ᴄᴀᴜᴛɪᴠᴇʀɪᴏ
ᴊᴜɴɢᴋᴏᴏᴋ |𝟷𝟿|
ʏᴇɴᴅᴏ ᴜɴ ᴘᴏᴄᴏ ᴀᴛʀᴀ́s ᴘᴛ 𝟷
Un conjunto de mentiras; acercamiento al clan enemigo.
Después de despedirme silenciosamente de Tara sin dejar alguna pista en que iba a desaparecer, porque lo haría, regresé a mi casa para organizar las cosas.
No confiaba del todo en las palabras de aquellos taimados asesinos que sólo querían perturbar y abolir mis órdenes, aún así, ya había tomado una decisión. Ir donde ellos talvez no era lo más inteligente o el mejor camino para tomar dado que los antecedentes mostraban quiénes eran ellos en realidad. Desconfiaba mucho de la veracidad de sus palabras al prometer en que tratarían de dejar a los aldeanos tranquilos.
La pregunta que rondaba mi mente era, ¿por qué yo los defendía? ¿Por qué protegia tanto a los aldeanos si mi única responsabilidad era mi familia? Bueno, eso era una cosa muy simple de resolver. Crecí con ellos, mi familia encontró hogar en sus tierras y la mayoría siempre nos trataron muy bien, no como lo que éramos, forasteros, además, en un sentido un poco más pragmático y haciendo honor a nuestra verdadera naturaleza, nosotros éramos una clase de perros hechos para proteger a humanos.
Con la única persona que tenía responsabilidad en la aldea era con Tara. Ella era quien llevaba mi marca y por consiguiente mi destino también, además, cargaba a mi hijo. Era por quien debía ver pero sabía que si ignoraba a todos aquellos que la habían visto crecer, de alguna manera, la iba a hacer sentir mal. Ella parecía haber cambiado mucho, toda la gentileza que existió en su alma se esfumó y se formó una Tara que me encantaba más que antes y que me mostraba que todo lo que hacía valía la pena. Nada me aseguraba la posibilidad de obtener la victoria al final pero al menos sabía que lo había intentado.
Tenía muchas cosas claras, ir y atender la invitación del otro clan era literalmente ir a la boca del lobo, sabía que no saldría entero de ese lugar, podía sentir, incluso si no leía sus mentes sabía bien lo que iba a pasar, por eso, dejar instrucciones claras era lo mejor que podía hacer. La única que había recibido mis órdenes fue Kyujin, en quien había confiado mi vida, Tara en este caso. Era la única que podía saber mis planes y que estaría atenta a escuchar mi voz para atender a mi pedido. Estaba seguro de que podía confiar en ella.
En la aldea ya se había corrido la voz de que nuevamente debíamos mudarnos, nadie preguntó o cuestiono mi orden, por el contrario, todos empezaron a trabajar y a hacer planes de como se vería el nuevo lugar. Hoseok, quien había sido de la idea y que además de eso usualmente se encargaba de explorar áreas recónditos en el terreno, les había mostrado un plano fácil de seguir que marcaba el punto de campamento. Un lugar propicio con fuentes de algua y con tierra fértil además de mucha variedad de animales para cazar, estaba un poco largo, más de lo que hubiera deseado pero al menos eso aseguraba tranquilidad por un tiempo.
Por petición mía Hoseok y los demás chicos se habían encargado de montar los puntos de campamento para quienes estarían haciendo guardia, además de que las personas que estarían de visita con Dahee ya habían empezado a empacar. Estaba seguro de que nadie los reconocería, ni siquiera Tara. Me dolía saber que ella podía llegar a pensar que la dejaba sola en un momento tan vulnerable, justo cuando ella me necesitaba más pero, si quería cumplir la promesa que le había hecho debía de hacer unos cuantos sacrificios.
Dolía saber que tenía que dejarla sin haberme despedido con la verdad.
Mire a Jimin y Tae quienes jugaban corriendo de un lado a otro. Taeri los miraba a ambos, su vientre de embarazada ya estaba más pronunciado, iba unos meses más adelante que Tara, por ende, ver su vientre me daba una pequeña imagen de cómo se vería Tara y que de hecho me lo iba a perder.
Me acerqué a ellos y tomé a Jimin por la espalda para detenerlo.
— Oye, viejo. Casi agarraba a Tae — dijo él indignado y corriendo lejos de mis brazos — Hueles a Tara — reprochó entrecerrando los ojos.
— ¿Cómo sabes que Tara huele así? — pregunté con mala espina. Tae también se acercó y le echó el brazo encima — Explicalo.
— Porque tú hueles diferente. Cada vez que no siento tu olor es porque estuviste con Tara — responde obvio y retorciendo sus ojos — ¿Le dijiste? — preguntó tomando una postura más seria con Tae más que atento a la conversación.
— Más o menos. Esa mujer está un poco fuera de sí por ahora — dije con preocupación. Si iba a estar lejos tenía el mal presentimiento de que a Tara le iba a pasar algo debido a su proceder.
— ¿A qué te refieres? — preguntó Tae.
— Creo que Tara está tomando venganza y eso no me gusta — respondí preocupado — se está exponiendo. Nadie en la aldea sabe de su embarazo.
— Si lo descubren... — dijo Jimin sacando conclusiones a las cuales yo ya había llegado por mi cuenta.
— Por eso necesito que quienes estén a cargo de las rondas puedan mantenerla en la mira — dije claro. Estaba seguro de que quienes iban donde Dahee ya tenían claro de quien era la prioridad en todo caso.
— Eso ya está cubierto — respondió Tae — ¿Kyujin viene con todos nosotros?
— No, se queda en los campamentos. No quiero que se involucre por ahora — dije despistando su atención. Kyujin me era de más ayuda si aguardaba con el resto — ¿Ustedes ya están listos? — pregunté.
— Sí. Lo más que podemos o dentro de lo que cabe — respondió Jimin — Creo que sería buena idea si usas tu escudo, Jeon.
— Creo que eso no va a importar una vez que estemos dentro — dije con seguridad.
— Difiero un poco — respondió Tae — Tienen que saber que tú eres el jefe y que no importa lo que ellos hagan. Siempre serás cabeza mientras ellos son cola.
— Partimos al amanecer — dije ignorando sus palabras, daba igual la manera en la que iba a vestir, eso no los iba a detener — Mi padre moverá a la aldea en los próximos días. Mientras tanto necesito que hagan guardia hasta que todos hayan evacuado el área.
— Está bien. Iré con Tae Moo — dijo Jimin separándose de Tae para ir con quien coordinaba todo el movimiento.
— Tae, necesito algo de ti — pedí una vez que Jimin se alejó — Algo importante.
— Lo que sea hermano — respondió. Hice un gesto con la mano para que se acercara a mi.
— Pase lo que pase ahí dentro, necesito que me prometas que vas a controlar a Jimin — Taehyung tenía un don que era casi único. Invisivilisaba los sentimientos, ya fue ira, felicidad o ansiedad, él podía hacer que una fiera dejara de serlo y se comportara como un tranquilo cachorro.
— ¿Por qué me pides eso? — preguntó confundido. Lo miré esperando encontrar las palabras correctas para decirlo.
— Las cosas irán muy mal dentro, lo sé. Jimin reacciona muy rápido y no quiero que arruine mi plan.
— ¿Tienes un plan por tu cuenta? — preguntó ofendido.
— Solo haz como te digo.
Me alejé de él caminando tranquilamente hacia mi casa. Necesitaba despedirme de mi madre, mi hermana y mi padre, también necesitaba darles órdenes claras de que en un posible caso en donde algo salía mal, no dudaran en recibir a Tara. Kyujin se iba a encargar de ello.
Entre a mi habitación y observé el pedazo de cinta que Tara me había dado. La tomé en mis manos y no dudé en pasarla por mi cuello para llevarla conmigo.
●
Tal y cómo había dicho salimos al amanecer. El sol obviamente ya alumbraba más después de unas cuantas horas de camino. El punto de reunión era verdaderamente lejos de mi casa. Antes de salir me aseguré de pasar por donde Kyujin para recordarle lo que debía hacer y lograr que prometiera que no iba a fallar.
Nadie se enteró, lo cual me convenía. Todos iban medio animados dado que en parte se lo tomaban como excursión pero yo sabía más que nadie lo difícil que era dejar a nuestras familias atrás.
Jimin y Namjoon quienes eran los únicos, aparte de mi, con una pareja confirmada, esto incluso si Dahee se negaba a estar con Namjoon formalmente, eran quienes más sufrían. Se podía ver en el rostro o en la forma tan perezosa en la que caminaban. Yo quería ser igual que ellos, mostrar el dolor en mi rostro, pero como jefe no podía.
Seguimos avanzando en nuestro camino, observando todo a nuestro paso porque de hecho era un lugar por el que nunca habíamos pasado. Todo marchaba bien hasta que llegamos a un terrible pantano con agua apestosa.
— Joder. Que asco — se quejó Yoongi quien era el que menos hablaba — Me hicieron venir por esta mierda de camino.
— Calma hermano. Huele a flores — respondió Namjoon — Todo está en tu mente — me reí internamente por ambos — ¿Cómo cruzamos?
— Hay que subir a los árboles y pasar del otro lado — dije observando hacia arriba — De lo contrario nuestra ropa quedará apestosa y por más que intentemos hacerlo de un salto no vamos a poder.
— Tss. ¿Sabes cuanto esfuerzo es eso? — preguntó Yoongi arrugando el rostro — Detesto esto.
— Deja de quejarte y mejor avanza — Hoseok lo empujó haciendo que su cuerpo llegara al borde del pantano, casi cayendo dentro del agua sucia.
Nos empezamos a reír descontroladamente y nos ganamos una mirada de reproche por parte de nuestro amigo.
— Ya, suban — dije calmando mi risa.
Los seis empezamos a escalar los árboles cuidandonos de no resbalar y tomando las ramas más fuertes para hacerlo. Era entretenido hacerlo pero cuando estábamos arriba nos tomamos unos segundos para descansar.
Mientras lo hacíamos escuchamos los pasos de una caminata en conjunto. Nos quedamos quietos observando hacia el suelo. Era un total de cinco lobos que caminaban en dirección contraria a la nuestra.
Mire a los chicos con sorpresa y ellos hicieron lo mismo. En ese instante ellos comprendieron lo que yo preveía desde hace mucho. Todo era una trampa.
Teníamos la opción de regresarnos pero creo que todos entendimos lo que debíamos hacer. Seguir adelante.
Con un poco de suerte los chicos que quedaban de campamento podían parar la emboscada.
Hice una mueca con la cabeza para que siguiéramos avanzando.
Bajamos de los árboles y seguimos con nuestro camino.
●
Llegamos al campamento y obtuvimos un recibimiento in tanto extraño. Esperábamos que de una vez nos arrestaran debido a que la que habíamos visto en los árboles no era una jugada normal.
Nos hicieron pasar a una sala con una gran mesa de piedra y habían los lugares justos oara nosotros. Nos mirábamos el uno al otro sin entender qué pasaba.
— Veo que han venido todos — dijo una voz ronca desde la oscuridad — No me lo esperaba.
— No es necesario que estés en la oscuridad. ¿No crees? — dije tomando la palabra. Ansioso por ver el rostro de la persona que hablaba.
— Jeon Jungkook. Qué melodioso escuchar tu voz —observé como unos pies se asomaban a la poca luz que había en la sala — Es hermoso escuchar la voz de heredero.
Me mostró su rostro completamente desfigurado por una gran cicatriz que lo atravesaba por completo.
— Me encantaría decir lo mismo — los chicos permanecieron en silencio pero sabía que estaban en guardia — ¿Podemos avanzar? Tenemos prisa.
El hombre sonrió y se sentó en la parte superior de la mesa.
— Coman conmigo — nos sentamos obedeciendo su palabra, no por temor, era más bien para darle confianza.
Miré lo que había en los platos y me sentí asqueado al percibir el olor. Era un tipo de sopa desconocida con carne humana.
— La carne es de nuestra reserva personal — mi estomago se contrajo al pensar en la pobre alma que había muerto a manos de ellos — Prueben.
— No gracias, somos vegetarianos — dijo Yoongi con el humor agrio — No comemos carne de humano. Es canibalismo.
— Nosotros no somos humanos — respondió él hombre viéndonos con una sonrisa cínica en el rostro — Somos lobos.
— También humanos — recalque un poco tocado de humor — Olvidemos eso y avancemos hasta el punto importante. Sus ataques — dije.
— No te preocupes, si cumples con tu parte no habrá problemas — dijo él — Y me gustaría agregar un poco más.
— ¿Qué cosa? — pregunté desconfiado.
— El control total de nuestra especie.
— Eso no lo decía la carta — dijo Namjoon enojado — Limítate a tus palabras.
— No. Quiero y obtendré lo que pido, siempre lo hago — sonrió mostrando sus dientes amarillos — Olvídense de su deseo de romper la maldición, ya sabemos que se rodean con brujas.
— Jungkook ya ha marcado a alguien. No tienes que preocuparte por eso — respondió Jimin — No es nuestra generación la que va a romper el hechizo.
— Aún así existe la posibilidad de que todo falle y pase — él no iba a darse por vencido, nosotros tampoco — Así que me aseguraré de que ustedes cumplan.
— Deja a los humanos fuera — pedí enojado.
— Lo haré solo si haces lo que te he pedido.
— No, yo soy el jefe — dije con voz fuerte — Soy cabeza.
— Jungkook, Jungkook. Presumes de mucha inteligencia pero no sabes que justo ahora, mi equipo está entrando a tus tierras — dijo confirmando lo que habíamos visto de camino a este lugar.
Sonreí con cinismo.
— ¿Cuál es tu nombre? — pregunté restando importancia a sus palabras.
— Soy Yongtae.
— Yongtae, Yongtae. Deberías saber que soy inteligente y que por esa misma razón ya he previsto tus sucios planes — sonreí hacia él. Su cara se descompuso haciendo que apretara su mandíbula — Probablemente, tus secuaces no lleguen ni a cruzar el río.
Me reí a voz suelta.
— ¡Maldito! — apartó la mesa de un golpe sorprendiéndome un poco. Jimin se puso en guardia pero mire a Taehyung para que hiciera lo que había pedido. Lo que menos quería era a un Jimin alterado — ¡Seungil! — gritó Yongtae — ¡Atrapa a estos desgraciados!
Al instante sentimos unas manos sobre nuestros cuerpos, inmovilizandonos por completo.
— Cobarde — dijo Yoongi — Imbécil también.
La tensión en la cara de Yongtae era mucha, sin duda él no esperaba nada de lo previsto y estaba más que seguro de que no haría nada más porque había tumbado su primer barrera de planes.
Dio unas órdenes para que nos movieran y a la fuerza lo hicieron. Jimin obedecía por inercia gracias a la intervención de Tae, el resto lo hacíamos por conveniencia.
Nos llevaron a todos a la fuerza por un oscuro pasadizo hasta que llegamos a una especia de calabozo con unas cuerdas colgando del techo.
— Ahora sí, cabrones. Vivirán sus últimos días aquí — nos ataron las manos de las cuerdas del techo y nos quitaron la parte superior de nuestras vestiduras.
Mire a los chicos y ellos al igual que yo sabíamos qué se venía.
Cerré los ojos con fuerza cuando el primer azote llegó a mi espalda desnuda.
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