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☆꧁༒Diez༒꧂☆

☆꧁༒☬ℙⒺяг@☬༒꧂☆
☆꧁Presente꧂☆

Hinata sintió la mirada de Toneri sobre ella, pero evitó mirarlo directamente. Entró lentamente a la habitación, después de que Konohamaru asintiera con la cabeza. Ella no pudo evitar sonreír cuando sintió al pequeño entrar justo tras ella, haciendo que el macho de la otra manada se mantuviera a una distancia más bien, alejada.

El adjetivo "pequeño" ya no iba con Konohamaru, pero era un término que había quedado en su cerebro desde que lo cuidaba en la escuela. El joven lobo había crecido como ella lo había imaginado, siendo grande y dominante, pero amable con las hembras. Cómo cualquier lobo de Remolino, él había tenido sus buenas cantidades de batallas.

Hinata apoyó la maleta, había evitado que ninguno de los machos que entraron trás ella tomarán sus cosas. No tenía problemas con que Konohamaru lo hiciera, pero que lo tocarán Toneri o el despreciable de Ko, era algo que le revolvía el estómago.

Una sonrisa irónica creció en sus labios cuando vió lo precario de la habitación. Por supuesto, ellos creían que ella era una sirvienta de la compañera del Alfa.

Dió una rápida mirada a su reloj de pulsera, sabiendo que no tenía mucho tiempo para los juegos. Lo más probable, es que alguien le haya ido con el chisme a Naruto de que ella había salido del terreno de Remolino. Sabía que tendría la ventaja de dos días, debía mover sus cartas antes de que el sanguinario de su compañero llegará buscando un poco de sangre.

Su idea había sido ir sola a su antigua manada, pero Konohamaru se había impuesto la tarea de cuidarla una vez que pasó las pruebas para ser centinela. Esa tarea se volvía agobiante para Hinata cuando Naruto salía por unos días de la manada, ya que el joven lobo se volvía su sombra. Obviamente, Naruto estaba complacido por ello y jamás le dijo nada a Konohamaru, aunque Hinata se lo había pedido varias veces.

-¿Qué tanto mira?- gruñó su gran sombra en su espalda.

Ella no pudo evitar sonreír, Konohamaru era terriblemente sobreprotector con Hinata. Se volvió lentamente, ocultando su expresión sonriente y se volvió para ver a Konohamaru mirando directamente a Toneri. Por primera vez, se animó a ver hacia él. No le pareció raro ver qué el macho la observaba a ella, fijamente. Había escuchado su susurro ronco cuando ella había salido del auto, aunque sospechaba que él creía que no lo había escuchado.

Verlo no había sido bonito. Ya no le dolía, pero recordaba esa sonrisa fría que le había dado justo antes de decirle a sus amigos que se divirtieran con ella esa noche. Recordaba el sentimiento de humillación y la vergüenza que pensó que debería sentir.

¿La hora de la venganza había llegado?

Esperaba que sí... Anhelaba ver su bonito rostro cuando le dijera a su compañero que se divirtiera con él también...

- Hola, lamento la interrupción. Alfa, yo... ¿Hinata?

"Ya estamos todos" pensó.

Ella se tensó apenas escuchó esa voz. Aunque seguía siendo una voz bonita y dulce, tenía un sentimiento de irritación cada vez que pensaba en ella. Volver a escucharla, sólo hizo que cada una de sus terminaciones nerviosas se alzaran.

- Shion-, saludó simplemente, mirando a la hembra.

Shion era una viva imagen de su madre, Hinata la recordaba como una mujer hermosa, atlética y con la expresión de ser fuerte y dominante. Los ojos violetas de Shion mostraron un frío glacial, pero parpadeó rápidamente, ocultando ese sentimiento. La rubia ya había sido alta desde jóvenes, sacándole casi media cabeza a Hinata. Su piel seguía siendo blanca, reluciente y tersa, parecía tener mucho cuidado con su apariencia.

Hinata dió una mirada hacia la espalda de la hembra cuando escuchó un leve gruñido y sonrió sin poder evitarlo al ver a Fukā atrás de ella. También la recordaba, ambas habían vuelto miserable su infancia con burlas crueles y empujones inesperados que la lanzaban al suelo. Obviamente, siempre daban una disculpa que no era sentida, diciendo que no la habían visto. Siempre se burlaron por las caderas anchas y la falta de estatura. Cosas que habían hecho insegura a Hinata... Hasta que su compañero le hizo cambiar de idea al respecto.

- Fukā -, también saludo con un simple asentimiento.

La loba volvió a gruñir y ella intentó ocultar la sonrisa que quiso brotar de sus labios cuando un aterrador gruñido salió del pecho de Konohamaru. Las hembras casi saltaron y bajaron la mirada rápidamente, haciendo que las ganas de reír fueran más fuertes.

Si ellas temían el gruñido de Konohamaru, se harían encima cuando escucharán el de Naruto.

-¿Qué quieres, Shion?- preguntó con molestia Toneri, haciendo que una ceja se alzará de Hinata y mirará hacia él.

Ella había esperado que ambos terminarán juntos, pero por la expresión de hastío de Toneri, parecía que apenas podía soportarla cerca. La curiosidad fue demasiado para aguantar, sumado al hecho que ya estaba acostumbrada a hablar libremente.

-¿No son pareja?- preguntó señalando entre ambos-. Desde esa vez, creía que lo serían cuando tuvieran veinte.

Toneri la miró, no parecía ofendido, sólo pareció curioso. La expresión de Shion si fue digna de ver, ya que ella mostró su rostro endurecido, como si hubiera tocado una herida abierta que no podía cerrar y aún dolía terriblemente.

- No lo somos-, contestó Toneri, justo cuando Shion abría la boca.

La mirada de Hinata fue desde la postura recta de Toneri a la tensa de Shion, haciendo que una ceja se alzará. Ella parecía profundamente ofendida por lo fácil que Toneri la había rechazado frente a la que había sido la perra de la manada y, lo que ellos creían, una sirvienta de otra.

Hinata bajó la cabeza para ocultar la sonrisa que no pudo evitar. ¿Qué tan fuerte habría sido ese golpe para el ego de la perfecta Shion?

- Si el Alfa me lo permite-, dijo intentando ser lo más sumisa que podía -. Me gustaría empezar con la inspección de las habitaciones de mis Alfas.

- Claro-, contestó Toneri, haciendo su papel de Alfa hospitalario tan bien que casi engaña a Hinata -. Shion, ya que estás aquí. Puedes acompañar a Hinata a la casa-. Él volvió hacia Konohamaru con una sonrisa más falsa que los pechos de Fukā. Hinata recordaba muy bien que la pelirroja era plana como una tabla -. Konohamaru, ¿te gustaría ver los límites de la manada? Le aseguro que todo es seguro y bien cuidado.

Konohamaru le dió una mirada hacia Hinata, ella alzó sólo un poco la comisura de su labio derecho. Ambos se conocían, tenían una especie de idioma secreto y él entendió que quería que la deje sola con las hembras. Konohamaru afilo sus ojos azules hacia ella, pero asintió casi imperceptible. Se volvió hacia Toneri y asintió más fuerte, sin decir una palabra dió un paso hacia adelante, haciéndole saber a Toneri que empezará.

Toneri la miró antes de irse, y ella se sorprendió un poco que le diera esa sonrisa que ella muy bien había recordado cuando era joven. Esa expresión habie hecho que su corazón se agitara con la idea que él la mirara, pero sólo ahora le hizo ser consciente que le revolvía el estómago. No era una sonrisa sincera, ni mucho menos amorosa como las que le daba Naruto. En el fondo, ella podía ver sus intenciones negras, queriendo que ella bajará la guardia una vez más.

Evitó resoplar. Obviamente, Toneri esperaba a la tonta e ingenua... A la ilusa Hinata. Pero ella había muerto hacia mucho.

- Espero que podamos compartir una cena Hinata. Me gustaría saber cómo te ha ido estos años lejos de nosotros.

Ella sonrió, sólo una actuación, cuando la verdad era que quería escupir en su cara.

- Claro, Alfa. Será un placer.

- Por favor, aún no soy un Alfa. Dime Toneri.

Hinata evitó poner los ojos en blanco, pero asintió.

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