☾⋆ Capítulo 5 ☾⋆
Caminando por la Quinta Avenida, YoonGi podía ver a parejas felices por todas partes, Alfas con sus Betas, Betas con Omegas, y a veces un Alfa y un Omega enlazados.
YoonGi se impactó cuando vio a los Omegas usando collares en su cuello.
Los Alfas eran criaturas extremadamente posesivas que necesitaban que el mundo supiera que esa perra les pertenecía a ellos. YoonGi se estremeció cuando empezó a imaginar las maneras muy explícitas en que un Alfa podía reclamar a un Omega.
Había visto casos de Alfas luchando hasta la muerte por un Omega, y luego al Alfa ganador limpiando su sangre sobre su premio, ese era el último signo de la victoria.
Sacudiendo los malos pensamientos, se dirigió a la cafetería, el Café con Vainilla.
—Hey Yoon —. Su mejor amigo Jimin lo recibió con su cachorro en brazos.
YoonGi siguió a Jimin a su mesa en la que ya tenía un capuchino esperando por él. Después de un par de segundos de incómodo silencio, YoonGi habló.
—¿Cómo has estado? —preguntó.
Jimin suspirando se inclinó hacia delante, con cuidado de no despertar al pequeño dormido.
—Corta la mierda YoonGi, sé que me pediste vernos aquí por alguna razón. ¿Cuál es el problema?
—¿Cómo haces esto? —YoonGi hablo con un deje de desesperación.
—¿Hacer qué?
—¡Esto! Todo este asunto doméstico, tú conociste a Taehyung, te emparejaste con él y unos meses más tarde estabas embarazado. Y ahora tienes un cachorro y tienes que alimentarlo y quedarte en casa renunciando a toda tu vida por él. ¡¿Por qué lo hiciste?! Tenías todos estos sueños, y ahora estás aquí mirando a esa... esa cosa como si fuera lo mejor de tu vida —Dijo YoonGi sin aliento al terminar con su discurso.
La cara del Omega se congeló y sus ojos se volvieron fríos. —YoonGi —gruñó—Vuelve a llamar a mi cachorro de esa manera y voy a rasgarte la garganta, no importa lo amigos que seamos.
Impresionado, YoonGi se echó hacia atrás. Nunca antes había visto a su amigo actuar tan hostil.
Claro, que había oído rumores de Omegas siendo completamente irracionales y posesivos una vez que nacía su cachorro pero él nunca los había creído. Hasta ahora.
YoonGi se disculpó por su comportamiento insensible y rogó a su mejor amigo que le ayudara. Jimin se recordó a sí mismo que eran amigos y lo perdonó.
—Escucha YoonGi, cuando me apareé, pensé que no iba a cambiar nada. Pensé que pasarían un par de años por lo menos hasta que Taehyung y yo decidiéramos tener una familia. Así que imagina mi sorpresa cuando después de la semana de calor olfateo el aire, y lo huelo. Un cachorro. Me asusté preguntándome qué demonios iba a hacer. Acababan de ascenderme en un puesto mucho más alto y sabía que si descubrían que estaba embarazado me iban a echar del trabajo. Así que mantuve la boca cerrada sabiendo que, aparte de mí solamente mi Alfa podía decir que estaba embarazado. Cuando le dije a Taehyung que quería seguir trabajando, se enfadó y se negó a dejarme seguir. Estaba desconcertado porque me había dado una orden, nuestra relación nunca ha sido de sumisión a pesar de que somos Alfa y Omega. Así que dejamos de hablarnos y nuestra relación se enfrió. Hasta que un día, todo cambió —dijo Jimin sonriendo con melancolía.
—¿Qué es lo que cambió? — preguntó YoonGi.
—Ambos lo hicimos. Unas semanas más tarde sentí a mi cachorro moverse en mi vientre y me puse a llorar porque era real ¿Sabes? Caí preso de este cachorro. Taehyung me encontró llorando cuando llegó a casa y su rostro se iluminó cuando sintió el movimiento del cachorro. Yo estuve de acuerdo con él en que sería mejor quedarme en casa porque no había manera de que pudiera perdonarme si dejaba que se lastimara esta pequeña bola inocente de perfección que está en mis brazos. No perdí mis sueños Yoon, los cambié por otros nuevos.
Como si detectara que estaban hablando de él, Jihun abrió los ojos poco a poco y parpadeó dos veces antes de mirar alrededor. YoonGi vio como la carita de Jihun se arrugaba antes de empezar a quejarse y llorar, lo que llevó a Jimin a levantarlo y tratar de calmarlo. Sonriendo a su bebé, Jimin se volvió hacia YoonGi.
—Esa es mi señal para volver a casa, se pone inquieto si está fuera del nido durante demasiado tiempo —dijo poniéndose de pie y dando a YoonGi un beso en la mejilla—. Hablaremos pronto. Llámame si necesitas algo.
—Gracias... por todo —respondió YoonGi mirando como Jimin se marchaba.
Suspirando, YoonGi puso su cabeza entre las manos. En última instancia quería cachorros, pero no sabía si estaba dispuesto a renunciar a su sueño de tener su propio negocio para ello. No podía entender cómo alguien tan impulsivo como Jimin tiraría todo por la borda por un cachorro. El pensaba que jamás podría cometer el mismo error.
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