YoonGi se despertó con la sensación de estar envuelto en los brazos de alguien.

El calor que irradia de su Alfa habría sido reconfortante en cualquier otro momento. Excepto que era verano, y YoonGi estaba ardiendo. Intentó desenredarse suavemente de Seok Jin, pero el Alfa lo acercó más.

Suspirando, YoonGi intentó moverse, esperando con esto despertar a Seok Jin. Bien que funcionó... a medias. Una parte del mayor estaba despertando, pero no la parte que YoonGi quería. El Omega pronto sintió que su Alfa se acercaba aún más tratando de obtener más de esta deliciosa fricción. Frustrado, se volvió hacia su Alfa y empezó a lloriquear. Al sentir que su Omega estaba en peligro, los ojos de Seok Jin se abrieron rápidamente, parpadeando de color rojo sangre antes de regresar a su color avellana normal.

—Mi amor, ¿qué pasa? —preguntó Seok Jin. YoonGi oyó el amor en su voz.

Ronroneando, le acarició la cara al Alfa.

—Estás demasiado caliente Seok Jin. Me siento como si estuviera en un horno —el Omega le susurró al oído.

El cuerpo de Seok Jin se puso tenso.

—¿Qué dije sobre que me llames por mi nombre? —gruñó mordiendo la oreja de
su compañero.

—Lo siento Alfa. No voy a hacerlo de nuevo— YoonGi bajó los ojos, sintiendo las lágrimas en ellos.

El Alfa se ablandó al ver al Omega ponerse triste, y le dijo sonriendo como si nada.

—Vete a preparar el desayuno, mascota.

YoonGi sintió que su cuerpo obedecía antes que su mente, incluso procesara las palabras, el instinto de sumisión le daba patadas en su cuerpo. Balanceó las piernas fuera de la cama King-size, y se dirigió a la cocina.

Treinta minutos más tarde, mientras se estaba sirviendo el zumo de naranja en el vaso, sintió dos grandes manos alrededor de su cintura.

Seok Jin comenzó a besar la marca de mordedura en el cuello de YoonGi, mientras lo marcaba con su olor. El Omega gimió y se volvió a besar los labios de su Alfa. Sus labios se encontraron en un beso apasionado. Las manos de Seok Jin encontraron su camino bajo la camisa de su Omega y empezó a frotar círculos en la columna vertebral de YoonGi.

De repente, quitó la mano, haciendo gemir a YoonGi por la pérdida de contacto, sólo para sentir el aire fresco en su torso. Seok Jin había encontrado alguna manera de quitarle la camisa sin romper el beso. El Omega empujó hacia atrás jadeando.

—Con lo... mucho... que me gustaría poder hacer esto. Oh Dios... sabes que yo quiero hacerlo, pero tienes una reunión muy importante... y no puedes... permitirte el lujo de llegar tarde. Esto es... la fusión más importante de tu carrera... — YoonGi terminó recuperando el aliento.

Los ojos del Alfa destellaron en rojo haciendo a YoonGi encogerse bajo su mirada.

—No me digas lo qué tengo que hacer. Recuerda quién es el Alfa aquí —dijo Seok Jin furioso.

—Yo... yo... estaba... no quise faltarte el respeto Alfa —dijo, poniéndose de rodillas, con la cabeza inclinada hacia abajo.

Él había ofendido a su Alfa y aceptaría las consecuencias de sus acciones. Seok Jin suspiró mirando a su compañero en el suelo y salió de la cocina sin aceptar la disculpa del Omega. Minutos después, YoonGi oyó el golpe de la puerta del garaje y las ruedas del Dodge Challenger chirriar en el camino.

—Mamá, estoy tan cansado, tan cansado —exclamó YoonGi.

—¿Cansado de que bebé? —preguntó su madre preocupada.

—Estoy cansado de esto, de ser un Omega. ¿Por qué no pude ser un Beta al menos mamá, por qué?

El corazón de Sun Hee se rompió al escuchar a su niño llorando por teléfono. Deseó poder empatizar con él, pero ella siempre había sido una Beta. Era la única vida que conocía.

—Silencio mi pequeño niño escucha —ella le calmó, tarareando suavemente a través del teléfono escuchando como las lágrimas lentamente llegaban a su fin.

Horas más tarde, YoonGi oyó abrirse la puerta principal y los pesados pasos de Seok Jin subiendo por las escaleras. Su Alfa abrió la puerta de su habitación, dando un paso dentro. Él dejó caer su maletín y se quitó la chaqueta antes de salir corriendo a abrazar a su Omega.

—¿Qué está mal gatito? ¿Por qué estás tan triste?

Toda la tristeza de antes brotó en YoonGi y sintió su pecho subir y bajar como cuando comenzó a llorar. Seok Jin frotó lentamente la espalda de su Omega con la esperanza de aliviar la tristeza en él. Después de lo que pareció una eternidad, YoonGi finalmente comenzó a calmarse.

—¿Qué está mal gatito? —preguntó el Alfa una vez más.

—Nada —YoonGi murmuró en el pecho del Alfa. Levantando su rostro para encontrarse con su mirada una vez más.

—Te hice una pregunta mascota y espero que me digas la verdad. ¿Qué es lo que te pasa? —preguntó una vez más.

—S... S... sólo son las hormonas. Mi época de celo se acerca —él respondió dándole la espalda.

Con el ceño fruncido, Seok Jin dejó pasar la mentira descarada. Tal vez su Omega realmente estaba sufriendo el exceso de hormonas que su cuerpo estaría produciendo pronto. Tal vez él no tenía derecho a ser tan desconfiado. Pero tal vez sólo tal vez, había algo más en juego.