☁️47: fuerte convicción☁️
Estaba agotado y su cuerpo completo luchaba por mantenerse de pie y no caer al suelo en un colapso.
Hace pocos minutos había salido de la jaula de peleas, obtuvo la victoria, pero también se llevó algunos golpes en las costillas y rostro que le estaban pasando factura; sin embargo, lo único que a Yoongi le importaba en ese momento era salir del callejón negro lo más rápido que pudiera.
Se sentía observado, incómodo, acorralado y reducido a un insecto sin valor. No quería estar ahí, pero antes debía arreglar su situación y hacerlo de frente.
Se escabulló entre la multitud aglomerada hasta que sus pasos lo llevaron a la oficina de Ahn Jaehyun. El sudor de la pelea aumentó con la tensión en su cuerpo, no sabía en qué terminaría, pero debía intentar obtener su libertad y así recuperar su vida.
Ingresó al espacioso lugar y no tardó en encontrarse con el hombre que buscaba; Jaehyun estaba sentado detrás del escritorio, con un vaso de licor en la mano y con una callada Yujin de pie al lado izquierdo.
—Suga —pronunció el hombre con una sonrisa torcida—. Gran pelea, aunque saliste más golpeado de lo que pude imaginar.
—Gané, es lo que importa —respondió tenso, luchando por aparentar una tranquilidad que evidentemente no sentía.
—Tienes razón, ganaste —concedió el alfa mayor, para luego extender un sobre al pelinaranja—. Tu pago, una excelente cantidad por salir victorioso en una pelea costosa.
Yoongi observó el sobre blanco en completo silencio, luego sus ojos se encontraron con los de Yujin, la omega tenía una sonrisa pequeña y también se notaba lo nerviosa que estaba, aunque el pelinaranja no terminaba de entender la razón.
Suspiró pesado y terminó negando.
—No quiero el dinero —dijo con todo el valor y seguridad que tenía.
—No te entiendo, chico —habló Jaehyun.
—Claro que lo haces —respondió mirándolo a la cara—. Toma mi ganancia como parte del primer abono que haré para la multa que está en el contrato —dijo, provocando que toda mueca tranquila abandonara el rostro del mayor—. Voy a salirme de esto, y no hay marcha atrás.
La única forma que Yoongi tenía para abandonar las peleas era si primero creaba una fortuna para su actual jefe. Era la cláusula de oro en el contrato que se hizo al principio de todo, así que no importaba cuantas peleas tuviera que hacer, él pagaría hasta el último won estipulado, si con ello aseguraba su libertad.
Sin embargo, si en alguna de las peleas resultaba como perdedor, la deuda duplicaría la cantidad, y sería mucho más difícil para Yoongi. Muchos puntos estaban en su contra, y sólo una esperanza, pese a ello, no tenía miedo, pues estaba seguro de poder lograrlo.
Había decidido luchar por ello, por obtener algo mejor para su vida y no seguirse conformando.
—Eres mi mejor peleador, Suga —habló Jaehyun con lentitud—. ¿Crees que será así de fácil?
—Hay un contrato que me respalda —dijo el pelinaranja—. Sé cómo funciona todo esto, así como también estoy seguro de que no puedes romper lo que se estipuló desde un inicio porque hasta tú saldrías perjudicado —sonrió ladino al saber que tenía razón—. Pagaré todo lo que tenga que pagar, y cuando lo logre me largaré de aquí para nunca regresar.
—Acepta —pidió Yujin a Jaehyun—. El pago que haría Suga sería mucho más alto que las peleas de dos años, y en ese lapso de tiempo podríamos encontrar a otro campeón —dijo, convenciendo al hombre—. Incluso ganaríamos más con la noticia del retiro del actual vencedor, los cupos se llenarían por todas esas personas que querrán ver sus últimas peleas.
Las palabras de la omega lograron el objetivo. La mente de Jaehyun comenzó a llenarse de posibilidades para hacer crecer el negocio, y Yujin tenía razón cuando decía que podían sacar un excelente provecho con la noticia de la salida definitiva de Yoongi en el mundo de las peleas clandestinas.
—Eres lista, pequeña —aduló con una sonrisa satisfecha.
Yujin se concentró en Yoongi cuando habló:
—El pago lo harás por cuotas. Las peleas están clasificadas por rangos, y tienes la ventaja de participar en las más costosas —pausó por un momento—. Nos quedaremos con el ochenta por ciento de tus ganancias, y te otorgaremos el veinte, de esta manera pagarás toda la multa en los próximos tres meses.
Yoongi se limitó a asentir en silencio, teniendo sumo cuidado de que su rostro no evidenciara la felicidad y alivio que le causaba el poder liberarse de todo aquello.
En tres meses lo lograría, un periodo de tiempo demasiado corto ya que él mismo calculaba como mínimo seis meses; sin embargo, jamás podría quejarse, sino todo lo contrario, estaba dando gracias por la valiosa oportunidad de comenzar a enmendar sus errores.
—¿Estás de acuerdo, Suga? —preguntó Jaehyun cuando notó el silencio en él.
—Sí, ¿tú estás de acuerdo?
—Sí, en este momento haremos la firma para que estés seguro de que no hay marcha atrás —dijo el alfa mayor—. Cuando hagas el último pago, podrás irte sin problemas.
Yujin sacó el documento pedido de la caja fuerte. Yoongi se tomó su tiempo para leer cada cláusula, analizando con cuidado los puntos escritos, aunque no había tanta elaboración ya que el objetivo era claro.
El primero en firmar fue Jaehyun, Yoongi lo hizo después, y finalmente Yujin sirviendo como testigo para el nuevo acuerdo que se había creado.
—Yujin te avisará cuando será la próxima pelea —dijo el mayor, mientras le entregaba una copia del documento a Yoongi—. Ahora ve a descansar, nos veremos en unos días.
El pelinaranja salió en silencio de la oficina, esa noche ninguno de sus amigos lo habían acompañado así que estaba caminando directamente a la salida del edificio.
Tenía muchas cosas dándole vueltas en la cabeza, la mayoría de ellas incluía a su ojitos bonitos y lo mucho que ansiaba verlo, besarlo y abrazarlo, aunque sabía que sería un poco difícil, sobre todo con la presencia de sus padres.
—Suga.
Se detuvo frente a la Harley que esperaba por él en el estacionamiento, giró lentamente y se encontró con una omega que conocía bien.
—Yujin, ¿se te ofrece algo?
Ella se acercó un par de pasos, animándose a soltar todo el aire que tenía retenido desde que presenció la conversación entre Yoongi y Jaehyun.
—Sólo quería decirte que me alegra mucho la decisión que tomaste —habló en susurros, se sentía avergonzada—. También quería disculparme por todo lo que te hice.
—Ayudaste, debo admitirlo —respondió el alfa con un suspiro—. Yujin... si di este paso en mi vida es porque existe alguien que me ha enseñado en poco tiempo lo mucho que merezco, y que la felicidad no está negada para personas que, como yo, han vivido en constantes errores a lo largo de su vida —la miró por un momento—. No tengo problemas contigo, créeme, pero también no quiero crearte falsas ilusiones —se sinceró—. Nosotros no podemos ser amigos, ni nada por el estilo, no obstante, te deseo lo mejor para tu vida.
Para ese momento ella ya se encontraba luchando contra sus lágrimas. Asintió, aceptando las palabras del hombre que amaba, el mismo que había roto por su ambición, y al que debía dejar en paz para que fuese feliz.
—Lo entiendo —dijo, mientras trataba de no dejar salir las lágrimas—. Antes que te vayas, ¿puedo hacerte una pregunta?
—Está bien —aceptó Yoongi.
—¿En otro momento y circunstancias te hubieses enamorado de mí? No quiero quedarme con la duda.
—No —respondió, hiriendo un poco más a la omega, pero él no pensaba mentirle—. Sólo puedo enamorarme una vez, Yujin, y ya lo hice.
—Pero, ¿y si no lo hubieras conocido? —indagó ella—. ¿Tampoco hubiera tenido oportunidad?
El alfa lo pensó seriamente. ¿Qué sería de su vida si jamás hubiese conocido a Jimin? Lo más probable es que seguiría envuelto en lo mismo, sin intenciones de avanzar o arreglar las cosas. Sonrió desganado, su vida sería la misma mierda, exceptuando a su pequeña y valiosa familia que fue la luz brillante que alumbró su camino en todo momento, dándole la lucidez cuando más lo necesitó.
—No pienses en ello, no vale la pena —respondió—. Supérame, Yujin, estoy seguro que podrás hacerlo y continuar con tu vida.
—Eres grandioso, Suga —comentó con una pequeña sonrisa—. Espero que él pueda hacerte feliz y cuidar tus sentimientos.
—Ya lo hace —le aseguró, para luego ponerse el casco y subir a su motocicleta.
Salió de ese lugar con la necesidad creciente de ver al chico de sus sueños, perderse en los ojos de cielo, y embriagarse de la sonrisa más hermosa que existía en el mundo.
Park Jimin era su tesoro, uno invaluable que estaba cuidando con sus manos toscas y torpes, amándolo en silencio, hasta que llegara el momento de confesarle por completo sus sentimientos.
Estaba sentado frente a su tocador, entretenido en retirar todo el maquillaje de su rostro, cuando la puerta de su habitación fue abierta.
—¿Estás seguro de no querer acompañarnos a cenar? —preguntó Lía a su hijo.
—Es una cena en celebración de su aniversario de bodas, madre, no quiero interrumpir su momento.
—No interrumpes nada, cariño —aseguró ella con una sonrisa—. A Sehun y a mí nos encantaría que nos acompañes.
—Vayan ustedes —respondió—. Me quedaré aquí.
—¿Estás seguro? —preguntó la mayor, mientras se acercaba.
—Lo estoy, vayan a divertirse —animó Jimin con buen humor—. ¿Desde hace cuánto tiempo no tienes un tiempo a solas con mi padre?
—He perdido la cuenta —admitió Lía, soltando una pequeña risa en compañía de su hijo.
—Entonces aprovechen —dijo el omega, subiendo y bajando las cejas con picardía.
—Está bien, si necesitas algo puedes llamarnos, JiWon te preparará algo para comer y Sergey pidió la noche libre, pero como no saldrás no tenemos inconvenientes con ello —dijo, inclinándose luego para besar la frente de su hijo—. Toma un descanso, volveremos en un par de horas.
Jimin se despidió de su madre e hizo lo mismo cuando su padre llegó hasta su habitación. Se quedó solo, decidiendo aprovechar ese tiempo para consentirte a sí mismo con algunas mascarillas que no había tenido la oportunidad de usar.
Reprodujo sus canciones favoritas y se sentó en el colchón para dar inicio; sin embargo, los pequeños golpecitos dados en las puertas de su balcón hicieron que detuviera todo, y sonriera como idiota ilusionado.
Se apresuró a correr las cortinas blancas y a abrir las puertas dobles, del otro lado se encontró con un alfa pelinaranja que conocía bien, derritiéndose cuando el mayor le regaló una sonrisa ladina cargada de coquetería.
—¿Qué haces aquí? —preguntó Jimin, con sus ojitos abiertos de la sorpresa que sentía al tenerlo allí.
—Quería verte —respondió el alfa, adentrándose por completo en la habitación.
El pelirosa cerró las puertas y arregló las cortinas para darles privacidad, giró su cuerpo y miró al mayor concentrado en revisar los productos de belleza que pensaba usar.
—Casi eres descubierto por mis padres —reveló el menor con una mueca divertida.
—Lo sé, estuve un buen rato afuera hasta que los vi salir —admitió—. Creí que ibas con ellos, pero las luces de tu habitación estaban encendidas, y lo mejor es que la seguridad de tu castillo está bastante escasa esta noche.
—Sergey pidió la noche libre, y los demás acompañan a mis padres.
—Oh, ahora comprendo lo fácil que fue llegar hasta ti —murmuró, con los ojos puestos en todos los productos—. ¿Qué es todo esto?
—Mascarillas, exfoliante facial y más productos para el cuidado de la piel —respondió—. Pensaba consentirme, pero ya que estás aquí, también lo haré contigo.
El alfa no tuvo oportunidad de responder, ya que fue abordado por un omega rosita y bastante emocionado.
Jimin corrió y de sus cajoneras tomó una diadema de fresas que colocó en la cabellera del alfa. Se sentó a horcajadas sobre el regazo del mayor y desde allí comenzó a trabajar en el rostro que lo veía embelesado.
Lo primero que tomó fueron las toallas húmedas. Con cuidado limpió cada porción de la cara del mayor, frunciendo levemente el ceño cuando notó varias marcas que sin duda eran golpes recibidos.
—¿Peleaste con alguien, alfa? —inquirió, mientras sus dedos rozaban con delicadeza los puntos maltratados.
—Sí, pero gané —alardeó Yoongi, haciendo que Jimin rodara los ojos.
—¿Puedo saber por qué? —preguntó con cuidado.
Yoongi calló. ¿Debería decirle la verdad ahora? El corazón se le aceleró de forma alarmante con la idea de sólo pensarlo, pero tampoco quería ocultar esa parte de su vida, mucho menos mentirle. No sabía qué hacer, y la incertidumbre de no saber cómo Jimin reaccionaría le robaba todo intento de valor para intentarlo.
—No me respondas —habló Jimin al notar los acelerados latidos del corazón—. Sólo quiero que estés bien.
—No estoy bien, hay algo que de verdad quiero decirte, pero me resulta difícil —confesó con una mueca.
Jimin lo miró a los ojos, y no pasó mucho tiempo para que dejara una serie de besos pequeños por todo el rostro contrario, demostrando con ello su cariño, y ese apoyo incondicional que quería ofrecerle al mayor.
—¿Por qué es difícil? —cuestionó, mientras sus manos jugueteaban con el cabello largo.
—Porque decirlo en voz alta me recuerda todos los errores que he cometido, y me siento avergonzado —admitió—. Cada vez que pienso en ello y lo relaciono con todo lo que he vivido contigo me doy cuenta de que eres lo más valioso que he podido tener, y no quiero que te sientas decepcionado por el alfa que lleva toda una vida cargando con malas decisiones.
—No conozco todo lo que has tenido que pasar, pero, si de algo estoy seguro es de que estás siendo muy duro contigo mismo —respondió, y el cariño era perceptible en su tono de voz—. Nadie es perfecto, alfa, sólo yo.
Yoongi soltó una carcajada que contagió al omega entre sus brazos. Jimin tenía la capacidad de hacerle sentir bien con su mera presencia, y para él era increíble la manera en la que aquellas pequeñas manos podían llegar a cuidarlo con tanto esmero.
El omega aprovechó y tomó la mascarilla que había elegido para el alfa, se la colocó con delicadeza; mientras lo hacía, apretaba los labios para no soltar la risita que estaba en su garganta al ver como el imponente chico que lo sostenía de la cintura de forma posesiva, cambiaba a una masita tierna, con la mascarilla blanca que tenía dibujos de gatitos en ella.
—Te ves tierno —comentó risueño.
—Te besaría ahora mismo, si esta cosa pegajosa no estuviera estorbándome —dijo Yoongi, haciendo muecas graciosas al no soportar las sensaciones que la mascarilla facial dejaba en su piel.
—Pues esa cosa pegajosa como le llamas te dejará la piel hidratada, y le dará un respiro para que esos golpes desaparezcan pronto —arrugó la nariz—. No me gusta verte así, alfa.
—Ya pasará, omega, ya pasará.
Jimin creyó en las palabras que escuchó, decidió abrazarlo y así poder consumirse en los aromas que a cada instante le gritaban que estaba en el lugar correcto, donde era feliz, y donde se sentía tocar el cielo con la punta de sus dedos.
—Eres muy importante para mí, Yoongi —le susurró al oído—. No olvides lo mucho que te quiero, y siempre desearé lo mejor para ti.
—Me estás matando de amor, ojitos bonitos —confesó el alfa—. Y para mí no hay mejor sensación que desvanecerme entre tus manos. Soy tuyo, siempre quiero serlo.
Ese tiempo que pasaron juntos lo aprovecharon al máximo. Yoongi le pidió a Jimin que le explicara el método correcto para que él pudiera colocarle la mascarilla facial al omega; fue así como un concentrado alfa siguió cada una de las indicaciones hasta que el rostro del pelirosa estuvo cubierto por una telilla fina con estampado de gatitos.
—He de admitir que nos vemos ridículos —dijo Yoongi, mientras se miraba en el espejo de mano.
—¡Amerita una fotografía! —exclamó Jimin, al mismo tiempo que iba por su móvil.
Lo encontró encima del buró y luego corrió a sentarse en las piernas del alfa. Yoongi le rodeó la cintura, admirando con una sonrisita la emoción que llenaba al omega que estaba bastante entretenido tomándoles fotografías, mientras lucían ridículos con aquellas mascarillas.
—Sonríe, alfa —pidió el menor, mientras juntos veían a la cámara.
Yoongi lo hizo. Sonrió y Jimin tomó muchas fotos que posteriormente compartió con el chico que le acompañaba. El pelinaranja las miró, sonriendo como bobo al percatarse lo feliz que lo hacían esos detalles pequeños, pero que sin duda poseían un gran valor para ambos.
El alfa puso una de esas fotografías como fondo de pantalla en su móvil al minuto siguiente.
Quiero felicitar a los que le dieron el voto de confianza a Yujin. Ella, pese a sus errores GRANDES no es la villana de esta historia. 🥹
En realidad no hay un villano por así decirlo. En los libros de romance el romance es lo principal, y crear villanos intensos es un desequilibrio total.
Yoongi ya comenzó a pelear por su felicidad, démosle un aplauso. 👏
Les deseo un excelente inicio de semana, nubecitas. (Así los llamaré aquí en honor al fic) 🥺☁️
☁️Yoon~
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