ᴇᴘɪ́ʟᴏɢᴏ
ᴀ ᴛʀᴀᴠᴇ́ꜱ ᴅᴇʟ ᴛɪᴇᴍᴘᴏ
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El paso del tiempo es un recordatorio constante de que nada en la vida es estático. Cambiamos, crecemos, aprendemos y, a veces, dejamos cosas atrás. Pero algunas cosas, las más valiosas, resisten incluso el paso de los años. Para Minho y Jisung, su amor era una de esas cosas.
Pasaron los años, y Stray Kids continuó dejando una huella indeleble en la historia del K-pop. Con cada nuevo álbum, con cada gira mundial, el grupo consolidaba su lugar como una de las bandas más influyentes de su generación. Sin embargo, para Minho y Jisung, los verdaderos logros no se medían en números, premios o estadísticas, sino en los momentos que compartían, en los recuerdos que construían juntos, día tras día.
Cinco Años Después:
Habían pasado cinco años desde aquella noche en la azotea, y la vida había cambiado en formas que ni Minho ni Jisung podrían haber anticipado. Después de una carrera que los llevó a lo más alto, Stray Kids decidió tomarse un descanso indefinido, permitiendo que los miembros se dedicaran a sus proyectos personales. Fue una decisión difícil, pero necesaria. Todos sabían que necesitaban tiempo para reencontrarse, para descubrir quiénes eran fuera de la industria.
Minho decidió explorar su pasión por la danza y la coreografía. Comenzó a trabajar con nuevos artistas, ayudándoles a encontrar su voz en el escenario, mientras continuaba perfeccionando su propio arte. Jisung, por su parte, se sumergió en la composición y producción musical. Había descubierto que su verdadero amor era crear música, no solo para él, sino para otros artistas que compartían su visión.
A pesar de sus carreras individuales, Minho y Jisung siguieron siendo inseparables. La vida había traído nuevos desafíos, pero también nuevas oportunidades para fortalecer su relación. Decidieron mudarse juntos a una casa en las afueras de Seúl, un lugar donde podían escapar del bullicio de la ciudad y encontrar paz en la compañía del otro.
El hogar que construyeron era un reflejo de ellos mismos: cálido, acogedor y lleno de amor. Había rincones dedicados a la música, donde Jisung pasaba horas componiendo nuevas melodías, y espacios abiertos donde Minho podía practicar danza al aire libre, rodeado de la naturaleza. Cada detalle en la casa contaba una historia, desde las fotografías enmarcadas en las paredes hasta los pequeños recuerdos de sus giras y viajes.
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La vida diaria en su nuevo hogar era un contraste refrescante con los años de giras interminables y horarios apretados. Ahora, podían disfrutar de los pequeños placeres de la vida, como cocinar juntos, pasear por los senderos cercanos o simplemente sentarse en el porche a ver las estrellas. Había una tranquilidad en su rutina que ambos apreciaban profundamente.
Una noche, mientras compartían una cena simple en la mesa de la cocina, Jisung miró a Minho y sintió una ola de gratitud inundarlo. "Minho hyung", dijo suavemente, interrumpiendo el silencio cómodo entre ellos.
Minho levantó la vista, sus ojos llenos de curiosidad y afecto. "¿Qué pasa, Jisungie?", preguntó con una sonrisa.
Jisung tomó un momento para encontrar las palabras correctas. "Solo quería decirte lo feliz que soy de estar aquí, contigo. A veces pienso en todo lo que hemos pasado, en cómo comenzó todo, y me siento increíblemente afortunado de haber encontrado a alguien como tú."
Minho se inclinó hacia adelante, tomando la mano de Jisung en la suya. "Yo también me siento así, Jisungie", respondió con sinceridad. "Nunca imaginé que nuestra historia nos llevaría hasta aquí, pero no cambiaría nada de lo que hemos vivido. Todo lo que hemos pasado, lo bueno y lo malo, nos ha hecho más fuertes, más unidos."
Jisung asintió, sintiendo que sus ojos se llenaban de lágrimas, pero no de tristeza, sino de pura emoción. "A veces, me pregunto qué habría sido de nosotros si no hubiéramos tenido el coraje de abrirnos el uno al otro. Si no hubiéramos tenido aquella conversación en la azotea..."
Minho apretó la mano de Jisung, mirándolo con una expresión llena de amor. "Creo que siempre habríamos encontrado el camino hacia nosotros, Jisungie. Porque lo que tenemos es real, es profundo, y nada podría habernos mantenido separados por mucho tiempo."
El silencio que siguió fue uno de esos momentos en los que no se necesitaban más palabras. Ambos sabían que lo que compartían era algo especial, algo que había sobrevivido a las pruebas del tiempo y la vida.
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Con el tiempo, Stray Kids se reunió de nuevo, esta vez no como jóvenes con sueños inalcanzables, sino como hombres que habían encontrado su lugar en el mundo. La energía era diferente, más madura, pero igualmente apasionada. Los fans, que habían crecido con ellos, los recibieron con los brazos abiertos, emocionados de ver qué nuevas historias y canciones traerían consigo.
Minho y Jisung, aunque dedicados a sus proyectos individuales, siempre encontraban tiempo para colaborar juntos. La música que creaban reflejaba la profundidad de su relación, con letras que hablaban de amor, lucha y la belleza de compartir una vida con alguien especial.
El día que lanzaron su primera canción como dúo, fue un momento de celebración. Sabían que era más que una colaboración musical; era una declaración de su amor, de su viaje juntos. La canción, una balada suave y emotiva, hablaba de dos almas que se encuentran en medio del caos y encuentran la paz en el amor del otro. La respuesta de los fans fue abrumadora, y Minho y Jisung no pudieron evitar sentirse conmovidos por la cantidad de personas que se conectaron con su historia.
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Una tarde, mientras paseaban por su jardín, Minho llevó a Jisung a un pequeño banco de madera bajo un árbol que habían plantado juntos al mudarse. El árbol, ahora fuerte y frondoso, era un símbolo de su crecimiento y su amor.
Minho se detuvo y, con una sonrisa nerviosa, sacó una pequeña caja de su bolsillo. "Jisungie", comenzó, su voz temblando ligeramente por la emoción. "Hay algo que he estado queriendo hacer desde hace mucho tiempo."
Jisung lo miró con sorpresa, sus ojos ampliándose al ver la caja. "¿Minho hyung...?"
Minho abrió la caja, revelando un anillo simple pero hermoso. "No necesito prometerte nada que no hayas escuchado antes, porque ya sabes cuánto te amo. Pero quiero que este anillo sea un recordatorio de todo lo que hemos compartido y de todo lo que aún nos espera. Quiero que siempre sepas que, pase lo que pase, siempre estaré a tu lado."
Las lágrimas llenaron los ojos de Jisung mientras miraba el anillo. Era más que una simple joya; era una promesa, un testimonio de todo lo que habían construido juntos. Sin dudarlo, asintió y extendió la mano. "Sí, Minho hyung. Quiero estar contigo para siempre, en cada paso del camino."
Minho deslizó el anillo en el dedo de Jisung, y luego ambos se abrazaron, sintiendo el peso de la promesa que acababan de hacer. Fue un momento de pura felicidad, un momento que encapsulaba todo lo que significaban el uno para el otro.
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Los años continuaron pasando, y Minho y Jisung envejecieron juntos, viendo cómo sus carreras evolucionaban, cómo sus amigos formaban familias y cómo la vida seguía cambiando a su alrededor. Pero lo que nunca cambió fue el amor que compartían. Era una constante, una fuente de fuerza y alegría que les permitió enfrentar cada desafío con la seguridad de que, sin importar lo que sucediera, siempre tendrían al otro.
Sus vidas estaban llenas de aventuras, algunas grandes y otras pequeñas, pero todas compartidas. Desde viajes a lugares exóticos hasta simples tardes en casa viendo películas, cada experiencia se enriquecía por el simple hecho de que la vivían juntos.
A medida que el tiempo pasaba, comenzaron a reflexionar más sobre su legado, sobre lo que dejarían atrás cuando ya no estuvieran. Habían logrado tanto en sus carreras, pero sabían que su mayor logro era el amor que habían cultivado. Era algo que esperaban que inspirara a otros, que mostrara que, incluso en un mundo tan incierto como el del entretenimiento, el amor verdadero podía florecer y durar.
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Una tarde, muchos años después, Minho y Jisung se encontraron sentados en el mismo banco donde Minho había propuesto su amor formalmente. El árbol había crecido aún más, ofreciendo una sombra fresca y reconfortante.
Jisung apoyó la cabeza en el hombro de Minho, y ambos observaron el sol mientras se desvanecía en el horizonte, pintando el cielo con los colores del ocaso. "Hemos vivido una vida hermosa, ¿no es así, Minho hyung?", preguntó Jisung, su voz suave y llena de serenidad.
Minho asintió, sonriendo con ternura. "Sí, Jisungie. Hemos vivido una vida más hermosa de lo que jamás podría haber soñado. Y todo fue porque te tuve a ti a mi lado."
El silencio que siguió no necesitaba palabras. Ambos sabían lo que significaba. Habían compartido una vida llena de amor, alegría y desafíos superados juntos. Y aunque el tiempo inevitablemente continuaría su marcha, sabían que su historia, su amor, era eterno.
Minho besó suavemente la cabeza de Jisung, cerrando los ojos mientras el sol desaparecía detrás de las montañas. En ese momento, se sintieron completamente en paz, sabiendo que habían vivido una vida plena, llena de amor y significado.
El sol finalmente se ocultó, dejando el cielo lleno de estrellas. Minho y Jisung se quedaron allí, abrazados, disfrutando de la calma de la noche. Sabían que, aunque el día había terminado, su amor continuaría brillando, como las estrellas sobre ellos.
Porque, al final, no importaba cuánto tiempo pasara. Lo que importaba era cómo habían vivido, cómo habían amado, y cómo habían encontrado el uno en el otro una razón para seguir adelante. Y con ese amor, sabían que siempre estarían juntos, sin importar lo que el futuro les trajera.
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