Prólogo
☆꧁༒☬ℙⒺяг@☬༒꧂☆
꧁13 años atrás꧂
Hinata apretó las manos hasta que sus uñas se clavaron en su palma, sintió como estás perforaban la piel y su sangre caliente comenzó a caer en pequeñas, pero constantes, gotas por sus manos. Las risas rebotaban en su cerebro, así como el sentimiento de humillación. Su cara caliente mientras veía rostros conocidos a su alrededor, riéndose de su desgracia. La tierra estaba fría bajo su cuerpo, húmeda gracias a la reciente lluvia que había caído. El viento soplaba fuerte, parecía ser el único que se lamentaba por ella con el aullido lastimero que se alzaba junto con las carcajadas crueles de las personas que conocía desde que tenía memoria.
Algunos hasta la apuntaban mientras se reían, pero Hinata clavó su mirada en el centro de su desgracia. Ella sintió su piel hormiguear mientras miraba la expresión de Toneri frente a ella. Su rostro arrugado con disgusto, sus ojos grises llenos de desagrado.
—¿De verdad creías que te aceptaría como pareja?—, preguntó con voz profunda y altanera—. Ilusa..— gruñó desde el centro de su pecho.
Hinata sintió sus uñas crecer, por lo que clavó las manos en la tierra bajo su trasero desnudo. Redujo sus ojos sobre el macho que siempre la había tratado como una sirvienta del clan, ya que era la única de la generación que no podía transformarse. Los ancianos no sabían por qué, pero pronto se supo que ella no podía conseguir sacar su loba, lo que la convirtió en el centro de los abusivos de sus compañeros de generación. A veces, cuando estaba demasiado enojada o tenía una emoción muy fuerte, lograba sacar uñas y dientes, pero jamás logró cambiar de piel.
Ellos siempre habían hecho bromas de mal gusto con ella, pero jamás habían llegado tan lejos.
Sus ojos se movieron cuando un movimiento le llamó la atención y vió Shion, seguida por su séquito acercarse. Apretó los dientes mientras las veía reírse, de manera delicada mientras la miraban. Los lobos que la rodeaban le dieron lugar, pero ninguno dejo de reírse de ella en el proceso. Hinata vió como la mano delicada de Shion se enganchaba del grueso bíceps de Toneri, deteniéndose a su lado con una sonrisa de superioridad. Ella no apartó sus ojos violáceos de Hinata mientras pasaba la otra mano por el torso definido y desnudo de Toneri.
Hinata tuvo que admitir que había caído como una estúpida.
Le habla parecido extraño, cuando unos meses atrás, Toneri comenzó a prestarle más atención. Poco a poco, ella notó que él era cada vez más amable con ella, y que le daba regalos a escondidas de sus compañeros de manada. Toneri era el hijo del alfa, por lo tanto, el próximo alfa de la manada, por lo que le hacia poderoso y casi intocable. Él era grande para sólo tener 17 años, era musculoso y atractivo hasta que daba asco...
Y ella cayó como una tonta.
Si, había sido ilusa, como él había dicho. ¿Por qué el chico más fuerte y poderoso de la manada la querría a ella? Pero, por un momento, creyó que la vida estaba empezando a favorecerla. Las atenciones de Toneri fueron un bálsamo hermoso para cada humillación que le habían hecho los otros, machos y hembras.
Pero resultó que era una broma más, una muy elaborada y dolorosa.
Toneri la había invitado al bosque esa noche, prometiendo una noche especial. Hinata, llenándose de valor, le había preguntado por qué la trataba de esa forma. Él, con el rostro sonrojado suavemente, había admitido que su lobo la quería. Hinata se había vestido con su mejor vestido, sabiendo que lo más probable era que la convirtiera en su compañera cuando fueran lo suficientemente mayores y su vida cambiaría drásticamente.
Pero nada de eso pasó, aunque al principio todo había sido perfecto. Toneri había sido amable, educado y romántico en el bosque. Ella creyó que estaba conociendo una parte de él que nadie más que ella conocería...
¡Que tonta! Se recriminó.
Toneri le había dado su primer beso, haciéndolo dulce, pero rápidamente las cosas comenzaron a avanzar a cosas más carnales y ella se había exitado. ¿Cómo no hacerlo? Él era caliente, duro y dominante, como todo Alfa. Ella tenía 16 y estaba en plena edad hormonal, deseando que él le introdujera a un mundo que era desconocido pero exitante. Y creyó que pasaría cuando él le sacó la ropa y él se sacó su remera. Hinata había quedado embobada con su torso musculoso y ansiosa por más. Pero cuando ella quiso besarlo, él la había empujado, lanzándola al suelo donde ahora estaba.
Pronto, habían salido sus compañeros de clan de las sombras, riéndose de ella y Hinata poco a poco empezó a caer en la realidad. Agradecía que por lo menos, Toneri no la dejó completamente desnuda. Ella aún tenía su sostén y bragas.
—¿ Estás bien, Toneri?— preguntó Shion con su voz melosa, haciendo que Hinata apretará los dientes hasta que sus colmillos reventaron en sus encías.
— Si, nena—, respondió él, pasando su brazo por su espalda y pegando el cuerpo perfecto de Shion al suyo.
Hinata hizo una mueca de asco cuando los vio besarse de manera asquerosa. Ella vió hasta las lenguas enredarse y, en ese momento se preguntó, cómo podría haber pensado que Toneri besaba bien.
Shion era la hija de una de las centinelas, la más poderosa del alfa de la manada, por lo que su sangre era fuerte y era muy deseada por los machos. Obviamente, hacia una mejor pareja para un alfa, que el bufón de la manada. Al menos, las risas se detuvieron, lanzando siovidos al ver esa exhibición tan asquerosa para ella. Hinata estaba totalmente concentrada en ellos, por lo que no noto lo que pasaba alrededor.
Toneri separó la boca de la de Shion y acercó sus labios hasta el costado del rostro de la rubia. Hinata redujo sus ojos al notar que Shion sonreía mientras la miraba con burla. Sus dedos tomaron tierra en sus palmas, por la fuerza que hizo al apretar los dedos. Sus largas uñas se llenaron de lodo y sintió temblar su cuerpo de furia.
Ella no tenía el sentido de audición de los lobos, ni tampoco su olfato. Apenas podía lastimar a algunos con sus uñas y caninos, y por eso se había ganado el apodo de Perra entra los jóvenes de la manada. La consideraban una perra domesticada, y por eso decían que sólo serviría para servir.
— Me encantaría —, dijo Shion cuando Toneri se alejó un poco de ella, logrando que él mostrará una verdadera sonrisa que prometía cosas que Hinata creyó que tendría. La rubio giró un poco su cabeza, sus ojos violetas mirándola aún en el suelo—. Pero, ¿qué harás con la Perra Hyuga?
Toneri hizo una mueca de desagrado, y volvió a verla con hastío. Hinata lo miró fijamente, por lo que no perdió el leve movimiento que hizo con su cabeza hacia su dirección.
— Diviértanse —, dijo justo antes de obligar a Shion a voltearse y que ambos empezarán a caminar.
Hinata abrió grande los ojos y volvió a mirar a su alrededor, notando como los amigos más íntimos de Toneri seguían allí. Su corazón comenzó a latir fuertemente, golpeando en su torso casi como si quisiera hacer un agujero. Vió sus expresiones sonrientes y comenzó a arrastrase hacia atrás al sentir que sus piernas no reaccionaban y ellos daban pasos lentos hacia ella.
—¿Qué..— murmuró sintiendo que el miedo le hacía un nudo en la garganta —. Por favor..—, tartamudeo.
— Tranquila—, dijo el más cercano. Era Ko y él ya estaba sin remera, mostrando una sonrisa amable—. No pelees o será peor para tí.
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El lobo vio a los jóvenes salir del bosque y redujo la miraba. Notó que varios machos y hembras salían riendo, parecía que habían hecho una travesura, pero él no se preocupó. Era normal que los chicos a esa edad se unieran en el bosque, buscando futuras parejas.
Ninguno lo notó, y era lo mejor, ya que era su trabajo pasar desapercibido. Se mantuvo en las sombras, esperando ver si más jóvenes salían. No tuvo que esperar mucho para ver al hijo del alfa salir con la hija de Shasa. Su nariz se arrugó al sentir el inconfundible olor de excitación de ambos, y se esforzó por no juzgar. Ambos, jóvenes y hormonales, probablemente tendrían una noche entretenida.
Kakashi ocultó su sonrisa y estaba por volverse para seguir buscando en las cercanías del bosque cuando un grito rompió la noche. Su pelaje se erizó en su lomo, reconoció el miedo, el terror.
Lanzo su cabeza hacia atrás y aulló, lanzando una señal de problemas y se sumergió en el bosque.
Jamás olvidaría lo que vió.
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