☁️25: secretos nocturnos☁️
Jimin estaba completamente fascinado.
La cocina que había en la casa de los Min era muy pequeña; sin embargo, los tonos cálidos y estampados florales le daban una vibra positiva que no podía ignorarse, aunque lo que más lo tenía curioso era la forma magistral con la que la omega se desplazaba de un lado a otro mientras preparaba la cena.
El pelirosa analizó cada ingrediente que se estaba utilizando, conocía algunos, pero la mayoría le resultaban desconocidos, y fue así como decidió anotar mentalmente cada uno de sus nombres, así como memorizar cada paso que Somi hacía en aquella intrigante receta.
—Estamos preparando Bulgogi —informó la mujer a su curioso ayudante.
Jimin mostró más curiosidad. —¿Qué es?
—Son tiras de ternera maceradas en soja, jengibre, ajo, azúcar y pimienta negra —explicó a medida que le iba mostrando cada ingrediente mencionado—. Son cocinadas a la parrilla y el fuego debe ser fuerte; lo acompañaremos con el arroz que preparaste y las verduras.
Yoongi se había encargado de poner la mesa para ellos tres y justo en ese momento había terminado. Ingresó a la cocina donde los aromas le hicieron suspirar gustoso, encontrándose con dos omegas ocupados en terminar la cena.
—¿Hay algo en lo que pueda ayudar? —preguntó, mirando de reojo lo tierno que el pelirosa lucía con el mandil de tulipanes que Somi le había prestado.
—Lleva a Jimin a dar un paseo por el jardín trasero —pidió ella—. Le gustará ver lo bonito que es durante la noche.
—Pero aún no terminamos la cena —objetó el pelirosa.
Somi sonrió agradecida. —Me ayudaste con el arroz, y ni mencionar el delicioso flan de café que tendremos como postre —le recordó feliz, contagiando al menor—. Ve a dar una vuelta con mi hijo mientras yo termino la cena.
Jimin miró a la mujer con una mueca tímida, asintió y luego se deshizo del mandil para seguir al alfa que había salido de la cocina.
Juntos caminaron hacia la puerta ubicada al final de la pequeña sala de estar, Yoongi la abrió para que su invitado saliera primero y pudiera conocer el bonito jardín que cuidaban con esmero durante los últimos años.
—Mi padre se encargó de diseñar este jardín, ahorró por un año para dejarlo como él quería y creo que valió la pena —dijo el alfa con las manos dentro de los bolsillos del pantalón.
—Valió la pena, es totalmente hermoso —afirmó Jimin con su mirada embelesada detallando cada rincón.
El espacio era pequeño, pero bien utilizado. En el centro había una fuente que tenía tallada una hermosa flor pintada en azul pastel de donde emanaba agua, a su alrededor flores amarillas y blancas que Jimin reconoció como Margaritas y otras más que no conocía como se llamaban.
—Las Margaritas son las flores favoritas de Kook —dijo el alfa, luego apuntó hacia la esquina derecha donde un matorral de flores relucía—. Las rosas rojas son las de mi madre y a mi padre le gustaban los girasoles.
—¿Y a ti cuales te gustan? —preguntó Jimin mirándole atento.
Yoongi permaneció en silencio con una pequeña arruga dibujada en medio de ambas cejas que delataban su indecisión, pese a ello, su respuesta fue un tanto simple y hasta confusa.
—No están aquí —fue lo único que pudo decir.
El menor ladeó la cabeza. —¿Por qué?
—Son flores poco llamativas para los demás, incluso algunas personas no las consideran como tal —explicó—. Hay un lugar donde están concentradas por montón, miles de ellas —una sonrisa pequeña se le escapó sin querer—. Es realmente hermoso.
—¿Muchas de ellas dices? —indagó ansioso, moviendo la naricita en una costumbre vieja que poco a poco estaba volviendo.
Yoongi le picó la nariz cuando notó el tierno gesto. —Miles de ellas, si quieres te llevo para que las conozcas.
—¡Sí quiero! —exclamó demasiado fuerte, se sonrojó y sutilmente agregó—: digo... podría ir si tú quieres.
—Me encantaría llevarte, es mi lugar favorito en todo el mundo.
Los dos se miraron y en medio de ello pudieron compartir una sonrisa. Recorrieron el bonito jardín trasero donde el alfa se encargó de contarle la historia oculta tras cada flor que se veía, y el omega simplemente se encargaba de escucharlo con atención.
Ninguno notó la sonrisa feliz de una omega que los espiaba en silencio desde la ventana de salón, pues estaban bastante ocupados en su propio momento.
—La cena ya está lista —informó Somi. No quería interrumpir el momento de los más jóvenes, pero tampoco deseaba que la comida se enfriara.
Yoongi le ofreció una mano al menor. —Vamos algodón de azúcar.
Jimin lo siguió contento, y en una pequeña casa alejada de la suya tuvo una cena amena, con muchas risas y anécdotas formando parte de ella.
Una hora después se encontraba frente al gran portón que protegía a la mansión Park. El omega miró al alfa que se había encargado de ir a dejarlo y no le sorprendió notar que éste ya le estaba mirando.
—¿Estás bien, algodoncito? —preguntó Yoongi ante el silencio.
Jimin asintió. —Eres una agradable compañía, motero.
—Contigo trato de serlo —le guiñó un ojo.
—Lo noté —musitó sonriente, y luego pidió—: dame tu número telefónico para que sigamos en contacto.
En cuestión de segundos intercambiaron números telefónicos, charlaron por unos minutos más hasta que Jimin decidió irse para no tener problemas con su equipo de seguridad y su nana.
—Estaremos en contacto, ojitos bonitos.
El omega salió del auto y se inclinó lo suficiente para mirar al alfa.
—No he olvidado que iremos a tu lugar favorito, alfa —mencionó con un tenue rubor en sus mejillas.
Yoongi se quedó mirándole hasta que respondió:
—Sólo contigo lo compartiría —ladeó la cabeza y agregó—: sueña conmigo esta noche.
Jimin carcajeó, e instantáneamente llevó ambas manos a su boca para acallar cualquier ruido que lo delatara; sin embargo, sus ojos estaban brillantes y llenos de picardía.
—Tú eres el que soñará conmigo —presumió.
La mirada del mayor fue intensa. —Llevo soñándote durante las últimas semanas, así que tengo la ventaja en eso.
—Eres todo un conquistador —dijo el menor rodando los ojos, finalmente se despidió—: hasta luego, motero.
Yoongi soltó una risa ronca, no mencionó nada más y se dedicó a verlo partir hacia el inmenso castillo del cual lo había raptado horas atrás.
—Te raptaré mil veces más, algodoncito —murmuró mientras ponía el auto en marcha hacia el centro de la ciudad.
La habitación estaba llena de risitas y besos robados.
El alfa se perdió en el cuello terso donde comenzó a lamerlo, succionar y besar con devoción, disfrutando de como el cuerpo contrario se estremecía por completo entre sus brazos.
—Trata de ser silenciosa, bebé —susurró Hoseok en medio de sus besos.
Momo enrolló sus piernas en la cintura ajena mientras sus brazos hacían lo mismo con el cuello; lo atrajo hacia su propio cuerpo para fundir sus labios en aquella boca que se convirtió en su máximo delirio.
Ella no comprendía lo que aquel chico tenía con exactitud para hacerla caer, aunque la preciosa sonrisa que le dedicaba la mayor parte del tiempo ayudaba mucho con sus ánimos de permanecer cerca, de tocarlo y besarlo sin importar si se metía en problemas.
En ese momento se encontraban en la habitación de ella, fue una completa hazaña que Hoseok ingresara a la residencia sin ser notado y lograra escabullirse hasta donde la omega lo estaba esperando tan ansiosamente.
—Como me encantas, chico rubio —ronroneó coqueta, mientras sus manos le quitaban la camiseta al alfa.
Hoseok le mordió el labio inferior con la fuerza suficiente para hacerla jadear, las manos de él se desplazaron por los muslos desnudos y siguieron su camino de ascenso hasta que los dedos rozaron la delicada braga que la cubría.
—Ya estás completamente empapada —murmuró excitado.
Ella sonrió ladina. —Y te estás tardando en desvestirme.
El alfa le regaló un coqueto guiño, las manos ágiles se encargaron de quitarle el camisón de seda que cubría al delicado cuerpo. Momo se quedó quieta, apreciando la manera en la que aquel chico le veía.
—Eres tan hermosa —dijo el rubio, admirando como un condenado la perfección de aquel cuerpo desnudo.
Ella se acomodó en la cama. —Quiero que me demuestres lo hermosa que soy para ti.
—Lo haré durante toda mi vida —prometió, para luego comenzar a quitarse la ropa que ya le hacía estorbo.
Cuando se encontró desnudo se unió a la omega que le esperaba ansiosa. Sus piernas se mezclaron, sus alientos los estremecieron y sus caricias crearon suspiros temblorosos que murieron en la boca del otro.
El alfa se hundió por completo en la calidez que lo recibió, gruñó cuando las uñas delicadas le rasguñaron con fuerza toda la extensión de la espalda, con el sudor aumentando a medida que las embestidas ganaban fuerza y profundidad.
La habitación completa se llenó de sus aromas combinados, en ese instante nada más les importó, se entregaron por completo al placer que se formaba con sus cuerpos unidos, y con sus pieles desnudas conociéndose y acariciándose mutuamente.
Momo se cubrió la boca con una de sus manos cuando sintió que no podría seguir silenciando sus gemidos, lágrimas extasiadas se derramaron por sus mejillas, sintiéndose plena y deseada por aquel hombre que la veía como si fuese una maravilla auténtica que recién había sido descubierta.
Y sólo entonces comenzaba a comprender que aquello que pretendió iniciar como un juego de coqueteo y besos robados se estaba convirtiendo en algo más que eso.
El momento culminante de aquel pasional encuentro los atacó al mismo tiempo. Hoseok vació toda su esencia dentro del condón, mientras la omega cerraba con mucha más fuerza sus piernas ante el estremecimiento demoledor que la convirtió en gelatina.
Jadeos y respiraciones aceleradas crearon el desastre que fueron en ese instante. Entonces se miraron, unieron sus frentes y compartieron un beso lento, profundo, que además les resultó reconfortante y perfecto.
—Eres grandioso en esto —halagó completamente encantada.
Hoseok le sonrió coqueto. —Es que tú me inspiras, bebé.
Momo rió entretenida permitiendo que el alfa se acomodara mejor en la cama y la abrazara con una dosis de ternura. Allí estuvieron en silencio, escuchando los tenues sonidos del exterior y con el cosquilleo de la adrenalina tras el conocimiento de haber hecho algo prohibido.
—¿Ya te irás? —preguntó Momo en un susurro bajo.
Hoseok le besó la cabellera. —No, primero me aseguraré que te duermas.
—No tengo sueño —dijo e inmediatamente un bostezo la delató por completo.
—Eres pésima mentirosa, cariño —dijo para luego estrecharla entre sus brazos—. Duerme que yo te cuidaré hasta entonces.
Momo sonrió ampliamente con el aleteo furioso de su corazón, cerró los ojos y en medio de aquella calidez embriagadora se quedó completamente dormida.
—Suga.
Yoongi dejó de caminar al escuchar la voz conocida, giró un poco a su derecha y como esperaba ver estaba Yujin a menos de un metro de distancia.
—Hola —dijo el alfa—. No esperaba encontrarte por aquí.
La omega sonrió. —Yo tampoco, salí con unos amigos a un bar y hasta hace poco decidí caminar un poco por este parque.
El pelinaranja asintió sin deseos de mantener una conversación. Retomó su camino, mientras sus pensamientos luchaban por entender el motivo que lo había orillado a conducir hasta ese lugar en específico.
<<Aquí fue donde lo besé>> sí, ese era el motivo, pero no se lo diría a nadie.
—¡Oye! —le llamó la omega obligándole a respirar profundo.
—Yujin... quiero estar solo, ¿podrías respetar eso?
Ella se sorprendió por completo y detuvo todo lo demás que tenía para decir, miró al alfa de forma atenta, frunciendo ligeramente el ceño al notar que tenía una expresión en el rostro que para la omega era desconcertante y desconocida.
Por primera vez no podía entender lo que él sentía, quería o demostraba. Era como si tuviera frente a ella a alguien completamente diferente al hombre que conocía durante los últimos años.
Y no le gustaba.
Carraspeó sintiéndose incómoda. —Sólo quiero saber si estás bien, sobretodo por la última pelea que tuviste.
—¿Te preocupas, Yujin? —inquirió con amargura.
Ella le tomó de las manos. —Suga, sabes que me importas y mucho.
—Si realmente te importara jamás me hubieras llevado a esas peleas —soltó con brusquedad, sorprendiendo a la mujer y hasta a él mismo.
—Suga...
—Y tampoco me hubieses vendido con tu maldito jefe —gruñó, mientras se soltaba del agarre que había ejercido la omega—. Dime, ¿te importo tanto que permites que me acueste con otras personas a cambio de dinero?
—No trates de echarme la culpa, tú lo decidiste.
—Decidí pelear, para lo demás no tenía una puta opción cuando un arma me apuntaba en la jodida frente.
Ella se desesperó. —Es sólo sexo, algo que estoy segura disfrutas y te pagan bien por ello.
—¿Y tú cuánto recibes por venderme? —preguntó directo logrando acorralarla.
—N-no se de que hablas —murmuró retrocediendo un par de pasos.
—Claro que lo sabes, pero si quieres permanecer dentro de tu papel con gusto te lo recordaré —dijo Yoongi con todo el cuerpo tenso al estar liberando un poco de sus emociones—. Cada vez que peleo eres tú la que se encarga de vender una imagen mía que es completamente falsa, luego recibes las ofertas, las analizas y te vas con las mejores para ofrecérselas a tu jefe, entonces cuando ambos llegan a un acuerdo desapareces para que Jaehyun haga el trabajo sucio por ti —rió sin gracia—. Claro que, primero te aseguras de obtener una buena ganancia.
—No entiendo por qué reclamas esto —dijo Yujin completamente confundida—. Es absurdo si tomamos en cuenta que ya llevas más de un año haciéndolo y nunca te habías quejado.
Yoongi la miró con resentimiento. —Todos tenemos un límite, y yo ya vencí al mío.
—No puedes dejarlo tan fácilmente, te matarían y lo sabes —dijo desesperada, porque aunque el alfa no lo creyera, ella de verdad se preocupaba por él.
—Lo sé, por el momento a la única que dejaré es a ti.
Yujin lo miró con una mezcla de dolor y desconcierto. —¿Q-qué?
—Se acabó, Yujin —dijo Yoongi, sintiendo una especie de sensación liberadora que casi le hizo sonreír—. De ahora en adelante nos veremos cuando sea estrictamente necesario, ya no tendremos sexo, y tampoco saldremos. Todo este tiempo fui claro contigo, te dije que acabaría en cualquier momento y así lo hice.
Por supuesto que ella lo sabía, aunque eso no significaba que fuese más sencillo de aceptar, pronto sus ojos se llenaron de lágrimas mas sabía que no importaba, la decisión estaba tomada.
—¿P-por qué? Siempre la pasamos bien —dijo en un fino hilo frágil de voz.
La imagen de un bonito algodón de azúcar llegó a la mente de Yoongi quien fue débil ante ella y terminó sonriendo. Miró una última vez a la omega y decidió darle una respuesta que tuviera la suficiente sinceridad para no sentirse culpable, pero que no delatara el desastre que llevaba oculto dentro de su pecho.
Suspiró antes de decir:
—Porque descubrí que aún en medio de toda la mierda que me rodea puedo tener algo valioso para mí, y es por ello que lucharé por hacer las cosas bien.
Holaaaaaa 😭😭 luché por venir a dejar un capítulo y pude conseguirlo.
Los últimos días de la semana que pasó fueron un completo caos, incluso ayer tuve un pésimo internet y por eso tardé tanto. :(
En fin, lo importante es que seguimos aquí. 🥰
Pregunta curiosa: ¿cuál creen que sea la flor favorita de Yoongi? El primero en adivinarlo se ganará una dedicatoria en el próximo capítulo.
Pregunta necesaria: ¿Qué opinan de la historia hasta ahora? 👀
Como siempre les agradezco mucho por apoyarme y sin más les deseo un feliz día, tarde, noche. 🥺❤️
☁️Yoon~
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro