☆꧁༒Veintidós༒꧂☆
☆꧁༒☬ℙⒺяг@☬༒꧂☆
☆꧁Presente꧂☆
Hinata caminó lentamente, mirando con poco interés las rocas que se alzaban a su alrededor. Se detuvo cuando Toneri le señaló la que ella había estado buscando.
- Te dejaré un momento.
Hinata asintió, sin mirar al hombre, pero escuchando que se alejaba unos pasos para darle privacidad. Su expresión había sido de tristeza, pero una vez que él no estuvo a la vista, su expresión cambió a una de enojo. Sus ojos miraron fijamente la piedra tallada, sin poder evitar gruñir con disgusto.
- Kaguya decidió ser clemente contigo... Hiashi.
Hinata dejó caer el ramo que había preparado, sólo para que Toneri no sospechara sus intenciones. Sus puños se apretaron, mirando la lápida de piedra con el nombre del hombre que le había dado la vida y luego la había rechazado. Piso las flores, arruinando el ramo y pisando la tierra donde ese hombre estaba enterrado profundamente. Apoyo su mano en la lápida, mirando fijamente las letras, sin poder creer que Kaguya le haya quitado la venganza contra él.
Fue un shock.
Fue un shock preguntarle a Toneri por el hombre que había sido su padre biológico y que él le dijera que el hombre había muerto unos años atrás.
Tontamente, Toneri tomó su dolor de la perdida de su venganza, como dolor por la perdida de un ser querido. ¿Cómo podía ser tan idiota? Ella apretó los dientes, sus dedos apretándose dolorosamente en la piedra.
-¿Por qué?- preguntó a la nada.
" Debía ser así" constató la voz de su cabeza.
Ella la agitó en negación, no era justo, pero ya sabía que las cosas se daban de una manera por fuerzas mayores. Sintió como sus sienes quemaban, estaba tan enojada que temblaba, pero no iba a perder el control. Cerró los ojos, tomando una profunda respiración y dejando que el enojo se bajara, como la espuma. Levantó la cabeza y miró fijamente la luna, era de día, el sol brillaba y el cielo estaba totalmente despejado y celeste, pero Kaguya estaba presente.
Entrecerró los ojos, mirando a la diosa con algo de desconfianza.
- No pondré en cuestionamiento tus métodos -, murmuró.
La voz de su cabeza soltó una pequeña risa y no pudo evitar reír también. " Concéntrate en lo que puedes tener. No pidas lo que no puedes"
- Tienes razón -, suspiró.
Le dió una última mirada a la lápida y finalmente se volvió, pisando otra vez las flores en el proceso mientras salía por los pasillos del cementerio de la manada. Vió a Toneri más adelante, haciendo que se detuviera y sintió a su loba gruñir: "Concéntrate en él "
Hinata sonrió, volviendo a caminar hacia el macho. Obviamente, Toneri la notó estando algo lejos, ya que giró levemente hacia ella. Él estaba hablando por teléfono, ella lo escuchó mientras caminaba hacia él.
- Sólo prepara eso, déjame en paz.
Se detuvo al lado de Toneri, como si no hubiera escuchado esas últimas palabras y él gruñido femenino que vino del otro lado de la línea antes de que él cortará el teléfono y lo guardará en su bolsillo.
-¿Ya has terminado?- preguntó, cambiando su expresión a una sonrisa comprensiva.
Hinata sonrió, aunque era lo último que quería hacer. Ella bajó la mirada cuando vió que él extendía la mano, como pidiéndole que la tomará. Dudó, no quería tocarlo, y no podía hacerlo. Así que, se hizo la desentendida y llevó sus manos a su espalda, escondiéndolas.
- Si, lo he hecho. ¿Cómo me ha dicho que él murió, Alfa?
Toneri gruñó levemente, mostrando su disgusto, Hinata no sabía si era porque no quiso tomar su mano o porque le dijo Alfa. Él dejó de extender la mano y la observó con los ojos entrecerrados.
- Te dije que no me dijeras Alfa, Hinata-, murmuró mientras se giraba y comenzaba a caminar hacia el pueblo de la manada.
Hinata apretó los dientes, sus ganas de saltar sobre él y cortar su cuello fueron fuertes. Podía sentir a su loba, yendo de un lado hacia otro, mirando fijamente la espalda de Toneri. Podía terminar todo esto, de un sólo golpe podría acabarlo. Sería tan fácil, ya que él parecía tan relajado, seguramente pensando que Hinata no era una amenaza.
Sus uñas crecieron, su pecho vibró con un gruñido silencioso.
En su memoria brillo la sonrisa que él le dedicó cuando la dejo totalmente desprotegida esa noche, en medio del bosque. La forma en que su corazón se había roto; su confianza en los lobos, sus esperanzas de ser aceptada, muertas. Podía sentir ese dolor quemando en su pecho de nuevo. Sentir su esencia tan cerca de ella, su sola existencia siendo un recordatorio vivo de su momento más oscuro.
¿Cuántas noches lloró sola, recordando lo especial que se había sentido y lo estúpida que se sintió después?
¿Cuánto tiempo pensó que jamás sería aceptada?
Sus caninos crecieron en su mandíbula apretada. Sus sienes quemaban y sabía que su loba quería atacar...
Pero, mientras su vista se nublaba, sabiendo que estaba dejándose guiar por su odio, escuchó la voz de su compañero en su memoria:
"Pequeña, todo estará bien a partir de hoy", él le había jurado en la peor noche de ambos. "Te ayudaré a ser más fuerte. Cada uno de estos pequeños" dijo señalando a los pequeños de la manada reunidos en el salón comunal, " serán nuestra familia. Nadie nos volverá a lastimar. Seremos la guillotina que caerá sobre los culpables de nuestros momentos oscuros."
"Seremos la venganza de Kaguya. Sólo confía."
"Confía en mí".
Hinata parpadeó, su visión aclarándose, tuvo que desviar sus ojos hacia el suelo y tomar una profunda respiración para volver a su naturaleza humana.
Hinata había pasado una noche peor, una que no sólo la había marcado a ella, sino a cada uno de los miembros que había quedado en la manada de Remolino. Naruto se había encargado de vengar a cada miembro, con su propia ayuda. Y aunque no había borrado las pesadillas que siguieron después, no sólo de ella, sino también de los pequeños, cada uno se regocijo por la sangre culpable que se había derramado.
-¿Hinata?
Ella levantó la mirada al escuchar el llamado de Toneri. Él la observaba algunos pasos adelante, su expresión algo confusa porque ella se había quedado parada allí.
Hinata observó sus ojos grises, su cabello casi blanco, y su expresión varonil. Sonrió, como si se alegrará de que él se acordará de que estuviera allí y caminó hacia él.
- Lo siento, sólo me distraje por un momento -, le dijo cuando estuvo a su lado.
Toneri sonrió, una sonrisa coqueta, ella lo sabía muy bien.
- Podríamos ir a almorzar algo. Me gustaría que me contarás qué has hecho estos años.
- Claro-, respondió con una sonrisa, siguiéndolo hacia la casa de él.
Toneri sonrió a su vez, sin poder ver cómo el fuego de la venganza, en los ojos de Hinata, sólo se hacía más fuerte.
Pronto, se juró.
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