ᶜᵃᵖ ᵗʷᵒ
¿Por qué estás cosas tenían que sucederme a mí?
Quizás nací maldecido por la madre naturaleza. Pero al mismo tiempo bendecido por el Dios del fuego, ya que ante mis ojos estaba un ser que jamás pensé ver.
Seguía igualmente paralizado que antes, pero por alguna razón no sentía la misma sensación de estar al borde de la muerte cómo segundos antes, por el contrario la seguridad llenó el ambiente quitando cualquier malestar que antes podía ahogarme.
El extraño me miró al mismo tiempo que se posó frente a mí, sus ojos cambiaron a la oscuridad infinita y de cerca pude notar la palidez extrema en su piel, así como aquel lunar en su también perfecta nariz.
La emoción se apoderó de todo mi ser, mis labios se curvaron formando una sonrisa deslumbrante, como la criatura frente a mí, quién cabía destacar me salvó la vida.
Quise abrazarlo para agradecerle que alargara nuestros días en este mundo, que aunque con sus cosas escalofriantes era hermoso vivir en el.
Me miró inexpresivo, pero eso no hizo que mi emoción decayera.
-¡Gracias!, de verdad muchas gracias, sino hubiese sido por tu ayuda esos... -mis palabras quedaron estancadas en mi garganta, sus brazos rodeandome, sumergiendome en un helado abrazo.
Definitivamente debía tener fiebre alta y comenzaba a delirar.
Toqué mi rostro con afán dándome cuenta que estaba lejos de tener fiebre, al contrario tenía frío.
-Deberías cubrirte, el invierno está a nada de alcanzarnos -su voz me transmitió una enorme calidez y una ilimitada confianza.
-Mmm..¿Cómo te llamas?, ¿eres un... vam...?
Sé que mi pregunta número dos fue estúpida, pero realmente se me escapó. Por suerte la detuve a tiempo.
Él ni se inmutó, al contrario, asintió tranquilamente.
-Así es -su expresión de total tranquilidad, fue como decirme indirectamente que no existía nada de malo en tal afirmación y que en efecto era una pregunta estúpida.
-Woow ¡Que espectacular! -Por más que quise no pude ocultar lo mucho que me agradaba su respuesta.
Pensé que esta especie no existía, aunque por allí los aldeanos cuentan historias un tanto discordantes, nunca les creí.
Encontrarme con uno frente a frente era como cumplir un sueño. Estaba maravillado.
-Eres muy hablador -dijo mirando todo el lugar, alerta- y descuidado -su voz era como escuchar una melodía, podría describirla como relajante, pero sin eliminar la seriedad que transmitía - es hora de irnos, los ilians pueden volver en cualquier momento.
-¿Ilians?
-Si, bestias iguales a las de antes, no creas que existe conciencia en ellos, al contrario, son salvajes que solo quieren carne para sobrevivir -no respondí nada, porque no encontré que responder, estaba procesando la información, ¿desde cuándo existían estas bestias en la montaña Moon?, ¿en qué mundo viví que apenas hasta ahora me entero de todo este tipo de acontecimientos?
-¿Vives aquí en la montaña? -quise generar conversación, ignorando mi total desconcierto, pero él seguía mirando a todos lados, cómo si buscara algo- ya se fueron, no creo que vuelvan, deben temerle aún a los vampiros -él no me miró y ya esa situación estaba acabando con mi paciencia.
-¿Eres sordo acaso?
-No necesitas saber mucho de mí, pero no, no vivo aquí y tú tampoco, deberíamos irnos.
-¿Hay más cómo tú? Es decir, ¿tienes familia?, sabes, crecí escuchando historias de crueles seres que atrapaban aldeanos y se alimentaban de su sangre hasta dejarlos sin una gota, pero estas historias fueron desmentidas por el propio rey. Aunque, tú eres tal cual los describen, aunque no creo que me vayas a matar, esa parte seguro si es puro invento, casi puedo afirmar que a eso se refería su majestad.
Lo acepto, mi curiosidad era mi más grande defecto, aunque ni siquiera estaba seguro si eso era un defecto, pero a veces me iba mal por curioso.
-No -¿es enserio?, solo eso respondió, de verdad que era difícil hablar con él, suspire y proseguí, por suerte la paciencia era un don que se me fue otorgado por el mismísimo Dios Gale.
-¿Puedes contarme más acerca de los de tu especie?
-Existimos, no hay nada más que contar -lo mire de mala manera, ¡gran respuesta me dio!- ahora bien soy nuevo por aquí, si me ayudaras a familiarizarme sería de gran ayuda.
Lo analicé con la mirada, enfocándome en sus ojos, esos oscuros ojos. Dicen que los ojos son reflejo de tu alma, si era cierto, su alma era como bastante tenebrosa.
Sonreí, él no parecía malo y yo tampoco me consideraba clasista, al contrario, menos si se trataba de quién acababa de salvar mi vida.
-Te ayudaré, pero si me prometes contarme más de ti.
Puedo jurar que ví una pequeña sonrisa asomarse ligeramente, ¿que cosa con exactitud le causó gracia?
-Sunghoon -al interrumpirme, su mirada cayó sobre mí- ese es mi nombre, prometo contarte más sobre mí, humano.
Sonreí.
-Trato hecho y me llamo Seonwoo, Kim Seonwoo.
-Regresó su majestad -dijo el cansado lobo, su cuerpo volviendo a tomar forma humana, causándole un dolor indescriptible. Sus huesos retorciéndose, surgiendo de su carne, era tan insoportable. Solo podía sentir sus lágrimas caer una a una, sin poder evitarlo.
El hombre de espaldas a la gran chimenea no dijo nada, su vista puesta en como el fuego consumía con lentitud la madera, generando una llamarada sublime.
Al pasar unos minutos se escuchó su grave y envolvente voz.
-El tiempo ya se cumplió, era de esperarse que volviera.
Bajó la cabeza dispuesto a pedir permiso para retirarse, pero el más alto se lo impidió.
-Manténlos vigilados, tal como lo haz venido haciendo con el humano.
-Si señor, cómo ordene.
Fue su única respuesta.
Con eso se marchó, la sangre brotando sin cesar de la herida en su brazo causaba que quisiese arrastrarse por todo el lugar hasta aliviar su dolor.
Recordaba cuando era solo un pequeño cachorro que corría por el bosque jugando con sus hermanos, anhelaba tanto regresar a aquella época.
Si tan solo pudiese devolver el tiempo.
Pero cada imagen se repetía en su memoria como un filme de terror. Y no podía hacer más que llorar, quizás si regresara el tiempo igual no podría salvarlos...
Sus pies lo llevaron a las afueras del reino, el aire helado de la noche acariciando con sutileza su maltratado rostro.
Dormiría en su escondite, cómo le llamaba a la vieja cabaña, allí podría sanar y sobre todo descansar.
No era especialista en batallas, por lo que siempre en una resultaba muy lastimado.
Desafortunadamente para él tenía que volver a su forma lobuna, era la única manera de poder contactar con la naturaleza y realizar correctamente la sanación.
Los lobos tenían la increíble ventaja de ser hijos directos de la naturaleza, ella los alimentaba, les daba un hogar, los dotaba de fortaleza y les brindaba la sanación.
Soltó un quejido, el dolor era insoportable, luego fueron demasiadas lágrimas, las heridas, más la transformación lo iban a matar, sentía la carne abrirse y sus entrañas rasgarse lento, tan lento como desgarradoramente.
Cómo pudo intentó correr, sus patas enterrandose en la arena, sus dientes apretados, su pelaje siendo ondeado por la brisa. Se sintió aliviado al ver cerca dónde descansaría, dónde podría reponerse.
Pero no imaginó que no llegaría a su meta, lo detuvieron y cuando pudo reaccionar un gran lobo color azabache estaba encima de él, ¿cómo no lo había sentido?
El malherido lobo de pelaje blanco intentó defenderse, pero sus intentos eran en vano.
Luchar no era opción, no es su estado, así que solo le quedó lo que para muchos era demasiado vergonzoso, humillante y estúpido: darse por vencido y rogar por su vida.
Su cuerpo se transformó y creyó que no respiraba, era tan infernalmente doloroso.
El cuerpo de un joven desnudo quedó ante la vista del otro, quién también volvió a su forma humana.
Lo último que vió antes que sus párpados lo traicionaran fue un rostro que creyó jamás haber visto y un olor a madera y lluvia lo envolvió.
-Alfa...
🐺
Hola, hola, nuevos personajes diciendo presente:D
Espero estén disfrutando todo 💋
Senya🖤🌙
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro