedado dormido sobre el sillón junto a la cama, tomando su mano. Un color llamativo distrajo su ajetreado cerebro.
No reconoció la habitación, ya que las paredes de piedra azul oscuro tenían tapices con escenas de grandes leviatanes cabalgando el agua salada. Los reconocía a la mayoría. Eran grandes alquimistas como Ginebra, la Alfa Blanca, de las primeras en descubrir los secretos de la botánica subterránea y compartir estos secretos entre los antiguos clanes costeros. Héroes mortíferos como los trillizos Meave, Mael y Lennox, los tres líderes de los escuadrones más implacables de leviatanes oceánicos, combatieron con ferocidad a la crueldad humana a pesar de haber sido heridos de gravedad en batalla y haber llegado a su antiguo hogar en lo profundo del mar y morir en brazos de la Gran Madre, hija del primer leviatán, quien murió hace muchos siglos humanos junto con la mayoría de la especie con agua salada corriendo por sus venas. Otros más no los recordaba del todo, casi nunca ponía atención a las clases de historia del clan por dibujar plantitas con ojitos en los pergaminos.
Un candelabro con cristales de luz despedía un tenue color anaranjado del atardecer. El dosel con las cortinas traslúcidas azules, se agitaban con la suave brisa colándose por la ventana, donde dos personas descansaban mirando al atardecer. Su otro padre: HyunWoo; estaba en la ventana, perdido en sus pensamientos. Sostenía su peso sobre una de sus piernas y la otra estaba ligeramente doblada. Cruzado de brazos y con mechones cortos castaños cayéndole sobre su frente, parecía el guardián que era. Vigilando a los lejos para que no le pasara nada a su pequeño hijo.
Sana se encontraba a un lado del alfa, en la misma posición, sólo que ella recogió su frondosa cabellera en un moño desarreglado. Sana y HyunWoo compartían una personalidad amable, generosa y calmada. Claro que Sana heredó mucho más de KiHyun, físicamente, pero nadie podía negar el inmenso parentesco a su padre guardián. HyungWon no tanto. Su tío Jackson dice que se parece más a sus abuelas que a KiHyun, teniendo el color de ambas y la mayoría de su personalidad es como la de Amber y un poco la de KiHyun. Se levantó despacio, notando lo pesado que se puso su cuerpo, moviendo a su padre y despertándolo de paso.
―No te presiones ―le dijo soltando un pequeño bostezo, los dos alfas en la habitación voltearon hacia ellos―. Los chicos nos dijeron lo que pasó.
Antes de si quiera decir algo, SeokJin y NamJoon entraron a la habitación junto con Jackson. Al ver los ojos castaños de su tío, se encogió en su lugar. Recordó el incidente con su don, afectando al esposo del mejor tío en el mundo.
― ¿Están bien? ―preguntó el pequeño omega, lleno de miedo. Jackson sonrió amablemente hacia él.
―Los cuatro descansan en casa. Mis pequeños cachorros son fuertes a pesar de estar con poco espacio dentro de la hermosa pancita de mi Markie-Pooh ―contestó, HyungWon aseguraría ver unos corazoncitos en aquellos iris marrones―. No les pasó nada grave, lo que nos preocupa eres tú.
―Sana nos dijo todo lo que pasó en los campos y tu comportamiento agresivo ―terció el Alfa Líder―, ahora queremos escuchar tu versión de los hechos y poder ayudarte.
HyungWon les relató todo, lo que omitió en el desayuno: Su dolor en el vientre. Describió los patrones e incluso los dibujó sobre un pergamino. La sensación y el extraño descubrimiento con los hilos de colores flotando de los pechos de los que estaban a su alrededor, incluso en esos momentos los veía ligeramente desvanecidos como la bruma marina. Tras esto, tanto su padre alfa como su Alfa Líder y su tío guardián, se alejaron al otro lado de la habitación, hablando entre susurros. Un omega no tiene tan desarrollado su sentido de la escucha, algo que molestó a HyungWon.
KiHyun notó la inconformidad de su hijo, así que se sentó sobre la cama y lo atrajo hacia sí. Sana decidió no escuchar a los adultos por respeto a su padre, a su tío y NamJoon, se situó al costado contrario de su hermano, acariciando su hombro, consolándolo. El omega de trece años miraba al trío de alfas con un pucherito en sus labios, los cuales, comenzaban a tener carne. Abrazó la cintura de su padre omega y dejó que su melliza acariciara su cuero cabelludo.
Minutos después de largos de susurros, NamJoon se acercó hasta HyungWon. Ordenando a los demás dejar la habitación a excepción por SeokJin. La pareja del Alfa Líder tiene todo el derecho de intervenir en las decisiones del clan, de ser necesario su consejo y en ese momento, NamJoon necesitaba a un omega experimentado como su esposo para actuar con el omega más inusual de su clan.
―Debido a las circunstancias, debo eliminar el factor sorpresa a la manada ―comenzó tomando asiento en una de las sillas frente a la cama de dosel con SeokJin sentándose en el reposabrazos derecho, rodeando el hombro ancho de su Alfa―. Antes de que los humanos supieran cómo surcar los cielos y para mantenernos vivos, en los seis clanes hubo un pacto. En él, dictaba que para poder descubrir nuestros misterios como mestizos entre algo vulnerable y una bestia de poder casi ilimitado, debíamos compartir nuestros conocimientos entre los demás clanes.
―Cada cierto despertar ―relató el Omega líder―. Y con un don en específico, nuestros antepasados se comunicaban con los demás clanes si no lográbamos manejar adecuadamente su formación, dependiendo de lo que surgía, eran enviados a aprender de los mejores.
― ¿Recuerdas tus clases sobre la historia de los cambiaformas? ―inquirió NamJoon, HyungWon asintió―. Los dragones son los mejores forjando armas y estrategas natos en la guerra, con un don realmente envidiable para controlar el cambio de piel, los dragones alfa no sienten dolor al despertar la forma bestial ya que su conexión entre mortal-bestia se da naturalmente. En las Tierras del Aire, los Grifos, Aves descomunales e Hipogrifos son los segundos en tener de los entrenamientos más completos de batalla, sin mencionar que la espiritualidad es su fuerte, con pupilos capaces de aguantar hasta tres meses sin comer ni dormir, siendo su propia energía bestial las que las mantiene vivas.
―El clan de la Oscuridad son los maestros de la mente ―completó HyungWon―. Su líder, el ángel caído fue lo suficientemente capaz de controlar y presentar muchos dones mentales, y sus hijos son los demonios más poderosos de los que se tienen registro. Los Caballos del Clan de la Tierra conocen todos los secretos debajo de la tierra, el cultivo y botánica. Los Ángeles también tienen su fuerte tanto en espiritualidad al igual que tener una gran gamma de cambiaformas con dones sensoriales poderosos.
―Y nosotros, el Clan del Agua ―terció el omega rosado pastel―. Dominamos cada proceso y secreto sobre nuestros cuerpos, siendo así que los sanadores más destacables habitan aquí. En nuestras tierras crecen los supresores más fuertes en todo el mundo, además, nuestras flores tienen propiedades curativas inimaginables. Y nuestro sistema de formación militar es de los mejores, hemos recibido entre nuestras filas a incontables héroes y líderes de clanes extranjeros a lo largo de los siglos.
―Tras la muerte de tus abuelas ―dijo NamJoon, en sus ojos se vislumbró un destello de tristeza profunda, SeokJin notó eso y entrelazó su mano con la grande del alfa, alentándolo a seguir―. Apenas tenía unos meses cuando tomé el puesto de Alfa Líder, y decidí suspender los intercambios con los clanes, la comunicación entre los líderes siguió por supuesto, sin embargo, cerramos nuestras puertas buscando rellenar todos los huecos en nuestro perímetro. Los humanos comenzaron a crecer y ser más agresivos... Esos monstruos me quitaron a mi familia y después a la única amiga que tenía en este clan. Mi egoísmo impidió a muchos de los que se presentaban con dones que no manejamos bien, pocos eran los que podíamos hacer algo al respecto. Deseo hacer de las cuevas un lugar seguro para las siguientes generaciones, tal vez incluso mandar exploradores y buscar costas protegidas que los humanos no conozcan, si es que todavía quedan lugares vírgenes, y comenzar nuevas colonias de leviatanes, ya que, en unos años seremos más de doscientos los que habitamos en este lugar, no sabemos si podremos albergar a más si reanudamos los intercambios. Ahora, quiero corregir ese error.
―Esta noche contactaremos a los clanes, reavivando la tradición de mi padre, la de su madre y la madre de su madre y el padre de su padre antes de NamJoon ―dijo SeokJin, dándole un apretón cariñoso a la mano de su esposo.
Los brazaletes de oro con luz irradiando en su interior chocaron, produciendo un melodioso sonido.
―Debido a tu despertar abrupto y de lo poco que conocíamos de tu don tras la muerte de tu abuela, Krystal y el florecimiento de la Memoria Blanca en JiHoon, me hizo caer en la cuenta: necesitamos el apoyo de nuestros demás hermanos. Así que enviaré a tres de ustedes con los demás clanes, para aprender de los mejores y recibir a otros de los demás clanes dispuestos a pedir nuestro consejo y tutela. JiHoon irá al con los Ángeles y Demonios, ya no podemos depender de plantas alucinógenas, mucho menos si estas plantas comprometieron la integridad de nuestro último botánico. HoSeok por otro lado, será enviado a las tierras cálidas de los Dragones y después a los bosques de los Caballos, donde podrá aprender a forjar mejores armas con los recursos que tenemos. El tercer leviatán que pensaba enviar era a Sana, con los Grifos, aprendería mejores formas de defensa, sin embargo, tú despertaste con el don del Corazón. Eres otro caso con mayor relevancia que enviar a tu melliza a defenderse mejor de lo que lo hace en estos días.
― ¿Yo?
―Así es―asintió―. Tu don no es común HyungWon, y eso lo sabes perfectamente. Las probabilidades de que nazca un portador de un don del Corazón son realmente escasas. Tu don es hermoso cuando lo conocí con Krystal. Sabía calmar incluso a leviatanes fuera de control con sólo tenerlo a simple vista y eso sólo era lo poco que en realidad podía hacer. Hoy fue el lado malo que ella pasó, nuestra manada jamás lo vio debido a que el padre de SeokJin, mi predecesor, la envió a controlar su poder apenas se presentó. Tú irás en lugar de Sana a estudiar y entrenar tu don con el clan de la Oscuridad, la Luz y el Aire, aunque tendrás que aprender también de los demás clanes.
― ¿Qué? ―preguntó, mostrando su sorpresa al abrir los ojos ampliamente.
―No creas que nunca noté tu interés en los pergaminos de herbología ―contestó SeokJin al inquieto omega―. Me pareció buena idea decirle a NamJoon tu amor secreto por las plantas. ¿O vas a negar tu deseo de convertirte en botánico?
―No, pero ¿es correcto que esté en los cinco clanes?
―No te preocupes por nada, tu formación requiere de muchos conocimientos que no encontrarás en nuestros libros ni en un pergamino escondido, necesitas aprender mucho más de lo que podemos ofrecerte. Para poder ayudarnos a subsistir tras la amenaza que los humanos representan en estos días, el conocimiento debe ser más que truquitos con plantas o lodo... Creí que te gustaría la idea de salir más allá de las cuevas y conocer otros lugares.
Y tenía mucha razón. Tras estar en sólo tres lugares, dos de ellos por un breve periodo de tiempo, las paredes cavernosas le resultaban en ocasiones igual a una jaula. Siempre quiso viajar al escuchar sobre las montañas tan enormes que besaban los cielos, le encantaría conocer el templo de obsidiana en honor a Lucifer, el precioso ángel caído. También le gustaría visitar el gran bosque de los Caballos. Todo eso y mucho más. Ahora, al conocer a su primer amor, le resultaba doloroso pensar que iba a estar lejos de él, por lo que sin pensarlo, preguntó.
―Me gusta la idea, pero ¿cuánto tiempo me iré?
―Tal vez unos diecisiete años ―dijo NamJoon, haciendo un gesto de calcular el tiempo con su barbilla recargada sobre el dedo medio y siendo sostenida por el pulgar e índice.
― ¿Humanos?
―Me refería a los mágicos, en humanos tal vez siglos, aunque eso no es importante.
Para HyungWon sí lo era.
―Estoy un poco inquieto por separarme tanto tiempo de mi familia ―mintió a medias, sí iba a extrañarlos, pero era más por WonHo que sentía tristeza, si eran siglos los que tardaría en aprender, el pequeño niño de hermosa sonrisa ya estaría reducido a cenizas.
―No te preocupes por eso, tendrás toda la eternidad para estar con ellos, sólo cuídate de los arpones ―bromeó, SeokJin le dio un golpe en la nuca el chiste de mal gusto después de un merecido regaño.
― ¿Cuándo me iré?
―Dentro de cuatro días si es que responden enseguida, a los de la Oscuridad les encanta cuando un cambiaformas nace con algo que conocen. Descansa el resto de la semana, es una orden de tu alfa, nada de salidas secretas a la biblioteca ni te esfuerces. Quedaste muy débil tras el incidente, YoonGi tuvo que hacer muchos esfuerzos para que tu corazón no latiera tan débil.
El resto de la tarde HyungWon obedeció a su Alfa Líder. Se la pasó sentado junto a la ventana, pensando en cómo podría verle el lado bueno a esto. Le emocionaba muchísimo la idea de aprender nuevas culturas, cambiaformas y plantas, sobretodo lo último. Había descubierto su propósito sin pensarlo, pero WonHo se pondría realmente triste si supiera que no se verían nunca más.
"Tal vez tenga una idea al verlo esta semana." Pensó inocentemente.
Esa noche, HyungWon se reunió con WonHo en el mismo punto escondido cerca de la mansión del humano. Al estar frente a él descubrió la verdad no debía saberse, porque al verlo pudo sentir la alegría del pequeño al estar juntos y el dolor en sus ojos cuando se despidieron. Si esto pasaba cuando sólo estaban lejos por unas horas, no podría imaginar el dolor en WonHo si supiera que cuando regresara al Lago Ness, sus bisnietos tendrían nietos.
Con poco tiempo para hallar una solución en la que no involucrara decir la verdad a WonHo o a su clan eran nulas. Si optaba por la primera, tenía miedo de romper el corazoncito del cachorro humano. La segunda alternativa era claramente su sentencia de muerte, porque estaría cometiendo traición por romper las reglas de restricción y la peor de todas, estar con el enemigo.
HyungWon esperó pacientemente en la oscuridad de los arbustos cerca de la orilla. Oyó el ligero crujir de ramitas. WonHo apareció con una sonrisa traviesa. Vestía un tierno pijama azul con estampado de patitas de oso y la frase en su pecho "Bear-Bro". WonHo corrió hasta abrazar el morro de su amigo. Lo hacía cada vez que lo veía y su corazón revoloteaba de alegría al sentir las cálidas escamas bajo su piel. Algo cambió esa noche, pues WonHo pasó a besar rápidamente al animal en la punta de su nariz. El omega se estremeció en una mezcla entre nerviosismo y euforia cuando el cachorro humano se alejó.
―Hyungnnie ―le llamó por el tierno apodo que le dio la noche anterior, acelerando el corazón del omega.
―Mi conejito ―ronroneó cariñoso a través de su mente.
El calorcito emanando de su pecho, le llenó de una terrible tristeza, cavando un hoyo de dolor por la proximidad a la despedida más horrible que haría en toda su vida. WonHo notó que el ronroneo de HyungWon fue apagándose lentamente a pesar de estar rascando debajo de la mandíbula. El leviatán lo confesó la noche del baile en la mansión y desde que se vieron toda la semana, HyungWon acomoda su cabeza entre los bracitos para que el cachorro humano le hiciera mimos, disfrutando del sonido profundo proveniente del pecho fuerte del animal hasta salir sutilmente entre sus dientes.
― ¿Te pasa algo? ―preguntó un poco temeroso de hacerlo enojar.
― ¿Sabes nadar? ―evadió con otra pregunta, distrayendo al pequeño.
―No tanto, mis papis no me dejan quitarme los flotadores cuando estoy en espacios muy grandes ―dijo, evitando la mirada del leviatán, escuchó una risa burlona seguido de la sensación caliente del animal restregándose contra su brazo.
HyungWon se extendió frente a WonHo, mostrando su lomo decorado con puntitos brillantes, incitándolo a subirse sobre él. El niño ni siquiera lo dudó, de un brinquito quedó en el lomo. El omega esperó hasta que el pequeño cachorro humano se colocara correcta cerca de su cuello para agarrarse con las fuercitas que tenía a las nuevas crestas que emergieron en el inicio de su extenso cuello. El leviatán dejó la orilla lentamente, el agua rozándole cariñosamente los piecitos descalzos del humano. Al volver la vista el mundo parecía ser devorado por el agua, al frente, veía el estilizado cuello de HyungWon alzarse con orgullo contra la oscuridad. No podía esperar a que él creciera y ver los cambios, algunos de ellos le parecían más hermosos que cualquier pieza de joyería en toda la tierra y su magia, era su tesoro favorito desde que llegó a Escocia.
Pasaron un rato, dando vueltas y navegando en la oscura superficie. El mayor siempre tenía cuidado de no moverse bruscamente y tirar al pequeño que llevaba en su lomo. WonHo notó el brillo de HyungWon reducirse hasta ser casi inexistente. El suave movimiento hacia atrás y adelante, lo tranquilizaba e incluso sentía que caería sobre el leviatán muerto del sueño, pero agitaba su cabeza para despertar, oyendo de paso, la risa tranquila de HyungWon.
Cuando el amanecer se acercaba, el cielo comenzó a pintarse de un color menos oscuro.
"Ya es hora". Pensó HyungWon con pesar.
Se dirigió con cuidado hacia el muelle de la mansión. Poniéndose de costado contra la superficie de madera. WonHo sin soltarse del todo, se afirmó contra las tablas oscuras, subiendo torpemente hasta estar seguro, su piecito se atoró y HyungWon tuvo que usar sus dientes para ayudarlo.
Al estar frente a frente, humano y bestia se miraron poniendo atención a cada detalle del otro. En esos segundos, el omega deseó con muchas fuerzas, transformarlos en la eternidad que viviría después de hoy. Con WonHo a su lado. A veces deseaba encontrar una pócima secreta y darle al humano más edad, envejecer juntos. Lo único que encontró en los secretos de su clan, fue algo horrible. Recordarlo, hizo que él bajara la mirada.
―HyungWon, no estés triste, nos veremos mañana en la noche ¿cierto? ―el niño tocó la parte superior del morro, dándole valor para verlo, por última vez―. Quería dártelo desde antes, pero tuve problemas al pensar en cómo lo usarías.
El omega no comprendió, hasta que WonHo sacó de un bolsillo escondido del pijama una cajita negra con letras de oro de la joyería en la que lo había comprado.
WonHo fue muy listo al decirle a su padre que quería algo especial para usar siempre y que le recordara su verdadero origen: el Lago Ness. Excusa suficiente como para comprar lo que estaba ante HyungWon. Sobre un cojincito de seda satinada roja, descansaba un anillo de plata con incrustaciones de zafiros en su mayoría, lo más hermoso era la turmalina(2) rosa en forma de un bello dragón marino. Los artesanos de las joyerías escocesas realizaron ese trabajo hace dos décadas, según el vendedor, pero que sería un honor que la familia Thorburn adquiriera tan exquisita pieza de joyería. Ahora estaba ofreciéndosela a un leviatán. El mismo que ha sido relatado en cuentos y es su amigo. Le causó muchos problemas pensar en una solución simple para que HyungWon pudiera usar su regalo. Hizo un collar de cuero con las cosas que encontró en la oficina de su padre, atándolo al anillo.
―Pensé que te gustaría tener algo con qué recordarme cada vez que nos separemos ―dijo, sacando el anillo de su cajita, mostrándoselo al omega―. Podrías usarlo en una de tus aletas, ya que no tienes dedos.
―Claro que tengo dedos, cierra los ojos y ya verás.
El pequeño de hebras rubias obedeció. Con una respiración profunda, el cuerpo del omega comenzó a encogerse, su piel oscura adquirió el tono pálido que solía tener en su forma más vulnerable. Sus pies tocaron el lecho de rocas, quedando el agua debajo de su pecho, estiró la mano hacia el fondo donde había escondido su bolso mágico. Con un impulso subió hasta las tablas de madera, sus ágiles piernas suavizaron el impacto, haciéndolo demasiado suave, como si flotara en el aire, quedando a escasos metros de WonHo. El niño sintió la necesidad de mirar, sin embargo, se mantuvo firme a su promesa. El cuerpo desnudo y en desarrollo del leviatán mostraba el tenue brillar de sus líneas de magia, unas se habían engrosado, otras tres más aparecieron en la parte de su vientre y muslos. Abrió el bolso, encontrando su ropa. Se vistió rápidamente y miró al niño frente a él. Era más alto que WonHo por poco más de una cabeza y media. Aun así, le costó levantar la mirada del suelo.
―Ábrelos ―dijo en un tono suave.
Los ojitos avellanados recorrieron la extraña figura frente a él. HyungWon era un muchacho realmente bello, no sólo por las luces en su cuello, antebrazos y pantorrillas, las cuales eran de las pocas que llegaba a ver sin que se semi-trasnparentaban en la tela blanca de la camisa entre abierta de la parte del pecho, sino porque sus ojos, al ser alguien parecido a un humano en forma, el color rosado en conjunto con el morado de sus ojos seguía siendo lo más hermoso que haya visto en su vida. Su cabello rosado tenía uno que otro rayo morado siendo iluminado por la reciente luz del alba. Notó además que la piel blanca de HyungWon resaltaba aún más sus demás colores.
Automáticamente, WonHo se aproximó a HyungWon, con un poco de miedo estiró su manita hacia la pálida. El joven adolescente rio con dulzura al ver la nueva timidez del niño y le entregó la mano. El choque entre la fría palma de HyungWon contra los cálidos deditos de WonHo, disparó un estremecimiento en ambos. Una cosa era tocar las escamas de un leviatán y otra muy diferente era tocar la piel de esa misma criatura que hasta esos segundos, no tenía idea de lo increíble que era la magia proveniente de ese hermoso ser frente a él. La superficie fría de plata recorrió el dedo, los ojos rosados de HyungWon grababan a pulso la imagen de tan precioso ángel, porque ésta sería la última vez que estarían juntos de esta forma. Al llegar hasta el fondo de su dedo, WonHo se sonrojó súbitamente al ver que el anillo no le quedaba bien.
―De saber que podías ser como yo, hubiera adivinado tu talla.
HyungWon tomó las regordetas mejillas del pequeño, apretándolas ligeramente con sus dedos índices y pulgares. Dejando un besito tierno en la naricita del niño.
―No te preocupes por eso ―le dijo dulcemente―. Todavía soy un cachorro, así que me quedará cuando sea un adulto. Mientras, lo usaré así:
Ajustó la correa de cuero para que el anillo de plata luciera preciosamente sobre su pecho.
―También te traje un regalo.
Al dejar su bolso negro en el suelo, se detuvo por un momento. Se recordaba en su cabeza que esto era lo mejor para ambos, pero el omega interior de HyungWon chillaba en reproche. Ignorándolo, sacó del bolso un tierno pastelillo color verde con crema dulce blanca, espolvoreada con polvillo verde menta. WonHo miró encantado el postre.
―Disfrútalo.
El niño lo tomó de sus manos. Ver el brillo en los ojitos avellanados de WonHo lo estaban matando.
Fue pura casualidad haber encontrado un pergamino especial. Dos noches antes de su partida, después de una madrugada, ingresó a la biblioteca, tratando de hallar algo que le ayudara a resolver su problema con WonHo y su regreso al clan tras siglos humanos más tarde, sin embargo, no tuvo suerte los primeros minutos. Sin ideas asomándose por el momento, fue hacia una sala con el pedestal más extenso de toda la biblioteca, nunca pensó que usaría uno en toda su vida.
La luz azul de los cristales colándose por un domo geodésico, su estructura hecha con piedra color ámbar y una ligera capa de un material traslúcido, iluminaba perfectamente la sala. Un pedestal hecho de mármol blanco con un marco para libros de oro, lucían impresionantes, siendo el centro de un mural circular con leyendas de lo que acontecía en esas salas del último piso. No tuvo el tiempo para leer la importancia del conocimiento ni las advertencias de sus peligros debido a que su tiempo era limitado en hallar una respuesta.
Sus delicadas manos se posaron en cada esquina de la piedra blanca. Cerrando los ojos preguntó a ese antiguo y sabio lugar, por ayuda a su dilema. De inmediato, sintió la corriente de energía recorriendo desde las plantas de sus pies descalzos, pasando por la espalda como la corriente del agua hasta llegar a sus sienes. Por medio de fragmentos de recuerdo, le fue comunicado la ruta hasta una inexplorada habitación frente a él, bloqueada por una enorme puerta de roble con candados negros que cayeron al suelo justo cuando el omega abrió sus ojos y sus luces destilaron un poco más de su fulgor.
La sala estaba a oscuras, llena de un pesado ambiente con polvo y un fuerte olor a humedad. La luz rosada emanando de él le sirvió de guía hasta un librero con miles de pergaminos desperdigados unos sobre los otros. Al estar frente a ellos, sólo dejó que los fragmentos le revelaran la posición del único objeto con un valor incalculable para el omega. Tras unos largos minutos de quitar rollos de papel húmedo de otros, encontró uno protegido en una funda color rojo, con el sello de un antiguo alfa líder. Rompió el lacre(3) negro para descubrir lo que pidió al conocimiento de sus ancestros, no fue lo que esperaba.
Era un antiguo ritual, usado durante los primeros años de colonización de leviatanes costeros, donde se relataba sobre una antigua planta que crecía en lo más fondo de los lagos de agua dulce. La apodaron como oblivium(4). Es un alga negra con líneas verdes luminiscentes, conteniendo una enzima tóxica si se comía directamente, una vez tratada, su producto era valioso para ellos. Escrito en runas antiguas, HyungWon pudo descifrar una forma de prepararla como un tónico que no causa ningún efecto grave a quien se le suministre debidamente. Su objetivo: suprimir memorias permanentemente, como un recurso de extrema emergencia. Para esos años, era lo más común, hasta que se descubrió que los abusos o el mal manejo producía daños irreversibles al usuario, dañando su mente, dejándolo muerto en vida. Sin sentimientos o manera de volver a sentir algo. Método que se seguía cuando no había portadores de la Memoria Blanca. Muchas más advertencias fueron escritas en cada rincón del papel. Pintando panoramas aterradores y tenía mucho miedo de dañar a WonHo, él era un niño por el amor del Creador. Sin embargo, ya no tenía elección.
HyungWon es el responsable del cruce en ambos mundos. El único con la culpa por mostrarse a WonHo cuando claramente nunca debió pasar y mucho menos, que se haya enamorado en tan poco tiempo de un pequeño con el alma más inocente y pura que ha conocido en toda su vida, ni siquiera los leviatanes en su hogar eran de esa forma. Y dudaba mucho encontrar a otra persona como el encantador humano viviendo en la superficie.
Odiaba el momento en que el malagradecido de su leviatán se mostró. Porque estaba dejando ir a alguien que valía la pena poner las esperanzas perdidas por la humanidad. La única prueba de mostrar la armonía entre ambas especies dormía en una casa enorme frente al lago. Su mundo le decía que era moralmente incorrecto, una criatura destructiva jamás podría estar con alguien que busca la vida, para HyungWon no era así. A sus ojos, WonHo es inocente de los crímenes de su raza. Al pensar en su pueblo, en los males que han pasado e incluso, al recordar la familia que nunca conoció le recordó su lugar. Él era un omega, un leviatán, un cambiaformas. Su deber es primero con sus iguales antes que cualquier criatura. Tenía un don fuerte, lo escuchó y si lo retrasaba podría dañar más WonHo quedándose.
Esa noche lo pensó muy bien. Terminó entrando a la enfermería de su clan a escondidas, donde encontró un poco de esas algas. Para no levantar sospechas, horneó en secreto y sin que nadie de su familia estuviera en la casa, usó el tónico como una base y hornear un pastelillo verde. El que entregó al inocente niño y lo mordió. Confiando ciegamente en HyungWon sin saber que una vez que terminara de comerlo, no recordaría a su fantástico amigo leviatán.
―Estuvo muy rico, Hyungnnie ―dijo el pequeño con un poco del postre aún en su boca.
―Me alegra que te gustara ―acarició con cariño el cabello rubio por primera y última vez.
―Espero que hagas más postres la próxima vez que nos veamos.
Su omega interior sollozó de dolor. Una lágrima solitaria se coló sin su permiso hasta su mejilla.
― ¿Por qué lloras? ―WonHo se acercó, preocupado de que algo malo le pasara al leviatán, tomó sus manos con fuerza y sus miradas conectaron. Al momento de hacerlo, HyungWon notó un brillo verde predominar en los iris avellanados de WonHo. Llegó el momento.
―No es nada, sólo me siento triste.
― ¿Te pasó algo?
―Sí, hice algo muy malo.
Cuando el verde coloreó por completo los ojitos del cachorro humano, HyungWon tuvo un poco de valor para confesar:
―Me voy a ir por mucho tiempo, mi pequeño WonHo. Temo que nunca más volveremos a vernos porque yo viviré siglos y tú morirá antes de que regrese a casa. No te imaginas el dolor que me causa mi partida y sé que para ti hubiera sido peor. Ambos hemos sido el primer amor del otro, o para mí al menos. Y si la historia me enseñó algo, es que humanos y criaturas mágicas no pueden estar juntas, fuimos creados de manera injusta. No quería admitir que sin importar lo que pasara, el tiempo te arrebataría de mí. Lo mejor para ti es olvidarme. Aunque me duela, sé que estarás a salvo de tener que vivir con mi recuerdo.
El niño no dijo nada, pues el tónico en la masa comenzó a trabajar. Cuando HyungWon recitó sus pensamientos, sus manos estaban unidas. El ritual del Oblivium se realizaba primero por ingesta, para después, iniciar la etapa de contacto. Debía tocar una parte de la persona a la que se deseaba suprimir el recuerdo. El administrador debe pensar en el recuerdo específico, la mente de la víctima mostraría al leviatán todos los momentos vividos que buscaba y cuando su energía llegara al hilo, éste comenzaría difuminarse, porque los ojos verdes comenzarían a tornarse blancos, llevándose con ello bellos momentos juntos. Mientras extraía los hermosos recuerdos de ambos, sintió una profunda tristeza.
Pensó en detenerse, o más bien, el leviatán interior de HyungWon gritaba que parara.
No lo hizo.
Le tomó un rato buscar cada memoria, cuando estaba por quitar las últimas memorias, el sol salió del Este, iluminando la figura del leviatán. No quería resistirse. De todas formas, WonHo no lo recordaría. Sin dejar de tocarlo, subió sus manos hasta las mejillas de niño y depositó un inocente beso en los labios del niño. Llevándose el último recuerdo con ese primer beso de ambos. Al separarse comprobó que el color blanco siguiera ahí y se fue.
Poco a poco, el color avellano reapareció en los iris de WonHo. Una vez que volvieron a la normalidad el niño de inmediato sintió un terrible hoyo en el pecho. No sabía cómo se ocasionó ni cuando fue que caminó desde su habitación hasta el muelle. Miró hacia el amanecer, el Sol lucía hermoso reflejado sobre el agua del Lago Ness. Sin embargo, no le causaba nada de felicidad ver el amanecer, de hecho, no sabía por qué esperaba algo debido a una terrible sensación de espera en dirección hacia el lago. Su cuerpecito estaba estático hasta que el sonido de neumáticos atravesando la grava del camino llegó a sus oídos.
El auto de la familia Lee-Thorburn aparcó en la entrada principal y ésta daba una vista hacia el muelle a la derecha de la mansión. JooHeon salió primero, seguido de un escandaloso MinHyuk, quien miró de casualidad hacia el amanecer y captando a WonHo parado en la orilla del muelle. JooHeon notó el abrupto callar de su hermano menor, al ver a su pequeño peligrosamente cerca del agua corrió hasta él, dejando caer sus maletas. MinHyuk imitó su acción.
―WonHo, ¡¿qué haces aquí?! No sabes nadar sin tus flotadores ―JooHeon llegó hasta él, lo tomó de los brazos y lo giró. La reprimenda de su padre no le afectó en lo más mínimo. En sus ojos habitaba una gran tristeza. Sus facciones estaban vacías, sin saber cómo comportarse miró a su padre desconsolado.
― ¿WonHo? ¿Qué te pasa mi cielo? ―preguntó MinHyuk, muy asustado de ver la ausencia de felicidad en su sobrino.
―No lo sé.
Su respuesta dejó desconcertados a los adultos frente a él. JooHeon abrazó a su pequeño y se lo llevó a casa, MinHyuk entró primero, llamando a ChangKyun a gritos. Al retirarse del muelle, WonHo miró de nuevo al lago, por encima del hombro de su padre y una lágrima besó su mejilla, quemándole en lo más profundo de su ser.
HyungWon miraba por la ventana de su habitación hacia abajo. Muchos corrían adornando los árboles con bellas telas blancas y las esporas bailaban alrededor de ellos.
La ceremonia pronto daría inicio.
Podía ver a muchos de sus conocidos pelearse por colocar todo en orden. Se podía sentir el bullicio de su gente, en otros tiempos, lo habría disfrutado, este no era el caso.
Apartando la vista, comenzó a vagar por su cuarto. Sus dedos no dejaban de acariciar sus labios, recordando su último momento junto al cachorro humano. La sensación era agridulce al hacer lo correcto, se lo repetía una y otra vez. Aunque su leviatán estaba enojado, lo sentía. No importaba. El pasado ya fue escrito, sólo le quedaba seguir adelante. Dolía mucho, sí, pero esperaba que el tiempo corrigiera eso. Tal vez, su verdadera pareja se encontraba afuera, en un dragón o en un demonio, no lo sabía, más nunca olvidaría el primer latido de amor que llegó a sentir por alguien diferente a su familia o amigos, su primer amor fue mágico, pero en algún punto deberían separarse.
¿Entonces por qué se sentía como si el infierno se aferrara a él al borrarse definitivamente de la vida de WonHo?
Unos toques a su puerta lo alertaron de la hora. Sana entró al cuarto, con una sonrisa de orgullo pintada en sus labios.
― ¿Listo?
―Sí.
Miró hacia el cuarto una vez más. El lugar estaba un poco vacío, ya que sus pertenencias estaban dentro de la bolsa negra encima de su cama.
Caminó hasta la puerta, envuelto de una capa de nerviosismo. Sus padres lo esperaban orgullosamente junto a la puerta de su casa con la ropa ceremonial acorde a tan especial ocasión en sus brazos. Y juntos a ellos, estaba el Omega Líder: Kim SeokJin. Vestido de manera sencilla, ya que ese día, los que destacarían serían HyungWon, JiHoon y HoSeok.
Para ese día, debía vestir una camisa blanca sin atadura alguna en el cuello, representando la pureza del cachorro. Un pantalón negro como el lado menos explorado de sí mismo, el que será moldeado por otros maestros. La familia ofrecería una capa de tela traslúcida con el color del alma. El color rosado predominaba, al mismo tiempo, fue complementado por finísimos hilos delgados color morado con ribetes(5) azul metálico, su extensión constaba de dos metros. El omega que le dio a luz, preparó un lazo de tela morado oscuro con los extremos adornados con hilo dorado. Junto con un precioso collar de oro blanco y cuarzos transparentes incrustados repartidos a lo largo de la joya. Éstas piedras preciosas se colorearían conforme el omega aprenda tanto de su don como su futura profesión.
Llegó hasta ellos. HyunWoo, el alfa más valiente en todo el clan, soltó una lagrimita al tocar la mejilla de su cachorro. Frente a sus ojos, HyungWon comenzaba a verse como un adulto.
Dobló ligeramente las piernas para estar a la altura de HyungWon. Colocó su mano sobre la parte central del pecho de su hijo, bajo la palma, el brillo café y el rosado fulgieron a la par, seguidamente, HyunWoo juntó sus frentes. La misma luz se generó en el punto de unión entre padre e hijo. Simbolizando así, una protección de un alfa para su cachorro, quien partiría en un viaje hacia la adultez, además de que parte de la fuerza del padre, se le otorgaba al hijo o hija para enfrentar las adversidades. La unión de las frentes entre un alfa y su cachorro, por otra parte, adoptaban el bello significado de la claridad de los pensamientos ante situaciones de estrés. Al separarse, tomó la capa de los brazos de su esposo, sonriéndole de paso, y colocarla sobre los hombros del cachorro.
Al finalizar el gesto, el omega mayor se acercó, su compañero alfa tomó los ornamentos restantes para que el omega, padre de HyungWon, le diera su bendición.
KiHyun también se inclinó hasta estar a la misma altura que su hijo. Colocando la mano izquierda en la nuca, donde el color naranja y el rosado se conectaron, la mano derecha se posó exactamente, sobre el corazón del leviatán. El amor destilando de los ojos anaranjados, calentaron el corazón de HyungWon, quien distinguió una capa de cristal rodeando a su padre, ésta lucía dura, pero comenzó a abrirse, permitiéndole ver el lazo entre ambos. Éste era muy reconfortante, como las caricias amables de KiHyun al refugiarse en sus brazos. Las bendiciones de un omega hacia su cachorro representan dos cosas: En el corazón le dan un calor especial a los sentimientos, que son la base de su especie, al ser seres del agua con un sentido de la sensibilidad más avanzado sobre otras razas, sus acciones se rigen por el corazón. La señal en la nuca, donde la espina dorsal inicia y desciende hasta el coxis, representa el sentido de pertenencia al agua, ya que, en su verdadera forma, es el hueso más fuerte entre toda su anatomía; así, al estar lejos de casa, mientras esté en el agua será fuerte y podrá sentirse cerca de los suyos.
HyunWoo se acercó para entregarle los últimos preparativos. KiHyun los tomó con gentileza. Cruzó el lazo morado, finalizando con un moño sencillo. El collar fue entregado al Omega Líder, junto con el bolso negro donde empacó sus pertenencias. Sana fue quien amablemente se hizo cargo de dicha tarea. Una vez con todo en orden, SeokJin abrió la puerta de la casa. Cruzó el umbral, viendo a sus mejores amigos.
JiHoon lucía una preciosa capa azul pastel ribeteada con filamentos floreados de plata, haciendo juego con sus luces, junto a, el listón del cuello era café oscuro, al igual que HyungWon, tenía permitido usar una camisa blanca y un pantalón negro. HoSeok en cambio, el color carmín metálico de la capa ribeteada con hilos negros realzaba su presencia como alfa. El lazo anaranjado sostenía la capa contra su cuerpo, a diferencia de los omegas. La blusa sin mangas que llevó ese día, mostraba sus antebrazos adornados runas pintadas con pigmentos vegetales color oro que los dragones usan para bendecir el instrumento más importante para ellos: los brazos. NamJoon tenía en sus manos una elaborada tiara de oro con diamantes del tamaño de una perla mediana en las puntas y Jackson sostenía unos brazaletes de oro y pequeños oragrons(6) situándose sobre la joya entretejida.
Las tres ornamentaciones eran el reflejo de sus dones: Un collar para el corazón, la tiara para la mente y los brazaletes hasta dos dedos debajo del codo para la forja. Antes de irse, volvió la vista hacia su hogar. Su padre abrazaba al omega, orgullosos por HyungWon, Sana también salió a la entrada, emocionada por él, gritaba junto con su pueblo. Todo el pueblo se reunió a lado de los caminos para observar a los tres leviatanes ir hacia la Casa de los Jefes. Muchos los alentaban y vitoreaban con fuerza. Se despidió de su familia con una sonrisa antes de avanzar en el camino.
Los tres fueron llevados al salón principal de la Casa de los Jefes, donde los esperaban seis personas. Nunca los había visto pues eran demasiado llamativos para ser leviatanes, además, dos de ellos inspiraban un aire extraño a los sentidos de HyungWon. NamJoon los ordenó por orden de aparición del don, iniciando por HoSeok, pasando por JiHoon y al final puso a HyungWon. Los tres estaban a la vista de los seis pares de ojos.
Jackson se dirigió hasta dos de los visitantes y le entregó a cada uno, la joyería perteneciente a HoSeok. El primero era un hombre con cabello gris y ojos del mismo color, vestía un traje azul turquesa satinado con un estampado de rosas en las mangas, le recordaron ese mismo estilo de vestimenta que los humanos usaron en la ostentosa fiesta hace pocos días, cuando fue a ver a WonHo. Ese pequeño instante le dolió, pero tuvo que soportarlo ante la presencia de grandes figuras de su mundo. Al mover sus hombros hacia arriba, un clic se oyó, luego unas enormes alas color ceniza salieron de la espalda del hombre, sonrió hacia los tres jóvenes cambiaformas. El segundo era más serio. Sus facciones eran muy masculinas, además de contar con una altura similar a la del Alfa Líder del Clan. También tenía el cabello grisáceo, pero sus ojos eran verdes como el jade. Usaba un chaleco de cuero café, con arneses de pecho y piernas con hebillas de oro. Ambos alfas, examinaron las piezas, sonriendo por el trabajo de los pocos forjadores leviatanes. Caminaron hasta quedar enfrente del leviatán alfa.
―Él es Jeon HoSeok, el aprendiz a forjador ―anunció NamJoon―. HoSeok, ellos son las manos derechas de sus clanes. El Fuego envió a el dragón con más experiencia forjando los arsenales de todos los clanes durante los tiempos de guerra: JongWoon. Y el clan de la tierra lo representa MinGyu, el experto en la tierra y metales.
Ambos hicieron una reverencia de respeto hacia el menor, el chico de hebras color naranja durazno imitó el gesto. El dragón tomó las manos de HoSeok, quien se sonrojó hasta las orejas. Jeon HoSeok sintió los nervios devorar sus pensamientos lógicos, los alfas presentes oyeron el castañeo del alfa menor, los demonios rieron por la ternura que era el leviatán. El siguiente en evaluar sus manos, fue el caballo: MinGyu. En los ojos del hombre se podía ver una gran sabiduría además de magia pesar sobre sus hombros, sin embargo, la belleza del alfa era realmente exquisita: pectorales decorados con tatuajes en forma de raíces doradas con puntos color esmeralda resaltando la bronceada piel, el cabello castaño y alguno que otro mechón tornándose gris. Cualquier omega caería por él en cuestión de segundos. Pero ambos, JiHoon y HyungWon, sólo lo miraban con curiosidad.
―Será mejor que lo acojamos nosotros ―comenzó MinGyu, su voz grave resonó sobre las paredes, los omegas se sobresaltaron al escucharlo―. Aprenderá todo sobre metales antes de tocar una forja.
―Opino lo contrario ―refutó el dragón―. El niño debe trabajar sus brazos y hacer con ellos muchos intentos antes de diferenciar metales y minerales.
Tras unos largos minutos de discusión entre ambos, JongWoon se quedó con el derecho de adiestrar al leviatán los primeros seis años, después pasaría cuatro con los caballos, siete más con los dragones y el último con los terranos. Los periodos de tiempo se decidieron de acuerdo a la información recibida de las manos fuertes de HoSeok.
JongWoon pidió uno de los brazaletes en manos de Jackson Yoo. Tomó la muñeca de HoSeok para extenderla delante de él, entendiendo que debía dejarla en esa posición, JongWoon procedió con la ceremonia. El brazalete se abría por el centro de la parte delantera y la colocó alrededor del antebrazo del pequeño alfa. Cuando terminó, acercó la muñeca de HoSeok hasta estar a centímetros del dragón, abrió la boca. Las llamas aparecieron al final de su garganta en un brillante color naranja, pero al salir se convirtieron en aliento azul, besando el metal comenzando a calentarlo. Esto no lastimó al leviatán, ya que la superficie expuesta a la alta temperatura sólo alcanzó a penetrar un milímetro de los tres que tiene la joya, cuando el oro se tornó amarillo brillante sacó la garra de su dedo índice y escribió en runas la leyenda "El fuego arderá aún sobre la adversidad, si la voluntad es lo suficientemente fuerte". Al alejarse de él, el metal se congeló al instante en que MinGyu se acercó con el segundo brazalete. Lo abrió y colocó en su otro antebrazo, en lugar de calentar el metal, tocó una piedra naranja y las demás brillaron, sellando la promesa de ser su maestro.
―Ahora, un nuevo alfa ha de surgir, no sólo del agua, también de la tierra y el fuego ―recitaron JongWoon y MinGyu al unísono, colocándose detrás de HoSeok.
Ahora era el turno de JiHoon.
Al centro avanzaron un hombre y una mujer. Ella se engalanó en un traje blanco, con una capa larga hasta los tobillos prendida a las hombreras con pines de oro blanco en forma de alas extendidas, de ellos salía una finísima cadena de plata enganchada hacia el botón del escote discreto de la bella cambiaformas. En su cinto de cuero blanco con detalles en oro, colgaba una cimitarra(7) con el emblema del Clan de la Luz. Su cabello blanco platinado resaltaba su belleza angelical. A su lado, el hombre tenía unos ojos muy extraños. Eran verdes jade, la pupila rasgada y presumía una sonrisa espléndida con unos colmillos afilados. Su cabello color plata se acomodó del lado derecho de su cabeza, revelando una belleza casi ilegal, junto con sus labios bien distribuidos claramente él era un demonio. El traje azul oscuro en el que se enfundó, tenía un amplio escote, revelando su fuerte pecho. En ambos costados de sus caderas tenía una alfanje(8). Se movía grácilmente sobre sus pies, como un depredador hacia su presa y ese era JiHoon.
HyungWon nunca vio flaquear a JiHoon ante un alfa en toda su vida. Lo observó detenidamente hacia la interacción discreta entre ambos. El hombre de cabello plateado expresaba un hambre atroz hacia JiHoon, con sólo mirarlo. El omega, el mejor de todos, el invicto en peleas cuerpo a cuerpo, el demonio de entre los suyos, se veía claramente afectado por el visitante de otro clan. NamJoon notó esta actitud e intervino.
―Les presento a Min JiHoon, nuestro omega con el don de la Memoria Blanca―se acercó, poniendo su mano en el hombro del omega menor, devolviéndole su confianza―. Ellos son YooHyeon, la segunda la mando dentro del clan de la luz y éste indecoroso demonio, es SeungCheol, hijo de la líder del Clan de la Oscuridad y el mejor demonio dominando múltiples dones como el tuyo.
NamJoon se alejó de ellos para que evaluaran a JiHoon.
―Eres un omega maravilloso ―le dijo la bella alfa, con sus dedos índices tomó las sienes, un brillo relució en sus ojos, luego se pagaron cuando dejó de tocarlo―. Y has practicado, será un honor para nuestros hermanos tenerte primero.
―Gracias ―contestó JiHoon con una sonrisa de emoción.
―Los dones mentales nunca fueron el fuerte de los querubines ―refutó el demonio a su lado, apartando al ángel y tomó la muñeca de JiHoon, acercó sensualmente su nariz hasta su piel, aspirando el dulce aroma que soltó el omega al entrar en contacto con SeungCheol―. Estarás mucho mejor con nosotros, los demonios podemos hacer magia hasta en sueños.
El tono travieso junto con la mirada hizo flaquear por unos segundos a JiHoon, su mirada segura se convirtió en una confusa, no pudo predecir el movimiento coqueto del demonio cuando se acercó, cubrió la mejilla de JiHoon con su mano y sus ojos jade brillaron de deseo. El ángel a su lado levantó la mano y le tronó un golpe a la nuca del demonio. Él se quejó en silencio, al volver la mirada, asesinó al ángel en su imaginación cuantas veces pudo en los escasos segundos que le prestó atención.
―Tu presencia no fue requerida para que tomes a otro omega, demonio. Para ser el demonio de la enviada, actúas más como el lujurioso e incestuoso de tu hermano.
―Eso lo tengo bien presente, sin embargo, los dones como la Memoria Blanca, es una de las muchas cosas que hago bien, y tomar a este omega como mi pupilo sería lo mejor. Además, los demonios somos muy dedicados a nuestros huéspedes ―Eso último lo dijo seductivamente hacia JiHoon, guiñándole el ojo.
―Estará tres años detrás de nuestras murallas, seguidamente por los tres restantes con ustedes ―declaró el ángel, ignorando las sucias intenciones del alfa―. Y esto queda zanjado.
El demonio quiso contrarrestarla con un comentario sarcástico y negociar más el tiempo con el omega, pero la mirada del segundo demonio, con quien compartía un ligero parecido además de la sangre, no estaba para nada contento por su actitud. SeungCheol estaba inconforme con el periodo de tiempo que compartiría junto al omega leviatán. Sin embargo, no dijo nada.
Ambos tomaron cada extremo de la tiara en manos de NamJoon, colocándola sobre la cabeza de JiHoon. El color de los diamantes destelló e indicó la aceptación por ambos clanes.
―Ahora, un nuevo omega ha de surgir, no sólo del agua, también de la luz y la oscuridad.
Al término de la anunciación, se colocaron detrás de JiHoon.
Había llegado su turno.
Los últimos, alfa y omega, al otro lado de la sala, observaban con detenimiento a HyungWon. De ser otro día y situación, los profundos ojos rojos del demonio lo hubieran intimidado. Ahora sólo podía estar quieto, desafiando a los dos cambiaformas con una mirada segura.
Las bellas alas café y blancas se erguían orgullosamente sobre la cabeza del grifo hembra, en la parte trasera de su espalda baja salía una cola de león, moviéndose tranquilamente a los lados. Su vestimenta consistía en ropa demasiado casual a comparación de sus compañeros: pantalones de tela color café, camisa azul claro con muchos listones negros cerrando el escote pronunciado de su blusa. En su cuello llevaba collares de cuentas hechas de madera oscura con un medallón con el símbolo del clan del Aire. Sus ojos amarillo brillante eran resaltados por las largas y oscuras pestañas de la omega, junto a su melena oscura como la noche, se veía imponente.
Por otro lado, el demonio era más alto que ella, llevándole de ventaja por poco más de una cabeza. Su cabello plata daba más importancia a los ojos rojos granada bajo una gruesa capa de pestañas negras. Con una gran silueta, presumía de unos anchos hombros hasta la estrecha cintura. Además, su musculatura era lo más cercano a la perfección, sobre todo, sus fuertes brazos. Con un traje negro y una corbata roja, su cabello peinado hacia atrás, le daban un aire realmente exquisito para cualquier omega joven. A diferencia del otro demonio, su mirada analítica no lograron ponerlo nervioso en lo más mínimo, HyungWon. No podía sentirse intimidado por los alfas extranjeros reunidos en la habitación. Su leviatán interior los rechazaba tras la pérdida de su primer amor.
Cuando los adultos estuvieron enfrente del omega, SeokJin les entregó el collar a ambos. HyungWon se irguió, con los nervios carcomiéndolo desde su interior. Deseaba escuchar su destino.
―Por último, nuestro omega recién presentado con su don del corazón: Son HyungWon ―dijo un SeokJin muy orgulloso de su nieto adoptivo―. HyungWon, ellos son: ChanYeol, primogénito y heredero del Clan de la Oscuridad ―el demonio inclinó la cabeza en señal de respeto―. Como representante de los grifos y águilas, está la mano derecha de la Alfa Líder: ZiYú. Adelante.
Ambos, demonios y grifo, notaron una energía diferente.
La omega cambió sus ojos de color, activando su don: El Velo del Alma. Los lazos provenientes de HyungWon se recubrieron con una capa gruesa de cristal, estáticos. Le fue imposible ver a través de ellos. El demonio se acercó para estar a tan sólo un paso del pequeño leviatán. Tuvo que inclinarse para alcanzar la mirada de HyungWon. Tomó su muñeca y las líneas de luz rosadas resplandecieron más. Intentó acceder a sus memorias para evaluar el uso de su don, pero no logró ver nada a parte de una terrible bruma. ChanYeol quedó intrigado por extraño sistema defensivo en el omega. Se alejó del pequeño declarando.
―Será mejor que lo adiestres entre los tuyos ―le dio la mujer de bellísimos ojos negros―. Los cambiaformas con extraños casos son lo que más te gusta. Debido a su retraso, los planes cambian.
―Estoy de acuerdo, pasará cuatro años con nosotros ―anunció―. Dos con los grifos, uno con los ángeles y uno con los dragones.
―Finalmente irá a las planicies del clan de la Tierra el tiempo que sea necesario, ya que habrá de conocer miles de secretos sobre la Tierra antes de regresar a su hogar ―terminó la mujer.
ChanYeol no dejaba de mirar a HyungWon. Su resistencia no tenía precedente. Un omega no debería tener una mirada desafiante como la de un alfa. Por la carta y antecedentes que le fueron comunicados, sus padres y abuelas maternas, no eran cambiaformas comunes, siendo una de ella le heredó su don. Ver la capacidad de un segundo omega manejar un poder tan temperamental le infundía un gran respeto hacia la raza de los leviatanes. Será muy interesante tenerlo bajo su cuidado.
ZiYú cerró los ojos, su energía emanó de su piel, convirtiéndose en un escudo de su esbelta figura, concentrándose hacia el collar. El color se tornó más claro, dando a entender que volverá a su color natural cuando el omega esté listo para regresar a casa. ChanYeol tomó el collar y lo colocó en el delicado cuello de HyungWon. Siguiendo su evaluación en su mente, esperó una reacción del leviatán, puesto que estaba haciendo uso de su encanto de demonio tocando ligeramente la piel expuesto del cuello, dándose cuenta que HyungWon no respondía cómo esperaba., al cerrar el collar, decidió que éste omega con antecedentes de poderes raros, sería su mejor pupilo y posiblemente, el de todos aquellos que lo tomen bajo su tutela.
―Ahora, un nuevo omega ha de surgir, no sólo del agua, también de la oscuridad, el aire, la luz, el fuego y la tierra.
Los dos cambiaformas se pusieron detrás de él. Para concluir la ceremonia, NamJoon se colocó frente a sus tres leviatanes.
―En este día, el Creador nos otorgó la dicha con tres leviatanes iniciando su viaje. Se convertirán de cachorros a jóvenes adultos. Crecerán en magia, sabiduría y humildad bajo el ala de nuestros hermanos, sin importar la diferencia entre nuestros elementos. Al regresar, serán adultos, con sus dones desarrollados adecuadamente y sus labores grabadas a pulso. Como Alfa, les otorgo mi bendición, así no sólo recordarán sus propósitos fuera de nuestro territorio, también nos sentirán cerca cuando más nos necesiten.
Dicho esto, colocó su mano en la cabeza de HoSeok, y con su pulgar, trazó un circulo de luz blanca en su frente, al desvanecerse, el alfa de cabello color naranja durazno, ya estaba listo para irse. Repitió el gesto con los dos omegas, dando por terminado el ritual. Salieron del recinto, siendo recibidos por su pueblo. Jeon HoSeok seguido de sus mentores, al igual que sus amigos, caminaron cuesta abajo, por el camino repleto de flores blancas hacia la entrada del Clan.
Un enorme arco con un diámetro de veinte metros tallado en la roca oscura y cubierto por una ligera capa de musgo verde. En él, se inscribieron runas protectoras, se activaban cada vez que Alfa Líder lo permitía, siendo la única entrada conocida por el clan, hasta que HyungWon descubrió la suya meses atrás y de la cual no ha dicho ni una sola palabra, ahora no tenía sentido usarla.
Frente al arco se extendía un pequeño lago con esporas flotando sobre la superficie, después se convertía en una orilla de piedra con un follaje verde y flores rojas viviendo sobre ella. Ahí se encontraban los familiares cercanos de los tres candidatos. Se despidieron en esa segunda ocasión de sus seres queridos. Cuando HyungWon vio por primera vez a los trillizos, dos de ellos le sonrieron, pero el pequeño al que se le nombró Félix, no le agradó tenerlo cerca, pues se removía en los brazos del omega hasta que Mark lo tomó nuevamente.
"Los bebés son raros" pensó HyungWon.
Después de eso, NamJoon caminó hasta abrir las aguas, formando un túnel con ellas. Las generaciones más jóvenes se impresionaron por tal acto, ya que nunca habían visto a su alfa usar su don. Una última mirada hacia su familia y verlos tan felices por él, reducía el dolor tras abandonar a WonHo, sólo un poco. Su futuro y cada aliento que daba, era para a los suyos, a quienes le dieron la vida y lo convirtieron en lo que es. Su regreso ayudaría a su pueblo en muchos aspectos.
https://youtu.be/v_clK0x0NRw
Tornó la vista hacia el túnel de agua, completamente determinado a ser el mejor botánico de toda la historia y honrar a su difunta abuela dominando por completo los misterios de su don.
Cubrieron las miradas de los jóvenes leviatanes con una gruesa venda negra. Por cuestión de seguridad, así se decidió conducirlos por una extensa caminata hasta llegar a un lugar con un ambiente cálido, donde les fue removida la venda.
Podía ver el inicio del atardecer al final de la caverna. La tierra húmeda se tornó en piedras grises bajo los descalzos pies de HyungWon. NamJoon se quedó dentro mirando cómo los cachorros que ha visto crecer, se iban para convertirse en adultos. A pesar de que no son sus hijos de sangre, los amaba de la misma manera incondicional que a hacia su propio cachorro: JiMin; los extrañaría mucho, las risas imparables de HoSeok, las maldades de JiHoon y las visitas a su jardín de HyungWon.
Los perdió de vista segundos después de seguir a los cambiaformas extranjeros cuando doblaron la esquina, hacia los bosques frondosos de aquellas tierras, deseándoles desde el fondo de su corazón,fortuna en su travesía.
Tras dejar la cueva y a su pueblo con ella, los condujeron hasta un sendero con tres transportes diferentes entre sí y nuevos para los leviatanes. Ellos no tenían idea de lo que era hasta que los demonios tuvieron la "amabilidad" de presumir sus conocimientos sobre lo mundano.
―Se llaman autos, los mortales los usan para transportar sus enormes traseros gordos ―se burló SeungCheol tras guiñarle un ojo a JiHoon, el omega rodó los ojos, molesto por la extraña actitud del demonio, siendo olímpicamente ignorado se puso serio―. Usaremos transporte humano para poder llevarlos a salvo con sus respectivos clanes, pasando desapercibidos para los humanos.
―Hay un ligero detalle ―interrumpió JiHoon al alfa, señalando a sus luminiscencias resaltando en su cuello―. No creo que los humanos consideren nuestra anatomía como normal.
―No te preocupes por eso ―le interrumpió la representante del clan del aire, del bolsillo izquierdo en su pantalón, sacó tres bolitas color morado―. Cómanlas. Hechas específicamente de acuerdo a la trayectoria que recorreremos.
Tomaron los objetos y obedecieron, a los pocos segundos sus luces se desvanecieron hasta quedar sólo piel tersa, como si nunca hubiera existido su signo de orgullo como cambiaformas.
―El efecto es corto, así que debemos irnos los más pronto posible antes de que sus luces reaparezcan, tienen unos minutos para despedirse.
Los seis cambiaformas se dividieron en los tres autos, o más bien limosinas, los demonios insistieron en viajar con lujo, o más bien, SeungCheol. Los hijos de la oscuridad se quedaron en el más cercano a ellos. La omega Grifo y la alfa Ángel se fueron en el más discreto, mientras que el Caballo y el dragón compartieron auto.
Dejando a los tres amigos solos en su propia burbuja. Los fuertes brazos de HoSeok rodearon a los dos omegas. Fue duro para los tres decir un adiós temporal, pues crecieron juntos como hermanos, siempre acostumbrados a la presencia del otro, estar lejos por años mágicos sería difícil. El primero en irse fue HoSeok tras ser llamado por sus mentores, seguido de JiHoon por el ángel.
Al perderlos de vista, se acercó hasta la orilla, donde la pequeña elevación de tierra a escasos metros del agua le daban nostalgia. El viento ondeaba su ropa, junto a la capa que adornaba sus hombros. Cerró los ojos, grabando la imagen de la luz dorada sobre la superficie oscura, el olor salado-dulzón del lago, el sonido del viento quebrándose contra las ramas y la sensación del pasto entre los dedos de sus pies, todo en ese precioso cuadro inmortal llamado recuerdo, antes de irse por un largo tiempo. El demonio menor con ojos color jade, se estaba cansando de esperar por el chiquillo, pero su hermano mayor, se adelantó.
―Tenemos que irnos ―apremió al estar cerca de HyungWon.
Asintió. Del bolsillo escondido en su blusa, sacó el cintillo de cuero con el anillo de turmalina y se clocó con cuidado para después ir con los demonios.
Su memoria no grabó cómo subió al espacio recubierto de cuero negro con un olor extraño, ni cuándo se pusieron en marcha. Prestó una nula atención hacia la conversación de ambos hermanos demonios o el interior del lujoso vehículo. Su mirada y pensamientos vagaron con el paisaje boscoso al otro lado del cristal. Su mentón descansó sobre la palma de su mano y el primer recuerdo de WonHo asaltó su tranquilidad, recordó la primera sonrisa que compartieron y las horas juntos a orillas de ese mágico Lago. Conforme el trayecto avanzaba, la imagen de WonHo era más nítida y real, llevó su mano hacia el anillo con la turmalina en el centro, acariciando la piedra con amor, y por extraño que pareciera, tocar la piedra preciosa le daba seguridad y consuelo tras todo lo acontecido horas atrás.
Las primeras construcciones humanas hicieron su aparición para dar entrada a un pequeño pueblito, diferente a todo lo que conocía HyungWon. Los humanos transitaban las rústicas calles, muchos iban tomados de las manos, junto con pequeños niños en medio de ellos, otros más ancianos, jugaban sobre un tablero en blanco y negro, veía pajarillos trinar en algunos árboles y otra clase de detalles. En un tramo del pequeño pueblo, el auto se detuvo frente a un faro con tres colores, uno de ellos estaba iluminado en un color rojo brillante.
―Es un bonito anillo ―la voz gruesa y varonil del demonio llamado ChanYeol atrajo su atención, pero no su vista―. Demasiado elaborado para ser de tu clan.
―Fue un tesoro que encontré ―respondió sin más.
―Las cuevas de tu pueblo no albergan tan especiales joyas.
―Supongo que el destino quiso su presencia en mi hogar ―murmuró HyungWon casi sin ganas.
―Como tú ―ante esto, el leviatán miró a ChanYeol―. Eres un omega bastante peculiar. Hijo de un alfa con el don de la Fuerza y un omega portando al Escudo de Cristal, destinados por lo que leí en la carta de NamJoon, agregando que tu abuela te heredó una habilidad bastante rara. No tienes idea de lo preciado que eres para nuestro mundo ―el omega sonrió ante las palabras amables de un demonio―. Te convertiré en el mejor de los dotados del Corazón.
―Tiene mi palabra, no lo decepcionaré.
Contento por la entrega en los ojos de HyungWon a pesar de esconder algo detrás de esa mirada rosada brillante, ChanYeol se acomodó en su asiento y retomó su conversación con su hermano.
En el periodo de espera frente a la luz roja, HyungWon vio a una pareja que reconoció enseguida. Eran los padres de WonHo, detrás de ellos los seguía un segundo adulto a quien identificó como el tío del niño y más atrás, el niño que robó su corazón mirando hacia la vitrina de los postres con una correa en manos y un animalito con pelaje oscuro sentado, cuidando del niño. Su corazón palpitó de dolor.
WonHo volteó hacia la calle, donde el auto negro se encontraba a unos metros de distancia. El cristal del auto no daba vista hacia el interior.
Por unos escasos segundos, HyungWon y WonHo conectaron miradas en un sentido más allá de lo físico. Pensando que lo reconoció, su delicado corazón sanó ligeramente, aunque el efecto duró muy poco, porque el niño sacudió su cabeza, prestando atención a su compañero de otra raza. Se alejó del auto y de la vista del leviatán para perseguir a sus padres al final de la calle. Y esa fue la despedida más dura e indirecta que el omega experimentó en toda su vida. Sin embargo, en los asientos frente a él estaban dos demonios demasiado perceptivos. Tuvo que fingir indiferencia hacia el exterior.
Con la definitiva ruptura de corazón, HyungWon no dudó en poner su pie en el avión hacia su nueva vida. Todo lo que hizo era lo correcto.
Protegió a su clan de la humanidad.
Protegió a WonHo de la soledad tras su partida.
Su don le permitirá ayudar en la prosperidad futura de sus tierras. Honraría a su familia difunta siendo el mejor, regresando a los suyos como el omega adulto que deseaba ser.
Sacrificó su corazón a sabiendas del dolor que obtendría, todo por una causa mayor. Y haría que este sacrificio valiera la pena. Porque estaría realmente perdido si no lo lograba, entonces las memorias de WonHo habrían sido arrebatadas por nada.
♡━━━━━━━━━━♡
1. Flores del Leviatán. Son flores con capullos en forma de gotas de agua, de colores azulados o en ocasiones, las tonalidades eran las de un atardecer. Plantas medicinales para un leviatán, energéticamente, puesto que estabilizan el nivel de energía en un cambiaformas del agua. Sustituyen el poder de los minerales en las islas Tresco, acelerando su magia, cura males como los dolores del celo en omegas o en casos extraños, relaja la bestia interior de un cambiaformas, es por eso que HyungWon se presentó por completo.
2. Turmalina rosa. Proviene del término singalés turmali, que significa aproximadamente "Piedra de diversos colores". La turmalina rosa es una protectora increíble, así como sanadora a niveles espirituales, emocionales y físicos. Cada uno de estas características es la que hace de esta piedra única y hermosa. Su protección se encuentra mayormente en el área energética de esta piedra.
3. Lacre. Pasta sólida, semejante a la cera y preparada en barritas, normalmente de color rojo, que se derrite con facilidad y vuelve a solidificarse rápidamente; se utiliza para cerrar una carta, documento o paquete, y sellarlo garantizando así su autenticidad.
4. Oblivium. Combinación de las palabras en latín OBLIVIO y OBLIVIUM, ambas quieren decir olvido.
5. Ribetes. Un ribete puede ser el refuerzo que protege o resalta los bordes de un calzado, una prenda de vestir u otro elemento. Por ejemplo: "El vestido de la novia tenía un ribete floreado que fue bordado de manera artesanal por su madre".
6. Oragrons. En el mundo de los cambiaformas, es una piedra preciosa extraída de volcanes como una rara pieza fusionada entre un diamante con roca volcánica, derretida por lava y cuando se enfría, obtienes la tan preciada piedra naranja, los dragones son quienes se convirtieron en mineros de tan preciada joya. Potencian la creatividad y la vitalidad, el arma secreta de todo herrero o cualquier híbrido que tenga facilidad con sus manos.
7. Cimitarra. La voz cimitarra parece venir de la derivación italiana "scimitarra" del shamsir persa, y sirve en occidente para referirse a cualquier sable curvo musulmán u oriental.
8. Alfanje. Especie de sable, corto y corvo, con filo solamente por un lado y por los dos en la punta.
♡━━━━━━━━━━♡
♡━━━━━━━━━━♡
NOTA.
Les pido UNA ENORME DISCULPA, por retrasarme mucho en la actualización. Lo compensaré con mejores capítulos por la espera a la que los someto. Pero me esmeré en hacerles un poco corto el sufrimiento. Bueno, soy un escritora amante del drama, así que esperen muuuuuuucho más de esto, no tan feo pero si algo.
En este capítulo, se habrán dado cuenta de lo extenso que es el mundo de HyungWon, desde su cultura, hasta la histori de la que proviene. No se preocupen por lo breve que he sido. Como se habrán dado cuenta, Beautiful Monster, es el primer libro de una heptología (saga compuesta por siete libros). No se preocupen si es que es muy poca la información. En los siguientes por fin sabrán todo acerca de mi universo.
Ese es el primer anuncio.
El segundo:
Como se han dado cuenta, les he dado una probadita de varias historias de amor secundarias. Hablo del NamJin, el YoonMin, el JiCheol, el KookV, el AmbYstal, etc. El primer libro es exclusivamente 2WON :: HyungWonHo, bueno no tanto, ya que escribí el lemmon del ShowKi y el JooKyun antes que el 2WON XD, pero si desean que escriba sobre las historias de las ships en el clan del agua u otras que han aparecido en el lado humano, haganmelo saber.
Si desean votar les dejo los nombres de las ships en el Clan del Agua.
✑ Vota aquí por el NamJin.
✑ Vota aquí por el MarkSon.
✑ Vota aquí por el YoonMin.
✑ Vota aquí por el KookV.
✑ Vota aquí por el JiCheol.
✑ Vota aquí por el AmbYstal.
✑ Vota aquí por el JoohKyun.
✑ Vota aquí por el AynoHyuk.
♡━━━━━━━━━━♡
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro