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-Puff... esto estuvo cerca.
Yoongi se quitó el traje que le habían pedido vestir y suspiro cansado.
No sabia que el Rey de Corazones era así de caprichoso y vanidoso. Aunque sus amigos le habían advertido de lo que realmente era ese chico, no creyó que podía ser verdad.
Ahora se tragaba sus palabras.
-Por poco y el Rey me tiene de mascota.
Gahyeon río y quito la horquilla qué sostenía su pelo rojizo, se quitó su chaleco y la colgó en la perchero.
-No paso a mayores Yoon no te asustes, además, no íbamos a permitir que te llevarán.
-Eso dicelo a Hoseok, parecía que me quería dejar con el maniático de...
Y al juzgar por la mirada de los hermanos, Yoongi simplemente cayó y suspiro.
-Bueno, de igual forma entonces simplemente voy a tratar de estar alejado del rey y no diré nada.
Gahyeon suspiro y se acercó a su cocina.
-Debo preparar algo, que aquí nuestro estimado se le bajo el azúcar y casi se quiere morir por ese susto.
Hoseok empezó a carcajearse y Yoongi simplemente suspiro.
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El amor para Jungkook no existía definitivamente, comenzaba a creer que era una simple ilusión y a pesar de haber creído que amaba. No lo hacía.
Taehyung posiblemente había usado algo en él o... realmente lo amaba.
Todo era hipotético.
Jungkook caminaba de un lado a otro tratando de poder quitarse de la mente a aquel joven de cabellos dorados y ojos azules que acompañaba al Sombrerero y a la costurera.
El, aunque odiaba el azul porque traía malos recuerdos a su mente, no podía negar que los ojos casi zafiros de ese niño le habían atraído de todas las formas posibles.
¿Como alguien apenas conocido le había movido así la mente?
Pero rápidamente recordó lo que tenía primero planeado hacer, y era traer la cabeza de su anterior esposo a como diera lugar, antes de que siquiera viniera a reclamar su corona.
Aunque claramente él para nada figuraba como rey legítimo.
- ¡Cartas!
Y rápidamente aparecieron frente al rey, Jungkook sonrió y se levantó del trono. El Conejo Blanco apareció frente a los soldados vestido con un traje de cartas, Jungkook sonrió y bajo las escaleras, pisando la gran alfombra roja.
-Tráiganme al chiquillo rubio que acompaña al Sombrerero y a la Costurera.
-Pero señor, él...
- ¡¿No acataron mi orden?! - Y los guardias bajaron la cabeza y el conejo bajo las grandes orejas. -Dije, quiero al niño en mi castillo, busquenlo por todos lados y sino lo traen ¡Perderán la cabeza!
Las cartas temblaron en su lugar y bajaron las lanzas de corazones qué tenían en sus manos.
-Como ordene majestad.
-Y de paso, traigan mis tartaletas... y cuidado con comerse una de mis adoradas tartaletas...
Las cartas y el conejo se inclinaron a él. Inmediatamente salieron de la sala para poder buscar al chiquillo qué ordenaba su majestad y ordenar a las cocineras qué llevarán el té y sus tartaletas.
Ahora debían de capturar a las medusas para traer de nuevo jalea.
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-Y... ya esta- Gahyeon acomodo las plumas en su cabello rubio. -El color rojo te queda muy bien, es precioso, recuerdas a Jimin.
- ¿Jimin?
Hoseok sonrió y asintió mientras bordaba algunos cristales rojos en in sombrero.
-¿Recuerdas al Rey Blanco? El es Jimin, se dice que el es hermano de Jungkook y...
-Ya lo se, es hermano adoptivo de Jungkook, lo recuerdo bien.
Hoseok asintió y regreso la vista rápidamente a la costura que hacia, miro hacia la ventana y observo como unas cartas con brazos, casco y pies desfilaron por la calle, un hombro había sido detenido y observo la hora, eran las 23:00 horas.
¿Acaso el tiempo era contado?
Gahyeon inmediatamente cerró la puerta con seguro y Hoseok cerraba las ventanas y las cortinas.
- ¿Que pasa?
- Hora de queda, a esta hora ya no podremos salir a la calle.
- ¿Porque?
-Es la hora en la que sale el Rey con el Jabberwocky.
Yoongi alzó una ceja confundido ante todo lo que decía Hoseok.
- ¿Jabberwocky?
Hoseok cerro la última ventana y suspiro.
-Si, supongo que el Rey nos quiere tanto que ha puesto un toque de queda para resguardanos, quien se quede afuera bueno... es comida para esa cosa.
- ¿Y lo han llegado a ver?
-No- aclaro Gahyeon. -Pero el conejo dice que es un ave color negro parecido a los cuervos, así que supongo que si, no deberíamos prevenir.
-Dicen que es una bestía salvaje así que no sabemos que puede pasar -Mencionó Gahyeon mientras colocaba la tetera con agua para hacer un poco de té. -Es mejor no acercarnos para nada a estas horas en la calle principal.
Yoongi asintió no muy convencido con la advertencia que se le había puesto ahora, su curiosidad era ahora más grande después de haber escuchado que era esa cosa.
Hoseok apago la luz de la casa para prevenir y tomaron asiento sobre el comedor siendo alumbrados por una vela, Gahyeon suspiro al ver a Yoongi perdido en sus pensamientos.
Y entonces entendió algo.
-No debes de ir muchacho, créeme que no vas a querer ser comida para aves.
Yoongi alzó la mirada hacia la mujer y negó.
-No te preocupes, no haré nada que no deba hacer, solo... estaré aquí y ya.
- ¿Seguro? -Hoseok tomo la taza de té qué le había extendido su hermana, cruzo las piernas y se acomodo mejor en el asiento. -No estamos jugando cuando te decimos que debes de tener sumo cuidado a estas horas Yoongi.
El rubio trago saliva y suspiro, quería terminar de una buena vez esa platica un tanto incomoda, tenía sueño.
-No se preocupen que no haré nada ¿Puedo irme a dormir?
Gahyeon se levantó y limpio las migajas de sus manos con el delantal. -Vamos, te llevare a tu habitación.
Yoongi asintió y caminaron juntos a la puerta, entraron ambos y Gahyeon le extendió la pijama qué curiosamente también era roja.
- ¿Porque aquí todo es rojo?
Gahyeon le indico la puerta del armario para que pudiera cambiarse sin ningún problema.
-Es el unico color de tela que venden en Locolandia, lamento que no haya otro color.
Yoongi salió ya con la pijama puesta y tomo asiento sobre la cama, Gahyeon dejo la vela encendida sobre el buró y tomo asiento cerca de la cama.
-Gahyeon, no es necesario que estés aquí como mi madre.
-Tú no entraste a la madriguera porque si ¿Verdad?
Yoongi se sorprendió ante lo que mencionaba la mujer.
- ¿Que dices?
-Tú no estas aquí solo por eso y puedo verlo.
Yoongi se arropó mejor y negó.
-Estoy aquí porque si, solo eso.
La chica suspiro y se levantó, ayudo a arropar mejor al chico, deposito un beso cariñosamente en la frente de su menor y sonrió.
-Se te nota que te falta cariño maternal, soy mayor que tú así que puedo hacerlo. Buenas noches.
Y apagando la vela y cerrando la puerta dejo a un Yoongi pensativo.
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Jungkook nunca había experimentado lo que era el amor sincero de familia, desde muy pequeño comenzó a ser tratado como un rey, sirvientes para todo, recibir lecciones de música e historia, aprender del reino que gobernara en un futuro, idiomas y modales. Todo lo que un futuro rey debía de saber.
Envidiaba la vida de su hermano Jimin, amaba verlo bailar en la nieve y vestir la ropa que quisiera, verlo a veces bailar sobre el hielo del lago y la tela de su ropa danzar con el viento le parecía hipnotizante, mientras que él con apenas doce años, ya debía dominar el idioma de Humaland.
Porque si, recordaba que su padre visitaba en ocasiones Humaland y le traía regalos extraños de ese lugar.
Como por ejemplo, ese muñeco que con solo tomar un control remoto como él lo llamaba, podía moverse solo. O aquel avión qué también podía moverlo con in control.
Amaba también los bailes qué su madre hacía con él, cuando apenas a sus tres años y con sus piecitos torpes trataba de seguir el paso de su bella madre.
No sabia en que momento debía de crecer... en que momento comenzó a sentirse solo...
Taehyung simplemente miraba a Jimin comer en paz y con absoluta delicadeza en el otro lado de la mesa. Verlo con la corona del reino de Marmóreo lo hacía sentirse un poco enfermo.
Sabía que estaba en ese reino solamente como un simple plebeyo qué se escondía bajo las ropas de un rey nacido de allí y que por su sangre correspondía el trono.
Él simplemente tuvo la suerte de que Jungkook lo amara tanto para haberlo nombrado Rey Consorte de Picos.
- ¿En que piensas Taehyung?
El nombrado salto de su lugar y soltando un suspiro negó.
-En nada importante.
-No sería nada importante sino estuvieras perdido en tus pensamientos, dime ¿Estas pensando en Jungkook?
Sintiéndose acorralado negó.
-No es eso Mimi, solo... recordé a alguien que parece que toca el piano como todo un profesional. -Ese era Jungkook.
- ¡Oh si! El chico rubio del Submundo.
Aquello Taehyung lo había tomado de sorpresa, ¿Un chico rubio? Él recorría ese lugar con frecuencia y nunca se había topado con un chico rubio que tocara el piano, y el único humano que vivía allí era el Sombrerero.
Pero para no crear más conflictos, decidió darle la razón.
-Si... él...
-Debería de buscarlo y pedirle que venga a tocar en nuestra fiesta de compromiso ¿No crees?
¿Compromiso? ¿En que momento fue que se comprometió con Jimin?
-Pero Jimin... yo aun estoy casado con Jungkook, ni siquiera estoy separado de él.
Jimin tenso la mandíbula y sonrió, tratando de ocultar su molestia ante lo que estaba diciendo aquel tipo.
- ¿Lo amas?
-Jimin...
-Lo sabía, solo soy un culo qué puedes llenar a tu antojo, si claro.
Taehyung comenzaba a sentirse fastidiado para ese punto, y sinceramente aun amaba al Rey de Corazones ¿Como decir que no?
El emanaba inocencia, Jimin perdición, Jungkook demostraba se sumiso, Jimin seguridad. Y sinceramente, él amaba tener el control.
-Jimin, debo de divorciarme de Jungkook o tu corte no aprobara nada. Así que dame tiempo de siquiera hacer eso.
Jimin solo un suspiro y lanzando los cubiertos a la mesa, se levantó para acomodarse la bata de encaje y caminar hacia la habitación.
Taehyung suspiro y pensó en visitar a Jungkook, posiblemente lo perdonaría y entonces volvería con él.
Porque si, debía de regresar y pedirle perdón asi fuera de rodillas, si, debía de hacerlo.
》♥️《
La paz en el castillo rojo se sentía cuando el Rey Jungkook tocaba de la nada el piano en la sala de música.
Un pasatiempo que había adoptado gracias a la Reina de Diamantes cuando el apenas era un niño. El castillo recordaba cuando aquel muchacho apenas aprendía a tocar el piano y a sus siete años sabía tocar Claro de Luna.
Entonces fue cuando su madre había descubierto que era talentoso para la música, y a petición del pequeño niño, el piano fue su regalo de cumpleaños número ocho.
Cada que el pequeño se sentía solo, corría a la sala de música y comenzaba a tocar el piano, y esa fue la costumbre que poco a poco comenzaba a adoptar inconscientemente, el piano era su refugio en esos días donde se sentía solo.
Es ahora el justo momento donde quería el abrazo de su padre u oler el perfume florar de su madre, odiaba la soledad, quería que alguien escuchara lo que tocaba y no solamente cheshire recordado sobre aquel sillón.
Los dedos se dejaban guiar por el Rey y al presionar los botones del piano creaban la melodía, Claro de Luna, la pieza que hacia recordarle aquellas noches donde su madre lo obligaba a sentarse sobre aquella banca y tocaba para ella, mientras la reina encendía un cigarro y se derretía en aquel sofá donde su gato dormia.
Recordaba aquellas noches de tormenta donde también era obligado a desnudarse frente a un conde y esa maldita canción sonaba de fondo gracias a su madre.
Recordaba con odio cuando aquella noche, Taehyung profanaba el cuerpo de su hermano mientras el lloraba tocando aquella canción al sentirse tan mal por no poder dar un heredero al Reino de las Maravillas.
Él quería una niña, para llamarla Red y que sea la única heredera al trono del Reino de las Maravillas.
Pero valla, parece que no había sido bendecido para esas cosas.
Cuando termino de tocar, una voz sonó por todo el salón, y al voltear allí estaba ese idiota.
- ¿Que quieres Namjoon?
-Hay noticias del Rey Taehyung, pronto vendrá al Reino de las Maravillas.
Jungkook sonrió y se levantó del asiento frente al piano.
- ¡Que buenas noticias! Preparen su habitación y por favor que sean sábanas rojas, la situación lo amerita.
Namjoon hizo una reverencia y salio para dar la orden, Jungkook volteo a ver la ventana y solto un suspiro.
-Gracias por cuidarlo hermanito, ahora es mio.
Y salio de la sala.
Hola a todos, aqui de nuevo.
Muchas gracias por esperar casi una semana para la actualización, me enferme y me sentía tan mal que las ideas no llegaban.
También el pasado 24 de agosto fue mi cumpleaños y coincidió en el Día del Lector, así que felicidades a ustedes y gracias para quienes me felicitaron.
Sin más por el momento, espero les guste este capítulo.
Nos estaremos leyendo después.
♦️♠️♥️
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