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ᶜᵃᵖ ˢᵉᵛᵉⁿ

Pov lobo blanco

Desde aquel día no volvió a dirigirme la palabra, solo lo justo y necesario, lo que me indignó profundamente, pero me confundía aún más.

Observé el cuerpo débil, abrazado por la muerte, de aquella omega y la rabia e indignación aumentó, ¿acaso quiere que sea su amante?, porque es claro que él ya tiene a alguien a su lado, alguien que esperaba un hijo y que estuvo muy cerca de perder la vida.

Quería irme lo más rápido posible de ese lugar, antes de que todo terminara muy mal.

Me sentí como basura, como el más descarado y rufián, auque... no estaba muy alejado de realmente serlo.

De repente a mi mente vino una idea, una bastante peligrosa, pero que si funcionaba, sería mi salvación y también mi pase para poder continuar con mi misión, aquella que por nada del mundo podía dejar a un lado.

Ahora mi objetivo era que ella despertara, así podría irme muy rápido...

Preparé mis habilidades al máximo, su mente era la clave, despierta su mente, despierta su mente, me repetí una y otra vez.

No tenía la fuerza para lograr quedarme mucho tiempo, solo necesitaba entrar y entonces ella volvería al sentir la intromisión: ese era mi plan, sencillo, pero esperaba que efectivo.

Me senté en aquel helado suelo, mis manos sudorosas formando un triángulo juntas.

Cerré mis ojos y respire profundo, necesitaba concentrarme al máximo, un error podría ser mi perdición.

Ya antes intenté esto, no podía fallar.

Cinco minutos fueron suficiente para que lo lograra y comprobé que después de todo no era tan inútil.

Mentis iter, mentis iter, mentis iter —recité, hasta que todo se volvió oscuro, un frío sepulcral me recorrió de punta a punta y sentí mi propia mente apagarse.

De repente me encontré observando sus recuerdos, uno a uno, desde su niñez hasta el momento en que cayó en manos de aquel sueño.

Vi cosas que jamás debí ver y sentí tanta rabia, una furia infinita que me hizo apretar los puños hasta tal punto de que mis uñas se enterraron y la carne sangró.

Lancé el segundo hechizo sintiendo mi propia respiración acelerarse. Sintiendo mi propia vida irse lentamente.

Inmortalis monte...

Y entonces no pude continuar, mi fuerza me abandonó, al igual que el aire de mis pulmones...

¿Así sería mi muerte?

🌸🌸🌸

Pov Seonwoo. Tiempo después

Desperté con la excelente noticia de que Taki regresaría pronto, luego de meses fuera.

Mi humor se convirtió en uno que incluso con solo acercarse contagiaba alegría. Lo extrañaba y me preocupó mucho lo largo de su viaje, el rey solía ser comprensivo con sus lacayos, pero en otras ocasiones se comportaba cómo un total tirano.

—¿Te gustan las naranjas? -le pregunté esperando con ansias una respuesta afirmativa que alegrara más mi día.

—Si —me respondió Sunghoon monótonamente, cómo era su costumbre.

—Esperame aquí, en un momento vuelvo, no te vayas.

Pude notar una diminuta sonrisa aparecer en su rostro, la que adoré de inmediato. Su sonrisa era en extremo bonita, lástima que apenas y lo hacía.

Asintió y procedí a marcharme, amaba prepararle comida y que le gustara, ver su expresión de satisfacción era tan gratificante.

En todo el camino pude identificar cada persona nueva en el pueblo y me emocioné mucho, la feria lunar estaba a solo unas horas.

—Hola niño —escuché una voz saludarme, y me encontré con las esbeltas figuras femeninas, vestidas con vestidos brillantes , ajustados y escotados, que acentuaban sus cinturas.

Lo que menos quería era toparme con ellas y con el infeliz que las guiaba.

—Haz crecido, al igual que tu belleza -comentó sutilmente una alta y extremadamente delgada chica rubia de unos veinticinco años.

—Gracias —susurré para poder irme rápido, pero sin llegar a ser grosero.

—Sigue en pie la propuesta.

Su escalofriante voz resonó en mis oídos, generando en mi unas terribles náuseas.

—Ya tengo trabajo.

Me observó intensamente al mismo tiempo que me dedicó una sonrisa ladina.

—Nos volveremos a ver querido —pronunció en tono bajo mientras ampliaba aquella sonrisa a través de sus labios de un tono rojo como la mismísima sangre.

Las tres mujeres se marcharon y entonces respiré tranquilamente, quería borrar los últimos recuerdos y fingir que nunca las conocí. Significaban una parte de mi vida que como muchas otras, solo deseaba olvidar.

Regresé pronto a la cabaña encontrandola extrañamente vacía. El ruido del viento movía las cortinas con sutileza, dándole un ambiente misterioso al lugar.

Preparé la comida esperando el regreso de Sunghoon, pero él no aparecía y ya empezaba a sentirme ansioso.

Era un día muy especial, no podía faltar, él lo prometió.

Respiré profundo y me dediqué a seguir esperando, hasta que por fin escuché sus pasos acercarse. Corrí hacia la entrada encontrandome con su apuesto rostro, su cabello negro brillaba bajo la tenue luz del sol.

No supe en que momento mis extremidades superiores lo tomaron en un abrazo tan fuerte que incluso temí dejarlo sin aire.

Las bolsas que sostenía cayeron al suelo y sus brazos también me cubrieron, pero a diferencia de mi, fue sútil, casi como si temiese tocarme. Y en ese momento sentí y viví la felicidad, aquel sentimiento genuino y efímero que muchos experimentan sin siquiera darse cuenta.

—¿Dónde estabas?

Pregunté alejándome solo un poco. Confirmando que todo estuviese bien.

—Toma —me extendió las bolsas de papel que segundos antes estaban en el suelo.

Las abrí encontrando algo que jamás imaginé tener, un hermoso traje, parecido al que usan los príncipes, compuesto de una camisa blanca mangas largas, adornada con un fino bordado en el cuello, junto con un pantalón negro igual que las botas de cuero que estaban en una caja.

Lo miré con emoción notando una pequeña sonrisa dibujarse en sus labios. De nuevo me quedé enganchado en ese gesto, mi corazón comenzando un retumbar que me asustaba.

—¿Te gusta?

—¡Por supuesto! —lo volví a abrazar, notando como su nariz se enterraba en mi cuello, inhalando poco a poco.

Me estremecí entre sus brazos, el equilibrio se marchó de mi cuerpo al sentir sus colmillos rozar la sensible zona, me aferré a su chaqueta con fuerza mientras me retorcía en sus brazos, mi corazón latía aún más, lo que delató mis nervios combinados con emoción. Y mi rostro enrojecido reveló la excitación que estaba recorriendo cada fracción de mí.

Pensé que moriría cuando comenzó a dejar pequeños besos que iban de mi cuello hacia la barbilla, como una ola de fuego incendiando todo a su paso.

Hasta que...

Dejé de sentir su toque y en ese momento me enfrenté a la realidad.

—Hoy no me alimentaré Seonwoo.

Dijo amargamente, mientras miraba más allá de la ventana, cómo si hubiese algo interesante en aquella dirección.

La tristeza, la vergüenza y la amargura se apoderaron de mí. Entonces no pude evitar sentirme el más idiota del planeta, ¿que esperabas?, ¿que se enamorara de ti?

Eso no pasará, me lo repetí, una y otra vez, tú solo sirves para alimentarlo.

Con las lágrimas rodando por mis coloradas mejillas me marché de allí con la excusa de servir la comida.

En todo el resto de la tarde ninguno de los dos dijo nada más, era incómodo y molesto, así que apenas tuve la oportunidad, me levanté y me fui. Él no me detuvo...

Era de noche, la baja temperatura me hizo dudar, pero igual continúe, sinceramente estaba tan confundido, agobiado y extrañamente furioso.

El pueblo brillaba por la gran iluminación, las abundancia de farolas debieron ser obra de los extranjeros que visitaban el lugar.

Me gustaba el ambiente, quería disfrutar la feria, pero el sentimiento de vacío me asfixiaba.

Las personas se divertían grandemente, mientras me dedicaba a observar con detenimiento las atracciones que iban desde personas haciendo malabares, hasta los trucos de magia.

Se suponía que tenía que ser una noche muy bonita, alegre e inolvidable, pero por el contrario solo quería acostarme y dormir, ya no tenía ánimos de nada.

Odiaba sentirme así, odiaba que los sentimientos negativos tomaran posesión de mi.

La noche era abrumadora, mientras sentía la presencia de alguien siguiéndome, junto con el aullar lejano de lo lobos.

Hicieron que recordara aquel día, el miedo empezó a aflorar, mientras yo caminaba más y más rápido, quería huir, pero no podía caer en pánico.

Las imágenes llegaron a mi mente, añadiéndole sal a la herida y entonces mis pensamientos catastróficos se materializaron, mi vista se nubló al sentir como mi cabello fue tomado con una fuerza sobrenatural, mi cuerpo estrellado contra un árbol y mi cabeza recibiendo parte del impacto.

—Nos volvemos a ver mi querido Seonwoo.

Su risa resonó en mis oídos al igual que su chillona voz, mientras que mi mirada se quedó anclada a aquella figura vestida de negro con rojo, su cabello rubio brillaba bajo la tenue luz de la luna al igual que sus ojos carmesís.

—¿Sienna? —mi voz fue solo un mínimo susurro. Sin duda alguna era ella... Pero al mismo tiempo no...

Senya 🌙💜

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