2. First Heartbeat of Love
2001
Los colores de los cristales en el techo de roca alumbraban las amarillentas páginas del antiguo manuscrito alojado descuidadamente en la mesa de madera negra lisa. De vez en cuando, su mente y vista se sentía cansada tras pasar horas entre tantas palabras y dibujos hechos en tinta azul y roja, para evitar el escozor en sus ojos miraba hacia las lámparas, su tenue luz tenía propiedades curativas actuando en cuestión de segundos, ya que provenía de los cristales mágicos enterrados en el suelo, permitiéndole recuperar su vista para volver a leer. Su luz a veces le calmaba, aparte de recuperarse tras horas de gastar su vista, aunque tuviera doce años, aún le temía a estar en la oscuridad completamente solo, pero con una simple luz se sentía bien. Incluso la poca luz nocturna de afuera se filtraba por las ventanas lo hacía sentir seguro del susto que pasó a causa del cazador. HyungWon soltó un suspiro de cansancio y apretó el pedazo de carbón en su mano molesto. Los humanos eran insufribles, pero el niño humano... Un pergamino rodó por la mesa, cayendo con un ruido sordo a su lado. HyungWon pegó un brinco del susto junto a un gracioso chillido agudo, tirando su dibujo y carboncillo al suelo.
―Por el Hacedor ―dijo con voz queda y casi sin aire de la impresión, su corazón latía tan fuerte que llevó su mano al pecho, sobándose por un ratito, esperando a que volviera a su pulso normal.
Se levantó de la silla y recogió el pergamino del suelo. Caminó alrededor de la mesa para despejarse, restregando sus manos contra su rostro, agitando su cabeza y sus manos en un intento de permanecer despierto. Una vez logrado su objetivo miró el espacio que anteriormente ocupaba.
Muchos otros libros escritos en tinta azul, verde, negra o roja con bellísimos dibujos de plantas se encontraban desperdigados a lo largo de la superficie de madera, uno que otro pergamino se extendía desde la mesa hasta una silla, siendo el respaldo de ésta lo único que evitaba su caída al suelo húmedo de la biblioteca. HyungWon disimulaba estudiar los nuevos ejemplares de botánica mientras terminaba los trazos de carbón sobre el pergamino. Volvió a tomar a asiento y terminar con el dibujo. Una vez que esbozó la última línea se dio cuenta de lo extraño que era estar realmente intrigado en algo que tuviera relación con los humanos.
Su padre, Yoo KiHyun, le había dicho lo ruines y egoístas que los humanos podrían llegar a ser. Con una innumerable lista de razones para temerles, HyungWon creció con miedo a los humanos, o monstruos, como solía llamarlos cuando era un cachorro de cuatro años. Toda criatura mágica sabía que debían estar alejados de seres tan horribles, sin embargo, ¡un cachorro humano le salvó la vida hace una semana! Desde que regresó no ha querido dar crédito a lo que pasó, teniendo en cuenta las miles de historias de terror que contaban los cambiaformas adultos a todos los cachorros de la manada, advirtiéndoles del peligro que un humano representa para su existencia, HyungWon tenía todo el derecho de dudar. Recordando la gran hazaña del pequeño, le dio una razón suficiente como para iniciar una extraña sensación de curiosidad en HyungWon por el cachorro humano.
Nunca lo olvidaría al cachorro, aunque lo intentara: piel hermosamente clara, cabello rubio oculto tras un gorrito con orejas y unos bellísimos ojos color avellana, en ellos nunca mostró pizca existente de maldad sino algo más puro e intrigante para el cambiaformas. Sobre todo, su energía espiritual, no cabía duda alguna: el cachorro humano era único.
No había conocido a muchos humanos en su vida, en realidad, el niño era el primer humano con el que se topaba directamente además del cazador al que notó a tiempo para evitar la bala, con un poco de ayuda claro está. El niño ha sido hasta ahora, único en llamar su atención. Una de las habilidades como un cambiaformas es que están tan en contacto con su plano espiritual que saber cómo es la energía en cualquier ser vivo era como leer expresiones faciales para un humano.
¿Será posible que los humanos no fueran lo que le habían hecho pensar?
¿Y si este niño era la prueba de que humanos y cambiaformas pueden coexistir?
Recapitulando los hechos, HyungWon huyó después de oír el disparo, pero recordó que no era el único que podría salir lastimado, regresó para ayudar al niño cambiando de leviatán a humano. Sin un plan y mucho menos un arma para defenderse más que una piedra entre sus delicadas manos, observó todos los acontecimientos. Vio al niño sufrir en manos de este hombre, un segundo adulto defendiéndolo, un anciano aprendiendo al cazador y una pareja que supuso, eran los padres del niño por el amor de ambos en sus ojos hacia el pequeño, llevándoselo lejos de la escena. Sin que su mente pudiera evitarlo, se acercó a la enorme casa, por debajo del muelle y siendo casi sorprendido por uno de los adultos, esperando que el niño saliera de nueva cuenta. Al mismo tiempo deseaba salir a buscarlo, pero HyungWon tenía un inmenso terror de dejar el agua y ser descubierto.
El niño nunca salió de la casa, como un tonto se quedó esperando una hora antes del amanecer y decidió volver a casa. Entró a hurtadillas a su habitación, cuidando de no despertar a nadie, mucho menos a los dos alfas que había en la casa: su hermana Sana y su padre HyunWoo. Gracias al Hacedor que no pasó. Aun así, no pudo conciliar el sueño en toda la madrugada, lo que le dio una ventaja de cuatro horas antes de tiempo e ir a la biblioteca del clan. Rutina que siguió los siguientes seis días. Gran parte de su semana siempre estaba abordada por la intriga de saber por qué un cachorro humano fue capaz de priorizar la seguridad de un híbrido antes que la suya.
La única manera que conocía para no ser tan obvio fue estar casi todo el tiempo libre encerrado entre pergaminos y libros, y a solas, sin que nadie lo viera, leyendo sobre lo primero que le llamara la atención si había polizontes cerca, pero en secreto, comenzó a divagar en los misterios de la humanidad, tal vez las relaciones entre seres con magia y los mortales podrían ser pacíficas, siendo respaldado por los libros de historia. En ellos relataban cómo es que los humanos y leviatanes convivieron en paz, siendo una época próspera para ambas razas. ¿Por qué los humanos cambiaron el curso de la historia si ambos lados sabían llevarse bien?
HyungWon no creía que una amistad de varias generaciones se halla ido a la basura de la noche a la mañana, debería haber algo en la biblioteca para entenderlos. Muchas interrogantes de este tipo rondaban su cabeza y no lo han dejado en paz, por lo que dormir, comer y estar entre libros lo mantenían realmente ocupado.
La biblioteca estaba localizada en la parte más alejada de la extensión de cuevas subterráneas, a diferencia de cualquier estructura rocosa, la edificación estaba compuesta por piedra caliza, reforzada por cuarzos con edades desde el periodo cretácico(1), se alzaban hermosas columnas coloridas que desaparecían en el techo, fundiéndose con el color café oscuro de las cavernas, varios árboles fuertes de más de diez metros de altura, con su follaje verde pretendían ser las nubes que ocultaban lo más alto del edificio. Las paredes de piedra blanca fueron talladas por los primeros leviatanes, donde detallaban cómo es que el Hacedor los formó a partir de espuma del mar del cosmos, sus primeros hogares en el océano e islas desiertas, sus primeros encuentros con los hombres hasta su persecución y la supervivencia de los leviatanes tras la cacería. El significado estaba claro, a pesar de que muchas almas hayan pasado por estas puertas, el conocimiento sería lo único que nunca perecería bajo la influencia del tiempo.
Las puertas también eran hechas de piedra, en el centro de estas, un círculo de madera pintado de color azul mostraba runas de sus primeros antepasados con una leyenda que decía: "El conocimiento yace frente a ustedes, nuestros hijos, este recinto permanecerá abierto para aquellos que sean curiosos y deseen ser sabios". El visitante debía repetir la leyenda en su mente, además de tener una buena disposición para buscar el conocimiento dentro del lugar más sagrado en toda la manada, una vez que su energía desbloqueara los grandes candados y movieran las pesadas bisagras negras, las gruesas puertas se abrirían dando paso a un mundo repleto de conocimiento. Debajo de las puertas había unas inscripciones que funcionaban para repeler a los visitantes no deseados, formando un campo de protección para el conocimiento.
Dentro, una enorme extensión de pasillos hacia el frente conducía hacia el corazón de la biblioteca, un nivel con libreros acomodados en espiral, que visto desde niveles superiores e inferiores formaban un vórtice de flujo parecido a un ciclón. En total el edificio contaba con cerca de diez niveles inferiores al corazón y cinco por encima de él. Con muchas habitaciones destinadas a la lectura y otras más había pedestales para consultar pergaminos especiales para ver recuerdos de un antepasado o un evento histórico en específico. Las paredes estaban recubiertas por madera oscura, los que soportaban los pisos eran fuertes árboles formando diversas espirales como columnas, arte inspirado en el movimiento de las olas. Los estantes eran unas simpáticas cajas hechas de material cristalino y unas bonitas cortinas de seda roja cubrían la vista de los libros, era como si ellos quisieran que la sorpresa se conservara. La única guía para encontrar un libro eran las letras del alfabeto en la parte superior de los libreros. Pero al igual que el mundo mágico, si deseabas encontrar un libro en especial debían ir a un pedestal de consulta, en donde la energía del cambia formas se conectaba con la de la biblioteca, mostrándole el camino hasta el libro deseado a través de pensamientos.
Los pisos eran simplemente tierra mojada de la primera capa, reforzada con una gruesa capa de roca sólida de dos metros. Los pasillos poseían poca vegetación, uno que otro arbusto con flores lumínicas, alumbrando el caminar del lector. Muchos de los muebles eran árboles endémicos de aquellas cuevas, se alimentaban con la energía de los cristales enterrados en sus raíces, no había necesidad de usar la luz solar; siendo así que crecían de acuerdo a la necesidad del lector, una silla, un sillón, una mesa, lo que sea. El techo también estaba decorado con los mismos cristales, sólo que estos eran tan diminutos que parecían las constelaciones de estrellas reales. El olor a madreselva ha sido el favorito del cambiaformas en todo el mundo, además de las flores naranjas que florecían en las islas Tresco, por eso adoraba venir a la biblioteca, el refugio de sus dudas y donde pasaba la mayor parte del tiempo.
Esa madrugada buscó los primeros diez libros y pergaminos que le llamaran la atención y se puso a estudiar. Por unos momentos funcionó, despejó su mente, pero al poco rato el niño regresó a sus pensamientos, así que sin cuestionar nada, comenzó a dibujarlo, llevándolo hasta este punto. Frustrado, guardó el pedazo de pergamino en uno de los bolsillos de su pantalón, retomando su lectura.
Apenas había descubierto un libro sobre botánica, era increíble los miles de variedades de plantas africanas, sus cuidados, los lindos y variados tamaños de semillas, todo resumido en un volumen de ochocientas páginas. Desde que entró al jardín botánico de SeokJin, su halmeoni(2), se maravilló de ver tanto verde en su hogar, despertando su curiosidad. ¿Cómo es que la flora crecía sin necesidad de la luz solar como en la superficie? HyungWon ha venido sin falta a la biblioteca, todos los días de la semana desde que puede hacerlo sin compañía de un adulto, saciando su sed de conocimiento. Con un suspiro, HyungWon se prestó atención en el espejo frente a su mesa. La mitad de su cuerpo estaba ligeramente iluminado por la luz amarilla de las lámparas, mientras que la otra mitad era afectado por la luz del nuevo amanecer, sus líneas lumínicas rosas del cuello y clavículas se asomaban tímidamente por su camisa azul oscuro, era tenues, indicando su corta edad.
―Aquí estás.
La dulce voz de una alfa llamó su atención, desvió la mirada hacia la fuente de sonido, reconociéndola inmediatamente su leviatán interno soltó un sonido de cariño, recibiendo a la alfa con una enorme sonrisa en su rostro.
Un hermosa jovencita de hebras llameantes y ojos del mismo color, piel blanca como la de su padre y unos labios que seducirían fácilmente a cualquier omega, menos él por ser su mellizo, se aproximó hasta él. A pesar de sólo vestir una camisa amarilla deslavada con cordones cafés marcando un escote en forma de flecha y mangas acampanadas con un pantalón de algodón del mismo color que los cordones, se veía realmente hermosa aún si ataba su cabello en una trenza sencilla. Además de que su luminiscencia naranja neón se podía ver a través de su ropa.
Sana, se ha convertido en una bella joven. Cabe mencionar que, por ser alfa, su magia acelerada le ha otorgado la edad de dieciséis años, recalcando aún más la diferencia de edad entre ambos mellizos. HyungWon tenía apenas doce años en magia debido a que tuvo problemas en despertarla. A diferencia de su melliza, HyungWon tiene una apariencia muy linda gracias a naturaleza omega, piel blancamente sedosa, cabello rosa-morado y cuando la luz acaricia su cabello, este emite cierto color azul, sus ojos eran una combinación donde predominaba el color rosa por sobre el morado, aparte de eso, él no era tan llamativo como otros omegas en su manada, esperaba que su transición de cachorro a adulto no le trajera más inconvenientes. HyungWon era un poco más delgado que Sana por lo que era molesto para él ser menos agraciado que la alfa y como un premio adicional, era molestado por sus dos mejores amigos.
―Te he estado buscando por todas partes, cielos, sí que madrugas.
No necesitaba ser adivino para conocer el motivo de la visita de su melliza. HyungWon no midió bien su tiempo este día, ya que anteriormente dedicaba treinta minutos de sobra para volver a casa y dormir un poco, luego tomaría una ducha, desayunaría y después a entrenar toda la tarde.
―Déjame acomodo todo ―dijo el joven cambiaformas a su hermana mayor.
―Te ayudo.
Ambos devolvieron todos los volúmenes de botánica en los estantes de la inmensa biblioteca.
―Debes dejar de estar tanto tiempo en la biblioteca, nunca encontrarás al amor de tu vida entre páginas polvorientas ―regañó la alfa mientras encontraba un espacio libre entre los libros y colocar el prestado.
―Como digas ―contestó el menor de los mellizos sin pensar realmente lo que decía.
―Acabo de decir que te quedarías solterón ¡¿y sólo dices "¿Como digas?"?!
―Sí Sana, como digas.
― ¿Me vas a decir qué pasa o tendré que usar mi voz contigo?
―Estoy un poco estresado por mi falta de don ―mintió el joven cambiaformas―. Sólo, terminemos y al ruedo ¿de acuerdo?
HyungWon odiaba mentirle a su melliza o a cualquiera, pero no podía decirle que se escapó en mitad de la noche para conseguir plantas medicinales para el tío YoonGi y lo salvó un cachorro de humano en el trayecto. Últimamente la gran mayoría de las especies de plantas medicinales endémicas del Lago Ness comenzaron a escasear en los fondos submarinos del lago en los últimos diez años humanos, así que recurrieron a otras que sólo se encontraban en la superficie y desde que las reglas comenzaron a ser más estrictas, las misiones hacia la superficie fueron canceladas, los botánicos y sanadores eran los que más resentían esas limitaciones. Es por eso que se escapó a mitad de la noche, su tío YoonGi y los enfermos necesitaban algo para mejorar la vitalidad de sus leviatanes internos, pero perdió la bolsa esa noche que conoció al cachorro humano. Si Sana se entera de lo que hizo, seguramente hablaría con sus padres y estaría en serios problemas. Callarse era su mejor jugada en el momento.
Una vez ordenado todo, Sana condujo a su hermano fuera de la biblioteca hasta el ruedo de entrenamiento.
El hogar de HyungWon era un paraíso oculto. A pesar de no tener el mismo cielo que arriba, los cristales en lo más alto de las superficies rocosas incrementaban o menguaban su brillo, siendo así que obedecían un horario similar al de la superficie. Así ellos sabían cuándo era de día y noche. Lo más bello de esos cristales, eran sus matices para expresar su hora. Iban desde los más normales como el amarillo, azul, rojo, morado, pero en cierto horario, el cielo subterráneo se iluminaba de un color verdoso. Dándole más brillo al follaje predominante con árboles frondosos. Contrastado por esporas del tamaño de bolas de nieve que adoptaban colores como el rojo, morado o rosado.
Los caminos eran parecidos a los de un bosque virgen bordeados por muchos árboles floreados y sauces enormes con flores coloridas y sus pétalos también poseían luminiscencia, otros en cambio, estaban delimitados por ríos del tamaño adecuado para que un leviatán de diez metros pueda nadar por ahí. Los diferentes niveles permitían ver una alineación ascendente de casas construidas con las mismas piedras de las cuevas y techos de madera, engalanadas con bellos colores terrosos y azulados. Las construcciones se veían muy bien elaboradas a pesar de las condiciones, muchas columnas y paredes de roca blanca poseían grabados con energía del color de sus ocupantes emanando de ellas.
Sana y HyungWon subieron cerca de diez niveles antes de girar a la izquierda hasta una escalera tallada en piedra caliza hacia un ruedo de entrenamiento. El anfiteatro era de aproximadamente veinte metros de diámetro. En la pared oscura había una puerta de roble dando un mínimo vistazo a la armería del Clan del Agua, la cual estaba abierta de par en par, con pesadas bisagras y cerrojos hechos de acero negro, regalo del Clan de Fuego antes de la Gran Persecución. La puerta se activaba cuando los cambiaformas se reunían para entrenar o en tiempos de guerra. Dentro, una extensa sala de armas se abría paso, con estantes fabricados a partir de caoba. Las losas eran color arena y grandes candelabros iluminados con las esporas que había en el exterior servían para alumbrar toda la sala. Dividida en dos, del lado izquierdo estaban todas las armas que fueron pensadas para entrenar, hechas con madera y acero común. Las otras sólo eran mangos hechos de una aleación del material más precioso para un cambiaformas: el diacuarzus(3), una extraña aleación entre un diamante y cuarzo. Éstas sólo pueden ser usadas cuando un cambiaformas se gana el derecho a su propia arma forjada para él o ella por los herreros de la manada.
En el Clan del Agua el uso de armas era obligatorio, sin importar si eran omegas, betas o alfas, todos debían usar armas para defenderse en caso de ser necesario. Norma que se acató años antes del nacimiento de HyungWon y Sana. Los humanos comenzaron a ser más agresivos así que ellos deberían aprender a defenderse a como dé lugar.
La manera en la que los leviatanes pasan por el rito de entrenamiento es diferente de otros clanes. Desde temprana edad comienzan a manejar armas, probando desde espadas, lidiando con dagas, hasta tratando con látigos. Una vez que el cambiaformas muestra agilidad, rapidez y fiereza al manejar un arma, el pueblo entero realiza una ceremonia especial para aquellos que han encontrado su arma. Es de suma importancia realizarla, ya que indica que el cachorro pasa a ser un adulto, listo para tomar su lugar y decisiones en su manada, comenzará a trabajar de acuerdo a sus aptitudes.
Y HyungWon apenas sabe tomar un cuchillo de la manera correcta.
El chico de hebras rosadas-moradas odiaba entrenar, sabía que no tenía las condiciones para una batalla cuerpo a cuerpo o siquiera para entenderse con una simple daga, pero debía comenzar a desarrollar todo de él, pues es cierto que sufría un retraso en la aparición de su don como su aceleración de magia; En otras palabras, su cuerpo confabulaba contra él, sobretodo su leviatán interior.
Sana y HyungWon bajaron por las escaleras del ruedo hasta la arena. En el lugar predominaban alfas y betas rudos derribándose de las plataformas mientras eran juzgados por los instructores, los pocos omegas miraban pasmados la brutalidad de los combates tratando de procesar cómo podrían pelear de igual forma. A lo lejos vio a su padre, Son HyunWoo. El fornido cambiaformas analizaba a los dos aprendices alfas. Al finalizar el primer encuentro los mandó a descansar. Otro grupo de cuatro cambiaformas entró al cuadrilátero.
Los mellizos se acercaron al tercer grupo a cargo de su padre. Donde también estaban sus mejores amigos.
El alfa con una hoja curva y mango en el centro era Jeon HoSeok. Un chico de hermoso cabello naranja durazno, piel bronceada y ojos color escarlata, su sonrisa brillante no paraba de asomarse ante lo que sea que el omega a su izquierda estaba diciendo. Lucía una camisa suelta blanca y unos pantalones ligeros cafés; sus muñecas estaban protegidas por vendas de cuero negras diseñadas para el combate, al igual que usaba vendas en sus brazos y abdomen, presumiendo inconscientemente su esbelta figura. HoSeok siempre muestra una brillante actitud positiva, su carisma era tan contagioso que hacía sonreír al más amargado de la manada. HoSeok, al igual que Sana, tenía la misma edad en magia. El otro chico a su lado era Min JiHoon. El omega iba vestido con una camisa ligera color azul pastel, pantalones cafés oscuro y también usaba vendajes en partes estratégicas de su cuerpo. Su tono de piel era casi igual a la de un cadáver, pero el color castaño chocolate enmarañado en bellas ondulaciones resaltaban sus ojos azul pastel. JiHoon portaba una pequeña hacha del tamaño de su antebrazo, descansando a su costado. Él tenía una posición delicada, pero era meramente pura apariencia. JiHoon era de los omegas con más carácter en toda la manada y hasta hora, el cambiaformas invicto en batallas de cuerpo a cuerpo debido a su rudeza y poca consideración ante su adversario, no por nada se le apodó Woozifer.
―Hyungwonie ―exclamó el alfa que corrió hasta él para abrazarlo―. Pensé que nunca volverías al ruedo después de la aplastante derrota contra JiHoon.
―Ni yo ―murmuró HyungWon de mala gana.
Incluso si JiHoon era un omega, lo ha rebasado en magia, casi a punto de cumplir los quince años. Sus habilidades con armas, en especial con un hacha corta lo dejan mordiendo la lona. Es el único en toda la manada que ha presentado un retraso en todo, cosa que le ha estado preocupando.
HyungWon se deshizo de su mejor amigo y se dirigió junto a Sana hacia la sala de armas, donde escogió unos guantes largos casi hasta llegar a los codos de cuero café, en la parte de la muñeca había una abertura conectando una especie de lazo hecho del mismo cuero. HyungWon nunca los había visto y vaya que le encantaron, puesto que salió con una enorme sonrisa de satisfacción de la armería. Sus amigos no podían estar más que orgullosos, era la primera vez que HyungWon le parecía interesante practicar. Se los colocó con un poco de prisa, le quedaron un poco grandes debido a su tamaño de cachorro, aun así, no paró su encanto con el arma. A petición de sus amigos demostró un simple movimiento, el ruido del cuero cortando el aire y los sonidos de emoción por parte de sus dos mejores amigos y melliza, le hizo sentir más confianza para entrenar. Ese día tal vez no sea tan malo.
―Vaya juguete de bebé, omega ―se burló uno de los alfas que paseaban altaneramente por el ruedo, atrayendo la atención de todos.
―Mejor cuida tu boca, imbécil ―amonestó JiHoon con una mirada desafiante.
―Déjalo ―intervino HyungWon, plantándose frente a ellos.
Muchos en su aldea lo conocían por ser el cambiaformas con el retraso más largo en toda su historia, motivo que no iba a dejar pasar por alto. Su instinto de competitividad y una descarga de magia comenzaron a fluir por sus venas, su leviatán interior despertó ante la amenaza de un alfa, haciendo que su brillo rosado llamara la atención de su padre.
―Sólo tiene una lengua larga.
―Igual que tú, omega. Ni siquiera sabes manejar una simple daga, mejor deja esos guantes y regresa a tu casa para que cuides de cachorros, todos sabemos que eres el omega más inútil de toda la manada. Tú nunca podrías durar ni medio segundo solo. Así que mejor espera tu primer celo y que te marquen, así ya no darás problemas a nadie.
HyungWon conocía perfectamente su condición física y falta de ánimo por moverse más de lo necesario en los entrenamientos, pero que alguien más lo insulte por preferir la paz antes que la guerra o por su casta, le tienen harto hasta la coronilla. Y a su memoria, regresó el recuerdo del pequeño cachorro humano salvando su vida. Él dejó que alguien con mayor fuerza abusara del pequeño sin hacer nada más que observar como un cobarde. Una horrible sensación de culpa lo invadió debido a su nulo esfuerzo por ayudar al cachorro de humano si él arriesgó mucho por HyungWon aquella noche. Sus ojos adoptaron un brillo oscuro, aunque por dentro HyungWon quiera mostrarse sumiso ante la presencia de un alfa debido a su casta, su rival no era lo suficientemente fuerte para doblegarlo.
El omega apretó los puños y movió su cuerpo tan rápido, doblando las piernas ligeramente, su brazo trazó una línea hacia arriba, el listón de cuero por unos segundos adquirió la dureza de una espada recién afilada, cortando ligeramente el pómulo de su retador. Su acto sorprendió a muchos en el ruedo, incluido él mismo. Ahora todos sabían que subestimar a un omega o a cualquier cambiaformas considerado inferior en fuerza no era una buena jugada, mucho menos si ese omega estaba armado.
―La próxima vez, sé más considerado ―le advirtió HyungWon antes de alejarse, dejándolo con la boca abierta.
El enojo se asomó por el rostro del alfa. Tomó con furia una daga y se acercó para atacarlo por la espalda.
― ¡HyungWon! ―advirtió Sana.
El aludido se giró a tiempo para evitar que la hoja afilada tocara su cuerpo. HyungWon se sorprendió de sentir cómo es que la adrenalina corría cada centímetro de su cuerpo, dispuesto a reaccionar ante cualquier estímulo. Asumiendo una posición de defensa, esperó a que el contrario hiciera un movimiento, el cual consistió en un ataque de frente con la daga en mano. HyungWon se movió a su izquierda, moviendo su brazo hacia abajo. La cinta de cuero se onduló para enredarse alrededor de la muñeca del atacante. El mayor no esperó tal atrevimiento. Furioso, conectó su codo contra el delicado rostro del omega. HyungWon se tambaleó por unos segundos que le costaron una buena patada en su estómago, voló por los aires, aterrizando sobre su costado al otro lado de la arena con los pulmones casi vacíos de oxígeno.
― ¡HyungWon! ―chillaron HoSeok y JiHoon al mismo tiempo.
― ¡Levántate, tú puedes con él! ―apremió su melliza.
Muchos en el ruedo habían dejado de pelear entre ellos para observar la batalla. Un desafío entre omega contra alfa no eran algo que se viera a menudo. Muchos apoyaban al alfa, pero otros más vitoreaban a HyungWon.
Jackson, su tío y HyunWoo, el padre del omega miraban la escena. Por más que ambos quisieran intervenir, no podían. Todos los cambiaformas debían hacerse lo suficientemente fuertes para poder combatir sin dudar a cualquiera que amenazara la integridad de uno mismo o de la manada. Y enfrentarse a rivales mucho más fuertes y grandes que ellos, les permitía usar su creatividad para afrontar dichas dificultades. Sin embargo, la diferencia en edad, tamaño y casta no hacían nada más que preocupar a ambos. HyungWon peleaba contra un alfa de veinte años en magia y él apenas contaba con doce años, la pelea era casi injusta.
HyungWon estaba desesperado por salir. Con mucha suerte, el pequeño cambia formas trató de salir de su aturdimiento, pero el enemigo se acercó e intentó golpearlo. HyungWon por puro milagro movió sus piernas, barriendo a su enemigo, dejándolo en el suelo. Comenzó a moverse lejos del agresor, gateando, más el alfa de ojos oscuros lo tomó del tobillo. Con la furia emanando de cada uno de sus poros, HyungWon se sintió realmente intimidado. Lanzó varios manotazos hacia su atacante, pero lo neutralizó tomando sus pequeñas muñecas con una de sus enormes manos. Preso del miedo HyungWon alcanzó a colar sus piernas cortas hacia arriba, conectó un fuerte golpe al estómago con su rodilla. Rápidamente el peso sobre él aminoró y pudo liberarse.
Con torpeza se levantó del suelo al mismo tiempo que el chico de orbes oscuras. HyungWon tragó en seco al notar que al aura de poder del alfa comenzaba a debilitar su fortaleza. Asustado aprovechó para usar la arrogancia del mayor. Conforme el de ojos oscuro se aproximaba, HyungWon agachó lentamente su cabeza en muestra de sumisión. Una sonrisa altanera se asomó por los labios de su rival. Cuando Jackson iba a interrumpir el combate en ese momento. HyungWon aprovechó el momento, agitó las cintas de cuero hacia las manos de su captor, rápidamente HyungWon giró sobre sí mismo e hizo que las muñecas de su enemigo quedaran hacia arriba, torciendo el ligamento ligeramente. Todos soltaron un grito de emoción al ver la voluntad del omega. El más alto intentó usar su fuerza bruta jalando de las cintas, pero HyungWon previno sus pensamientos, se encarreró hacia su objetivo, deslizándose por debajo del espacio entre sus piernas, una vez del otro lado, tiró fuertemente de las cintas. Su rival sin las posibilidades de escaparse del ataque, su cuerpo se dio una vuelta completa, cayendo de espaldas y quedando sin aliento.
HyungWon no esperó a que el alfa se pusiera por completo de pie, agitó una cinta y después la otra, el cuero cortó el interior de ambos muslos, haciendo que el alfa cayera sobre sus piernas. Intentó moverse nuevamente, pero el omega de cabello rosa-morado lo mantuvo el suelo agitando otra vez una cinta, sólo que el golpe no cortó parte de la carne, pero sí que abofeteó su mejilla sana estrepitosamente. El alfa se rindió, puesto que el fuego en los orbes rosados de Hyungwon le demostraron que, siendo omega, era más fuerte de lo que aparentaba.
Todo el ruedo vitoreó a HyungWon, quien soltó una gran bocanada de aire junto con una resplandeciente sonrisa de orgullo. Sorprendido del desempeño de su hijo, HyunWoo no sintió más que orgullo por su pequeño omega.
―Al parecer la fuerza sigue presente en la familia ―dijo Jackson, observando con el mismo orgullo a su pequeño sobrino.
―Es su voluntad, no su genética ―contestó HyunWoo.
―Lo dudo, es hijo de los pocos omegas con la capacidad de resistir ante otros alfas que no sea su destinado y de un alfa con el don de la fuerza.
HyunWoo sonrió.
―Lo hubieras visto Eomma, le dio una reverenda paliza ―comentó una Sana muy emocionada.
KiHyun rio al ver el sonrojo de su pequeño hijo desde la cocina.
―Claro que me hubiera gustado, pero tenía que ayudar a tu tío YoonGi con algunos pacientes.
Sana y KiHyun recibían la ayuda de SeokJin y JiMin en la cocina, incluso TaeHyung que apenas sabía preparar café sin que hiciera un desastre de granos por todos lados, ayudaba a preparar el almuerzo siempre al lado de su amado esposo: JungKook. NamJoon, YoonGi y HyunWoo estaban en la sala de la casa hablando con los próximos padres primerizos: Jackson y Mark. El hermano mayor del cambiaformas peli naranja cumplía ese día tres años humanos de casado junto a Mark, el omega que le costó muchos años conquistar. Y qué mejor bendición que el hermoso omega peli rojizo-morado esté por darle tres cachorros, sólo faltaba una semana para que diera a luz, sin embargo, su vientre apenas se notaba.
Jackson rodeaba con uno de sus brazos a su pareja, mientras que su mano libre descansaba sobre sus bebés. NamJoon y HyunWoo le deban consejos al próximo papá y sobre los posibles cambios de humor en Mark después del parto ya que él parecía el mismo estando embarazado. YoonGi reía de vez en cuando ante las advertencias de sus amigos tras pasar ambos por el embarazo y parto de sus omegas. En otros momentos miraba hacia el interior de la cocina, su precioso JiMin de veinte años lucía más hermoso que nunca, debido a que sus rizos dorados enmarcaban una carita de ángel, sus amables y traviesos iris dorados lo observaban de vez en cuando, pero JiMin apartaba la mirada de la suya, todavía seguía siendo un penoso. Ver a toda la familia le daban unas inmensas ganas de hacer lo mismo con JiMin, el verdadero problema: SeokJin.
―Deja de acosar a mi hijo, Min ―demandó el mayor de los omegas.
―Pronto será mi esposo, Kim ―contestó YoonGi con una aplastante confianza, provocando la risa de todo el mundo menos SeokJin―. Espera a la fecha definitiva de nuestra boda o cuando seas abuelo por tercera vez, lo que pase primero.
SeokJin le lanzó un trapo mojado de la cocina directo a la cara. Las carcajadas descontroladas de NamJoon, HyunWoo y Jackson hicieron enojar al alfa de cabello celeste. Una sonrisa brillante de satisfacción se asomó en el rostro del omega líder. YoonGi se quitó el trapo sucio con un claro gesto de disgusto, golpeó a NamJoon y HyunWoo con el trapo en las piernas, ellos se retorcieron de dolor, luego fulminó con la mirada a su amigo-suegro, SeokJin volvió a su labor como cocinero de la casa sin darle importancia al berrinche de YoonGi.
Incluso las risotadas de los adolescentes de la casa inundaron el lugar. HyungWon colgaba de la cintura de HoSeok y JiHoon se tiró en el suelo por ver tan cómico incidente a su hermano mayor. Los tres, una vez que controlaron su risa, comenzaron a poner la mesa. Más tarde se unió Haneul, madre de YoonGi y JiHoon. Todos hablaban animadamente sobre cualquier cosa en su día. Pero una pregunta un poco incómoda hizo que HyungWon se retractara de calificar al día como uno muy bueno.
― ¿Ya eligieron qué van a ser en la manada, mis pequeños? ―preguntó la madre de YoonGi hacia Sana, HoSeok, JiHoon y HyungWon.
―Pues... he pensado en ser guardiana, como mi padre ―declaró Sana cuando terminó su bocado y tomó agua.
KiHyun y HyunWoo miraron con completo orgullo a la alfa.
―Me parece bien que nuestros guardianes vayan en aumento ―terció NamJoon, líder del Clan.
―JiHoon dijo que quería ser Recolector de Memorias ―comentó YoonGi, quien recibió un golpe en su costado por parte de su hermanito.
―Aún no lo decido ―murmuró.
JiHoon era un híbrido poco común. Poseía un Don Mental conocido como Memoria Blanca, el poseedor de dicha habilidad es capaz de alterar los recuerdos o de incluso suprimirlos. No hay poder en la tierra que puede revertir los efectos. JiHoon apenas estaba descubriendo su don ya que estaba pasando por la transformación de cachorro a un cambia formas adulto. Era realmente un milagro que alguien como él estuviera en la manada. Con el tiempo se han tenido registro de cambia formas capaces de manipular los recuerdos de una gran cantidad de mortales. En todos los clanes hay al menos un poseedor de la Memoria Blanca, se les conoce como Recolectores de Memorias, su principal función dentro del clan es aliviar recuerdos demasiado traumáticos, aliviando el dolor y en el peor de los casos, borran memorias de los mortales que tienen conocimiento del mundo de los cambiaformas.
―Tenemos que negociar tu aprendizaje ―le dijo SeokJin tomando la mano de NamJoon―. Puedes ir aprender con el Clan de la Oscuridad, los demonios son buenos para esta clase de dones.
―Todavía no sé si quiero meterme en la cabeza de las personas.
―No te preocupes, consigue un buen maestro y no pasará nada ―intervino Jackson.
JiHoon asintió con un poco más de confianza.
― ¿Qué hay de tí, Hobi? Tu tampoco has querido elegir después de recibir tu arma ―inquirió su padre, JungKook.
―Quisiera ser Forjador, tengo la firme decisión de crear armas que de verdad revelen la personalidad de sus dueños.
―Creo que tendremos otro candidato para estudiar con nuestros hermanos del Clan del Fuego ― comentó un JiHoon muy emocionado.
― ¿Y tú, HyungWon? ―preguntó Mark―. Tu don ya debió aparecer si por fin pudiste manejar un arma.
El omega de doce años obtuvo la completa atención de todos en el lugar. Había olvidado que su pelea contra un alfa y manejo de un arma sin necesidad de haber consultado a un instructor era la señal antes de comenzar su viaje como adulto. Por consiguiente, elegir cómo podría contribuir en su hogar.
―Yo... ―tartamudeó.
¿Cómo le decía a su familia que su don no aparecía ni por asomo? Se quedó en blanco. No sabía qué responder.
―Tal vez sea Botánico ―declaró HoSeok.
―O tal vez Guardián ―sugirió Sana.
―Puede que sea Sanador ―repuso JiHoon.
Apreciaba el hecho de que sus amigos salieran en su defensa. Muchos parecían discutir sobre sus pros y contras en muchos de los puestos de la manda, más HyungWon no se sentía bien. Necesitaba alejarse un poco de todos.
―Iré a dar una vuelta ―anunció dejando su plato completamente vacío de lado y dejando la mesa.
Salió de la casa de dos pisos hacia los caminos de tierra, bajando varios niveles de casas. Sus pies descalzos agradecían descasar sobre la tierra, anduvo un buen tiempo por los bosques de su hogar hasta toparse con el acceso que escondió hace una semana, era el camino que siguió para salir a la superficie sin tener que cruzar la entrada principal.
A su mente llegó el recuerdo del cachorro humano. Desde que regresó no pudo sacarlo de su cabeza. Debía agradecerle por haberlo salvado. Sin pensarlo mucho, movió los arbustos del túnel, una vez dentro, se giró para colocar de nuevo los arbustos. Caminó entre la oscuridad, con su propia luminiscencia emanando de su cuerpo como su única fuente de luz a través del túnel. Una vez que divisó el fin que daba a una gruta con piedras preciosas de brillo propio, su luz bajó de intensidad. El agua azul era realmente una maravilla, podía ver el fondo. HyungWon se despojó de toda su ropa y la dejó detrás de una roca. El pequeño lago subterráneo estaba compuesto por una serie de escalones que se hacían cada vez más profundos, hasta que desaparecían en la oscuridad. El sistema de cuevas estaba conectado a otra red de túneles hacia la superficie.
Lentamente se adentró en el agua, la cual estaba cálida, caminó un par de metros hasta que su cabeza fue cubierta completamente por el agua. Se adentró más hasta estar justo en el centro del lago. Cerró sus ojos para concentrarse en llamar a su verdadera forma. Sus manos y piernas comenzaron a tornarse oscuras hasta adquirir la forma de aletas, su piel delicada fue reemplazada por escamas fuertes color rosadas y moradas con reflejos azulados, el bello cuello del joven cambia formas fue adornado por una pequeña cresta con unos brillantes puntos rosados. El hermoso leviatán de dos metros se dirigió hasta el túnel bajo el agua que lo llevaría hasta la superficie.
Una vez fuera de la seguridad del sistema de cuevas, HyungWon reconoció esa parte del lago, estaba al Sur, la entrada casi conectaba a las costas hacia el Océano. Dio la vuelta en la dirección contraria, rápidamente llegó hasta una distancia prudente de diez metros de la mansión. Una calidez agradable llenó su pecho cuando sintió el alma pura del cachorro, se asomó ligeramente sobre la superficie del agua, cuando conectó su mirada con la del niño sabía que estaba firmando su condena.
Era incorrecto lo que estaba por hacer.
―Ya duerme, pequeño conejito travieso ―refunfuñó MinHyuk tiernamente―. Mañana tengo que trabajar.
―No quiero ―se negó el niño escondiéndose entre sus mantas para que el adulto no lo alcanzara.
Su tío MinHyuk logró calmar al niño después de un rato de juegos, acostando al pequeño entre mantas gruesas con el interior de borrego de color dorado y vino. MinHyuk besó tiernamente la naricita de su pequeño sobrino.
― ¿Tío? ―lo llamó el pequeño rubio de ojos avellana claro―. ¿Crees en la magia?
Extrañado por la pregunta de WonHo, MinHyuk tomó a su sobrino entre sus brazos, sacándolo del escondite, llevándolo hasta el balcón, donde el lago lucía precioso por la luz lunar y el brillo débil de la luz fabricada por el hombre en los pueblos vecinos.
―Cuenta la leyenda que el Creador diseñó su propio paraíso, lleno de interminables tierras verdes, profundos mares azules y cielos repletos de nubes esponjosas fueron habitados por grandes bestias, quienes fueron los que fundaron todo lo que ves. Nuestros ancestros creían que descendíamos de criaturas del océano, por eso tenemos un increíble deseo de estar cerca del agua. Los primeros humanos convivieron con estas nobles bestias, hasta que ellas desaparecieron, quedando un solo dragón hecho de piedra, que custodia las aguas del Lago Ness sumergido en lo más profundo del lago, protegiendo a todos sus antepasados y a los pueblos que aceptaron su cuidado hasta en final de los tiempos. Así que sí, mi pequeño conejito, he creído en la magia toda mi vida.
―Me gustó mucho ese cuento, tío Minnie.
―Tu abuelo solía contárnoslo junto con una especie de acertijo ―depositó de nuevo a su pequeño sobrino a su cama, cubriéndolo muy bien del frío―. Detrás de cada leyenda, hay una verdad que aguarda por ser descubierta. Y la magia no necesariamente está en el sombrero de un mago o en su varita, a veces la encuentras en los rincones menos esperados.
Se inclinó para darle un fuerte beso en su frente antes de irse, apagando todas las luces del cuarto. WonHo con una sonrisa cayó directo en un sueño cálido, hasta que escuchó en su mente una dulce voz.
―Cachorro humano, despierta.
Obedeciendo, WonHo abrió sus párpados con pesar. Un poco desorientado por la falta de luz en su habitación, sintió de nuevo la necesidad de dormir, hasta que la voz volvió a retumbar en su cabeza.
―Cachorro, sal por favor.
Con una nueva sensación de curiosidad llenado su cuerpo, saltó de su cama hasta el suelo, salió al balcón, viendo que en el muelle apenas se asomaba la cabeza del extraño residente del Lago Ness. Con una enorme sonrisa en su inocente rostro se alejó corriendo de su habitación, con cuidado de no despertar a nadie en la casa, WonHo se escabulló de puntillas hasta la playa de rocas, donde el cuello del noble animal ya se encontraba expuesto.
Los brillantes ojos coloridos del leviatán le parecían muy bonitos al niño. Cuando WonHo llegó hasta el final del muelle, a poca distancia del animal, sonrió. El corazón del cambia formas comenzó a latir rápidamente, le preocupó que este fuera a salir de su pecho y el niño lo notara. Al estar en su verdadera forma había ganado algo de confianza para enfrentar el cachorro humano, pero que el pequeño le sonriera de manera tan adorable le hizo encogerse ligeramente.
―Me alegra que esté bien señor dragón ―dijo el niño mostrándole unas bellas y pequeñas perlas blancas por dientes.
―También me alegra saber que no te hicieron tanto daño ―le habló por sus pensamientos.
―Sabes hablar con tu mente, ¡que genial Señor Dragón!
HyungWon rio mentalmente. Apreciaba la inocencia y curiosidad del pequeño WonHo. Pero su felicidad duró poco, ya que vio que sus manitas estaban cubiertas por vendas. Por impulso, acercó su morro hasta las manitas de WonHo, las cuales, estaban entrelazadas entre ellas, denotando la emoción del niño por volver a encontrarse con el leviatán. Al ver la cercanía, se quedó quieto, mirando cómo es que el leviatán reflejaba una mirada herida al contemplar las heridas que provocó por un accidente.
― ¿Te duele? ―preguntó después de un rato.
―No se preocupe, Señor Dragón ―lo calmó.
Movió sus manos al frente, casi rozando la piel del leviatán, temiendo asustarlo. HyungWon se quedó estático al sentir la cercanía del pequeño cachorro humano, la piel tibia y blanca de WonHo calentó aún más su corazón. Cerró los ojos disfrutando de sentir algo nuevo al entrar en contacto con la piel tersa del niño. Se sentía muy bien. Se separó ligeramente al recordar las vendas.
―Espera aquí.
WonHo obedeció, un poco extraño vio que el noble animal se sumergía de nueva cuenta al lago. Esperó unos minutos antes de que el leviatán saliera de nuevo, ahora con una diminuta mancha verde en el hocico. HyungWon se acercó hasta el niño.
―Déjame sanarte.
WonHo se quitó las vendas de sus manitas, dejando ver un ligero raspón rojizo, no era la gran cosa, apenas comenzaba a cerrarse, aún veía pedacitos de piel levantada y la nueva en tono oscuros debido a la falta de luz. HyungWon acercó su morro, la capa verde se adhirió de inmediato a la piel blanquecina del menor, que al momento en hacer contacto ambos cuerpos, unos ligeros tintineos de luz rosada lucieran en la cresta del leviatán, el color verde comenzó a desvanecerse, sintiendo cómo la sustancia nueva se filtraba por su piel, WonHo más que miedo, sintió una enorme curiosidad por preguntarle al leviatán qué había hecho con él. Cuando su piel volvió a ser del mismo color natural, el niño de ocho años descubrió que sus heridas desaparecieron. También revisó sus rodillas, levantado su pantalón del pijama, llevándose la grata sorpresa de ver su piel sana.
― ¡Gracias Señor Dragón!
Se pudo distinguir una sonrisa en la cara del leviatán, lo que hizo más feliz a WonHo.
― ¿Nos veremos otro día señor Dragón?
―En primer lugar, me llamo HyungWon, no Señor Dragón ―le expresó con un tono un poco molesto por ser prácticamente clasificado como un dragón cuando hay una enorme diferencia entre un dragón y un leviatán, pensó el joven cambia formas―. Segundo, ya es tarde y debes dormir, pequeño cachorro humano.
―Pero no tengo sueño ―contradijo WonHo, al mismo tiempo que bostezaba.
El leviatán se acercó para empujar delicadamente el cuerpecito del niño, quien sin mucho que objetar, obedecía.
―Duerme pequeño cachorro, nos veremos mañana.
Con esa promesa en su corazón, HyungWon dejó ir al niño. WonHo caminó unos cuantos pasos perezosos por el muelle y regresó para abrazar la cabeza de su nuevo amigo, besando sus escamas de paso. WonHo grabó en su memoria la calidez de la criatura, porque era único: extraño, agradable y realmente no quería irse, su corazón sentía que se rompería si algo le impedía volver a ver a HyungWon.
―Me llamo WonHo ―susurró, su corazoncito latió de tristeza por comenzar su espera hasta verlo de nuevo en la siguiente noche―. Duerme bien HyungWon.
―Descansa WonHo.
Y el niño regresó al interior de la casa dejando a un omega con el corazón latiendo a mil por hora. El leviatán rosado-morado esperó hasta que el niño desapareciera de su campo visual y regresar a la suya.
Al estar de vuelta en su hogar, caminó por los senderos hasta que se topó con una casa en la parte más alta de las extensiones cavernosas. Piedras más oscuras formaban una agradable construcción de dos pisos, las ventanas circulares de madera oscura decoraban la fachada principal. El jardín frente a la casa se conformaba por tulipanes con brillo en sus pistilos, rosas y claveles blancos subían por la pared de la izquierda haciendo una enredadera hasta el techo del lugar. Una pequeña cerca de madera oscura delimitaba su hogar con el sendero.
Abrió la puerta con cuidado, sus padres se encontraban en la cocina limpiando los platos y vasos, con una sonrisa y una mirada de amor tan profunda en los rostros de los dos cambiaformas adultos, calentó el corazón de HyungWon al ser consciente y testigo del amor profesado entre esos dos cambia formas era muy fuerte y sincero, a pesar de que ambos poseen personalidades visiblemente opuestas la una a la otra, tanto que HyungWon comenzó a anhelar sentirse de esa forma. Sin querer interrumpir su burbuja de amor, HyungWon subió las escaleras con cuidado, cuando estaba a punto de desaparecer por el pasillo, escuchó a sus padres hablar:
― ¿No notas algo raro en nuestro cachorro? ―preguntó el omega de hebras naranjas, su esposo le dedicó una mirada preocupada.
―Tal vez no sea nada.
―Mi amor, no es normal que un omega se retrase tanto en presentar un don, lo creería más de un alfa o un beta, pero ¿un omega? Nuestra casta es la que siempre se adelanta en todo... ―refutó―. Tal vez sea mejor que YoonGi lo revise de nuevo o tal vez tengamos que pedirle a NamJoon que hable con el clan del Aire o con el de la Tierra, ¿o será mejor ver a un demonio con la reina del clan de la Oscuridad?
―KiHyun, mi amor ―HyunWoo lo tomó de los hombros para que lo mirara directamente a los ojos―. Te preocupas sin razón, HyungWon está bien, tal vez su retraso se deba a la presión que le damos todos en la manada. Lo mejor que podemos hacer es dejarlo tranquilo. Ya verás que su don aflorará naturalmente, todavía no muestra señales de cumplir los trece, así que no hay por qué preocuparnos hasta entonces.
KiHyun dudó por unos segundos, soltando un largo suspiro para mirar ya más tranquilo a su esposo.
―Tengo miedo ―dijo mirando hacia la ventana con una vista hacia otra parte del sistema rocoso, donde muchas esporas brillantes bailaban sobre el paisaje mágico―. Si algo malo pasa en HyungWon y es mi culpa por no haber hecho más cuando lo cargué en mi vientre.
―No digas eso ―lo interrumpió HyunWoo―. No tienes la culpa de absolutamente nada, nuestro pequeño sólo tiene estrés.
El corazón de HyungWon se apretujó hasta el punto en que su dolor le hizo tomar el valor. Subió hacia la segunda planta en dirección a la habitación de su hermana. Al abrir la puerta, Sana hacía abdominales colgando de un tubo en lo alto de la habitación mientras un libro flotaba frente a ella.
― ¿Cómo despertaste tu don?
Al oír la repentina pregunta, Sana cayó del soporte, su mellizo corrió para ayudarla. El dolor de su caída sólo fue menor en comparación del shock en el que estaba tras esa pregunta.
― ¿Qué tramas HyungWon?
―No soporto ver a nuestros padres sufrir por mi estúpido retraso hormonal-mágico.
―Pero HyungWon, no puedes hacerlo salir a la fuerza, el leviatán dentro de ti sabrá cuando mostrarse.
― ¿Y si mi magia nunca despierta por completo? ¿Qué haré entonces? ¡NO QUIERO SER UN OMEGA A MEDIAS!
Las lágrimas comenzaron a deslizarse por el pálido rostro de su mellizo. Sana quería llorar al sentir su dolor. El pobre omega ha estado torturándose por esto desde que despertó su magia. Lo rodeó con sus brazos hasta acercarlo y mecerlo dulcemente, odiaba a rabiar que su pequeño hermanito cargara con una culpa que no era suya. Aclaró su garganta para usar su voz.
―Eso no va a pasar ―susurró―. Tranquilízate, tengo una idea.
― ¿Cuál? ―preguntó sorbiéndose los mocos.
―No pienses en esto, sigue haciendo todo como si nada pasara, tal vez tu leviatán está escondiendo tu verdadera magia porque no se siente seguro de salir, él sabrá el momento adecuado. Verás que florecerás más pronto de lo que crees.
HyungWon obedeció a su hermana. Esa noche se quedó junto a Sana, pero no tardó mucho en despertar, siendo apenas las tres de la madrugada, por lo que había visto en el reloj de pared en el cuarto de la alfa. Sin más ganas por reconciliar su sueño, salió despacio de la cama y se dirigió a la biblioteca.
Como un niño motivado, corrió por cada pasillo hasta encontrar libros y pergaminos sobre la magia de su clan, al final, la mesa estaba repleta por un caos con escrituras sobre el origen de la magia, el primer leviatán, instrucciones para relajar a su leviatán interior si éste era muy gruñón y no se dejaba domar, varios ejercicios de respiración, más sobre su propia casta. HyungWon se mostró positivo ante la idea de que su leviatán interno sólo estaba durmiendo y planeaba hacer una gran entrada. Cuando sintió que era hora, salió de la biblioteca con unos libros apretados contra su cuerpo con rumbo hacia su casa y trató de dormir un poco antes de comenzar su día.
Ese día HyungWon se levantó temprano y a tiempo para desayunar junto a su familia sin que tuvieran que despertarlo entre los tres a base de cosquillas en los pies o tirarlo de su cama. Comió con mucho entusiasmo cada bocado hasta dejar el plato completamente limpio y tomó tres vasos de agua para poder pasar su comida, hasta ayudó a sus padres con los trastos. A Sana la pareció difícil de procesar que el omega mostrara entusiasmo por las prácticas en el ruedo.
―Todavía no creo que te guste la idea de entrenar ―le dijo lanzando un golpe de su hoz hacia HyungWon, él lo esquivó.
―Practicar hace que piense menos en mi despertar ―contestó con un ataque a su costado.
―Yo sigo pensando que un demonio te hizo vudú ―dijo JiHoon desde el otro lado del ring, él y HoSeok practicaban juntos a lado de los gemelos Son.
―Un demonio no tiene tanto poder para lanzar brujería desde el otro lado del mundo ―le corrigió HoSeok.
Cuando la práctica terminó regresó a casa para descansar un rato, sólo hasta que el sol se ocultara, tiene algo mucho más importante que hacer dentro de unas horas.
El salón principal de la mansión estaba adornado de manera elegante. Muchas de las personas más importantes en todo el Lago Ness estaban reunidos en una fiesta de bienvenida a la cabecilla de la familia Thorburn-Lee.
MinHyuk cuidaba WonHo en la mesa principal mientras el pequeño no paraba de comer. ChangKyun y JooHeon estaban del otro lado del salón.
El pelinegro giraba la copa de champagne con sus dedos índices, medio y pulgar debido a sus nervios al estar en presencia de personas mayores, con ideas diferentes y juzgando el liderazgo de JooHeon, a su familia y sobre todo a sus modales.
Le llevó muchas horas de práctica el poder adoptar los modales de las familias inglesas de alta alcurnia para poder estar ahí. MinHyuk fue realmente un sádico al encargarse de cómo comportarse ante estas personas. ¡Le pegaba con un maldito periódico cada vez que se equivocaba! Y qué decir de sus miradas de tiburón cada vez que escogía mal un cubierto.
―Ni tu hijo de ocho años tiene tan malos modales ―sermoneó su cuñado.
WonHo y JooHeon sostenían los cubiertos de una manera elegante, a diferencia de ChangKyun que sólo los sostenía a la manera americana: un poco floja y descuidada y con mucha falta de estilo británico. El pelinegro nunca llegó a comprender la importancia de la etiqueta en la mesa, hasta que regresó, como su Honey sería el que diera la cara por todos los pueblos escoceses ante todo el mundo, y como su esposo, debía mostrar un respeto ante su pueblo. El resto de la semana puso más empeño en aprender sobre la etiqueta inglesa a la hora de cenar, cuándo tenía que presentarse o cómo hablar ante personas de educación más refinada que la suya, hasta pasar por la trasformación física de su yo casual a una imagen más elegante.
Dos días antes, MinHyuk lo llevó hasta Edimburgo a las mejores tiendas para vestirlo con los mejores trajes hechos a medida.
Era la quinta vez en salir con un nuevo traje: Las solapas negras tenían estampados aterciopelados en gris oscuro formando patrones de flores, rosas en específico. La camisa de algodón con cuello alto lo estaban ahogando, ni qué decir del adorno en esa parte: era una especie de corbatín blanco con muchas capas; típico de la época victoriana.
―No voy a usar esto ―se quejó una vez que se liberó del cuello.
MinHyuk rodó los ojos, WonHo se bajó de sus brazos para ir a explorar toda la tienda.
―Esta cena debe ser lo más perfecta posible si queremos que los ancianos los dejen en paz ―le recordó su cuñado.
―Eso lo tengo bien presente ―contestó regresando al probador, el sastre le pasó otro más―. Pero si me haces usar uno de esos ridículos trajes de pingüino en carnaval te juro que me vengaré.
El pelinegro con reflejos verdes tragó saliva. Cuando su mejor amigo promete vengarse, lo dice en serio. La prueba fue una broma pesada a uno de los que les hacían bullying: ChangKyun junto con MinHyuk se colaron a mitad de la noche en el instituto con una tremenda carga de bromas, en las regaderas exclusivas para el equipo de Lacrosse instalaron una mezcla de pintura azul que tardaría bastante en lavarse, además de que ChangKyun logró abrir todos los candados de los casilleros de sus bullies favoritos y vaciar la mitad de sus champús y acondicionadores para ponerles a unos vinagre echado a perder mientras que a otros les colocó la mezcla famosa de su familia: jugo de pescado. Al día siguiente, después de la práctica de Lacrosse ambos se escabulleron a los vestidores y observaron su obra maestra. Fue la época más gloriosa de toda su preparatoria.
MinHyuk sonrió ante tan bello y gracioso recuerdo. ChangKyun salió del probador con una mejor cara. Modeló un elegante traje verde oscuro, las solapas eran negras, los bordados de la orilla estaban hechos de hilo plateado y vino. La camisa de seda negra resaltaba su precioso color moreno claro, el cuello se decoró con una brillante corbata roja y rayas negras con bordes color plata. El pantalón era del mismo color que su camisa y los zapatos de charol negro, le daban el aire sofisticado que buscaba desde hace media hora. Le quedaba un poco grande por ser el traje modelo, pero nadie le sacaría de la cabeza que con este traje causaría una buena impresión, la imagen de JooHeon babeando por él hizo que una sonrisa iluminara su rostro.
―Eomma, te vez muy lindo ―dijo WonHo, ChangKyun tomó a su hijo en brazos y le dio un beso sonoro en su mejilla.
―Me llevo este ―dijo al terminar de admirarse en los tres espejos del local, modelando con su hijo en brazos, el sastre asintió y prosiguió a tomar sus medidas para después dejar a su hijo con su tío e irse a cambiar.
Al día siguiente recibió el traje, que mantuvo en total misterio para JooHeon, pues quería impresionarlo el mismo día del evento. Hace unas horas reveló el resultado de su arduo estudio. JooHeon se quedó por unos minutos sin decir nada más que babear por lo bonito que se veía su adorado ChangKyun. JooHeon en su lugar, usaba un traje que era de su padre. Gris oscuro con rayas azul cobalto metálico, la cola del saco era larga, los botones dorados y adornos en la camisa le daban mucho estilo. Lo que más le impresionó fue volver a admirar el cabello rebelde de JooHeon peinado hacia atrás. Deseaba seguir halagándolo, ya que él no estaba acostumbrado a recibir cumplidos por su aspecto físico, así que él se volvía un poco tímido.
―Me alegra que el hijo de DakHo haya decidido regresar ―comentó una de las mujeres y líder de las comunidades escocesas del norte, vecina de los Thorburn-Lee.
―Esperemos que haga bien su trabajo ―refutó otro de los invitados.
― ¿Disculpe? ―cuestionó el dueño de la casa.
―Sólo es mi opinión, abandonaste tu hogar por un extranjero y regresaste sólo porque tu padre no tuvo de otra, el débil de tu hermano nos llevaría a la ruina, así que trajo a la deshonra de su familia, ¿y esperas que te recibamos con los brazos abiertos como si nada pasara? Insultaste a nuestras tradiciones al casarte con este intruso, además tienes un hijo y quién sabe cómo es que ese niño no sabe las atrocidades que has hecho, muy buen trabajo señor Lee.
ChangKyun tragó en seco cuando los ojos de JooHeon se oscurecieron tras las palabras más venenosas en lo que llevan de estadía en el Lago Ness.
―Le voy a pedir sólo una cosa ―comenzó a decir calmadamente, pero era claro que JooHeon ponía mucho de su parte para no saltarle encima y golpearlo―. Debido a que nunca va a mostrar algo de respeto hacia mi persona o a mi familia, le ruego que se retire y envíe a alguien mucho más razonable cuando veamos asuntos concernientes al Lago Ness, así que retírese inmediatamente de mi casa.
El hombre mayor estaba indignado por la osadía del nuevo líder. Sin embargo, aceptó irse de la casa sin armar más escándalo. Los demás jefes del lago hicieron una reverencia en disculpa por ese mal rato. JooHeon aceptó sus disculpas, quedando por fin a solas con su esposo.
―Todo estará bien Honey ―le alentó ChangKyun acariciando su mejilla con su mano.
―Me molesta el hecho de que todavía sigan sentidos por nuestra unión, pero realmente me pone furioso que digan algo sobre nuestro hijo ―dijo acercándose para recargar su mentón sobre el hombro de su compañero.
―No te preocupes, sólo unas horas más antes de que estemos solos ―susurró muy cerca del oído de su esposo con un matiz sensual en su voz, una sonrisa traviesa se asomó por el rostro de JooHeon y dejó un discreto beso en el cuello de su esposo.
Al otro lado del salón WonHo se escabullía por la mesa de postre y robar uno de esos pastelillos con muchos frutos rojos. Su tío MinHyuk estaba tan entretenido coqueteando discretamente con uno de los invitados que no se dio cuenta en la cantidad de azúcar que WonHo consumía. Después de comer cerca de otros tres postres, WonHo se sentía como un globo a punto de explotar.
Su trajecito negro le estaba molestando así que se deshizo del corbatín ahorca cuellitos de niños y poder sentirse más libre. Un poco aburrido se paseó por la orilla del salón. Cuando pasó por la ventana, pudo ver a los lejos un brillo rosado.
"―HyungWon ―" pensó el niño con alegría.
WonHo bajó a hurtadillas de las escaleras, todavía los invitados no se iban a sus casas. El champagne junto con las charlas sobre negocios y risas de las mujeres hacia los hombres, le facilitaron al pequeño de ocho años pasar desapercibido por todo el salón, agazapándose con extremo cuidado de la mirada de su tío MinHyuk, quien no ha dejado de coquetear con el hombre que conoció.
Se escondió debajo de la mesa de postres, tuvo mucho cuidado de no maltratar el bolso negro del leviatán. Sí, WonHo ha cuidado de esa vieja bolsa tejida desde que la recogió del lago. Con mucha discreción sacó su cabeza de la mesa, nadie miraba en su dirección y pudo tomar una charola de postres rosados y morados, los cuales puso en un recipiente de plástico que sacó de la bolsa para luego poner la comida dentro y guardarlo. Dejó la charola a un lado y se dispuso a salir, cuando apenas estaba levantando el mantel, notó los zapatos de charol de su padre, así que esperó en silencio.
―MinHyuk pesca más rápido un ligue que una gripe ―bromeó el adulto de cabello azabache.
―Ya le hace falta salir ―respondió el mayor―. Estará mucho mejor lejos de esta mansión por un tiempo, conocer personas de su edad, salir con chicos, algo que no le recuerde los días tristes en esta casa.
―JooHeon ―lo regañó ChangKyun―. Basta de culpas, es pasado y nada podemos hacer para revertirlo, así que pon buena cara y que siga el show.
―Ahora que lo pienso, ¿MinHyuk no cuidaba de WonHo?
El pequeño comenzó a entrar en pánico.
―Debió acostarlo hace un rato ―sugirió el azabache―. Hablamos de la estrella de sus ojos, él no sería tan descuidado para dejar a WonHo sin llevarlo a dormir.
"―No tenía idea. " pensó WonHo.
Oyó los pasos de sus padres alejarse de la mesa de postres, entonces WonHo pudo respirar. Se quedó un ratito más debajo de la mesa tratando de controlar su atolondrado corazoncito. Cuando estuvo seguro que nadie lo vería salió de su escondite hacia la ventana más próxima. Se escabulló entre los pilares del balcón hacia el jardín y tomó un desvío hacia la playa.
Corrió hasta dar con los arbustos donde vio a su amigo ocultarse momento atrás, el brillo rosado ahora era muy tenue, perfecto para pasar desapercibido. Encontró al leviatán esperando por él cerca de una formación rocosa rodeada de mucha agua, de donde emergía el hermoso leviatán.
―HyungWon ―dijo el niño con una enorme sonrisa―. Volviste.
―Te lo prometí ¿o no cachorro? ―acarició la mejilla del humano con su hocico, las escamas le dieron cosquillas al niño.
―No me llamo así ―reclamó con una risita, acariciando a su nuevo amigo―. Sabes que me llamo WonHo.
―Ya no te diré cachorro ―le comunicó con su mente.
―Te traje esto ―se descolgó el bolso negro para dejarlo frente al joven leviatán.
HyungWon conmovido acarició la mejilla de WonHo, haciéndolo reír nuevamente.
―Me haces cosquillas HyungWon.
―Lo sé, por eso voy a hacerte cosquillas hasta que caigas de risa.
La tierna risita de WonHo era melodía a los oídos de HyungWon, no importaba que él fuera un cambiaformas y el otro un humano, eran sólo dos almas que por primera vez se conocían y formaban un vínculo especial. El corazón de HyungWon latía de gozo al sentir la felicidad del humano, tal vez no deseaba moralmente aceptar lo que sentía, pero su leviatán interior no dudaba que negarlo era imposible. Se sentía locamente atraído a este humano. Y que WonHo fuera quien haya cuidado de algo por él o que lo mirara sin temor o codicia, inundaba su ser de un sentimiento muy cercano al cariño que sentía por HoSeok y JiHoon. Puede que un día de estos confíe plenamente en el humano y todo sea diferente.
Dejó de hacerle cosquillas después de un rato para que el niño pudiera respirar. WonHo se quedó sentado sobre la superficie de roca oscura, la cabeza del animal reposando a su lado, con los ojos cerrados. El niño de hebras rubias miraba atentamente como los puntos de luz en el cuello del leviatán brillaban al son de su respiración: calmada. WonHo sacó del bolso el recipiente con los postres dentro.
―Te traje algo especial ―dijo, captando la atención del leviatán―. No sabía qué puedes comer, así que pensé que te gustaría algo dulce.
HyungWon miró hacia los postres. Eran cinco en total, todos casi de la misma proporción, pero decorados de manera diferente. Dos tenían una ligera capa de crema batida con adornos de fresas en forma de corazones conformados por tres niveles de pan dulce con olor a limón y un relleno morado de zarzamoras. Otro era un pequeño pastel de chocolate de dos pisos decorado con un ganache blanco de queso crema con siete pequeños trozos de duraznos. Los últimos dos eran dos cupcakes con decorados escoceses, resaltando el orgullo de la familia.
―Es dulce de tu parte, WonHo ―le halagó HyungWon―, creo que iré por el que huele a limón.
WonHo con una enorme sonrisa en su rostro tomó los dos postres en sus menudas manitas, mirando hacia HyungWon, el cambia formas abrió la boca, impresionado por la dentadura más filosa que haya visto, colocó los pastelillos en su lengua, cuando se alejó, HyungWon cerró su boca, degustando en una mínima, pero significativa cantidad de una nueva explosión de sabor.
"―Tal vez los humanos sean buenos destruyendo cosas, pero sí que saben crear una paraíso culinario ―" pensó HyungWon para sí mismo.
― ¿Te gustó? ―inquirió WonHo tras un silencio de su amigo.
―Claro que me gustó, pequeño WonHo ―le dijo en su cabeza, notó que el niño temblaba ligeramente―. Te estás congelando.
―Claro que no ―trató de disuadir la mirada preocupada del leviatán, pero HyungWon se acercó hasta el niño, rodeando su cuerpecito con su cuello.
HyungWon no era un dragón con el calor corporal a temperaturas realmente cálidas, normalmente su cuerpo era frío por fuera y caliente por dentro debido al ambiente subterráneo en el que vivía, pero una de las características de su especie submarina era regular su temperatura, así que le brindó al pequeño humano un poco de calor, debido a que el frío de la noche comenzaba a ser muy fuerte al ser muy próximo la entrada del invierno.
―Me sentiría muy triste si te enfermaras por mi culpa, pequeño conejito ―dijo, cerrando más el abrazo hacia WonHo.
Un ligero sonrojo se asomó por sus mejillas. El frío no le parecía la gran cosa, podía soportarlo o eso creía, pero una sensación de calor muy diferente a la de sentirse reconfortado por el calor corporal comenzó a crecer en el corazón del niño, le gustaba estar cerca del leviatán, saber que no estaba soñando. Que de verdad una criatura mágica estaba a su lado y que se habían hecho amigos. Con un poco de timidez, WonHo se acomodó un poco contra el cuello calientito del cambiaformas, con la cabeza cerca de él, la abrazó, haciendo pequeños mimos en la parte trasera de la cabeza.
Ahí en medio de la noche, tanto HyungWon como WonHo no tenían ninguna intención de interrumpir sus visitas a orillas del lago, habían aceptado el deseo de verse sin importar que sus mundos fueran completamente diferentes.
Porque esto era el inicio, el primer latido de amor, el primer encuentro, la primera mirada, las primeras palabras; HyungWon conocía los riesgos de relacionare con este cachorro humano, pero no podía ignorar a su corazón. Claramente pedía estar cerca de WonHo lo más que podía.
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1. Periodo cretácico: El período Cretácico o el período de tiza comenzó después del período Jurásico, marcando el fin de la era de los dinosaurios. Este período inició hace 145 500 000 años y terminó hace 65,5 millones de años. Fue sucedido por el período Paleógeno y marcó el límite entre las eras Mesozoica y Cenozoica.
2. Halmeoni: [ 할머니 ; Abuelita, Granny].
3. Diacaurzus: Aleación de Diamante y Cuarzo con una edad aproximada de más de 5 millones de años. Estos metales son manipulados por la energía de un leviatán y siendo fundidos con el fuego proveniente de centro de la tierra, formando un líquido semitransparente con tonos lilas y rosados oscuros, generalmente se le agrega una pepita de energía de herrero para darle corazón al arma. Cuando se forja un arma con este tipo de aleación, el arma es prácticamente indestructible.
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Hola mis preciosxs monbebés.
Les doy un abrazote enorme desde mi México. Gracias por estar leyendo este fanfic. De verda que estoy agradecida por la atención que recibe, sobretodo su amor, y por eso, les traigo un pequeño presente.
Ya sé, que fue Navidad hace dos días, pero tenía que darles algo que realmente valga la pena leer. Este capítulo lo pasé por revisión miles de veces, hasta que al fin, pude darles esto. Siento que voy un poco lenta, pero creanme cuando les digo que a partir de aquí, inicia lo bueno.
Mis clases se reanudan en febrero, así que me tienen un mes, donde trataré de llegar hasta el capítulo 5 o más, no sé.
Sólo les quería desear a todos ustedes, una Feliz Navidad y próximamente, un próspero Año Nuevo.
Los ama:
Ari
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