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☁️45: dulce despertar☁️

Jimin despertó con un sentimiento agradable.

El clima de esa mañana le resultó perfecto, por la pequeña ventana podía ver muchas gotas de agua caer, siendo los resultados de la gran tormenta que seguramente acabó en la madrugada.

Se removió en la cama con un poco de pereza, las sábanas llenas de los aromas de ambos le hicieron sentir bien, provocando que escondiera el rostro en medio de ellas para tomar fuertes respiraciones hasta que el omega oculto en su alma se sintiera saciado.

Minutos después se levantó. No tenía idea de la hora y tampoco había visto a Yoongi, pero ya tendría oportunidad de buscarlo en el piso inferior. En ese momento corrió a buscar la camiseta que estuvo usando y se la colocó, para luego buscar su móvil y encenderlo.

Hizo una mueca. Tenía más de cincuenta llamadas perdidas repartidas entre Momo, Taehyung, Chanyeol, su padre y Sergey. Más de cien mensajes de texto y tres alertas en la aplicación de rastreo.

Jimin frunció el ceño, esperaba que Sergey no haya entrado en pánico porque él mismo se encargó de hacerle saber su ubicación antes de desaparecer del bar.

Decidió que no pensaría en ello, y en su lugar se concentró en hacer la cama mientras tarareaba una canción al azar. Estaba por terminar cuando su estómago rugió exigiendo comida, motivo suficiente para que Jimin tomara su billetera y móvil antes de disponerse a bajar al primer piso.

Encontró a Yoongi de inmediato, el alfa estaba con pijama, pero a juzgar la cabellera húmeda, Jimin aseguraba que se encontraba duchado. El omega se acercó con cuidado, abrazándolo por detrás cuando tuvo la primera oportunidad.

—Buenos días, ojitos bonitos —saludó el mayor, girando su cuerpo para ver al más pequeño—. ¿Dormiste bien?

—Dormí bien, ¿por qué no estabas a mi lado cuando desperté? —inquirió con un puchero.

El alfa le besó la frente antes de responder:

—Tenía que revisar la agenda que tengo para hoy, Nam y Hope no trabajarán porque están con una cruda del diablo, así que yo tendré que cubrir todo —informó sonriente—. También les dije que estabas conmigo, al parecer tus amigos estaban histéricos.

—Lo sé, y Sergey quizá dio un aviso en la mansión —frunció el ceño y negó—. No, no lo hizo.

—¿Cómo puedes asegurarlo? —indagó, mientras sus brazos abrazaban la cintura del menor.

—Mi nana no me ha llamado, así que no saben nada —dijo seguro y hasta aliviado.

El alfa asintió, se alejó un poco del omega cuando recordó lo que estuvo haciendo un par de horas atrás, por ello caminó hasta el sillón donde una muda de ropa perfectamente limpia y planchada esperaba por ser usada.

—Aquí tienes —dijo, entregándole la ropa.

Jimin la reconoció, era el atuendo que usó la noche anterior para ir al bar, estaba limpio e incluso tenía una fragancia suave que le agradó y causó curiosidad.

—Gracias, ¿cómo conseguiste lavarlo?

—B-bueno —Yoongi se sonrojó y para disimular un poco se entretuvo con la agenda—. Fui al centro religioso para ver si alguna monja podría ayudarme y afortunadamente resultó. Ellas se encargaron de preparar tu ropa.

—¿Y no preguntaron algo?

—No, sólo se asombraron que les buscara a las cinco de la mañana.

—¿A las cinco de la mañana? ¿Es en serio, alfa? —inquirió entretenido.

Yoongi se encogió de hombros, segundos después sonrió juguetón y se acercó hasta el omega que lo seguía mirando divertido. Sin previo aviso lo cargó sobre su hombro derecho, ganándose una exclamación sorprendida por parte de Jimin quien se dejó hacer sin problemas.

Lo llevó hasta el baño que estaba contiguo a la habitación, lo bajó con cuidado dejándolo sentado en el lavamanos donde aprovechó para meterse entre sus piernas y besarlo.

Las manos del alfa le quitaron la camisa revelando la completa desnudez del omega, Jimin sintió como el tacto del mayor quemaba de forma placentera en su piel, sobre todo cuando le tocaba los muslos y caderas con afán.

Los labios de Yoongi dejaron la boca contraria para concentrarse en el cuello que estaba adornado con las marcas que hizo durante la medianoche. Besó cada una de ellas, al mismo tiempo que se embriagaba con los aromas dulces que adquirieron más potencia en los últimos días, capaces de inundar sus fosas nasales y amenazar con su control.

—A-alfa —jadeó Jimin cuando los dedos contrarios frotaron con agilidad sus pezones sensibles.

Yoongi continuó con su labor de probarlo y hacerle sentir bien. Sus labios descendieron un poco hasta que llegaron a los pezones, succionó repetidas veces, pintándoles de rojo e hinchándolos, hasta que la propia sensibilidad de Jimin fue evidente en los fuertes tirones que le daba a la cabellera naranja.

—Me encantas, chico fresa —murmuró, mientras una de sus manos tomaba el miembro del omega para comenzar a masturbarlo.

Los ojos del menor conectaron con los gatunos. Se formaron jadeos y gemidos combinados que quedaban sepultados en las paredes del baño, mientras la temperatura de ambos aumentaba a medida que se iba construyendo el clímax en el omega.

—Más rápido —demandó Jimin, con sus labios entreabiertos y temblando ligeramente por el mismo placer experimentado.

Yoongi obedeció, los movimientos de su mano sobre el pene contrario fueron más rápidos, subiendo y bajando, presionando en los puntos exactos hasta sentirlo palpitar bajo su palma, tan duro y caliente como el suyo.

—Suéltalo todo —susurró y posterior a ello mordió con fuerza el labio inferior del omega.

La estimulación caló profundamente en Jimin. Se tensó por completo mientras su miembro dejaba escapar su esencia, en el mismo momento que el lubricante natural salía de su entrada; tomó una profunda inhalación para calmar las sensaciones abrumadoras, sosteniéndose de los hombros contrarios para no desfallecer.

—Eres increíble en esto —confesó Jimin recuperando el aliento.

Yoongi alzó una ceja divertido al ver la mueca satisfactoria del pelirosa. Se inclinó para besarlo profunda y lentamente, sintiendo la textura de los labios ajenos y confirmando lo bien que se amoldaban a los suyos.

—Date un baño, algodoncito —murmuró sobre los labios contrarios.

—¿Huelo mal? —inquirió, mirándole con reto.

—Todo lo contrario, tu piel está llena de mi aroma y me está resultando difícil no follarte, así que ten consideración conmigo y toma un baño.

El menor sonrió ladino, aún así, terminó accediendo. Bajó del lavamanos con ayuda de Yoongi y se encaminó hasta la ducha, con los ojos oscuros quemándole con fuerza en la parte baja de su espalda.

—Deja de mirarme el trasero —riñó, aunque se escuchó divertido.

—Estás completamente desnudo a menos de dos metros de distancia —empezó—. No apreciar los grandes atributos que posees debería ser un crimen, y yo soy un buen ciudadano —dijo el alfa con orgullo.

Jimin rodó los ojos, abrió la llave de la ducha y gimió gustoso cuando el agua fría impactó en sus manos.

—¿Tienes una toalla que pueda usar? —preguntó al alfa.

Yoongi salió del baño y en dos minutos regresó con todo lo que el omega necesitaría. Dejó las cosas al lado del lavamanos y salió para darle privacidad en lo que él terminaba unos asuntos pendientes para comenzar su día de trabajo.

—Tengo hambre —fue lo primero que dijo Jimin cuando se reunió con Yoongi.

—Lo sé, escuché la protesta de tu estómago cuando estábamos en el baño —respondió, mientras tomaba su billetera—. Vamos a desayunar.

—¿A dónde?

—Tú sólo sígueme, algodoncito.

Los dos caminaron hacia la salida del local. Eran las siete con cuarenta de la mañana, ya faltaba poco para que el estudio de tatuajes abriera sus puertas al público, y era una fortuna para el alfa que en la misma calle estuviera una cafetería donde atendían desde temprano.

Sin embargo, al abrir la puerta se encontraron con un pequeño detalle que cambió sus planes por completo.

Frente a ellos había una camioneta negra blindada, con un alfa alto que lucía cansado apoyado en ella, de brazos cruzados y mirada afilada puesta en el omega que palideció por completo.

—Sergey —pronunció Jimin, regalándole la mejor sonrisa que tenía.

—¿Estás bien? —preguntó el mencionado, con sus ojos grises inspeccionando al omega.

—Sí, no pensé que estarías aquí.

—Estoy aquí desde la madrugada —informó con tono neutro—. La señorita Momo tuvo la amabilidad de avisarme que escaparías, y no fue difícil saber con quien.

—Yo no le dije a Momo que me escaparía, y me aseguré de enviarte mi ubicación.

—Pues agradece que ella te conozca bien, y no me enviaste ninguna ubicación —aclaró—. De hecho, hiciste todo lo contrario al apagar el móvil.

Jimin abrió la boca dispuesto a protestar y la cerró de inmediato cuando se dio cuenta de que Sergey tenía razón. ¡Había apagado el móvil! Por supuesto que así jamás podrían localizarlo, y por ese instante pensó en la preocupación del alfa que se encargaba de cuidarlo.

Hizo un puchero sintiéndose un poquito culpable, aunque eso no significaba que se arrepintiera de todo lo que hizo.

—Lamento el descuido, pero no me arrepiento de lo que hice —dijo con la mirada en alto e ignorando la sonrisa tenue en el alfa que estaba a su lado.

El ruso soltó un suspiro agotado, miró al alfa que estaba al lado del pelirosa y se terminó de tranquilizar. Jimin confiaba en ese chico como para escaparse con él, y sea como sea, Sergey confiaba en el chiquillo que cuidaba, así que no entraría en reclamos porque sentía que no era su asunto, y al final el omega se encontraba a salvo.

—Deben tener hambre —comentó luego de un momento de silencio.

El alfa pelinegro sacó dos bolsas de comida del interior de la camioneta y se las entregó a los más jóvenes. Jimin agradeció con una sonrisa enorme, mientras que Yoongi simplemente hacía una tenue reverencia en agradecimiento.

—Es de mis restaurantes favoritos —comentó el omega, olfateando los aromas deliciosos de los panqueques de ricota.

—Vayan a desayunar —indicó el guardaespaldas—. Estaré esperándote para llevarte a casa.

—¿Tú ya comiste algo? —preguntó el omega.

—Sí, e iré por un café en algunos minutos.

Jimin asintió y prometió salir pronto para irse a casa. Cuando Sergey le aseguró que esperaría lo necesario, el omega tomó una de las manos del pelinaranja y juntos ingresaron al estudio de tatuajes para tomar el desayuno en tranquilidad.

Por supuesto que, hubo risas y besos robados que no pudieron faltar.

Yoongi terminó con un tatuaje que le llevó cerca de tres horas, colocó el vendaje en el área trabajada y luego se concentró en la chica para dar las indicaciones necesarias.

—El vendaje úsalo dos horas como mínimo, aunque sería genial si lo tuvieras por más tiempo —indicó—. Frotar con cuidado con ayuda de jabón y agua, el humectante úsalo tres o cuatro veces al día, no lo expongas al sol y ten cuidado al momento de elegir la ropa.

—¿Cuánto tiempo llevará el proceso de curación? —preguntó ella, mientras se ponía la camiseta, omitiendo por completo el sostén para no lastimarse.

—Dos semanas para mejores resultados.

—Entendido y gracias —dijo para finalmente salir del lugar con una sonrisa satisfecha.

Yoongi guardó el dinero y salió hacia el exterior, deteniéndose abruptamente cuando se encontró a dos alfas esperándolo en la sala de espera.

Frunció el ceño cuando miró a NamJoon, el moreno lo veía con indignación y no entendía por qué.

—Pensé que estarían vomitando y quejándose de su existencia —murmuró, mientras se sentaba en el sillón vacío frente a ellos.

—Tuviste una buena noche, eh —comentó el pelinegro con sus ojos fijos en el hematoma que resaltaba en el cuello pálido.

—¿Estás celoso, Nam? —inquirió sarcástico.

—Estoy un poco indignado porque me prohibiste tener sexo con Jinnie cuando tú prácticamente te devoraste al chico Park.

Yoongi soltó una carcajada que fue acompañada por la risa escandalosa de Hoseok. El pelinaranja se recostó en el sillón, dándole una mirada pícara a su amigo para empeorar su mal humor.

—Error, prohibí que tuvieras sexo en mi camita. Tú sabrás lo que haces en la tuya —dijo con un encogimiento.

—¿Así era? —preguntó el moreno ladeando la cabeza confundido.

El pelinaranja lo miró burlón antes de afirmar:

—Eres un idiota, Nam.

—Mejor cuéntanos cómo estuvo —interrumpió el rubio, mirando ansiosamente a Yoongi.

—¿Qué se supone que les diga? —preguntó a la defensiva—. Si quieren detalles pueden irse al carajo los dos.

—¡Yo no te pregunté como para que me ataques! —protestó NamJoon.

—¡Hey! ¿Por qué tan agresivo? Nosotros sólo tenemos mucha curiosidad —molestó Hoseok.

—Pues yo no ando curioseando lo que tú haces con tu chica —respondió Yoongi con el entrecejo arrugado en disgusto.

—No es mi culpa que no seas curioso —dijo el rubio con naturalidad—. Anda, cuéntanos algo.

—No —sentenció—. Y ya que están aquí ayuden a limpiar el local. Tuve muchos clientes y no me quedó tiempo ni de almorzar.

NamJoon y Hoseok protestaron de inmediato y a Yoongi poco le importó. Les entregó una escoba a cada uno y los puso a limpiar el local, mientras él decidía darle un poco de comida a su estómago hambriento.

Estaba comiendo a gusto cuando escuchó una pregunta de parte de su sonriente amigo rubio.

—¿Te le propusiste? —preguntó Hoseok, limpiando cerca de donde estaba el pelinaranja.

—No.

—¿Podemos saber por qué? —indagó NamJoon.

—Pensé en lo que me dijeron y llegué a la conclusión de que tienen razón —suspiró—. Debo arreglar mis mierdas antes de pedírselo.

NamJoon y Hoseok fingieron sollozar, diciendo ridiculeces como: "te hemos criado bien" "estamos orgullosos" y muchas más que hicieron a Yoongi rodar los ojos y querer lanzarles la comida. De lo último se arrepintió, para él comer era un placer divino y desperdiciar los alimentos en un par de tontos sería un crimen imperdonable.

Los ignoró por completo y se concentró en hacer feliz a su estómago.





























Holi, espero que el capítulo les haya gustado. ❤️

Aquí les dejo a Sergey, se los presento porque leí que varios se lo imaginaban viejo y eso es un pecado jajaja.

Está joven y bastante guapo el muchacho, es por esa misma razón que Jimin le insiste que no use formalidades para dirigirse a él.

¿Qué opinan de este alfa? 👀



☁️Yoon~

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