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☆ ᶜᵃᵖⁱ́ᵗᵘˡᵒ 2★

Jungkook estaba sentado en las gradas esperando a que pasara la hora del almuerzo, que por cierto, lo cargaba en la mochila que estaba a sus pies. Su hambre se había esfumado en segundos y solo quería que pasara rápido ese tiempo para volver a meter su cabeza en los libros y las clases.

- Claro que iré a la fiesta, Byul. Jamás faltaría - Se quejó al reconocer la voz. La reconocería hasta con la cerilla abarrotando sus oídos.

Un gruñido de frustración salió de sus labios.

Quería alejarse de todo lo que tuviera que ver con Taehyung, estar cerca de él no hacía más que enfermarlo, por su culpa se le había ido el hambre.

Había visto cómo se besaba con la chica más linda y popular del salón, claro, esa era la cuarta chica más popular del día porque todas las semanas estaba con una nueva. Detestaba tanto que hiciera eso, y lo peor es que le dolía.

Nueve años habían pasado luego desde que iniciaron ese experimento de los besos en la boca, se había convertido en algo de rutina y a la vez en algo especial.

Ambos compartían sus besos como un saludo o simplemente algo para no aburrirse, sin embargo, cuando Taehyung cumplió quince años, tuvo su primera cita formal con una niña de su salón y desde ahí todo cambió.

A esa edad ya ambos entendían el porqué de los besos en la boca, pero, ya era una costumbre que ninguno quería dejar o soltar, por eso cuando vio que Taehyung se besó con su cita, algo dentro de él se removió y lo puso a analizar la situación.

Tal vez lo que ellos hacían estaba mal, se besaban sin tener ningún significado, las emociones que estaba experimentando en su pecho no eran algo normal y para Jungkook significaban algo.

Taehyung se convirtió en ese chico popular por el que todas suspiraban, saliendo bien en todo, en deportes, en baile, teatro, música y la cereza del pastel era tremendamente hermoso para la vista de todos, sobre todo para Jungkook.

En un momento de sus 16 años Jungkook tomó la decisión más grande que había hecho en su vida, una que probablemente cambiaría todo y le daría un giro brusco a su vida y fue dar por terminado los besos entre ellos.

No podía estar con alguien que solo lo usaría, porque él era muy consciente de sus sentimientos hacia Taehyung, pero, Taehyung no sentía lo mismo hacia él, se consideraba 100% heterosexual.

Para el menor, los besos debían significar algo, no podías besar a alguien sí porque sí. No. Estos tenían que ir cargados con sentimientos, con amor.

Sin embargo para el mayor, los besos solo eran algo carnal. Unir dos pares de labios, traspasar saliva, un buen momento y cada quien a lo suyo.

Como lo temía, a causa de terminar su "experimento" Taehyung se alejó de él.

Seguían siendo amigos sólo por el hecho de ser vecinos. Jungkook ayudaba a Taehyung en algunas asignaciones que les tocaba juntos, pero, de allí a ser los inseparables niños de antes había una buena distancia.

Pero a pesar de haber pasado poco más de un año, Jungkook seguía sintiendo esas mariposas endemoniadas en su estómago al ver a Taehyung, al ver su sonrisa, al ver como achicaba sus ojos y como su sonrojo se extendía por sus finas facciones al hacer ejercicio.

Suspiró, nuevamente deliraba pensando en Taehyung más que un amigo, revisó la hora en su reloj.

- Ya casi es hora - Se levantó de las duras gradas tomando su mochila, bajó de ellas y no hizo falta mirar para reconocer las otras voces que acompañaban a Taehyung.

Las chicas porristas con los ovarios a flor de piel, rodeaban al mayor preguntándole sobre la dichosa fiesta que harían Hoseok y Yoongi, los chicos nuevos del instituto.

Como siempre, Taehyung portaba una sonrisa mientras veía a las chicas para no incomodarlas, pero, su vista se desvió al ver cierta cabellera rojiza avanzar algo distanciado de ellos.

Sus pies se movieron hasta donde iba el menor.

- ¡Jungkook! - Notó como el menor se tensaba y detenía sus pasos - ¿Estás bien? No te vi en el almuerzo - lentamente Jungkook se giró para encarar su rostro con una sonrisa.

- Sí, estoy bien ¿y tú? - sus manos sudaban, no dejaría de asombrarse ante la belleza innata que Jungkook poseía. Como algo incómodo que sucedía desde hace un tiempo, al verlo, volvía esa presión en su pecho - ¿Taehyung? - el menor lo miraba con el ceño fruncido.

- No te vi en el almuerzo.

Jungkook se encogió de hombros - No tenía hambre y me fui a caminar.

- Amor ¿Qué haces aquí? - La fina y aguda voz de la chica le hizo rodar los ojos y mirar hacia otro lado.

- Rose, estoy hablando con Jungkook - respondió Taehyung mientras miraba fijamente la expresión del menor que había cambiado en sobremanera.

- Oh, disculpa - dijo con voz fingida - No te había visto, Jungkook - éste la miró con una pizca de molestia - Bueno, eso es muy hipócrita de mi parte, desde luego, quién no te reconocería si llevas ese cabello tan... extravagante y horrendo - el menor sostuvo con fuerza su mochila antes de darse la vuelta e irse a paso apresurado.

La pelirosa estaba con una sonrisa hasta que Taehyung la volteó con molestia tomándola del brazo.

- No vuelvas a hablarle así, Rose.

- ¿Qué? ¿Y qué hice? - Dijo quejándose mientras se zafaba - Es la verdad, ese color de cabello es muy chillón.

- Si no te gusta no lo mires. Además, eso es mentira, a él le quedan bien todos los colores que se ponga - se cruzó de brazos mirándola seriamente - No vuelvas a meterte con él ¿De acuerdo?

Rechistando aceptó, le tenía tanta envidia a ese niño. Le quitaba a su Taehyung, todo era Jungkook, Jungkook, Jungkook. No se sabía otro nombre más que Jungkook. Le frustraba tanto la situación.

Luego de terminar las clases, Jungkook fue a su casa a paso tranquilo. Lo mínimo que quería era volver a encontrarse con Taehyung y esperaba que por lo menos los cuerpos celestes tuvieran un poco de compasión, se apiadaran de él y cumplieran su petición.

- ¡Jungkook! - ante el llamado agitado se giró encontrándose con un lindo compañero de clase.

- Jimin ¿Cómo estás? - el rubio colocó sus manos en las rodillas mientras descansaba.

- Ya va... - dijo entre respiraciones entrecortadas - Estoy... descansando...

- ¿Me vienes siguiendo desde París? - preguntó sonriente y juguetón.

- Sinceramente, te seguiría a todas las partes que vayas, si es necesario - Jimin se enderezó mirando a un Jungkook sorprendido - Quiero invitarte a salir, podemos ir al parque de atracciones cerca de aquí y hablar un rato - dijo mirando hacia abajo un poco incómodo - ¿Aceptas?

- Jimin... - el pelirrojo seguía atónito ¿Debía intentarlo? Jimin llevaba algunas semanas coqueteando con él - Jimin y-yo - titubeó un poco.

- Solo hoy ¿bien? Si no te gusta, te prometo que no insisto más - la sonrisa que le regalaba el rubio fue suficiente para que Jungkook accediera. Debía intentarlo. No perdía nada con intentarlo, después de todo, no había salido ni experimentado nada con nadie.

Tenía entre ceja y ceja a un chico llamado Kim Taehyung.

Luego de un intercambio de direcciones y números telefónicos se despidieron, acordándose ver a las 6pm.

El corazón le retumbaba tanto y sentía cierto temor.

No sentía nada con respecto a Jimin, pero, no podía decir que no sin haberlo intentado, solo sería hoy. Luego de eso si no le gustaba o decidía no intentarlo lo diría y Jimin se alejaría, confiaba en su palabra.

Cuando llegó a su casa, su mente desconectó por unas horas, al ser hijo único el ambiente era tranquilo, en cuestión del atardecer. El ambiente se volvía divertido cuando jugaban al Break Dance con sus padres. Era un ambiente cálido y acogedor para él.

Se acercó a su armario con mucho nerviosismo sacando unas prendas para colocarse al salir con Jimin. Tomó dos camisas y salió de su habitación buscando a su madre.

- ¡Mamá! - gritó al bajar las escaleras.

- ¡En la oficina! - suspiró y se dirigió a la oficina de trabajo de su madre, la encontró con un par de anteojos y su ceño fruncido, mirando el computador - Maldito viejo, ese era mi negocio ¡No tuyo! - Soltó un grito de frustración, masajeó sus sienes mientras cerraba de un portazo la pobre computadora - Necesito una taza cargada de café.

Jungkook enarcó una ceja - Se supone que hoy no trabajarías, mamá.

- Sí, pero, la curiosidad mató al gato - suspiró - Y eso me pasa por curiosa.

- Debes estar relajada para tu cita.

- Lo sé, y no deberías darme consejos sobre eso ¿sabes? Sé muy bien lo que voy hacer con tu papá, son 19 años juntos, sé cómo domarlo - la mueca de pocos amigos de Jungkook la hizo reír - ¿Para qué me llamabas? ¿Todo bien?

- Solo necesito su opinión - extendió las dos prendas al frente - ¿Cuál me queda mejor?

- Blanca con chaqueta de cuero negra. Éste se ve muy casual - dijo asintiendo - ¿Vas a salir?

- Sí.

- ¿Cita con Taehyung? - Jungkook desvió la mirada de su madre y negó - ¿Con quién vas?

- Park Jimin, el de baile y teatro ¿Lo recuerdas?

- Sí, lo recuerdo... ¿Te gusta?

El silencio se hizo presente en la sala y fue en cuestión de segundos para que Jungkook respondiera.

- No, pero, quiero intentar a ver si surge algo.

- ¿Y Taehyung?

- Tiene novia, mamá. Es heterosexual.

- Yo era homosexual y mira como terminé - se levantó del escritorio y se acercó al pelirrojo acunándole las mejillas - Jungkook, eso es solo una etiqueta. No sabes qué eres hasta que llega ese alguien y te hace sentir cosas inexplicables. Me podían gustar las mujeres, pero, ninguna me hizo sentir como lo hizo tu papá.

- De igual forma no quiero quedarme llorando o esperando a que Taehyung reaccione o que los planetas se pongan en cruz para que sienta algo por mí - suspiró - debo avanzar de alguna u otra forma, porque me siento estancado en el mismo lugar - Irene lo miró, estudiándolo con sus ojos como solo una madre lo sabe hacer para finalmente asentir.

- Debes tener tu experiencia, te diga lo que diga, con experiencia sabrás mejor - depositó un beso en su frente - Solo cuídate. ¿A qué hora es tu cita?

- A las 6pm.

- No llegues tarde ¿bien? A las 8 nos iremos así que te quedas sólo en casa - colocó los brazos en jarra - Jeon Jungkook, ni se te ocurra acostarte con Park Jimin ¿entendido? - las mejillas de Jungkook enrojecieron.

- Eso, no sucede en la primera salida mamá.

- Jungkook...

- Mamá por Dios, ¿Cómo me voy a acostar con Jimin? Solo somos amigos.

- Así éramos tu papá y yo y mira dónde estás.

- Mamá, soy hombre.

- A ti te abren el canal.

- Pero ¡Mamá!

- Ya lo sabes, cualquier cosa que se sobrepase contigo le rompes la nariz - Jungkook rodó los ojos y asintió - Bien. Vamos entonces que me tengo que arreglar.

A las 6 en punto Jungkook estaba listo. Se había aguantado el sermón de su papá que luego, alivio el testamento con un beso en su frente.

Y justo a esa hora, sonó el timbre.

- Adiós mamá, adiós papá.

- Ya lo sabes Jungkook, nada antes de tiempo ¿Vale?

- ¡Sí! - gritó saliendo y cerrando la puerta de su casa con una sonrisa, luego sus ojos se ampliaron al ver a Jimin todo un modelo frente a él.

Su cabello rubio caía alborotado llegando más arriba de su mandíbula, su camisa blanca dejaba ver entre poco parte de su anatomía y el pantalón negro delineaba sus largas piernas.

- Estás hermoso, Jungkook - el pelirrojo parpadeó y se sonrojó.

- G-gracias, tú te ves muy guapo, Jimin - éste sonrió y se acercó a Jungkook acunándole las mejillas.

Jungkook sabía lo que vendría, pero fue incapaz de detenerlo. Quería saber qué sentiría.

Cuando los labios de Jimin se acercaron a los suyos la expectación fue disipada aliviando sus labios, cerró sus ojos correspondiendo el beso, sintiendo el sabor dulce y probando el piercing que el rubio llevaba en el labio.

Se separaron y Jungkook parecía descolocado y emocionado.

Jimin le regaló una de sus sonrisas sexys.

- ¿Nos vamos? - Jungkook asintió y caminaron hasta el parque de atracciones al que irían.

En su mente todo era confuso, pero debía admitir, le había gustado ese beso.

Durante la salida, detalló a Jimin en lo que hacía, ambos reían sin parar mientras pasaban por los juegos, los temas de conversación eran triviales y algunos eran sobre bailes, incluso a la hora de comer jugaron con las largas tiras de ramen mientras hacían formas con ellas.

Se sentía cómodo con Jimin.

Era amable, caballeroso, sexy hasta más no poder, con un redondo trasero y muchos dotes que a Jungkook le avergonzaba pensar. Sin embargo, de su mente no salía Taehyung.

Se sentía un poco culpable, por ello cuando iban en la famosa ruleta romántica Jungkook se atrevió a hablar.

- Me la he pasado muy bien contigo, Jimin - le dijo con una sonrisa - Gracias por el peluche - apretó la felpa rosada entre sus manos.

- No es nada, sabes que me gustas mucho. Aunque no me caías bien antes, que digamos - Jungkook sonrió.

- No me lo recuerdes, discutíamos cada vez que teníamos oportunidad. Pero, sobre lo otro - suspiró - Jimin, realmente quería intentar algo contigo. Eres una persona increíble, muy talentoso en lo que haces, pero, no creo corresponder tus sentimientos - dijo con la cabeza cabizbaja - Yo, no quiero que lo tomes a mal o piensas que me aproveché de ti, porque no es así. Sí quería intentar algo contigo, de verdad, lo quería... Pero, es difícil, no sé cómo explicarlo. De verdad lo siento mucho, no quiero hacer esto, es complicado y...

Jimin sonrió y se sentó a su lado, su corazón se derretía al ver a Jungkook, siempre cuidando de no hacer daño a los demás, por eso le gustaba tanto.

- Es por Taehyung ¿cierto? - Jungkook sentía el corazón en la boca, apenado y avergonzado no supo que responder - Jungkook... creo que todos en la escuela saben que te gusta Taehyung. Tus ojos te delatan al mirarlo - le levantó el mentón para que lo mirase - No te voy a negar que siento celos de él, al tener a alguien como tú que lo quiera. Sabía que tu amor por él es más grande que otra cosa, pero, me sentí muy feliz al ver que aceptaste. Gracias por regalarme una salida aunque sea, desde hace mucho tiempo deseaba salir contigo y besarte por lo menos una vez, desde ese día que me ayudaste a reaccionar en medio del estado de shock cuando cruzaba la autopista, estuviste conmigo y no te burlaste, solo me ayudaste y quedaste conmigo hasta que reaccioné y me estabilicé - Jimin sonrió - Gracias, Jungkook. Como lo prometí, no insistiré más. Quedaremos como amigos.

Jungkook quería llorar en ese momento, se sentía tan idiota por seguir amando a alguien que lo único que hizo fue alejarse de él, ignorándolo y haciéndole sentir que no existía en su mundo.

- Gracias, Jimin - dijo en un susurro.

El rubio negó - No, gracias a ti - ambos quedaron sonriendo mirándose a los ojos.

Se sentía el papá de los idiotas por lo que respiró profundamente.

- Jimin, puedes besarme ¿por última vez? - se sentía avergonzado, pero, había comprobado que era un estúpido de primera. Aunque sea antes de seguir llorando y anhelando el beso de un idiota que no siente lo mismo que él, quería sentir una sensación diferente, ante el beso de una persona que sí tenía sentimientos por él.

El rubio asintió y lentamente se acercó juntando sus labios con los del chico. La reacción para Jungkook era meramente física, en su corazón no provocaba algún sentimiento, aun así podía sentir como Jimin se deleitaba en sus labios lentamente colocando la mayor atención en él.

Se separaron lentamente y como si de una película se tratase, no dijeron nada más.

En silencio salieron del parque, el frío era intenso y las calles comenzaban a vaciarse.

- Jimin, mi casa queda cerca, hasta aquí puedes acompañarme. No quiero que regreses solo, ya es tarde - le dijo volteándose y quedando frente a él.

- ¿Seguro? No tengo problema en acompañarte - dijo enarcando una ceja - No te preocupes bebé, siempre vengo preparado para cualquier situación - alzó su camisa mostrándole un pequeño cuchillo afilado en su cintura.

- ¿¡Jimin siempre cargas con eso!? - le preguntó asombrado, ante esa cara de espanto el rubio rió.

- Sí, hay que estar armado. Nunca se sabe cuándo le toque a uno estar en aprietos.

Encontrando su voz nuevamente intercaló su mirada entre Jimin y el arma, luego suspiró.

- De igual forma estaré bien, gracias por acompañarme hasta aquí y por ya sabes.

Jimin reía ante las expresiones exageradas que hacía Jungkook para explicar.

- Ya entendí, Kook. Tranquilo - sonrió - ¿Nos vemos en clases?

Asintió - Claro que sí. Hasta mañana...

- Querrás decir el lunes - sonrió ladinamente - Hoy es viernes.

Jungkook quiso golpearse en ese instante - No lo decía en ese sentido, pero, gracias por recordarme que hoy es viernes. Mañana iba a despertar temprano para nada.

- No es nada - se acercó dejando un beso en la mejilla inflada de Jungkook - Que descanses, Jungkook.

No le quedó más que asentir e irse a su casa en impoluto silencio.

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