ᴘʟᴀɴᴇs ᴇɴ ᴍᴀʀᴄʜᴀ 𝟹
ᴛᴀʀᴀ |𝟷𝟶|
ᴇʟ ᴘʀɪᴍᴇʀᴏ ᴇɴ ʟɪsᴛᴀ: ᴇʟɪᴍɪɴᴀᴅᴏ
Como esperaba, el señor Lee devoró todo su platillo, incluso elogió las manos de quienes habían preparado los alimentos. Al igual que él, el resto de la familia parecía complacida con la comida, todos hablaban sobre el sabor tan delicioso de cada guarnición y cómo era buena idea hacer este tipo de reuniones más a menudo. Talvez debí poner veneno en la comida de todos y acabar de una vez por todas, así mi vida mejoraría y mi único problema seria encontrar donde vivía Jungkook.
Acabar con todos en un mismo día sería sospechoso por muchas razones, habrían muchas preguntas. ¿Por qué los demás no habían muerto también? ¿Por qué solo la familia "real" había muerto? ¿Por qué solamente yo estaba viva? Hacer un solo atraco me pondría en el banco de los acusados, seria la primera persona a quien mirarían y la única responsable de todo y aunque al final ya contemplaba con que me culparan por la muerte de todos ellos, al menos quería divertirme un poco.
No me parecía para nada ruin jugar con su vida o divertirme un poco, era lo justo. Todos estaban en su gloria y yo alcanzaría la mía cuando cada uno de ellos se convirtieran en nada más que polvo. Claramente lo decía aquella cita que se nos había enseñado en alguna que otra cruzada religiosa "polvo eres, al polvo volverás". Ese se convertiría en mi pago, verlos convertidos en nada, por eso no me importaba esperar un poco más. Las gotas de agua perforaban las piedras poco a poco...
Complacida con lo que había hecho observé al señor Lee y su gran sonrisa falsa. Era un artista por completo, sabía qué hacer, qué decir, cómo y cuándo. Todos creían en sus vanas palabras y lo vanagloriaban tontamente, cómo si en realidad muchos no supieran la clase de persona que él era.
Su esposa, la señora Lee, también estaba contenta, observaba a todos complacida por lo que tenía, que no era más que riquezas, porque virtudes no había ni una sola, su corazón estaba tan vacío como el de su marido, ambos eran de mente retorcida y juntos habían logrado criar a un niño y pudieron convertirlo en una versión mejorada de ellos. Aunque Taemin era un tanto más tonto que su padre en algunos aspectos, era usualmente más ruin en otros.
Mi esposo, también estaba riendo, pronto la sonrisa se iría de sus labios y podría yo descansar, hasta que sus ojos quedaran a oscuras. Yo, pacientemente esperaba a que todo el veneno hiciera efecto, a que el señor Lee se debilitara y su corazón dejara de latir, esperaba ver su cara en agonía y disfrutar de ello. Ya me había preparado con anticipación para no sentir un solo poco de piedad o culpa, ya estaba lista para observar cómo la vida se apagaba de sus ojos.
Tenía que ser paciente y no hacer preguntas relativas a su estado de ánimo o a su respiración a pesar de que la curiosidad me comía pues por largos minutos no había observado que hiciera ni un solo mal gesto, tampoco ponía expresiones de dolor en su rostro, confiaba en que el veneno funcionara y al menos que el fuera como un gato con siete vida, sus horas en la tierra estaban contadas. No podía dejar nada suelto, solo debía esperar a que pasara lo que quería.
El señor Lee se puso de pie, todos tuvimos que hacerlo. El era el patriarca, quien mandaba, a quien se le debía respeto por ende era él quien guiaba cada evento. Se puso de pie sin dificultad y empezó a caminar hacia la salida sin ningún problema, iba más bien tranquilo, dentro de mi algo se puso alerta, tenía mis dudas sobre lo que había puesto en su platillo pero no podía dar por sentado que había fallado misteriosamente en él.
Caminó por el camino de regreso haciendo un pequeño desfile donde él era el santo. Todos teníamos que seguirle, incluso mi familia quienes parecían más que contentos con la idea de que hubiera un camino especial para ellos.
Caminé diligentemente junto a Taemin ignorandolo por completo, no tenía nada que decirle y lo único que quería era ver al señor Lee caer sobre sus rodillas. Me distraje por un momento, observando las flores que una niña traía en su mano, era una de las pequeñas que asistía a clases conmigo, estaba sonriente y me tendía las flores.
Dejé de caminar para detenerme y saludarla, todos los demás siguieron sin notar que me había detenido. Le sonreí a la pequeña y tomé las flores.
— Gracias, Bona — le dije dulcemente. Era la más chica de todas, no pasaba los diez años — Son muy bonitas.
Pegué las flores a mi nariz para sentir su aroma.
— Las corté del jardín de mi mamá — dijo sonriendo — Ella dice que tú eres una princesa.
— Tú eres una princesa — le toqué el fleco con mis dedos y lo acomodé — Gracias.
Ella agitó su mano, diciendo adiós, iba a hacer lo mismo para retomar mi camino cuando escuché los gritos de Taemin, mi madre y la señora Lee.
— ¡Padre! — gritó Taemin. Todos empezaron a dispersarse para acercarse hasta donde estaba el señor Lee.
Yo no pude hacer lo mismo, me quedé de pie como si esperara algo, pero en mi mente solo podía repetirse una frase. Estaba pasando...
●
Todo fue un caos en el desfile. Hubieron gritos y personas colviendose locas, la señora Lee estuvo fuera del plan de los vivos por unos segundos a causa de la impresión de ver a su marido inconsciente. Taemin no paró de dar órdenes y mi madre era la única que socorria al señor Lee. No moví ni un solo dedo por ayudar de verdad, solo daba vueltas para parecer ocupada. No planeaba ayudar a quien yo misma había envenenado.
El señor Lee yacía completamente echado sobre su cama. No había muerto pero tenía ataques constantes. La señora Lee lloraba desconsolada mientras mi madre le ayudaba a preparar un té medicinal que dilataba el pulso. Taemin no estaba, fue en busca de un doctor, para mala suerte de él, el médico más cercano estaba a unas horas de viaje.
Dado que la señora Lee y mi madre estaban en la cocina y con Taemin fuera, eso nos convertía a mi y al señor Lee como los únicos en la habitación.
Tenía claras instrucciones sobre qué hacer si el señor Lee volvía a presentar un ataque. Tenía que reanimarlo y ayudar con su postura para que respirara mejor porque de paso también su respiración fallaba. En caso de que eso pasara, no iba a mover un solo dedo para ayudarlo.
Me acerqué al cuerpo del señor Lee y vi su respiración hacer su trabajo. Su estómago bajaba y subía plácidamente. Era una lástima, tuvo que haber dejado de respirar en el momento en el que había caído al suelo.
De la nada, empezó a toser sorprendiéndome un poco, debía ponerlo en una posición más cómoda para que sus vías respiratorias funcionaran bien, no me moví solo lo escuché desesperado buscando un descanso entre cada vez que tosía. Por suerte, su habitación estaba aislada de todo el resto de amenidades de la casa entonces iba a ser difícil para alguien más escucharlo. Solo eramos él y yo.
— Ayu...da...me... — pidió con poco aire. Solo lo miré. Después llevó su mano al corazón e hizo un gesto de dolor — Me...due..le.
Era difícil para él hablar. Estaba teniendo otro ataque y eso me ponía más que satisfecha. Podía ser el definitivo.
Yo nunca había sufrido ni un solo pequeño dolor en el corazón, tampoco ni una sola molestia. Pero seguramente un ataque y la desesperación, el dolor y traición daban el mismo impacto en ese órgano, entonces, poniendo las cosas en perspectiva yo ya había sufrido lo mismo que él. Ya había llorado, ya había sido traicionada. Estaba sufriendo lo mismo que yo.
Él estiraba su mano libre hacia mi para que pudiera ayudarlo peor no lo hice. Solo vi como sus ojos se iban debilitando y después dejó de moverse. Seguía con la mano en el pecho, sus ojos estaban abiertos y su otra mano estaba extendida más no se movía. Había muerto.
Nunca antes había visto morir a alguien pero, verlo a él pidiendo ayuda y rogando por mi socorro como si nunca me hubiera hecho daño o como si por su mente cruzara justo en ese instante que yo iba a tener clemencia, fue más que satisfactorio.
Me acerqué lentamente a él y puse mi dedo índice cerca de su nariz para intentar sentir su respiración. Nada.
Toqué sus mejillas y les di palmaditas. Nada.
Toqué su corazón. Nada.
Estaba muerto.
Esperé por unos segundos más para asegurarme de todo. Él, al estar con los ojos abiertos podía mostrarme la última sensación que había tenido antes de desconectarse. Sus ojos estaban llenos de miedo. Sonreí, mi retorcida mente estaba satisfecha y en mi corazón había menos peso.
— ¡Mamá! ¡Señora Lee! — empecé a gritar fingiendo estar asustada y preocupada. Necesitaba actuar con mucha inteligencia.
Empecé a golpear el cuerpo del señor Lee cuando escuché que venían corriendo hacia la habitación. Dejé de parpadear para que mis ojos se llenaran de lágrimas y fingir mi llanto. Empecé a golpear desesperadamente su pecho fingiendo que reanimaba su vida. Mi madre y la señora Lee entraron.
— ¡Noooo! — gritó la esposa. Se abalanzó sobre mi y me empujó a un lado oara dejarse caer sobre el cuerpo de su esposo — ¡Regresa, cariño! — gritó desconsolada.
Quería reírme fuertemente y burlarme de ella y de la memoria de su marido pero, fingir que me dolía era lo mejor.
Me acerqué a mi madre que también estaba asustada, sin palabras y con los ojos bien abiertos y haciendo uso de toda mi fuerza la abracé y empecé a sollozar.
— Madre... — dije en un gemido fingiendo dolor y profunda pena.
— Cariño... — dijo ella con un deje de dolor.
Iba a rodar los ojos pero divisé la sombra de un hombre. Era Taemin. Entró corriendo y fue con su madre para abrazarla y consolarla mientras también lloraba.
— ¡¿Qué diablos pasó?! — preguntó enojado y gritando.
— Estaba conmigo — dije sollozando y dejando que las lágrimas cayeran por mis mejillas — Tu madre me dijo como reanimarlo si tenía otra crisis. Empezó a quejarse e intenté hacer lo que me habian dicho — me había separado de mi madre y caminé hasta a él para ponerme de rodillas y abrazarlo por un costado — pero no pude. Él solo dejó de moverse. Grité pero ya era demasiado tarde.
— ¡No, no, no! — gimió con dolor — ¡Papá!
Me quedé pegada a él, tenía que apoyarlo moralmente, de lo contrario me vería mal. Era su esposa y tenía que cumplir con mi papel incluso si no quería hacerlo. Por dentro, lo único que quería hacer era celebrar y que la música de mi fiesta fuera cada lamento que salía de esta familia, quería beberme sus lágrimas y embriagarme con ellas y profanar el nombre y legado de el mayor de los Lee.
Había logrado que el mejor día de su vida se convirtiera en el peor pues, ya no recordarian más fecha como un día d celebración, ahora también se convirtió en la muerte del patriarca de la familia y mayor verdugo mío.
●
Antes de empezar a ayudar tuve que ponerme un vestido tradicional negro para andar en conjunto con la familia. En ningún momento quité el frasco en el que había estado el veneno de mi ropa interior, tenía que mantenerlo conmigo.
Preparar un velorio era más fácil de lo que pensé. Era divertido ir y venir haciendo preparativos para que la última vista al señor Lee fuera más o menos agradable. No era un funeral cualquiera, era el primero de todos, solo estaba iniciando.
La señora Lee estaba desconsolada e incluso casi también se convierte en su funeral, pero lo evité a ella si le ayudé. No porque quisiera que su vida fuera más larga de lo que ya había sido, era más bien porque necesitaba dejar su muerte para mi. La venganza era mía y sólo mía.
Tomé unas canastas llenas de los granos con los que preparaban la bebida de los velorios y la llevé hasta el molino donde mi mamá era quien estaba a cargo para ayudar con ello. Ella estaba sola y también se veía muy mal.
— He traído el resto de granos — dije. Puse las canastas en el suelo — Creo que será suficiente para todos.
Mi mamá miraba al suelo, pensativa.
— Tara... — habló después de muy poco tiempo — ¿Fuiste tu?
— ¿De qué hablas? — preguntó con confianza — De haber sido yo lo hubiera hecho con más clase.
— Es una pregunta seria la que hice.
— Y yo te di mi respuesta seria — dije indignada — Tengo muchas razones para acabar con ellos pero no fui yo.
— ¿Cómo creerte? — preguntó con burla — Fuiste la única que estaba con él en esa habitación.
— ¿Soy un doctor acaso? — pregunté con sarcasmo — Hice lo que pude. No me culpes a mi y mejor culpa a todos los excesos que tenía el difunto. Era muy bueno con la bebida.
— ¡Respeta su memoria! — gritó enojada — Si me entero que has tenido algo que ver juro que...
— ¿Qué cosa? ¿Me matarás? — ella no respondió, dejando claras sus intenciones — Lo que a ti te molesta es que tu amante ha muerto.
— Cuida lo que dices — advirtió.
— No finjas, madre — dije con sarcasmo — En todo caso, no podras hacerme nada porque antes si quiera de que lo pienses yo ya habré ido hacia ti, porque en la lista de personas a las que más desprecio siempre estas tú en primer lugar.
Me alejé y la dejé con la palabra en la boca. Mi madre no iba a descubrir lo que había pasado, para ello me había asegurado de tener el frasco de veneno conmigo todo el tiempo, no iba a botarlo en un lugar donde pudiera ser visto, así que, solo tenía tenía un lugar donde ir.
Dejé a un lado todas las tareas de las que se suponía que debía hacerme cargo, pasé de largo a Taemin excusándome con ir a casa porque me sentía mal, sin embargo tomé otro camino. Me alejé caminando hacia el bosque.
No quería estar cerca de nadie, mi madre siempre lograba sacar lo peor de mi y hacer que un buen momento pasara a malo solo en segundos. Su desconfianza hacia mi era un problema, no porque pudiera descubrir mis pruebas, era solamente el hecho de que podía empezar a prepararse en caso de que yo intentara algo, entonces, tenía que jugar limpio y hacer todo fuera ligeramente normal.
Caminé a toda prisa por el sendero que conocía más que bien. Ya había anochecido por lo cual no podía evitar tropezar de vez en cuando con alguna rama o alguna roca. No tenía miedo de ir sola, ya lo había hecho muchas veces, incluso si no tenia a Jungkook conmigo para que pudiera protegerme sabía que todo iba a estar bien.
Empecé a divisar el claro en donde estaba el lago. Mi lago. Sentí tranquilidad cuando vi el reflejo de la luna en el agua y sentí inmensas ganas de nadar en ella pero de hacerlo me tomaría mucho tiempo y podría levantar sospechas.
Me quité el calzado y me acomodé en una piedra y metí mis pies al agua. Sentí una calidez inmensa en mis pies, el agua estaba tibia, me invitaba a nadar en ella. Habían gritó cantando, como si fuera a llover, podía escuchar muchos sonidos más, todo era absolutamente relajante.
Cerré mis ojos y dejé que los sonidos de la naturaleza acariciaran mis oídos. Todo fue tranquilo hasta que escuché pequeños pasos detrás de mi. No eran humanos. Mi corazón palpitó rápidamente esperando que fuera quien anhelaba.
Me giré lentamente y ahí estaba. Un lobo. El lobo gris que me había salvado desde siempre. Mi ojos ardieron al ver a los suyos hechos llama. Era Jungkook, conocía sus ojos, eran los mismo de la primera vez que lo había atrapado espiando a mi ventana.
Sonreí de medio lado esperando a que no fuera solo una ilusión del momento. Todo se sentía como un deja vu. Ya había visto este escenario antes.
El lobo de mis sueños estaba de pie en la punta del bosque.
●
HOLAAAAA!
Aquí el capitulo de hoy, espero les guste💗
Recuerdo haber dicho que esta segunda parte solo iba a tener máximo 15 capítulos. Pobre ingenua alma la mía, la vieja estaba loca cuando dijo eso. Va a tener mas😔 falta muchoooooo!
Voten y comenten. Sus comentarios me hacen feliz siempre☺
Tara y su traje de velorio:
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