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Tres meses sin verlos, sin despertar por el llanto de Rumi, por el suave toque de Zenitsu cuando se le hacia tarde para el trabajo.
Miro el calendario con pesar, Rumi pronto cumpliría su primer año, esperaba poder ver a su hijo y a Zenitsu.
La mujer del otro lado del sofá donde estaba recostado lo miraba, el llanto asfixiante le impedía hablar con normalidad. Desde que había dejado a Uzui, Tanjiro lo había ayudado, ambos recurrieron a la ayuda de una psicóloga quien hacía ver a Zenitsu que vivir con lo poco que queda de una persona rota era imposible, le hacia ver poco a poco cuanto daño se hacían estando juntos.
Los meses siguientes fueron difíciles, cuando todo un año se cumplió Uzui juro que podía morir al ver los papeles de divorcio y de custodia compartida.
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