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☁️80: placeres y autocine☁️

SeokJin había pedido un favor muy especial a su pareja. Claro que, NamJoon no imaginaba la magnitud de los hechos, y cuando se dio cuenta, era demasiado tarde.

En ese mismo momento, él, Hoseok, y Yoongi estaban siendo los niñeros de dos niños que el pelinaranja conocía muy bien.

Los pequeños alfas se estaban quedando con ellos debido a que SeokJin debía acudir al médico, por supuesto que el omega dio aviso al padre de los pequeños, quien no tuvo problemas, ya que conocía a Yoongi y confiaba en el criterio del niñero de sus hijos.

—¡Esto es genial! —gritó YoungJae. El joven alfa corría de un lado a otro, curioseando cada punto del estudio de tatuajes.

—Quisiera tener la energía de ese niño —dijo Hoseok, desparramado en el sillón y mirando a Jae corretear de un lado a otro.

—Yo quisiera la concentración de ese otro niño, mira —indicó NamJoon, apuntando sutilmente hacia donde se encontraba Sun. El pequeño alfa yacía sentado en un rincón, leyendo un libro sin perturbarse por los ruidos a su alrededor.

—Y yo quisiera que se callaran, estoy tratando de concentrarme —gruñó Yoongi, con la cabeza pegada al móvil, concentrado en algún asunto desconocido que ganó la atención de sus amigos.

Alessia se reunió con ellos pocos minutos después. La beta les dio galletas a los gemelos, quienes agradecieron de forma diferente: Sun hizo una reverencia, y además de ello le regaló una sonrisa encantadora; mientras que Jae le hacía ojitos y coqueteaba con ella.

—Son encantadores —suspiró Ale, mientras se reunía con sus amigos.

—¿Qué es lo que te tiene tan concentrado, eh? —cuestionó Hoseok, dándole una mirada directa a Yoongi.

El pelinaranja soltó el móvil para concentrarse en sus amigos.

—Quiero invitar a mi ojitos bonitos a salir, pero no tengo idea sobre qué hacer o hacia dónde llevarlo —confesó, con una mueca inconforme—. Ya hemos hecho de todo.

—¿Qué hacías con el móvil? —preguntó Ale con curiosidad.

—Buscaba opciones, pero no descubrí algo novedoso.

—¿Y si lo llevas a bailar? —inquirió NamJoon.

—Ya lo hice —respondió Yoongi, recostándose en su lugar.

—¿A cenar? —propuso Ale.

—Muy aburrido —negó de inmediato, notó la mirada mortal de la beta, así que rápidamente agregó—: sin ofender.

—Llévalo a patinar —habló Hoseok.

—No, eso lo hiciste con tu chica, y yo no puedo patinar —les recordó—. No es mi intención hacer el ridículo, él me lo recordaría todos los días.

Se hizo el silencio, gracias a todos los pensamientos mezclados. Yoongi quería salir con su novio, sobre todo porque el omega acababa de salir de temporada de exámenes, así que tenía más tiempo. Además, sería la oportunidad perfecta para pasar un buen momento entre ellos, antes que el catastrófico celo hiciera que el alfa se encerrara por un día completo.

Los cuatro despertaron de sus crisis mentales cuando notaron la presencia de dos niños. Jae y Sun los miraban con curiosidad, concentrándose más en Yoongi y en lo estresado que lucía.

—Nosotros podemos darte una idea, hyung —dijo YoungJae sonriente.

—Escuchamos de nuestro hermano mayor que había un lugar perfecto para citas picantes —continuó YongSun—. Te recomiendo que tú no agregues picante, a Jimin hyung no le gusta. En su lugar, podrías optar por dulces.

NamJoon y Hoseok carcajearon, ganándose pellizcos fuertes de parte de Alessia y Yoongi quienes no estaban dispuestos a reírse de la inocencia de un niño.

—Quitamos el picante y lo sustituimos por dulces —aceptó el pelinaranja, sonriendo cuando miró como los niños asentían ilusionados—. ¿Cuál es el lugar?

—Chanyeol hyung lo llamó autocine —respondieron ambos al mismo tiempo.

—Oye, un autocine es una gran idea —apoyó Alessia, recibiendo afirmativas de parte de los dos alfas.

—Me permití investigar, y el autocine del que hablaba mi hermano está en la salida norte de la ciudad —informó Sun—. Las películas que ofrecen son clásicas y románticas.

Yoongi no necesitó tanto tiempo para decidirlo. Definitivamente llevaría a su chico al autocine.

Jimin se emocionó mucho cuando su novio lo invitó a un autocine.

Buscó en su armario el conjunto de ropa perfecto, se consintió con un baño largo, se perfumó la piel y luego se sentó para dar con un maquillaje natural que resultara de su agrado.

Estaba listo poco tiempo después, y a la hora que ambos acordaron, Yoongi fue por él en el Mustang celeste.

—Precioso. —esa fue la primera palabra que abandonó los labios de Yoongi apenas miró lo lindo que Jimin lucía.

El omega lo abrazó por la cintura, pegó la nariz en el pecho fuerte del alfa y tomó un par de respiraciones que se mezclaron con los aromas embriagadores del mayor. Luego apoyó el mentón, haciendo contacto visual con el chico de porte intimidante que lo tenía enamorado.

—Me encantas, motero —susurró, sintiéndose derretir cuando el alfa le sonrió ladino.

Yoongi le besó los labios robándose suspiros en el proceso. Los dientes del pelinaranja se encargaron de morder, los belfos de succionar, creando un ritmo intenso que rápidamente alteró sus respiraciones.

—Lo mejor será que nos vayamos, chico mío —murmuró el alfa, con sus labios rozando los del menor.

El omega le guiñó un ojo, caminó hasta el lugar del copiloto donde Yoongi como todo un caballero abrió la puerta para él. Jimin ingresó al auto, se colocó el cinturón de seguridad, y aguardó a que el mayor se preparara para marcharse.

El Mustang se puso en marcha un par de minutos después. La noche estaba iniciando, así que la distancia recorrida estaba llena de las luces nocturnas que eran capaces de iluminar cada minuto que les llevó de camino.

—¿Cómo se te ocurrió lo del autocine? —preguntó Jimin. Él estaba emocionado con la idea, pero también admitía que jamás se le hubiese ocurrido.

—No fue mi idea —respondió Yoongi—. Estaba pensando en invitarte a salir, pero no tenía idea del lugar —explicó—. Tus primos me ayudaron al sugerir el autocine.

—¿Los gemelos? —inquirió el omega, el mayor asintió—. ¿Ellos como sabían de ese lugar?

—Lo escucharon de Chanyeol —contó el pelinaranja con una sonrisa pequeña—. Ellos dijeron que su hermano mayor afirmaba que el autocine era el mejor para citas picantes, pero como a ti no te gusta el picante, que lo sustituyera por dulce.

Jimin sonrió divertido, y sus mejillas se terminaron sonrojando cuando habló:

—Nosotros tampoco tenemos que quitar el picante, existen golosinas que son picantes y deliciosas.

—Sabía que dirías eso, por ello me tomé la libertad de reservar un espacio alejado para estacionar —confesó con orgullo.

—Alfa listo —murmuró Jimin con tono juguetón.

Llegaron al autocine en cuestión de minutos. Yoongi pagó por las entradas en la cabina que estaba en el inicio, también compró dos paquetes de palomitas de caramelo, y cuando le dieron acceso, ingresó al espacio abierto, amplio y nivelado que ya contaba con varios autos.

El lugar estaba tenuemente iluminado, la única luz que podía verse era la de la gran pantalla que estaba en el lugar, la misma que inició con el rodaje de la película a blanco y negro que se mostraría durante esa noche.

Los primeros minutos de la película estuvieron entretenidos. Jimin comía animadamente de sus palomitas y Yoongi hacía lo mismo; dentro del auto existía un silencio tranquilo que les dio comodidad, y la concentración suficiente para prestarle atención a las imágenes de la gran pantalla.

El cambio ocurrió cuando las palomitas se terminaron.

El omega se movió con agilidad si se tomaba en cuenta el reducido espacio, se sentó en el regazo de su novio y sin esperar más tiempo, comenzó a devorarle la boca que, al igual que la suya, tenía sabor a caramelo.

Las manos del mayor no se quedaron quietas, se escabulleron por debajo de la camisa del omega hasta que los dedos rozaron la piel que extrañaba tanto. Apretó con sutileza la cintura pequeña, sintiendo como el primer estremecimiento del menor llegaba a deleitarlo.

Se separaron segundos después, la mirada de cada quien se posó en los labios ajenos, avivando los deseos al verlos rojizos, húmedos y entreabiertos pidiendo por más.

—Sabes, desde hace mucho tiempo tengo una fantasía que me gustaría cumplir contigo —comentó Yoongi, mientras rozaba la nariz en el cuello de su novio.

—Dime cuál es —pidió el pelirosa, sintiéndose muy complacido con los besos húmedos que el alfa dejaba en su cuello.

—Tú, usando mi chaqueta de cuero y nada más, mientras te dejas follar por mí en el asiento trasero del auto —propuso, escuchando de inmediato el jadeo que el omega expulsó.

—Hagámoslo, alfa —tentó, mirándole con picardía.

Yoongi no desaprovechó la oportunidad que su novio le estaba dando. Se las ingeniaron con el espacio, para terminar nuevamente envueltos en besos desesperados que aumentaron la temperatura en el interior del auto.

El mayor se deshizo de la camisa de su novio, la lanzó hacia el asiento del copiloto, y luego sus manos se ocuparon en el botón del pantalón. Estaba desesperado por tenerlo, por consumirlo, por perderse en el cuerpo que lo enloquecía, y no pensaba reprimirse.

Jimin se desplazó hasta el asiento trasero, se acomodó lo mejor que pudo, permitiendo que las manos del pelinaranja cayeran sobre él para quitarle los pantalones y zapatos que en ese momento estaban estorbando.

—Pásame la chaqueta —solicitó el omega cuando quedó únicamente con las bragas blancas que Yoongi estaba acariciando.

El alfa se incorporó lo suficiente, con rapidez se quitó la chaqueta y se la pasó a su novio que no tardó en colocársela. Volvió a lo que hacía, internó los dedos en el encaje blanco y lo hizo bajar hasta que lo sacó por completo.

Fue en ese momento exacto, que la mirada del alfa se envolvió en el erotismo dominante que componía al omega, utilizando la chaqueta de cuero y nada más que eso.

—Mi chico es tan sensual —murmuró con voz ronca y mirada lasciva—. Me vuelves loco.

Jimin llevó ambos brazos por detrás de sus rodillas, y con fuerza tiró hacia arriba para abrirse lo más que su flexibilidad permitía. Dejó su trasero desnudo, completamente dispuesto a ser tomado por el hombre frente a él que no hacía otra cosa que comérselo con la mirada.

—Fóllame duro —demandó, con sus ojos mirando con intensidad al alfa que había comenzado a desnudarse.

Lo realmente difícil para Yoongi fue deshacerse de sus pantalones, pero con un par de patadas lo consiguió. Se acomodó en medio de las piernas abiertas del omega, con una de sus manos probando el agujero estrecho que estaba empapado de lubricante natural.

—Si nos descubren estaremos en problemas —dijo el alfa, con una sonrisa traviesa.

—Lo mejor será que no nos descubran, aunque el movimiento del auto podría delatarnos —respondió Jimin.

—Esperemos que la película entretenga a los demás —susurró Yoongi.

El omega soltó un gemido bajo cuando el primer dedo ingresó en su interior, cerró los ojos disfrutando de las sensaciones electrizantes que se apoderaban de su cuerpo, cada vez que el mayor rozaba el punto sensible una y otra vez, con el movimiento certero de sus dedos.

Yoongi ingresó un segundo dedo para iniciar con la dilatación. Los abrió y cerró constantemente, descubriendo que los músculos cedían de a poco a sus exigencias, hasta que se aseguró de tener todo en orden.

—Estoy listo —avisó Jimin, relamiéndose los labios ansioso.

El alfa sujetó el miembro con su mano derecha, lo frotó un par de veces en la entrada del omega con movimientos circulares. Sonrió ladino, sufriendo una descarga extra de excitación cuando miró como el lubricante del menor le llenaba el glande.

Penetró los primeros centímetros, los ojos oscuros del mayor no querían perder los detalles; siguió enterrándose en el interior caliente que lo recibió, con la presión precisa que amenazó con enloquecerlo aún más.

Los dos gimieron en el momento exacto que el pene del alfa quedó completamente dentro del omega.

—¿Listo? —preguntó Yoongi, perdiéndose en la mirada contraria.

Jimin asintió, fue entonces que el pelinaranja comenzó a dar las primeras embestidas. Lo hizo lento, tomándose su tiempo de explorar y de llegar al punto más profundo, mientras sus labios volvían a fundirse con los del omega que sabían como mantenerlo bajo su dominio.

—Quiero más —pidió el menor, siendo complacido al instante.

Las penetraciones adquirieron velocidad, los cuerpos de ambos chocaban mutuamente, y a medida que los segundos transcurrían, los empujes que Yoongi otorgaba se hacían más intensos.

La boca del pelinaranja besó el pecho de su chico, lamió los pezones y succionó hasta marcarlos de rojo. Después, se concentró en el cuello, donde se perdió por completo, gruñendo extasiado cuando las uñas del omega le marcaron la espalda con fuerza.

—Me gusta como me follas —susurró Jimin al oído del alfa, jugando con su control con esa confesión.

Yoongi cambió las posiciones. Dejó a Jimin a horcajadas sobre su regazo, y luego le propinó una fuerte nalgada que sacudió al omega encima de su cuerpo.

—Cabalga hasta saciarte —instó el alfa, dándole una mirada hambrienta que puso al omega en el límite.

El pelirosa comenzó a mover sus caderas con precisión y fuerza. Subía y bajaba sobre la enorme polla que desaparecía en medio de sus glúteos, llenándose de ella, gimiendo descontrolado, con las mejillas sonrojadas y los labios marcados.

Las manos del mayor se situaron en la cintura ajena, lo movió de forma circular, tensando la mandíbula cuando el trasero gordo hizo un excelente trabajo en comerse el miembro que tenía enterrado.

—¿Te gusta? —preguntó, mientras sus dedos apretaban con fuerza cada glúteo del omega.

—S-sí —respondió Jimin, lanzando la cabeza hacia atrás cuando lo sintió más profundo.

Volvieron a besarse, porque descubrieron que esa era la única forma que tenían para controlar los sonidos placenteros que salían de sus bocas. El omega continuó montándolo durante un buen tiempo, hasta que juntos alcanzaron el clímax ansiado, derramándose sin inhibiciones y uniéndose por completo.

—La película aún no termina —comentó Yoongi, mientras esperaba que el nudo desapareciera.

—Mira el lado bueno... podremos ver el final —dijo el pelirosa, con una mueca complacida que ayudó con el orgullo del alfa.

—¿Te gustó nuestra salida picante? —inquirió el mayor, escuchando divertido la carcajada del omega.

—Completamente —aseguró, para luego dejar un corto beso en los labios de su novio.

Finalmente, pudieron separarse. Lo primero en lo que se concentraron fue en colocarse la ropa; aunque de manera torpe, y llevándose varios golpes por ellos mismos debido al reducido espacio.

—¡Auch! —se quejaron ambos, luego de que sus cabezas colisionaran por un error en sus movimientos.

Volvieron a sus lugares. Yoongi en el asiento del conductor y Jimin en el de copiloto. La película continuaba su curso, al igual que unos sonidos extras que ellos fácilmente reconocieron.

—Al parecer, no fuimos los únicos en tener una cita picante —comentó Jimin, escuchando entretenido los jadeos que salían del auto contiguo.

Yoongi sonrió, con su olfato feliz al sentir los aromas de ambos combinados con la excitación que aún llenaba el interior del Mustang.
































Esta idea del autocine la tenía desde el principio de la historia, ¿qué les pareció? 🥺

Y tengo una duda, ¿cuantos años tienen? 👀

Perdonen cualquier falta ortográfica. 🏃‍♀️

¡Hasta el próximo capítulo!

☁️Yoon~

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