
Día cinco: Discusiones y alcohol
—Me tienes harto. ¡Harto!.
—¡Pues que bueno!, es la idea por si no te das cuenta.
—¡Pues terminemos entonces para que detengas tu mierda!.
Y luego de esa oración todo el lugar se
sucumbió en un profundo silencio en
donde la pareja se mantuvo mirándose fijo, diciéndose demasiado y nada a la vez en ese contacto, en esos segundos que parecieron largos y tortuosos minutos.
Renjun nunca había escuchado a Jaemin tan molesto como en ese momento.
Jaemin nunca le había alzado tanto la voz a Renjun.
Y ninguno de los dos quiso nunca
armar una escena frente a un bar.
~[🌇]~
6 horas antes
—¿A un bar dices?—Preguntó la mayor al otro lado de la línea.
Renjun escogía la ropa que iba a utilizar ese día mientras hablaba con su hermana mayor, siendo la mayoría de las prendas ajustadas o llamativas,
justo lo que necesitaba si llamar la
atención era su objetivo.
A pesar de que literalmente no había
ocurrido nada el día anterior debido a que Na nunca lo contactó luego de
que él ignorara sus primeras llamadas
de todas formas iba a continuar con su plan.
Ese día tenía planeado ir a un bar.
Y aunque se sabía que a Renjun no le
gustaba el alcohol igual tomaría ese
riesgo; dicen que nadie nunca quiere
cargar con una persona ebria y Na es muy probable que no fuera la excepción a dicha regla.
Ante la pregunta de su hermana dejó
que un sonido de afirmación brotará
desde su garganta.
—¿Hasta donde piensas llegar con esto, Renjun? Es simplemente ridículo. -Afirmó Tzuyu.
—Tzuyu—...
—Tzuyu nada, muchachito. -Reprendió la mayor— nunca he querido entrometerme en tu vida ni en tus decisiones pero esto es...—Renjun escuchó como su hermana suspiró.- Es egoísta Renjun.
—Tzuyu, escuche; no quiero terminar
con Jae, ¿okay? es solo que no creo
poder con todo lo que implica...
—¿Salir del closet? —Completó la fémina, ganándose una afirmación de parte del menor.
—No quiero terminar con él; pero si él termina conmigo es... diferente.
Nuevamente la mayor suspiró.
—Está bien, haz lo que creas mejor.—
Habló Tzuyu resignada.— No regreses muy tarde, recuerda que me puedes lamar siempre, si necesitas algo Bayy.
—Hermana. —Interrumpió Renjun haciendo una pausa antes de hablar.— ¿Cree que si le digo a papá... me acepte?
El silencio se hizo en medio de la
llamada, por un momento el castaño
creyó que la comunicación se había
cortado pero su hermana habló de
nuevo antes de cortar.
—No necesitas de la aprobación de papá para amar a alguien.
Y dicho eso la mayor cortó la llamada,
dejando a su hermano menor con la
cabeza hecha un lío.
(...)
A pesar de que las palabras de su
hermana permanecieron dando vueltas en su mente, eso no impidió que el chico consiguiera de sus mejores ropas para ir a aquel bar en compañía de un viejo amigo.
Camisa roja de ceda junto con unos
pantalones ajustados negros; ese sería
el conjunto que lo ayudaria a robar la
atención de las personas en el lugar.
Su teléfono comenzó a sonar, sabiendo quién era contestó mientras se levantaba de su sofá para tomar su
identificación y tarjetas.
—Estoy abajo.
—Voy saliendo.
Dicho eso colgó, guardó su teléfono en
su bolsillo y salió de su departamento
dispuesto a cometer la locura de su
vida.
Al llegar a la entrada de su edificio
pudo ver una cabellera azul que
resaltaba incluso bajo la oscuridad de
la noche que era amortiguada por la
luz de los faroles.
—¡Lucas ge!.
El peliazul que estaba recostado de
aquel auto deportivo color rojo alzó su vista para encontrarse con el alto
castaño que se acercaba deprisa;
instantáneamente sonrió.
—¡Junie~!.
El castaño sonrió amplio al legar junto al peliazul, mismo el cuál abrió gustoso la puerta del asiento del copiloto para que el menor entrara.
Definitivamente estaba a punto de
cometer una locura.
(...)
La musica a un volumen poco
agradable, gente ebria tambaleándose, tocando de más a las personas y vomitando en algunos lugares alejados de los mismos, el intenso olor a sudor y alcohol que perforaba sus fosas nasales; esos y otros detalles fueron ignorados completamente por el chico que bebía impaciente su quinto shot de
vodka pagado por él mismo.
A Renjun no le gustaba el alcohol pero
aparentemente mientras estaba en su
estado de ebriedad le gustaba hacer
cosas que regularnmente no haría.
Como beber hasta tener ganas de
vomitar.
Renjun no podría decir con exactitud
cuánto tiempo llevaba allí, el peliazul se había perdido de su vista luego del
tercer trago, dejándolo solo para hacer lo que quisiera, una de esas cosas siendo bailar con quién fuera que quisiera, fuera hombre o mujer, recibir tragos de todos los que les invitaron y coquetear con los mismos también fue parte de esas cosas.
Su cabeza daba vueltas y su estado
emocional era como una montaña rusa. Reír, llorar, reír, lorar, sufrir, enojarse, reir y seguir llorando; era todo lo que el chico quería hacer.
Era la segunda vez que Renjun bebía en su vida y estaba completamente seguro de que la resaca que le daría gracias a toda esa sobrecarga de tragos no era para ser.
Sin embargo lo más destacable de todo esto era el cómo todo síntoma de
ebriedad pareció desaparecer en
cuanto mientras bailaba animadamente una canción subida de
tono con un chico equis sintió un duro agarre en su muñeca y al voltearse se encontró con el rostro enojado de Jaemin.
Y fue como llegamos hasta aquí.
Jaemin había sacado a Renjun del bar
básicamente a la fuerza ya que el
castaño se tambaleaba y parecía ser
casi incapaz de mantenerse de pie. El aire frío de la noche golpeó el rostro y una parte del pecho de Renjun, haciéndolo temblar al instante.
¿En qué momento había desabrochado el segundo botón de su camisa?
Jaemin no dijo ni una palabra hasta
que ambos estuvieron fuera de la
muchedumbre. El mayor soltó de
forma brusca a Huang y este como
pudo intentó mantenerse en pie.
—¿Qué mierda te ocurre? —Preguntó
Jaemin, el enojo burbujeando en cada
palabra dicha.
Renjun no respondió, en su lugar fijó la vista en el suelo e intentó que las líneas del suelo dejaran de moverse.
—¿No me vas a decir nada?.
Más silencio.
—Renjun, he estado buscándote todo el día para poder hablar, ¿y dónde estabas tú? ¡en un maldito bar! Ni siquiera me molesta que hayas venido si no las intenciones con las que pudiste haber venido.
El menor continuó en silencio, logrando que Na tuviera que inhalar y exhalar profundo.
—¿C-Como me encontraste? —Preguntó el más bajo, arrastrando las palabras debido a su estado.
—Lucas me llamó.
El menor cerró los ojos con fuerza
mientras maldecía a Lucas en su
cabeza.
—Renjun, ¿Qué te ocurre? Actúas raro y haces cosas que no harías
normalmente, ¡Incluso estás ebrio
cuando ni siquiera te gusta el alcohol!
—Ese no es tu problema.
Y esa quizás fue la frase que colmó a
Jaemin.
—Me tienes harto. ¡Harto! —Exclamó el mayor mientras jalaba con una mano su cabello y la otra reposaba en su cintura.
—¡Pues que bueno!, es la idea por si no te das cuenta.
—¡Pues terminemos entonces para que detengas tu mierda!.
El tono de voz de Jaemin fue alto y
venenoso, tanto que hizo que el menor le mirara y se encogiera en su lugar, deseando ser pequeño para
desaparecer de la vista del contrario.
Algunas personas que iban saliendo del bar y otras que iban caminando se
detuvieron ante la exclamación del
joven peliazul.
Lucas iba saliendo del bar también y
se detuvo de inmediato al ver a sus dos menores mirándose fijamente. Uno más arrepentido que el otro.
Jaemin suspiró.
—¿Sabes qué? Creo que... creo que ya
no puedo. —Habló Jaemin, bajando
gradualmente su tono de voz.
Renjun ante las palabras del mayor no
pudo evitar dar un paso hacia adelante para intentar tomar la mano del mismo.
Recalco, intentar, debido a que se
detuvo en seco antes de siquiera
terminar de dar el paso.
Jaemin debe terminar contigo.
—Lucas... ¿Puedes llevarlo a casa?.
Lucas estaba tomando a Renjun por los hombros para llevarlo de camino a su auto mientras que el castaño, perdido en su mundo, veía como Jaemin se iba a paso rápido y firme por la calle que apenas era bien iluminada por los faroles.
—J-jaemin... -Susurró bajo el menor,
deseando con todas fuerzas que de
alguna manera su pareja le escuchara.—Jaemin, lo siento.
Pero Jaemin estaba demasiado lejos
para escucharlo.
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