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☁️79: sentimientos agridulces☁️

El segundo piso de Nevermind Studios se había convertido en un caos de gritos, risas y parloteo; y todo se debía a una causa en específico:

¡Alessia y Sergey tendrían una cita!

Cuando el alfa invitó a la chica a una cena, ella no supo cómo reaccionar. Al principio reclamó por ser sorprendida con algo que no esperaba, luego lloró conmovida, para finalmente reír a carcajada suelta debido a la crisis repentina de nervios que se apoderó de su sistema.

Afortunadamente pudo procesar la noticia, y ahora estaba preparándose para la ocasión con ayuda de SeokJin, Jimin y Momo.

—Lo repetiré por quinta vez consecutiva, ¡no te muevas! —chilló SeokJin. Él era el encargado del peinado, y le estaba resultando difícil con la energía excesiva de la beta.

—Jimin me está maquillando, y él no me manda a callar como tú —reclamó Ale.

—Es que aún no inicio con el maquillaje, apenas estoy hidratando tu piel —avisó el pelirosa.

—Y yo no te dije que te callaras, simplemente quiero que no te muevas —recalcó SeokJin.

—Para mí es lo mismo —dijo la beta con un puchero.

—¿Dónde irán a cenar? —preguntó Momo de repente.

—No me lo dijo —hizo una mueca pensativa—. ¿Es importante saberlo? Es que soy nueva en esto de las citas.

—Pues, conforme a ello podría ayudarte mejor para elegir el atuendo —explicó la omega, mientras analizaba detalladamente las prendas que estaban en la cama—. Podría escoger algo casual y bonito, pero, ¿si la cita es en un lugar elegante? —se preguntó—. Por otro lado, podría elegir algo elegante, pero, ¿si la cita es casual?

Para todos era evidente que Momo era la más estresada y preocupada, incluso más que Alessia, ya que, a la beta lo último que la preocupaba era el atuendo a usar. Para ella lo importante era que el guapo la había invitado a salir y ya.

—Algo neutro podría funcionar —sugirió Jimin, al mismo tiempo que difuminaba la base en el rostro de Alessia.

—¡Pantalones de vestir negros! —chilló Momo, tomando la prenda—. Los combinamos con unos zapatos cómodos, pero elegantes —asintió satisfecha—; una blusa verde esmeralda y joyería discreta.

La omega fue rápida al momento de crear un outfit completo y balanceado en textura y colores. Lo mostró a las tres personas que le acompañaban en la habitación, sonriendo orgullosa cuando todos ellos le dieron pulgares en alto.

Los minutos pasaron rápido. Jimin terminó con el maquillaje, SeokJin con el peinado, y sólo entonces, Alessia pudo cambiar la ropa que llevaba puesta por el atuendo que Momo eligió para ella.

—Luces preciosa —halagó SeokJin con una sonrisa cariñosa.

El ruido de un motor los alertó a todos ellos. Jimin corrió hacia la ventana, soltando un grito emocionado cuando miró a su guardaespaldas bajar de la camioneta, y era la primera vez que lo miraba usando otro tipo de ropa que no fuesen trajes oscuros.

—¡Ya está aquí! —chilló, contagiando a los demás con su emoción.

Compartieron un abrazo grupal y algunos saltos para drenar un poco de energía. Poco tiempo después, salieron de la habitación, y como si estuviesen siendo perseguidos por alguna entidad maligna, bajaron las escaleras a toda velocidad hasta que llegaron al estudio donde los alfas esperaban por ellos.

Las mandíbulas de Hoseok, NamJoon y Yoongi cayeron al suelo al ver a su amiga tan arreglada y maquillada. Los atributos femeninos de la beta eran más visibles con su belleza pulida, así que, como buenos amigos que eran, hicieron lo que tenían que hacer.

Y eso era amenazar a Sergey.

—La quiero de regreso antes de las veintidós horas —inició Hoseok, mirando con aparente rudeza al alfa ruso que fácilmente le sacaba una cabeza de diferencia—. De lo contrario...

—¿De lo contrario qué? —inquirió Sergey, con toda su atención puesta en la hermosa mujer que sonreía en su dirección.

Hoseok entró en pánico, carraspeó sutilmente y luego empujó a Yoongi.

—De lo contrario, Suga te dará una lección —amenazó, ocultándose sin vergüenza detrás de la espalda del pelinaranja.

—¿Qué? —cuestionó el ruso. Sinceramente no escuchó del todo las palabras de Hoseok por estar concentrado en Alessia.

—Que de lo contrario, Nam te dará una lección —habló Yoongi, codeando al pelinegro que estaba a su lado.

—¿De que lección hablan? —indagó Sergey.

—De la lección que SeokJin te dará si no devuelves a Alessia antes de la hora acordada —dijo NamJoon, terminando con toda la paciencia de los omegas y la beta.

—Ya dejen tanta estupidez —cortó SeokJin con el ceño fruncido—. Ale no es ninguna niña, va a estar segura, así que puede perderse todas las horas que ella y su cita quieran, ¿quedó claro?

—Sí, Seok —respondieron Nam, Hoseok y Yoongi al mismo tiempo.

Alessia se burló de sus amigos con total libertad. Corrió hacia el alfa que la esperaba, se colgó del brazo izquierdo notando lo fuerte que era, para finalmente sonreír de nuevo, porque ella en verdad estaba emocionada y feliz con ese momento.

—¿Nos vamos, guapo? —preguntó coqueta.

El ruso la miró sólo a ella, sonrió muy tenue y terminó asintiendo.

Veinte minutos después, ellos dos estaban disfrutando de una cena deliciosa en un restaurante que estaba en la orilla del río Han. Habían luces de todos los colores a su alrededor, muchas personas, e incluso espectáculos de música y juegos artificiales.

Las conversaciones que compartieron eran peculiares, pero resultaron agradables.

Alessia era quien hablaba y hablaba. Ella de verdad tenía mucho para contar, para reír y bromear. Terminaba con un tema de conversación e iniciaba otro, sin perder el ritmo de la charla.

Y Sergey... bueno, él era perfecto escuchándola.

La cena culminó y ellos decidieron dar una caminata tranquila por el río. El alfa iba en silencio, algo que resultaba característico de él y a lo que Alessia se había acostumbrado con suma facilidad.

Alessia continuaba hablando, y lo más valioso para ella era que siempre era escuchada por el alfa, así como Sergey, lo más valioso para él, era que la chica que caminaba a su lado tenía la capacidad extraordinaria de adaptarse y comprender sus silencios, sabiendo lo que él pensaba al compartir una mirada.

Resultaba encantador el contraste que se creaba cuando estaban juntos. Eran ellos mismos, y nada más importaba que eso.

Y cuando se besaron a la orilla del río, pudieron asegurar que estaban en el lugar correcto.

Jimin estaba tumbado boca abajo en la cama, leía atentamente un libro de Histología debido a que en un par de días tendría examen; más que todo lo hacía por costumbre, pues los temas ya estaban completamente memorizados.

Sin embargo, le estaba costando concentrarse cuando tenía a un alfa mimado usando su trasero como almohada.

—Hazte para allá —se quejó Jimin, removiéndose inquieto en el colchón.

—No quiero —respondió Yoongi, para luego frotar la cara en los glúteos generosos de su novio.

—¡Usa una almohada! —chilló el omega, soltando un quejido sorprendido cuando el alfa lo mordió.

—Tu trasero es más cómodo, algodón rosa —informó el mayor con descaro.

Jimin resopló, continuó leyendo los temas que evaluarían, mas no duró mucho, volvió a quejarse cuando otra mordida lo sorprendió.

—¡Auch! —soltó—. ¡Detente o te llenaré de gases!

Yoongi soltó una carcajada al escuchar la amenaza de su novio. Decidió dejarle tranquilo y se acomodó al otro lado de la cama, quedando boca arriba.

—Lo lamento, no era mi intención interrumpir tus estudios —se disculpó el mayor.

—¿Por qué estás tan inquieto? —preguntó Jimin, mientras se sentaba al lado del alfa.

—Mi lobo está inquieto —respondió distraído—. Entraré en celo en menos de una semana.

El omega formó una mueca pícara que fue correspondida por el mayor. Miró los objetos que tenía esparcidos en el colchón y tan rápido como un rayo, recordó algo que quería hacer.

—Yoongi —llamó, parpadeando con inocencia.

—¿Qué sucede? —inquirió el alfa, mientras se entretenía con unos lápices que tenían figuras de fresas y pasteles.

—¿Me dejas medírtelo?

El alfa frunció el ceño al no comprender el objetivo de la pregunta. Miró al omega y rápidamente cobró sentido en su mente, más que todo al ver donde estaban los ojos del menor, y la cinta métrica que tenía en sus pequeñas manos.

—¿La razón? —cuestionó con una ceja alzada.

—Simple curiosidad —respondió el pelirosa encogiéndose de hombros—. ¿Me permites?

—¿Y sólo me lo vas a medir? —interrogó ansioso, haciendo un puchero cuando el omega asintió.

—Tengo que seguir estudiando y tú debes descansar.

—Bien —aceptó enfurruñado—. Pero tú harás todo el trabajo.

Jimin aplaudió emocionado. Se colocó en medio de las piernas abiertas de su novio, y con manos ansiosas le bajó el pantalón de chándal junto a los bóxers. El pene semi erecto quedó bajo la mirada de ambos, provocando reacciones diferentes.

—Estimula —incitó el alfa, el menor lo miró—. Si quieres una medida exacta, debe estar completamente erecto.

El omega entrecerró los ojos en sospecha, sabía bien las intenciones del alfa, y también estaba seguro de que no le funcionaría. Es por ello, que con toda tranquilidad tomó el pene ajeno entre sus manos, sonriendo ladino cuando el mayor se estremeció.

—Relájate, alfa, prometo controlarme —dijo, dándole una mirada burlona.

Masturbó por algunos segundos, lo hizo con precisión, concentrado en su objetivo y obviando por completo la mirada hambrienta de Yoongi.

—Hazlo ya, o terminaré y tendrás que empezar de nuevo —avisó el pelinaranja con la mandíbula tensa.

—No recordaba que tu resistencia fuese nula, de hecho, es todo lo contrario.

—No puedes juzgarme, tengo mucho tiempo sin estar contigo, y estoy en mi límite —se justificó—. Además, esa curiosidad pervertida tuya me tiene inquieto.

El omega soltó una carcajada que contagió al alfa. Decidió no alargar más el momento, tomó la cinta métrica, y con suma concentración y cuidado, comenzó a medir el pene de su novio.

—¿Incluimos el glande? —preguntó con seriedad.

—Inclúyelo todo, no quiero que me estafes —respondió Yoongi.

Jimin rodó los ojos, trató de ser preciso y sobre todo, justo con los resultados. Cuando terminó, se irguió en su puesto, mirando entretenido la curiosidad pintada en los ojos del alfa.

—Tienes veintitrés centímetros para presumir, alfa —informó con picardía.

Yoongi sonrió arrogante, miró a su novio con coquetería y luego susurró:

—Encárgate de lo que provocaste, omega.

—El baño lo hará —respondió Jimin, borrando la sonrisa del mayor.

—Yo quería que tú lo hicieras —dijo, con un puchero y ojitos tristes.

El omega se inclinó para besar los labios de su novio, fue un beso largo, placentero y cargado de amor que tranquilizó las ansias en ambos hasta dejarles tranquilos.

—¿Y si dormimos acurrucados?

—Me encanta la idea —aceptó Yoongi con una sonrisa cariñosa—. Pero primero tomaré el baño.

El alfa corrió hasta el baño para desahogarse, mientras el pelirosa se encargaba de ordenar la cama para dormir acurrucado al lado de su novio.

Al día siguiente, Yoongi llegó al estudio de tatuajes para dar inicio con su trabajo. Todavía tenía pendiente contratar a alguien más para cubrir a todos los clientes, y de hecho ya tenía a una persona en mente, sólo necesitaba contactarla para ver si aceptaba la propuesta.

Estaba ordenando algunas cosas, cuando una visita sorpresiva lo sacó de sus quehaceres.

—Yujin —pronunció, sorprendido de verla.

—Perdona que venga sin avisar, pero necesito hablar contigo de un asunto importante.

Yoongi la invitó a sentarse en la sala de espera. Notaba a la omega ansiosa, así que supuso que el tema a hablar era de suma importancia, y él no quería hacerla esperar más.

—¿Qué pasa? —inquirió, prestándole toda su atención.

—Es bastante probable que tu novio corra peligro —soltó, notando como el alfa se tensaba de inmediato—. Jaehyun se enteró que alguien pagó la fianza para que salieras de prisión, y estoy segura de que no descansará hasta que consiga el nombre de la persona que lo hizo.

—Jaehyun no va a tocarlo —sentenció el alfa con expresión mortal.

—Suga, esto es serio —dijo ella—. Conseguí despistarlo un poco, pero no sé por cuánto. Necesitamos tiempo y es lo que no tenemos.

—¿Por qué estás tan interesada en todo este asunto?

—El comandante Ri me buscó, así como lo hizo contigo —confesó—. Me dio la oportunidad que necesitaba para cambiar mi vida, así que estoy trabajando con él.

Yoongi se quedó en silencio mientras pensaba en las opciones que tenía hasta el momento. Suspiró cuando una idea llegó a su mente, para luego mirar a la omega que estaba a su lado.

—Volveré a pelear —comentó.

—¿Te lo pidió el comandante? —cuestionó Yujin, relacionando su misión con la del alfa.

—Sí, así que acelera el proceso. Tú eres la encargada.

Compartieron un único asentimiento, se estaban jugando la vida, mas sabían que el éxito de su trabajo garantizaba un cambio radical en sus vidas, uno que era para bien, y por el que estaban luchando.































Tercero y último del día. 🥰

¿Qué sucederá ahora? Omg 😳

Muchas gracias por leer, nubecitas.

☁️Yoon~

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