"Si dices "Es difícil" no quiere decir que seas débil"

Seis meses después...

El llanto del bebé llamó la atención del exhausto alfa, quien estaba revisando unos documentos de trabajo, dejó los papeles sobre el escritorio, se quitó los lentes y se frotó los ojos. Se levantó de su asiento y fue hacia donde estaba su hijo, quien emitía leves quejidos en su cuna.

—Joonie… —intentó cargarlo, pero el pequeño rompió en un llanto más intenso—. Tranquilo… —dijo, tratando de calmarlo al acercarle la mamila, pero el bebé no quiso abrir la boca—. ¿Qué te pasa? —se preguntó, un poco desesperado. Finalmente, volvió a dejar al pequeño en la cuna, y observó cómo, de repente, el llanto cesaba.

A los 2 años...

El alfa Kim Allen conversaba con su cuñado sobre una preocupación que lo angustiaba.

—Simplemente, su comportamiento no es normal… —dijo Kim, desesperado—. No sé qué hacer.

El alfa mayor, Kim Jong-il, se levantó del sillón y se dirigió hacia donde estaba NamJoon, quien estaba sentado en una mesita, entretenido con una cuchara de plástico.

—NamJoon… —lo llamó, pero el niño no se inmutó. Su atención estaba completamente centrada en la cuchara. Jong-il se arrodilló para estar a su altura, pero NamJoon seguía sin prestarle atención.

—Tochigi… —respondió el niño, diciendo una palabra extraña.

Jong-il intentó acariciar su cabeza y acomodarle el cabello, pero NamJoon apartó sus manos de inmediato, negó con la cabeza y comenzó a llorar, tapándose las orejas. Al otro lado de la habitación, el padre del pequeño observaba con preocupación.

A los 3 años...

—Nammie, mira, una pelota —dijo TaeHyung, sosteniendo una pelota de goma y deslizándola suavemente hacia NamJoon.

NamJoon miró la pelota unos segundos y luego corrió hacia ella. Tropezó y cayó al suelo con fuerza, haciendo un ruido que atrajo la atención de los adultos, su padre se apresuró a acercarse.

—NamJoon… —lo llamó, mientras el niño seguía en el suelo.

Antes de que pudieran ayudarlo, NamJoon se levantó como si nada. Tenía un pequeño moretón en la rodilla y la nariz algo enrojecida.

—TaeHyung, ¿qué le hiciste? —reclamó el padre omega, tomando a TaeHyung del brazo.

—Yo… solo quería jugar con mi cachorro omega —respondió TaeHyung con lágrimas en los ojos, sorprendido por el agarre firme de su papá, quien nunca antes lo había tratado así.

A los 4 años...

—¿Quieres jugar conmigo? —le preguntó un niño con una amplia sonrisa a NamJoon.

NamJoon estaba sentado en el césped; su padre lo había llevado al parque. Sin prestarle atención al niño, NamJoon continuó con sus bloques de diferentes tamaños y colores, ordenándolos de menor a mayor y alfabéticamente.

—NamJoon, ven aquí, pequeño —lo llamó su padre desde una banca cercana, pero el niño siguió inmerso en sus bloques.

De repente, el fuerte ladrido de un perro captó la atención de NamJoon. Luego, el grito de otros niños retumbó en su cabeza, y él se tapó los oídos con ambas manos, comenzando a llorar con fuerza, lo que atrajo la atención de los presentes.

—TaeHyung —llamó uno de los pequeños.

—¿Qué pasa? —preguntó TaeHyung.

—¿No es ese tu futuro omega? —le dijo su amigo, señalando hacia donde su tío intentaba calmar a NamJoon, quien se removía en sus brazos como si estuviera en peligro.

—No… no lo es —respondió TaeHyung, apartando la mirada.

A los 5 años...

—¿Por qué no lo llevó antes al médico si mostraba comportamientos inusuales? —preguntó el pediatra, molesto.

—Pensé que era algo normal en los niños… —confesó el padre, avergonzado.

Ambos miraban al pequeño jugar en la sala de juegos, donde NamJoon rompía en pedazos una hoja de papel.

—Lo que voy a decirle es muy importante… Parece que su hijo tiene… —hizo una pausa.

— Autismo —dijo el alfa a la pareja—. Este trastorno se caracteriza por grandes déficits de desarrollo que afectan la socialización, la comunicación, la imaginación y la conducta.

—Eso explica su comportamiento tan extraño… —murmuró el omega, comprendiendo poco a poco.

—Sabes que esto no cambia nada. Es tu hijo, mi sobrino y el omega de mi hijo. Lo seguiremos amando tal y como es. Tienes todo nuestro apoyo —afirmó Jong-il, mirándolo con empatía.

El alfa levantó la cabeza y se pasó las manos por el rostro—. Gracias, Jong-il. El pediatra me recomendó algunos lugares donde atienden a niños con este trastorno y escuelas con los cuidados adecuados.

—Eso suena perfecto —respondió el omega, feliz, tomando la mano de su esposo.

—Me han transferido a otra área de trabajo… en Estados Unidos —comentó el alfa.

La sonrisa de la pareja se desvaneció.

—Es la mejor opción; allí hay más alternativas para el tratamiento de NamJoon. Espero que lo comprendan.

—Sí, si es por el bienestar de mi sobrino, está bien —dijo Jong-il, resignado.

Los tres miraron al pequeño NamJoon dormir en un sillón cercano, mientras TaeHyung, oculto, escuchaba la conversación y sonreía, complacido.

TaeHyung, al final de la jornada escolar, miraba a sus compañeros alejarse. Sacudió su ropa, quitando el polvo de su uniforme y apretó los puños, frunciendo el ceño con enojo.

—Te odio, NamJoon; esto es todo por tu culpa… —susurró mientras esperaba a sus padres, quienes se habían retrasado casi media hora en irlo a buscar

Sus amigos se burlaban de él por su "primo raro", y aunque intentaba explicar que NamJoon no era su familia biológica, no le prestaban atención. Lo que más lo irritaba era que sus padres parecían preocuparse más por "ese fenómeno" que por él. Al recordar la conversación de su tío y sus padres, sonrió con amargura.

—Espero que nunca vuelvas… —dijo, mientras la lluvia comenzaba a caer.

"La gente siempre está triste y muchas lágrimas caen."

Escrito: 05/04/2021🐨😘
Versión mejorada: 07/11/2024