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「 Oh dear 」

por haeilsatan


Mark abrió la puerta de su hogar, llegando de un largo día de trabajo. Entró y suspiró, dejando la maleta a un lado para dirigirse a la sala, sacándose la corbata y luego la chaqueta, tirando ambas prendas al sofá que estaba allí.

—¿Johnny? —llamó por su esposo, pero no obtuvo respuesta alguna. Asumió que el mayor ya había ido a dormir, aunque se le hacía algo raro considerando que todavía eran las nueve de la noche.

Mark subió las escaleras y pudo notar que por cada paso que daba había un sonido que se hacía más fuerte, sonaba a que era John. Eran gemidos, suaves y lentos gemidos, entre ellos Mark podía oír su nombre.

El menor abrió la puerta de la habitación lentamente, encontrándose con la mejor vista de su vida; Johnny completamente desnudo, masturbándose con las piernas abiertas de extremo a extremo y gimiendo su nombre.

—Mark, ¡ah! Mark... —El mayor jadeaba, inconsciente de la presencia de su esposo, quien lo estaba observando mientras se mordía el labio inferior. Johnny tenía los ojos cerrados y, además de eso, estaba concentrado en el placer que su propia mano le otorgaba.

Mark se acercó a paso lento para que sus zapatos no hicieran ruido al pisar el suelo, se paró a un lado de John, evitando hacer algo que pueda delatar que estaba justo ahí, o al menos eso estaba evitando hasta que una de sus manos se posó en el pecho de Johnny, este último abrió sus ojos y jadeó, deteniendo todo lo que estaba haciendo.

—Parece que alguien se entretiene pensando en mí —comentó Mark con su voz ronca y sus pupilas dilatadas. Notó como el pecho de Johnny subía y bajaba dramáticamente al tener su mano allí, pero dicha mano se retiró segundos después para moverse a una de las mejillas del mayor mientras se sentaba a un costado de la cama.

—Mark, te necesito —susurró John, tomando la mano que se encontraba en su mejilla para llevar el pulgar a su boca en un intento de provocar a su esposo, cosa que sabía que estaba logrando, pues podía ver ese bulto en su entrepierna claramente. Mark alejó su mano, dejando a Johnny decepcionado.

—Necesitas aprender a ser paciente, amor. —respondió Mark, escuchando una queja por parte de John. Tenía una sonrisa ladina en su rostro cuando lentamente su mano se deslizó por el pecho y abdomen de su pareja, deteniéndose justo cuando iba a llegar a su erección. Inclinó un poco su cuerpo para llegar a los labios de John y besarlos, el mayor separaba sus labios para que Mark tuviese acceso a su boca, pero el menor seguía besándolo como todo un romántico, sin darle a Johnny lo que quería.

—¿Cómo puedo ser paciente, Mark? Estoy demasiado caliente y tú no me estás ayudando. —reclamó John una vez que el beso terminó, moviendo sus caderas para que su pene haga contacto con la mano de Mark, pero el intento siendo nulo ya que su esposo movió su palma una vez más. John suspiró con frustración evidente en todo su rostro.

—Bien, bien. Cálmate. —Mark rio, paseando sus ojos por el cuerpo de su esposo, así logrando que este tenga un notable rubor en sus mejillas—. Dime, ¿cómo prefieres que te ayude?

—Creo que me gustaría eso que tienes ahí. —respondió Johnny, señalando de manera desvergonzada a la entrepierna de Mark. Entonces ambos se miraron a los ojos, John tragó fuerte al notar lo intensa que podía ser la mirada de su esposo a veces, especialmente durante esos momentos tan sexualmente tensos que ellos llegaban a tener.

Mark se posicionó entre las piernas de Johnny luego de quitarse los zapatos, acercando su rostro al del mayor para besar sus labios una vez más, aunque en ese momento fue un beso más hambriento y desesperado. John separó sus labios y esta vez Mark sí introdujo su lengua en el interior de su boca, explorando el área que ya conocía muy bien, pero disfrutando como si fuese la primera vez que saborea esos interiores. Se separaron con respiraciones aceleradas, aun siendo capaces de sentir el sabor del otro en sus lenguas.

—Hoy no debes correrte a no ser que yo te diga que puedes hacerlo, ¿quedó claro? —susurró Mark en el oído de John, causando que un escalofrío recorra su espalda, el mayor no respondía, por lo que el más joven tomó sus manos y las posicionó arriba de su cabeza para luego hablar una vez más, esta vez pegando sus labios a la oreja de John—. Te hice una pregunta, responde.

—Mierda, sí —contestó John con voz temblorosa y una erección punzante, la voz de Mark justo contra su oído siempre lograba excitarlo como nunca, siendo muchísimo mejor en el momento en el que la respiración de su esposo se aceleraba y chocaba contra la sensibilidad de su oreja, justo como ocurrió en ese momento.

El más joven soltó las manos de Johnny, quien llevó ambos brazos alrededor del cuello del menor tan pronto como este liberó sus muñecas de ese agarre. Lo atrajo hacia él para volver a besarlo, Mark correspondió el beso gustoso, explorando cada centímetro de Johnny con ambas manos, las cuales se concentraban más que nada en esas perfectas nalgas que su esposo tenía, dando masajes y apretones, ganándose leves y suaves gemidos ante sus acciones.

Los labios de Mark abandonaron los de Johnny para moverse a besar su cuello, besos que más tarde se convirtieron en mordidas, estas no sólo las dejaría en su cuello, sino que también repartiría marcas por su pecho y abdomen, amando los suspiros que John soltaba por cada chupón que le daba.

Mark se alejó un poco de Johnny para quitarse la camisa y arrojarla al suelo, entonces volvió a la posición de antes, acorralando a su esposo contra la cama. Iba a besarlo, pero se detuvo justo cuando sus labios estaban a milímetros de distancia, miró directo a los ojos de Johnny una vez más y se tomó el rato para apreciar la respiración agitada que impactaba contra la suya. Conectó sus labios una vez más siendo lento y romántico, justo como la primera vez, pero por alguna razón Johnny podía disfrutarlo más ahora, aún si no era ningún beso caliente.

—Mark... —John suspiró, separando sus labios de los del mencionado—. Necesito... Te necesito, por favor.

—Dilo, di qué es lo que necesitas —ordenó Mark con voz ronca, pero John no respondió. El menor mordió su clavícula sin piedad, logrando sacarle un fuerte gemido de dolor al más grande—. Acabo de darte una orden, sé obediente.

—Necesito tu... —Johnny soltó un fuerte suspiro, un gran sonrojo acompañando su rostro—. Mierda, Mark, necesito tu polla, por favor. —Se apresuró a decir, muriendo de la vergüenza por realmente tener que usar aquella palabra.

—Muy bien. —Mark besó el mismo lugar que había mordido sin cuidado anteriormente, intentando aliviar el daño hecho en ese momento—. Ponte de costado, amor.

Johnny obedeció sin dudar, apoyando su codo en la cama para mayor comodidad.

Mark se acostó detrás del mayor y alzó una de sus piernas, poniendo una mano en su muslo para llevarlo hacia arriba. John casi se estremece al oír la cremallera del pantalón de su esposo bajar, el menor tuvo que soltar la pierna de Johnny para poder sacarse los pantalones y la ropa interior, pero el mayor mantuvo su pierna en la misma posición, esperando a que Mark vuelva a sostenerla.

Mark alcanzó el lubricante detrás suyo y lo pasó por su pene, masturbándose un poco durante el acto. Johnny tragó fuerte, pero intentó relajarse un poco más así las cosas serían más fáciles para ambos, aunque quizás sean incluso más difíciles debido a que el menor no lo preparó anteriormente. El más joven volvió a tomar agarre en su muslo, oyendo un suave suspiro salir de John.

Mark sostuvo su miembro para lentamente insertarlo en el interior de John, este último soltó un gemido bajo y tembloroso. El más joven se aseguró de ir con la mayor lentitud posible para evitar lastimar a su esposo, lo amaba más que a nada en el mundo y lo último que quería hacer era herirlo durante un momento tan íntimo.

Sus caderas se movieron de atrás hacia adelante, Johnny soltaba gemidos y suspiros tan suaves como las sábanas que estaban abajo suyo. Mark iba tan lento que John creyó que era a propósito, que lo estaba castigando por alguna razón, aunque ese pensamiento se disipó cuando Mark aceleró el paso, cercano a golpear su punto más sensible.

—Dios, Johnny, te sientes tan bien —dijo Mark en un suspiro de placer, notando el rostro de su esposo ponerse más rojo de lo que ya estaba. Su pene estaba siendo rodeado por el apretado culo de su esposo en la mejor manera posible, haciéndolo gemir por lo bajo—. Te amo tanto, Johnny. —continuó, haciendo que así el mayor intente calmar su fuerte sonrojo con una de las pequeñas y frías almohadas.

—Yo también te amo, Mark —dijo John en un gemido, jadeando cuando Mark le respondió con una fuerte embestida en su interior. El menor notó que se había descontrolado un poco en ese momento, pero también vio que a su esposo no le molestaba en lo absoluto, por lo que continuó moviendo sus caderas con rapidez y algo de brusquedad.

Mark gozaba al oír como Johnny estaba gimiendo su nombre una y otra vez. Esa era su parte favorita, cuando el mayor comenzaba a decir su nombre entre esos deliciosos gemidos que Mark siempre amaba escuchar, aunque también adoraba ver su rostro con los ojos cerrados y la boca abierta, por alguna razón era excitante ver a Johnny bajo su control siendo un desastre total, murmurando puras incoherencias y con las mejillas rojas cada vez que le decía algún cumplido o lo tocaba en el lugar correcto.

El menor retiró su pene del más alto, sonriendo al oír esa pequeña queja salir de la boca de este último. Se puso de rodillas frente a él y lo empujó para que esté boca arriba, entonces posicionó sus piernas sobre sus hombros para empujar su pene dentro de su esposo una vez más, logrando oír un lindo gemido tembloroso salir de la garganta de este.

Los ojos de Mark se movieron para ver una de las manos de Johnny, aquella se recostaba sobre la almohada que tenía detrás, el menor entrelazó sus dedos con los de su esposo, comenzando a embestir con mayor fuerza y rapidez. Mark soltaba jadeos y bajos gemidos, moviendo sus caderas más rápido por cada segundo que pasaba. John gemía el nombre de Mark cada vez más fuerte, para que así los vecinos sepan todo lo que estaba ocurriendo entre ellos en esa noche.

Mark dirigió sus labios a los de Johnny, besándolo gentilmente, llevándole la contraria al ritmo de sus movimientos, que eran rápidos y bruscos. El mayor ahogó sus gemidos en la boca de su esposo, quien acabó con el beso en poco tiempo para poder escuchar esos sonidos obscenos salir de la boca de John.

—¡Mark! —exclamó Johnny, jadeando, sus gemidos se hicieron más altos en volumen mientras su mano apretaba la que el menor estaba sosteniendo. Mark supo que estaba golpeando el punto del mayor, entonces cambió su ángulo para hacerlo repetidas veces, obteniendo los más deliciosos sonidos a cambio.

La cama comenzaba a hacer un intenso rechinido, acompañando a los jadeos, gemidos y "aplausos" que ya estaban presentes. A este punto John sentía que iba a tocar el cielo mismo, pero más que nada sentía que estaba cerca de venirse, aunque sabía que necesitaba el permiso de Mark para hacerlo.

—Amor, ¿estás cerca? —preguntó el menor, John sabía que su esposo podía leerlo como un libro abierto y, a pesar de no ser un libro, sí que estaba abierto. El más alto asintió rápidamente y Mark dio un suave beso a su cuello, el cual reemplazó con un chupón después—. Puedes venirte, tranquilo.

Mark, además de darle el permiso, lo ayudó a correrse, masturbándolo con su mano izquierda, pues la derecha aún estaba entrelazada con los dedos de Johnny. Se escucharon unos intensos jadeos y fuertes gemidos antes de que el semen del mayor comience a manchar su propio cuerpo. Mark hizo unos cuantos movimientos más antes de correrse dentro de su esposo, dejando salir un largo y pesado suspiro.

Ambos dejaron caer sus cuerpos exhaustos en la cama después de limpiarse. Johnny se quedó dormido después de unos cortos minutos, Mark sonrió y le dio un beso en la mejilla antes de que él mismo se duerma también.

—Buenas noches, Johnny, te amo. —Fue lo último que susurró Mark antes de dormir.

—También te amo.

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