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Día dos: Sospechas y descaro

El castaño se golpeaba repetidas veces
con su libro de matemáticas que no
tendría tantos problemas como los que él tenía para pensar en cómo lograr su objetivo, ya que por lo que le dijo Mark y lo que el menor vió, Jaemin no creyó en lo más mínimo en los rumores que Huang le pidió a Jungwoo que difundiera.

El día uno fue un fracaso.

Y además de eso ya había recibido una lamada de su madre notificándole que le había enviado las primeras cajas de mudanza y pidiéndole que por favor las recibiera en la aduana en cuanto llegaran.

¿De verdad sus padres debían ir a vivir con él?

Era martes y Renjun tenía el día libre en la universidad, sin embargo estaba en su cuarto, matando las pocas neuronas que le quedaban en el escritorio de su habitación con el primer libro que encontró.

Jaemin confiaba demasiado en él y
eso estaba mal.

Bueno, realmente no pero si que era
malo para su plan.

El historial de novelas latinas vistas por Renjun le decía que debía seguir intentado levantarle sospechas al más bajo, quizás los rumores no funcionaban en él como en un adolescente inseguro con bajones de autoestima regulares y principio de depresión pero sospecha es sospecha.

La cuestión es...

Solo tenía un día para intentar hacer
que funcione y esa táctica era muy a
largo plazo.

¿Entonces debería ser descarado?.

Habían algunas cosas que pudiera
hacer para que el chico sospechara, y
en todas sería tomado como un patán
imbécil que solo jugó con los sentimientos del chico durante año y
medio.

Bueno, siempre ser un patán será mejor que ser un marginado.

Levantó su cabeza y dejó el libro sobre el escritorio, dió un gran bufido—Que probablemente le raspó la garganta.— y tomó su teléfono.

Miró el fondo de pantalla que tenía en donde salía junto al mayor y se sintió mal, sin embargo, antes de que sus emociones lo comenzaran a atormentar, decidió abrir la conversación que tenía en
Kakao con Na.

Nana

↪¿Vienes hoy?
1:35pm

↪¿Cuando no voy?
1:37pm


Inconscientemente sonrío y al darse
cuenta quitó su expresión. ¿Cómo vas a dejarlo ir si no dejas de sonreir como adolescente cuando te llega un mensaje suyo?.

Entonces cayó en cuenta de lo difícil
que sería para ambos la mentira que
estaba armando.

(...)

Claves.

Las claves son para proteger tus
documentos y privacidad de los demás que puedan llegar a invadirla, ya sea por una u otra razón.

Renjun nunca había tenido una clave en su teléfono ni computador, siendo que nadie nunca intentó invadir su
privacidad revisando alguno de los dos. Ni siquiera su madre le había revisado el teléfono alguna vez hasta donde él sabía.

Tampoco es como que tuviera mucho
que esconder.

Entonces, bajo ese concepto, ¿No sería
raro que luego de mantener siempre
todas sus cosas a la vista de su novio
mágicamente ahora estuviera
escondido? Eso fue lo que pensó Renjun mientras cambiaba la clave de la puerta de su departamento.

Habia cambiado el código de su puerta, le colocó una clave a su computador y también a su celular.

Si eso no se le hacía raro a Jaemin
sería o muy distraído o muy indiferente, una de dos.

Gracias a lo que Renjun conocía de su
organizado novio calculaba que aún le quedaba una media hora antes de que el pelinegro se apareciera, así que
continuó con su plan.

Fue a la cocina y sirvió algo de jugo de uva en las únicas dos copas que tenía en su alacena, ambas siendo un regalo que Jaemin la había dado luego de algunas citas.

Bebió todo el contenido de una de las
copas y a la segunda le dejó una parte
del liquido, tomó ambos recipientes de vidrio y los dejó en la mesa donde
regularmente cenaba.

Ahora parecía como si hubiesen estado dos personas tomando vino.

Después tomó dos platos, sirvió algo de la comida que había ordenado antes en ambos platos he hizo lo mismo que con el jugo, solo que en lugar de comer solo volvió a colocar la comida en los recipientes en lo que originalmente venía, dejando así los platos sucios en la misma mesa junto a las copas.


Ahora parecía como si hubiesen estado dos personas tomando vino y cenando como en una cita.

Terminado eso el menor vió la hora, no faltaba mucho para que Na llegara,
asi que se fue a cambiar con prisa,
usando ropa que pudiera ser
considerada para salir.

Solo quedaba una última cosa que
podría hacer.

(...)

Eran más o menos las seis de la tarde
cuando Jaemin llegó a casa de su
novio.

Quizás era un poco más temprano de lo que iría normalmente pero siendo
sinceros, su día no había sido el mejor; tuvo un montón de inconvenientes a lo largo del día y solo quería ir a darle mimos a su novio mientras miraban la misma película de siempre.

El chico fue a colocar el código para
poder entrar, quitó la tapa que recubría el teclado junto a la puerta y colocó los números correspondientes.

19-03-05.

Clave inválida.


¿Qué?.

El peliazul frunció el cefio, ¿Acaso él
había presionado algún botón mal?

Parpadeó varias veces y volvió a
colocar el código pero con más calma,
al menos con la poca que le quedaba
del día.

1-9-0-3-0-5.

Clave inválida.

Entonces, en lugar de volver a colocar
el código, Na golpeó la puerta con un poco más de fuerza de la necesaria.
Pasaron dos minutos y el menor no
salió.

Volvió a tocar la puerta luego de dicho tiempo pero ahora con mucha más fuerza. Pasaron unos tres minutos más y nada.

—¡Renjun!— Llamó Jaemin ya irritado mientras tocaba de nuevo la puerta.

El menor seguía sin salir luego de casi
diez minutos entre todas la veces en las que Jaemin había tocado; Iba a tocar por última vez cuando el rostro
claramente apurado de Renjun lo detuvo.

—J-jaemin.

El mencionado estaba claramente
molesto por haber tenido que esperar
diez minutos fuera por quién sabe qué razón así que en cuánto llegó comenzó a mirarlo de pies a cabeza.

Su cabello estaba realmente
desordenado y su piel ligeramente
pálida a excepción de sus labios que
continuaban de un color rosa claro.

Su ropa no era del tipo que usaría para estar en casa, y por lo que Na sabía el chino no tuvo clases.

Sin querer pensar mucho al respecto el mayor solo se adentró al lugar.

—Llevo diez minutos aquí parado y...

Jaemin había comenzado a hablar
mientras pasaba al departamento, pero se detuvo en seco al momento en que mientras le pasaba por un lado a Renjun pudo oler perfume.

Era perfume de mujer y venía de la
ropa de Renjun.

Jaemin frunció el ceño al pensar en
ello.

—Ren, ¿Te tiraste el perfume de tu
hermana encima o qué?.

El tono de voz de Jaemin se notó
molesto, cosa que era completamente
racional y también se volvió la razón
por la cual Renjun bailaba internamente.

Al terminar de hablar, Na se dió
cuenta de su agresivo tono de voz,
razón por la que guardó silencio.

—¿De qué hablas?— Preguntó haciéndose el desentendido mientras cerraba la puerta, no muy sorprendido de la reacción del mayor.

Lo cierto aquí es que sí, Renjun se colocó del perfume de su hermana mayor.

Jaemin no habló más, en su lugar se
fue a sentar en uno de los muebles de la sala, el ambiente se tornó pesado y Renjun comenzó a repensar sobre las
decisiones recién tomadas.

¿Valía la pena todo eso?

El pelinegro quedó de brazos cruzados, mirando a ningún punto en específico del lugar mientras esperaba que Renjun dijera algo.

—Yo...

—¿Me vas a decir porqué hueles a
perfume y porqué tardaste tanto en
abrir o debo ignorarlo?.

—Puedes hacer o pensar lo que quieras.

Na alzó una ceja.

¿Qué se supone que significaba eso?.

—Puedes poner lo que gustes en el
computador, iré a cambiarme.

Y sin esperar una respuesta, Huang
salió disparado hacia su habitación
para cambiarse de ropa.

Jaemin lo siguió con la mirada en
todo momento hasta que desapareció,
suspiró con fuerza y jaló sus cabellos;
Vaya que estaba estresado.

Realmente solo quería un buen
momento con el menor para olvidarse de su mal día pero la torpeza del chico no se lo permitia.

Y pensar sobre lo que estaba
ocurriendo no era algo que quisiera
hacer en ese momento.

Tomó el computador y lo encendió con toda la intención de colocar aquella película que tanto amaba el menor para verla una vez más.

Pero al momento en el que el computador encendió el mayor se encontró con que este le pedía una clave.

Inhaló y exhaló, intentando guardar la compostura.

¿Por qué no le gustaba a donde estaba
yendo todo?.

Dejó el aparato sobre la mesa y se fué
hasta la cocina para tomar un vaso con agua.

Pero ¿Qué era eso que había en la
mesa?.

(...)

El menor iba a salir de su habitación ya cambiado cuando escuchó un fuerte portazo.

Al salir se encontró con que el mayor se había ido y un mensaje llegó a su
teléfono.

Nana.

↪Hablemos luego.
6:48pm

↪No estoy de humor y no quiero
descargarme contigo.
6:48pm

¡Perfecto! Entonces eso significaba que el plan estaba funcionando de
maravilla, ¿no es cierto?.

Pero, si ese era el caso... ¿Por qué se
sentía tan mal?.

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