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◇°•「 Ꮯᾰ℘!ɬʊʆꪮ 9 」•°◇

[Narrador/a POV]

Dark avanzaba con cautela, paso tras paso, sintiendo cómo el miedo lo invadía más conforme se acercaba a su antigua casa. Pero lo ignoró. No quería estar allí, no ahora. Tenía una meta clara: la grieta. La gran grieta donde había sido arrastrado, y hacia allí se dirigía, decidido. Pasó por su casa sin mirar hacia adentro, con la mente fija en la grieta. A pesar del miedo que le llenaba el cuerpo, no se detuvo.

Finalmente, llegó a la grieta. La vista frente a él le aceleró el pulso. No había rastros de su pulsera. Había desaparecido. ¿Cómo era esto posible? La había perdido... o alguien la había robado. Dark no podía comprenderlo.

—¡¿Cómo puede ser esto posible!? ¡Casi nadie pasa por aquí! —exclamó, mirando la grieta con furia, y luego volteó hacia su antigua casa.

Sabía que entrar en esa casa podría ser un riesgo, pero ¿qué otra opción tenía? Se acercó con sigilo, sin hacer ruido, y lo que vio fue una casa vacía. Subió las escaleras cuidadosamente, con la esperanza de que Chosen no estuviera en su cuarto. Cuando abrió la puerta, se encontró con la habitación vacía.

—Mmh... mejor para mí —dijo, mientras empezaba a revisar los cajones.

Estaba revisando todo sin mucha esperanza de encontrar algo útil. Pero su búsqueda fue inútil. Solo encontró basura y objetos sin valor. Finalmente, lo único que halló fue una foto de él y Chosen, tomada después de un robo en un banco en la ciudad. Había sido su primer robo juntos, y aunque la foto le trajo buenos recuerdos, decidió dejarla donde estaba.

Al girarse para irse, se topó con Hangman, cuya expresión de enfado no pasó desapercibida. Dark casi pierde la calma, pero se las arregló para mantenerla intacta. ¿Qué hacía allí?

—¡¿Qué!? ¡¿Qué haces aquí!? —exclamó, mirando a Hangman.

—Te seguí. Sabía que te ibas a escapar —respondió Hangman, cruzándose de brazos.

—Mierda... —susurró Dark, mirando hacia otro lado.

—Entonces, ¿esta es tu casa? —preguntó Hangman, dejando a un lado su enojo.

—Sí... —respondió Dark, rascándose la nuca.

—¿Vivías aquí con tu amigo? —miraba a su alrededor.

—Mhm... —asintió Dark—. Aunque no sé dónde está ahora.

—¿Te importa? —preguntó Hangman, levantando una ceja y sonriendo.

—N-No... me alegra saber que está lejos —contestó Dark, sin poder ocultar su incomodidad.

—Entonces... ¿este es Chosen? —dijo Hangman, levantando la foto con su cuerda.

—¿Cómo... ? —preguntó Dark, sorprendido.

—Soy bueno con la cuerda —respondió Hangman, observando la foto—. Awww, qué tierno.

—Mhm... —respondió Dark con una ligera sonrisa, recordando esos momentos, pero en segundos su expresión se volvió seria—. Solo eran momentos buenos.

—Te mirabas tan feliz en esa foto... ¿qué te pasó? —preguntó Hangman, mirándolo fijamente.

—Nah, he cambiado —respondió Dark, rodando los ojos.

—Mmm... —Hangman parecía reflexionar.

—Vámonos a casa, mejor —dijo Dark, dando media vuelta.

—Bueno... —respondió Hangman, dejando la foto sobre la mesa de noche.

—Sí, ya... —dijo Dark, saliendo de la casa.

Ambos se dirigieron hacia la casa de Hangman, mientras una pregunta se repetía en sus mentes: ¿Dónde estaba Chosen? A continuación, les contaré lo que pasó después.

---

Chosen caminaba con paso firme, pero su mente estaba llena de pensamientos oscuros. Cada paso que daba lo acercaba más a un lugar que había intentado evitar durante mucho tiempo. A pesar de los esfuerzos por enterrar los recuerdos, las imágenes del pasado lo golpeaban con fuerza: Alan, su antiguo dueño, su torturador. Sin embargo, sabía que no podía huir de su propia historia. Aún tenía que enfrentar lo que ocurrió.

Cuando llegó al lugar, vio a los demás reunidos alrededor de la pantalla, riendo y jugando, ajenos a su llegada. La atmósfera era ligera y despreocupada, pero Chosen no podía evitar sentirse fuera de lugar. Sentía como si el peso del pasado lo aplastara mientras observaba cómo Yellow ganaba una vez más.

—Pero qué... susurró para sí mismo, observando en silencio.

Yellow no lo escuchó, pero continuó riendo, mientras Blue lo miraba con una mezcla de frustración y resignación.

—¡Uno! —exclamó Yellow, poniendo su carta en su lugar con una sonrisa de triunfo.

—Será la quinta vez que nos ganes, Yellow —se quejó Blue, mirando con enojo a su amigo.

—No es mi culpa que tenga buena suerte —se defendió Yellow, dándole un toque de humor a la situación.

Green, sin perder su tono serio, intervino.

—Yo digo que haces trampa...

Red, al ver que la situación comenzaba a escalar, intervino rápidamente.

—Ya, chicos, no se enojen, solo es un juego —dijo con un tono conciliador.

Green lo miró con una ceja levantada, mientras señalaba la pila de cartas de Red.

—Dice el chico con más de 50 cartas.

Red, visiblemente avergonzado, se giró hacia Chosen con una ligera sonrisa, intentando restarle importancia a la situación.

—Ya... no me humilles enfrente de Chosen.

En ese momento, todos se giraron hacia Chosen, que estaba quieto en la puerta, observando con una mezcla de timidez y desconcierto.

—¿Chosen? —preguntaron al unísono, sorprendidos de verlo allí.

Chosen, recuperando algo de compostura, sonrió suavemente.

—Hola... —dijo, su voz calmada pero marcada por la incertidumbre.

Blue fue el primero en reaccionar, levantando la mano en señal de saludo.

—Wow, Chosen, qué inesperada visita —comentó, sonriendo ligeramente.

Chosen sonrió tímidamente en respuesta, tratando de mantener la calma.

—Yo tampoco pensé que regresaría aquí... —murmuró, mirando al suelo antes de volver a levantar la vista.

Green lo observó con curiosidad, como si estuviera analizando la situación.

—Adivino, buscas a Second, ¿no?

Chosen asintió, su rostro reflejando una mezcla de ansiedad y determinación.

—Sí, a eso vengo aquí —respondió con voz suave.

Yellow, al escuchar esto, señaló en dirección a una habitación cercana.

—Oh, él está con Alan ahora, animando —dijo, indicándole el camino.

Chosen, al escuchar el nombre de Alan, sintió un estremecimiento. Un miedo inexplicable lo invadió.

—¿Con Alan...? —repitió, su voz apenas audible.

Red, dándose cuenta de la reacción de Chosen, se levantó rápidamente y se acercó a él.

—Si quieres, yo te llevo —dijo con una sonrisa amigable. —Yo sé por dónde es.

Chosen lo miró agradecido, aliviado por la compañía de Red.

—Gracias, Red... —respondió, sonando un poco más tranquilo.

Red, al ver que Chosen se relajaba, lo agarró suavemente de la mano, guiándolo hacia la habitación de Alan y Second.

A medida que avanzaban, Chosen no podía evitar pensar en el pasado. Aunque sabía que Alan había cambiado, las cicatrices no desaparecían tan fácilmente. Había sido su esclavo, su juguete, y aunque se había liberado de él, el rencor seguía ahí. El miedo seguía ahí.

Finalmente, llegaron. Al entrar, Chosen vio a Second primero, quien, al verlo, se levantó rápidamente con una sonrisa de alegría.

—¡Chosen, hermano mío! —exclamó, abrazándolo con entusiasmo.

Chosen, a pesar de la tormenta de emociones que lo invadía, correspondió al abrazo con una sonrisa tímida.

—Hola, Sec —respondió, un poco nervioso pero aliviado por el gesto de afecto de su hermano menor.

Second se separó del abrazo, aún sonriendo, pero con curiosidad en su rostro.

—¿Y eso qué, vienes a visitarnos? —preguntó, mirando a Chosen con interés.

Chosen, sin saber cómo comenzar la conversación, se aclaró la garganta antes de hablar.

—Solo quería hablar contigo... a solas —dijo, mirando a Alan con una mirada fría, como si la sola presencia del hombre lo incomodara.

Alan, que hasta ese momento había estado quieto, observando la interacción, se quedó en silencio. No sabía qué decir. No podía creer que Chosen estuviera allí, frente a él. Sabía lo que había hecho en el pasado, y ahora, después de todo lo sucedido, no sabía cómo reaccionar.

—Mmh, pues tienen toda la PC para ustedes entonces... —dijo Alan, incómodo, cruzándose de brazos.

Chosen, sin apartar la mirada de Alan, asintió levemente.

—Gracias, Alan, si no te molesta... —dijo, algo tenso. —Me llevaré a Second a otra parte.

Alan, sin decir mucho más, simplemente se encogió de hombros.

—Como quieras —respondió, sin poder evitar cierta frialdad en su tono.

Chosen, tomando a Second por el brazo, comenzó a caminar hacia la salida de la habitación.

—Vamos, Second —dijo, tirando ligeramente de él hacia fuera.

Second, visiblemente confundido, lo miró de reojo.

—Eh... ¿era necesario ser así de frío con Alan? —preguntó, algo molesto por la actitud de Chosen.

Chosen lo miró con una sonrisa seria.

—Tengo mis razones para ser así.

Second, aún sin comprender del todo, siguió a Chosen sin protestar.

—Mmh... ¿y de qué quieres hablar? —preguntó, curioso, mientras caminaban hacia el círculo donde los demás esperaban.

—Te lo diré, pero necesito a todos reunidos —respondió Chosen, con una mezcla de ansiedad y determinación.

Second, sin insistir más, asintió y se encargó de reunir a todos. Cuando todos estuvieron presentes, Chosen, visiblemente nervioso, comenzó a hablar.

---

Second reunió a todos sus amigos, incluso a Alan, a quien Chosen no podía evitar mirar con desdén. El odio y el asco eran evidentes en sus ojos, pero se esforzó por mantener la calma. Todos estaban sentados en círculo, expectantes, mientras Chosen se preparaba para hablar.

—Bueno... se preguntarán qué hago aquí y qué quiero contarles, ¿cierto? —dijo, algo tímido, con la mirada desviada, sin atreverse a mirarlos de frente.

[The Chosen One no era precisamente el más sociable. Solo podía hablar con Dark sin trabarse, pero cuando se trataba de otros Stickfigures... la ansiedad lo vencía.]

Green, rascándose la nuca, fue el primero en responder.

—Todos nos preguntamos eso —dijo con tono relajado.

Blue, tomando un sorbo de su limonada, asintió de forma exagerada.

—Mhm, afirmo —comentó, dejando escapar un ligero suspiro.

Chosen, apretando sus manos nerviosamente, desvió la mirada una vez más.

—Bueno, eh... como les decía... —se interrumpió a sí mismo, buscando las palabras adecuadas, sin éxito.

Red, viendo que Chosen se estaba poniendo más nervioso, intentó animarlo.

—Dilo, sin miedo —dijo con una sonrisa tranquila, tratando de darle confianza.

Chosen, respirando profundamente, finalmente decidió hablar.

—... —suspiró con calma, y después de un momento, dijo en voz baja—: Bueno… es sobre la... pelea.

Blue, al escuchar esto, reaccionó de inmediato.

—¡¿Qué!? —exclamó, escupiendo la limonada en la cara de Green, quien se quedó paralizado por la sorpresa.

Green, limpiándose la cara en silencio, solo pudo mirar a Blue con un gesto de confusión.

Yellow, también confundido, intentó comprender la situación.

—¿Qué hay de eso? —preguntó, inclinándose ligeramente hacia adelante.

Red, comenzando a hablar, fue interrumpido por Yellow, quien levantó una mano y tapó su boca.

—Mhm, no hables —dijo, negando con la cabeza, y miró con atención a Chosen.

Chosen, respirando profundamente, continuó, ahora con un poco más de determinación.

—Sé que él está muerto y todo eso... pero... —comenzó a explicar, con voz quebrada.

Alan, cruzándose de brazos, observó a Chosen con una mirada fría.

—¿Lo empiezas a extrañar? Al chico que fue creado para destruirte. —comentó, su tono cargado de desdén.

Todos se quedaron en silencio, sorprendidos, mirando a Alan y luego a Chosen.

—¿Qué? —preguntaron al unísono, sorprendidos por lo que acababa de decir Alan.

Chosen, sin poder controlarse más, explotó.

—¡Un maldito código que creaste! —exclamó, furioso, con la mirada fija en Alan.

Second, en silencio, observó la escena con cautela. Sabía que algo más grande estaba sucediendo aquí, algo que no alcanzaba a comprender del todo.

—¿Cuál código exactamente? —preguntó, con la voz baja, intentando entender.

Alan, sin perder la calma, miró a todos con una expresión seria. Movió el cursor de la pantalla, y lentamente comenzó a escribir algo.

—El código era... —dijo mientras escribía, sin mirar a nadie en particular—: mission.The_Dark_Lord = destroy(The_Chosen_One);

Todos se quedaron en silencio, mirando la pantalla, procesando lo que Alan había mostrado.

El aire se tensó, y Chosen apretó los puños. Sabía que algo estaba mal, pero ahora lo veía claramente. El odio que sentía por Alan creció más que nunca.

---

Chosen miraba el código que Alan había escrito, los ojos llenos de furia y resentimiento.

—... Él no hubiera sido malvado si nunca hubieras puesto ese código... —dijo, con la mirada fija en la pantalla, sus manos temblando de enojo.

Second, rascándose la nuca, respondió con tranquilidad.

—Él hubiera sido un stickfigure común sin ese código.

Alan, tratando de calmar la situación, puso una mano sobre el hombro de Chosen, hablando con un tono más suave.

—Así es, que no es tu culpa, Chosen... —dijo, intentando darle una explicación racional.

Chosen, sin poder contenerse, giró rápidamente para enfrentarse a Alan, su voz llena de rabia.

—Tienes razón... no es mi culpa... ¡ES TU CULPA! —gritó, el enojo evidente en su rostro.

Second, viendo que la situación se estaba complicando, se interpuso entre ellos, levantando las manos en señal de calma.

—¡Hey, hey! ¡No a la violencia! —dijo, intentando separarlos.

Chosen, frustrado, dio un paso atrás y se cruzó de brazos, mirando hacia otro lado, dándoles la espalda.

—Agh... saben, solo cuiden la pulsera, no la quiero ver —murmuró, alejándose del grupo.

Yellow, con una ligera sonrisa nerviosa, intentó cambiar el tema.

—Y tener cuidado si Dark aparece.

Chosen, volviendo a mirarlos, negó con la cabeza, aún molesto.

—Nah, lo dudo, él está muerto, no puede regresar —dijo, con una sonrisa forzada, mirando a todos con cierto aire de desafío—. ¿Verdad?

Todos, incluso Alan, se quedaron en silencio, sin saber qué responder.

—¿Verdad? —repitió Chosen, esta vez con un toque de duda en su voz.

Second, mirando a los chicos, decidió intervenir.

—Bueno... yo y los chicos lo hablamos y... pos... dudamos de...

Chosen lo interrumpió, claramente no dispuesto a escuchar ninguna otra opción.

—¡No, no, no! ¡No se puede dudar!

Yellow, viendo la actitud de Chosen, trató de hacerlo reflexionar.

—Es que, si piensas bien las cosas, Chosen... es imposible que haya muerto...

Chosen lo miró con desconfianza, cruzándose de brazos.

—¿Pruebas? —preguntó, serio, esperando una respuesta.

Yellow, dándose cuenta de que Chosen necesitaba más que palabras para entender, suspiró y comenzó a explicar.

—Ok... ¿de dónde quieres que comience?

Chosen, resignado, levantó una mano y contestó.

—Como se te dé la gana.

Yellow asintió y continuó.

—Ok, ok... ¿tú crees que una explosión puede matar a Dark?

Chosen, algo confundido, respondió sin pensarlo demasiado.

—Pero Second lo mandó a morir con sus... poderes...

Second, cruzándose de brazos, intervino rápidamente.

—Que no tengo poderes, si tuviera poderes, tendría poderes —dijo, con un toque de sarcasmo.

Blue, con tono más serio, decidió poner las cosas en perspectiva.

—Sí, sí, como sea... Bueno, tú y Dark se pelearon a golpes... demasiado.

Green, recordando la escena, añadió.

—Rayos, lacer, se lanzaron al agua.

Alan, sin perder la calma, continuó.

—Yo pegaba a Dark contra las rocas con el cursor.

Yellow, mirando a todos, recordó otro detalle.

—Vimos cómo lo golpearon entre tú y Alan.

Red, temblando un poco al recordar los eventos, añadió.

—Second le lanzó una piedra...

Alan, sin embargo, tenía una pregunta que lo hacía dudar.

—¿Para que solo muera por una explosión?

Chosen, comenzando a dudar, miró a todos con preocupación.

—...E-entonces, ¿puede estar vivo...?

Green, sin poder ocultar su sorpresa, lo miró directamente.

—Desgraciadamente.

Blue, con una expresión seria, volvió a hablar.

—Cuando fuiste a ver... ¿había al menos algo de Dark aparte de la pulsera? ¿Sangre o algo?

Chosen, dándose cuenta de que no había encontrado nada, comenzó a dudar aún más.

—N-no... solo la pulsera —respondió, comenzando a sentirse más inseguro.

Alan, con un tono grave, dio su opinión.

—Ahora tenemos que estar atentos sabiendo que Dark puede estar allá afuera.

Chosen, negándose a aceptar esa posibilidad, desvió la mirada y contestó con firmeza.

—N-no, él está muerto. ¡Es imposible que esté vivo! —murmuró, pero algo en su interior comenzaba a cuestionar lo que había dado por cierto.

Alan, viendo la actitud de Chosen, suspiró.

—Como quieras, vámonos chicos.

Yellow, sacando la pulsera con cuidado, la guardó en una bolsa de sándwich.

—Buscar un lugar para guardar esto.

Red, abrazándose a sí mismo, se acurrucó en una esquina.

—Ahora tengo miedo... —dijo en voz baja.

Second, acariciando la cabeza de Red, trató de tranquilizarlo.

—Estaremos bien... supongo.

Red, recordando su experiencia pasada, suspiró.

—Espero... —murmuró, pensando en lo que había sucedido con él.

Green, cambiando el ambiente con un toque de humor, preguntó.

—Bueno, ¿quién tiene hambre?

Blue, levantándose de su asiento, se ofreció a cocinar algo.

—Haré algo para comer. —Miró a Chosen—. ¿Quieres quedarte para cenar?

Chosen, sonriendo ligeramente, negó con la cabeza.

—No, gracias, azulito, yo tengo cosas que hacer en casa.

Blue, curioso, levantó una ceja.

—¿Qué cosas?

Chosen, algo nervioso, respondió.

—E-eh... arreglar mi casa, quedó un desastre y tengo que limpiarlo.

Blue, sonriendo, asintió.

—Bueno, recuerda que eres bienvenido aquí, siempre puedes convivir con nosotros.

Chosen, agradecido, le sonrió a Blue.

—Gracias por la oferta, Blue. Buenos, nos vemos —dijo, comenzando a acercarse a Second.

Second, mirándolo con tristeza, preguntó.

—¿Cuándo vuelves a visitarnos?

Chosen, sonriendo ligeramente, respondió.

—Cuando tenga tiempo.

Second, con una expresión de preocupación, asintió.

—Bueno, si tú lo dices.

Chosen, abrazando a Second con cariño, dijo.

—Cuídate, hermanito.

Second, abrazándolo de vuelta, respondió.

—También cuídate.

Chosen, dándose la vuelta, gritó antes de irse.

—¡Chau, chicos! —corrió hacia su mini portal, desapareciendo de la vista de todos.

Mientras Chosen regresaba a su casa, una pequeña chispa de esperanza comenzó a crecer en su interior. A pesar de todo lo sucedido, todavía tenía la esperanza de que todo estuviera bien.

---

Dark, al llegar a casa con Hangman, caminaba lentamente, su rostro cansado pero lleno de determinación. Hangman, al verlo agotado, lo observaba con confusión.

—¿Estás bien, Lord? —preguntó, frunciendo el ceño, viendo el agotamiento de Dark.

Dark soltó un suspiro pesado, recostándose en el sofá con los ojos entrecerrados.

—Solo estoy cansado, no he recuperado toda mi energía —respondió, mirando al vacío.

Hangman, cruzando los brazos, parecía molesto por la situación.

—Y más que fuiste a caminar lejos sin mi permiso —dijo, su tono serio y enojado.

Dark, sin mirarlo, soltó una risa amarga, su tono cortante.

—No eres mi padre, ni creador ni Chosen para que me estés obligando —dijo, tapándose la cara, sintiendo el peso de sus propias palabras, pero sin saber que había revelado más de lo que pretendía.

Hangman se quedó en silencio un momento, sorprendido por la respuesta.

—¿Te obligaba Chosen? —preguntó, ahora más sorprendido de lo que Dark había dicho.

Dark asintió lentamente, sin pronunciar palabra, su mirada perdida.

—Mhm... —respondió, confirmando la revelación.

Hangman, mirando a Dark con preocupación, suspiró antes de cambiar de tema.

—Bueno, solo descansa aquí, iré a hacer un té.

Dark, sin siquiera mirarlo, contestó de forma indiferente.

—Sí, sí, como sea.

Hangman, con una última mirada a Dark, se giró y se dirigió a la cocina.

—Bueno, vuelvo en unos minutos —dijo antes de alejarse.

Dark, ahora solo, se dejó caer en el sofá, en lugar de acostarse. Su mente estaba llena de pensamientos oscuros.

(Misión uno... destruir a The Chosen One...)

---

[Continuará...♡]

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