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ᴵ'ᵐ ⁿᵒᵗ ᵃᶠʳᵃⁱᵈ

I: El incidente.

Formula 1 Rolex Australian Grand Prix 2024.

Lorenzo:

El salvaje rugido del motor, muy similar al de un indómito animal dispuesto a destrozar y despedazar todo a su paso y el fuerte viento de los primeros días del otoño golpeando contra la visera de mi casco nunca dejaban en mi mente espacio alguno para cualquier pensamiento que no estuviese estricta y directamente relacionado con la carrera y su precario y caótico equilibrio donde, tan solo hacia falta una décima de segundo para que todo, yo incluido, volase por los aires de la forma más aparatosa posible, un pequeño inconveniente que yo no podía permitirme, no justo ahora. Había conseguido posicionarme en el primer lugar de esta carrera unas diez vueltas atrás, y desde entonces, segundo a segundo y curva con curva me había dedicado a defender aquella posición con férrea determinación, como si mi vida entera dependiera de aquello, porque casi que así era, tan solo hacían falta ocho vueltas, ocho vueltas más y toda esta frentica carrera habría llegado a su satisfactorio final para mí, la tercera carrera de la temporada que traería consigo la primera victoria de mi carrera en la Fórmula 1, todo un hito histórico jamás conseguido por ningún otro piloto, uno que pondría mi nombre y foto en la historia del automovilismo, joder, ya podía imaginarme los titulares con mi foto en el podio destacando en cada apartado importante del Internet…

—Lorenzo, concéntrate te quedan ocho vueltas y tienes a Norris a dos segundos de distancia —la voz de mi ingeniero resonó a través del casco devolviéndome a la realidad con la misma brusquedad con la que el viento se encontraba golpeando la visera de mi casco.

—Entendido —fue todo lo que dije antes de dejar que mi mirada se desplazara hasta uno de los espejos laterales donde el horrible monoplaza naranja de Lando Norris se vislumbraba detrás de mí como una sombra al acecho, analizando y esperando el momento en el que yo cometiera el más mínimo vestigio de error para atacar y tratar de adelantarme, de la misma forma en la que había estado tratando de conseguirlo desde su salida de boxes qué había dado inicio a nuestro tenso duelo por el liderato donde, ninguno de los dos estaba dispuesto a ceder ni siquiera un solo centímetro de la pista, en este deporte, hasta un solo centímetro podía hacer la más abismal diferencia.

Inhale con fuerza, llenando mis pulmones de aire mientras me acercaba a una curva peligrosamente cerrada, de ese tipo de curvas qué podían definir el entero desarrollo de una carrera y que requerían tu entera concentración en cada segundo. Aún reteniendo el aire en mis pulmones ajuste el frenado buscando el punto perfecto para entrar a aquella curva donde un mal movimiento podía hacerme perder todo... o ganar unos valiosos metros que, con desesperación necesitaba justo ahora. Gire el volante con precisión, sintiendo el agarre de los neumáticos ligeramente desgastados contra el asfalto de la pista, cada una de las vibraciones del coche me decian todo lo que necesitaba saber y estaban tan descontroladas como los desbocados latidos de mi corazón, sabía que no podía cometer ni el más mínimo error si quería evitar que Norris se lanzará por el interior.

El aire escapo de mis pulmones en una lenta exhalación cuando conseguí salir de la curva manteniendo el primer lugar, pero sabia que este no era momento para relajarse. La recta principal de la pista se desplegada ante mí, casi como un mal presagio y yo sabía que este era el lugar perfecto para que el McLaren detrás de mí tratase de adelantarme una vez más, sobretodo con el DRS¹ activado y la resolución y determinación de Lando por ganar esta carrera flotando en el aire. Me aferre con fuerza al volante, y, de reojo pude ver como el otro monoplaza se acercaba peligrosamente a mí, maldita sea, estaba tan cerca que si extendiera la mano yo podría ser capaz de tocar su alerón delantero.

—Norris esta a menos de un segundo de distancia —la advertencia, por completo inútil de mi ingeniero, crepito en mis oídos haciendome fruncir el ceño por completo fastidiado.

—Ya lo sé mierda, ya lo sé —dije sin apreciar ni un poco la distracción justo ahora, estábamos en medio de un juego de nervios y hasta la más mínima distracción podía resultar fatal.

Ambos monoplazas rugieron al unísono y ahora ambos estabamos rueda con ruda a tan solo unos cuantos milímetros de distancia, tanto así que yo era capaz de sentir la vibración de su auto, tan pero tan cerca que ambos podíamos ser capaces de tocarnos en cualquier segundo. Yo tomé aire una vez más y mantuve la vista fija en la pista que se desplegada frente a nosotros, pero aún así, de reojo lo observe a él…

No hay forma de que deje que este maldito presumido me gane esta carrera”

Pensé mientras la adrenalina causaba mil y un estragos en mi convulso interior. Este era un duelo en el que ninguno de los dos estaba dispuesto a ceder y, por supuesto que ambos sabíamos que el más mínimo contacto podría acabar de forma fatal para ambos. No había ni el más mínimo lugar para el error, así que yo no cometería ninguno y ganaría esta maldita carrera.

Ese pensamiento me duró otros tres segundos más o menos.

Ambos autos estaban tan cerca del otro, el rugido de ambos motores juntos era algo más allá de ensordecedor y la adrenalina qué burbujeaba en mis venas estaba casi en su punto de ebullición mientras yo trataba de mantener mi trazada y la posición de forma magistral, pero, entonces justo en el último instante, Norris se lanzó sobre mí con agresividad, buscando arrebatarme la posición, y tal vez la vida, el maldito psicópata…

Fue imposible no sentir el impacto. Fue un golpe seco en la parte trasera del monoplaza qué provocó que el volante vibrara con fuerza en mis manos mientras todo a mi alrededor se ralentizaba… un accidente, por supuesto que es lo último que quieres que pase en una de tus carreras en la Fórmula 1, en especial cuando estabas tan cerca de obtener la primera victoria de tu carrera de forma histórica y magistral.

—¡Maldita mierda! —el grito se escapo de mis labios sin que pudiera evitarlo mientras el auto perdía todo tipo de estabilidad y yo luchaba con cada ápice de mi fuerza para controlarlo con la mayor precisión posible para evitar el trompo completo mientras el monoplaza continuaba derrapando fuera de la pista.

Lando también perdió el control, al mismo tiempo que yo. Su maldito monoplaza se deslizó junto al mío, ambos peleando por mantenernos en línea recta, todo tipo de maldiciones e insultos en mi idioma natal cruzando mi mente, todos y cada uno de ellos dirigidos al imbécil de Lando Norris mientras nuestros autos se iban hacia el costado de la pista, levantando una gran nube de polvo y grava que se pegó a la visera de mi casco al tiempo que, a toda velocidad, mi mente realizaba una evaluación del incidente y las consecuencias que había traído consigo. El choque no había sido grave, pero si había conseguido sacarnos de la pista y quitarnos valiosos segundos de la carrera. Me mordí con fuerza el interior de la mejilla y conseguí estabilizar el auto antes de pisar el acelerador con fuerza para volver a la pista lo más rápido posible, había perdido tiempo, demasiado tiempo y la verdad es que ni siquiera me interesaba como se encontraba el idiota de Norris, por mí mejor si se había rotó el cuello al estrellar su cabeza contra el halo².

Justo en el instante en que ese sombrío pensamiento hizo acto de presencia en mi mente y me encontraba volviendo a la pista, un destello de color azul capto mi entera atención mientras el ensordecedor rugido de la multitud resonando en mis oídos me dijo todo lo que necesitaba saber, mi compañero de equipo, Max Verstappen quien había estado en el tercer lugar, justo detrás de Lando, aprovecho el caos creado por el piloto inglés para adelantarnos a ambos a una velocidad, que ciertamente era impresionante, después de todo, Verstappen era tres veces campeón del mundo, pero… por mi podía irse muy al demonio, esta era mi maldita carrera, no la suya.

—Disculpa, ¿podrían decirle a Verstappen que me devuelta mi maldita posición? Estuve toda la carrera defendiéndola —le dije a mi ingeniero a través del micrófono.

—Tranquilo, Lorenzo, ya estamos trabajando en eso, concéntrate en la carrera, quedan cuatro vueltas.

—¡Justamente por eso! La posición es mía —protesté mientras volvía a incorporarme a la pista con Norris justo detrás.

—Concéntrate Lorenzo —fue todo lo que dijo mi ingeniero.

Yo respire profundamente tratando de recuperar la calma y la concentración mientras me ajustaba en el asiento y observaba por el espejo al maldito imbécil de Norris qué tantos problemas me había causado.

Una vez más, me mordí el interior de mi mejilla provocando que el sabor salino y metálico de la sangre estallara en mi boca sin que aquello pudiera importarme ni en lo más mínimo mientras avanzaba por la pista con mi vista posada en el monoplaza de Verstappen qué se deslizaba por la pista con la grácil elegancia que lo caracterizaba, aprovechando cada curva para ganar más y más velocidad. La frustración bullía y quemaba en el centro de mi pecho como un dolor casi físico, similar al fuerte ardor en mi mejilla qué llenaba el interior de mi boca de sangre. No era justo, esa posición me pertenecía, de no haber sido por el estúpido imbécil de Norris, que continuaba acosándome en la parte trasera, yo habría conseguido mantener aquella posición hasta el final de la carrera.

Nos acercamos a una curva cerrada y, rápidamente, decidí que este era el mejor momento para intentar adelantar a Max. Me aferré con fuerza a los costados del volante y pise el acelerador lo más tarde posible, buscando una oportunidad de adelantarlo por el interior, pero, como era de esperarse del tres veces campeón del mundo, él cubrio muy bien su trazada, moviéndose para cerrarme el espacio y provocando que yo tuviese que levantar el pie del acelerador, ventaja que el otro piloto de Red Bull, claramente aprovecho para ganar unos cuantos metros más.

—¡Dile que me devuelva la maldita posición! —le grite a mi micrófono con la ira y la frustración siendo claramente apreciables en cada una de las sílabas mientras salía de la curva en dirección a una sección recta.

—Estamos trabajando en eso —fue lo único que se limito a decir el hombre al otro lado del radio provocando que un gruñido de frustración se escapase de mis labios mientras activaba mi DRS.

—¿En que mierda tienen que trabajar? La posición es mía y Verstappen lo sabe —estaba tan cerca de él que podía ver las chispas volando de su difusor³ al rozar el suelo. Acelere con todo lo que tenia, pero a medida que nos acercamos a la siguiente curva de la pista, defendió el interior de una forma que provocó que fuera imposible para mí acercarme.

—Ya le dimos la orden de que te devuelva la posición, relájate y concéntrate Lorenzo —la respuesta del hombre resonó en mis oídos mientras yo me veía obligado a frenar y alinearme detrás del monoplaza de Verstappen, me faltaba espacio, me faltaba oportunidad, el maldito imbécil estaba manejando con maestría y yo no podía encontrar un hueco.

—Bueno, pues parece que alguien no sabe muy bien como seguir ordenes —prácticamente le gruñí a mi micrófono.

—Lorenzo, por favor concéntrate, faltan dos vueltas.

—¡Estoy malditamente concentrado! —le grite al micrófono.

No, no lo estaba.

Estaba tan concentrado en Max, tan enfocado en encontrar un pequeño error en su defensa qué el resto del mundo se había desvanecido para mí aún cuando, mi entero inconsciente sabía que aquello podía ser letal para mí, y vaya que lo fue.

Un rugido de motor distinto al mío cortó el aire junto a mí haciéndome mirar a toda prisa por el espejo lateral para encontrarme con la maldita sorpresa de que Norris, el idiota de mierda que me había costado la carrera entera, se encontraba junto a mí a tan solo unos cuantos milímetros de distancia, había aprovechado mi distracción con Max para lanzarse contra mí en busca de una oportunidad para adelantarme, una oportunidad que yo, muy estúpidamente, le había otorgado al centrarme únicamente en el monoplaza delante de mí. No lo había visto venir en lo absoluto.

Pise el acelerador a fondo para tratar de defender mi posición, pero el McLaren ya estaba en el borde interior para la siguiente curva, Lando freno tarde y con evidente agresividad y aunque yo trate con cada ápice de fuerza y determinación de mantenerme pegado, finalmente tuve que ceder para evitar un contacto peligroso que nos hiciera volar a ambos por los aires. Una maldición en italiano se escapo de mis labios cuando Norris consiguió pasarme limpiamente, robándome la segunda posición en la carrera.

Pise el acelerador con fuerza en un intento desesperado por alcanzar a Lando, empujando el auto, tal vez, más allá de los límites racionales, pero yo ya sabía que era un esfuerzo en vano. Seguro que los reporteros y comentaristas se lo estaban pasando de lo lindo justo ahora.

En la última vuelta la bandera a cuadros ya se encontraba ondeado en el horizonte mientras veía como Max se defendía de forma exitosa de todos y cada uno de los intentos de adelantamiento de Norris. Todo era un correoso recordatorio de lo que podría haber sido si el maldito de Lando no hubiese chocado contra mí en el intento más suicida de todos por adelantarme. Pise el acelerador por última vez en la recta final sabiendo muy bien que ya no había nada que yo pudiera hacer para cambiar el amargo desenlace de esta carrera, el rugido del motor se mezclo con el de la multitud mientras yo cruzaba la línea de meta en tercer lugar con toda la frustración y la ira contenida explotando en mi interior.

La radio se encendió y la voz de mi ingeniero, tratando de sonar positivo resonó en mi casco:—. Muy buen trabajo hoy Lorenzo. No era el resultado que seguro querías, pero fue una buena carrera, sigues estando en el podio —ni siquiera me moleste en responderle, estaba decepcionado y sentía como una ira homicida corría por mi entero semblante, la primera victoria de mi carrera había estado tan pero tan cerca que casi había podido saborearla, y, en cuestión de segundos todo había cambiado con súbita brusquedad , y lo peor de todo el maldito asunto es que ni siquiera había sido culpa mía.

Me mordí con fuerza el labio inferior provocando que la sangre cayera por mi barbilla mientras el motor del monoplaza se enfriaba durante la vuelta de honor, maldita sea, después de la desastrosa carrera de hoy ni siquiera estaba de humor para saludar al público, pero, aún así hice acopio de todas y cada una de mis fuerzas, dejando de lado cada ápice de mi orgullo para hacerlo, escuchando el estruendo de la celebración de Max. Era un maldito, Max Verstappen era un maldito con todas y cada una  de las letras de la palabra, no se merecía esa victoria y tampoco se merecía esa celebración y yo estaba seguro de que él lo sabía, después de todo, se había negado a devolverme mi maldita posición y había ganado mi carrera, era un maldito, y yo estaba seguro, de que eso también lo sabía.

Respire hondo y trate de calamar mi mente, después de todo, Max Verstappen era el tres veces campeón del mundo y yo solo era un novato que tan solo había corrido tres carreras, debía recordar cual era mi miserable lugar y, además, la temporada recién estaba empezando, tenía todas las demás carreras para probar mi valía… pero, aún así, estaba más allá de enojado, estaba furico, una ira homicida y patológica se encontraba bullendo en el interior de mi caótica y convulsa mente, provocando que mi cuerpo entero temblará como si estuviera siendo víctima de un frío extremo, solo que no era así, todo lo contrario, de hecho, sentía que mi temperatura corporal estaba cerca del punto de ebullición y todo lo que podía ver estaba teñido de un fuerte y alarmante tono carmesí.

Conduje hasta el pit lane y apague el motor del auto antes de quitarme los guantes y flexionar los dedos para que la sangre volviera a circular por mis manos con dolorosa lentitud. Salí del monoplaza y decidí que lo mejor era permanecer con el casco puesto hasta que no hubiera ninguna cámara a la vista, no quería que los periodistas se regodearan con la visión de mi rostro contorsionado por la rabia y que luego esa imagen fuera tendencia hasta en los rincones más recónditos de Internet, así que ni siquiera me moleste en levantar la visera del casco o en detenerme para escuchar las insulsas y vacías felicitaciones de mi ingeniero y de los otros miembros del equipo. Me límite a seguir caminando hasta llegar a mi camerino cuya puerta abrí de una fuerte patada, y, esa fue la señal que todos y cada uno de los presentes necesito para saber que, durante los próximos minutos, lo que yo menos quería era ser molestado o importunado, quería estar en total soledad para poner en orden mis ideas y calmar las furiosas revoluciones de mi mente para evitar estrellar la cabeza de Verstappen contra una pared la próxima vez que lo tuviera frente a mí…

La puerta de mi camerino se cerró a mis espaldas con un fuerte y sonoro portazo qué, tan solo se encargo de reforzar la idea de que quería total paz y tranquilidad justo ahora. Con un suspiro, todo el aire que se encontraba siendo retenido por mis pulmones se escapo de mis labios temblorosos por la ira y por completo ensangrentados debido a las consecuencias de la misma, con cuidado y delicadeza desenganche el HANS de mi casco y lo deje sobre una de las sillas de la habitación antes de, finalmente, retirarme el casco el cual, sin siquiera pensarlo dos veces, arroje contra una de las paredes mientras un grito qué contenía toda la ira y la frustración que recorrían mi entero semblante se escapaba de mis labios, el casco se estrelló contra el muro con un fuerte impacto para luego caer al suelo con un ruido sordo y, por supuesto, por completo intacto al tiempo que yo trataba de regular mi respiración y calmar la peligrosa efervescencia de mi ira, tirando de la balaclava para quitármela y dejarla caer al suelo sin interés alguno.

Maldita sea, tenía que calmarme justo aquí y justo ahora, era preciso que recuperará la calma y todo mi autocontrol antes de las entrevistas y la ceremonia en el podio si no quería hacer algo de lo que, muy seguramente me arrepentiría demasiado.

Me pase una mano por los alborotados y húmedos zarcillos de mi cabello negro y respire profundamente mientras trataba de encontrar en mi interior aquella calma que se había escapado de mí en el instante en el que el imbécil de Norris había chocado contra mi monoplaza en la pista.

Cerré los ojos y tome aire varias veces. Esta bien, yo estaba bien, había muchas carreras más por venir y la oportunidades en todas y cada una de ellas eran muy buenas para mí, esto tan solo había sido un desliz, una pequeña equivocación que ni siquiera había sido culpa mía, pero estaba bien, estas cosas pasaban todo el tiempo en este deporte y más me valía acostumbrarme… tome aire una vez más y abrí los ojos, todo estaba bien, finalmente había conseguido recuperar toda la calma.

Desgraciadamente, esta no era la primera vez que me equivocaba el día de hoy.

𓈒 𓇼

Fragmento de radio de Lorenzo Borja.

𓈒 𓇼

Para cuando llego la hora de subir al podio yo ya me encontraba muchísimo más calmado y relajado después del arrebato de ira homicida que me había sobrevenido en el vestidor, la amargura y la decepción continuaban agitándose en mi interior, pero, me esforcé en disimular aquellos sentimiento de la mejor forma posible con una deslumbrante y encantadora sonrisa siendo exhibida por mis labios mientras subía a la tarima siendo plenamente consciente de la forma en la que las cámaras se encontraban enfocándome directamente en busca de un primer plano de mi rostro y mi expresión después de la decepcionante carrera que había dejado atrás, sabía que los medios y los reporteros estaban buscando, a toda costa, cualquier indicio de, aunque fuera, un ligero vestigio de alguna emoción negativa en las facciones de mi rostro para sumarlo a la dramática narrativa que, muy seguramente, había estado maquinando desde el segundo en el que Norris me había sacado de la pista. Podían irse directo a la mierda porque yo no estaba dispuesto a darles absolutamente nada a aquellos despreciables y desesperados buitres.

Con una sonrisa perfectamente encantadora y perfectamente artificial ocupe el lugar que me correspondía en el tercer escalón del podio y observe al imbécil presumido de Norris quien se encontraba de pie en el segundo lugar con una sonrisa satisfecha elevando las comisuras de sus labios. Tan solo verlo allí, luciendo tan malditamente cómodo y siendo tan presumido y prepotente como de costumbre, provocaba que yo sintiera unas ganas incontrolables de darle un buen puñetazo qué le borrara aquella sonrisa tan estúpida del rostro, tanto así que podía sentir como mis nudillos picaban y punzaban ante la sola posibilidad… una posibilidad que estaba fuera de toda consideración por obvias razones, razones que me llevaron a apartar la mirada del piloto inglés para posarla en Max quien se encontraba levantando en el aire el trofeo del primer lugar, disfrutando plenamente de la ovación del público, ovación que debería ser mía.

Maldita mierda, ¿por qué no podía dejar de sentirme tan amargado y enojado?

Me removí de forma ligeramente incomoda en mi lugar mientras los primeros acordes del himno de los Países Bajos daban inicio a la ceremonia con la entera multitud coreando y gritando el nombre de Max quien se encontraba disfrutando de todo con una sonrisa divertida y satisfecha elevando las comisuras de sus labios al tiempo que levanta su trofeo en el aire. Aún a pesar de mi sombrío estado de ánimo actual, no pude evitar que una sonrisa elevará las comisuras de mis labios ante la visión de la euforia de Max, después de todo yo me sentía ligeramente feliz por él, aún a pesar de que había sido un completo cabrón al no devolverme la posición que me pertenecía, seguíamos siendo compañeros de equipo y Verstappen había sido bueno conmigo… seguía siendo un cabrón, pero era uno por quien podía sentirme feliz. Muy a diferencia de lo que pasaba con el maldito bastardo de Norris, quien levantaba su trofeo de segundo lugar con una expresión de burlesco triunfo siendo esbozada por sus estúpidas facciones, claramente estaba muy satisfecho de haberme arrebatado el segundo lugar en el último segundo y ni siquiera se molestaba en ocultarlo.

Si alguien se merecía un puñetazo en el rostro, era el maldito de Lando Norris y yo estaría más que feliz de dárselo…

¡Basta! Me reprendí mentalmente e imposte nuevamente una sonrisa al tiempo que tomaba mi propio trofeo de mierda y lo levantaba en el aire provocando los gritos y aplausos del público que aliviaron un poco mi enojada frustración. Lo suficiente para mantener bajo control la parte más alocada e impulsiva de mis pensamientos que no dejaba de gritarme que la acción más sensata a llevar a cabo era lanzarle el maldito trofeo del tercer lugar justo en la cabeza a Lando Norris.

Fue entonces cuando llego el momento del champán. Deje de lado mi trofeo y tome la botella qué se encontraba frente a mi escalón del podio mientras los otros dos pilotos hacían lo propio. El sonido de los corchos saliendo retumbo en el ambiente cargado de euforia mientras el aire se llenaba de una dulce nube de espuma y burbujas. Max me rocío  primero, el gélido y dulzón líquido de la botella impactando contra mi pecho provocando que una carcajada genuinamente divertida se escapase de mis labios al tiempo que yo respondía al ataque del holandés, apuntando mi propia botella hacia él sin dejar de reír, la alegría de la celebración y el frío licor cayendo por mi rostro y empapando mi ropa consiguió disipar de forma casi total la frustración que había estado pesando sobre mi semblante desde que había cruzado la línea de meta en tercer lugar. Me detuve en medio de la tarima y lleve la botella medio vacía a mis labios para darle un profundo trago, el sabor dulce y burbujeante del champán llenando cada uno de mis sentidos, y yo mismo me encontraba cubierto de alcohol de los pies a la cabeza, tal y como Lando y Max, juntos habíamos ofrecido un gran espectáculo con el que el público y las cámaras se habían deleitado a la perfección.

Me acerque a Max y le estreche la mano bajo el atento foco de las cámaras y la ávida mirada del público, evidentemente todos estaban buscando algo de drama, pero no sería yo quien se los daría el día de hoy.

—Buena carrera —le dije con una sonrisa sincera pero ligeramente forzada elevando las comisuras de mis labios mientras el champán continuaba goteando de las anatomías de ambos.

—Tú también hiciste un muy buen trabajo hoy, seguro que tendrás tu primera victoria pronto —respondió el rubio con una sonrisa cargada de toda la euforia que debía estar sintiendo justo ahora.

—Gracias Max —le dije y el susodicho abrió la boca para decir algo más, pero antes de que una sola palabra pudiera salir de su boca, el mayor vio algo, o tal vez a alguien más allá de mí, quien consiguió llamar su atención lo suficiente como para hacerlo olvidar aquello que había estado apunto de decirme, dándome una ligera palmada en la espalda antes de apartarse de mí para caminar en dirección a ese alguien que había llamado su atención.

Yo volví mi cabeza hacia atrás para observar sobre mi hombro con genuina curiosidad, buscando con mi mirada una explicación de lo que acababa de pasar, descubriéndola de inmediato en una chica castaña de delicados y atractivos rasgos asiáticos de cuyo delgado cuello se encontraba colgando un badge morado qué la identificaba como miembro de la prensa. Interesante. Max se inclino sobre la barandilla de la tarima del podio y le dijo algo a ella con un tono de voz que era de todo menos amigable, y a lo que ella respondió de forma similar. Entrecerré los ojos, ¿pero que mierda estaba pasando? Me dispuse a ir junto a Max para descubrirlo pero antes de que pudiera hacerlo, Lando se detuvo frente a mí tendiéndome su mano derecha en un gesto más que claro.

En contra de todos y cada uno de mis deseos y dejando de lado mi orgullo, estreche la mano de Lando mientras Max seguía “dialogando muy amablemente” con aquella reportera cuyo rostro me resultaba vagamente familiar.

—Te vi luchando allí atrás —dijo Lando con una sonrisa burlesca y un tono de voz sardónico envolviendo sus palabras—. Tienes que mejorar esa defensa si quieres convertirte en un buen piloto.

Sus palabras provocaron que un ramalazo eléctrico de ardiente ira me recorriera de pies a cabeza como un desagradable y correoso escalofrió—. ¿De verdad crees que conseguiste pasarme porque eres buen piloto? Aprovechaste mi error, pero no te equivoques Norris, fue pura suerte, nada de talento de tu parte —le dije inclinándome ligeramente hacia él para que fuera el único capaz de escucharme proferir aquellas ácidas palabras.

Lando arqueo una de sus cejas fingiendo sorpresa ante mis palabras—. Veo que sigues con la misma actitud presumida de siempre —se inclino aún más hacia mí—. La verdad que fuiste tú el que tuvo suerte de terminar en el podio y no contra uno de los muros de la pista.

Maldito, había sido él quien me había chocado en primer lugar y ahora estaba aquí creyéndose mejor que yo solo porque debido a un golpe de suerte había conseguido adelantarme en el último segundo. Me mordí con fuerza el maltratado interior de mi mejilla y me contuve con todas y cada una de mis fuerzas, no tenía sentido buscar pelea aquí y ahora, mucho menos con alguien tan pedante como él.

—Aunque, en algo tal vez tengas razón, quizás si se trate de suerte —continuo Lando con aquella misma expresión burlesca siendo esbozada por cada una de las facciones de su rostro—. Tal vez deberías considerar cambiarte el número, después de todo parece que el trece si atrae mala suerte, no todos los días pierdes el primer puesto en las últimas cuatro vueltas.

—Yo no perdí el primer puesto —prácticamente le escupí sintiendo como la ira se filtraba en mi torrente sanguíneo como una suerte de mal veneno, uno extremadamente peligroso.

—Cierto, te lo robo tu compañero de equipo, eso es, ciertamente mil veces peor —las burlesca palabras de Norris fueron acompañadas con una carcajada de sardónica diversión.

Di un paso más cerca sin poder evitarlo, la furia y la adrenalina se encontraban recorriendo mi cuerpo con violenta agresividad, provocando que mi cuerpo entero hormigueara y punzara de una forma que casi resultaba dolorosa. Estábamos tan cerca justo ahora que nuestras narices estaban muy cerca de tocarse—. Cierra la maldita boca o te haré tragar ese maldito trofeo —le susurre con un tono de voz tan afilado como una navaja.

—Hablas demasiado para alguien que no es capaz de defender su posición y atacar al mismo tiempo —murmuró él con su voz cargada de provocación y yo sabía que no debía caer en sus juegos… sabía que no era lo correcto—. Quizás deberías concentrarte más en tu conducción y menos en intentar intimidarme fuera de la pista, porque dentro de ella está claro quien manda.

Hijo de puta. Sentí que una fuerte descarga eléctrica de furia crispaba cada una de mis terminaciones nerviosas provocando que mi cuerpo entero se tensara como la cuerda de un violín al tiempo que mi corazón empezaba a latir desbocado en mi pecho. Sin poder evitarlo, y sin que importara ni en lo más mínimo las miles de cámaras que había por todas partes, captando cada uno de nuestros movimientos, lo empuje con fuerza en el pecho, casi haciendo que se tambaleara, no fue un toque gentil o amistoso, lo empuje con la misma intensidad con la que hubiera empujado su auto en la pista.

—¿Vas a seguir hablándome de esa forma? —le espete con mi voz convertida en un susurro cargado de furia mientras él solo reía de forma burlesca y divertida.

Lando dio un paso más hacia mí, tanto así que ya no había ni un solo centímetro de distancia entre ambos, cada una de las facciones de su rostro se encontraban esbozando una mueca de burlona arrogancia—. No me asustas ni en lo más mínimo tus palabras, Borja —escupió mi apellido—. Te crees muy rudo pero al fin y al cabo eres, solo eso: palabras vacías.

Palabras vacías, que yo, Lorenzo Borja, era solo palabras vacías… así que ese presumido niño de papi pensaba eso…

Bueno yo estaba a punto de darle una muy buena razón para cambiar de opinión.

Mi cuerpo entero estaba en estado de ebullición y mis nudillos prácticamente quemaban, rogándome que hiciera algo, que dejara de lado absolutamente todo y le enseñará una maldita lección a ese niño bonito de una vez por todas.

—Disfruta de tu tercer puesto porque es lo más cerca que vas a estar de ganarme. Nunca en la vida vas a ser mejor piloto que yo —las palabras de Norris estaban cargadas de sardónica burla y el más letal de los venenos.

Sabía que me estaba provocando, buscando una reacción de mi parte y aunque yo había pasado todo este tiempo repitiendo una y otra vez que debía guardar la calma y mantener bajo control mis impulsos más ferales y primigenios… justo ahora, eso ya no me importaba, todos teníamos un límite y Norris había sobrepasado el mío, por mucho y hacia ya varios instantes. La ira y la adrenalina quemaban y bullían en mi pecho y mi mente era un hervidero de caos y enojo muy similar a uno de los cuadros del Infierno del Bosco.

Yo no era capaz de soportarlo más.

Sin dudarlo ni por un solo segundo, aprete mi diestra en un puño y le solté un golpe directo en el rostro, la fuerza de mi puñetazo resonó en el aire como un trueno, el golpe había sido brutal y sin piedad, yo había practicado boxeo desde los siete años y aquello provocó que el impacto fuera agresivamente fuerte, ocasionando que Lando se tambaleara en su lugar mientras el mundo entero se detenía de imprevisto.

El murmullo y los gritos sorprendidos de la multitud se elevaron en el aire y una fuerte corriente de dolor me recorrió el brazo entero, haciéndose mil veces más punzante y fuerte en mi nudillos, pero nada de eso me importó, mi mirada tan oscura como el onix estaba fija en Norris y en la forma en la que la burlesca arrogancia se había desvanecido de su rostro a raíz del golpe, reemplazada por una expresión de atónita sorpresa y furibundo odio.

—¿Eso te dolió? —le pregunte con mi voz convertida en un susurro bajo y peligroso—. La próxima vez que me hables de esa forma, te ira mucho peor, figlio di puttana.

—Te vas a arrepentir de esto —escupió Norris mirándome  con el odio resplandeciendo en sus ojos verdes

El sonido de los flashes de las cámaras y el murmullo del público a mi alrededor me dejo en claro una sola cosa: esta vez estaba jodido, jodido en serio y vaya que Norris lo sabía.

𓈒 𓇼 ACLARACIONES:

¹ DRS: (Drag Reduction System) es un sistema utilizado en la Fórmula 1 que permite al piloto ajustar el alerón trasero para reducir la resistencia al aire, aumentando así la velocidad máxima en ciertas zonas del circuito, facilitando los adelantamientos.

² Halo: El halo es un dispositivo de seguridad en la Fórmula 1. Consiste en una estructura de titanio que rodea la cabeza del piloto, protegiéndolo de impactos con objetos o vehículos, reduciendo el riesgo de lesiones graves.

³ Difusor: El difusor es una parte del fondo del coche de Fórmula 1 situada en la parte trasera. Su función es acelerar el flujo de aire que pasa por debajo del vehículo, creando una zona de baja presión que aumenta la carga aerodinámica, mejorando así el agarre y la estabilidad del coche en las curvas.

Pit lane: El pit lane es la zona de un circuito de carreras donde se encuentran los garajes de los equipos. Aquí se realizan paradas para cambios de neumáticos, ajustes mecánicos, entre otros. El acceso al pit lane está regulado por límites de velocidad para garantizar la seguridad de los pilotos y el personal.

HANS: El HANS (Head and Neck Support) es un dispositivo de seguridad utilizado en el automovilismo para proteger el cuello y la cabeza del piloto en caso de colisión. Consiste en un soporte en forma de U que se coloca sobre los hombros y se sujeta al casco con correas, evitando movimientos bruscos de la cabeza que podrían causar lesiones cervicales graves.

Y ya esos son todas las de este capitulo. 🤓☝🏻

Nota de autora:

Holiii, me demore un poco (bastante) con este cap porque quería hacer la parte de la carrera lo más accurate posible.

Espero que les gustará este cap, acepto todo tipo de quejas, sugerencias, transferencias lol. Trate de hacer todo lo más accurate posible pero pues todo sigue siendo ficción.

Btw si ven que los guiones están cortos, ignorenlos pls, mi celular me los cambia, finjan demencia y después los arreglo.

Sin más que decir nos vemos en el siguiente cap 😶‍🌫️🏎




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