˗ˏˋ Primera bandera ˎˊ˗
La hora llego, finalmente, el trabajo había terminado, respiraba alterado, estábamos en la entrada de la cafetería, yo era el encargado de cerrar el local, solo faltaban dos personas, Mike y mi Amanda...
El primero en salir fue Mike, quien me dio una palmadita en mi hombro, deseandome buena suerte, al irse, mi señorita por fin llegó, ella se me paro en frente, y sonriendo, hablé tartamudeando.
— M... Mi querida, Amanda... Quiero, pedirte... Si... Tu... Y... Y... Y... Y yo podemos ser... Más que compañeros o amigos... — decía acercándome a ella, tomando sus bellas manos y juntando frentes. A lo que llega feliz...
Junto sus labios con los míos... Pero... No sentí... Nada... No... Esto no puede pasar... No, no... ¿Por qué no siento nada? Al verla en los ojos... Ese sentimiento volvía, pero, no cuando la besaba... Tal vez, como era mi primer beso ¡Eso es! Tal vez... Sea debido a eso.
Sin dudarlo, correspondía a su dulce beso, esos labios eran muy sabrosos. La falta de oxígeno llegó a nuestros pulmones, terminando así nuestro beso separándonos lentamente, para verla a los ojos y tomarle de la mejilla.
— Prometo amarte, y protegerte... — dije acaricando su mejilla y viendo su gran rubor.
A lo lejos, el reptil veía la escena con tristeza... Su corazón moría de celos, pero, reaccionó al instante, para después salir del centro.
Dos meses después...
Cómo vil película de romance, mi querida Amanda y yo éramos los más felices, el resto de la noche la pasamos viendo películas. Estaba tan feliz al siguiente día en el trabajo, que empezaba a bailar con ella mientras repartíamos los alimentos y bebidas a los clientes.
Bailamos como los amados que eremos, captando la mirada de ternura. Sin duda, la mejor pareja de caninos que se podía ver en la ciudad.
Mientras tanto el reptil, había echo amistad con el cocinero... Mientras estaba lavando los platos, era el único que no veía la escena.
— Realmente se ven muy lindos juntos... ¿Tu no crees eso Mike...? — dijo el labrador a su compañero, mientras secaba un vaso de vidrio.
En cambio, el reptil dio un bufeo, cerro los ojos y con una voz de amabilidad forzada contesto a su amigo.
— Si... Muy lindos... — dijo para seguir lavando los trastes.
El labrador miraba con tristeza, al saber que su amada había sido conquistada por alguien más...
— ¿Te gustaba Amanda? ¿Cierto...? — dijo el labrador con un poco de pena hacia su compañero.
El reptil dejo de lavar, para recargarse y pensar bien si confesar lo que siente a quien lleva conociendo desde que llegó.
— No de ella... — dijo sin dejar de mirar fríamente el reflejo que le daba un charco de agua en el lavadero.
— Espera... ¡Bro...! — se acercó rápidamente al oído de Mike, para susurrarle.
— ¿Estás enamorado de Kevin...? — el reptil aparto a su compañero, para tomar una toalla y secar sus manos mientras asentía.
— No... Ok... Te respeto totalmente en tus decisiones... Pero, creo que deberías fijarte en otras personas... No de mi... — dijo dando una carcajada mientras se rascaba la nuca.
— No salgo con labradores... No son mi tipo... — dijo con una sonrisa para volver a lavar los trastes que acaban de llegar.
— Eh... Ah, que alivio... ¡Espera! ¿Por qué no? ¿Que traes con los labradores — dijo haciendo casi un puchero mientras veía furioso a su compañero. El reptil reía cabizbajo.
— Mira... Desde muy pequeño siempre tengo presentimientos... — respiro hondo para mirar la pared con una leve sonrisa, recordando su pasado.
— Osea... ¿Perdices el futuro? — dijo el labrador algo burlón mientras comenzaba a cocinar una orden que le acaban de pedir.
— No precisamente... Pero, siempre hago caso a mis instintos, incluso si no es para mí propio bien... No sé si me entiendas, pero el punto es que... Amanda no es quien aparenta... Eso se ve a kilómetros para mí... — dijo mirando a su rival con algo de furia.
— Hermano, si tuvieras a Amanda como novia... Es que... No entiendo que me vez de malo a una chica tan linda y de buen carácter... — dijo mirando extrañado.
— ¡Exacto! ¿Que suelen hacer las chicas lindas? Tienen miles de pretendientes, y para que acepte a Kevin a la primera cita... Es algo extraño... ¿No crees?
— No todas deben tener pretendientes... Pero, tienes algo de razón... — dijo el labrador mientras servía.
— ¡Kevin! ¡Mesa 7! — grito a viva voz, y el lobo obediente fue hacia allá tomando la orden y agradeciéndole.
— Además... No creo que Kevin sea gay... O bi... O... Que le gusten los panes... No se... Pero, no creo que te de una oportunidad ni en sueños... — dijo mirando al lobo besando la mano de su amada.
— Gracias por el apoyo... — ambos rieron inocentemente.
Mientras tanto, mi amada y yo teníamos una cena con mi madre. Después de unas dos horas más de trabajo, finalmente estábamos fuera del edificio.
Un plato de lasaña recién horneada era deslizada por la mesa hacia mi amada y otra para mí, mis padres estaban orgullosos de encontrará a una pareja de la misma especie. Mi madre estaba riendo, para sentarse y tomar los cubiertos.
— Me alegra mucho que mi hijo halla encontrado a alguien tan linda, veo mucho futuro en ustedes... Y díganme... ¿Viven juntos...? — preguntó mi madre.
— Eh... ¿Si...? — respondió incomoda mi amada.
— Oh, me alegra... ¿Y como les va en el trabajo? — mi madre alegremente miraba a mi Amanda. Esta se incomodaba, pero, era casi imposible notarla.
— Bien... Supongo... — dijo sin emociones.
Mi padre estaba mirando extrañado a mi querida, cosa que tampoco lo noté, no me importaba, tal vez mis padres eran un poco preguntones.
— Eh... Y bueno... ¿Que tal mi lasaña? — dijo sonriente.
— Deliciosa — dijimos mi padre y yo emocionados.
— Pues... Bien, sabe cocinar, je, je... — dijo Amanda con una sonrisa que a lenguas se le notaba forzada.
Después de varios silencios incómodos, finalmente hemos terminado de comer, le di un beso a mi madre y abrazo a mi padre de despedida. Ella solo se despidió con su mano.
Después de una caminata, se me ocurrió preguntarle.
— ¿No te gusto la cena...? — dije algo triste y temeroso...
— Para nada... La comida de tu madre era horrible... ¿Y siempre es así de preguntona? Dios... ¿Que le importa...? — me moleste bastante, es mi madre.
— Estás hablando de mi madre... Pude que se halla pasado de preguntas pero era obvio... — dije sin subir el tono.
— Si lo se... Ya... Vámonos porque realmente estoy exhausta y mareada... Creo que esa asquerosa lasaña estaba caducada o no sé... — dijo adelantando el paso.
La miraba extrañada, pero, lo deje pasar, tuvo un día muy ocupado, era normal que estarías así.
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