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☁️70: susurros incitantes☁️

Llegaron al ascensor en cuestión de segundos.

El camino se entorpeció un poco debido a los besos hambrientos que compartieron, no podían caminar con libertad, sus manos enredadas en el cuerpo contrario no les dejaban avanzar, reduciéndolos a un par de chicos ansiosos por fundirse en el cuerpo del otro.

—Pensé que nos iríamos del hotel —comentó Yoongi, sintiendo sus labios adormecidos por las múltiples mordidas que recibió en los últimos minutos.

—Me encargué de reservar la habitación presidencial para que pasemos la noche aquí —respondió el omega, mientras sus manos acariciaban constantemente el pecho de su novio.

—¿Qué tienes en mente? —inquirió el alfa, soltando un gemido ronco cuando sintió una succión en el centro de su cuello.

—Juntos sin ropa hasta el amanecer —dijo el menor, regalándole una sonrisa perversa que avivó todos los deseos en Yoongi.

Salieron del ascensor con las respiraciones descompuestas y los cuerpos llenos de sudor. La imagen pulcra que se encargaron de mantener durante la fiesta, desapareció en esos minutos que permanecieron encerrados, ahora eran un desastre encantador, con los cabellos revueltos, las mejillas rojas y los labios maltratados.

Llegaron hasta el final del pasillo donde la puerta de entrada a la habitación presidencial, esperaba. Jimin buscó la llave en su bolso, costándole un poco la tarea cuando un desesperado y muy excitado alfa lo abrazó desde atrás con posesión, frotando con total descaro la prominente erección en el trasero del omega.

Finalmente, la puerta se abrió. Ingresaron convertidos en una nueva ola de besos apasionados; los chasquidos húmedos no tardaron en llenar la habitación, con la temperatura al tope cuando las manos no pudieron quedarse quietas.

El omega soltó un sonido sorprendido cuando las manos del alfa le golpearon con fuerza en el trasero. Las nalgadas no se detuvieron, Yoongi continuó dándoselas y de vez en cuando las combinaba con apretones que aumentaban el placer en ambos.

Estaban enceguecidos, ellos juntos en medio de la penumbra, con besos demandantes y toques sedientos.

De un momento a otro, Jimin rompió el beso y empujó a Yoongi hasta hacerlo caer sentado en la cama. El alfa estuvo quieto, mientras esperaba que su chico encendiera las luces de la lujosa habitación a la que lo había llevado.

Era bastante espaciosa, tonos marrones, blancos y negros la decoraban. Del lado izquierdo había una pared de gran tamaño que estaba compuesta exclusivamente de cristal oscuro, otorgándoles una vista espectacular de la ciudad y sus luces nocturnas.

Yoongi hizo contacto visual con el omega, se regalaron sonrisas cómplices, miradas hambrientas y sutiles coqueteos, logrando crear un ambiente erótico que los tenía en el centro definitivo entre el cielo y el infierno.

Jimin caminó hasta él, sonriente cuando el alfa abrió las piernas para recibirlo. El omega quedó de pie frente al mayor, mirándolo desde arriba, mientras comenzaba a acariciar la larga cabellera naranja.

—Desnúdame, alfa —demandó, entre susurros incitantes que Yoongi disfrutó.

—Tus deseos son órdenes para mí —respondió el pelinaranja, para luego dejar un beso en el abdomen de su chico.

Las manos del alfa comenzaron a hacer su trabajo. Deslizaron el saco del omega hasta hacerlo caer al suelo, entonces se puso de pie para que sus labios pudieran besar los rellenos del menor, mientras sus dedos iniciaban a zafar los botones de la camisa de su novio, y es que esa prenda le hacía lucir tan bien hasta el punto de enloquecerlo por completo.

Terminó con todos los botones, los dedos largos del mayor hicieron contacto directo con la piel desnuda de su chico. Yoongi trazó un camino de caricias desde el ombligo hasta el pecho, deteniéndose por varios segundos en los pezones ajenos, donde frotó ambos pulgares hasta endurecerlos bajo su tacto.

La camisa de Jimin terminó en el suelo de la habitación. El omega tiró la cabeza hacia atrás cuando su novio se inclinó para besarle el cuello, los besos eran intensos, con la capacidad de ponerlo a temblar y jadear al mismo tiempo.

Los labios de Yoongi no se conformaron con probar el cuello del menor. Rápidamente iniciaron con un camino placentero que lo llevó a prendarse del pezón izquierdo, mordiéndolo con frenesí y dejando que su lengua trabajara para aliviar el dolor de sus mordidas, mientras que su mano trabajaba en estimular el otro que estaba a la espera de su boca.

Para ese momento, los gemidos de Jimin eran más fuertes y constantes. Tenía a un alfa endemoniadamente caliente pegado a sus pezones, lamiendo, succionando y mordiendo de ellos como un adicto sin remedio, dejando que el menor se embriagara en los aromas que el mayor desprendía, y que sus manos tiraran con fuerza de la larga cabellera que estaba bajo su completa disposición.

—¿Qué es lo que llevas debajo de esos pantalones? —preguntó el alfa, dándole una mirada tentativa cuando sus manos soltaron el cinto que los sostenía.

—Descúbrelo por ti mismo —incitó Jimin, guiñándole un ojo luego.

Yoongi no necesitó de más, con rapidez y experiencia se deshizo de los pantalones de su novio, la tela abandonó los muslos gruesos, se deslizó por las piernas firmes hasta que salió por completo.

Cuando descubrió lo que Jimin escondía dentro, jadeó, estremeciéndose al sentir como más sangre llenaba su polla, casi de manera dolorosa.

—Jodida mierda —maldijo, con sus ojos oscuros puestos en el encaje que conocía tan bien y que lo tenía al borde.

—¿Las reconoces? —indagó Jimin, para luego dar una vuelta en su eje, modelando la prenda que era diminuta y que resaltaba todos los atributos que el omega poseía.

—Son las bragas que elegí para ti el día que me esclavizaste —respondió, mientras sus dedos acariciaban las caderas voluminosas que estaban adornadas del encaje azul.

El pelirosa hizo que el alfa volviera a sentarse en la orilla de la cama. Yoongi no opuso resistencia, sus ojos estaban bastante concentrados en las sensuales bragas que el omega llevaba, y en cómo su garganta ardía al sentirla seca.

—¿Cómo se ven en mi cuerpo? —preguntó el menor, mientras sus manos pequeñas acariciaban con lentitud el punto específico que ganó la atención de Yoongi.

—No estaba listo para verte usando esas bragas —confesó tragando en seco—. Joder, quiero arrancártelas, pero al mismo tiempo me gusta verte con ellas, te ves tan jodidamente sexy, omega.

Jimin rió, sintiéndose encantado con toda la atención que recibía del mayor. Se acercó, sin pensarlo mucho se sentó en el regazo del alfa quedando a horcajadas, sonriendo más amplio cuando las manos del pelinaranja fueron directamente hacia su trasero.

El omega reclamó los labios ajenos en un beso dominante. Se devoraron mutuamente, sus manos tampoco estuvieron quietas, porque, mientras Yoongi le apretaba el trasero, Jimin le quitaba el saco y comenzaba a zafar la corbata hasta también liberarse de ella.

—Deja la corbata en la cama —pidió el alfa en medio de besos, mordidas y caricias.

—¿Tienes una fantasía que quieres cumplir? —cuestionó Jimin, al mismo tiempo que sus manos sacaban la camisa del alfa y la tiraban al suelo.

—Atarte con ella para follarte —respondió Yoongi, obteniendo un gemido agudo como respuesta automática.

Los labios de Jimin abandonaron la boca del alfa para entretenerse en el cuello tatuado. Besó profundamente, sus manos acariciaban los hombros fuertes, y sus labios continuaban deleitándose con la piel adornada de tinta que tanto le encantaba.

Siguió descendiendo, ahora sus labios besaban los pectorales de su novio, mordían de vez en cuando para dejar marcas rojizas que hacían juego con los tatuajes, y para Jimin no existía algo mejor que escuchar los jadeos roncos que Yoongi expulsaba cada vez que el omega iba más abajo.

Cayó arrodillado en medio de las piernas del mayor, los labios rellenos se concentraron en dejar un camino de besos húmedos que marcó todo el abdomen del alfa, al mismo tiempo que sentía como los dedos largos jugaban con su cabellera rosa.

Apartó los labios de la piel blanca, y en ese instante sus ojos se encontraron con los del mayor. La oscuridad y el deseo podían notarse con suma facilidad, tanta que sus miradas gritaron lo que ambos querían, siendo ese el impulso poderoso que animó a Jimin para que continuara.

El omega zafó el pantalón del alfa, Yoongi le ayudó a quitárselo, siendo víctima de sus deseos cuando la entrepierna dolió y punzó al mismo tiempo.

Los ojos de Jimin quedaron fijos en el tronco grueso y largo que resaltaba a la perfección en la tela del bóxer. Volvió a acomodarse en medio de las piernas largas, con sus manos delineando la dureza que estaba por probar.

Se inclinó, sus labios besaron continuamente la erección por encima de la tela, enloqueciendo por el calor que desprendía y por el descontrol que estaba llegando para hacer de ellos un caos primitivo.

—Vamos, bebé, prueba un poco más —invitó el alfa, mientras su mano derecha acariciaba la cabellera del omega.

Jimin le regaló una sonrisa perversa antes que sus manos comenzaran a bajar la tela del bóxer. Lo primero que salió a la vista del omega fue la punta hinchada, roja y llena de líquido seminal, el menor detalló en la ranura que expulsaba más fluidos, aumentando su sed y tentándolo.

La lengua rosada lamió la punta mojada, lo hizo un par de veces para luego dejar que sus labios lo tomaran por completo. Succionó con fuerza, sintiéndose poderoso cuando el alfa gimió en alto, mientras se tensaba en la cama.

Los dedos del pelirosa bajaron un poco más la tela del bóxer, los centímetros descubiertos de la polla del mayor mostraron lo dura que estaba, con venas azuladas que alojaban toda la sangre que aumentó el tamaño, ese mismo que Jimin tomó sin problemas con su boca.

—¡Mierda! —maldijo Yoongi, en el momento exacto que una fuerte succión le arrancó más fluidos desde el interior.

El omega terminó de sacar la ropa interior de su novio, la tiró sin cuidado y posterior a ello, se concentró en el glorioso miembro que tenía a centímetros del rostro.

Lo tomó con ambas manos comenzando a masturbar, iba de abajo hacia arriba, notando lo mojado que lo tenía. Se inclinó de nuevo, otorgando una lamida prolongada que nació en medio de ambos testículos y murió en la punta roja, donde arrancó más líquido seminal que deleitó a su paladar.

—Tan delicioso —murmuró sensual, y para ese momento Yoongi comenzaba a desconocerlo.

Jimin estaba convertido en un ser insaciable, sensual, cautivador y alucinante. Le estaba dando la mejor mamada de su maldita vida, y a esas alturas, Yoongi dudaba mucho durar el tiempo que tenía planeado. No podría, no cuando se la estaban comiendo completa, dándole la experiencia más abrumadora y excitante de su vida.

El alfa soltó más gemidos descontrolados cuando la boca del omega le succionó los testículos con fuerza. Lo sintió vívidamente, disfrutó del calor y al mismo tiempo de la humedad que la lengua contraria le dejaba, sintiendo como caía en un bucle de sensaciones que lo estaban adormeciendo.

Bajó la mirada, y en ese momento sintió como se desvanecía. Jimin lo miraba de regreso, mientras se frotaba la punta de la polla en las mejillas rojas, viéndose descarado y perverso.

—E-estás matándome —afirmó Yoongi, con los dientes apretados y todo el cuerpo tenso.

—Fóllame la boca —instó el menor, sin dejar de frotar la polla por cada rincón de su rostro que para ese entonces, ya estaba cubierto por el líquido del alfa.

El mayor se puso de pie y arrastró con él al omega que yacía de rodillas. Tomó con fuerza la cabellera rosa, mientras guiaba su miembro hacia la boquita abierta que estaba más que ansiosa por recibirlo.

Soltó maldiciones y gruñidos animales en el momento exacto que Jimin engulló la totalidad de su pene. Yoongi comenzó a embestir con rapidez, llegando tan profundo como podía, al mismo tiempo que sus manos tiraban de la cabellera contraria, obligándole a permanecer quieto en su lugar.

—¡Joder! —expulsó, mordiéndose el labio inferior cuando el cosquilleo en su parte baja le avisó la llegada del orgasmo.

Se derramó por completo dentro de la boca del omega, los chorros del líquido quedaron sepultados en la garganta contraria, quien lo tomó todo, sin dejar que la mínima gota escapara.

Volvieron a hacer contacto visual, y fue entonces que Yoongi maldijo más, sobre todo cuando Jimin lo miró con inocencia, parpadeando rápidamente para tentarlo.

—¿Lo hice bien, alfa? —preguntó, fingiendo una timidez que por supuesto no sentía.

El pelinaranja hizo que su novio se pusiera de pie, lo besó rudamente, con hambre, con necesidad, demostrándole lo loco que lo tenía con todo el placer que le hacía sentir en cuestión de minutos.

—Fue la mejor mamada de mi vida —dijo con cruda sinceridad, para luego morder el labio inferior del menor.

—Que romántico —suspiró Jimin, soltando una risita cuando Yoongi le pellizcó el trasero.

El alfa le mostró una sonrisa ladina, con delicadeza bajó las bragas hasta que las hizo caer al suelo, dejando al omega completamente desnudo y a su disposición.

Lo besó en los labios, Yoongi impuso dominio en los movimientos de su boca, mientras su cuerpo se pegaba más al contrario hasta hacerlo caminar, dando pasos torpes que les hicieron avanzar.

Yoongi acorraló a Jimin en el cristal oscuro que daba visión a la ciudad. El beso continuó dominando sus placeres, mientras sus pieles ardían con el contacto; el roce continuo de sus miembros aumentó el libido, dejándolos listos en cuestión de segundos.

—¿Puedes recibirme? —preguntó el mayor. Tenía que respirar por la boca para que el aire que llenara a sus pulmones fuese el suficiente.

—Sí, estoy completamente empapado —susurró, sintiendo como más lubricante salía de su interior para empapar sus muslos.

Yoongi lo apoyó contra la pared de cristal, el omega enredó ambas piernas en la cintura del alfa, soltando un gemido largo cuando el miembro del mayor comenzó a llenar su interior.

Las embestidas dieron comienzo casi de inmediato. El alfa usó a su conveniencia el soporte de la pared para follarlo con la fuerza que tanto quería, llegando a alcanzar puntos sensibles y profundos que pusieron a Jimin a llorar de puro placer.

—¡Más, más, quiero más! —gritó el omega, sintiéndose estremecer cada vez que el cuerpo más grande lo acorralaba en la pared y el miembro en su interior lo rellenaba.

Yoongi escondió la cara en el cuello empapado de sudor, lo besó y lo llenó de succiones que pronto se pintaron de rojo. En ningún momento redujo la fuerza de sus empujes, es más, aumentaron a medida que la excitación de ambos ardía con intensidad en cada porción de sus cuerpos desnudos.

Era sexo, sexo rudo, descontrolado y placentero que les recordaba lo bien que se complementaban entre ellos.

El alfa entrelazó los brazos debajo de los muslos del omega, lo sostuvo con fuerza, y con él encima empezó a caminar hasta la cama, todavía con el pene dentro del menor.

—Acuéstate boca abajo —pidió, con sus labios jugueteando en el oído izquierdo del pelirosa.

Jimin dejó salir un jadeo cuando su novio sacó el miembro de su canal dilatado. Obedeció en silencio, se acostó en la cama quedando boca abajo, con mucha curiosidad de saber los próximos movimientos del alfa.

—Entrelaza tus manos detrás de la espalda —indicó el mayor, mientras tomaba la corbata para demostrar sus intenciones.

—¿Qué piensas hacer? —inquirió Jimin, mas obedeció la demanda del pelinaranja y ofreció sus manos sin objetar.

Yoongi ató ambas muñecas de manera experta, asegurándose de que la presión no fuese demasiado fuerte para no lastimar al omega. Sonrió, al verlo ahí, acostado boca abajo, completamente desnudo y vulnerable ante su presencia.

Se inclinó sobre el cuerpo contrario, dejando que su polla rozara los glúteos que estaban marcados por sus manos.

—Voy a montar tu culo gordo —respondió en un susurro ronco que estremeció por completo a Jimin.

Yoongi se posicionó a horcajadas encima del trasero de su novio, alineó su pene en la entrada que estaba llena de lubricante y del líquido seminal que soltaba su miembro cada vez que entraba y salía de la deliciosa estrechez y tibieza de ese punto específico.

Se enterró por completo, soltando un gemido en demasía ronco que se combinó a la perfección con los sonidos agudos que el omega expulsó al sentirse lleno.

El alfa ejerció fuerza en sus muslos para que los empujes fuesen profundos, utilizó el peso a su favor, inmovilizando al omega que estaba montando, reduciéndolo a gemidos descontrolados que murieron en las paredes lujosas de esa habitación.

Se inclinó hacia adelante cubriendo por completo el cuerpo más pequeño con el suyo. Yoongi comenzó a mover las caderas de forma circular, moliendo con su polla cada punto sensible que componía al interior del omega.

—¿Te gusta como te follo? —le preguntó al oído.

—Me encanta —respondió el menor, con los ojos cerrados y los labios temblando—. Nunca antes te había sentido llegar tan profundo.

El alfa no respondió, decidió concentrarse en los movimientos de sus caderas, en ir al mismo ritmo marcado y profundo, en darle todo el placer existente al omega que tenía la capacidad de doblegarlo con una sola de sus miradas hipnóticas.

Volvió a erguirse, sus manos grandes sostuvieron la cintura pequeña de su novio, mientras que la polla comenzaba a entrar y salir con mayor fuerza, hundiendo el cuerpo del omega en el colchón cada vez que Yoongi decidía embestir con rudeza.

De un momento a otro, abandonó el interior que lo tenía complacido. Los ojos del alfa se deleitaron con el agujero dilatado, y no pudo resistir la tentación, al final terminó dejando escapar una buena porción de saliva que fácilmente se internó en el canal del menor.

Soltó con rapidez las muñecas del omega, y cuando estuvo libre cambió las posiciones. Ahora él estaba tumbado sobre la cama, con el cuerpo de Jimin encima.

—Móntame de espaldas —demandó, con la respiración pesada.

El omega acató la demanda del mayor. Le dio la espalda, brindándole la valiosa oportunidad a Yoongi para que mirara como el trasero voluminoso comenzaba a descender sobre su polla rígida, tragándosela centímetro a centímetro hasta que desapareció por completo.

Gimieron al mismo tiempo, con el pelinaranja tomando las caderas ajenas, y el pelirosa cabalgando sobre el pene de su novio como verdadero experto.

—¿Así, alfa? —preguntó, dándole una mirada sobre el hombro cargada de deseo.

—Joder, sí —gruñó Yoongi, sintiéndose perdido en el placer que Jimin le daba cuando se movía como lo estaba haciendo.

El omega apoyó las manos en sus propios muslos para ganar más impulso. Subió y bajó con mayor rapidez, llegando tan profundo como podía, mientras su cuerpo entero vibraba en crudo placer, viéndose perdido en las sensaciones que comenzaban a dominarlo.

La polla que lo llenaba salió del agujero entre esos movimientos rápidos que ejercía, se quejó al sentirse vacío, pero rápidamente fue atendido por Yoongi, quien no tardó en volver a meter su miembro para que Jimin continuara disfrutándolo.

—Acuéstate sobre mi cuerpo —pidió el pelinaranja.

El omega lo hizo, se dejó caer sobre el cuerpo contrario, soltando un jadeo bajo cuando las manos de Yoongi se colocaron por debajo de sus rodillas para abrirlo más.

El alfa apoyó ambos pies sobre el colchón, y tomando un fuerte impulso comenzó a embestirlo con rudeza.

Para ese momento, los gritos del pelirosa eran algo que no podían parar. El gran trozo de carne invadía cada porción del omega con una velocidad tanto alarmante como placentera, arrancando con ello toda señal de resistencia que Jimin pudiera guardar.

—¡Yoongi! —gritó extasiado, escuchando los sonidos morbosos que sus cuerpos desnudos creaban al chocar juntos.

—¡Córrete, omega! —ordenó, y una profunda embestida terminó de descontrolarlo—. ¡Hazlo!

—¡Ah! —gritó agudo, soltando grandes cantidades de semen y lubricante que terminó de empapar al alfa bajo suyo.

El mayor dio algunas embestidas más hasta que su orgasmo también explotó en el interior de su chico. Lo llenó de todo el líquido blanco que expulsó, para luego darle paso al nudo que los mantuvo unidos durante el tiempo siguiente.

Yoongi movió sus cuerpos con cuidado, dejó a Jimin de lado en el colchón con él detrás, dándole besos en el hombro, mientras el brazo derecho le abrazaba la cintura.

—¿Estás bien? —preguntó, luego de un momento de silencio.

—Estoy muy bien, alfa —respondió Jimin, con una sonrisa satisfecha que su novio no pudo ver.

El mayor abandonó el interior cuando estuvo seguro que el nudo había desaparecido. Movió las sábanas de la cama y atrajo el cuerpo de su novio hasta dejarlo encima del suyo.

Se besaron lentamente. Minutos después se quedaron dormidos.



























Cuando dije que se venía lo puerco, no mentía. 🫣

Les juro que terminé sonrojada wtf 😳 no es el lemon más explícito que he escrito, así que no entiendo por qué diablos terminé así. 😩

Bueno, espero que les haya gustado, y si no fue así, mejor no me digan. 🥲

Dato curioso: este es el capítulo más largo que lleva el libro hasta ahora. 🏃‍♀️

¡Hasta el próximo capítulo!

☁️Yoon~

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