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Capitulo 8


—¡Aléjate!—gritó Felix desesperado por escapar del pequeño Jeongin, quién lo perseguía con la rana—¡Minho, dile que me deje!—se subió a una rama de un árbol que no era muy alto, pero el menor no llegaba por suerte.

—Hyung no seas malo y dale un besito—mostrándole la rana y haciendo boca de patito.

Minho ya harto de los gritos y de que no lo dejen estar en paz con su bolita de arroz y futuro esposo. Miró al menor y le dijo:

—Ya, Jeongin deja de joder—lo retó y luego centró toda su atención en Jisung nuevamente—¿Quieres más arroz, Sunggie?—le preguntó dulcemente a Jisung mientras le llevaba el arroz a la boca como a un pequeño bebé.

—Estoy bien Hyung, gracias—le sonrió.

El mayor guardó cerró el taper que contenía el arroz y lo guardó en la mochila de Jisung.
Iba a decirle algo al menor pero la voz de Jeongin y Felix lo interrumpió.

—¡Hyung tengo hambre!—se quejó el pequeño moreno.

—Yo también—agregó el más bajo, luego fue hacia su mochila de conejito para comer un poco de lo que su mamá le había preparado—Jisung Hyung, ¿En dónde está mi taper? Mi mamá me va a matar si lo pierdo, ya le perdí como seis.

Jisung se levantó para buscar el dichoso taper del menor y lo encontró al rededor de muchas cosas innecesarias que el menor había llevado, como juguetes, ropa y entre otras cosas más.

—Aquí está—se lo entregó.

—Gracias Hyung—el menor abrió el recipiente y habían muchos sandwiches preparados por su madre—¿Alguien quiere?

—¡Yo!—Jeongin se acercó peligrosamente a ese delicioso "festín"—Tengo hambre—el pequeño tomó un sándwich y se lo llevó a la boca para después irse corriendo hacia un árbol para treparlo.

—Ese niño es demasiado raro—dijo Felix mientras miraba a Jeongin haciendo intentos inútiles para trepar al árbol—Seungmin Hyung ¿Quieres comer?

Seungmin acercó su cara al taper del pequeño y tomó uno.

—Gracias Felix —le sonrió mostrando sus hoyuelos.

Aprovechándose de la situación de bondad del pequeño, Hyunjin acercó y también se agarró uno.

—Con permiso—sonrió y se alejó con el alimento en la boca.

—Minho Hyung, ¿No comes?

—Estoy bien, gracias—rechazó.

—Ustedes están muy flacos—dijo Felix sincero—¿No les dan de comer o qué?

Jisung le lanzó una mirada asesina a su amigo por ser demasiado directo pero a los chicos no les molestó en absoluto.

—No nos dan mucha comida en el orfanato, la nevera está casi vacía—mencionó Hyunjin.

—¿Y la persona que los cuida?—el pequeño Lee era demasiado curioso a veces y eso llegaba a ser molesto, pero esta no era la ocasión.

—El señor que nos "cuida"—Seungmin hizo comillas con los dedos—nada más lo vemos un rato por el día y a la noche, no sabemos a dónde se va en todo el día.

—¿No trataron de escaparse? Se podrían ir y no sé...—

—No tenemos a dónde ir, además por lo menos en ese lugar tenemos un techo.

—No se preocupen Hyung's, cuando sea súper rico voy a comprar una casa súper grande para que podamos vivir todos ahí—
Los mayores rieron por la ternura que desprendió el pequeño.

Casi era tarde así que Jisung sacó unos malvaviscos para que pudieran asarlos al fuego. A penas abrió la bolsa los más pequeños del grupo ya estaban comiendo las pequeñas nubes de azúcar.


Minho y Jisung caminaban tomados de la mano en camino a la casa del menor, mientras los demás estaban adelantados, Hyunjin y Seungmin cuidando de Jeongin y Felix.

Jisung traía puesta la campera del mayor, porque tenía frío y no había llevado abrigo así que el mayor le dijo que se la podía poner.

—Minho Hyung—le llamó el menor.

El contrario le dió toda la atención al pequeño.

—Dime, Jisung.

—Estamos tomados de la mano—mencionó.

—Sí...y..—estaba algo confundido por lo que dijo el menor, no lograba comprenderlo.

—¿Y eso no lo hacen los novios?—preguntó incrédulo.

El mayor se sonrojó muy notablemente y sus piernas comenzaron a temblar por los nervios.

—Ah, sip, pero los amigos también lo hacen—dijo por fin.

—Oh, bien—sonrió.

—Jisung —ahora fue el mayor quién llamó.

—¿Sí, Hyung?—lo miró.

—A tí, ¿Te gustaría tener novio?—estaba algo nervioso por preguntar eso, hace poco que se conocían y el mayor ya quería que Jisung sea su novio.

—Mmm—lo pensó—No creo que mi papá me deje, dice que puedo tener pareja cuando tenga edad suficiente.

—¿Pero tú quieres?—insistió para obtener una respuesta concreta del menor.

—No lo sé—hizo una pequeña mueca— Yo nunca le gusté a nadie.

—¿Estás seguro?

—¿Por qué tantas preguntas, Hyung?—le respondió con otra pregunta fastidiado, ya estaba empezando a sospechar sobre los sentimientos del más alto.

—Sólo quería saber—miró hacia otro lado avergonzado.

Había un silencio incómodo entre los dos, lo era demasiado para Jisung así que decidió romper el hielo con una pregunta demasiado personal para Minho, pero aún así tenía las ansias de saber.

—¿Hyung, cómo llegaron ustedes al orfanato?—lo miró curioso.

Ese era un tema sensible para el mayor, era algo que al mencionarlo le daba una gran operación en su pecho.

Al notar el silencio de Minho,Jisung supuso que lo había puesto incómodo—Lo siento, no debí preguntar—bajó la cabeza.

—No, tranquilo—se alteró al ver que el pequeño se avergonzó—Es un tema algo sensible para mí, por eso.

—Está bien Hyung, si no quieres no me cuentes—le brindó una tierna sonrisa comprensiva.

—Está bien, gracias—le devolvió la sonrisa.

Jisung quedó deslumbrado por la tierna sonrisa del mayor, le mostraba sus rosadas encías y sus se podía ver qué tenía una pequeña ventana atrás de todo, era evidente de que se le había caído su diente de leche.

—Tu sonrisa es muy bonita—lo tuteó, Jisung.

—¿Desde cuándo me tuteas?—le preguntó mirándolo, mientras hacía una mueca.

—Desde ahora—respondió.

Los chicos después de acompañar a Jisung y a Felix a sus casas se dirigieron a la aterradora casona que supuestamente era su hogar.

Ellos no le contaron a los chicos de que si desobedecían al hombre que los cuidaba, eran castigados muy severamente. Además de que hay partes del día en dónde está y no son los mejores, la verdad.

La mayoría de los niños que estaban en aquel lugar era porque eran arrebatados de sus familias o eran chicos en situación de calle engañados por ese mismo hombre.
Una vez de que los niños entraban a ese espeluznante lugar, no se volvían a ir, pero sí, ellos salían para sus necesidades, pero estaban amenazados por el señor Kim, si se atrevían a escaparse no quedarían con vida.

La única forma de salir es o siendo adoptados, o de algún otro método que utiliza Kim y que los niños desconocen.

Muy pocos eran adoptados...¿Qué pasará con la segunda opción?

De todos los niños que se hospedaban ahí, ninguno sabía a dónde iban a parar los otros, si eran adoptados eran notificados pero del otro caso lo desconocían completamente.

Un estruendoso ruido se escuchó desde una habitación, al parecer alguien estaba siendo castigado. Se podían oír los llantos y súplicas de que parara.

Los chicos decidieron ignorarlo por lo más feo que parezca no podían hacer nada, si llegaban a interponerse las pagarían muy caro.

Esa noche Jeongin no podía dormir, escuchaba los llantos de aquél chico y tenía miedo.

Se levantó de su cama con su peluchito entre sus brazos y fue hasta la litera de Minho —afortunadamente dormía abajo— le tocó levemente el brazo para despertarlo.

—Hyung—lo llamó—Hyung—y Minho despertó por fin.

—Jeongin ¿Qué pasa?—le preguntó adormilado, eran al rededor de las tres de la mañana y el mayor era un ser muy dormilón.

—No puedo dormir por lo que pasó—le susurró—¿Puedo dormir contigo? Tengo miedo.

—Ven—Minho levantó el brazo junto con las pocas mantas que tenía, brindándole espacio al menor.

—Gracias Hyung—dijo contento en un susurro.

Minho acurrucó al menor y trató de darle todo el calor posible para que no tomara frío y no se enfermara.

Jeongin abrazó a Minho dejando en el medio a su peluchito, se durmió rápidamente por las caricias que su mayor le brindaba en sus cabellos. Tiempo después el contrario concilió el sueño.

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