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In Love

Apretó la almohada que tenía entre sus brazos más cerca de su pecho, mientras más de la mitad de su rostro volvía a presionarse y esconderse en ella, como si ello pudiese ayudar a borrar la confusión, la vergüenza que gobernaba en su cuerpo.

Agradecía a todo ente invisible que existiese y estuviese más allá de su comprensión por el hecho de que sus hermanos no lo viesen en ese estado, tan confuso, tan tímido, tan... sonrojado.

Y mentalmente reprochaba al Yokai que lo estaba destinando a pasar por escenas como esa. Aunque al final terminaba riendo como un idiota ilusionado recordando su mirada firme pero serena, su comportamiento no tan ajeno a ello, pero al final del día sin poder evitar reír un tanto cohibido con las bromas y travesuras de Leonardo -algo muy especial al ser poco común-, y esa sonrisa tan encantadora que lo...

Sí. Oficialmente Leonardo 'Jitsu' había perdido la maldita cabeza por un joven Ronin. Bueno, en realidad ahora se estaba reafirmando el hecho, la oficialización ocurrió cuando su mente finalmente sucumbió, y su cuerpo se entregó a él.

Ello solo lo llevó a la razón por la que estaba así. Usagi no se había comunicado con él desde que aquello ocurrió, ocasionando su confusión en esos momentos. Se suponía que un paso como el que habían dado era sumamente importante, y debían estar más unidos que nunca.

O esas eran las estupideces que había aprendido de las aburridas películas románticas que a Rapha tanto le encantaba ver en secreto.

Además... así lo sentía, como algo importante.

En el fondo no podía culparlo del todo, porque él mismo estaba experimentando una timidez tan grande que no podía ni pensar en dirigirle la mirada a ese conejo que lo traía peor que las admiradoras de Lou Jitsu.

Y... habían ido demasiado rápido. Rayos, literalmente su primer beso y su primer encuentro sexual habían ocurrido la misma noche, no era así como lo había imaginado, pero así ocurrió, y ya no podía cambiarlo.

Tal vez... ¿lo había asustado? No, él ni siquiera tuvo que pedírselo, continuaron sin decir nada más, y el Yokai tuvo el control la mayor parte del tiempo. Confió en él, y él lo protegió. Tal vez... ¿no le gustó? Bueno, eso era un poco más, posible -y doloroso-, pero podía jurar que no era así, habían compartido el momento, estaba seguro de que no había ocurrido. Tal vez...

Tal vez...

...

¿Y si eso era lo que quería y por eso ya no se había comunicado con él? Solo... ¿acostarse y largarse?

¿Realmente Usagi era un ser tan miserable, que se había tomado el tiempo para enamorarlo e ilusionarlo solo para esperar pacientemente a que le entregara su cuerpo tan 'fácil' como lo hizo? No no, ese NO era su Usagi, en lo absoluto.

¿Pero y si sí? ¿Y si en realidad era un doble cara que jugaba con los sentimientos de jóvenes e ingenuas tortugas mutantes?

Soltó un quejido gutural suave, mientras subía sus rodillas a su pecho, uniéndolas a su pequeña bolita de encogimiento emocional, y reajusto su agarre a su almohada consoladora.

Su mente traicionera no pudo evitar remontarse a esa noche, una de sus escapadas a espaldas de su familia, y un pequeño viaje/cita a un pueblo cercano de la modesta casa del Yokai. Recordaba estar hablando avivadamente con él, como buenos compañeros y amigos que eran, nada de extraño con ellos.

Leo hacía sus típicos alardes y bromas con su característico carisma; Usagi sereno como era, acompañaba sus ocurrencias con una pequeña sonrisa ladina. Una muy buena dupla de amigos.

Porque eso eran, al menos hasta que regresaron a casa de Usagi para tomar un poco de té y charlar un rato más, siendo así un poco sinceros, ninguno de los dos quería separarse.

Una cosa llevó a la otra, y de pronto Leo estaba sumamente avergonzado, con su rostro rojo por el atrevimiento de haberle plantado un beso 'de pico' a su acompañante después de haberse perdido en sus labios moviéndose.

Pensó que lo odiaba, que lo detestaba, porque su semblante en ningún momento dejó de mostrar su sorpresa, eran hombres, ni siquiera había tenido la valentía de preguntarle si le molestaría que otro hombre lo besase sin advertir.

Pero parecía que su acción solo había dado luz verde a que el mayor tomase su rostro por las mejillas y se acercara para plantar un beso más largo pero igual de tierno justo en sus labios.

Fue su oportunidad para acariciar su pelaje sin tener que pasar por el penoso momento de preguntarle si podía hacerlo, y un acompañamiento de por qué. Su corazón retumbaba como un loco, mientras sus dos cuerpos se encontraban a la vez.

Solo fue algo de suerte que los dos supiesen lo que era el sexo, ¿no? Que supiesen al menos un poco de lo que estaban a punto de hacer. Leo se había tomado la tarea de investigar -por curiosidad y razones íntimas propias-, así que sabía ciertas cosas que debía tomar en cuenta, aunque finalmente la práctica y la teoría con un acompañante eran diferentes, vergonzosamente diferentes. Usagi por su parte, brindó el lubricante sin tener que explicar para qué, así que suponía que él también debería saberlo.

Pasó lo que tenía que pasar, pensó, mientras un pequeño destello de excitación recorrió su medula al seguir recordando.

Usagi, a pesar de la calma que puede irradiar, es un ser temerario e imponente, no tiene que decir ni una sola palabra para que sus adversarios salgan -si no caían- atemorizados del enfrentamiento. Leon se sentía especial por poder descubrir y explorar una faceta diferente del Ronin, una más animada y tierna.

También de poder sacar a flote un lado más "escurridizo" como el suyo. Recordaba que en una de sus últimas visitas a New York hicieron una carrera hasta Time Square, en donde Usagi terminó ganando -¡Era un conejo! ¡Era sumamente hábil y veloz!-, y no dejó de recalcárselo un mes entero, lo peor es que lo hacía indirectamente y siempre hallaba la forma de que no le pudiese replicar.

Otra risita tonta salió de sus labios al recordarlo, apretando su almohada y moviendo sus rodillas con emoción y un sonrojo más amplio en su rostro verde lima. Estaba seguro de que estaba tan rojo que el color se fundía con sus franjas rojizas.

Escuchó ruido afuera, sus hermanos estaban gritando de repente y se vió obligado a salir de su refugio/almohada para mirar espectante a la cortina azul de su cuarto como si ello fuese a ayudarle a descifrar porqué tanto alboroto allá afuera.

Agudizó su sentido del oído tratando de escuchar lo que estuviesen gritando, aunque estaba siendo en vano porque no oía con claridad.

— ¡LEO!

La voz escandalizada de su hermano mayor lo sacó de su trance, siendo suficiente razón para tirar la almohada a un costado y correr fuera de su intimidad.

¿Un experimento de Donnie había salido mal y se había vuelto loco otra vez? ¿Mike se volvió a lastimar con la patineta? ¿A Splinter le volvió a dar la gripe de las ratas? ¿Tal vez Rapha...?

Su paso se fue desacelerando poco a poco, terminando por detenerse. Su boca se abrió, no más que sus ojos por la sorpresa.

Su corazón retumbó.

Sus tres hermanos, Rapha, Mikey, y Donnie estaban en posición de ataque hacia un ser desconocido para ellos, pero que resultaba ser la persona que él había estado esperando con ansias esos últimos días.

— Dice que te conoce.—  Dijo Donnie al notar la presencia de la tortuga deslizadora.— Pero tranquilo, me encargaré de que no sufra.— Su Techno-Bo, con últimas actualizaciones, se transformó a vista de todos en una bazuka exageradamente enorme de color púrpura.

— ¡DONNIE, NO!— El rostro notablemente confundido y alerta del Yokai conejo fue cubierto de repente por el cuerpo de Leonardo, quien había corrido a proteger a su 'amigo' asustado del daño que podrían causar sus hermanos equivocadamente -sobretodo por el maldito maniaco de Donnie-.

— ¿Quién es este sujeto Leo? ¡Está en nuestra guarida!— Mikey mencionó haciendo énfasis en su última frase, mientras no dudaba en sacar su kusari-fundo místico. Leo sintió un poco de ternura por la escena del hermano menor sobreprotector, pero no entró en detalles, no cuando su interés amoroso estaba siendo amenazado de posible muerte.

— Él es... u-un amigo...

— ¿Un amigo?

— ¡S-Sí! Y vino aquí para conversar de algo importante, así que iremos a mi habitación.— Sonrió nervioso, y sus hermanos no ocultaron su estupefacción. ¿Leo estaba nervioso?

— Disculpa.— La voz leve y calmada del recién llegado causó que la atención de los cuatro hermanos se dirijiese a él. Mantenía una postura de descanso bastante relajada para las armas y miradas que lo amenazaban en silencio, a diferencia de hace tan solo unos segundos, y recibiendo también la mirada tensa de la tortuga de orejas rojas.— Lamento interrumpir su discusión fraternal, lo menos que quiero es ocasionar conflictos y disturbios con mi presencia, — levantó el mentón, y cerró los ojos por unos segundos antes de volver a abrirlos con una leve sonrisa ladina y una mirada juguetona.—  Pero me parece que Leo-san ha confundido el estatus actual en el que nos encontramos, así que me tomaré el atrevimiento de corregirlo.

Leo sintió que iba a morir en ese momento, formó una mueca aún más nerviosa mientras tragaba saliva, ¿no se suponía que era ÉL el que hacía bromas en medio de situaciones tensas? Y de todos modos, ¿cuándo cambió el hecho de que Usagi fuese el primero en empezarlo?

Mientras tanto, los tres hermanos ajenos miraban espectantes a la continuación de lo que el extraño de pelaje blanco revelaba, sin dejar de estar alertas a lo que fuese a hacer o decir.

— En realidad, Leo-san y yo mantenemos el tipo de relación que ustedes llamarían 'noviazgo'.

El rostro de Leo se volvió casi tan rojo como sus franjas, y su corazón volvió a latir con fuerza; volteó lentamente para ver a sus hermanos.

Juraba que jamás había visto la palabra "muerte" escrita en rojo en los ojos de sus hermanos.

— Corrección, MANTENÍAN, TIEMPO PASADO.

La bazuka de Donnie volvió a apuntar a Usagi, lo cual alertó a Leo y agitó los brazos en el aire en medio de esa arma y el atacado.

— DONNIE BAJA ESO, LO VAS A MATAR.

— NO SI YO LO HAGO PRIMERO.

Leo tomó del brazo a Usagi y lo jaló para llevarlo consigo lejos de sus hermanos, a su habitación no, podrían entrar sin ningún tipo de problema gracias a las benditas cortinas. Lo llevaría al único lugar seguro en caso de este tipo de acontecimientos, al único lugar que tenía puerta con cerradura, al único lugar en el que no podrían irrumpir sin romper algo primero -lo cual representaría un castigo ejemplar debido al presupuesto semanal que tenían de romper cosas y de las cuales Donnie no podría encargarse-.

El baño.

Pudieron escuchar los gritos de fondo, amortiguados por las paredes del lugar. Leonardo esperó a que se disiparan, y no poder escuchar más, al menos no que se escucharan cerca o en intentos de romper la puerta.

Finalmente parecía que no ocurriría, él sabía que ellos sabían que él sabía que no romperían nada, así que sonrió por haberse podido salir con la suya.

Al menos hasta que volteó y se encontró con la razón por la que se encontraba en esa situación en primer lugar.

Usagi lo miraba con una ceja enarcada, un parpadeo inquietantemente lento, y una actitud raramente diferente a la que tuvo afuera.

Un silencio incómodo inundó el lugar, ninguno supo qué decir, qué hacer, cómo actuar, irónico tomando en cuenta el tipo de encuentro que tuvieron la última vez que se vieron.

— Entonces, — empezó él, haciendo que Leo tensara los músculos para estar atento— hay una razón por la que me encuentro aquí.

Definitivamente era el día de los roles invertidos, cada vez se sorprendía más de que Usagi estuviese tomando la iniciativa cuando ese era su trabajo.

— ¿Por qué viniste?— Preguntó con voz baja y suave, mucho más suave de lo que le hubiese gustado.

— Lo lamento Leo-san, no quería incomodarte pero... bueno, pensé que necesitabamos conversar.—El mencionado notó el singular movimiento de la nariz del Yokai, mostrando nerviosismo a pesar de que sus palabras sonaban firmes y seguras. Apretó levemente los puños, ladinos a sus muslos, mientras asentía.

— Y... tal vez podriamos empezar por aclarar por qué les dijiste a mis hermanos que eramos novios.

El rostro de Usagi lo miró con sorpresa, para luego empezar a reir levemente.

— Perdona eso, tal vez pensé que un poco de bromas aligeraría el ambiente tenso.

Leo hubiese sonreído si no hubiese captado la oración de forma errónea, 'un poco de bromas'.

Entonces... era un hecho de que Usagi no veía lo que pasó como lo hacía él.

— ¡N-no lo malentiendas! Yo-, b-bueno, sí hice una broma acerca de eso pero no quiere decir que la situación sea así para mi, por eso estoy aquí, es... — El mayor desvió la mirada, Leo parpadeó y soltó un suspiro para luego empezar a reir, ganándose la mirada confusa de su acompañante.

— Está bien, esto no es lo tuyo, me sorprende siendo que tienes una labia espectacular según todos.— Leo rodó los ojos divertido.

— Oh, ¿en serio? Bueno Hamato, ¿No eres tú el tipo hablador y sinvergüenza? Sin embargo, afuera demostraste todo lo contrario.— Contrarrestó Usagi al captar el tono de Leonardo.

— Cállate.— Los dos rieron, mientras sus corazones latían con fuerza, el sentimiento cálido que se había perdido por la timidez de ambos recuperaba fuerza con esa pequeña excusa de charla en el baño.

— Pensé que no querías hablar más después de lo que pasó, temí lo peor.— Admitió Usagi con la postura tranquila y el semblante cayendo en una pequeña sonrisa amarga, mirada en el suelo, orejas caídas.— Siempre fuiste tú el que tomaba la iniciativa, así que cuando noté que no lo hacías, simplemente... entré en pánico.

Otro silencio abundó el lugar, pero a diferencia de hace unos minutos, este no era incómodo, estaba lleno de emociones, sentimientos.

— Y por eso viniste.

— Sí. Debía hacerlo, debía buscarte y saber qué pasaba...

Leo no pudo evitar sentir una punzada de culpa, pero agradecía que su acompañante sintiese la confianza para dar los pasos también.

— Siento eso, en serio lo siento. Pero yo también estaba preocupado, y seguramente no hubiese sabido qué decir si te buscaba, estaba... muy nervioso.

Ahora era él el que mantenía la mirada en el suelo, mierda, jamás se imaginó así, y ahora sentía que su cara ardía.

— Está bien, lo entiendo.

El mutante volvió a subir la mirada, con una leve sonrisa ladina.

— No sabes cuanto me alegra que estés aquí.

El Yokai soltó una inhalación, y de pronto caminó hasta encontrarse tan cerca de su acompañante como le era posible. Sus manos, tan conocedoras y expertas que podían engañarte con su toque suave gracias al pelaje tocaron y acariciaron las mejillas de la tortuga, con cariño y anhelo.

— Te extrañé Leonardo, y si estoy aquí no es para regresar a lo que eramos, sino para ser algo mejor. Confiaste en mí, y yo en tí, formalizar sería lo que me haría más feliz en este momento.

Los ojos de la tortuga se iluminaron, su cara formó una mueca que no sabía si convertirse en sonrisa emocionada o en asombro conmovido.

— Solo tú podrías ser tan cursi, por eso te quiero tanto.

Sus manos se deslizaron por la cintura del conejo, entrelazándose por detrás de la espaldabaja, y atrayéndolo más hacia él. Fue en ese momento cuando la pequeña diferencia de altura fue más notoria para los dos, y rieron por eso.

— Yo también te quiero Leo-san.

El menor besó la comisura de los labios del Yokai con ternura, para volver a mirarlo, un destello de picareza, y amor en ellos.

Sus labios se volvieron a unir, esta vez profundizando su unión. Pequeñas caricias demostrando el cariño que tenían por brindar, y una suave armonización en cada una de sus acciones. Pequeños chasquidos que solo animaban a continuar, la calidez en la cercanía.

— Leonardo, ¿con quién rayos estás ahí? Rojo y Morado están interrumpiendo mis comerciales y Naranja no deja de gritarme.

Los hombros de Leo se tensaron, se separó algo tosco del suave toque, y su cara mostró un terror que inevitablemente se transmitió a Usagi.

— ¿Él es...?

— Sí, es Pops.

Se separaron respirando un poco, actuando como si no hubiese pasado nada. Mentalmente estaban de acuerdo con ello.

Al menos su padre había dejado en claro con su comentario que sus hermanos no habían estado espiando, eran capaces de escuchar el espectáculo entero, los malditos bastardos, pensó hipócritamente empujando a lo más profundo de su conciencia que él, mil veces, también había tenido la descarez de espiar conversaciones privadas, y si estuviese en el lugar de sus hermanos seguramente lo hubiese hecho, pero en fin, detalles.

Quitó el seguro, pero antes de que pudiese desbloquear completamente la puerta, tomó la mano de Usagi. Se miraron por unos segundos, asintieron, y finalmente el lugar entró en contacto con la cegante luz de otro ambiente, y cuatro miradas estupefactas.

— Supongo que... empezamos con el pie izquierdo, así que déjenme presentarlos.

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Entonces, se me ocurrió esto cuando estaba medio dormida y leyendo un fic Leosagi, así que escribí un poco antes de quedarme dormida y seguirlo después. Solo un fic cualquiera para explorar un poco este ship que me ha empezado a encantar y también una excusa para escribir sobre un Rise Leo tímido y enamorado, me encanta 💞

Para no tener mucho problema con el tema de las edades, aclarar que en esta línea, Leo tiene 17 y Usagi tiene 19 -se llevan dos años-

Además, hice un dibujo/rediseño de Usagi al estilo de Rise, tal y como me lo imagino. Una pena que no haya podido hacer aparición en este remake :(

Espero les haya gustado, nos vemos otro día en otros proyectos futuros¡! 💞 Recuerda comentar qué te pareció esto, me ayuda mucho, y no te olvides de dejar tu estrellita, también ayuda muchísimo💕

InvaPineDil

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