➳[ 003 ]
Lo miré, y es que, no podía creerlo, es imposible, bueno, sé que no puede ser imposible, imposible, sino más bien que mi imposible es un "no puedo creerlo".
—¿Vas a seguir mirándome así?— juega con el vaso que estaba en mi escritorio. Yo estaba en mi oficina y él me siguió hasta aquí.
—Voy a mirarte cuando yo quiera y el tiempo que yo quiera, es mi oficina y tú eres un metiche que me siguió hasta aquí— declaré. —Así que cállate.
Lo seguí mirando, hasta que me convencí completamente. Solté un suspiro y lo miré.
—Mirá, lo que dije ese día, fue sólo un suponer, no estaba hablando realmente en serio, ¿Comprendes?— expliqué.
—¿Y?— preguntó, yo alcé una ceja. —¿Acaso tienes miedo, Min?
—En primera, no digas mi apellido como sí me conocieras, en segunda; no, no tengo miedo, y en tercera; me voy, no voy a estar hablando con un demonio con bastante ego— tomé mi maletín, me levanté de mi silla y salí de mi oficina, con él detrás mío.
—Te ves bien desde este ángulo— dijo. Bufé, obviamente venía mirándome el trasero.
Estaba por dar vuelta a la derecha, pero Chaeyoung apareció en mi campo de visión, vestida exactamente como yo le dije. Sonreí.
—Es hora Joven Min— asentí.
—Vamos— ignore el hecho de que el demonio venía detrás de nosotros.
Me entró curiosidad algo.... Chaeyoung ni siquiera lo miró, ¿Será qué....? No, eso sería aún más imposible.
—Si, es exactamente lo que estás pensando— soltó el imbécil detrás mío.
—Tiene que ser una pueta broma— solté sin verlo.
—¿Disculpe?— Chaeyoung se giró a verme, negué con la cabeza y le regale una sonrisa.
—Nada, nada, nada, sigue caminando.
Tenía que tener cuidado, ya que sí el idiota que venía detrás de mí, se le ocurría molestarme a mitad de sesión de fotos, tendría que arreglarmelas para no mandarlo a la mierda en voz alta. Agh, maldito día.
Al llegar a la última planta, subimos a la vagoneta, casi, casi me río cuando el idiota empujó a Chaeyoung para entrar, obviamente la chica no supo que rayos la había empujado, así que se asustó un poco. Al final, terminamos yendo hacia la primera sesión de fotos.
Al llegar, todos los del staff de esa marca, me saludaron y me dijeron uno que otro halagó hacía mi persona e incluso mi vestuario del día de hoy.
—Que lindo te ves, eres realmente precioso— un chico, el cual había entablado una amistad, y claramente, pertenecía al staff, me halaga, y yo sonreí.
—Vaya que mentiroso— soltaron detrás de mí, evité decir e incluso mirarlo. —¿Sabes que miente, verdad?— me dijo, una vez que el chico se fue. —De hecho, ¿Sabes que todos los que te halagaron, mienten?— eso me hizo detener un poco mi caminar, él lo notó. —Ellos sólo te odian, te desprecian y aborrecen.... nadie cree todo lo que te dijeron, lo hacen por obligación, ellos...
—¿¡Quieres callarte ya!?— grité, él pegó un brinco y me miró asustado, lo había sorprendido. Pero cuando noté que había gritado, miré hacía un costado, algunas personas del Staff me miraban extraño, pensé rápidamente una manera de disimular aquello, miré mi teléfono en mi mano, el cual había sido dejado un poco cerca de mi oreja, como sí estuviera hablando por teléfono, así que, pegué el teléfono a mi oreja e hice como sí nada pasará mientras continuaba caminando. —Eres muy molesto, sólo lárgate de mi vista.
Solté, esas palabras habían sido para el idiota que venía a mi lado, queriéndose reír.
Al llegar a mi camerino y haber perdido al demonio inoportuno en un pasillo antes de llegar; entré y me senté en el taburete, esperando a que una maquilladora entrara para hacer su trabajo y empezar con la sesión de fotos.
Me miré a través del espejo.
—Nadie te va a querer por lo que eres, sólo por lo que vales y haces— la voz de mi madre hizo eco en mi cabeza, repitiendo las palabras que me dijo antes de marcharme de casa. —Todos te verán como alguien insignificante y odioso, te ganarás mucho odio por ser como eres.... es tú última oportunidad, sí pones un pie fuera de esta casa, no regresarás cuando todo el odio te caiga encima, así que tú decides.
Solté un suspiro, alejando ese recuerdo. Me recargue en el tocador, escondiendo mi rostro.
—Ellos sólo te odian, te desprecian y aborrecen..... nadie cree en todo lo que dijeron, lo hacen por obligación.
Bufé de molestia.
Maldito demonio.
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