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ᴜɴᴀ ᴅᴇsᴘᴇᴅɪᴅᴀ sɪʟᴇɴᴄɪᴏsᴀ

ᴛᴀʀᴀ |𝟷𝟼|

ᴇɴᴛʀᴇ ʟᴀ ᴠɪᴅᴀ ʏ ᴇʟ ᴘᴀʀᴀɪ́sᴏ

Regresé a casa tranquila, como si nada hubiera pasado después de ver como la señora Lee acababa con su propia vida, aunque, si lo pensaba, para mí no había pasado nada, solo sentía un poco menos de carga cuando según las leyes de la vida debía ser lo contrario. Pareciera o no, yo había influido demasiado con la decisión de la señora Lee, puesto que había usado sustancias para nublar su mente más de lo que él acontecimiento de su difunto esposo lo había hecho.

No me sentía orgullosa por acabar con la vida de alguien pero, teniendo en cuenta de quienes era la vida, mi mente se sentía tranquila, como si nada me afectara aunque yo sabía que en el futuro tendría repercusiones, ya fueran buenas o malas. No podía negar la realidad porque al final lo que yo era se resumía en una sola palabra, una asesina pero, ellos también lo eran porque no solo se mataba con las manos o con una arma, también se hacía con acciones o con palabras.

Ese era mi consuelo, pensar que no hacía nada malo en realidad, solo era un pago de un deudor a su amo, nada más que eso.

Al regresar a casa se me hizo normal que Taemin no estuviera, siempre pasaba fuera y en realidad eso era algo que me encantaba de nuestro matrimonio, no me molestaba tanto como yo creí que lo haría aunque eso no significaba que debía bajar la guardia. Con Taemin nunca se sabía a ciencia cierta, por lo tanto era mejor prevenir que lamentar.

Leeseo había seguido mis órdenes y fue a la cocina para que hicieran la cena. Decidí ignorar la falsedad de su preocupación cuando me vio entrar a casa porque era mejor tenerla de mi lado aunque fuera falsamente, no dudaba en que ella pudiera traicionarme de alguna manera.

Tenía un cometido qué cumplir y no iba a detenerme hasta ver que la última gota de lágrima que había derramado valió la pena.

Unos largos minutos después de haber llegado a casa esperaba que la casa de los Lee ya fuera un caos o que al menos empezaban a buscar a la señora Lee, pero nada. Todo estaba medianamente tranquilo y nadie parecía notar su ausencia, talvez simplemente creían que estaba dormida o que por fin descansaba. Yo sabía que no podían pasar muchas horas sin que nadie lo notara así que me preparé para mi mejor cara de sufrimiento.

Igual que con el funeral de mi difunto suegro tenía que ser consciente de que no podía expresar mis verdaderos sentimientos en ese momento porque si de mi hubiera dependido, mi participación en el funeral del papá de Taemin hubiera sido nula.

Escuché que la puerta de casa se abrió, sabía que era Taemin pues siempre hacía lo mismo, era tan maleducado que nunca se quitaba los zapatos de fuera para estar dentro. Siempre caminaba con sus botas sucias y llenas de lodo hacia el interior sin importarle si después el personal de trabajo tenía que partirse el lomo limpiando los pisos.

Me quedé quieta en mi lugar, sentada cerca del fogón de la sala esperando a que él apareciera por la puerta del salón, siempre lo hacía, era el primer lugar donde me buscaba.

Pocos minutos después de que entró a casa escuché sus pasos y cómo arrastraba sus pies. Lo vi asomarse a la puerta y me miró sonriendo, no pensé regresarle la sonrisa pero la ocasión lo ameritaba. Haciendo uso de toda mi fuerza muscular del rostro, erguí mis comisuras de la boca y sonreí falsamente.

— ¿Qué has hecho todo el día? — preguntó mientras se acercaba a mi — ¿Me extrañaste? — sabía que preguntaba solo para picar mi humor, pero no se lo iba a permitir o al menos no dejar que él lo notara.

— Por supuesto que te extrañé. No sabes lo tristes que son mis días cuando no estás cerca — respondí sin perder la sonrisa de mi rostro, aguantando para no soltar un juramento en su contra.

— Lo sabía — se sentó a mi lado para tocar mi pierna cubierta por el vestido — Por eso estaba pensando, en que talvez sería buena idea alejarnos un poco de aquí — lo miré incrédula, como si sus palabras no fueran del todo cuerdas — Piénsalo, yo estoy pasando por un mal momento y tu como mi esposa tienes el deber moral de ayudarme.

— Yo no tengo culpa que tu padre haya muerto  — solté picada por lo que había dicho — Me gusta estar aquí.

— Tara, por Dios, somos un matrimonio y se que tú no estabas tan emocionada por casarte conmigo al principio pero sé que ahora las cosas son diferentes — empezó a mover su mano de arriba a abajo acariciando mi pierna sin siquiera pedir permiso — Se que has cambiado. Cada noche que estamos juntos tu cuerpo me dice que me deseas tanto como yo a ti — mi cuerpo se estremeció al escuchar sus palabras, sabiendo que todo era mentira — Además, no me he sentido bien de salud y se que un tiempo lejos contigo ayudaría.

Taemin estaba loco, no podía hacer eso por muchas razones. La primera y la más importante era porque estaba embarazada y mi vientre ya crecía día con día, al estar juntos se me iba a hacer imposible estar tranquila sabiendo que en el menor descuido él podía descubrir mi estado y desatar una guerra interminable. Otro punto a considerar también era que no podría traer a Leeseo conmigo por ende, todas esas noches de las que Taemin hablaba en donde yo era la protagonista, se harían realidad y yo ya me había prometido no volver a dormir con él nunca más.

— Si estás enfermo ve al doctor — dije. Me aparté de él para que dejara de tocar mi pierna y así tener un poco más de espacio.

— Tara, estoy perdiendo mi vista, no hay nada que los doctores puedan hacer — escuché sus palabras y noté cierto tono de preocupación — No se que me pasa pero cuando cae la noche apenas y puedo distinguir las siluetas.

— Un viaje no va a arreglar eso — dije aún mostrando que no estaba de acuerdo con lo que él propuso — ¿Dónde iremos, según tú?

— A una cabaña del otro lado del río — respondió optimista — Así también podemos aprovechar y hacer otras cosas — se puso de pie justo a mi lado y tomó mi cintura — He deseado durante algunos días tener un bebé — empezó a besar mi cuello haciendo mi sangre hirviera.

— Te dije que no quería hijos — respondí seca.

— Eso lo dices ahora pero después lo amarás — él, insistente como nadie, siguió besando mi cuello y pegando su cuerpo más al mio — Aunque en realidad no entiendo cómo es que no has quedado embarazada.

— Talvez tú no has hecho el trabajo bien — dije picada en mi orgullo por lo que decía.

— No, yo funciono bien — se separó de mi cuello y me miró enojado — Talvez eres tú la que falla.

— Ay, Taemin, ser infertil no significa que eres impotente — le di unas palmaditas suaves en la mejilla, un acto que a él no le gustó — No quiero hijos — repetí sonriendo — No vamos a tener hijo, nunca.

— ¿Por qué?

— Porque no quiero y creo que deberías respetarlo. Tú solo quieres un heredero varón porque apuesto todo lo que tengo, que en caso de quedar embarazada y resulta ser una niña, la vas a despreciar. Tú y tus conductas machistas solo piensan con la punta de la polla — lo miré enojado, dejando claro que no tenía derecho a imponerme nada.

— Vas a darme un hijo, Tara — enojado, me apretó las mejillas fuertemente y de un empujón me pegó a pared — Te guste o no. Ese es tu trabajo.

— Pudrete... — iba a escupirle la cara pero me detuve al ver que la sombra de alguien se acercaba a la puerta de la sala.

— ¡Señor Taemin! ¡Señor Taemin! — una de las mujeres que trabajaba en la casa de la señora Lee se asomó a la puerta — Es su madre...

Taemin me soltó rápidamente dejándome con un dolor fuerte en las mejillas. Estaba segura de que quedarían marcas por unos cuantos días.

— ¿Qué pasa ahora? — preguntó enojado cuando se giró para encarar a la criada.

— Su madre... no está — la bomba había explotado — La hemos buscado por toda la casa y no aparece — dijo la criada preocupada.

— ¡Joder! Su trabajo es cuidar de mi madre y no puedo creer que la hayan perdido — Taemin alteró la voz — ¿Cómo diablos pasó?

— La dejamos en su habitación porque pidió dormir un rato, luego llegó la señorita Leeseo a visitarla, ellas dos se llevan muy bien — dijo la criada en medio de las lágrimas y el apuro — Después de unos minutos la señorita Leeseo salió de casa y me dijo que estaba dormida de nuevo.

— ¿Y no pensaron en ir a ver si de verdad estaba dormida? — preguntó Taemin. Decidí mantenerme al margen y escuchar solamente.

— Lo hicimos y ella estaba tranquila, recostada. Fui a hacer la cena para ella y cuando regresé a buscarla ya no estaba.

La criada daba su pobre excusa de cómo habían sido las cosas pero yo sabía que en algún punto tenía que mentir. Habían pasado unas cuantas horas desde que la señora Lee había salido de casa y ella apenas daba la noticia. Era claro que a los criados de la señora Lee no les hacía gracia cuidar de alguien que estuviera fuera de su mente.

— ¿Han buscado en la aldea? — preguntó Taemin. Ella asintió — ¡¿Hasta ahora me avisan?! — gritó él. Después me miró a mi — ¡¿Tú no sabias nada?!

— Yo no soy cuidadora de tu madre, tengo mis propios asuntos por hacer — respondí altiva porque no iba a dejar que él pasara sobre mi.

— No me provoques, Tara — dijo apretando los dientes — Ve y ayúdame a buscarla. Ve al bosque yo iré del otro lado — asentí dispuesta a salir de casa y hacer nada.

Pasé junto a él a paso lento y fui hasta mi habitación para buscar mi capa. No había frío pero era mejor si salía cubierta, al estar embarazada nada se sabía.

No iba a salir acompañada de Leeseo puesto que iba a ir al único lugar que sabia que me pertenecía.

Caminé rápido hasta la salida ignorando la mirada del personal de casa dado que no estaba dispuesta a dar explicaciones de nada.

Me refugié en la vieja choza, el único lugar en donde me sentía tranquila y donde sabia que no caminaba sobre cascarones de huevos. Podía pasar la noche tranquila y fingir al día siguiente que había tardado buscando a la señora Lee. Bien poco me importaba si la encontraban pronto o hasta que su cuerpo fuera a reventar por la descomposición. Me daba lo mismo, sólo quería que Taemin sufriera.

Me senté en el piso de la choza después de poner un cojín en mi espalda para así estar más cómoda y tomé uno de los libros que había traído desde casa para empezar a leer.

Estuve tranquila por unos minutos hasta que escuché que alguien se acercaba a la choza, como siempre supe que era Jungkook, era la única persona que podia venir al mismo lugar que yo casi a la misma vez.

Esperé sentada con una sonrisa hasta que la puerta se abrió y me dejó ver a mi querido Jeon Jungkook.

— Sabía que estabas aquí — dijo él con una sonrisa en el rostro cuando me miró — Sabía que podía encontrarte aquí si quería verte.

— ¿Querías verme? — pregunté también con una sonrisa genuina. Jungkook asintió y se acercó a mi — ¿Cuanto anhelaba verme, señor Jeon?

— Si pudiera contar una cifra tan extensa te lo diría — contestó él. Se sentó a mi lado y empezó a besar mi cuello, justo como lo había hecho Taemin pero los besos de Jungkook me sabían diferentes — ¿Qué haces aquí?

— Necesitaba escapar de casa — respondí. Ocultarle la verdad no era lo mejor pero estaba segura de que si decía los verdaderos motivos por los cuales estaba ahí, Jungkook se iba a molestar.

— ¿Segura? — preguntó sin creer del todo la pobre excusa que le había dado.

— Claro que sí — dejé el libro a un lado y me abalance sobre él — Pero ahora que estás aquí sé que podemos hacer otras cosas — pegué mi boca a la suya pero no lo besé, simplemente roce nuestros labios — Tengo en mente muchas cosas que podemos hacer.

— ¿Cómo cuáles? — preguntó siguiendo mi juego.

— Ya sabes, cosas que nos implican desnudos a ambos — di un suave beso en sus labios y me acomodé mejor para quedar sentada sobre él — ¿Quieres?

— Entonces es cierto que las embarazadas están un tango fuera de sí — respondió con una sonrisa — Pero yo no podría estar más feliz por eso. Acuéstate entonces.

Hice caso a lo me decía y me acosté en el piso. Después sentí como sus manos empezaban a desatar mi vestido hasta que quedé expuesta ante él.

Llevaba ropa interior pero a Jungkook no le importó y la rompió de una vez. Mis pechos quedaron en el aire y Jungkook los noto. Puso sus manos sobre ellos y los apretó.

— Están más grandes... — dijo sin dejar dever como sus manos jugaban con mis pechos — Todo en ti está más grande.

— ¿Es bueno o malo?

— ¿Tú qué crees? — preguntó de regreso sin de jar mis pechos — No sé qué haría si tus pechos no llenaran mis manos.

No respondí, solo observé cómo él seguía jugueteando con mis pechos.

— Jungkook deja de jugar — pedí retorciéndome por el deseo de que él tocara mi cuerpo de más.

— No te preocupes, ya haré algo — dejo mi cuerpo por unos instantes para empezar a sacar su ropa. Dejó al descubierto su pecho y luego su miembro — Voy a hacer más que algo — empezó a besar mis pechos hasta llegar a mi ombligo — Abre las piernas, Tara.

Hice cómo me pidió y tan pronto como pasó sentí su boca sobre mi, intenté cerrar mis piernas por la impresión pero Jungkook las mantuvo abiertas deteniéndolas con su mano.

— No te muevas, Tara. Ya vas a descubrir cuanto te extraño y no voy a parar hasta que no puedas más, hasta que estés tan sensible y me supliques que me detenga.

Jungkook cumplió su promesa. Acabé exhausta en sus brazos sin querer moverme. Mi cuerpo y el de él estaba cubierto de sudor. Me dolían los muslos y estaba toda llena de él, de su olor, de su esencia.

— ¿Te quedas conmigo a dormir? — pregunté somnolienta.

— ¿Qué pasa si viene Taemin? — preguntó.

— Está ocupado buscando a su madre muerta. No vendrá aquí.

— Mejor no pregunto porque sé que me voy a enojar — Jungkook me abrazaba por la espalda a la vez que acariciaba mi vientre — Está grande.

— Lo sé. Cada dia crece más — respondí soñadora — Estoy más gorda también.

— Yo te veo normal — respondió con una sonrisa — Sigues siendo mi Tara. Mi peligrosa y vengativa Tara — me reí de lado al escuchar cómo me describía — Siempre supe que ibas a poner mi mundo de cabeza y que me ibas a tener a tus pies.

— Ese siempre fue mi plan. Siempre quise que me miraras — recordé la época en la que él me ignoraba todo el tiempo — Tuve éxito, tanto que ahora espero a tu primer bebé.

— El primero de muchos.

— ¿Tú crees? — pregunté imaginando mi futuro a su lado.

— ¿Confías en mi? — ignoró mi pregunta para él hacer otra — ¿Lo haces de verdad?

— Sí — respondí sin dudar.

— Bien, porque necesito que recuerdes eso cuando los días sean malos — me dio un beso en la cabeza sin intenciones de explicar más — Te amo, Tara. Hice una buena elección al estar contigo, al darme una oportunidad contigo.

— ¿Por qué siento cómo si te estas despidiendo? — pregunté preocupada.

— Buenas noches, mi amor — Jungkook no respondió solo se dedico a acariciar mi cabello.

Sabía que no iba a decir nada más y que lo único que yo tenía que hacer era confiar en él.

— Buenas noches, Jungkook.






Holaaaaa!

Perdonen que no actualicé ayer pero resulta y resalta que ya he regresado a la universidad y que debido a eso tenia muchas cosa por arreglar.

Nos leemos pronto 💗

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