¿Dónde estás? ¿Por qué no te veo aquí?

Fuiste la sombra de mi dolor y esperé que fueras la ventana de mi esperanza.

Pero sólo hay oscuridad aquí, y mis ojos no hallan tu estadía.

Te sufrí como hoyo sin fondo, esperando llenar el vacío que dejaste.

Pero sólo me dejaste solo, y el viento no me acompaña en mi aventura.

Me convertí en la sombra de tu pérdida, y te perseguí por un bosque de lamentos.

Ahora solo quiero mirarte y decir que todo valió la pena.

Pero, aún así, después de cruzar el velo tu presencia es ausente.

Y me pregunto si siempre fue así.

¿Estuviste aquí? ¿O te anhele lo suficiente como para llorarte en mi mente?

Mamá, tu despedida rasgó mis muñecas y mi descenso me llevó a tu encuentro.

Pero sólo hay oscuridad, y me pregunto si me extrañaste de este lado del velo.