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☆꧁༒Dieciséis༒꧂☆

☆꧁༒☬ℙⒺяг@☬༒꧂☆

☆꧁Presente꧂☆

Konohamaru la vio volver y pudo respirar mejor.

Había visto a la loba ir tras su Alfa, su lado protector había luchado con la orden que le había dado Hinata, pero terminó haciendo lo que le había pedido. Él sabía que la loba que había ido tras ella no era un digno oponente a su loba Alfa, así que se repitió eso una y otra vez.

Él se apresuró a ir a Hinata, agitando la larga capa oscura que siempre tenía preparado para ella cuando tenía su transformación y la cubrió antes de que estuviera totalmente fuera de la oscuridad del bosque. Hinata levantó la cabeza, dándole una sonrisa cómplice, mientras cerraba las solapas de la capa más ajustada.

—¿Ya estás feliz?— le gruñó suavemente.

Él no sabía cuál era el plan de su Alfa, y como centinela, su único trabajo era cuidarla. Pero, ella lo ponía en una encrucijada si le ordenaba no hacerlo. Su instinto y su lado racional se ponían en conflicto, pero lo único que sabía, es que si Hinata tenía un sólo rasguño..

Konohamaru se agitó sin poder evitarlo, al tener un escalofrío con sólo imaginar lo que le haría Naruto.

Hinata bajó la mirada y siguió caminando , con él a su lado.

— Aún no—, contestó.

Konohamaru alzó una ceja, aún mirando su expresión feliz. Ella parecía muy satisfecha, contrario a sus palabras...

☆꧁Pasado꧂☆

Hinata miró fijamente la cabaña frente a ella, se sentía nerviosa, ansiosa y un tanto temerosa. Tenía un pequeño bolso, que era cada vez más pesado, mientras estaba allí de pie, sólo tomando una respiración profunda tras otra. Su pequeño vestido oscuro se agitaba lentamente por el pequeño viento que había esa noche sin luna.

Le había dicho a Kakashi que no quería que la acompañará, no quería que nadie viera su expresión llena de pánico. Apretó sus manos en puños, y a pesar de que Naruto sabía que iría esa noche a su cabaña, el lugar estaba en completas penumbras. Se mordió el labio, temiendo que finalmente él haya recapacitado y decidido que, finalmente, no la quería como compañera.

Después de la declaración de Hinata en la casa del Alfa, se había arreglado para que esa misma noche ellos se convirtieran en compañeros. Pero, hubo un ataque en la zona norte de la manada, y como Naruto era el jefe de los centinelas, tuvo que ir hacia allí.

Sus mejillas aún se calentaban cuando recordaba cómo la había agarrado en sus brazos, al frente de todos los centinelas, y la besaba con fuerza, un beso lleno de promesas y cosas que hicieron que se sintiera demasiado nerviosa. Ella afiló la mirada sobre la oscura cabaña y negó con la cabeza al recordar la expresión pretenciosa de Naruto al ver cómo la había dejado. Hinata había estado jadeando, roja como tomate, y con la mirada pérdida, como si estuviera tomada.

" Pronto.." había gruñido como despedida, después de acomodar un mechón de su cabello tras su oreja.

Hinata, como lela, sólo había pasado su lengua por sus labios, aún saboreando su esencia y Naruto había gruñido. Luego, él la había soltado, y ella había vuelto en si, al escuchar algunas risitas de los centinelas.

Ella cerró los ojos, intentando sacarse eso de la cabeza y la agitó, esperando que eso la ayudará. Al abrir los ojos, vió el destello rojo cerca de la puerta y todo su cuerpo se tensó. Había estado tan nerviosa, que no había notado la sombra que estaba en el porche de la puerta. Su sentido de la vista aún era patético, comparado a otros lobos, y gruñó molesta al saber que era Naruto mirándola dudar a unos metros de las escaleras que llevaban a la puerta de la cabaña.

Apretó su mandíbula y alzó el mentón, tirando los hombros hacia atrás y comenzó a caminar hacia él. Su expresión era desafiante, pero su corazón se agitaba fuertemente contra su pecho. Sus piernas estaban algo inestables, pero consiguió llegar a las escaleras. Se detuvo allí, mirando hacia la sombra que sabía que era Naruto. Redujo los ojos al poder distinguirlo mejor, su postura relajada sobre un sillón de mimbre, como si fuera un sultán esperando ser servido.

—¿Qué haces allí?— le gruñó ofendida, a la defensiva.

Naruto no se inmutó, el destello rojo en sus ojos era pequeño, pero era obvio que su lobo estaba cerca.

— Mirándote —, gruñó profundo y bajo.

Hinata frunció el ceño, pero estiró la mano y se sostuvo del barandal de madera. Su voz había hecho que cada nervio tuviera un colapso, porque casi se hace un charco en el suelo. Se preguntó, ¿cómo podía él lograr eso en ella?

—¿Y?— dijo, porque ya no sabía qué responder a eso.

Se estaba acostumbrado a la oscuridad, ya que notó como sus labios se torcían en una sonrisa socarrona.

— Agradeciendo a Kaguya por mí suerte.

Hinata arrugó todo su rostro, por lo ridículo que sonaba eso. Pero, eso la hizo sentir un poco menos nerviosa. Puso los ojos en blanco y luego volvió a verlo.

— No sabía que eras un cursi.

Naruto mostró una sonrisa completa, sus facciones siendo menos duras.

— No lo soy—, dijo, aunque parecía más divertido que ofendido.

Hinata sonrió sin ser consciente, estaba acostumbrada a ese Naruto molesto, que le discutía. Eso la hizo sentir más relajada aún y dió un paso, sólo subiendo un escalón.

— Lo que acabas de decir, ha sonado bastante cursi para mí—, ella redujo la mirada sobre él —. No vuelvas a hacerlo—, le ordenó.

Naruto tenía los enormes brazos sobre el respaldo del sillón de mimbre, y abrió las piernas estiradas, pareciendo más relajado, pero alzó una ceja.

— ¿No quieres que lo haga?— le preguntó con voz profunda.

Hinata alzó el mentón, acostumbrada a decir lo que pensaba y sintiéndose aún a la defensiva. La verdad, se había sentido bien lo que él había dicho, pero eso también la hacía sentir débil. Ella ya había caído en las palabras empalagosas de otro macho.

— No—, gruñó.

Naruto volvió a su sonrisa torcida, apoyando sus codos en los muslos e inclinándose hacia ella.

— Deberías venir aquí e intentar darme una lección —, la provocó.

Hinata le frunció el ceño, luego alzó una ceja y torció su rostro hacia otro lado. Su sonrisa había hecho que su corazón tronara y su estómago se apretara con emoción.

—¿No quieres?— siguió Naruto provocando, haciendo que ella apretara los labios, evitando responder—. Muy bien—, dijo y Hinata se tensó al escuchar como el mimbre gemía mientras él se levantaba.

Su cabeza giró rápidamente para verlo de nuevo, Naruto caminaba hacia ella lentamente, como si fuera un depredador y su corazón quedó suspendido, igual que su aliento. Una parte de ella quería salir corriendo como una presa, pero otra, una más fuerte y dominante, hizo que se quedará clavada en su lugar.

Naruto se detuvo en la cima de las escaleras, mirándola fijamente. No supo qué, pero algo la impulso a subir los dos escalones que faltaban y se quedó justo al frente de él. Se movía casi de manera automática, ya que su cerebro parecía apagado y sólo su lado instintivo la hacia actuar.

Dejó caer su pequeño bolso cuando escuchó el gruñido profundo en su cerebro, su piel hormigueaba y se sentía casi sin aliento. Miró fijamente el torso desnudo de Naruto, él sólo tenía un pantalón holgado, y no pudo evitar mojarse los labios al sentirlos secos. Su mano se levantó por vida propia y se apoyó suavemente contra los duros músculos de su estómago. La piel de él era muy caliente, dura, pero también tersa, haciendo que se sintiera fascinada por ello.

Los labios de Hinata se abrieron suavemente al ver como sus dedos, pálidos y delgados, recorrían lentamente los surcos que provocaban sus abdominales. Sin ser consciente, mojó sus labios otra vez, apretándolos uno con el otro, y soltando un leve jadeó.

— Hinata..—, gruñó Naruto, haciendo que el torso vibrara en su mano.

Ella levantó la mirada, prácticamente sintiendo como la sangre se le calentaba en menos de un segundo al ver la expresión de él. Su expresión adolorida la impulso a acercarse más, casi pegándose a él. Quería olvidar todo, y él siempre lo lograba cuando estaba en sus brazos.

Ya no quería pensar en las posibles consecuencias que tendría que ambos fueran compañeros, ni tampoco quería pensar en su pasado. Ya nada más importaba, se dijo, mientras tomaba su nuca y lo bajaba para que unieran sus bocas.

Naruto no fue difícil de convencer, rápidamente él tomó el mando, apretando el cuerpo de Hinata contra él y alzandola en brazos. Mientras sus lenguas peleaban en sus bocas, Hinata sintió como él se movía. Pero, como había querido, no pudo pensar en lo que él hacía mientras provocaba cosas en su interior. Sólo fue consciente de su propia sangre corriendo, como río furioso, en sus oídos. En el fuerte retumbar de su corazón y la forma en su piel se erizaba cuando Naruto mordía suavemente su labio inferior.

Hinata pasó las uñas un poco más largas por los anchos hombros, temblando entre sus brazos cuando él gruñó. Sentía sus pechos pesados, sus pezones adoloridos y terriblemente mortificada por como estaba gimiendo y casi rastreándose contra él, como si ella fuera un gato y Naruto su rascador favorito. Pegó un pequeño chillido cuando sintió que caía, creyendo que tal vez le recibiría el suelo duro, pero un colchón la hizo rebotar un poco. Soltó una risita nerviosa, al darse cuenta que había gritado como una niña y jadeó, intentando recuperar el aliento, al mirar hacia arriba.

Naruto estaba justo al borde de la cama, sus ojos ahora centellaban en rojo, pero no tenía miedo. Con los pechos agitados, por sus respiraciones rápidas, vió como él sólo la miraba desde allí. La vió por tanto tiempo, que por un momento se sintió inquieta. Se mordió el labio al tener un destello del pasado, pero no dejó que feos recuerdos, donde ella había estado en una situación similar, la hicieron ponerse amarga. Se distrajo dejando que sus ojos recorrieran el cuerpo de Naruto, mirando su perfecto torso. No era la primera vez que veía su torso, pero él siempre le sacaba la respiración.

Tenía mucha curiosidad, y dijo que no tenía por qué preocuparse en ese momento, así que dejó que sus ojos siguieran bajando.

Sus ojos se abrieron de par en par, mirando fijamente la entrepierna de Naruto. Su pantalón era holgado, gris oscuro, pero estaba segura que él no estaba usando ropa interior. Su miembro estaba duro, alzado y parecia pelear con la tela suave, agitándose mientras ella lo miraba fijamente. Tragó saliva en seco, sólo diciendo que él parecía ser grande, y preguntándose cómo haría para caber en ella. Inconscientemente, apretó los muslos, tal vez para proteger su virginidad.

Naruto volvió a gruñir, haciendo que sus ojos volvieran a su rostro. Él pasó su lengua por sus labios, mostrando que sus caninos estaban un poco más largos, mientras se inclinaba lentamente sobre ella en la cama. Hinata se mordió el labio, observando su mirada caliente y sintiéndose ansiosa más que preocupada. Los enormes brazos de Naruto la acorralaron, y Hinata sintió que se mojaba mientras miraba sus fuertes bíceps y sus antebrazos marcados por sus venas pulsantes.

— Hinata..— gruñó de nuevo, pero cuando ella le devolvió la mirada, se dio cuenta que más que un llamado era casi como una súplica.

Ella miró fijamente su rostro, notando como su piel se había oscurecido con un sonrojo fuerte, el sudor comenzando a formar gotas en sus sienes. También, se dió cuenta que él parecía más agitado que ella, y gruñó sin palabras mientras él escondía el rostro en el hueco de su hombro.

— Hinata...—, esta vez gimió profundamente, haciendo que ella tuviera un escalofrío placentero en toda su columna vertebral.

— Naruto..—, murmuró sin poder evitarlo, estirando las manos y apoyándolas suavemente en su espalda.

Dejó que sus manos vagarán por toda la expansión de su espalda, disfrutando al sentir como él temblaba sobre ella. Movió sus muslos, apretando al sentirse vacía y necesitada, y se mordió nuevamente el labio cuando el duro miembro de Naruto chocó suavemente contra sus piernas.

— Kaguya..—, murmuró suavemente Naruto, casi como una maldición, y ella jadeó al sentir que su mano se colaba por abajo de la falda de su vestido—. Seré un buen compañero, pequeña—, murmuró justo en su oído y luego la beso en el cuello, haciéndola gemir.

Ella no pudo responder con palabras, tampoco habría sabido qué responder, ya que sintió que esas palabras tocaron algo en su interior. Gruñó profundamente, al mismo tiempo que su loba lo hacía en su cerebro, sin temer esa vez.

— Si—, gruñó Naruto cerrando la otra mano en uno de sus pechos por arriba de la ropa.

Hinata jadeó, abriendo la boca con sorpresa por lo bien que se sentía. Pero, también apretó los muslos, otra vez, al sentir que más líquido mojaba sus bragas. Apretó los dedos en los omóplatos y no pudo evitar clavar las uñas cuando la mano en su muslo subió, acariciando y apretando la carne.

— Lo siento, pequeña —, murmuró Naruto.

Hinata no entendía qué quiso decir, pero no pudo darle sentido a sus palabras cuando él se levantó de golpe, soltándola. Él se arrodilló, con sus piernas entre las de él, y la tomo de la cadera. Hinata sólo logró darle una mirada cuando su mundo giró, haciéndola gritar. Ella volvió a rebotar en la cama, esta vez boca abajo y apenas pudo parpadear cuando sintió que Naruto tomaba su vestido y lo rajaba.

—¿Qué mierda..?— jadeó sorprendida, pero mientras las palabras salían de su boca, Naruto cerró los dedos en sus bragas y las rompió también—. ¿¡Qué..!?

— Shh—, le gruñó mientras la volvía a tomar de las caderas y subía su trasero con una asombrosa facilidad.

—¿¡Acabas de chitarme!?— gruñó, intentando bajar su trasero, pero Naruto la mantuvo en la posición sin esfuerzo—¿Qué..

Hinata se detuvo de golpe al sentir como Naruto pegaba su rostro a su entrepierna. Sintió que toda su cara se calentaba de vergüenza y su boca se secó, cada palabra de protesta quedó atorada en el nudo que se instaló en su garganta.

—No puedo aguantar más —, gruñó bajo Naruto, su voz algo distorsionada y difícil de entender—. Necesito prepararte. Necesito.. necesito —, tartamudeo.

Hinata tenía la mejilla apretada contra unas suaves sábanas, sus ojos fuertemente cerrados, pero respirando tan agitada como sentía la respiración de Naruto sobre la parte trasera de sus muslos. Todo su cuerpo de tensó cuando sintió los dedos de Naruto allí donde no la había tocado nadie y pudo sentir el pudor creciendo cuando él abrió sin preámbulos los labios superiores de su vagina. Sus uñas se clavaron en el colchón cuando sintió la descarga que bajó a su cuerpo apenas Naruto la tocó allí. Ella había pensado que la había tocado con los dedos, pero cuando lo escucho gruñir y sentir la vibración en su coño, sus ojos se abrieron asombrados. No duro mucho, ya que cuando Naruto volvió a pasar su lengua por su coño cerró los ojos con fuerza, gimiendo, sin querer, por lo bien que se sentía.

—¿Bueno?— preguntó Naruto, para luego volver a hacer eso que estaba haciendo con su lengua.

— Oh, Kaguya..—, jadeó ella—. Bueno, bueno—, lo alentó, el pudor ya muy lejos en su cerebro y cuerpo.

Hinata tembló con cada exploración de Naruto, pero se sentía algo frustrada, sin saber muy bien qué le faltaba. Inconscientemente, levantó un poco más el trasero, moviéndolo, hasta que la punta de la lengua de Naruto tocó el punto más sensible.

—¡Si! ¡Kaguya! ¡Ahí!— le gritó, apretando los ojos y las manos en la cama, los dedos de sus pies curvándose.

Naruto gruñó, feliz de hacerle caso, ya que concentro toda su atención allí. Pronto, Hinata estaba balbuceando incoherencias, sus muslos temblando y podía sentir como el orgasmo se acerca rápidamente. Naruto la mantuvo en su lugar con sus enormes manos, brazos y cuerpo, apretándola contra su rostro y rápidamente ella se estaba corriendo.

Hinata aún temblaba cuando Naruto la dejó sobre la cama, dejándola laxa sobre esta, y le abrió las piernas, acomodado las de él entre el espacio de sus muslos. Ella no podía pensar, simplemente respiraba en jadeos fuertes ya que el orgasmo le había hecho temblar de adentro hacia afuera, como si un terremoto la hubiera afectado sólo a ella. También podía sentir, sentía la respiración fuerte de Naruto detrás de ella, como su piel caliente tenía contacto con el de ella.

Las manos ásperas de Naruto se posaron en sus nalgas, acariciando, subió y bajó. Primero las cerró en su cintura y luego volvió a bajar lentamente, pasando por sus montes y terminando en sus muslos. Sus dedos pulgares volvieron a abrir sus nalgas y sintió su miembro caliente y duro entre ellas. Hinata volvió a jadear, cuando Naruto uso sus manos para apretar su polla con los cachetes de su trasero, moviéndose de adelante hacia atrás. Pensó que no podría, pero la excitación volvió, con más fuerza que antes, y sin ninguna inhibición.

Hinata se mordió el labio, levantando un poco su trasero para encontrarse con las caricias de la polla de Naruto. Sentía el roce del vestido que aún tenía puesto, ya que Naruto sólo había roto toda su espalda, dándole acceso a lo único que parecía importarle en ese momento.

Ella jadeó más fuerte cuando Naruto comenzó a moverse más rápido, casi salvajemente entre sus nalgas. Estaba entre, agradecida y frustrada, de que él no estuviera en su coño, si él se hubiera movidos de esa manera tal vez la hubiera lastimado. Pero, la verdad era que se sentía más frustrada que otra cosa. Su coño estaba tan mojado y se sentía agitada, casi sin respiración. Escuchar a Naruto gruñendo salvajemente en su espalda sólo hacia que su piel, hipersensible, se estremeciera.

Hinata estaba casi sin respiración, entre el ejercicio de moverse contra Naruto y tener el pecho fuertemente apretado contra la cama, gracias a la posición. Aún estaba tensa, cuando finalmente Naruto gruñó profundamente su nombre y ella sintió que mojaba su espalda. Estaba, casi con la vista nublada mientras caí en cuenta que él se había corrido sobre ella y fue lentamente consciente que él la dejaba en la cama lentamente.

Parpadeó, mirando hacia la pared oscura, intentando entender mejor lo que había pasado, mientras sentía la suave caricia de Naruto en su espalda, esparciendo su esencia en su piel.

Pero, aún seguía confusa, algo agitada y totalmente frustrada cuando Naruto se acostó a su lado, justo del lado donde estaba mirando su rostro. Observó sus ojos brillantes y rojos en la oscura habitación y se sorprendió un poco cuando él extendió una mano y acarició su rostro. Ella le frunció el ceño, sin entender qué había hecho.

—¿Qué pasó?— murmuró, porque su garganta se sentía algo rasposa.

—¿Con qué?— murmuró Naruto a su vez.

Hinata abrió la boca, pero la cerró cuando sintió que su cara se calentaba. Ella había pensado que finalmente tendría sexo, para sellar la unión. Y fue algo inesperado, que él no lo haya hecho. Las inseguridades brotaron sin que ella lo pensará. Su loba gruñó largo y profundo, haciendo que se olvidará por un momento en ellas. Se mordió el labio, sin saber cómo decir lo que quería. Aún se sentía algo excitada, frustrada.

Finalmente Naruto sonrió, ella reconociendo su expresión. Sus ojos se afilaron y ella vió el destello de sus dientes gracias a algún reflejo.

— Esto tranquilizará a mi lobo, pequeña—, dijo mientras agitaba su flequillo lejos de su rostro lleno de sudor, los dedos suaves—. Pero, esperaré a que lo desees.

—¿Qué.. lo desee?— preguntó en un tartamudeo.

Naruto se acercó lentamente, haciendo que ella apoyará su cabeza en su enorme bíceps como si fuera una almohada. Él la giró suavemente, para que estuvieran frente a frente y le dió un beso suave en la boca, mordió levemente su labio inferior y luego lo chupó. Hinata se mantuvo un poco tensa, sin saber muy bien cómo reaccionar ya que no había entendido lo que él había dicho. Ella lo deseaba, podía sentir como su cuerpo se quejaba por la falta de contacto de él. Naruto le pasó la lengua por los labios y parte de la mejilla, haciendo que se estremeciera.

— Deliciosa — gruñó suavemente.

Ella soltó una risita cuando bajó a su cuello, ya que sintio algo de cosquillas, y se alejó del contacto. Él se acercó un poco más y mordió levemente la carne de su clavícula, sin hacer daño y gruñendo juguetón.

— Sé que tu cuerpo lo desea— murmuró contra su piel—. Puedo olerlo.

Naruto alejó su rostro de su cuello, devolviéndole la mirada asombrada mientras él estaba serio.

— Pero sólo haremos el amor cuando lo desees aquí — él apuntó su cabeza con un dedo de la mano que había estado en su espalda—, y aquí — su voz siendo mas suave cuando tocó su pecho con su mano libre, justo en su corazón.

Hinata lo miró fijamente, sin saber qué contestar a eso. Naruto le devolvió la mirada por unos minutos, pero finalmente bajó los ojos a la mano que tenía en su pecho y sonrió.

— Pero, seré un buen compañero —, ella sintió como su cuerpo volvía a la vida cuando él apretó un pezón por arriba de su vestido desgarrado—. No dejaré que duermas frustrada—, gruñó mientras bajaba lentamente la mano por su estómago.

☆꧁༒☬ℙⒺяг@☬༒꧂☆

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