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☁️23: llegada inesperada☁️

El silencio lo hacía sentir nervioso.

Yoongi carraspeó sutilmente y segundos después arrugó la cara en un gesto irritado consigo mismo. El silencio creado en la habitación seguía alimentándose con cada segundo y él no sabía cómo vencerlo.

Quería conversar, pero, ¿qué podría decir? El alfa estaba seguro que el menor jamás le seguiría un tema de conversación a menos que sea interesante, de hecho, cualquier persona racional lo haría.

Suspiró, lo mejor era continuar con la boca cerrada.

—Tienes una familia muy agradable.

La voz tímida se escuchó con claridad. Yoongi levantó la mirada y lo que encontró fue aquella carita bien bonita que a cada nada le hacía sonreír como idiota.

—Lo sé —respondió atontado, se dio una cachetada mental y agregó—: tú les agradas mucho por lo que pude notar.

Jimin sonrió hasta hacer sus ojitos desaparecer en brillantes medias lunas. Yoongi no perdió detalle de esa sonrisa y tuvo que tragar pesado para evitar darse golpecitos en el pecho de inquieto y violento retumbar.

¿Qué demonios le estaba pasando? Estaba completamente nervioso y no estaba haciendo nada indebido, sinceramente comenzaba a desconocerse y avergonzarse de sí mismo con su tonto actuar.

—Tu madre es muy dulce y cariñosa —comentó el omega con un leve deje de melancolía en su mirar—. Jungkook es una ternura que me agradó desde la primera vez que lo vi —sonrió travieso—. Aún no entiendo como ellos pueden ser parientes tuyos.

—¡Hey! Soy un tipo bastante agradable que todos aman —rezongó Yoongi.

—De hecho eres todo lo contrario —afirmó el omega para horror del mayor—. Bastante respondón, coqueto, y pervertido —mencionó con sus deditos—. No importa lo guapo que seas, al final eres una combinación de desastre.

El alfa sonrió maligno. —No sabía que era guapo ante tus ojos, algodoncito.

—Tu atractivo físico es algo que no se puede ignorar —dijo Jimin negándose a mostrar vergüenza—. Y de todo lo que dije, ¿sólo eso escuchaste?

—Escuché todo, pero que me llamaras guapo creó una estampida de mariposas rositas en mi estómago —suspiró dramático mientras le hacía ojitos.

El omega estrechó la mirada. —¿Te estás burlando de mí?

Yoongi soltó una carcajada pura que resonó con fuerza en las paredes de la habitación. Le causaba mucha ternura que el omega se indignara por algo que para él era tan pequeño, llevándole a preguntarse ¿qué pasaría si continuaba molestándolo? Probablemente no viviría.

Las risas se detuvieron cuando un pequeño cojín le impactó de lleno en medio del pecho. El alfa miró al omega que sonreía con superioridad ante la reciente hazaña y decidió que aquel era el inicio de la guerra.

—No debiste hacer eso, chico fresa —dijo con ojos cargados de malicia.

—¿Piensas que te tengo miedo? —inquirió Jimin con arrogancia.

El alfa no respondió con palabras. Tomó el cojín y se lo lanzó teniendo cuidado de no golpearle en el rostro. El ataque tomó desprevenido a Jimin, quien en un intento por esquivarlo se fue de lado en el sillón hasta caer al suelo.

—¡Carajo! —exclamó Yoongi al mirar cómo caía el pequeño pelirosa. Se levantó rápidamente y fue a auxiliarlo—. ¿Estás bien, algodoncito?

—¡Eres un alfa bruto! —chilló Jimin con un puchero.

—¡Tú empezaste! —refutó Yoongi. Quería reírse de la situación, pero al mismo tiempo se sentía culpable así que decidió dejar las risas para más tarde.

—¡Sí, pero tú tienes mucha más fuerza que yo!

—¡¿Y eso qué tiene que ver?!

—¡Pues que debiste lanzarme el cojín suavecito, alfa tonto!

Yoongi rodó los ojos, se acuclilló frente al berrinchudo chico para mirarle atentamente, llevó una de sus manos hacia el rebelde mechón rosa que no le dejaba ver de cerca los ojitos bonitos que le gustaban y teniendo cuidado lo colocó detrás de la oreja rojita del menor.

Los dos se miraron en silencio, con sus respiraciones mezclándose e importándoles únicamente ellos. Aunque ninguno se diera cuenta en realidad.

—Lo siento —murmuró el alfa con suavidad—. Soy nuevo en esto de tratar omegas lindos y delicados como tú. Tenme paciencia, ojitos bonitos.

—Nunca me llamas por mi nombre —susurró Jimin, con su mirada fija en los ojos gatunos y oscuros.

Yoongi le picó la nariz de manera juguetona provocando una risita en el omega. El mayor tomó el riesgo de acercarse un poco más y sonriente dijo:

—Los demás te llaman por tu nombre, déjame a mí llamarte como lo que eres.

Jimin alzó una de sus cejas. —¿Un chico fresa?

—También un algodón de azúcar o simplemente algodoncito, bombón, nube rosa, tengo muchos —se encogió de hombros—. Aunque mi favorito es ojitos bonitos.

—Sí, me lo dices a menudo —musitó el omega.

—Es el más importante —aseguró el mayor—. En un futuro podrías cambiar el color de tu cabello —hizo una pequeña pausa—, pero esos ojos tan bonitos que tienes siempre continuarán existiendo —le sonrió y el omega sintió como su corazón quiso salir de su pecho—. Por eso te llamo así. Para los demás eres Park Jimin, y para mí ojitos bonitos.

En ese momento Jimin se dio cuenta del valor sin igual que tenían las palabras correctas y la persona ideal. Se sintió tan bien escuchar aquella pequeña declaración que desde ese momento decidió que aquel alfa sería el único que lo llamaría sin la necesidad de mencionar su nombre, y aún así él podría sentirse confiado, cómodo y hasta cierto punto especial.

Lo empujó con su hombro sonriendo juguetón. —¿Estás tratando de conquistarme, motero?

—Depende, ¿está funcionando?

Jimin fingió pensar, mientras que Yoongi se sentaba a su lado para mayor comodidad. El omega se mordió el belfo inferior para retener la carcajada que quería brotar de sus labios al notar como el pelinaranja estaba tan ansioso por su respuesta.

—Funcionaria si tuviera la certeza de que hay verdad en cada palabra que dijiste —dijo mirándole de reojo.

—Entonces dejemos que las acciones muestren la verdad de mis palabras —respondió Yoongi, sintiéndose repentinamente emocionado por ese pequeño camino que había creado el omega para ambos.

Jimin lo contempló en silencio durante algunos minutos para luego asentir suavemente. En ese momento el alfa no sabía cómo habían llegado hasta ese punto, pero no se pondría a pensarlo, mucho menos a arrepentirse.

—Cuéntame algo sobre ti —dijo el menor, mientras se acomodaba en su lugar para prestarle toda su atención.

Yoongi le habló de todo aquello que lo hacía sentir cómodo. Habló mucho de su familia, de cómo era su relación con su hermano menor y su madre; también mencionó a sus amigos y lo que disfrutaban hacer, incluso llegó a confesarle su nuevo deseo de abrir un estudio de tatuajes y como poco a poco lo iban logrando.

Jimin lo escuchaba con atención, y entre más conocía de aquel alfa más se sorprendía porque nada se acercaba a lo que pensó en un principio. Se llevó un par de sorpresas al decidir conocerlo un poco más, y lo mejor era que todas resultaron agradables de saber.

—Todavía no sabemos que nombre le pondremos al estudio, pero debe ser bueno para que llame la atención del público —dijo Yoongi pensativo.

Llevaba mucho tiempo hablando de sus metas, gustos y demás que no se detuvo a ver el tiempo. Le gustaba la sensación de comodidad que le otorgaba el chico que estaba su lado, y le hacía sentir tan bien notar que Jimin se mostraba atento a cada cosa que decía, como si ya no estuviese en suficientes problemas por los encantos del menor, venía con muchos más para terminar de doblegarlo.

—Deberían de buscar un tema específico que los represente y de ahí sacar un nombre —propuso Jimin.

A Yoongi le agradó la idea, tanto que se encargaría de compartirla con sus amigos.

—Tu turno, algodoncito —sugirió sonriente.

El omega no tenía mucho para contar y temía llegar a aburrirlo. Su vida era planeada con rigurosidad, no tenía aventuras ni travesuras para compartir; arrugó la nariz ante ello, no se había dado cuenta de lo aburrido que era vivir como él lo estaba haciendo.

—Te vas a aburrir —suspiró.

—Cuéntame lo que sea, anda —animó el alfa.

—Bueno... —dudó por un momento, mas al final terminó cediendo.

Le contó las pocas cosas que disfrutaba hacer. Inició con los libros, la música y preparar postres dulces con su nana mientras sus padres estaban viajando; a Jimin le causó diversión la reacción del alfa cuando se enteró que las galletas que tanto amaba comer eran preparadas por él.

—No las compartiré con nadie más —sentenció Yoongi, mientras abrazaba la caja de galletas.

—Eres un exagerado —rió Jimin.

—¡Claro que no! —exclamó indignado, para luego tomar una galleta y comérsela en compañía de un bailecito tierno—. Sigue contándome sobre ti.

Fue entonces que el omega decidió contarle el estrés oculto que tenía con los resultados que aún no recibía de la universidad. Le quedaba un día para saber el cambio que su vida daría, y no tenía a sus padres cerca para hablarlo.

—Mañana por la tarde estaré recibiendo los resultados —le contó con tensión palpable—. Yo quería que mis padres estuvieran conmigo para ver juntos la respuesta final, pero no será posible.

A Yoongi no le agradó verlo tan preocupado y decaído, tampoco podía darle palabras de aliento porque sabía que no eran importantes o necesarias. Cuando se estaba tan preocupado por algo, simples palabras no ayudarían.

Carraspeó antes de decir: —Si quieres podemos ver los resultados juntos.

—¿Lo dices en serio? —preguntó Jimin de inmediato, sus ojitos abiertos por la sorpresa de aquella propuesta.

—Sí, así celebramos cuando te acepten o nos lamentamos si no —respondió.

—Necesitaremos alcohol —dijo el menor, entusiasmado por la idea.

—Y buena música, eso déjamelo a mí —habló el pelinaranja.

Jimin asintió repetidas veces y luego recordó algo importante. —Una cosa más, ¿podría ser en tu casa? No quiero estar en la mía cuando sepa los resultados, porque muchas personas rondarán cerca y suelo ponerme más nervioso.

—Como tú quieras, mi casa es tu casa —aceptó el alfa.

Los dos compartieron una sonrisa cómplice que desapareció cuando Somi llegó en compañía de Jungkook. En ese momento Jimin y Yoongi se pusieron de pie y como si nada hubiera pasado crearon una conversación amena con los recién llegados.

Cuando Jimin llegó a su casa había una sorpresa para él.

—Tus padres están aquí —anunció su nana con una sonrisa.

El omega se emocionó de inmediato, no esperaba que sus padres llegaran a tiempo para los resultados de su examen, aunque las cosas habían cambiado y no pensaba retroceder. Iría con Yoongi, porque al final fue el único en interesarse un poco, y ya luego compartiría con sus progenitores.

Sin embargo, nada quitaba su emoción por tenerlos nuevamente en casa, los había extrañado mucho.

—¿Dónde están? —preguntó, casi daba brinquitos de la emoción.

—En su habitación, hace un momento preguntaron por ti.

—¡Iré a saludarlos! —exclamó feliz, para luego subir las escaleras con gran prisa.

Sin embargo, toda emoción murió cuando llegó a la habitación de sus padres y notó lo que estaba sucediendo.

Efectivamente, ellos estaban ahí, bastante ocupados en hacer nuevas maletas mientras cada uno hablaba por teléfono.

<<Otra vez se van>> se dijo Jimin, con pequeñas lágrimas naciendo de sus ojos.

Su padre fue el primero en notar su presencia, le sonrió cálido mientras que Jimin se limpiaba disimuladamente las pequeñas lágrimas de tristeza.

—Mi hijo acaba de llegar, te llamaré en un momento —se despidió el alfa para luego concentrarse en su pequeño.

Jimin caminó dudoso hasta donde el alfa lo esperaba, recibió el abrazo que su padre le dio y cerró los ojos cuando sintió como su cabellera era besada de forma delicada.

—¿Volverán a irse? —preguntó, permanecía refugiado en el fuerte pecho de su padre.

—Será un viaje de una semana en Japón, pero te hemos dejado muchos regalos en tu habitación —informó Sehun, tratando de animar a su hijo—. ¿Por qué no vas a verlos? Estoy seguro que te encantarán.

Jimin sonrió pequeño. Él no quería regalos, él anhelaba aunque sea algunos minutos con sus padres, pero ellos estaban bastante ocupados y su madre ni siquiera había terminado la llamada para saludarlo.

—Mañana será un día importante —dijo el menor tratando de hacer conversación con su padre.

Sehun ladeó la cabeza con curiosidad, pero el sonido de una llamada detuvo cualquier cosa que decidiera decir. El alfa atendió la llamada y se concentró en ella durante el resto de los escasos minutos que tenía antes de marcharse.

Y fue así como Jimin volvió a sentirse invisible e insignificante. Retrocedió los pasos que lo adentraron en la habitación para retirarse en silencio, aunque no importó, sus padres no se dieron cuenta cuando se fue a refugiar en su propia habitación.

Hasta que media hora más tarde le hablaron desde el pasillo.

"Te veremos en una semana, pórtate bien, cachorro" dijo su padre.

"Cualquier cosa que necesites le avisas a tu nana, te amamos" dijo su madre.

Jimin no les respondió, decidió dormirse por el resto de la tarde.

Despertó por un extraño ruido proveniente del exterior.

Abrió los ojos y la habitación estaba en penumbras, entonces descubrió que ya era tarde. Jimin salió de la cama con pasos perezosos que poco a poco lo guiaban hasta el balcón.

El cielo nocturno estaba completamente despejado, el viento frío le acarició las mejillas otorgándole ese momento de tranquilidad que estuvo necesitando. Miró a su alrededor, deteniéndose en algo que llamó por completo su atención.

La pesadez en sus ojitos desapareció de golpe cuando descubrió a Yoongi tratando de escalar el árbol más cercano al balcón, el alfa le lanzaba semillas para hacer notar su presencia y sí que lo había logrado.

—¿Qué se supone que estás haciendo? —preguntó Jimin, entre sorprendido y divertido.

—Estabas tardando en llegar y luego me di cuenta que no te había dado la dirección exacta de mi casa —comentó Yoongi, sosteniéndose fuerte del árbol para no caer—. Así que he venido a raptarte, algodoncito.

—Lo había olvidado —se sinceró Jimin con vergüenza—. ¿Aún estás interesado?

—Invadí propiedad privada, estoy arriba de un árbol lanzando semillas a tu balcón como idiota —sonrió ladino—. Creo que la pregunta se responde sola.

Jimin sonrió. —Nadie puede verme salir, de lo contrario tendré a mis guardias respirándome en el cuello.

—Por eso dije que te raptaría, bombón —le recordó Yoongi—. Llegó el momento de correr riesgos conmigo —extendió una de sus manos en una invitación—, ¿estás dispuesto?

El pelirosa revisó los bolsillos de su pantalón, afortunadamente llevaba consigo su cartera y móvil, así no tendría que volver a la habitación y hacer ruido innecesario.

Miró una vez más al alfa que le incitaba a tomar riesgos, sonrió y finalmente tomó la mano que le fue ofrecida.

—Estoy dispuesto —respondió con una seguridad nunca antes vivida.






















¡Hola! ¿Cómo están? ¿Qué me cuentan?

Primero que nada les cuento que entramos a un arco diferente en el fic y estoy emocionada por todo lo que se viene. 🥹🥹

Segundo, nuevamente requiero de su opinión, ahora es acerca de Jimin, ¿qué opinan sobre él? 👀👀👀

Tercero, infinitamente gracias por leer este libro. 💞💞

Cuarto, los quiero mucho. 🫶🏻

¡Hasta el próximo capítulo!

☁️Yoon~

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