Momentos hermosos pasaron juntos, hasta el presente día en que se reunió mucha gente en el precioso mirador en el que se dieron su primer beso, ahora con un altar mandado a construir por el adinerado tío de Yoongi, y también decorado para la ocasión, con muchas amapolas blancas y rosas rojas en todos lados. Sí, la tía de Min se empeñó en llenar el lugar de belleza natural, pero para él lo único que era hermoso naturalmente era su prometido, pronto esposo, Kim Taehyung.

Y es que jamás pudo anticipar que llegaría a ese momento tan rápido, tan solo nueve meses después de formalizarse como pareja. Estaba en el altar, arreglándose constantemente el traje por los nervios, abotonándose y desabotonándose el mismo botón del traje con una mirada perdida.

—Por Dios, ¿quieres parar de hacer eso?, se va a caer el botón

Min observó a su amigo, que lo miraba con irritación.

—Jin, cuando te cases con ese tal Nanjung me entenderás

El Beta lo analizó con indignación y no pudo evitar sonrojarse.

—¿Qué estupideces dices? Es un amigo... Y se llama NAMJOON

—Un amigo, si, claro

—¡Es en serio!, tómame en serio, Min Yoongi

El Alfa lo ignoró y continuó con su frenético abotonar y desabotonar, hasta que de repente una melodía de piano empezó a sonar. Tragó en seco mientras que se limpiaba el sudor de la frente y se ponía en posición para recibir a su prometido.

Niños repartieron pétalos por el camino por donde momentos después pasó Taehyung con una plena sonrisa, acompañado de la señora Park.

Sonríe, camina derecho, sonríe, camina derecho se repetía el castaño, vistiendo un precioso vestido blanco lleno de perlas y una corona de flores rojas con un velo atado a ellas; pero sus repeticiones mentales cesaron al ver a su prometido, aquel traje le quedaba demasiado bien, y la sonrisa que decoraba el rostro del Alfa, solo lo hizo sonreír más.

Yoongi creía ver acercarse a un ángel, y al llegar al altar tomó sus manos queriendo besarlo, pero debía aguantarse hasta la maldita orden del padre de besar al novio.

—Hola -le susurró el menor, aún con su sonrisa cuadrada-

—Te ves... wow

Yoongi no supo expresar su felicidad.

La melodía suave del piano se detuvo y los presentes tomaron asiento, el padre se acercó.

—Hoy estamos aquí reunidos para unir en sagrado matrimonio a Kim Taehyung y a Min Yoongi, puede decir sus votos

Con el permiso del padre, Yoongi empezó a hablar.

—Con esta mano yo sostendré tus anhelos -levanto su mano-, tu copa nunca estará vacía, pues yo seré tu vino... con esta vela -tomó la vela que le fue otorgada por Jin- alumbraré tu camino en la oscuridad...

Jin la encendió y el inquieto baile de su llama conquistó los ojos del Omega.

—... y con este anillo...

Yoongi, con paciencia, sostuvo el anillo a centímetros del dedo anular del menor, a pesar de que ambos se desesperaban por terminar con los votos y besarse de una buena vez.

—Yo te pido que seas mi esposo

Y luego insertó el dedo en el anillo, quedando perfectamente a la medida.

—Puede besar al novio

A la mitad de la frase, ya se habían acercado para darse un beso que era para muchos apasionado, honesto y simplemente precioso, aunque, para los niños, absolutamente asqueroso.

Al dejar aquel sello, ambos juntaron sus frentes con una sonrisa.

—Ahora estás amarrado a mi de por vida

Ambos rieron tiernamente.

—¿Premio o castigo? -cuestionaba el castaño-

—No me importa mientras que sea a tu lado -murmuró el pelinegro-

—¿Qué tal Minjoon?

—Definitivamente no -alegó Yoongi-, suena como a tu novio, ese Nanjung

—Por milésima vez, Yoongi, es Namjoon

El Alfa no le prestó atención a su amigo Beta y se centró en hayar un nombre para su pequeña niña, con la ayuda de su esposo, quién acariciaba sus cuatro meses de embarazo mientras comía pequeños trozos de su último antojo, una tarta de fresa.

—A mi me gusta... -opinó el Omega-

—¡Haneul!

El grito que le dió el castaño hizo que las acciones de la pequeña niña de tres años se detuvieran seguido de un salto provocado por el susto.

—No puede ser, ¿otra vez?

El Omega se apresuró a quitarle las tijeras en un intento de evitar lo ya inevitable, pero todo ya estaba hecho. La niña lloró al instante, pidiendo las tijeras de vuelta para terminar con su fantasía de volverse peluquera, probando cortar su propio cabello.

—¿Cuál es tu obseción con quedarte calva?

Taehyung casi lloró encajando la cabeza de la niña en sus manos para poder verla bien. Era la tercera vez en ese año en que la pequeña Haneul se cortaba los castaños mechones sin, según ellos, motivo alguno. Ahora sus negros ojos soltaban lágrimas y sus manitas se estiraban hacia la cara de su papá en un intento de apartarlo.

—¿Qué pasó? -llegó Yoongi a la habitación, alarmado por el grito de su Omega-

—Adivina

El pelinegro no tardó en tomar en sus brazos a la bolita llorona, quién se le acercó extendiendo sus brazos para ser cargada.

—¿Qué pasó, Haneul?

Luego de terminar de limpiarse los mocos en la camisa de su padre, lo miró aún con su cara de dolor.

—Papi kwjcjejkcev tijeras -fue lo que pudo entender-

—¿Papi te quitó las tijeras?

—Shi -asintió-, papi wkjckwf tijeras, papi es malo, me kahfnwbjc y kshjfbsjf porque yo ajxhjwjfjw

—Mmmm -Yoongi asentía, haciendo creer a la niña que estaba entendiendo lo que le decía-

—La tuya por si acaso -soltó Taehyung por impulso y de mala gana al ser acusado de mal padre por su propia hija, mientras guardaba las tijeras en un lugar seguro-

—Pues tú no eres lindo -dijo la niña curiosamente con mucha claridad en su pronunciación, para luego sacarle la lengua-

Min no tardó en soltar una carcajada ante el gran parecido entre su esposo y su pequeña hija, eran igual de berrinchudos y competitivos, lindos y con los mismos ojos coquetos.

—¿Cómo te atreves? -exclamó Kim con indignación y cierto dramatismo-

Al final a Haneul le hicieron coletas por cinco meses para tratar de discimular sus lugares trasquilados y Haneul volvió a ser la cariñosa niña con sus papás, olvidándose de sus delirios de estilista.

—¿Quieres decir algo, Haneul?

La ahora preciosa niña de doce años miraba a su papá serio con una cara de cachorro triste, agarrando el borde de su camisa con nerviosismo.

—Lo siento

—Dícelo a tu papá, a mi no

Taehyung se cruzó de brazos esperando la disculpa de su hija por haberle tirado una taza de porcelana intencionalmente.

Ambos discutían en la cocina ya que la niña quería ir a una pijamada a la que había sido invitada por sus amigas, pero al Taehyung negarse le lanzó aquella taza con rabia que, por suerte, no le dió al castaño, pero que se estrelló con la pared que tenía justo al lado.

Aquel impulso le había costado pequeñas cortadas a su papá, en su cara, pies y un brazo, junto con gritos de enojo por parte de Min, que no podía creer lo que su pequeña y risueña hija acababa de hacer.

Los tres estaban en la sala, Yoongi sentado con la niña y Taehyung de pie, apoyado en el mesón de mármol que separaba la sala de la cocina.

—Lo siento, papi -susurró con voz temblorosa-

Haneul no aguantó más y se lanzó a los brazos de Kim soltando el llanto que había tratado de guardar hasta ese momento.

—¡Lo siento mucho! ¡No quería hacerlo! ¡Por favor, perdóname! -fue lo que pudo decir entre lágrimas-

—Haneul...

—No quería hacerlo papi, no quiero que me odies, no me importan mis amigas, por favor, lo siento, de verdad lo siento

—Está bien, Haneul, no te odio y nunca te voy a odiar, te perdono...

Tomó su rostro para que se vieran a los ojos y limpió delicadamente sus lágrimas mientras decía.

—Pero debes entender algo, no hago las cosas para fastidiarte, no disfruto verte molesta conmigo, pero como tu papá debo limitarte a algunas cosas para protegerte, yo solo quiero decidir lo mejor para ti y a veces no sé qué hacer, créeme que a mi también me pasó...

Antes de que el Omega pudiera contar su historia de cuando se escapó de su casa porque no le dejaban tener novio, escuchó un pequeño sollozo, diferente al de Haneul.

El pelinegro no pudo evitar llorar ante la escena, pero al no mostrar ese lado emocional ante casi nadie apartó su cara cubriéndola con sus manos. "¿Papi?" Escuchó a la niña acercársele tratándo de ver su cara.

Lloró de repente, no sabía exactamente por qué, lo único que sabía con seguridad era que si llegaba a perder a alguno de los dos iba a ser el fin de su mundo, puesto que ellos eran su mundo. Taehyung era el amor de su vida y literalmente lo supo desde que lo vió, por eso no dudó en casárse con él. Haneul era su luz, jamás iba a olvidar haberla cargado en sus brazos estando recien nacida y escucharla decir "papá" por primera vez.

Lloró como nunca había llorado porque si perdía algo de eso sabía que sería su fin, y si acaso él los lastimara moriría al instante, y lloró también porque los amaba con cada partícula de su cuerpo y alma, los amaba como nunca había amado a nadie, con tanta intensidad, tanta pasión, tanta ternura, con tanta química, que agradeció al mundo por haberle dado la oportunidad de tenerlos en su vida.

Pero más tarde aguantó con una sonrisa embobada los regaños de su esposo, ya que frente al castigo que le impuso a su hija, Min quizo contentarla comprándole dulces a escondidas.

En medio del regaño le dio un corto beso que dejó paralizado al castaño, para luego darle un beso más largo y terminar la discusión con una sonrisa en el rostro de ambos y un leve sonrojo en las mejillas de Kim.

Haneul creció y se graduó, estudiaba medicina en la universidad. Taehyung y Yoongi compraron una casa para más comodidad, dado que inesperadamente tendrían un par de preciosos gemelos. Taehyung descubrió que le encantaba pintar al estar decorando las habitaciones de sus hijos y lo hacía casi como pasatiempo, aunque muchos de los vecinos de la residencia le compraran sus pinturas. Yoongi, bueno, heredó la empresa familiar, pero nunca dejó de lado a su familia. Y los gemelos, una niña y un niño, crecieroncon un ejemplo de lo que era el verdadero amor, igual que Haneul.

Feliz navidad preciosos lectores, agradezco el apoyo que recibí y me disculpo por hacerlos esperar tanto, este es mi regalo para ustedes <3

Hasta la próxima historia ^^

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