「 Playtime 」
por haeilsatan
Una fina línea de saliva salía de la boca de Johnny, cayendo a la tela de las sábanas en poco tiempo. La mano que impactaba contra su culo lo hacía sentir tan bien que se quedaba babeando del placer. Lo único que hacía era jadear y derramar su saliva por las sábanas, disfrutando de como Mark le daba aquellas nalgadas que lo hacían sentir tan bien. Sin importar la cantidad de veces que Mark golpeó su culo, Johnny no dejaba de disfrutarlo.
—Bebé, ¿cuántas vamos? —preguntó Mark. John recordó que se suponía que él estuviese contando las nalgadas que su novio le daba, pero se había perdido tanto en el placer que lo olvidó por completo. ¿Diez? ¿Quince? No tenía ni la menor idea, pero lo único que sabía es que Mark tendría que empezar de nuevo, y esa idea no le molestaba en lo más mínimo—. Lo olvidaste, ¿verdad? —Johnny asintió en respuesta, oyendo una leve risa por parte del menor—. Bien, empezaremos otra vez. Será mejor que cuentes porque tu culito ya se está poniendo muy rojo, bebé.
—Sí, papi —respondió Johnny. Cerrando sus ojos con fuerza al sentir una nalgada muchísimo más intensa que las anteriores. Soltó un gemido que era una mezcla de dolor y placer—. Uno —susurró contra las sábanas. Mark agarró su cabello y le dio un ligero tirón para levantar su cabeza, indicándole que hable más fuerte—. Uno —repitió, alzando un poco más su voz. Mark soltó su cabello y volvió a darle otra fuerte nalgada, Johnny gimió del mismo modo que antes—. Dos.
Así continuaron hasta llegar a las quince, para ese punto Johnny ya estaba con lágrimas en el rostro por lo fuerte que eran los azotes en su culo.
Mark se detuvo y acarició sus enrojecidas nalgas, dando besos a su cuello mientras Johnny recuperaba el aliento. —Muy bien, bebé —susurró para luego dejar un beso en su mejilla, la cual estaba húmeda por las lágrimas que habían pasado anteriormente—. ¿Cómo te sientes?
—Estoy listo para más, papi —contestó Johnny, moviéndose para estar boca arriba en la cama y así acercarse a darle un beso a Mark. El menor esbozó una sonrisa y se lo devolvió—. Quiero más.
—Está bien —dijo Mark. Luego se levantó de la cama para ir a buscar el vibrador que usaría en su bebé. Johnny se mordió el labio inferior con sólo ver ese aparato.
Mark colocó el vibrador sobre el pene de Johnny, lo encendió en el nivel más bajo y el mayor jadeó, sintiendo como el juguete se movía por la longitud entera de su erección. Mark subió dos niveles en el vibrador y Johnny gimió al instante para luego mover sus caderas hacia arriba en un intento de llegar a su orgasmo. —Más, más —suplicó entre jadeos.
—Aw, ¿quieres más? Bien... —Mark sonrió y subió la intensidad al máximo, sorprendiendo a Johnny y provocando que este comience a respirar mucho más rápido. El mayor empezó a gemir mientras continuaba moviendo sus caderas desesperadamente, sintiendo que estaba cerca. John miró a Mark con ojos suplicantes, haciéndole una silenciosa pregunta—. Sí, bebé, puedes correrte.
John aguantó su respiración mientras su semen salía en finas líneas que caían sobre su propio abdomen. Sus músculos se tensaron cuando sintió las vibraciones continuar, llevó sus manos hacia la muñeca de Mark, intentando mover su mano lejos y fracasando gracias a las pocas energías que le quedaban. —Por favor, por favor no...
—Ángel, no me hagas atar tus manos —advirtió Mark. Johnny alejó ambas manos de la muñeca de Mark, comenzando a llorar por la sobreestimulación. No era raro verlo así, muchas veces Johnny lloraba hasta con los castigos más simples, pero había algo en su llanto en ese momento que hizo a Mark preocuparse. El menor bajó la intensidad del vibrador y preguntó— ¿Color?
—Amarillo —respondió John entre sollozos. Mark apagó el vibrador y lo dejó de lado, acercándose al mayor para repartir besos por su cuello lentamente, permitiéndole tener un respiro—. Lo siento... —murmuró.
—No tienes que disculparte. —Le dijo Mark mientras continuaba besando su cuello y acariciando su cabeza para tranquilizarlo—. ¿Quieres continuar? —preguntó, apartándose un poco para mirar a Johnny a los ojos, el mayor se veía dudoso—. Está perfectamente bien si no quieres, tranquilo.
—Creo que mi cuerpo no estaba listo para la sobreestimulación hoy así que terminó siendo doloroso —susurró John—. Sólo necesito un respiro —dijo mientras su pecho se movía de arriba a abajo. Mark asintió y siguió besándolo mientras acariciaba su cuerpo para relajarlo.
Johnny se dejó ser mimado durante unos minutos, le encantaba como Mark hacía lo posible para ayudarlo a relajarse cuando empezaba a sentir que todo era demasiado. Nunca creyó que tendría a alguien tan bueno al tratarlo como lo era Mark. Se sentía verdaderamente afortunado de tenerlo a su lado para llenarlo de amor y satisfacer sus necesidades.
—No vuelvas a decirme que estás listo para más cuando no lo estás —dijo Mark. No sonaba enojado o molesto, sonaba preocupado y un poco triste, incluso había un ligero puchero en sus labios—. No quiero que la pases mal, ¿entiendes? Yo sólo quiero hacerte sentir bien. —El menor le dio un rápido beso a los labios del contrario, quien le dedicó una sonrisita.
—Lo siento, creí estar listo. —Johnny devolvió el puchero, sólo que el suyo era muchísimo más efectivo que el de Mark. Esa era la ventaja al tener unos labios tan bonitos y unos ojitos tan brillantes—. ¿Podemos continuar? Ahora estoy cien por ciento seguro de que estoy listo. —Le dijo a Mark con una honesta sonrisa en sus labios.
—Bien, pero espero que de verdad estés seguro esta vez. Pero bueno, de cualquier modo, basta con que digas "rojo" para que me detenga. —Mark le dio un beso más, finalizando así el breve descanso de Johnny.
Volvió a tomar el vibrador y encenderlo para ponerlo sobre el pene de John, haciéndolo gemir y elevar sus caderas una vez más. Mark movió el juguete de arriba a abajo, haciendo presión para que Johnny pueda sentir las vibraciones con mayor intensidad, lo cual parecía estar logrando porque los gemidos del mayor sólo se intensificaron y una gota de saliva comenzó a asomarse por la comisura de su boca. Ya parecía estar disfrutándolo.
—Papi... —gimió Johnny, moviendo sus caderas con más impaciencia. Mark se mordió el labio inferior, intentando no morirse de la frustración al sentir su erección completamente atrapada en su ropa interior y pantalones—. Papi, por favor, te necesito —dijo entre obscenos sonidos, insatisfecho al darse cuenta de lo vacío que estaba su agujero ante la ausencia de la polla de su papi.
—Aw, ¿estás desesperado, bebé? —preguntó Mark con un tono ligeramente burlón, como si él no tuviera su propia erección palpitante por debajo de sus pantalones, como si él no estuviese impaciente por estar dentro de su bebé—. Tranquilo, papi te dará lo que necesitas.
Mark volvió a dejar el vibrador de lado para poder quitarse todas sus ropas inferiores y así dejar que su dura polla sea libre. Un suave y bajo gemido escapó de sus labios gracias al alivio enorme que sintió cuando su erección dejó de estar encerrada en esos jodidos pantalones. Tomó el lubricante que estaba en la mesita de luz y puso una generosa cantidad en tres de sus dedos, preparándolos para meterlos en el interior de John, quien se había dado la vuelta para recibir los dedos de Mark.
El primero se insertó, pero Johnny quería más que eso, así que movió sus caderas de lado a lado para indicarle a Mark que un dedo no era suficiente. El menor sonrió y metió los otros dos de repente, provocando que John suelte un jadeo de sorpresa. Fue moviéndolos con facilidad, notando que el agujero de su bebé no estaba tan apretado como debería.
— ¿Estuviste tocándote, ángel? —Le preguntó suavemente, Johnny asintió con debilidad y Mark, con su mano libre, le dio una fuerte nalgada a cambio—. Sabes que no debes tocarte sin el permiso de papi —decía mientras sus dedos se movían sin parar en el interior de John. El mayor no respondió, sólo continuó gimiendo por los dedos de Mark—. Lo dejaré pasar por esta vez, pero no te acostumbres a que papi sea tan generoso, ¿entendido?
—Sí, papi —respondió Johnny en un suspiro. Gimió de la sorpresa al sentir otro azote en su culo, pero no le molestaba, las nalgadas de Mark lo hacían sentir como si estuviera en el cielo.
Los dedos no se detenían y Johnny no se quejaba, pero si continuaba iba a correrse una vez más, además de que luego se volvería a correr cuando Mark se la meta. No estaba seguro de si estaba completamente listo para ser sobreestimulado esta vez, pero iba a intentar ser un buen chico para papi. Si era demasiado, sólo tenía que decir una palabra y papi lo entendería.
—Por favor, te necesito dentro mío —suplicó. Estaba intentando disimular el hecho de que estaba a nada de correrse, pero sus gemidos lo hacían demasiado evidente. El menor lo ignoró y continuó metiendo sus dedos, Johnny sintió sus piernas temblar. Luego ahogó un gemido al venirse por segunda vez, tomando una bocanada de aire al acabar por completo.
—Muy bien, bebé —susurró Mark, inclinándose para hablar cerca del oído de John—. ¿Quieres que siga? —Johnny asintió en respuesta, sintiéndose incapaz de formar ni una sola palabra—. Sólo recuerda decir la palabra cuando sientas que es demasiado. —Le recordó con gentileza, dando un breve beso a su cuello.
Mark pasó lubricante a lo largo de su pene y luego ubicó este para poder meterlo dentro de Johnny, adentrándose suavemente para no lastimar al mayor. John sostuvo su aliento hasta que toda la polla de Mark estaba dentro suyo, soltando toda su respiración cuando se sintió lleno. Mark movió sus caderas hacia atrás para luego llevarlas adelante cuidadosamente.
Johnny soltaba suspiros de placer. Le gustaba cuando su papi era gentil, pero en realidad le gustaba que su papi lo joda sea como sea, amaba sentir su agujero lleno de papi, lo hacía sentir bien. Su pene volvió a estar erecto en poco tiempo y esta vez se sentía mejor al ser sobreestimulado, era dolorosamente placentero. Le encantaba como Mark lo hacía sentir.
Johnny movió sus caderas hacia atrás cuando Mark las llevó para adelante, intentaba obtener un poco más de placer, más intensidad. Mark dejó salir un leve gemido al sentir que estaba profundamente dentro de su bebé, luego agarró sus caderas y empezó a empujarse dentro de Johnny con mayor rapidez. El mayor finalmente había comenzado a gemir, aunque sea un poco.
—Más —susurró Johnny entre suaves y bajos gemidos, intentando mover sus caderas y fracasando al sentir el agarre de Mark en estas. Todo lo que podía hacer era aguantar el gentil ritmo del menor hasta que él decida ir más rápido. También podía suplicar, pero nada garantizaba que Mark fuese a escuchar sus patéticos ruegos.
Mark fue acelerando el paso lentamente. Johnny cada vez gemía más fuerte contra las sábanas, agarrando estas como si su vida dependiera de ello. Mark comenzaba a embestir con más brusquedad, yendo lo más profundo que podía, gimiendo al sentir lo apretado que estaba su bebé.
El mayor sintió su pene comenzar a gotear un poco. Al mismo tiempo, sintió como su próstata era golpeada repetidas veces y con agresividad. El placer era increíble, podía sentir que tocaba el cielo con cada embestida. Sólo Mark sabía a la perfección cómo hacerlo sentir de tal manera, por eso amaba cuando lo follaba y usaba su sensible agujero.
—Estás tan... tan apretado, mierda... —decía Mark entre gruñidos, embistiendo con todos sus esfuerzos y haciendo gritar a Johnny del placer. Los dos estaban completamente perdidos en lo bien que se sentía. Mark amaba lo apretado que estaba Johnny, mientras que este amaba como Mark llenaba su interior.
—Papi, estoy... estoy tan cerca... —Johnny apretaba cada vez más las sábanas. Quería correrse, estaba a nada de volver a hacerlo. Quería dejar su semen en la cama y luego ver el desastre que hizo, porque Johnny siempre sería el pequeño desastre de su papi.
—Adelante, bebé, puedes correrte una vez más. —Mark llevó una mano hacia la erección de Johnny, masturbándolo para que llegue más rápido a su orgasmo. John ahogó un grito al acabar por tercera vez y al mismo tiempo Mark se corrió en su interior, llenándolo por completo con su semen.
Mark sacó su pene de Johnny, luego se dejó caer a su lado y lo abrazó de cucharita por su cintura, dejando suaves besos en su cuello mientras acariciaba su pancita para tranquilizarlo después de tanto. Johnny comenzó a dormirse en los brazos del menor. —Te amo. —Le susurró antes de dormirse completamente.
—También te amo, bebé —respondió Mark—. Luego me aseguraré de mimarte más por ser tan bueno.
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