「 Privacy 2 」
por haeilsatan
♡ pedido de ap_cpy
♡ overstimulation.
♡ light cnc.
♡ shibari??? no sé.
Johnny no estaba pensando con la mente clara. No lo hizo cuando respondió a los mensajes y tampoco cuando dejó entrar al chico que lo vio mientras se tocaba.
Apenas entraron a la habitación, John ya estaba contra la pared siendo manoseado por todos sus lugares más sensibles.
—Mark, es... —Johnny intentó decir algo, pero fue inmediatamente callado por el otro chico.
—Bebé, si no quieres despertar a nadie será mejor que cierres la boca.
John obedeció, manteniéndose en casi completo silencio desde ese momento en adelante.
Se sentía como si Mark tuviera sus manos en todos lados. En su culo, en su entrepierna, en sus pezones... Todo mientras su boca atacaba su cuello y dejaba notorias marcas en este.
Mark no tardó en llevarlo a la cama, metiéndose entre sus largas piernas.
Y fue entonces cuando notó que el vibrador jamás abandonó el culo de Johnny.
Con una sonrisa y sin dudarlo, Mark prendió el aparato, tomando la base de este para llevarlo más adentro. El mayor gimió de la sorpresa, pero cubrió su boca en ese mismo instante para evitar más ruidos.
John se quejó y movió sus caderas hacia arriba con la poca energía que tenía, Mark miraba con una sonrisa. —¿Qué pasa, bebé? ¿Necesitas algo? —Johnny asintió a la pregunta—. Habla, no puedo adivinar.
Johnny siguió soltando quejas, pero ni una sola palabra mientras que Mark sólo le pedía una y otra vez que use sus palabras como un buen chico.
—Tócame, por favor —pidió John en voz baja.
—¿En dónde? —Mark rio suavemente al ver a John volviendo a quejarse—. ¿Aquí? —preguntó, agarrando con fuerza el pene de John, a lo que él jadeó y suspiró un "sí".
Otra vez Johnny estaba sintiendo el placer en aquellas dos áreas. El vibrador en su culo y la mano de Mark en su verga. Creyó que eso sería todo, pero entonces sintió la mano de Mark subiendo su camisa y algo húmedo sobre su pezón.
Johnny se sobresaltó un poco por la sorpresa, pero no tardó en relajarse por lo bien que se sentía pocos segundos después. Todo en lo que podía pensar era en su propio placer y en gemir el nombre de Mark. Lo malo es que no podía gemir, sólo soltar ligeros y breves sonidos.
De pronto, la lengua de Mark dejó de lamer su pezón.
—Dime, bebé, ¿qué estabas mirando? —La pregunta fue tan repentina que Johnny ni siquiera tuvo tiempo a procesarla.
—¿Eh?
Mark besó a Johnny, mirándolo con una sonrisa justo después. —¿Mi lindo bebito no puede pensar? —Johnny hizo un puchero mientras sus ojitos se llenaban con lágrimas de placer—. ¿Qué estabas mirando antes de que yo entre? —Mark volvió a hacer la misma pregunta, Johnny casi no podía ni pensar.
—Pues porno —respondió, demasiado concentrado en alcanzar su propio clímax para dar una mejor respuesta.
—¿Y cómo era el video? —Mark movió su mano con mayor lentitud, torturando al pobre Johnny que sólo quería correrse.
—Había... Había un chico y, y, y estaba atado y era follado y tirado del pelo y... Déjame correrme, por favor. —John se distrajo al final por lo desesperado que estaba, moviendo sus caderas en un patético intento de volver al ritmo de antes.
—Sólo una pregunta más... —Mark lo tenía justo al borde de correrse—. ¿Vas a dejarme hacerte eso que viste en el video?
John, como ya se había dicho, no estaba pensando claramente.
—Sí.
Mark sabía que su bebé estaba demasiado atontado para saber lo que aceptó, pero eso estaba bien. Él no necesitaba saber, sólo necesitaba ser un buen chico.
Johnny gimió tan suave y bajo como pudo al sentir la mano de Mark jalando de su verga agresivamente. Su orgasmo no tardó en llegar, manchando todo con gotas del líquido blanco.
—Muy bien, bebé, ahora bájate de la cama y quítate la camisa. —John lo miró con una adorable confusión, pero de todos modos obedeció.
Y sólo se dio cuenta de lo que iba a ocurrir cuando unas sogas empezaron a apretarse alrededor de su cuerpo.
—Espera, ¿vas a...? —Johnny ni siquiera terminó su pregunta.
—Sí, voy a usarte como a ese chico en el video que viste. —Mark ya tenía su respuesta.
Cuando la mitad de su cuerpo ya estaba atado, Mark le dejó volver a la cama, donde ató la otra mitad. Hacer los nudos era la mejor parte, sus ojos siempre alcanzaban a ver la soga apretándose a la piel de Johnny lentamente. Simplemente perfecto.
Al final John ya tenía sus manos atadas detrás de su espalda y su culo bien hacia arriba, completamente incapaz de moverse. Estaba vulnerable, Mark tenía completo poder sobre él y ambos amaban eso más que cualquier otra cosa.
Johnny sintió el vibrador siendo retirado, luego, un dedo cubierto en lubricante metiéndose en su entrada, moviéndose de adelante hacia atrás con lentitud. La parte mala era que Johnny estaba sensible, todo toque lo hacía gemir contra la almohada, ni hablar de cómo estaba con un dedo dentro de él.
—¿Por qué lloriqueas tanto, bebito? ¿Qué pasa? ¿Estás muy sensible? —Mark hacía preguntas burlonas a Johnny, causando que él entierre su rostro en la almohada por la vergüenza—. Me pregunto qué pasaría si...
Y Mark metió uno más.
John no podía creerlo, pero estaba tan sensible que era capaz de correrse sólo por dos dedos entrando y saliendo de su agujero.
—Mark, basta, sólo fóllame —suplicó, haciendo el intento inútil de moverse.
Pero sin importar las súplicas, Mark no iba a escucharlo. Él quería ver a su bebé avergonzado, sobreestimulado y jodidamente arruinado, no iba a parar sólo por unas torpes súplicas.
—Tenemos toda la noche, puedes correrte tantas veces como quieras. —Mark siguió follándolo con sus dos dedos, sólo que cada vez siendo más y más rudo. John estaba hecho un desastre, pero por lo menos todos los ruidos eran ahogados por la almohada.
—Pero, pero... —John soltó un chillido agudo al sentir como el semen volvía a chorrear. Mark le repetía con susurros lo lindo y adorable que se veía así, quitando sus dedos al terminar.
El menor dio besos y mordidas al cuello de John, permitiéndole relajarse un poco después de su orgasmo. Johnny respiraba con pesadez, exhausto y sin energía, pero sabía que Mark aún no acababa con él.
—¿Estás listo, bebé? —susurró a la oreja de Johnny, recibiendo un pequeño "sí" en respuesta.
Un ruidito de queja escapó de sus labios cuando sintió la verga de Mark metiéndose en su agujero con lentitud, aunque no la suficiente para que no le duela. Aun así, ni siquiera el dolor era algo malo. Era como si Mark pudiera hacer todo placentero.
John sintió una mano en cada lado de su cintura, agarrándolo firmemente y después llevando su cuerpo hacia atrás, haciéndolo sentir la verga de Mark enterrarse más profundo en él. Un gemido se ahogó en garganta, Johnny no quería hacer ruido, pero si Mark seguía follándolo así...
—¡Ah! Mark, no, no hagas eso. —Sus muslos se tensaron instintivamente al sentir como Mark tocaba su pene. John se alteró a pesar de haber sido sólo un ligero roce, estando tan sensible como Mark lo quería.
Pero, por supuesto, las súplicas de John fueron ignoradas.
Los dedos de Mark tocaban ligeramente la verga de Johnny, moviéndose de arriba a abajo con lentitud. Sólo eso era suficiente para tener al mayor quejándose, era obvio que estaba sensible de tantas veces que se corrió esa misma noche.
—Cálmate, sólo voy a hacerte correr una vez más —susurró Mark—. Luego podrás descansar, ¿sí? —Le dijo, a lo que John asintió en respuesta, sintiéndose más aliviado al oír eso.
Mark comenzó a agarrar a Johnny con más fuerza, moviéndolo rápidamente en su verga. Habían intentado hacer el menor ruido posible antes, pero eso abandonó sus mentes mientras más avanzaban. En la habitación resonaban jadeos, gemidos ahogados y, lo que no podía faltar, el impacto entre sus pieles.
El agujero de John se apretaba alrededor del pene de Mark, provocando que gemidos escapen de él también. Estaba cálido, apretado y perfecto para Mark. Lo único que le faltaba a ese culo era estar lleno de semen.
—Mark, Mark. —Johnny llamó al nombre del contrario, intentando decirle que estaba cerca de correrse. Mark lo calló, poniendo una mano sobre su boca y empezando a follarlo más fuerte que antes. Los gritos de John eran ahora ahogados por la palma de Mark, no por la almohada que tenía.
Y el paso desesperado que Mark había tomado le decía que él también estaba a punto de llegar a su clímax.
—¿Vas a correrte, bebé? —preguntó con su respiración agitada y Johnny asintió otra vez—. Hazlo, vamos, hazlo. —Le ordenó, agarrando la erección de Johnny y masturbándolo como una ayuda extra.
No era necesario que repitiera la orden, pues John ya se había venido sobre las sábanas tan pronto como Mark se lo dijo. Poco después, sintió como un cálido líquido llenaba su hoyo por completo.
Johnny acabó hecho un desastre. Su cabello desastroso, su rostro rojo, respiración agitada y muchas partes de su cuerpo adoloridas. Oh, y por supuesto, sobreestimulado.
—Te dije que te haría correr más de lo que hiciste tú.
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