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◇°•「 Ꮯᾰ℘!ɬʊʆꪮ 24 」•°◇

[Narrador/a POV]

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Al salir de la habitación, Dark trató de concentrarse en lo que iba a decirle a Viro, pero aún no podía deshacerse de la extraña sensación en su pecho. Se estaba preguntando por qué esa escena lo había afectado de esa manera. Se sentía como si todo estuviera fuera de lugar, como si un montón de pensamientos no ordenados se estuvieran apoderando de su mente.

Viro caminó a su lado, completamente ajeno al conflicto interno de Dark. El niño parecía más feliz que nunca, con su habitual entusiasmo inquebrantable.

-¿Padre, qué necesitas? -preguntó Viro, sin darse cuenta de que había hecho una pregunta que podría haberlo sacado de su trance.

Dark parpadeó, mirando a Viro. Tomó aire y finalmente se obligó a enfocarse en lo que importaba.

-Necesito que dejes de hacerle cosas raras a Chosen. No es necesario vestirlo como un... príncipe de fábula.

Viro se detuvo por un momento, con la mirada confundida, pero luego asintió, sin perder la sonrisa.

-Lo sé, padre. Solo quería hacerlo sonreír... Chosen no sonríe mucho, y eso me hace preocuparme.

Dark miró al niño con una mezcla de incomodidad y cariño, sabiendo que Viro solo intentaba ayudar, pero no podía dejar de sentir que las cosas se estaban complicando aún más. No podía entender la conexión que había entre Chosen y su hijo. Y, sinceramente, no estaba seguro de si quería comprenderla.

-No es que no aprecie lo que intentas hacer -dijo Dark, intentando sonar menos rígido-. Solo... no quiero que te lastimen, Viro. Ni tú ni Chosen.

Viro miró a su padre con seriedad por un momento, luego sonrió con ternura.

-Yo sé cuidar de Chosen, padre. No te preocupes.

Dark le dirigió una mirada intensa, tratando de leer sus pensamientos. Finalmente, asintió, aunque una pequeña parte de él no estaba completamente convencido.

Mientras tanto, en la habitación, Chosen se recostó de nuevo en la cama, todavía con algo de incomodidad por la interacción con Dark y Viro. No entendía del todo qué estaba pasando en esa casa. Había demasiadas cosas que no lograba comprender, y su relación con Dark seguía siendo más confusa que nunca.

Con una leve sonrisa, Chosen se dejó caer sobre las sábanas, dejando que sus pensamientos vagaran mientras observaba el techo. A pesar de todo lo que había pasado, algo en su interior comenzaba a cambiar, aunque no estaba seguro de qué. Algo le decía que todo eso lo estaba llevando a algún lugar. Tal vez hacia algo que él mismo no podía prever.

Y entonces, al escuchar los pasos de Dark y Viro alejarse, Chosen no pudo evitar preguntarse una vez más, con más tristeza que enojo: ¿Por qué está todo tan complicado?

No tenía respuestas. Pero lo único que sabía era que, por alguna razón, ahora estaba aquí. Y eso, de alguna manera, le daba un extraño consuelo.

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Horas después, mientras la luz del día comenzaba a desvanecerse, Viro regresó a la habitación de Chosen con una energía renovada. La pequeña puerta se abrió con suavidad, y entró con una sonrisa amplia, como siempre, con su rostro lleno de entusiasmo. En sus manos llevaba un par de juguetes que había encontrado en un rincón de la casa, algo que pensaba podría divertir a Chosen.

-¡Chosen, mira lo que encontré! -exclamó, agitando los juguetes frente a él-. ¡Vamos a jugar!

Chosen, que estaba recostado en la cama mirando al techo, levantó la vista al escuchar la voz de Viro. No pudo evitar sonreír ligeramente ante la actitud tan despreocupada y llena de vida del niño. No estaba acostumbrado a este tipo de gestos, pero, de alguna manera, le resultaba reconfortante. Quizás era algo de la inocencia y el ánimo de Viro lo que hacía que se sintiera un poco más ligero.

-No sé... -respondió, aunque su tono era más suave que antes. Estaba menos tenso que cuando Dark lo había regañado. Sentía que al menos Viro lo entendía, aunque no lo dijera directamente-. No soy bueno en los juegos...

Viro, sin perder la sonrisa, saltó a su lado en la cama con una energía desbordante.

-¡No importa si eres bueno o no! Solo hay que divertirnos. Yo siempre juego por diversión, no por ganar. -Hizo una pausa y luego agregó-: Además, soy experto en hacer que los juegos sean divertidos, ¡lo prometo!

Chosen observó a Viro por un momento, con una ligera sorpresa. A pesar de que sentía una especie de incomodidad social, no podía negar que, en presencia de Viro, todo parecía un poco más sencillo. Sin decir más, Chosen finalmente asintió con una leve sonrisa.

-Está bien... Un rato no puede hacer daño.

Viro saltó en el aire, como si hubiera ganado un gran premio. Se tumbó al lado de Chosen y comenzó a organizar los juguetes, haciéndolos sonar como si estuvieran en plena acción. Pronto, los dos se sumergieron en una especie de juego que Viro había inventado al instante, un juego donde las figuras de madera representaban batallas épicas y criaturas fantásticas.

A pesar de la atmósfera de tensión que había en la casa, en ese momento, Chosen olvidó por un breve momento todas sus preocupaciones. Se permitió disfrutar del tiempo con Viro, aunque aún sentía que todo era un poco raro. Pero, al mismo tiempo, algo en su interior comenzaba a relajarse.

-Viro... -dijo Chosen, interrumpiendo el juego con una voz pensativa-. ¿Por qué haces todo esto por mí?

Viro lo miró, un poco sorprendido por la pregunta, pero su sonrisa nunca desapareció.

-Porque... porque quiero que estés bien, Chosen -respondió con una sinceridad que a Chosen le pareció casi sorprendente-. No me gusta ver a las personas tristes, y yo... bueno, yo también soy feliz cuando estás feliz.

Chosen no pudo evitar sentirse un poco abrumado por las palabras de Viro. Le parecía raro, tal vez incluso un poco tierno, que alguien tan joven estuviera tan preocupado por él. Pero de alguna manera, se dio cuenta de que, en este momento, no podía rechazar la amabilidad de Viro.

-Gracias... -dijo en voz baja, mientras miraba a Viro.

Viro asintió rápidamente, sin entender completamente lo que Chosen sentía, pero satisfecho de que, de alguna manera, su gesto estuviera llegando a él.

El resto del tiempo pasaron jugando, y aunque las sombras del día seguían acechando a lo lejos, el ambiente de la habitación de Chosen se llenó de risas y algo de ligereza. Sin saberlo, ambos habían comenzado a construir una pequeña conexión, un puente frágil, pero importante, que podría ayudar a que Chosen se sintiera menos solo en ese extraño y complicado mundo en el que había caído.

Y, al final del día, aunque la tensión no desapareció por completo, por un momento, Chosen pudo descansar.

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La noche cayó lentamente sobre la casa, y la oscuridad rodeó las paredes, marcando el final de un día lleno de interacciones y pequeños momentos. Viro y Chosen, agotados por el día, terminaron durmiendo juntos en la cama de Chosen. Viro había caído en un sueño profundo, abrazado por la comodidad de la cercanía de Chosen, y este, aunque no acostumbrado a compartir su espacio, no se movió. La suavidad de la respiración de Viro, su presencia tranquila, le daba un tipo de calma inesperada.

Chosen no sabía por qué, pero sentía que algo en su interior se había ablandado, incluso si solo era por esa pequeña pieza de normalidad que había encontrado en su mundo tan alterado.

El silencio que llenaba la habitación era relajante hasta que, de repente, la puerta de la habitación se abrió lentamente. Dark apareció en el umbral, con sus ojos brillando en la oscuridad. Al principio, su rostro permaneció impasible, pero al ver a Viro y Chosen acostados tan cerca, algo en su interior se estremeció. La escena parecía... extraña, pero también algo reconfortante. Era tierno, de alguna manera ver a ambos dormidos en su propia burbuja de paz.

Sin embargo, rápidamente la incomodidad se apoderó de Dark. Recordó por qué estaba ahí y el peso de sus decisiones le golpeó de lleno. No puede seguir así, pensó, observando cómo Viro se aferraba inconscientemente a Chosen mientras dormían. No quería que esa imagen le afectara más de lo que ya lo estaba haciendo. No podía permitir que esa cercanía entre ellos lo hiciera dudar.

Dark suspiró con frustración, moviéndose en silencio hacia la cama. Con cuidado, comenzó a separar a Viro de Chosen, sus manos firmes pero suaves para no despertarlos. Viro, sin embargo, murmuró algo en su sueño, aferrándose un poco más a Chosen en un acto instintivo. Dark lo observó un momento, sintiendo una extraña punzada en el pecho, pero la determinación lo superó rápidamente.

-Es por su bien... -murmuró para sí mismo, como una justificación.

Con un suspiro más pesado, finalmente levantó a Viro con cuidado, como si fuera un niño pequeño. El calor de su pequeño cuerpo en sus brazos era reconfortante de una forma extraña, pero Dark no podía dejar que esos pensamientos lo distrajeran. El futuro de todos estaba en juego, y la conexión entre Chosen y Viro era algo que no podía permitirse, especialmente con los planes que tenía en mente.

Antes de salir, Dark miró a Chosen por última vez. Este seguía dormido, ajeno a todo lo que sucedía. Esto no es lo que quieres, pensó Dark, como si tratara de convencerse a sí mismo.

Llevó a Viro cuidadosamente a su habitación y lo acomodó en su cama, dejando que el pequeño siguiera durmiendo. Al quedarse allí de pie, mirando la forma en que Viro se acurrucaba entre las sábanas, Dark sintió una mezcla de emociones. Sabía que debía mantenerse firme, pero algo dentro de él no podía evitar pensar en lo que estaba perdiendo. Sin embargo, su resolución era clara. No podía dejar que nada ni nadie interfiriera con lo que él tenía planeado.

Con un último vistazo a Viro, Dark cerró la puerta con suavidad, y se retiró al pasillo, su mente sumida en la oscuridad de sus pensamientos.

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Dark caminó por toda la casa, el sonido de sus pasos resonando en el silencio de la noche. La casa, normalmente tan llena de tensiones y secretos, ahora parecía vacía, casi opresiva. Había algo en el aire, una sensación extraña que lo inquietaba mientras avanzaba por los pasillos oscuros. Al llegar a la sala de experimentos, una habitación que siempre había considerado su santuario, algo lo detuvo.

Allí estaban los frascos. Esos frascos que contenían sustancias y muestras de todos los experimentos realizados con Chosen. Dark se acercó con paso lento, su mirada fija en los frascos que alineaban la estantería. La sangre de Chosen estaba allí, visible en varios de esos pequeños recipientes, pero ahora, algo era diferente. La sangre, en su mayoría, había adquirido un tono oscuro, enfermizo. Estaba infectada.

"¿Qué le han hecho?" murmuró Dark, su voz temblando con un leve rastro de incredulidad y preocupación. El sabor amargo de la verdad lo golpeó como una ola. Sabía lo que ocurría cuando la sangre se volvía de esa forma, sabía lo que significaba. Los experimentos, esos malditos experimentos, nunca habían tenido la intención de salvarlo, ni siquiera de ayudarlo. Todo lo que querían era usarlo, manipularlo para un propósito mucho más grande y retorcido.

Al observar los frascos, se le formó una bola en la garganta. Sabía que no solo era la sangre de Chosen lo que estaban tomando de él. Había algo más. Algo mucho más oscuro. ¿Qué pretendían hacer con él? Esa era la pregunta que lo perseguía, pero la respuesta era aún más inquietante. Chosen no era solo un sujeto de prueba más, un experimento dentro de sus planes. No. Él tenía algo más. Algo que no comprendía completamente, pero que ahora parecía ser más grande que la simple venganza que había creído hasta ahora.

Dark apretó los puños, el dolor de la impotencia apoderándose de él mientras observaba los frascos con la sangre de Chosen. Había creído que podía controlarlo, que podía usarlo, pero ahora comprendía que los otros no solo lo veían como una víctima, sino como una pieza fundamental en sus propios oscuros juegos. ¿Qué es lo que realmente buscan con él? ¿Qué estaban planeando hacer con Chosen, su vida y sus poderes? Esa pregunta seguía sin respuesta, pero una cosa era clara: Chosen había sido arrastrado mucho más allá de lo que él mismo podía imaginar.

Con un gruñido, Dark apartó la mirada de los frascos. Necesitaba salir de esa habitación antes de que su mente se desbordara con más pensamientos oscuros. Pero algo en su interior le decía que no podía huir de esta verdad. Algo mucho más grande que él estaba en marcha, y Chosen, por más que lo intentara ocultar, estaba en el centro de todo.

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El sol se asomaba tímidamente por las ventanas de la casa, iluminando los pasillos con un cálido resplandor matutino. Dark había preparado el desayuno con su habitual precisión, dejando los platos sobre la mesa antes de tomar asiento en silencio. Chosen llegó poco después, algo desaliñado, con el cabello revuelto y un aire de somnolencia que no podía ocultar. Viro no tardó en aparecer también, arrastrando una manta mientras se sentaba junto a Chosen, como si fuera un ritual cotidiano.

El desayuno transcurrió en relativa calma, salvo por algunos comentarios inocentes de Viro que llenaban el silencio incómodo. Dark observaba a ambos con disimulo, sin saber cómo abordar el tema que tenía en mente desde la noche anterior.

Cuando Viro terminó de comer, Dark le pidió que fuera a jugar al patio trasero. Aunque protestó un poco, Viro obedeció, dejando a Chosen y Dark solos en la mesa.

Dark se quedó en silencio por unos momentos, tamborileando los dedos sobre la superficie de la mesa, hasta que finalmente habló:

-No te encariñes con Viro.

La frase cayó como un balde de agua fría, y Chosen levantó la vista, claramente sorprendido.

-¿Qué? -preguntó, incrédulo, mientras dejaba el tenedor en el plato.

Dark suspiró, cruzando los brazos sobre la mesa mientras lo miraba con seriedad.

-Lo digo en serio, Chosen. No es bueno que te acerques tanto a él. No quiero que pienses que esto es algo permanente, porque no lo es.

La mirada de Chosen se endureció. Había una mezcla de sorpresa, frustración y algo de tristeza en su expresión.

-¿Y qué esperas que haga? -respondió con voz firme-. Viro me importa, Dark. Él... él sí se preocupa por cómo me siento. Algo que tú apenas haces.

Dark frunció el ceño ante el comentario, pero no dijo nada. Sus ojos mostraban una leve sombra de incomodidad, como si las palabras de Chosen hubieran tocado un punto sensible.

-No es cuestión de si te importa o no -dijo al fin, tratando de mantener su tono frío y autoritario-. Es cuestión de protegerlo. Él no necesita a alguien como tú cerca, alguien que...

Se detuvo, dándose cuenta de que estaba a punto de decir algo de lo que podría arrepentirse.

Chosen lo miró con una intensidad que casi lo hizo retroceder.

-¿Alguien como yo? -repitió, con una pequeña risa amarga-. Tienes razón, Dark. Tal vez no soy la mejor compañía. Pero al menos yo no lo trato como un objeto. Al menos yo no lo aparto cuando quiere estar cerca.

Dark apretó los labios, incapaz de responder. Por un momento, el silencio se hizo pesado entre ellos, hasta que Chosen se levantó de la mesa, empujando la silla hacia atrás.

-Viro es un niño, Dark. Merece algo mejor que tus reglas absurdas -dijo antes de salir de la cocina, dejando a Dark solo con sus pensamientos.

Dark suspiró, llevándose una mano al rostro. Las palabras de Chosen resonaban en su cabeza, pero las apartó con un gruñido. No podía dejar que se encariñara con Viro. No podía dejar que las cosas se salieran de control.

Pero, por mucho que lo intentara, algo le decía que ya era demasiado tarde.

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El sonido de golpes en la puerta interrumpió el tenso silencio que había quedado tras la discusión. Dark levantó la vista, frunciendo el ceño. Instintivamente pensó en Hangman y bufó, poniéndose de pie con cierta irritación.

-Qué inoportuno... otra vez será ese molesto...

Chosen, aún con las emociones a flor de piel, lo observó con curiosidad. Sin decir nada, lo siguió por el pasillo. Dark se detuvo frente a la puerta, girando el rostro hacia Chosen con una expresión severa.

-Regresa a tu habitación -ordenó, con el tono autoritario de siempre.

Pero Chosen no hizo caso. Algo en su pecho le decía que debía quedarse. Por primera vez, ignoró el comando de Dark y se quedó cerca, observando de reojo.

Dark resopló, girando el pomo de la puerta con brusquedad. Al abrirla, la figura que esperaba afuera hizo que sus palabras se atascaran en su garganta. Sus ojos se abrieron con sorpresa y su cuerpo quedó completamente rígido.

Chosen, que apenas alcanzaba a mirar desde detrás de Dark, sintió como si el tiempo se detuviera al reconocer al visitante. Su corazón dio un vuelco, y un escalofrío recorrió su espalda.

-No puede ser... -susurró, sin poder apartar la mirada.

Ahí estaba él. Freedom.

De pie en el umbral, con una presencia que parecía tan imponente como inalcanzable, Freedom los miraba con expresión serena, pero había algo en sus ojos que transmitía determinación. Su postura relajada contrastaba con la tensión que llenaba el aire.

Dark recuperó la compostura, aunque su mirada seguía fija en Freedom. Había una mezcla de incredulidad y rabia en su rostro, como si este reencuentro fuera lo último que esperaba, y al mismo tiempo, lo que más temía.

-Tú... -murmuró Dark, su voz baja, cargada de un tono que oscilaba entre el desprecio y el desafío.

Freedom inclinó la cabeza ligeramente, sin dejar de observar a ambos.

-Hola, Chosen -dijo finalmente, ignorando por completo a Dark.

La voz de Freedom resonó en los oídos de Chosen como un eco familiar, como un llamado a casa. Sus labios se entreabrieron, pero no encontró palabras. Su cuerpo temblaba ligeramente, y la mezcla de emociones en su interior lo dejó inmóvil.

Dark dio un paso adelante, interponiéndose entre ellos como si intentara bloquear la conexión invisible que los unía.

-¿Qué estás haciendo aquí? -gruñó Dark, su tono más firme ahora-. ¿Qué quieres?

Freedom finalmente dirigió su atención a Dark, su rostro inmutable.

-Vine por Chosen.

La declaración fue simple, pero cayó como una bomba en el ambiente. Dark apretó los puños con tanta fuerza que sus nudillos se pusieron blancos.

-Él no va a ir contigo -respondió Dark, con una dureza que intentaba ocultar cualquier atisbo de inseguridad.

Chosen, que había estado en silencio todo este tiempo, dio un paso hacia adelante. Sus ojos brillaban con una mezcla de esperanza y miedo.

-Freedom... ¿por qué estás aquí ahora? -preguntó, su voz quebrada por la emoción.

Freedom le dedicó una pequeña sonrisa, casi imperceptible.

-Porque ya es hora de que te lleve de vuelta a donde perteneces.

Dark avanzó un poco más, dejando claro que no iba a retroceder.

-No tienes idea de lo que está pasando aquí, Freedom. No tienes derecho a venir y tomar decisiones por él.

Freedom lo miró directamente, su expresión aún tranquila, pero con un filo peligroso.

-¿Y tú sí? -replicó, con un tono que no necesitaba elevarse para dejar claro el desafío.

Chosen miró a ambos, atrapado entre dos mundos, entre dos personas que representaban tanto su pasado como su presente. Una lucha interna comenzaba a gestarse en su interior mientras trataba de entender qué significaba realmente la llegada de Freedom.

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[Continuará...♡]

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