—¡Me niego!— grité. Todo el Staff y los fotógrafos estaban irritados y yo molesto. —¡No voy a trabajar con este idiota!— señalé a Kihyun.

Si, nadie me había dicho absolutamente nada sobre posar con él para las fotos de Vogue, realmente odiaba a todo el Staff en estos momentos.

—Yoongi, cálmate, sólo es trabajo, dejemos nuestras vidas personales fuera de esto, ¿De acuerdo?— Kihyun trato de tranquilizarme.

—¡Vete a la mierda!— me dí media vuelta y empecé a caminar por el pasillo, en busca del director de Vogue, necesitaba cambiar de modelo pero ya.

—¿Problemas en el paraíso?— ni siquiera me di cuenta cuando el imbécil se apareció a mi lado.

—Vete, no estoy de humor— apresure el paso, él se quedó afuera cuando abrí la puerta de golpe y ví al director detrás de su escritorio, al verme entrar de esa manera me miró con una ceja alzada. —Vengo a pedirle, no, no, no, vengo a exigirle que cambie de modelo.

—¿Hay algún problema con el joven Kihyun?— preguntó.

—¡Es un infiel de lo peor! ¡No quiero hacer la sesión con él, me niego!

—¡Pues lo siento mucho, ya no tengo modelos disponibles, así que te conformas con Yoo y punto, no me hagas terminar mi contrato con Namjoon!— me señaló en advertencia.

Lo miré y bufé. La puerta fue tocada.

—Adelante— el director se relajó y se sentó en su silla, ya que se había levantado para gritonearme.

La puerta se abrió y por ella entró el mismísimo demonio..... literalmente.

—Disculpe, escuché su discusión y vine a ofrecerme de voluntario— entró como sí fuera un alma inocente y tímida. Maldito hipócrita.

—¿Cómo se llama?— al parecer el director estaba interesado, para ser honesto, el demonio no estaba tan mal de cuerpo, sólo que era muy idiota. Era su única desventaja.

—Park Jimin, señor— hizo una reverencia, bufé.

—Bien, ambos vengan conmigo— el hombre se levantó de su silla, salió y nosotros detrás de él, miré de reojo al tal Jimin.

—Me debes una, bonito— rodé los ojos y continúe caminando.

Al llegar al estudio dónde estaba Kihyun, él fotógrafo y los del Staff, rápidamente nos miraron.

—Este chico tomará el lugar de Kihyun— señaló a Jimin. Vi a algunas mujeres del Staff babear tan sólo por verlo. —Así que a trabajar.

Él se dió media vuelta y se fue.

—¡Empecemos!— caminamos hacia el escenario dónde íbamos a tomar las fotos. Kihyun se acercó rápidamente.

—¿Quién es él y qué hace aquí?— preguntó, por su expresión, pude notar que estaba enojado.

—Él mi querido Kihyun..... es del demonio del que te hablé— me recargue del hombro de Jimin, quién no dudo en pasar su mano por mi cintura y pegarme más a él.

—No te preocupes amigo..... haré bien tu trabajo— Kihyun bufó y se fue echando maldiciones a todos.

La primera foto, fue parados a lado de una pared blanca, yo a un costado de él como si estuviera mirandolo pero con el rostro volteado, viendo hacia la cámara y Jimin mirando de frente también a la cámara.

Para la segunda foto, tuvimos que cambiar de vestuario y estilo, y obviamente, de estancia. Cambiamos a un set, el cual era un cuarto pequeño, a él le dieron un sillón de color un poco oscuro, por lo que a mí, se me fue ordenado pararme a su lado mientrás le tapaba los ojos y lo miraba.

En la fotografía siguiente, tuvimos que volver a cambiar todo. El único problema era la posición, ibamos a esta muy cerca y él prácticamente me tenia acorralado contra la pared, pasando su brazo por mi cintura hasta mi espalda baja, cerca de mi trasero, y yo tenía que sujetar el collar que él tenia puesto, como si lo estuviera jalando. Jimin tenia que mirarme mientrás yo miraba un poco hacía la cámara.

—Tocas algo inapropiado, y te rompo un brazo— amenacé.

—Tampoco es como si tuvieras mucho— se burló.

—Imbécil— murmuré.

—¿Listos?— el fotógrafo preguntó, así que puse mi rostro con los ojos casi cerrados. Jimin mantenía los ojos abiertos y mirando mis labios como si quisiera besarme. —¡Perfecto!— dijo.

La tarde terminó en varias fotos, yo peleando con Jimin y él, burlándose de mí. Honestamente, estaba conforme con que él hubiera sido mi compañero en la sesión que él imbécil de Kihyun.

—Gracias por lo de hoy— dije, una vez estando solos en mi camerino. Estaba alistándome para irme.

—No soy de hacer favores... y menos a mis víctimas— fruncí el entrecejo.

—¿Víctimas? ¿Osea que... me vas a matar?

—Yo no voy a matarte, de eso, alguien más se hará cargo, yo sólo estoy aquí para cuando eso suceda, me llevaré tu alma y la dejaré perdida en el limbo, hasta que dios decida a dónde tendrás que pasar la eternidad... en el cielo... o conmigo— parpadie sorprendido y tragué pesado.

—¡Yah! No me estés asustando— le señalé.

—No es por asustarte, es la verdad. Así que, en lo que aparece la persona que atentará contra tu vida, yo, me quedaré aquí— dijo.

—No voy a morir— me giré, empecé a meter mis cosas a la maleta rápidamente.

—Date cuenta que, nadie te quiere en el mundo del modelaje, el drama y el berrinche que hiciste en la mañana, traerá consecuencias. Todos te odian y no te sorprendas cuando alguien sea lo suficientemente valiente o esté lo suficientemente harto de aguantar tus caprichos y te maté— detuve mis movimientos. —Yo sólo voy a esperar.

Se quedó callado.

—¡Eres un...!— me giré y ya no estaba, lo busqué con la mirada a mi alrededor, pero no había absolutamente nadie.

No, no iba a morir y ese imbécil no se iba a llevar mi alma.