Trataba de detener el sangrado de su labio, Kaigaku había llegado enojado ese día así que se desquitó con el apenas entrar a ese pequeño departamento en el que estaba encerrado.

Un beso fue dejado en su mejilla junto a una caricia en su vientre, sonrió de manera forzada mientras recibía un triste diente de león cómo disculpa.

El resto de la tarde pasó tranquilamente, Kaigaku se había ido dejándolo solo.

Sanemi, Genya y Uzui seguían al pelinegro, Tengen no había desistido en la búsqueda de Zenitsu, tanto que logró encontrar al abuelo de su rubio, el pobre hombre estaba encerrado en una casa para ancianos sedado y amarrado a una cama. Con ayuda de sus amigos había conseguido sacar al anciano de ahí, fue después de escuchar como el supuesto nieto de el anciano lo abandonaba a su suerte en ese lugar después de saber que el había dejado ir a Zenitsu que se preocuparon en verdad.

Tengen decidió seguir al pelinegro, la ayuda de los Shinazugawa fue útil porque al fin habían dado con la ratonera de Kaigaku.

Por fin podría recuperar a Zenitsu.