☁️65: alfas enamorados☁️
El pueblo estaba a una medida hora en carro, y cuando llegaron decidieron separarse para recorrer el lugar y de paso hacer las compras que necesitaban.
Momo y Hoseok decidieron ir al supermercado por bebidas, golosinas y todo lo que tenga que ver con dulces. Los dos ansiaban pasar una noche alrededor de una fogata y en compañía de sus amigos, es por ello que estaban determinados a obtener sólo lo mejor.
—¿Por qué insististe tanto en que todos viniéramos? —cuestionó Hoseok a su novia.
Momo carraspeó, mientras se encargaba de llenar el carrito de todo tipo de golosinas, aunque todavía podía sentir el peso de la mirada curiosa de su novio, así que decidió dar una respuesta a medias.
—Habían muchas compras pendientes, pensé que sería bueno dividirnos para estar de regreso al anochecer —respondió distraída.
—¿Y por qué no vino Yoongi? —indagó con los ojos entrecerrados.
—Porque se quedó para cuidar a Jimin.
—¿Qué tiene Jimin?
—No te interesa, ahora pásame esas gomitas de limón, por favor —pidió, al mismo tiempo que señalaba un paquete de dulces que estaba bastante alto como para que ella pudiese alcanzarlo.
Hoseok le pasó dos paquetes de gomitas, tenía unas cuantas arrugas diminutas pintadas en la frente que evidenciaban lo confundido que se sentía.
—A Yoongi le gusta mucho venir al pueblo, por eso se me hizo raro que no viniera —confesó con preocupación—. Quizá no se siente cómodo con este viaje, ¿tú qué opinas?
—Estás siendo un poquito paranoico, cariño —soltó la omega con una sonrisa—. Ya te lo dije, Yoongi no vino porque quiso quedarse a cuidar a Jimin —repitió con calma—. Mi amigo está, muy, muy, sensible, ¿comprendes lo que trato de decir?
Hoseok arrugó más la frente para pensar mejor, se quedó en blanco por algunos segundos, los suficientes para que el alfa pudiera comprender lo que realmente estaba pasando.
—Oh —dijo, con los ojos abiertos a más no poder.
—Sí, oh —respondió Momo—. No lo menciones con los demás. Jimin está culminando la etapa y será un poco incómodo para él si todos lo saben.
El alfa asintió muchas veces, se sentía un poco apenado con su comportamiento, pero es que de verdad quería darle un buen fin de semana a su amigo, y no podría hacerlo si Yoongi no estaba cómodo con ellos en primer lugar.
—¿Jimin estará bien? Tengo entendido que son dolorosos —murmuró, mientras caminaban por los pasillos empujando el carrito y tomados de la mano.
—Está bien —aseguró la omega—. Jimin es muy responsable así que siempre sabe como estar preparado para afrontar ese tipo de situaciones.
—Le podemos llevar algo, no sé, ¿fresas? —inquirió pensativo.
Momo soltó un chillido feliz, se sujetó del cuello de su novio y le besó la boca con todo el amor que sentía por él.
—¿Otra vez te causé ternura? —preguntó Hoseok con un puchero.
—Sí, eres una masita tierna, por eso te amo.
—A mí no me engañas, lo que más te gusta es que sea pervertido contigo —debatió el alfa con porte arrogante.
—También eso —aceptó ella—. Sin embargo, lo que más me encanta es lo dulce, leal y atento que eres con todos los que te importan —lo abrazó, llenándose de los aromas que la hacían sentir protegida—. Eres mi solecito, y te amo como una fiel devota.
—Yo también te amo —respondió el alfa, mientras sus manos sostenían el rostro precioso de su chica—. Eres mi princesita.
Momo supo aprovechar ese momento especial, besó una vez más los labios de su novio, y cuando se separaron soltó la noticia que al alfa le bajó la presión.
—Mis madres quieren conocerte, les dije que salía contigo y ahora están esperando que llegues a casa a cenar —informó, posterior a ello tomó el carrito y continuó con sus compras.
Mientras tanto, Hoseok quedó quieto en el pasillo, con los ojos tiesos y completamente pálido.
NamJoon y SeokJin decidieron ir al puerto donde vendían pescado fresco. Ellos conocían bien a las personas, así que sabían exactamente donde acudir para obtener los mejores precios y mayor calidad en productos.
El omega llevaba un pequeño abanico bordado con una fina capa de terciopelo rosa, el calor del lugar le estaba resultando fatal, pintándole las mejillas de color rojo, y formando capas espesas de sudor.
—Ansío tanto tomar un baño —se quejó SeokJin, mientras se abanicaba el rostro.
—Es tarde y el clima sigue insoportable —comentó el alfa, para luego ofrecerle una botella de agua.
Continuaron caminando hasta que llegaron al puerto. Habían muchos barcos pesqueros que recién llegaban, iban cargados de los pescados que SeokJin buscaba, así que NamJoon tuvo que ponerse al frente de la situación para conseguir una buena cantidad.
—Son los más frescos que encontrarán por estos lados —aseguró un pescador, mostrando a la pareja las corvinas que había conseguido en su reciente viaje al mar.
—Denos una docena de corvinas, por favor —pidió el omega, mientras sacaba el dinero de la cartera.
El hombre rápidamente atendió el pedido. Tomó doce unidades de los pescados más frescos que tenía y con cuidado los empacó en las bolsas que le entregó a NamJoon.
—Aquí tiene —dijo sonriente por la venta, aceptando el dinero que el omega le dio.
SeokJin y NamJoon agradecieron antes de marcharse. Caminaron por la orilla de las aguas en silencio, dejaron que el tiempo transcurriera mientras sus pies avanzaban por el camino que conocían bien, mientras permanecían sumergidos en sus propios pensamientos.
—Visitaré a mis padres en un par de semanas —informó SeokJin a su pareja.
—¿Anyang? —inquirió el alfa, notando como el mayor asentía.
—Tengo muchos meses de no verlos, los extraño —confesó—. Ayer hablé con mi madre y le dije que iría, estaré con ellos una semana.
—Me agrada —respondió Nam con una sonrisa de hoyuelos. Luego frunció el ceño al recordar algo importante—. ¿Tus padres siguen pensando que sales con Yoongi?
SeokJin soltó una fuerte carcajada antes de responder:
—No, ya se convencieron que lo de Yoongi y yo no se dio porque me enamoré de un alfa torpe, grandote y muy guapo —afirmó—. Aunque debo admitir que me hiciste rabiar muchas veces con lo indeciso que eras al momento de aceptarme.
—Lo siento, pero cuando te conocí eras el chico de uno de mis mejores amigos —dijo en voz baja—. Me sentía mal cada vez que deseaba tenerte, sentía que traicionaba a Yoongi.
—Para empezar, Yoongi y yo nunca tuvimos algo serio —le recordó el omega—. Sí, salimos, pero fue por una semana —rió entretenido—. Dejamos de intentarlo cuando me di cuenta que yo te quería a ti, y pues ese alfa troglodita no podía conformarse con sólo un omega, ni cuando se trataba de mí.
Hubo un momento pequeño de silencio, mismo que fue roto por las voces de ambos que dijeron las mismas palabras, y al mismo tiempo.
—Hasta que conoció a Jimin —dijeron ambos permaneciendo sonrientes.
—Cuando sucedió fue que entendí que en la vida sí podemos conocer a la persona ideal —empezó NamJoon—, antes creía que solamente ocurría con nosotros, pero a Hoseok le ocurrió lo mismo, a Yoongi igual.
—¿Pensabas que solamente tú podría llegar a formalizar una relación? —inquirió el omega con una ceja alzada.
—La verdad es que sí —admitió el moreno con un encogimiento de hombros.
—Que poca fe tienes en tus amigos, eh —dijo Jin chasqueando la lengua.
—No me culpes, sabes que yo soy el más sensato.
SeokJin le regaló una sonrisa enamorada a su pareja. Amaba a Kim NamJoon, podía asegurar que lo hizo desde esa noche de fiesta donde lo conoció; no sabía explicarlo bien, pero sintió una especie de cosquilleo y una electricidad que atacó directamente en su corazón cuando sus ojos hicieron contacto visual por primera vez.
—Te amo, hoyuelos —le dijo, dándole un beso en la mejilla derecha del alfa.
—Te amo más, mi Jinnie —respondió Nam, sintiéndose muy afortunado y agradecido con la vida que le permitió conocer al increíble omega que estaba a su lado en los peores y mejores momentos.
Afianzaron el agarre en sus manos, y fue así como continuaron caminando por la orilla del tranquilo mar.
Alessia y Sergey estaban en medio de una situación inusual.
La tarea de ellos era conseguir los ingredientes de cocina, y frutas frescas en el mercado que Ale afortunadamente conocía.
Ya tenían la mayoría de las compras hechas, incluso ya estaban perfectamente acomodadas en la buseta hippie, pero la beta también quería conseguir una gallina. Ella aseguraba que sería la ideal para un caldo que ayudaría con la resaca que tendrían al día siguiente, debido a que esa noche pensaban emborracharse en su reunión alrededor de una fogata.
—¿No podemos comprar pollo en algún otro sitio? —preguntó Sergey, mientras seguía a la pequeña mujer que en realidad caminaba demasiado rápido para su estatura.
—No, quiero una gallina viva —respondió Ale, con sus ojos detallando cada punto del mercado hasta que encontró lo que buscaba.
—Pero, la gallina va a terminar muriendo, ¿no es mejor ahorrarnos el trabajo? —insistió el alfa.
—Necesitaremos un caldo que tenga la potencia de levantar hasta a los mismos muertos, guapo —informó la beta—. Una gallina de campo es lo que necesitamos, así que sígueme por aquí.
Llegaron hasta una pequeña casa donde había un rótulo de venta de gallinas. Sergey hizo un círculo con sus labios cuando se fijó en los múltiples gallineros que mostraban a las aves de color rojizo que no paraban de cacarear.
—¡Queremos una gallina! —exclamó Alessia con la suficiente energía como para hacer que su acompañante quisiera desaparecer del mundo.
La pareja de ancianos que estaban encargados de la venta los miraron con extrañeza, mas entraron en confianza cuando descubrieron que ambos forasteros hablaban bien el coreano, así que la comunicación no sería un problema.
—Pueden escoger la que gusten —dijo el anciano, mientras señalaba el gallinero más cercano.
—Espere un momento, ¿pretende que nosotros vayamos a tomarla? —inquirió Sergey con una mueca.
—¡Será divertido! —exclamó la beta.
—No perseguiré a una gallina —negó el alfa.
—De hecho perseguirás a muchas —dijo Alessia—. En ese gallinero hay como unas sesenta.
—No lo haré —negó, mientras se cruzaba de brazos.
—¿Él es su novio? —preguntó la anciana, mirando con curiosidad al alfa de gran tamaño que estaba reacio a acercarse a las gallinas.
—Oh, no —negó Ale, al mismo tiempo que se sujetaba fuerte del brazo izquierdo del ruso—. Él es mi esposo.
—¿Qué? —soltó Sergey, mirándola como si ella fuese la persona más loca que haya conocido en su vida. Tal vez lo era.
—So —dijo la beta, soltando una carcajada descuidada.
Sergey suspiró resignado cuando ella lo hizo ingresar al gallinero. La miró, eso hizo por un tiempo bastante prolongado, descubriendo que Alessia se miraba más pequeña y tierna con el overol que llevaba puesto; sin embargo, lo que no pudo descubrir fue la razón que le hizo sonreír como lo estaba haciendo.
Le gustaba pasar tiempo con ella. Era divertida, agradable, muy dulce, un tanto loca, pero sumamente bella, tanto por fuera como por dentro.
Los pensamientos que pronto tomaron fuerza y forma en su mente crearon un camino claro de lucidez que rápidamente le hizo comprender las razones por las que él la miraba tanto, así como por qué le resultaba sencillo hablar con ella, reír, o simplemente dejar que el tiempo pasara sin tener que preocuparse por algo más.
—¡Cuidado con la gallina! —gritó Ale, haciendo que Sergey saliera de sus pensamientos.
Una de esas aves pasó volando por encima de la cabeza del alfa, Sergey se agachó lo suficiente para esquivarla, pero no pudo hacer lo mismo con la enérgica beta que cayó encima de su cuerpo en su lucha de conseguir una gallina.
Los dos cayeron al suelo, con ella encima del alfa que la miraba a la mínima distancia, con una atención y cercanía total que hizo que Alessia se sintiera tímida de repente.
Él lo notó, y la siguió mirando. El cabello corto y desaliñado, los ojos grandes y muy expresivos, las mejillas sonrojadas, todo formando una combinación que hizo a su corazón latir con mucha fuerza, tanta que Sergey sintió miedo de que la chica pudiera descubrir como una de sus miradas podía alocarle los latidos de tal manera que parecía más un ruido desordenado que le taladraba los oídos.
La resolución llegó de repente, con la misma velocidad que sus mejillas se pintaron de rojo, y con su corazón alcanzando con facilidad los trescientos latidos por minuto.
—¿Estás bien, grandote? —preguntó ella, con sus manos sosteniendo las mejillas rojas del alfa.
—S-sí —respondió a duras penas.
Oh... a él en serio le gustaba Alessia Meyer.
Jungkook estaba sentado al lado del ventanal de su habitación, le gustaba estar ahí porque de ese modo tenía la oportunidad de contemplar las estrellas que adornaban el cielo nocturno.
Le parecía hermoso, y uno de sus grandes sueños era poder caminar bajo las estrellas, mientras pensaba en los sueños y metas que hasta el momento tenía.
—¿Puedo hacerte compañía? —preguntaron a sus espaldas. Jungkook no tuvo que voltear para saber de quién se trataba.
—Puedes —respondió en voz baja.
Taehyung se sentó al lado del omega, y aprovechó ese momento para tomar una de las manos contrarias, sintiéndose bien cuando la calidez del menor se combinó con la propia hasta tener la capacidad de alojarse en su corazón.
—¿Y la señora Min? —preguntó el alfa, extrañándose de no encontrar a la madre del omega.
—Ella está en casa, como hyung está de viaje decidió pasar una noche allá para verificar que todo esté en orden.
—Sí, Jimin y Momo me hablaron de ese viaje a la playa —contó Tae.
—Imagino que te invitaron —dijo, observando como el alfa asentía—. ¿Por qué no fuiste?
Taehyung lo miró a los ojos, mientras sus labios comenzaban a formar una sonrisa pequeña, pero bastante dulce que alimentó cada uno de los sentimientos del omega.
—Porque quería pasar tiempo contigo, Kookie —reveló con sinceridad.
—Nos vemos todos los días —susurró el menor, sintiéndose afectado por la nueva cercanía que el alfa estaba creando entre ambos.
—Para mí nunca es suficiente —confesó el mayor—. Quiero estar cerca de ti y tomarte de la mano, quiero ver tu sonrisa, verte dibujar y ver como luchas cada día por cumplir tus sueños —hizo una pausa, descubriendo cómo su corazón latía sin control por todo lo que estaba diciendo—. Kookie, yo... yo me estoy enamorando de ti, no sé cómo detenerlo, y si te soy sincero, no quiero hacerlo —lo miró a los ojos una vez más—. Quiero descubrir lo mucho que puedo sentir por ti, y con esto que te digo no te pido que me correspondas, sólo déjame cuidarte y estar a tu lado.
—Tae —pronunció el omega con una sonrisa hermosa—. Yo te correspondí desde hace mucho tiempo —confesó, y en ese momento su rostro adquirió un poco de tristeza—. Pero, si lo que buscas es una relación, no puedo hacerlo. Soy joven, inexperto, incluso torpe, debo concentrarme en una sola cosa a la vez para que funcione, y en este momento de mi vida sabes bien cuál es mi prioridad.
—Lo sé —respondió Taehyung sin perder la calidez en su mirada—. Lo único que pido es que me permitas estar a tu lado, te quiero, quiero estar para ti en todo momento para que siempre tengas presente que puedes contar conmigo para lo que sea.
Jungkook sonrió feliz, asintió suavemente dándole con ello la respuesta al alfa que se sintió tranquilo al saber que después de todo, sí existía una oportunidad para ellos, quizá no ahora, pero sí en un futuro.
Y eso era lo que importaba.
Holi, ¿cómo están?
La decisión de Jungkook pienso que es la correcta. Él tiene que concentrarse en su salud, en ordenar su vida, y crecer. Una relación amorosa es bonita, pero también es una responsabilidad, y como él mismo lo dio a entender, no se siente listo, aunque tenga sentimientos por Taehyung.
Por suerte Tae lo entiende y está dispuesto a esperarlo. 🥰
Y bueno, este capítulo fue dedicado a las parejas secundarias, que aprovechando quiero que me digan cuál es la favorita de ustedes. 👀
Muchas gracias por leer.
☁️Yoon~
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