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☁️37: manzanas de caramelo☁️

Jungkook estaba muy emocionado.

Taehyung le había informado que la salida a la feria sería un sábado, y desde que lo supo contó cada segundo, minutos y horas, rogando para que el tiempo pasara rápido y así tener la oportunidad de salir con su hermano y amigos.

Finalmente ese día tan esperado por él llegó, es por ello que se encontraba ansioso, mientras su madre continuaba ayudándole a elegir la ropa que usaría.

—¿Qué opinas de esta camisa? —preguntó la mayor a su hijo, mostrándole una prenda de color celeste claro.

Jungkook asintió con energía. —Me gusta mucho.

—Pienso que unos pantalones negros le quedarían bien —opinó Somi, para luego rebuscar entre la ropa de su hijo hasta que encontró los indicados.

—Y zapatos blancos —dijo el menor aplaudiendo feliz.

Madre e hijo aprovecharon el tiempo que les quedaba. Somi se encargó de colocarle la ropa, teniendo especial cuidado para que su cachorro menor luciera más precioso de lo que era, y a medida que hacía su trabajo se encargaba de elogiarlo para que Jungkook nunca perdiera la confianza en sí mismo, mucho menos los deseos por explotar todo aquello que el mundo tuviera para ofrecerle.

—Luces precioso, hijo —halagó con mirada resplandeciente.

Jungkook se sonrojó, aunque le agradó mucho escuchar ese elogio que hizo más bonito su día. —¿Podría maquillarme por esta vez? Nada exagerado, sólo un poco de polvo y bálsamo labial.

—Por supuesto que sí —aceptó la omega, mientras tomaba todo lo que necesitaba para cumplir con los deseos de su hijo.

Ella misma se encargó de maquillarlo, logró un resultado natural que hizo que la piel del omega luciera suave, con un sonrojo natural que le hacía ver encantador. El bálsamo labial hidrató los labios, dándole un aspecto pulcro, uniforme y saludable.

—¿Ya estoy listo? —preguntó ansioso.

—Sí —dijo ella—. ¿Quién vendrá por ti?

—Taehyung, mi hermano irá por Jimin hyung.

Somi asintió. —¿Dónde van a reunirse?

—En la entrada de la feria, o en eso habíamos quedado —frunció la nariz al no estar del todo seguro.

Estuvieron conversando por un buen momento, ese tiempo entre ambos era muy íntimo y valioso. Jungkook amaba compartir tiempo de calidad con su madre, y para Somi no existía momentos más valiosos que los que pasaba en compañía de sus cachorros.

Escucharon un único golpe en la puerta que estaba abierta, ambos miraron hacia ese lugar encontrándose con un alfa conocido que tenía una sonrisa pequeña en su rostro al notar la escena.

—Hola —dijo, luego hizo una reverencia respetuosa dedicada a Somi—. He venido por Jungkook para irnos a la feria.

Somi se acercó hasta el alfa en compañía de su pequeño hijo. Ella notó lo atento que Taehyung era con su hijo al tomar el mando de la silla de ruedas para sacarlo de la habitación.

—Cuide de mi hijo, por favor —pidió.

Aunque no quería decirlo en voz alta se encontraba un poco nerviosa de lo que pudiera pasar en esa salida. Sin embargo, constantemente se recordaba que todo estaría bien con la presencia de Yoongi, Somi estaba segura de que su cachorro mayor se encargaría de protegerlo.

Y también la mirada segura y tranquila del chico frente a ella agregó un poco más de confianza para que se quedara tranquila.

—Lo traeré sano y salvo, se lo prometo —respondió Tae.

Terminaron de despedirse de la señora Min para finalmente dirigirse hacia la salida del centro médico. El camino fue corto, tranquilo y silencioso; Taehyung fue atento al momento de guiar la silla de ruedas, mientras que Jungkook se dejaba hacer, aprovechando para mirar detalles nuevos que se iban agregando al lugar que por el momento se había convertido en su hogar.

Salieron de las lujosas instalaciones y continuaron avanzando hasta que llegaron al auto del alfa. Taehyung abrió la puerta del copiloto, y con ojos dudosos miró al omega que le acompañaba.

—¿Me permites cargarte? —cuestionó.

Jungkook no respondió al instante, recordó que en toda su vida únicamente había sido cargado por su hermano mayor, creando un ambiente de confianza que poco a poco tuvo que ir superando cuando entró al centro médico.

Soltó un suspiro corto, y finalmente asintió. —Puedes hacerlo.

Los brazos de Tae se ajustaron de manera perfecta, lo levantó sin problemas, teniendo cuidado al momento de dejarlo en el asiento. La cercanía fue mayor cuando el alfa se entretuvo en colocarle el cinturón de seguridad, ajeno por completo a la mirada de Jungkook.

—Listo —anunció el pelirrojo—. Estaré contigo en un minuto.

Cerró la puerta y corrió a guardar la silla de ruedas en la cajuela del vehículo, cuando todo estuvo listo se subió al auto y lo puso en marcha.

—¿Qué tipo de música te gustaría escuchar? —preguntó Taehyung mientras se adentraba en el tráfico.

—¿Puedo escoger cualquiera sin problemas? —inquirió con su emoción creciendo poco a poco.

—Sí claro, sólo dime cuáles quieres escuchar —dijo el alfa, sintiéndose bien al escucharlo reír.

—Happiness de Taylor Swift —solicitó de inmediato.

El mayor cumplió con lo pedido, y cuando la canción culminó muchas otras más se escucharon, todas de la misma artista que al parecer era la favorita del tierno omega.

Jimin salió del Mustang casi al mismo tiempo que Yoongi.

La entrada a la feria estaba delimitada por un gran arco que contenía todos los colores del arcoíris, desde donde se encontraban podían escuchar muchas risas, música, gritos emocionados y demás, aumentando las expectativas en el emocionado chico pelirosa.

—Tae y Kookie no tardan en llegar —avisó el omega.

Yoongi asintió, se apoyó en el capó del auto y rebuscó en su chaqueta el paquete de cigarrillos que siempre cargaba consigo; se consiguió uno mientras estaba concentrado en encontrar el encendedor.

—No deberías fumar —regañó Jimin cruzándose de brazos.

El alfa lo miró. —¿Te molesta que fume?

—Sí, vamos que todo el mundo sabe que es dañino para la salud —expresó irritándose con la idea de que el alfa no se cuidara en ese aspecto.

Yoongi sonrió ladino, miró el cigarrillo que estaba por fumar y se lo mostró al omega frente a él, riendo cuando Jimin hizo una mueca de disgusto.

—Te lo entregaré y ya no lo fumaré —dijo, haciendo feliz al contrario—. Pero tengo una condición.

—¿Cuál? —preguntó, dispuesto a negociar para que el alfa dejara ese mal hábito, aunque fuese de a poco.

—Que me des un beso —dijo coqueto—. Es justo, ¿no? Un beso por un cigarrillo.

—Te aprovechas —acusó el omega queriéndose mostrar ofendido, aunque al final terminó sonriendo—. Está bien, tenemos un trato, pero antes dame el cigarrillo.

Yoongi se lo entregó y en ese instante aprovechó para atraer el cuerpo del omega y estamparle tremendo beso que le robó el aliento. Lo soltó segundos después, relamiéndose los labios con toda intención de ser observado.

—Más adictivo que la nicotina —murmuró bajo.

Los ojos del omega centellearon con seguridad. —Tienes una cajetilla de cigarrillos escondida.

—Sí —admitió Yoongi—. Pero si quieres que te la entregue vamos a negociar de la misma forma —sonrió ladino—. Un beso por cada cigarrillo, y aún tengo diecinueve.

Jimin lo miró con reto. —Dame la cajetilla.

El alfa obedeció rápidamente sin saber que sería estafado. Efectivamente recibió los diecinueve besos de intercambio por cada cigarrillo, pero no eran de los besos que esperaba, más bien fueron besitos cortos que el menor depositó por todo su rostro de forma rápida y superficial.

—Supiste engañarme, chico listo —comentó entretenido, aunque sinceramente estaba conforme con los besos recibidos.

Jimin se encogió de hombros. —En ningún momento especificaste el tipo de besos y el lugar donde los querías.

El omega se aseguró de que la cajetilla estuviera completa, cuando lo hizo llamó a Sergey y le pidió que la guardara o que se deshiciera de ella, cualquier opción estaba bien.

—Estaré a una debida distancia —informó el ruso para luego retirarse con los cigarrillos.

La llegada de Taehyung y Jungkook ocurrió diez minutos después. Yoongi se acercó en compañía de Jimin quien no tardó en abrazar al alfa pelirrojo, mientras el mayor de todos se ocupaba de su hermano menor.

—Hola Kookie —saludó Jimin, mirando con ternura al omega que estaba siendo cargado por el hermano.

Jungkook se escondió en el pecho del alfa porque le daba un poquito de vergüenza que lo vieran en esa situación, sucedía lo contrario con Yoongi, él amaba avergonzar a su hermano.

—Hola Jimin hyung —respondió desde su escondite.

Taehyung se apresuró a llevarles la silla de ruedas donde el pelinaranja dejó al pequeño omega. Hubo un mini momento de tensión cuando el mando de la silla se disputó entre ambos alfas.

—Yo lo llevaré —informó Yoongi.

—Yo vine con él —atacó Taehyung.

Jimin rodó los ojos, se abrió paso entre ambos y tomó el mando de la silla de ruedas, después de todo, quería pasar tiempo con el otro omega y esperaba que pudieran divertirse.

—No se queden atrás —dijo a los alfas boquiabiertos.

La primera parada fue el puesto donde vendían manzanas de caramelo, Jimin empujó la silla de ruedas hacia ese lugar, siendo seguido de cerca por un par de alfas y de lejos por otro más que no lo perdía de vista.

—¡Delicioso! —exclamó Kook con ojitos brillantes.

Jimin compró cuatro manzanas de caramelo y las repartió entre ellos. Se dirigieron hacia un lugar tranquilo para poder degustarlas, al mismo tiempo que se entretenían con la visión de las personas pasando un buen tiempo en familia y en compañía de amigos.

En ese momento Taehyung aprovechó para tomar el mando de la silla de ruedas, por supuesto que ganó la atención de los demás, resaltando la mirada aguda del alfa pelinaranja.

—Llevaré a Jungkook a la máquina de peluches para probar suerte —informó, desencadenando la emoción en el mencionado.

Yoongi iba a replicar y lo único que lo detuvo de hacerlo fue la sonrisa ilusionada de su hermano. Se tragó todas las palabras que tenía para decir y terminó accediendo a regañadientes.

Los observó irse hacia algún lado de la feria, pocos segundos después sonrió cuando una cabeza se apoyó en su hombro derecho.

—No había visitado una feria, es bonito —confesó Jimin, mientras continuaba degustando de su manzana de caramelo.

Yoongi lo abrazó por los hombros. —Mi padre nos solía traer a este lugar, al menos una vez al mes —suspiró con los recuerdos—. Desde que él murió mi madre no ha venido.

—Gracias por compartir esto conmigo —musitó el menor.

El alfa se concentró en él y no pudo evitarlo, los labios rojos bañados de caramelo lo llamaron con necesidad hasta que se fundió en ellos por completo.

Se besaron bajo las luces que comenzaban a encenderse para iluminar cada rincón del lugar, y lo hicieron bajo las miradas sorprendidas de Taehyung y Jungkook. Sergey no, él ya los había visto besarse.

—¡Yoongi hyung! —el grito feliz de Jungkook hizo que ambos culminaran el beso sabor a manzanas.

Se tomaron de la mano y se acercaron hasta donde estaba Tae en compañía del omega sonriente que abrazaba cuatro peluches de diferentes formas y colores.

—Miren —dijo, mostrando con orgullo cada uno de los peluches—. Tae los ganó para mí.

—Me gustan mucho, Kookie —dijo Jimin con una sonrisa pequeña—. El rosa es mi favorito.

—¿A dónde irán ustedes? —preguntó Taehyung a Yoongi y su amigo.

El alfa mayor abrazó al pelirosa por los hombros. —Que el algodoncito decida donde quiere ir, yo soy un simple siervo que vive para cumplir con sus deseos.

La elección de Jimin fue instantánea. Jaloneó al alfa hasta que ambos llegaron al primer juego que ganó su atención, Yoongi pagó por las entradas para subir, para luego esperar con impaciencia que diera inicio.

—¡Esto es emocionante! —chilló Jimin cuando el juego comenzó a llevarlos a grandes alturas.

Llegaron hasta la cumbre donde la visión era extraordinaria. El omega apuntó muchos lugares con su dedito mientras que el alfa solamente asentía a todo lo que el menor decía, sonriendo levemente cuando lo miraba emocionarse por pequeñas cosas que iba descubriendo.

—Cuando bajemos de aquí iremos a la cabina de fotografías —dijo Yoongi—. Quiero una foto de nosotros dos dentro de mi billetera —le guiñó un ojo—. Me dará suerte.

—Me parece una gran idea, motero —accedió sonriente, y no tardó en distraerse con lo que había abajo de ellos—. ¡Mira el puesto de tiro al blanco! Se mira precioso con las luces violetas, ¿no crees?

Sin embargo, Yoongi no estaba concentrado en las luces, pues para él existía algo mucho más hermoso para ver.

Le tomó la mano en un toque suave para ganarse su atención. Jimin lo miró a los ojos, dándole la inspiración para que dijera lo que en verdad el alfa pensaba en ese momento específico que estaban viviendo.

—Oh, cariño... todas las luces de la feria nunca podrían brillar tanto como tus ojos —confesó con sinceridad.

Esa confesión aceleró el corazón del omega, volviendo el momento más mágico cuando allí, en la cima de ese pequeño mundo, y rodeados de luces coloridas volvieron a besarse, descubriendo que cada vez que lo hacían florecía una nueva flor en ese jardín que poco a poco iban construyendo con sus sentimientos.

Cuando bajaron del juego hicieron lo que Yoongi tanto quería. Ingresaron a la pequeña cabina donde se tomaron muchas fotos, en unas sonriendo, en otras haciendo muecas cómicas, y hubo otras en las que incluso llegaron a besarse para inmortalizar lo que más amaban hacer: perderse en los labios del otro.

Se dividieron las fotografías en partes iguales, y al salir se encontraron con Tae y Jungkook. Fueron a comprar algodón de azúcar en forma de corazón, compartieron entre todos ellos y las risas nunca faltaron.

Fue una experiencia liberadora, nueva, y que sin duda recordarían por el resto de sus vidas.

—Deberíamos repetirlo —dijo Taehyung, él también se había divertido bastante.

Yoongi y Jimin compartieron una mirada que decía mucho a simple vista, y aunque no respondieron, Tae y Kook supieron que sí, efectivamente deberían repetir esa salida.

Y lo harían, los cuatro estaban seguros de ello.





















Tres capítulos en un día. 😎✌🏻

Soy un excelente servicio jajsja okno.

¿Qué les pareció la salida de la feria? 🥺 ¿estuvo como lo imaginaron o me quedé corta?

Infinitas gracias por leer mi libro. 💞

Ahora sí, hasta mañana, debo estirar mis piernas. 😩

☁️Yoon~

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